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María Magdalena: ¿Santa, esposa o prostituta? (página 3)

Enviado por danroli70


Partes: 1, 2, 3, 4

Otro segmento del Evangelio de Felipe dice lo siguiente:

** Hubieron tres quién andaron siempre con El Señor: Maria su madre y su hermana y Magdalena, la quién fue llamada su compañera. Su hermana y su madre y su compañera eran cada cual una María (NHC II.3.59.6-11) (Robinson 1988: 145).

El Evangelio de María (que refiere a la Magdalena) dice lo siguiente:

** Pedro le dijo a María, "Hermana, sabemos que el Salvador te quería a ti más que el resto de las mujeres. Díganos las palabras del Salvador cuáles usted se recuerda — cuáles usted sabes pero nosotros no, ni las oímos." María le contesto y dijo, "Lo que se oculta de ti, yo te lo proclamaré." (NHC BG 8502,1,10,1-8) (Robinson 1988: 525).**

A este punto en el texto, María Magdalena les dice a Pedro, Andrés, y Leví de sus visiones del Cristo Resucitado y de sus conversaciones con el Señor. Estas visiones revelan algo que ella le refiere como Las Siete Potencias de la Cólera (NHC BG 8502,1,16,12-13) (Robinson 1988: 526). Después que ella concluya su discurso sobre sus revelaciones del Señor, los hombres discuten acerca de si deben de validar la autenticidad de la visión de la Magdalena.

El Evangelio de María concluye como sigue:

**Cuando María tenía dicho esto, ella se quedo silencioso, porque fue hasta este punto que el Salvador le hablo. Pero Andrés les contesto y dijo a los hermanos, "Opinas lo qué ustedes (desean) sobre lo que ella ha dicho. Yo, por lo menos, no creo que el Salvador a dicho esto. Por cierto éstas enseñanzas son ideas extrañas." Pedro contestó y hablo referente a estas mismas cosas. Él les pregunto sobre el Salvador: "¿Él realmente habló con una mujer sin nuestro conocimiento (y) no abiertamente? ¿Debemos de retroceder y todos escuchar a ella? ¿Él la prefirió a nosotros?" Después Maria lloró y le dijo a Pedro, ¿"Mi hermano Pedro, qué piensas usted? ¿Usted piensas que yo me inventé esto en mi propia corazón, o que estoy mintiendo sobre el Salvador?" Leví contesto y le dijo a Pedro, "Pedro, usted siempre a sido irascible. Ahora le veo en contención en contra de la mujer como a los adversarios. Pero si el Salvador la hizo digna, quien eres usted, de veras, para rechazarla? El Salvador la conoce seguramente muy bien. Ése es porqué él la quería más que nosotros. Debemos de estar avergonzados y ponernos el hombre perfecto y adquirirlo para nosotros mismos como él nos ordenó, y anunciar el evangelio, no añadiéndole ninguna otra regla u otra ley más allá de lo que el Salvador nos ha dicho." Cuando […] y ellos comenzaron a ir adelante [a] proclamar y predicar. (NHC BG 8502.1.17.7ff) (Robinson 1988: 526-527).**

Por alguna razón, hay cuatro páginas que faltan de la cuenta de sus revelaciones en el texto existente. En todos, diez de las diecinueve páginas del Evangelio de María faltan (Robinson 1988: 524, 526).

Claramente, estos segmentos establecen como hecho incuestionable que, por lo menos en algunas comunidades gnósticos antiguos, conocieron a María Magdalena como haber sido la Discípula Amada y la compañera del Señor. La nombran en varias ocasiones como la discípula que Jesús quería lo más. Esto se parecería contradecir la aserción en el Cuarto Evangelio que el fundador masculino de la Comunidad Joánica es "el discípulo a quien Jesús quería mucho" (Juan 13:23). ¿Cómo pueden haber dos tradiciones fuertes que identifican dos distintas personas como siendo el discípulo quién Jesús quería lo más? Esto comienza a tener sentido solamente si exploramos la posibilidad que, en realidad, ambos tradiciones están refiriendo al mismo discípulo.

