El Príncipe que se Convirtió en Sapo.
Le llevo 14 años, cuando nos casamos ella tenia 21 y yo 35. Yo venia de una relación enfermiza, destructiva, con dos hijos a quienes dañe severamente por mi alcoholismo y neurosis.- No me vuelvo a casar, juro que no me vuelvo a casar y más pronto cae un hablador que un cojo. La primera vez que me case, yo tenia 19 años y mi árbol nació, creció y se desarrollo torcido.- Solo Dios sabe lo que significa romper con el amor y transformarlo en odio, en dañar y permitir que te dañen. Hoy comprendo lo que me costo mucho trabajo comprender y yo viví una relación tormentosa, enfermiza y destructiva.- Lo que mal empieza, mal acaba.-
Dicen que después de la tempestad viene la calma, que un clavo, clava a otro clavo y yo tuve que vivir mi propia experiencia.
Mi mujer, a sus 21 años de edad, era carismática, simpática, agradable, espontánea, natural, es muy guapa, con unos ojos de concurso, dignos de la mejor película de Holywood, es en verdad, muy bonita. Yo, manejaba una cadena de radiodifusoras, soltero, con poder, dinero, prestigio, fama, lo que le quieras pedir a la vida, lo tenia yo, menos a mi mismo. Cuando la conocí, me enamore de ella, me fascino y me volvía loco cuando la escuchaba hablar al teléfono, sentía el aroma de su cuerpo, me deleitaba con su cabellera larga y me enloquecían sus ocurrencias.- Donde pongo el ojo, pongo la bala.- Y me hice el proximito de conquistarla, al principio generaba unas ganas enormes de darme un buen acoston, de hacerle el amor apasionadamente y así empecé, a ser el príncipe que la llevaba de detalles, le escribía cartas, tarjetas con mensajes de amor, le regalaba perfumes, peluches, joyas, la llevaba a comer a todos lados, la invitaba al teatro, al cine a los centros comerciales, cumplía sus mas mínimos caprichos.- Me enamore con locura y le pedí matrimonio.
Desde que empezamos el noviazgo yo tenia actitudes de viejo, chapado a la antigua, no me gustaba que ella saludara de beso a tipos que apenas si conocía, no aceptaba que ella platicara con hombres y fuera tan expresiva, tan atenta e incluso, hacerles comunicación de tacto, como tocarles la mano, la pierna o el hombro mientras platicaba, no aceptaba que ella estuviera platicando mientras yo estaba conduciendo mi noticiario y la veía desde la cabina como se esmera en platicar con mis colaboradores e invitados, no comencé a aceptar y me molestaban sus minifaldas, sus sentados que a veces enseñaba los calzones, me molestaban sus escotes, sentía que era demasiado coqueta.
Ibas en el auto y ella sonreía a hombres de otros autos que ni conocía, yo me ponía furioso, era para mi una falta de respeto, una provocación y me hacia sentir poco hombre.- Que te lo presento, si quieres te bajo y lárgate con el?- Tal vez por malicia, por inocente, por descarada, por coqueta, ella comenzó a dañarme, conciente o inconcientemente y yo que traía una mente enferma, una bomba de tiempo cuyo detonador era el alcohol y la cocaína, así empecé a sufrir mis celos infernales y entonces, el príncipe que pretendí ser, enmascarado, se convirtió en un vil sapo que de prostituta no la bajaba.
Me enfermé tanto que drogado o no, dudé de que mis dos primeros hijos con ella, fueran míos.
Quise ahorcarla, la golpeé, la humille, hostigue y me robe lo mas sagrado en un ser humano, su dignidad.- Baile el jarabe tapatío encima de ella.- La escupí, la míe, la ofendí tanto con odio, ira, dolo y sobre todo, neurótico.
Genere que me engañaba con medio mundo, lo mismo con un albañil que un ingeniero que no salía de mi casa, lo mismo que con un reportero de mi programa, que con su primo o el vecino, yo la veía haciendo sexo oral con todos, incluso revivía el pasado, de cosas que ella me había platicado, de sus ex novios, de sus desatrampes en las discotecas y yo la veía y visualizaba claramente las escenas que se tornaban de dolor y placer.
Veía el saco de un piloto aviador en la silla de un cuarto de un hotel, a ella parada en la cama bailándole al tipo y el acostado tocándole con su pie sus partes intimas.
Es increíble lo que me mente veía en todas esas películas que yo inventaba y que veía en vivo, como si fueran reales.
Me sentía viejo, acabado, era de eyaculacion precoz y mientras la penetraba, pensaba con mucha fuerza en darle todo, me esforzaba por satisfacerla, pensando en que yo era mejor que cualquier hombre y que ella podría ver la diferencia, lejos de motivarme esa manera de pensar, me debilitaba y no disfrutaba de mi sexualidad, menos cuando estábamos en plena acción y yo la veía en mi mente haciéndolo con otros.- Totalmente descoyuntado.-
Insatisfecho, insano, porque después de que terminábamos y ella se dormía, yo me volvía loco porque sentía diferencia en sus movimientos, en la manera de colocar sus caderas y piernas, después me masturbaba sin medida, una y otra vez.
