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Soledad y género viviendo en soledad


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Algunas reflexiones teóricas
  3. Diseño metodológico
  4. Resultados y discusión
  5. Conclusiones
  6. Bibliografía
  7. Anexos

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Introducción

Si le invito a intercambiar algunas ideas acerca de la familia, es bastante probable que usted evoque la imagen de la clásica familia nuclear: mamá, papá e hijos. Quizá complemente este conjunto con otras generaciones y parientes, pensando así en una casa donde vive un grupo más numeroso de personas.

Pienso que difícilmente imaginaría el caso sobre el que giran las reflexiones que le propongo compartir en las siguientes páginas: una familia, que desde el criterio cohabitacional, está integrada por solo un individuo, ya sea del sexo femenino o masculino; es decir un hombre que vive solo, o una mujer que vive sola, en la etapa final de la vida, concretamente en la llamada vejez joven.

Al mencionar los sexos, emerge la clásica polémica reflejada en el título, pues mucho se conjetura y discute acerca de las fortalezas y debilidades de uno u otro. Si de soledad se trata es un estado sobre el que igualmente se polemiza con numerosos y diversos argumentos a favor y/o en contra. Qué decir de la vejez: etapa final del desarrollo ontogenético del ser humano, denominada por muchos el ocaso de la vida y donde se supone que la compañía, apoyo y colaboración de otras personas sea algo imprescindible para lograr el bienestar, desde todos los puntos de vista.

¿Desde qué aristas comentaremos entonces estos temas? Pues a partir de una experiencia investigativa con personas que viven solas. Le invito a comparar a los hombres con las mujeres, desde cuestiones que le dan sentido a su vida: lo que les interesa, prefieren, sueñan para el futuro y les hace felices. Igualmente comentaremos sobre sus displaceres fundamentales: qué les preocupa o duele, qué les hace sufrir y desearían cambiar.

Otro aspecto interesante de las personas que viven solas es cómo se ven a sí mismas y cómo realmente son percibidos por los demás desde el punto de vista de su apariencia externa. Aquí encontramos contrastes sugerentes entre hombres y mujeres, al igual que en la valoración que hacen sobre su situación de soledad y la posibilidad de su internamiento.

Algunas personas estudiadas, a pesar de vivir solas en la actualidad, en algún momento de sus vidas formaron sus propias familias, tienen hijos y nietos, por ello le explicaremos acerca de las relaciones que mantienen con éstos, tanto los hombres, como las mujeres. Y algo interesante: el estado de salud general y especialmente bucal de las personas que viven solas, se diferencia según el género.

¿Cuándo y cómo comenzó la historia de esta investigación? Pues hace algunos años, cuando nos encontrábamos impartiendo la asignatura Psicología Médica II, durante la práctica clínica de estudiantes de 3er año de la carrera de Medicina en los hospitales. Comenzamos a percatarnos de que ingresaban con cierta frecuencia en nuestras salas, individuos del sexo masculino que tenían algunas características en común: pérdida de hábitos higiénicos, mal cuidado de su persona y sus pertenencias, propensión particular al alcohol, mala nutrición… Una vez interrogados, solían decir: "Yo vivo solo", lo que provocó por los profesores y alumnos la creación informal de una denominación para identificar aquella situación tan exclusiva: "Síndrome del Hombre Solo (SHS)", solíamos llamarle.

El SHS, describía de forma empírica, una situación sociopsicológica y clínica que se repetía estereotipada y frecuentemente en las salas hospitalarias, la que se caracterizaba además por un fuerte hospitalismo positivo y una realidad de abandono familiar manifiesta, pues salvo marcadas excepciones, estos pacientes no recibían visitas de sus familiares, ni disfrutaban de los permisos otorgados por la institución, para pasar algunos fines de semana "de pase" en sus hogares.

Surgieron ante nosotros diversas ideas e interrogantes: ¿Cómo son? ¿Qué piensan acerca de los demás y de sí mismos? Parecen necesitar ayuda… ¿Qué los motiva y preocupa? ¿Existen estudios que los caractericen? Constituyen un grupo de riesgo de morbimortalidad… ¿Sufren? ¿Por qué?… Fue así que se inició la primera parte de la investigación: la caracterización de los hombres que viven solos.

Al presentar dicho trabajo en diferentes eventos, suscitó gran curiosidad. En más de una ocasión, del auditorio emergieron interrogantes relacionadas con las particularidades que este fenómeno tendría en el sexo femenino. Por ejemplo, si se mantendrían los comportamientos de los indicadores con cualidades similares o más bien diferentes; si las diferencias serían más o menos marcadas…. Ello nos motivó, algún tiempo después, a replicar la investigación, para una población femenina, donde el resto de las variables se mantuviese lo más constante posible.