INVESTIGANDO EXPLICACIONES POSIBLES

No hay duda que el Discípulo Amado en la versión canónica del Cuarto Evangelio es un discípulo masculino anónimo. Todavía, como hemos visto, las escrituras de la Biblioteca de Nag Hammadi reflejan una tradición fuerte que, en varias ocasiones, nombra a María Magdalena como la discípula que Jesús quería mucho. ¿Cómo se explica esta contradicción extraña? Hay solamente tres explicaciones posibles para esto:

  1. No hay conexión cualquiera entre el Cuarto Evangelio y las escrituras Gnósticos citados aquí. Ellos reflejen simplemente dos diversas tradiciones que citan a dos diversas personas como el discípulo favorito de Jesús. Esto es simplemente una coincidencia.
  2. La explicación de Brown: Los escritores de los evangelios Gnósticos eran influenciados por la ilustración, en el Cuarto Evangelio, que representa a María Magdalena como una testigo extraordinario al Cristo Resucitado. Esta representación de María Magdalena inspiró a los escritores Gnósticos a nombrarla como la discípula que Jesús quería mucho y la receptora principal de la revelación de la Resurrección (Brown 1979: 154). Es decir, los escritores Gnósticos se inventaron una tradición que nombraba a María Magdalena como la Discípula Amada en respuesta a lo que habían leído en el Cuarto Evangelio. En este escenario, el Cuarto Evangelio canónico es más antiguo que las tradiciones reveladas en las escrituras de Nag Hammadi.
  3. Mi tesis: La versión del Cuarto Evangelio ante-canónico nombró claramente a María Magdalena como la discípula que Jesús quería mucho, así como las escrituras Gnósticas dicen todavía. Las escrituras Gnósticas reflejan una dependencia sobre el texto del Cuarto Evangelio ante-canónico que los "Secesionistas" trajeron a los grupos Gnósticos después de la cisma (Brown 1979: 149). El resto de la comunidad, los "Cristianos Apostólicos" de Brown, también tenían el mismo texto del Cuarto Evangelio ante-canónico. Ellos, sin embargo, redactaron su texto para hacerlo más aceptable a la iglesia institucional emergente que ellos deseaban ensamblar. Ellos eliminaron todas su referencias a María Magdalena que la nombraban como siendo fundadora de su comunidad. Ellos, en vez de eso, hicieron referencias hechas en el texto a un "Discípulo Amado," y convirtieron la Discípula en un hombre anónimo. En dos segmentos del texto, ellos tratan en su redacción de hacer que el Discípulo Amado y María Magdalena se parecen a ser dos diversos individuos por tenerlos apareciendo junto en las mismas escenas. (Defectos estructurales dentro de esos dos segmentos, discutidos más a fondo aquí, demuestran esto.) Hicieron esto porque ellos sabían que los líderes de la iglesia no validarían la autenticidad de un Evangelio escrito por una mujer. Como Brown ha observado: "La aceptación del (Cuarto) Evangelio en el canon…ocurrió solamente con el precio de un aseguramiento que tenía él orígenes apostólicos" (1979: 149). Y, en la opinión de esos lideres de la iglesia institucional, el ministerio de ninguna mujer podría ser apostólico.

De las tres explicaciones posibles, es el tercero que es la más plausible. La primera explicación puede ser refutada fácilmente. Hay lo más ciertamente una conexión entre el Cuarto Evangelio y las escrituras Gnósticos citados aquí. La investigación de Brown muestra que la mayoría de la Comunidad Joánica (los Secesionistas) se tomaron una versión ante-canónico del Cuarto Evangelio con ellos a los Docetistas, los Montanistas, y los Gnósticos (1979: 149). Además de esto, como hemos visto, el Cuarto Evangelio era muy popular entre los Gnósticos bien antes de su aceptación y canonización por la iglesia institucional (Perkins: 946). Y Brown observó que hay "evidencia abundante de la familiaridad con las ideas Joánica" en las escrituras Gnósticos de Nag Hammadi (1979: 147). Había obviamente mucho contacto entre la Comunidad Joánica y los grupos Gnósticos muy temprano. Por lo tanto, no puede ser mera coincidencia que citan a María Magdalena en las escrituras Gnósticos como "la discípula que Jesús quería más" en mucho la misma manera que el discípulo masculino anónimo se cita como tal en el Cuarto Evangelio. Las semejanzas son muy obvias para despedir como sin relación.

Para refutar la segunda explicación, la explicación de Brown, debemos de analizar cuidadosamente la evidencia interna que apoya mi tesis.