Si yo tuviera un enemigo, le desiaria con furia que sufrirá de celotipia, pero la verdad de las cosas, no se lo deseo a nadie.
Marea Roja
El día que nos casamos, hicimos una gran fiesta, echamos la casa por la ventana, alguien nos regalo la actuación de un mariachi, contratamos un súper grupazo, hubo un a gran cena, mas de 300 invitados que vinieron a Chihuahua de todas partes, por supuesto que la cocaína circulaba como si fueran las palomitas en una sala de cine; yo traía mi pelotota guardada en uno de mis calcetines a presión.
Ya para terminar la fiesta, mi esposa estaba platicando con especial entusiasmo con un amigo de ella, que en lo personal me caía como patada de mula, muy mal, no lo podía ver ni en pintura y menos platicando de bulto con mi esposa, pues yo le hice un súper pancho, eche al cesto de la basura la ilusión de esa noche, tire el amor, el tiempo, el esfuerzo, dinero y todo lo que represento ese evento y con ira en todo mi cuerpo, dolido, ofendido le reclame a mi m mujer el porque de la ofensa, ella me dijo.- Oye, cálmate, amor cálmate es mi amigo y solo estábamos platicando.- Yo no le escuche como muchas otras veces y me indigne, la mande al carajo, me fui y me encerré en un a suite, ella hizo lo mismo, quedando solo separador por una puerta por donde me asomaba debajo de la misma a ver sus zapatos y a escucharla llorar, luego regresaba a la mesa, me sentada y me volvía a dar un jalon de cocaína, así, pasaron horas y horas, hasta que ella se quedo dormida y yo, drogado, escribiendo, haciéndome la victima, dando por hecho y muy molesto, me anime y le toque la puerta, le dije que tenias un compromiso con muchas personas que nos estaban esperando en la tornaboda, es un evento que se estila en Chihuahua, México, después de una boda y nos fuimos, llegamos a las 7 u 8 de la noche, yo iba súper drogado, y ella triste, decepcionada y viviendo de la apariencia. Al poco rato, como por arte de magia nos contentamos y al día siguiente estábamos volando rumbo a Can Cun y llegamos a nuestra luna de miel, como si nada hubiera pasado, nos amamos con locura y yo no me desprendía de mi cocaína, la que sin duda, era para mi, mi esposa, mi amiga, mi amante, mi todo…- Vivía para drogarme y me drogaba para vivir.-
Al principio, tuvimos muchos problemas por mi manera de beber y yo pude ocultarle por 7 largos años que usaba cocaína y ella me dijo un día.- O haces algo para atender tu problema con el alcohol o en definitivo nos divorciamos.- Yo la hostigaba, la denigraba, por supuesto que de prostituta no la bajaba, era un infierno el que ella estaba viviendo conmigo y busque la forma de internarme en una clínica en Mazatlán, Sinaloa, México, Oceánica.
Las visitas familiares eran los sábados, el proceso duro 35 días y mi esposa fue a visitarme todos los fines de semana y siempre llegaba tarde, lo que significaba para mi un tormento, porque bastaba un retrazo de 15 minutos y mi mentecita comenzaba a generar pendejada y media y cuando entraba a la recepción, estaba yo que no me calen taba n i el sol y de inmediato el reclamo con la ofensa.- Pues si no quieres venir no vengas, que raro que siempre llegues tarde, pues de que se trata.- Y ella con una sabiduría, me decía.- Hay amor, no empieces, vamos a disfrutar este tiempo, por favor quítate esos rollos de la cabeza y nos ibas a dar la vuelta a las instalaciones de la clínica, de repente nos metíamos al circulo de la serenidad y nos echábamos un buen brinco, lo mismo que en el gimnasio, en la sala de juntas, en enfermería o en mi cuarto, parecíamos conejos.
Dos veces me fugué de la clínica, me iba caminando, ella me mandaba un taxi y yo me iba al hotel, no a hacerle el amor, sino a buscar semen, pelos, condones y cualquier indicador que me diera la certeza de que ella me estaba engañando, la inspeccionaba, b buscaba rasguños, chupetes o algún reflejo raro en su piel, busque y busque….
En Oceánica, solo fui por sangre, jamás hable de mis celos, yo me decía alcohólico y negué que era cocainómano en potencia, no hable de mis daños sexuales, no hable de mis grandes secretos de estado que querría llevarme a la tumba, no cumplí con honestidad conmigo mismo y cuando salí de la clínica, comencé a tocar fondos y fondos, después, pude comprender que esta enfermedad, la mía, es de fondos y así empecé a fondear y a fondear, hasta que me volví loco.
Alcohol y cocaína, cocaína y alcohol, una combinación que hacia todos los días, hasta que la cocaína a se robo la fortaleza de mis huesos, me chupo la membrana y el dolor de huesos era impresionante, me daban ganas de cortarme el músculo y meter mi mano para sobar mis huesos. La cocaina me descasifico, perdí parte de mis dientes, se me caían como se le caen a un perro viejo.- Eso también me robo la cocaína.