Fue así que al final de ese camino, concluidas ambas etapas, hemos podido comparar el comportamiento de hombres que viven solos con mujeres que viven solas, resultados que hoy le presentamos y ante los cuáles se formulan algunas hipótesis que pudieran estar explicando ciertas diferencias encontradas. Por supuesto, le invitamos a formarse sus propios juicios al respecto.

Estas son las cuestiones que trataremos con más detalles a continuación. Quizá reflejen una realidad que tiene usted oportunidad de conocer por vivencias propias o cercanas, tal vez sea algo que hasta el presente solo le ha llegado como referencia; en cualquier caso, nuestra máxima aspiración es que le resulten interesantes.

Algunas reflexiones teóricas

…. Sobre la familia:

El hombre primitivo ante las adversidades del medio y su urgencia de transformarlo a su favor, organizó la vida en grupos, cada uno de los cuales tenía una estructura propia, que establecía entre sus miembros las más variadas reglas de subsistencia y de relaciones sociales. En la misma medida en que el grupo humano fue desarrollándose, aumentó su necesidad de organización más compleja y eficaz. La familia es, pues, el resultado de todo este largo y complejo proceso de evolución del hombre.

La familia, independientemente de las grandes transformaciones del mundo contemporáneo, sigue siendo el hábitat natural del hombre. Constituye el grupo primario del ser humano, en ella el hombre experimenta sus primeras emociones, sus vivencias, incorpora las principales pautas de comportamiento y le da un sentido a su vida.

Es este el grupo de intermediación entre el individuo y la sociedad: "la familia es a la sociedad como la célula al tejido, de igual manera que no es posible la existencia de tejidos sanos si las células están enfermas, tampoco puede haber sociedad sana si la familia está enferma" (Roca, 1998, p. 54).

El concepto de familia varía de acuerdo al enfoque de quien lo emite. El Código de Familia Cubano, promulgado el 8 de marzo de 1975, expresa literalmente: "La familia constituye una entidad en que están presentes e íntimamente entrelazados el interés social y el interés personal puesto que, en tanto célula elemental de la sociedad contribuye a su desarrollo y cumple importantes funciones en la formación de las nuevas generaciones y, en cuanto centro de las relaciones de la vida en común de mejer y hombre, entre estos y sus hijos y de todos con sus parientes, satisfacen intereses humanos afectivos y sociales de la persona."

Igualmente esta definición cambia si enfocamos a la familia en cuanto a su extensión: familia nuclear: la formada por padres e hijos que conviven bajo el mismo techo; familia extensa, en la que se incluyen otros parientes, abuelos, tíos, primos; familia ampliada cuando se incluyen otras personas que no tienen lazos consanguíneos; reensamblada: la familia de segundas o terceras nupcias, también llamadas de los "astros", donde conviven hijos de matrimonios diferentes, y por tanto padrastros o madrastras, hermanastros, entre otros.

En esta clasificación, faltaría la familia denominada censal, la que nos ocupa en el presente trabajo, constituida por una sola persona, la que pudo ocupar diferentes roles en la estructura de una familia anterior, que convivía bajo su mismo techo: hijo o hija, esposo o esposa, madre o padre… pero que en la actualidad vive solo o sola.

"La familia hoy día comparte elementos de cambio que, aunque se deban a procesos y determinantes diferentes de acuerdo con el contexto, expresan tendencias similares, tales como un incremento de la divorcialidad, una reducción del tamaño promedio de la familia, un incremento de las uniones consensuales, una diversificación creciente de los tipos de familia y formas de convivencia, un incremento de la esperanza de vida y de la longevidad, por mencionar algunas tendencias actuales." (Arés P, 2002, p. 118)

Según esta autora, la definición estructural de familia agrupa tres criterios diferentes:

  • Consanguíneo: Familia son todas aquellas personas con vínculos conyugales o consanguíneos. (Se destaca el parentesco)

  • Afectivo: Familia son todas aquellas personas que tienen un núcleo de relaciones estables. (Se destaca el grado de estabilidad de los vínculos afectivos)

  • Cohabitacional: Familia son todas aquellas personas que cohabitan bajo un mismo techo, unidos por constantes espacio-temporales. (Se destaca el marco de referencia medio ambiental, el hogar)

Como puede apreciarse, actualmente el universo de familias en cualquier escenario social es múltiple y disímil: hogares unipersonales, nucleares completos, incompletos, reensamblados, de jefatura femenina, monoparentales, heterosexuales, homosexuales, son muestras de las múltiples formas y los arreglos familiares.