LA EVIDENCIA INTERNA

Según lo indicado previamente, una aserción mía importante es que un redactor encubrió cuidadosamente la identidad de María Magdalena como la Discípula Amada, refiriéndole solamente como un discípulo anónimo. Así como el redactor formuló de otra manera los siete segmentos, ya citados, cuales refieren al Discípulo Amado, él simplemente cambió cualquier referencia a María Magdalena substituyéndolas con referencias anónimas al Discípulo Amado o a "otro discípulo." Para la mayoría del documento esto era bastante fácil de hacer y el texto que resultaba aparecía ser congruente. En vez de ver la Magdalena nombrada, al que lee se le presenta simplemente el discípulo masculino anónimo.

Quitando referencias a María Magdalena de la mayoría de la historia era fácil. Sin embargo, en el camino de su obra, el redactor fue enfrentado con un problema. La tradición que coloca a María Magdalena en el pie de la Cruz y en la Tumba Vacía en la mañana del domingo era demasiado fuerte para negar. La presencia de la Magdalena en ambos de estos acontecimientos era conocimiento común entre la mayoría de las comunidades Cristianas tempranas. (Esto es evidenciado por el hecho que los otros tres Evangelios del Nuevo Testamento la colocan presente en estos acontecimientos.) El redactor no podía omitir fácilmente cualquier referencia a la Magdalena en la Crucifixión o cualquier referencia a ella como testigo primario a la Resurrección. Sin embargo, el redactor todavía deseó establecer el Discípulo Amado como el fundador de su comunidad y como testigo ocular a estos acontecimientos importantes en la obra de la salvación. Así, él podría todavía mantener que el fundador de su comunidad era un testigo ocular a los acontecimientos en el Evangelio aunque él no puede inexplicablemente revelar su identidad (Juan 21:24). A este punto, el redactor probablemente se hizo una pregunta muy similar a ésta: ¿Cómo puedo yo suprimir el conocimiento de María Magdalena como la fundadora de nuestra Comunidad sin ser tan obvio para quitarla de los cuentos de la Crucifixión/Resurrección, con cuales la mayoría de los cristianos son ya familiares?

La solución del redactor para este problema era realmente absolutamente simple. En esos dos acontecimientos donde él no podría negar la presencia de la Magdalena, él formulará de otra manera el texto para ser aparecer que María Magdalena y el Discípulo Amado son dos individuos distintos que aparecen simultáneamente en el mismo lugar, al mismo tiempo. Por consiguiente, María Magdalena y el Discípulo Amado masculino aparecen juntos en el Cuarto Evangelio en solamente dos segmentos — 19:25-27 (en el pie de la Cruz) y 20:1-11 (en la Tumba Vacía en la mañana del domingo). ¿No es esto interesante? Y es exacto en estos dos segmentos que encontramos algunas inconsistencias estructurales importantes dentro del texto del Cuarto Evangelio. Brown escribió sobre estas inconsistencias en ambos de estos segmentos. (Eso muestra que no me estoy imaginando inconsistencias en segmentos que tienen ninguno.) Notablemente, Brown no encuentra ningún tal defecto estructural en cualesquiera de los otros segmentos que contienen referencias al Discípulo Amado.

INCONSISTENCIAS ESTRUCTURALES EN EL CUARTO EVANGELIO

El segmento del Cuarto Evangelio que tiene María Magdalena y el Discípulo Amado junto en el pie de la Cruz dice lo siguiente:

**Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofas, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, él dijo… (Juan 19:25ff)**

Corté el segmento aquí para hacer una ilustración. La estructura de esta lectura está muy extraña. En la primera sentencia (v. 25) leímos una lista de las mujeres que estaban junto a la Cruz de Jesús. En la segunda sentencia (v. 26) el escritor se parece referir a la lista ya mencionada de mujeres junto a la Cruz cuando él llama a una de ellas el discípulo que Jesús quería mucho. Si uno leyera solamente la porción del segmento ya citado, uno asumiría fácilmente que el "Discípulo Amado" es una de las mujeres junto a la Cruz con la madre de Jesús. (Lee te lo otra vez y vea si usted no estas de acuerdo.)

La lectura entera dice lo siguiente:

**Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofas, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, el dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo." Luego le dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Desde entonces, ese discípulo la recibió en su casa. (Juan 19:25-27)**

La versión original ante-canónico de este segmento refirió probablemente a María Magdalena como la discípula que Jesús quería mucho. Con el uso de pronombres masculinos (en Griego), el redactor podía cambiar la Discípula Amada en el varón anónimo aparentemente como una idea posterior. La estructura de este segmento se parece un poco forzada e indica que fue alterada probablemente como he afirmado.