De ahí, por el intenso dolor de huesos que genera esta maldita droga, comencé a probar infinidad de medicamentos para el dolor de huesos, uno de ellos con cortisona me puso el rostro redondo, hasta que finalmente llegue a la morfina sintética.- De aquí soy.- La morfina calmo mi dolor de huesos, me anestesiaba no solo el cuerpo, sino la mente y mis emociones, me sentía como si estuviera levitando y me prendí grueso de la morfina, me hice adicto y ahí, la combinación fue vodka, cocaína, morfina y pastillas antidepresivas, todo un cóctel.
Cos esta contaminación, mi celotipia subió al mil por ciento.
Mi mujer se había ideo de vacaciones con mis primeros dos hijos, vivíamos en Chihuahua en una casa, una villa tipo colonial italiano, preciosa con alberca y jardines techados, muy grande, recamaras con jacuzzi y toda la cosa, tenia una cocinera de planta y dos apoyos para la limpieza y mantenimiento de la residencia, mas un jardinero y mis ayudantes. Yo tenia poder, dinero, fortuna, prestigio, lo tenia todo, menos a mi mismo, conducía un noticiario en red estatal, LA VOZ DE CHIHUAHUA, y manejaba un grupo de 38 radiodifusoras, alcance niveles de audiencia, únicos en la historia de la radio en mi estado.
Drogado, comencé a ver letras en mis pantalones, como si el supuesto amante de mi esposa le mandara mensajes y me di a la tarea de descifrar los textos, colocaba mis pantalones en la barra del lavabo, sacaba polvo de los lápices d colores y se lo echaba a las partes marcadas con escritura, luego a distancia rociaba la prenda de almidón y comenzaba a leer OMAET PEQUEÑA, veía corazones y mensajes que no lograba describir, así lo mismo en mi ropa, que en mis camisas, por todas partes se me figuraba que había mensajes de amor, lo mismo encima de revistas, periódicos, que en fruta como en la papaya, en los paquetes congelados del refrigerador, les quitaba la capa de hielo y descifraba lo que ahí supuestamente se había escrito.- Me volví loco, buscando semen, pelos, mensajes, busque en las cosas mas absurdas como en las colillas de cigarro, en las plantas de mis zapatos, en las hojas secas de un árbol que se llama Sicomoro, de Chihuahua, México.
Loco juntaba ropa, prendas como osos de peluche, pañales de mis hijos, calcetines, chamarras, ropa interior, papeles y todo tipo de indicador que mi mente enferma generaba, los ponía en el centro del jardín, vaciaba una botella de alcohol y les prendía fuego.
Por el interior de mi casa, se transformaba propiamente en la marea roja, saqueaba los sillones, buscado debajo de los colchones muestras, igual, tiraba las cosas guardadas en cajones e inspeccionaba una a una, buscaba también en los armarios, guardarropas, debajo de abajo, de los colchones, en la despensa, andaba como loco, drogado, alcoholizado en busca de esas pruebas de semen y pelos.
Los empleados domésticos renunciaron, asustándoos de mis transformaciones, ligeramente llegue a escuchar un comentario de la cocinera.- Esta posesionado por el mismito diablo.-
Mis celos me obligaron a tirar talco por toda la casa, visualizaba a varias personas, que caminaba por los ductos, que andaba recorriendo mi casa mientras yo dormía y con el talco en el piso podría descifrar las huellas asesinas…. Dormía con cuchillos y constantemente llamaba a las patrullas para decirles que había intrusos en mi casa, después de las inspecciones, se iban en llevarse ninguna señal de acierto a mis delirios auditivos, visuales y de persecución.
Yo era un desastre, mi casa podrás imaginártela patas arriba. Perdí mi imagen de conductor, me corrieron de mi programa en la radio por irresponsable, me mujer me mando a volar con todas mis locuras, me quede sin dinero, sin nada, llegue a pesar menos de 50 kilos, vivía para drogarme y me drogaba para vivir. Este infierno no se lo deseo a nadie.
Como en todo en la vida, las aguas se acomodan solas, toque fondos y fondos, un a vez, llegue acompañado de mi esposa a una clínica, ella me ,llevo 4 veces en calidad de muerto, mi aspecto físico era anémico, mi piel amarillenta, mi cuerpo temblaba y mas de mis manos, mis labios partidos, el paladar severamente dañado y reseco, el tabique taponado, mis ojos tristes, cristalinos y la mirada caída.- Muerto en vida, atrapado sin salida.- Cuando nos recibido el doctor, de una manera irresponsable, le dijo a mi mujer.- Señora, su esposo tiene SIDA.-
Gracias a Dios no tengo la enfermedad, pero ese era mi semblante que hablaba por si solo.