Desde el punto de vista social la familia constituye la institución base y el medio natural para el desarrollo de sus miembros. Para el anciano representa además la posibilidad de permanencia en un grupo, en ausencia de otros que han desaparecido; la proveedora y a veces única fuente de protección y la promotora de autoestima, pues se siente vinculado con otros al participar en la vida hogareña junto a hijos, nietos y demás familiares.

En el medio familiar se apoya fundamentalmente la vida afectiva de los ancianos. La familia por lo general se ocupa de ellos y de esta forma se acentúa la imagen positiva y de cooperación que tiene la función familiar para un porciento de este grupo poblacional: de ahí podría valorarse lo que implica para un anciano carecer de un medio familiar.

En el marco de estas relaciones en el núcleo familiar y la sociedad, el hombre es capaz de formarse un concepto sobre sí mismo, sus capacidades, cualidades, intereses, así como la propia valoración que hace sobre lo que siente y piensa, estamos hablando de autovaloración, que resulta un regulador importante del comportamiento, pues se expresa directamente en la forma de actuación del hombre ante las urgencias del medio, ante las diferentes metas que se traza, así como en la propia selección de los objetivos y motivaciones de su actividad. (González, 1983, p 43)

En el I Encuentro Iberoamericano de Asociaciones de Adultos Mayores, celebrado en Cuba, en 1996, se presentó una interesante ponencia, elaborada a partir de debates masivos realizados en comunidades cubanas. En ella los ancianos expusieron la importancia de la relación familiar para la tercera edad y declararon que "… la no satisfacción de las necesidades básicas de afecto por la familia, origina respuestas de inmovilidad, encierro, aislamiento, angustia, postergación y hasta depresión, que en algunos casos puedan ser profundas." (Colectivo de autores, 1996, p. 5)

…. Sobre la ancianidad:

El lema de la Sociedad Gerontológica es: "Añadir vida a los años, no simplemente años a la vida. (Similar sentencia podemos escuchar en una canción del guatemalteco Ricardo Arjona: "… no le quite años a su vida, póngale vida a los años…").

A las personas de mayor edad se les llama "…ciudadanos mayores, personas de la edad dorada, personas de edad avanzada, ancianos, personas más viejas, personas en años de cosecha o personas en el crepúsculo y más recientemente, personas cronológicamente dotadas." (Papalia y Wendkos, 1998, p. 564)

La edad adulta tardía es la etapa del desarrollo durante la cual las personas clarifican y encuentran utilidad para aquello que han aprendido a través de los años. Las personas pueden continuar creciendo y adaptándose si son flexibles y realistas, es decir si aprenden como conservar su fortaleza, adaptarse al cambio y a las pérdidas y usar estos años de manera productiva. (Ídem, p. 600)

Aun en la última etapa de la vida es erróneo generalizar sobre las personas. Lo que surge es un cuadro, no de ancianos, sino de seres humanos individuales, algunos necesitados y débiles, pero la mayoría independientes, saludables y participativos. Las personas de edad avanzada son un grupo diverso, con fortalezas y debilidades individuales. "La edad adulta tardía es un periodo normal del trecho de la vida, con su propia naturaleza especial, sus tareas de desarrollo y oportunidades para el crecimiento psicológico." (Ídem, p. 564)

Erik Erikson, estudioso de esta etapa de la vida, considera que las personas de avanzada edad enfrentan una necesidad de aceptar su vida, la manera como han vivido, con el fin de aceptar su muerte próxima. Resulta saludable luchar por lograr un sentido de integridad, coherencia y totalidad de la vida, en vez de dar vía a la desesperación sobre la incapacidad para volver a vivirla de manera diferente. (Erikson y Kivnick, 1986)

En la actualidad existe una tendencia a describir a las personas de edad avanzada de dos maneras: los viejos jóvenes, quienes independientemente de su edad real son vitales, vigorosos y activos y los viejos viejos, que constituyen la mayoría enferma y frágil. Puesto que el número de personas saludables y vigorosas de más de 65 años, aumenta con rapidez, se hipotetiza que tal vez en el futuro será necesario hablar de que la vejez comienza a los 85 años.

En este sentido, ha corroborado Orosa, especialista con amplia experiencia en el estudio de esta etapa de la vida: "La llamada tercera edad (…) ha sido abordada en la literatura de manera aislada o como fase de involución y no como una auténtica etapa del desarrollo humano. Se ubica alrededor de los sesenta años, asociada al evento de la jubilación laboral." "… aparecen expresiones acerca de los `viejos jóvenes` o adultos mayores de las primeras décadas, y de los `viejos viejos` o ancianos añosos para marcar la idea de cambios." (p. 13)

"La vejez es un tema conflictivo, no solo para el que la vive en sí mismo, sino también para aquellos que sin ser viejos aún, diariamente la enfrentan desde sus roles profesionales de médico, psicólogo, asistente social, enfermero, o como hijo, como colega, como socio, como vecino, o como un simple participante anónimo de las multitudes que circulan por nuestras grandes ciudades." (Salvarezza, 1995 p. 22) este autor ha realizado una sistematización acerca de las principales teorías acerca de la vejez.