Brown de ninguna manera postula la tesis propuesto por mí aquí. Sin embargo, él notó la inconsistencia entre v. 25 y vss. 26-27. En una parte de su discusión sobre este segmento él pregunta porqué el Discípulo Amado no fue incluido en la lista de las personas que estaban junto a la Cruz en v. 25 (Brown 1970: 922). Él observó que los otros tres Evangelios no nombraron ni la madre de Jesús, ni el Discípulo Amado como siendo junto a la Cruz. Él concluyó que la madre de Jesús "fue mencionada específicamente en la tradición que vino a la Evangelista, según lo visto en v. 25, pero que la referencia al Discípulo Amado…es un suplemento a la tradición" (Brown 1970: 922). Brown detectó, por razones además de ésos postuladas aquí, que el "Discípulo Amado" se parecía extrañamente fuera de lugar en esta lectura.

Si comparamos a Juan 19:25-27 con el segmento del Evangelio de Felipe citado previamente, notamos algunas semejanzas sorprendente.

** Hubieron tres quién andaron siempre con el Señor: Maria su madre y su hermana y Magdalena, la quién fue llamada su compañera. Su hermana y su madre y su compañera eran cada cual una Maria (NHC II.3.59.6-11) (Robinson 1988: 145).**

El Evangelio de Felipe hace referencia al mismo grupo de mujeres que están juntos a la Cruz en el Cuarto Evangelio. Sin embargo, el Evangelio de Felipe representa claramente a María Magdalena como la "compañera" de Jesús. La explicación de Brown para esta semejanza es que el Cuarto Evangelio influenció de alguna manera a los autores de las escrituras Gnósticas en nombrar a María Magdalena como la discípula que Jesús quería mucho (1979: 154). Es decir, según lo indicado previamente, él discute que lo que leemos en el Evangelio de Felipe es una reacción a lo que esta escrito en el Cuarto Evangelio canónico. Esto es muy inverosímil. Afirmando que el autor del Evangelio de Felipe respondió de esta manera al Cuarto Evangelio no explica porqué la inconsistencia estructural aparece en ese segmento del Cuarto Evangelio en el primer lugar. Además, Brown discute que los Gnósticos convirtieron a María Magdalena en el Discípulo Amado en respuesta a la representación de ella en el Cuarto Evangelio. Sin embargo, él no procura explicar porqué el nombre del Discípulo Amado en el Cuarto Evangelio se vela en secreto en el primer lugar. Creo que la explicación más plausible es que la literatura Gnóstica citada aquí refleja la tradición anterior. El redactor del Cuarto Evangelio modificó esa tradición por las razones ya indicadas.

El segmento del Cuarto Evangelio que describe a María Magdalena y el Discípulo Amado junto en la Tumba Vacía dice lo siguiente:

**El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra que tapaba la entrada. Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo: "¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!"

Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo junto; pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró. Detrás de él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. El también vio allí las vendas; y además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús, no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar. Luego, aquellos discípulos regresaron a su casa. María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. (Juan 20:1-11)**

Las inconsistencias estructurales en esta lectura son deslumbrantes. En su discusión de esta lectura Brown observa que "hay una cantidad de inconsistencias extraordinario que traicionan la mano de un redactor que ha alcanzado la congruencia combinando extractos desiguales" (1970: 995). Esta lectura también se ha descrito como conteniendo "alto drama y coreografía confuso" (Setzer: 262).

En sus comentarios sobre Juan 20:1-11, Brown menciona varias inconsistencias. Uno, en particular, que vale una mirada para los propósitos de este estudio, es esta observación de Brown: "No está claro cuando o como la Magdalena volvió a la tumba en (v.) 11" (1970: 995). Brown se fija que hay un rastro quebrado en los recorridos de María Magdalena de un lugar a otro en esta lectura:

  • En v. 2 María Magdalena se va corriendo LEJANA de la Tumba a Pedro y al "otro discípulo" para decirles que el cuerpo de Jesús no estaba en la Tumba. A este punto, Maria Magdalena está LEJANA de la Tumba junto con Pedro y el "otro discípulo."
  • En v. 3 Pedro y el "otro discípulo" corren para la Tumba. No mencionan a María Magdalena como siendo vuelta a la Tumba con los dos hombres. Ella ha permanecido detrás — aún LEJANA de la Tumba.
  • En v. 11 María Magdalena es descrito precipitadamente como llorando restante cerca de la Tumba. Sin embargo, no hay mención de su regreso a la Tumba en esta escena después que ella le dice a Pedro y al "otro discípulo" que el cuerpo de Jesús faltaba.