Hoy comprendo el origen de mis celos, tuve que hacer muchas cosas para ver a ese niños dañado que fui, con dos abusos sexuales a los 4 y a años 7 años de edad, recordé como se excitaban dos de mis primas con mi cuerpecito, cuando ellas eran jovencitas de 15 y 18 años, mientras que yo no llegaba a los diez y me tocaban con sus labios, lenguas y manos, yo disfrutaba de esas pieles exquisitas, finitas, de sus pezones firmes y negros, me gustaba tocar sus partes y humedecer mis dedos. Tuve una desconyuntex sexual, vi esenas que a mi edad no debí haber visto, vivíamos a lado de un burdel, lleno de prostitutas que se encueraban delante de nosotros, vi penes y parejas teniendo relaciones sexuales.
Mis celos tienen fundamento, antecedentes que se arraigaron en mis miedos, en mis complejos, se de donde y porque llegaron.
Tome un concepto generalizado de las mujeres, tengo 6 hermanas y a veces veía como salían con uno y con otros, como jugaban la parte. Mi madre es híper celosa y recuerdo que mi padre alcoholizado, un par de veces, se expresaba con dolo en ese sentido hacia mi madre.
Los celos enfermizos, los celos reales, hieren profundamente a la persona engañada, se le lesiona en su dignidad, en sus egos, en su prestigio, en tantas cosas que acreditan que no hay amor de una esposa o de un esposo cuando engaña, que no se vale, en mi caso, prefiero primero divorciarme que verle la cara a mi mujer y mas cuando ha estado conmigo en las buenas y en las malas y aquí debo de confesar que si lo he generado, que he tenido la facilidad de acostarme con las personas que se acercan a mi para pedirme un consejo o que toman alguno de mis talleres, pero lo he evitado, me aplico la tentación, porque considero que en esta vida, o eres o no eres y solo por hoy, soy fiel. El daño que te hacen y que haces, es irreversible, severo, agudo y cruel.- En un mundo de mentiras, la verdad es tan clara como el sol.
Hoy, con mi propia experiencia, puedo confirmar que HAY CIERTOS CELOS Y CELOS CIERTOS.
Con mi mujer actual, después de que me volví loco buscando y buscando, nunca logre encontrar nada. Llevo 15 años de casado, 16 de tener contacto sexual con ella, ha habido muchas cosas que no me laten, pero tengo la certeza de que no me ha engañado y ahora, después de los fondos que toque, después de todo lo que sufrí por la maldita duda, creo que no deseo volver a vivir ese martirio y pienso que si ella m e va a engañar, lo hará sin medida, yo tendré que comprender que no son mis nalgas, que no es mi cuerpo, que ella no me pertenece y que es algo que jamás podré evitar, que si lo hace, simplemente es porque ella no me ama, simplemente porque no se respeta a si mismo y no me respeta, en ese sentido, mi actitud ha cambiado, he aprendido a amarme, a quererme mucho, a valorarme y no a depositar mi vida al cuidado de nadie, hoy no quiero volverme loco, perdiendo el tiempo buscando semen y pelos, no quiero hacerme daño ni hundirme en el pantano, ya lo viví y no deseo volver a obsesionarme por mi celotipia infernal.
Tengo que acordarme que en nuestra luna de miel, no le permití que se pusiera tanga, tampoco le permití que se pusiera un brasier demasiado escotado, tuvimos que recorrer muchas tiendas en Can Cun para comprar un traje " decente" y así fue….
El año pasado, nos fuimos de luna de miel a Huatulco, en este trasnfer que estoy buscando, el que este sapo que soy, se convierta en un verdadero príncipe, capaz de conquistar y enamorar a mi mujer, así que nos fuimos toda una semana y un día, ella me dijo.- Oye mi amor, me gustaría ir a una playa nudista, que te parece?- y ahí pude ver un crecimiento en mi y accedí y nos fuimos a la playa nudista, llegamos y escogimos un lugar, nos quitamos la ropa y nos quedamos como Dios nos trajo al mundo, ambos boca arriba, luego pasaban los lancheros, los de los cocos, los meseros y todos echaban el ojo, después, ella se levanto y fue al baño a una cabañita cerca de la playa, después fui yo a hacer lo mismo, me sentí libre, no genere nada, mi única preocupación es que tal vez nos habíamos equivocado de playa, ya que éramos los únicos encuerados…..
Le he bajado muy considerablemente a mi celotipia, a cuando una mujer me platica su intimidad y me habla de cómo le ha puesto los cuernos a su marido, pues ya habrás de imaginarte…. Hoy por hoy no me engancho, ni le doy vida a algo que me hizo mucho daño. La enfermedad de los celos, es cruel, progresiva, contagiosa, burlona y si es curable.
Los Celos
Uno de los deseos más profundos que poseen los seres humanos es el de ser únicos, exclusivos. Ya desde los primeros años de vida se exige el amor exclusivo de la madre. Cuando en una relación se siente que el amor de la persona amada le ha sido quitado o está en peligro de serlo por una tercera persona, los celos aparecen.