Las necesidades, preferencias y gustos de los ancianos, aparecen atravesadas por prejuicios sociales sobre la edad. Se identifican limitaciones físicas de carácter estético, sexual, asumidas dentro de ese modelo conservador o tradicional de vejez, pero también como expresión de conflictos ya que desde lo individual se reporta la posibilidad de capacidades que les son más bien negadas por prejuicios al respecto.

…. Sobre algunas diferencias de género en los adultos mayores:

  • Es menor la expectativa de vida de los hombres que de las mujeres.

  • Las mujeres de mayor edad tienen tres veces mayor probabilidad de ser pobres que los hombres. (Por la pérdida de los esposos, a la que los hombres, tanto viudos como divorciados, en un porciento mayor, encuentran la solución de contraer nuevas nupcias, opción rara vez disponible para las mujeres)

  • Las mujeres de mayor edad tienen también más probabilidades que los hombres de vivir solas.

  • Los problemas de salud de las mujeres tienden a ser crónicos, a largo plazo, mientras que los hombres tienden a desarrollar enfermedades mortales a corto plazo.

  • Las mujeres ancianas sobrepasan en número a los hombres ancianos: Algunos observadores lo explican por diferencias en los estilos de vida: En la superficie podría parecer que las mujeres son más enfermas, ya que reportan más casos de enfermedad, van al médico con más frecuencia y guardan cama más a menudo que los hombres, sin embargo, más sensibles a los síntomas de su cuerpo, reportan síntomas más a tiempo para ser tratadas. "Otra explicación posible es el mayor nivel de apoyo social de que disfrutan las mujeres de edad avanzada, Ellas están más cercanas que los hombres a sus hermanos, tienen mayor probabilidad de contar con amigos de confianza y perciben más apoyo de la comunidad religiosa" (Papalia y Wendkos, 1998, p. 570)

  • "El apoyo social se ha asociado a la vida más larga" (Ídem)

  • Los hombres están menos satisfechos con las amistades y las actividades no relacionadas con el trabajo.

  • "Si bien el tema de la viudez ha sido estudiado de manera general, resultaría interesante un análisis de género en ese sentido, pues -por ejemplo- cuando ocurre la viudez en el hombre este vivencia mayor soledad que la mujer viuda; o sea, que "… las personas que padecen de desolación son más los viudos que las viudas." (Beauvoir, citado por Orosa, 2003, p. 22)

  • Existen diferencias de género en ser abuelo. Las abuelas tienden a sostener relaciones más cercanas y afectuosas y a servir más como madres sustitutas que los abuelos. Los padres de la mujer tienen mayor posibilidad de estar más cerca de los hijos que los padres del padre y a involucrarse más.

…. Sobre la soledad:

Es este un fenómeno universal que en muchas ocasiones tiende a ser visto como negativo o displacentero. Las teorías sobre la soledad han emergido desde la psicología y la sociología. Muchos de los conocedores de estas materias coinciden al expresar que este problema que nos ocupa es una emoción que está ligada a factores situacionales.

Algunos estudiosos del tema exponen y creen que la soledad comienza en la niñez, se refuerza en la adolescencia y continúa en la vida adulta; en la sociedad moderna tres son los factores fundamentales que han traído consigo su incremento: una disminución en los grados de amistad entre los grupos poblacionales, un incremento de los movimientos geográficos y un incremento también de los movimientos sociales.

De manera general en la literatura aparecen referencias que la clasifican en tres categorías:

  • 1. Aguda: Es temporal, no se refiere como un problema que requiera de intervención profesional.

  • 2. Situacional: Basada en un evento específico de la vida, por ejemplo, mudarse a un nuevo sitio, divorcio, ir a un nuevo colegio, entre otras. Produce generalmente reacciones secundarias como dolor de cabeza, disturbios en el sueño, depresión, ansiedad y otros.

  • 3. Crónica: Cuando la soledad pasa de dos años sin eventos traumáticos aparentes, convirtiéndose en una forma de vida. Estas personas tienden a tener amistades superficiales, debido a que su limitación está en establecer relaciones interpersonales.