¿Cuándo volvió María Magdalena a la Tumba? Esta lectura pierde la pista de su rastro entre v. 2 y v. 11. Brown notó esto (1970: 995). Afirmo que esta inconsistencia es debido a la inserción de su ego alterno, el Discípulo Amado masculino, en vss. 2 a 10. Es obvio que este segmento ha tenido ciertas redacciones extenso hecho a él. El esfuerzo del redactor de encubrir la identidad de María Magdalena como la Discípula Amada, y de hacer a dos individuos fuera de uno, ha creado una cuenta embrollada del paradero de la Magdalena entre vss. 2 y 10 en esta lectura. Brown mantiene que este segmento "ha padecido un desarrollo considerable" (1970: 1001). Él considera la posibilidad que Lucas 24:12 refleja una tradición anterior en cual Pedro corre a la Tumba sin el otro discípulo. Una versión ante-canónico del Cuarto Evangelio pudo haber reflejado esto antes de que el redactor lo formuló de otra manera. Brown afirma que la inserción del Discípulo Amado en la escena en Juan 20 era la obra del redactor. En hecho, él mantiene que es precisamente la introducción del Discípulo Amado en este texto que ha causado las inconsistencias que he discutido aquí (Brown 1970: 1001).

Setzer describe la inserción del Discípulo Amado en este segmento como una "invención" (262). Ella observa, como hace Brown, que la cuenta de Pedro y el Discípulo Amado corriendo a la Tumba junto está "intercalada entre" el descubrimiento inicial de María Magdalena de la Tumba Vacía y de su primera encuentro con el Jesús Resucitado. Ella afirma que esta "invención" dejó el Evangelio conservar la tradición que María Magdalena era la primera que descubrió la Tumba Vacía y a la vez atribuir la prominencia al Discípulo Amado como la primera persona a alcanzar la Tumba Vacía y creer que Jesús ha Resucitado (Setzer: 262).

La observación de Setzer es muy consistente con la hipótesis que he propuesto aquí. Mi tesis también alega una invención de parte del editor final del Cuarto Evangelio. El redactor deseó mantener que el Evangelio era basado en el testimonio ocular del fundador y héroe de su comunidad. Sin embargo, él no deseaba admitir que esta fundadora y héroe era una mujer. Todavía, él no podría muy bien negar la presencia de María Magdalena en la Crucifixión y en la Tumba Vacía. Así pues, su "invención," como Setzer la pone, era convertir a María Magdalena en un discípulo masculino anónimo a través del texto excepto en esos lugares en donde él no podría negarle su presencia debido a la tradición anterior fuerte al contrario. En esos segmentos, él colocó al Discípulo Amado y a María Magdalena junto en las mismas escenas. Esto explica las inconsistencias estructurales, la coreografía confusa, y la invención evidente.

Una otra inconsistencia que Brown observó (1970: 995) vale una mirada aquí:

**Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenia que resucitar. (Juan 20:8-9)**

El contraste entre "él…vio lo que había pasado, y creyó" en v. 8 y "todavía no habían entendido" en v. 9 es peculiar. El versículo 9 está haciendo claramente referencia al versículo 8. Sin embargo, la referencia es contradictoria. Esto aparece ser un tentativo de mezclar dos diversos tradiciones: uno en cual los discípulos no entendían inmediatamente, ni creyeron en, la Resurrección (Mateo 28:17; Marcos 16:11,13; Lucas 24:11), y otro en que María Magdalena, convertido aquí en el "otro discípulo," percibe la verdad inmediatamente (Mateo 28:1,8; Marcos 16:9; Lucas 24:10).

EVIDENCIA CORROBORANTE ADICIONAL

Brown alcanza muchas conclusiones en su investigación que son consistente con mi tesis. De veras, todo en el perfil del Discípulo Amado por Brown es compatible con lo que se sabe sobre María Magdalena — es decir, a excepción de su sexo.