Los celos son una de las emociones naturales en nuestra sociedad, como el odio o el amor, pero los éstos pueden poseer rasgos negativos como positivos. Debido a que se tiende a percibir a los celos normales como una muestra de afecto por parte de la persona amada, una justa cantidad de celos sería necesaria. Sin embargo, si en una pareja los celos son permanentes, éstos tienden a desgastar y perturbar la relación afectiva, porque surge el reproche, el reclamo, la exigencia de incondicionalidad hacia el ser querido.
Como parte de la vida amorosa de todos los individuos, los celos son sentimientos que provocan tanto goce como sufrimiento. Barthes, un reconocido semiótico francés, observa que como celosos padecemos cuatro veces:
Por celosos.
Por reprocharnos estar.
Por temer que nuestros celos hieran al otro.
Por dejarnos someter a una nadería.
Otra óptica sobre el fenómeno de los celos es la que propone Bowlby con su teoría del apego. En experiencias realizadas con animales (Harlow, Lorenz, Bowlby), se determinó que el apego que éstos manifestaban por sus madres no estaban basados en la necesidad de alimentación sino en la de seguridad.
Bowlby estudio esto en los seres humanos y postuló que en ellos se conserva la tendencia a una figura de apego durante toda la vida. Esta teoría ha ido afirmándose en las ultimas dos décadas, y a la que se han adherido importantes profesionales de la psicología. La madre, figura de apego inicial, puede ser sustituida por otra persona, por ejemplo, la pareja.
Si adherimos a esta teoría, los celos serían la emoción que manifiesta la ansiedad ante la posible pérdida de nuestra necesaria figura de apego, la que nos brindaría seguridad psicológica, (esto puede darse a nivel inconsciente aunque la relación sea controvertida).
De acuerdo a lo expresado, los celos serían una reacción natural ante la posible pérdida de nuestra pareja. Lo que determinará que los celos sean patológicos o normales es su intensidad y el hecho de que se deban a una causa justificada o infundada.
Celos normales
Si se entiende a la captación de la atención de la persona celada como una de las características de los celos, se puede entender que en ciertas situaciones los mismos son necesarios.
En el matrimonio, por ejemplo, este tipo de celos es útil, porque actúa como generador de energía vital en la pareja. Cada uno se esfuerza en mejorar para mantener encendida la llama del amor.
Los celos, como una reacción de alerta ante un bajón amoroso de cualquier miembro de la pareja, son saludables y constructivos.
Otro caso de celos positivos aparece en las personas mayores, en las que actúan como estimulantes favorables del amor. Muchas veces es como una especie de chispa energética que hasta se vuelca en otras actividades productivas, las que por años habían pasado desapercibidas.
Es muy común que se interpreten los celos como expresión de la importancia que tiene un individuo para esa persona. En las parejas recién formadas, uno de los índices para verificar si la otra persona está realmente interesada es la demostración de celos. Es así que la aparición de celos por parte de uno de los miembros de la pareja le hace saber al otro sobre sus sentimientos recíprocos y son concebidos como halagadores.
Celos en la pareja
Los celos forman parte de la relación amorosa. La ilusión que se tiene de ser único y extraordinario en el mundo se esfuma al entrar en escena "un tercero".
La soledad provoca tal angustia que exacerba el miedo de perder a la persona amada. Justamente para contrarrestar esa angustia es que surgen los celos. A su vez, demuestran el dolor que conlleva darse cuenta que uno no es irremplazable.
En una pareja es importante respetar la libertad de cada miembro, su estado anímico y sus necesidades. Cuando en ocasiones uno de los integrantes de la pareja se cree propietario de los sentimientos de él o de ella, entonces, el equilibrio se rompe y aparecen los celos.
El perfil psicológico de la persona que siente celos se relaciona con la baja autoestima y la inseguridad. Estas personas, además de tener reacciones emocionales negativas, tienen necesidades de estimación y demanda continua de aprobación. La persona celosa reclama un sacrificio, desea ser amado incondicionalmente, siendo incapaz de sacrificarse, puesto que suele ser demasiado egoísta y desconfiado. Por estas necesitadas de estimación, suelen demandar constante aprobación.
Cualquier cambio en el contexto de la pareja puede llegar a ser motivo para una reacción de celos en personas. Aparecen pensamientos de engaño y se atiende selectivamente a señales de alerta, creando de esta manera un rival imaginario inexistente. Al no poder controlar estos sentimientos la persona se torna cada vez más insegura e hipervigilante, generando, como consecuencia, reacciones agresivas o "escenas de celos".
A largo plazo, los interrogatorios se vuelven rutina, la persona celosa controla la libertad y movimientos de su pareja y la relación comienza a deteriorarse. La comunicación se ve reducida exclusivamente a las preocupaciones y pensamientos del celoso.
El bienestar de la pareja teñida de celos se va debilitando paulatinamente. En una pareja donde los celos predominan, se presenta la frustración y la pérdida que provocan odio y agresión. Así, llegan cuestionar si realmente existe amor entre los ellos.