En las personas más adultas la soledad está relacionada con el status socioeconómico más que con la edad y la enfermedad. "En esta edad de la vida se observa envejecimiento psíquico como un proceso multifactorial que muestra características psicológicas típicas como el decrecimiento de su capacidad amnésica, dificultades en la atención, alteraciones de la voluntad, extenuación del neurodinamismo cortical y priman sentimientos de soledad, aislamiento, así como la conciencia de estar viviendo la etapa final de su existencia." (García, 1998, p 32)

Por lo general se considera que alguien está solo cuando no mantiene comunicación con otras personas o cuando percibe que sus relaciones sociales no son satisfactorias. Tres características definen la soledad: es el resultado de relaciones sociales deficientes, constituye una experiencia subjetiva ya que uno puede estar solo sin sentirse solo o sentirse solo cuando se halla en grupo; y, por último, resulta desagradable y puede llegar a generar angustia.

Relata Dell"Ordine J L. que: "… en las comunidades tradicionales la soledad es un fenómeno poco frecuente, basado la mayor parte de las veces en motivos externos (enfermedades, sentimientos de culpa). Frente a ello, en las actuales sociedades industriales aparece el fenómeno del aislamiento del individuo, serio problema que requiere tratamiento psicológico, ya que la incomunicación puede provocar algunas enfermedades, como la depresión. Una de las causas más frecuentes es la debilidad relacional, es decir, la incapacidad para establecer relaciones personales. Asimismo la soledad, involuntaria o aparentemente elegida, es un trastorno psicosocial (hastío del mundo) que indica el inicio de determinadas etapas vitales, como la pubertad o la vejez." (www.monografias.com.)

En países desarrollados como Estados Unidos las personas solteras de edad tienden a vivir solas y no con la familia; en América Latina, las familias grandes por lo común incluyen familiares que se hallan fuera de la unidad familiar esencial. En sentido general, el 30 % de las personas de 85 años o más, viven solos, de ellos una tercera parte en sus hogares. (Papalia y Wendkos, 1998, p. 566)

Se ha afirmado a nivel mundial que las mujeres viven solas (20%) con mayor frecuencia que los hombres (7%)

www.inforesidencias.com/noticias/detalles.asp?IDNot=66 y que se está

dando el "… fenómeno de que cada vez más mujeres viven solas."

www.lavozdegalicia.com/entrevistas/ noticia.jsp?TEXTO=100000025315 –. Asimismo aparece en www.age-platform.org/AGE/Download/Newsletter/ES/ ReportAGE_octubre_2002_ES.pdf que el 45% de mujeres viven solas frente al 17% de hombres.

Resulta interesante que este fenómeno del incremento de la soledad femenina se está produciendo en dos extremos de realidades internacionales, o sea, tanto en países pobres como en países desarrollados, claro que con particularidades inherentes a cada uno de estos modelos económico sociales.

Por ejemplo, en México podemos encontrar un punto de acuerdo promovido Josefina Hinojosa, en el que un grupo de Legisladoras exigen incremento al presupuesto destinado a las mujeres y aunado a ello, explican las legisladoras que 660 mil mujeres viven solas, en hogares unipersonales, y "todas ellas requieren de acciones que les faciliten el acceso a créditos para la obtención de una vivienda".

http://www.henciclopedia.org.uy/autores/Arriagada/LatinoamericanasFS.htm

Y en otro punto de la geografía, la otrora conocida como capital del amor, es denominado hoy día, el país del desastre amoroso. Lelord François plantea que en París muchas mujeres viven solas y da la impresión de que los hombres no las entienden. Las mujeres parisinas quieren ser independientes y desarrollar su carrera, pero en el fondo anhelan ser protegidas y a veces dominadas por un hombre fuerte y a la vez cariñoso. Los hombres, por su parte, están perdidos en esta sociedad en la que ya no saben cuál es exactamente su papel frente a unas mujeres que no parecen necesitarles para nada. http://www.cimacnoticias.com/noticias/01dic/01122103.html

Así vemos que se considera la soledad como un mal de nuestro tiempo, muchos se preguntan cuál será el camino para afrontarla ¿Aprender a vivir solos o animarnos a buscar relaciones?

(Ryff, 1989) En un estudio se les pidió a 181 adultos entre 52 y 71 años, que definieran entre otros conceptos, "la vejez exitosa": Fue asociada esta categoría a las relaciones logradas con las demás personas, considerando menos importantes los atributos relacionados consigo mismo que llevarse bien con los demás, preocuparse por otros y que se preocupen por ellos.

Corroboró Papalia: "La vida de la mayoría de los individuos de edad avanzada se enriquece por la presencia de personas que cuidan de ellos y a quiénes éstos sienten cercanos." (1998, p.613) Igualmente afirmó Steinbach: "Las personas ancianas que tienen un activo círculo de amigos, son más felices y saludables" (1992, p.69) En sentido general las personas separadas y divorciadas expresan mucha menos satisfacción con la vida de familia que las personas casadas.