Brown dice que "la actitud Joánica sobre las mujeres era absolutamente diferente de ésa atestiguaron en otras iglesias Cristianas del primer-siglo." Él agrega: "El lugar único dado a las mujeres (como anunciadoras) en el Cuarto Evangelio refleja la historia, la teología, y los valores de la Comunidad Joánica" (Brown 1979: 183). ¿Puedo sugerir respetuosamente una explicación adicional? Quizás, el lugar único dado a las mujeres en el Cuarto Evangelio es debido a que fue generado originalmente por una mujer.

Brown sugiere que la imagen Joánica llegue a ser más comprensible si el Discípulo Amado había sido un discípulo de San Juan el Bautista, y si el discípulo comenzó a seguir a Jesús cuando Jesús estaba en compañerismo con el Bautista (1979: 32-34). Esto es ciertamente un escenario plausible que no contradice mi tesis.

Brown también dice que el Cuarto Evangelio contiene muchas referencias exactas a los lugares y a los costumbres de la Tierra Santa (1979: 22). Estas referencias sugieren profesión de autor de un testigo ocular que vivió en la Tierra Santa antes de la destrucción del Templo en A.D. 70. Todas de estas observaciones de Brown son consistentes con un paradigma que incluya a María Magdalena como la autora del Cuarto Evangelio.

Otro factor que tiende a apoyar mi tesis es la rivalidad entre el Discípulo Amado y Pedro en el Cuarto Evangelio (Brown 1979: 31). El lazo yuxtaposicionál entre Pedro y el Discípulo Amado en el Cuarto Evangelio es muy similar al lazo entre Pedro y María Magdalena en la recopilación de Nag Hammadi. Esto sugiere que el redactor del Cuarto Evangelio convirtió a María Magdalena en el discípulo masculino anónimo pero preservó la tema de la rivalidad entre el Discípulo y Pedro.

Brown ha observado que muchas veces en el Cuarto Evangelio el Discípulo Amado está explícitamente puesto en superioridad además de Pedro. Algunos de los ejemplos que él menciona (Brown 1979: 82-83) son como lo siguiente:

  • en 13:23-26 el Discípulo Amado se está reclinando sobre el pecho de Jesús mientras que Pedro tiene que suplicarle al Discípulo que le haga una pregunta a Jesús por cuenta de él;
  • en 18:15-16 el Discípulo Amado tiene acceso al palacio del sumo sacerdote mientras Pedro no tiene tal acceso;
  • en 20:2-10 el Discípulo Amado cree inmediatamente en la Resurrección mientras que Pedro y el resto de los discípulos no entienden;
  • en 21:7 el Discípulo Amado es el único quién reconoce al Cristo Resucitado mientras que Cristo les habla de la orilla a los discípulos en su barco de pesca;
  • en 21:20-23 Pedro celosamente le pregunta a Jesús algo acerca del sino del Discípulo Amado.

Las escrituras de la Biblioteca de Nag Hammadi contienen esta misma clase de rivalidad entre Pedro y María Magdalena:

  • el Evangelio de María describe a Pedro como siendo celoso de las revelaciones que la Magdalena recibió del Cristo Resucitado (NHC BG 8502.1.17.7ff) (Robinson 1988: 526-527);
  • el Evangelio de Tomás describe a Pedro diciendo lo siguiente sobre la Magdalena: "Dejen que María se nos vaya, porque las mujeres no son dignas de la vida" (NHC II.2.51.19-20) (Robinson 1988: 138);
  • en el Evangelio de Felipe la afinidad entre Jesús y María Magdalena se compare con tal afinidad entre Jesús y el resto de los discípulos (NHC II.3.63.32ff) (Robinson 1977: 138; 1988: 148);
  • ejemplos similares de Pedro haber sido superado por María Magdalena ocurren en el Evangelio de los Egipcios y Pistis Sofia (documentos Gnósticos encontrados antes del descubrimiento de la Biblioteca de Nag Hammadi).