James Parr, filósofo existencialista, propone causas y prevenciones de los celos románticos en su libro "Nuevas maneras de amar: cómo la autenticidad transforma las relaciones". En este libro expone su creencia sobre los celos y dice que surgen en una relación amorosa debido a tres factores: comparación, competencia y el temor a ser reemplazado.
Si la persona se vuelve más autónoma y creativa la probabilidad de que los celos se produzcan es menor, ya que la relación entre estos tres factores se torna menos significativa.
Si uno se ama a sí mismo, la comparación con los otros disminuye y cuando la competencia no existe, se es menos vulnerable a sentir celos. Al volverse irremplazable en una relación los celos desaparecen.
Según Parr, la manera básica para prevenir los celos, es volverse una persona única e irremplazable para la persona amada, y para eso, tornarse más auténtico es lo que se necesita. Así, se trasciende el peligro de ser reemplazado por potenciales rivales.
En ocasiones, cuando los celos aparecen, son debido a mal interpretaciones de situaciones ambiguas. En vez de parar a pensar en otras posibles explicaciones, se permite que las emociones inunden el raciocinio. Por este motivo, es muy importante tomarse un momento para analizar tanto las impresiones como los pensamientos que atraviesan la mente en situaciones ambiguas.
Señales de alarma
Necesita controlar todos los movimientos de su pareja. Opina que sos un ingenuo o una ingenua y te pueden engañar. No le gusta que salgas sólo/a o con tus amigos. No le gusta que lleves cierto tipo de ropa provocativa. Sólo te quiere para si. Arma una escena de celos sin motivos. Cree saber más sobre usted que usted mismo/a.
Tácticas para evitar los celos
Intente que se sienta seguro/a de su relación, mostrando lo bien que están juntos, pero sin dar explicaciones de lo que haces constantemente. Aclare desde el principio cualquier situación que le pueda llevar a crear una sospecha más.
No intente que reconozca que todo lo que le ocurre es por celos. Explíquele cómo te sientes cada vez que te espía o te interroga. Pregúntale por qué no puede confiar en ti si es que realmente te quiere.
Reflexiones para una persona celosa
Piensa que tu pareja está contigo porque te quiere como eres. Si tienes amistades, ¿No es lógico que tu pareja también las tenga? Es importante fomentar aficiones al margen de tu pareja. Cuando le asalten dudas cálmate y luego habla sobre ellas. No se puede desconfiar de alguien que confía en ti.
Tu pareja es libre de estar a tu lado.
Tu pareja es una persona y no una propiedad.
Distintas manifestaciones de celos
Las distintas escuelas psicológicas tienen diferentes enfoques sobre los celos, según el punto de referencia que tomen para evaluarlos desde el pensar, actuar y sentir del ser humano. En hombres, con temperamento depresivo, tristes, con problemas en sus relaciones conyugales la reacción de los celos ha de ser depresiva y la tragedia final irá precedida de una gran angustia y de una lucha interna agobiante.
En cambio, en hombres de gran trabajo, acción, responsabilidad, la reacción celosa será activa, dinámica, explosiva, extendida en el espacio y en el tiempo. No se conforman, luchan siempre, pues corren al unísono el sentimiento amoroso y la razón analítica.
A su vez, los tímidos y opacos, sufren para sí, los celos son poco expresivos, aunque padecen mucho daño interior.
Las mujeres y hombres de emociones rápidas, de irritación fácil, de carácter colérico, poseen celos pasionales y terribles, y que suelen esclavizar a la persona amada.
Siente desprecio hacia la mujer que engañan con una mujer más joven. Su autoestima decrece, su orgullo se destruye y en compensación, busca un sustituto joven a quien se le brinda plenamente para tratar de apagar los celos que la angustian y agobian.
Los que padecen de alteraciones hormonales, hombres o mujeres, tienen celos patológicos que pueden ir acompañados de cambios radicales en el carácter y conducta. La glándula que más influye en los estados de celos es la Tiroides. Su disfunción puede traer manifestaciones somáticas: cervicales, genitales, corazón y otros órganos efectores. Son más importantes aún, las alteraciones psíquicas y de comportamiento, con estados de celos muy dinámicos y cambiantes.
Las bruscas descargas hormonales, traen variaciones en el comportamiento sexual, alteraciones en la conducta y sadismo intelectual para con su par.
Delirio celotípico
Los celos tienen una compleja psicopatología, y los celos patológicos se presentan en diversas situaciones, incluyendo la paranoia conyugal (síndrome de Otelo), limitada al delirio de celos que involucra a la pareja.
El delirio es una radical modificación de las relaciones del individuo con la realidad que se debe a creencias inamovibles que provocan una alienación de su Yo, es decir, que la persona se despoja de su anterior personalidad.
Este trastorno afecta la concepción del mundo que tiene la persona implicada en su noción del YO. El Yo esta vinculado a su "mundo" de una manera en particular, representando así la construcción de la realidad y su manera de desenvolverse en la misma. El Yo del sujeto elabora sistemáticamente los valores de realidad que lo vinculan con el mundo. Esta ligazón esta constituida por las creencias, que son las que le asignan significado a todos los fenómenos del mundo y su grado de realidad para el Yo.