En su tesis de maestría en psicología de la educación, Orosa trabajó con un grupo numeroso de ancianos, algunos de los cuáles eran individuos que vivían solos. Al representarse en las técnicas de dibujo utilizadas se presentaron con los nietos, con los hijos, con amigos y parientes, con la familia de origen. Si no aparecía en el dibujo, es que hacía referencia a la familia de otra persona. "Nunca el que vive solo se coloca solo en el dibujo" (Orosa, 2003, p. 47)

Orosa aplicó un cuestionario sobre la soledad en el que la totalidad de los hombres le asignó una connotación negativa, igualmente la mayoría de las mujeres, aunque un 4% de ellas le adjudicó connotación positiva. Refirieron que los hombres sienten más la soledad que las mujeres y ambos sexos reportaron haberse sentido solos alguna vez: los hombres ligeramente por encima.

Ambos sexos coincidieron en que la etapa de la vida en que resulta más frecuente la soledad es la vejez y en que sentirse apoyados por los demás evita sentirse solos. Sin embargo difieren en cuanto a los acontecimientos de la vida que los pueden afectar por soledad: para las mujeres, cuando los hijos se van a formar una nueva familia (nido vacío) y en menos medida, por la llegada de la vejez; para los hombres, es la llegada de la vejez el acontecimiento protagónico para la soledad y sólo una minoría refirió la mudanza de los hijos.

En esta misma investigación se obtuvo que los sujetos valoran altamente la importancia de la familia para la vida y sobre todo cuando se llega a la tercera edad, expresando con frecuencia la necesidad de la comunicación con sus familias.

Diseño metodológico

Se realizó un estudio exploratorio en la provincia de Pinar del Río, Cuba, en los años 2004 y 2005. El universo estuvo constituido por adultos mayores: hombres (mayores de 60 años de edad) y mujeres (mayores de 55 años) que vivían solos y solas, los cuáles contaban con el nivel de validismo necesario para la satisfacción de sus necesidades vitales básicas sin la colaboración de terceros.

Se tomaron como criterios de exclusión, la existencia de: trastornos profundos en los órganos de los sentidos; de trastornos cognitivos diagnosticados por el geriatra del área de salud y de impedimentos para desarrollar el nivel elemental de escritura y lectura que las diferentes técnicas requerían.

Se clasificó la muestra como no probabilística o dirigida, integrada por sujetos- tipos que según el criterio de inclusión, quisieron participar. La misma quedó constituida por sujetos que viven solos: 11 del sexo masculino y 10 del femenino.

Para caracterizarlos se utilizó un grupo de métodos y técnicas psicológicas de investigación, las cuales ayudaron a la exploración de diversas cualidades personológicas, familiares y sociales.

Se elaboró una consigna inicial (Anexo 1) con la que los investigadores se presentaban ante los sujetos a investigar con el objetivo de informarles sobre la investigación, motivarlos a participar en la misma y concertar los horarios y estilos concretos en que resultara más factible aplicar los instrumentos.

En la determinación de los motivos fundamentales que regulaban el comportamiento de este grupo de personas que viven solas, así como de las principales áreas de frustración y conflicto, se utilizó el test de completar frases de B. Rotter y Raffety como punto de partida; se consideró necesario realizarle algunas modificaciones para adecuarlo a los fines específicos de la investigación y sobre todo a la población objeto de análisis.

En la versión presentada (Anexo 2) se exploraron distintas áreas de la vida y expresiones afectivas de la personalidad, mediante inducciones de frases lo más impersonales posible, con mayor generalidad y aplicables a diferentes contextos, para darle a los sujetos la posibilidad de implicarse o no, según el valor que el tema tenía en su configuración motivacional; se eliminaron algunos ítems que tenían menos relación con el tema y se agregaron otros con esta característica. Dichas modificaciones se tuvieron en cuenta durante la calificación: se dio mayor peso a la implicación personal y al matiz afectivo con que se abordaron las frases inductoras sobre la situación de soledad que a su frecuencia de aparición.

El sistema para la calificación de esta prueba se basó en el establecimiento de categorías y en el análisis del vínculo afectivo y la implicación personal del sujeto con los contenidos expresados, según la metodología desarrollada por González. (1990)

Siguiendo al mismo autor (Ídem) en los criterios de aplicación y calificación cualitativa se empleó la técnica de la composición, método indirecto pues el sujeto no conocía los diferentes aspectos sobre cuya base resultó evaluado. Se utilizó el título "Cómo yo creo ser" lo que demandó de ellos extraer pensamientos, sentimientos y conductas que debieron estructurar y darle un sentido personal.

En la realización de este esfuerzo de estructuración se pusieron de manifiesto las tendencias fundamentales de los sujetos. Esta técnica permitió analizar, no sólo sus ideas, sino cómo manipularon activamente estas. Con ella se revelaron además elementos esenciales del potencial regulador que poseían los pensamientos, sentimientos y conductas estructuradas en su sentido personal sobre sí mismos.