El delirio es la inversión de las relaciones de la realidad del Yo con su mundo, mientras que las ideas delirantes son temas que trastocan las relaciones del Yo con su mundo. En el caso de los celos, la relación que se produce es la de retracción del Yo, por frustración, ya que el Yo pierde su unidad, intimidad y su dominio del pensamiento.
En el delirio celotípico lo que sucede es que el sujeto transforma la situación de la relación amorosa en una situación triangular. El tercero introducido es un rival sobre el que se proyecta resentimiento y odio, acumulados por las frustraciones que ha sufrido o sufre el delirante celoso, que se siente burlado y abandonado.
Así la persona se torna hipervigilante, y tiene que sondear sentimientos, descubrir intenciones y desbaratar artimañas de su pareja. Generalmente, es mediante las encuestas y su propia reflexión que la persona delirante "esclarece" el misterio y llega a una "verdad", absoluta para él.
Cuando el delirio celotípico se ha formado, se sistematizan "pruebas", "pseudocomprobaciones", "falsos recuerdos", interpretaciones delirantes, de ilusiones, de la percepción, y de la memoria.
La angustia del paciente por delirios sobre la infidelidad de su esposa/o se convierte fácilmente en ira. La persona puede hacer de forma incesante acusaciones, espiar o seguir a su esposa/o, y malinterpretar acciones simples, como la forma en que se cierra una cortina como un mensaje al amante. Puede requerir la confesión de forma constante, asegurando el perdón. La agresión física es un peligro real.
En personas con problemas relacionados con el alcohol, la presencia de delirio celotípico es muy común. Las dudas y sospechas patológicas con respecto a la fidelidad de la pareja son utilizadas como excusas para explicar la dependencia al alcohol.
La conducta alcohólica interactúa de una manera especial con los celos. Durante la intoxicación, las sospechas son ligeras y transitorias, mientras que durante la abstinencia, persisten las convicciones firmes, que en ocasiones, tales acusaciones, pueden acompañarse con violencia.
Aunque la impotencia sexual y la disminución del deseo sexual son efectos del consumo excesivo de alcohol, en personas alcohólicas con celotipia, estos fenómenos son interpretados de otra manera. Por ejemplo, se le puede atribuir la frialdad propia, efecto del alcohol en exceso, a una falta de interés sexual por parte de la pareja, porque obtuvo satisfacción sexual con otra persona. A su vez, un individuo que consume alcohol en exceso que tiene impotencia puede sospechar que su pareja está buscando tener relaciones sexuales con otra persona.
Un sentimiento que puede resultar peligroso
Las personas muy celosas son, frecuentemente, apasionadas, ansiosas, un poco sadomasoquistas y neuróticas, y proyectan en su entorno humano sus propias tendencias a la infidelidad. Buscan con avidez todas las pruebas de su presunto infortunio y se muestran refractarios a los argumentos racionales que les trasmiten las personas cercanas con las que se sinceran.
Los celosos delirantes que se sienten abandonados, menospreciados y burlados, pueden llegar hasta la tragedia de perseguir con odio a su "amor" y no vacilarán en atacarlo. De ahí que este sentimiento de los celos genere tantos problemas, no sólo en la seguridad física de las personas directamente afectadas por casos criminales sino también en el equilibrio emocional de otras muchas cuyo bienestar psicológico se ve amenazado. Cuando en una pareja surge el miedo a la separación, éste se manifiesta en forma de celos, de persecución al cónyuge en su hipotética infidelidad, controlándole y pretendiendo obligarle a que sea fiel. Cuanto más persigue a su pareja con celos, tanto más se siente impulsado el perseguido o perseguida a demostrar su autonomía, esforzándose en alejarse y no dejarse obligar. Y cuanto más lo hace, tanto más busca el celoso o celosa reclamarle como posesión propia y secuestrar su libertad de movimientos y de sentimientos.
El celoso exige entonces a su pareja la descripción pormenorizada de su supuesta aventura y en su mente se mezclan el miedo al ridículo, a estar en boca de todos, el sentir con dolor que la otra persona vale más, la pérdida de autoestima, un deseo morboso de información (circunstancias de la otra relación, quién es, dónde se ven, desde cuándo…..), un desmedido afán de control, un sentimiento de posesión exacerbado, la agresividad para con uno mismo…
Vive la situación como si de una tortura se tratara e incluso con deseos de venganza, que van desde el encerrarse en el silencio hasta el drama que con tanta frecuencia describen las secciones de sucesos de los medios de comunicación.