Por resultar en la mayoría de los casos, fácilmente identificables en las salas de los hospitales los hombres que viven solos, debido al descuido de su aspecto personal y a la falta de higiene de su cuerpo y ropas, se elaboró y aplicó una guía de observación para constatar las características de su hábito externo y del de las mujeres. (Anexo 3) Se utilizó como fuente de obtención de la información, la observación primaria, ya que sin duda el empleo de la observación directa de los fenómenos en estudio puede ser considerado más objetivo.

Como aparece en el instructivo de la observación (Anexo 4) se tuvo en cuenta la valoración de los siguientes aspectos: sucio-limpio, agradable-desagradable, cuidado-descuidado, de un grupo de indicadores de aseo personal e higiene que caracterizaban el cuerpo, pelo, cara, bigote, uñas y vestimenta de los sujetos investigados; se otorgaron categorías particulares y al final se dio la valoración de sucio o limpio al hábito externo general de cada uno.

Se diseñó con prolijidad tal, para que cumpliera con una de las condiciones de la observación científica, que debe diseñarse de manera que pueda ser utilizada por otros investigadores. Para realizar la observación en condiciones físicas y psíquicas lo más naturales posible, se aprovechó el marco del examen físico que se realizó como parte de la investigación.

La técnica fundamental de nuestro estudio fue la entrevista estructurada, para obtener los datos generales de los sujetos así como distinguir aspectos de su vida actual tales como: laborales, hábitos, creencias religiosas, entre otros. Se particularizó en el análisis de la relación que los sujetos mantienen con sus familias, tanto de origen como la que pudo ser creada por ellos en algún momento de sus vidas, en este sentido se establecieron categorías de análisis:

  • Relación integral: La familia funciona armónicamente, existen vínculos afectivos y económicos.

  • Relación parcial: la misma se subdividió en tres criterios:

  • Económica: Recibe de su familia alguna contribución de tipo material: dinero, ropa, alimentos, útiles de aseo personal, u otros.

  • Afectiva: Recibe muestras de afecto verbales y otras traducidas en colaboración para resolver problemas personales no económicos, tales como ayuda en los quehaceres del hogar, atención y cuidado cuando está enfermo, entre otras)

  • Formal: Tiene algún tipo de contacto con sus familiares, por ejemplo visitas al hogar o al hospital, sin recibir muestras de afecto ni ayuda alguna.

  • Relación nula: No existen vínculos afectivos, económicos ni formales.

Esta técnica fue la última que se les realizó a los sujetos, cuando ya se había logrado, a través del contacto cultivado durante la aplicación de las otras, el rapport que facilitara la búsqueda y profundización de la información necesaria para conocerles a fondo. A través de ella también se contrastó la información obtenida con los otros instrumentos y se indagó cualquier otra información que no hubiese quedado suficientemente clara; en el marco de la misma se interrogó también en relación con los antecedentes patológicos personales y familiares de los entrevistados.

El estado de salud bucal se determinó a través de un examen de la cavidad bucal con espejo de boca plano, explorador y utilizando la luz natural. Se incluyeron en la entrevista, interrogantes para determinar el conocimiento que los sujetos en estudio tenían acerca de los cuidados necesarios para mantener el bienestar buco dental. En el análisis de las técnicas predominó la valoración cualitativa.

Resultados y discusión

Analizaremos a continuación los resultados obtenidos con el empleo de la metódica referida en el acápite anterior. Para ello, estaremos presentando la información recopilada por variables, de manera que aparezcan de forma simultánea los datos correspondientes a hombres y mujeres que viven solos, permitiendo así una mirada a los datos desde un enfoque de género.

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Las mujeres que viven solas, según el estudio realizado, generalmente tienen como motivo rector en su vida, a sus hijos y nietos, fruto de matrimonios que concluyeron por separación o muerte del cónyuge. Se mantienen pendientes de ellos, con visitas y contactos frecuentes pero aparece reflejado el deseo de compartir mayor cantidad de espacios con estos e incluso vivir junto a ellos ("Me gusta vivir con mi hijo", "Ojalá todos los nietos estuvieran en esta casa conmigo").

Permanecen disfrutando de un amplio círculo de amistades, del que se destacan algunas vecinas con las que mantienen relaciones verdaderamente estrechas de colaboración recíproca en cuestiones materiales y espirituales. Dos no se casaron nunca y ambas disfrutan de vínculos estrechos con hermanos y hermanas. Sólo un caso no tiene familiares cercanos con vida y se mantiene bastante apartada en su comunidad.