Los celos no son amor
Los celos, en contra de lo que podría parecer y de lo que sugieren algunas letras de canciones, argumentos literarios o guiones de películas, no siempre son consecuencia de un gran amor, ni indican cuánto se quiere, se necesita o se desea a la otra persona. Y, normalmente, quienes padecen preferentemente estos ataques de celos son personas muy centradas en sí mismas, que sólo se curarán saliendo de su autoencierro. En muchas situaciones de celos hay, más que amor o miedo a la soledad, otras causas: sentimientos de posesión del otro, de necesidad de controlarle, de inseguridad en uno mismo, de envidia hacia la mayor riqueza de la vida emocional del otro…
Un tipo muy especial de celos son los infantiles ("complejo de Caín"), que se manifiestan tras el nacimiento de un nuevo hermano. El niño, antes centro de todas las atenciones, se ve obligado a aceptar que debe compartir con el nuevo miembro de la familia el amor y cuidados de sus padres, muy especialmente de la madre, lo que hace que vea en el recién llegado un usurpador y la malquerencia hacia "el intruso", lo que puede conducirle a volcar su agresividad en su pequeño hermano. Según los psicólogos, no es extraño que incluso el origen de ciertos estados neuróticos que sufren los adultos provenga de secuelas de celos infantiles padecidos hace décadas. Pero los celos no son exclusivos del espacio familiar o sentimental: otro ámbito donde germinan es el mundo laboral.
Los celos afectan con frecuencia a profesionales desconfiados y muy competitivos (en la mala acepción del término), incapaces de trabajar en equipo y que invierten gran parte de su tiempo y energía en los pequeños detalles, no compartiendo información y controlando cuanto ocurre a su alrededor, a fin de que nadie presente un trabajo que pueda ensombrecer el suyo. La vida y valía personal de estos celosos laborales giran en torno a su estatus profesional y mantienen una baja autoestima (disfrazada frecuentemente de autosuficiencia). Y, por supuesto, con esa actitud, evidencian su inseguridad y un déficit de inteligencia emocional, al no responder positiva y equilibradamente a los estímulos del exterior, en este caso, a la competencia de sus compañeros de trabajo.
También pueden surgir los celos en la relación con los amigos ("ese es el más guapo, aquella es la más lista, ese el que tiene la casa más bonita, este es el que está casado con la que más dinero gana"), pero normalmente no generan tantos problemas ni alcanzan dimisiones dramáticas.
Si nos sentimos celosos de nuestra pareja:
"Los celos son malos consejeros" dice el refrán. No desdeñemos su importancia ni dejemos que se nos cuelen como sentimientos normales o que hasta tienen su encanto, por cuanto trasmiten "lo mucho que le quiero". En la realidad cotidiana, los celos rompen y enturbian las relaciones, y los individuos celosos acaban minando, con su posesividad y persecución asfixiante, el gozo y el placer del encuentro, el equilibrio en la pareja, que se basa en la ternura, la comprensión, la tolerancia y el respeto a la autonomía del otro. Si en un momento determinado nos sentimos víctimas de un ataque de celos que perjudica nuestro bienestar emocional, actuemos decidamente: Seamos conscientes de que estamos padeciendo los celos sin querernos engañar jugando a progresistas. Comuniquemos nuestros sentimientos a la persona cuyo comportamiento ha generado los celos, especificándole claramente las conductas que nos hacen sentirnos celosos. Hablémosle cuanto haga falta, aunque sin someterla a una presión excesiva (y mucho menos aún, recurriendo a amenazas o agresiones físicas), y con ánimo de pedirle que nos ayude a disipar nuestras dudas. Se trata de saber qué ocurre en realidad y de cotejarlo con nuestra percepción, que perfectamente puede ser errónea. Si se trata de un pensamiento irracional que estamos alimentando, debemos apoyarnos en la realidad y desterrarlo definitivamente. Nos será más fácil si contamos con la ayuda de la otra parte. Pero no olvidemos también es parte afectada, a la que debemos comprender y ayudar. Revisemos durante un cierto tiempo nuestra actitud ante la otra persona, para comprobar que los celos han desaparecido.
Fortalezcamos el diálogo continuo, la confianza y el contacto amoroso: son los mejores instrumentos para superar el desencuentro y los celos.
Aceptémonos más, confiemos en nosotros mismos y trabajemos la seguridad en nosotros mismos, nuestra autoestima.
Si sufrimos un cuadro agudo de celos o nos vemos incapaces de gestionarlos por nosotros mismos, dirijámonos cuanto antes a una consulta psicológica. Y, por último, si hay motivo real para nuestros celos, planteemos con realismo la situación a nuestra pareja. Y armémonos de valor, paciencia y comprensión para superar la situación. Casi todo tiene un final, y el amor también puede tener fecha de caducidad.
Referencias bibliográficas
Gross, Richard (1994): "Psicología de la ciencia y la conducta". México, D.F. Kaplan, H.; Sadock, B.; Grebb, J. (1997): "Sinopsis de Psiquiatría". Baltimore, Maryland, William Wilkins; Argentina, Editorial Panamericana. Kaufmann, Friedrich (comp.) (1996): "Psicología general: elementos para una introducción". Buenos Aires – Argentina. Ed. De Belgrano.
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Los celos…. Selos dejo a DIOS.
Autor:
Ernesto Salayandia García
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