Es manifiesta la necesidad de compañía expresada por ambos sexos (Ella: "Necesito un millón de amigos"; El: "Siempre es bueno tener a alguien para cuando uno tiene un problema") con la diferencia de que en ellas se materializa en las mencionadas relaciones, no así en el caso de ellos, cuyos vínculos sociales son escasos y pobres.

En ellos los principales motivos fueron: la madre, sobre la que se aprecia una gran idealización. Quizá pudiera haber influido o ser consecuencia de que sólo dos sujetos lograron formar familias relativamente estables, las que igualmente concluyeron en divorcio. Aunque la mayoría tiene hijos en sólo tres casos existen vínculos que se profundizarán más adelante.

Arés Muzio P. (2002) En una interesante valoración acerca de algunas determinantes psicológicas importantes para la conformación de una pareja estable, señaló, entre otras, la forma en la que el individuo ha resuelto sus dependencias, en qué medida ha podido romper los ligámenes primarios con los padres, cuanto ha aprendido a asumirse, a ser protagonista de su propia vida. En los hombres solos estudiados, evidentemente, han existido problemas en este sentido.

Para los hombres que viven solos, la búsqueda de placer personal es algo que funciona como un motivo de conducta importante, fundamentalmente en solitario. Todos fuman e ingieren bebidas alcohólicas, llegando a presentar indicadores de alcoholismo en 8 de los 11 casos. Sólo uno cultiva el hábito de la lectura, el resto prefiere la TV, fundamentalmente programas deportivos.

Nuestros datos se corresponden con lo referido en las reflexiones iniciales encontradas en la literatura, donde encontramos que ellas están más cercanas que los hombres a sus hermanos y tienen mayor probabilidad de contar con amigos de confianza. Igualmente que los hombres están menos satisfechos con las amistades y las actividades no relacionadas con el trabajo que las mujeres.

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Resultó interesante este conflicto en las féminas. Sólo una, que no tiene familia ni relaciones interpersonales estrechas en su comunidad, expresó claramente en la entrevista su displacer ante la soledad, el resto proyecta el mismo, sólo muy solapadamente en las técnicas aplicadas, mientras que directamente expresan un tranquilo conformismo con su situación que pudiera ser sólo una expresión de racionalización, pues es recurrente la necesidad de compañías más estrechas y personalizadas. ("A la hora de acostarme a veces siento una soledad inmensa, pero rezo a Dios por todos"; "En el hogar me siento a veces sola y triste, pero siempre tengo ánimo")

Los hombres por su parte expresan abiertamente su displacer con la situación de soledad en que viven, lo que se contradice y la desconfianza, los recelos y temores que le impiden remediarla acercándose más a otras personas, estableciendo y manteniendo amistades, relacionándose con sus semejantes. ("Es duro estar sólo, pero es duro que los demás se aprovechen de ti"; "La calles está muy mala, no se puede confiar en nadie: dejas entrar a alguien a tu casa y te golpean") Es un conflicto de desear algo, pero simultáneamente temer a la manera de lograrlo. Si se lee entre líneas puede hasta pensarse en ciertas ideas paranoides, que tal vez son hasta el propio estilo de racionalización que se han ido construyendo a lo largo de los años.

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Aparecen en ambos sexos frustraciones diversas, sin embargo, emerge de manera generalizada y común, la que ha provocado la situación de soledad, manteniéndose con los matices (mencionados anteriormente) encubiertos para ellas y manifiestos para ellos.

Al redondear el análisis de la esfera motivacional, a través de los tres indicadores vistos hasta aquí, aflora con fuerza en las personas que viven solas de ambos sexos, el rechazo al sexo contrario. (Ellas: "Estar casada lo detesto, los hombres son mi perdición; Los hombres ya no los soporto; Ellos: "Las mujeres son muy malas"; "Ninguna sirve, mi madre era la única que se le podía mirar la cara") Se aprecia una sobregeneralización acerca de las cualidades negativas del sexo contrario, tal y como si estas los homogeneizaran. En el caso de ellos expresaron además, las emociones negativas que en sus vidas provocaran traiciones recibidas de sus parejas.

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La palabra que predominó al desarrollar el tema: "Cómo yo creo ser", tanto en las mujeres, como en los hombres fue, respectivamente "… buena", "… bueno". Se valoraron de manera positiva: ellas enfatizando en su rol de madres, abuelas y en su capacidad para establecer relaciones interpersonales ("Me llevo bien con todo el mundo, creo que me sé ganar a las personas"; "Aunque no viva conmigo, mi hija sabe que puede contar conmigo, siempre le respondo") Ellos por su parte, particularizaron en la calidad de su desempeño laboral ("Yo he trabajado mucho"; "Siempre cumplí bien dondequiera que trabajé", "En el taller todavía se habla de mí").

Partes: 1, 2
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