COMENTARIOS CONCLUYENTES

La postulación de María Magdalena como autora del Cuarto Evangelio no desafía su origen apostólico. Si María Magdalena era el líder y héroe de la comunidad del Cuarto Evangelio, entonces la reconocieron probablemente como una Apóstola dentro de esa comunidad. De veras, en reconocimiento del hecho que ella era la primera que proclamó la Resurrección de Cristo, la Iglesia Católica Romana la ha honrado con el título apostola apostolorum que se traslada en "la apóstola a los apóstoles." En proponer esta tesis yo ciertamente no estoy desafiando la integridad del Cuarto Evangelio. Tampoco imputo intento especioso sobre cualesquiera de los redactores del Evangelio. Es hoy bien conocido que la Biblia es repleta con escrituras seudonimosos: una práctica común en la antigüedad que no fue vista como fraudulento. A pesar de las redacciones y las inconsistencias que ellos pudieron haber causado — la intención del autor, de la evangelista, y de cualquier redactor subsecuente era a proclamar el evangelio "en tal manera que nos dijeron la verdad sincero sobre Jesús" (Dei Verbum, n. 19) (Abbott: 124). También preservaron "sin error aquel verdad que Dios quería puesto en las escrituras sagradas para la causa de nuestra salvación" (Dei Verbum, n. 11) (Abbott: 119). Es decir, en el encubrimiento de la identidad del Discípulo Amado, o la conversión de ese discípulo en varón en vez de una hembra, el redactor no estropeó con ningún dogma esencial del evangelio de Jesús. Por lo tanto, el redactor del Cuarto Evangelio todavía dispensaba la Verdad.

Aquellos que leen este ensayo deben de también refrenarse de asumir o de deducir que Jesús y María Magdalena tenían cualquier clase de afinidad amorosa ilícita basado en cualesquiera de las escrituras citadas aquí. No debemos de tener tanta prisa a mirar la literatura antigua a través de un "lente moderna." Estoy haciendo ciertamente ningún aserto de poseer la palabra final sobre esta tema. Sin embargo, las conclusiones de este estudio no vienen bajo la rúbrica "de las deducciones excedentemente imaginativas sobre la historia eclesiástica" de cuales Brown nos advierte (1979: 19). Hay algunas razones muy sólido que deben hacernos considerar la posibilidad de la profesión de autora de María Magdalena del Cuarto Evangelio:

  • hay la evidencia documental extrabíblico sólido cual establece una tradición fuerte que hay, por lo menos algunos, Cristianos Gnósticos que nombran a María Magdalena como la discípula que Jesús quería mucho. Ésta es la evidencia externa fuerte que corrobora la identificación de María Magdalena como "el Discípulo Amado";
  • hay una conexión histórica establecida entre el Cuarto Evangelio y los Cristianos Gnósticos que antedata la canonización del Cuarto Evangelio y la atribución de su profesión de autor a Juan de Zebedeo (Perkins: 946). Esto corrobora la hipótesis que dice que los Secesionistas de la Comunidad Joánica trajeron su Cuarto Evangelio ante-canónico con ellos a las comunidades Cristianos Gnósticos después de la cisma;
  • hay la evidencia interna fuerte que muestra inconsistencias estructurales extensas en los dos segmentos del Cuarto Evangelio cuales contienen a María Magdalena y el Discípulo Amado apareciendo junto. Esto corrobora la hipótesis que dice que un redactor formuló de otra manera las versiones ante-canónicos anteriores del Cuarto Evangelio según lo ya citado;
  • la rivalidad entre el Discípulo Amado y Pedro en el Cuarto Evangelio es muy similar a tal rivalidad entre Pedro y María Magdalena en la recopilación de Nag Hammadi. Esto ayuda a corroborar la hipótesis que dice que el Discípulo Amado del Cuarto Evangelio y María Magdalena son, en realidad, una e idéntico;
  • hay muchas referencias exactas en el Cuarto Evangelio a los lugares y a los costumbres de la Tierra Santa que denotan profesión de autor de un testigo ocular que vivió en la Tierra Santa antes de la destrucción del Templo en A.D. 70 (Brown 1979: 22). María Magdalena estaba lo más ciertamente posible en una posición para dar testimonio muy vivaz y exacto como testigo ocular de los acontecimientos representados en el Cuarto Evangelio. Esto pudo explicar algunas diferencias relumbrante entre el Cuarto Evangelio y los Evangelios Sinópticos que, según la mayoría de los eruditos bíblicos, eran seudónimos y no escritos por testigos oculares;
  • la posición único dado a las mujeres como anunciadoras en el Cuarto Evangelio era muy diferente de su posición en otras iglesias Cristianas del primer-siglo (Brown 1979: 183). Esto es muy consistente con la hipótesis que dice que el Cuarto Evangelio, en hecho, fue sido originado por una mujer — es decir, María Magdalena.

Espero que usted haya leído este ensayo con gusto. Sé que mi hipótesis se parecerá muy radical a usted — por lo menos al principio. Sin embargo, antes de que usted la despida, quisiera que usted considerara algunas cosas.

¿Esta tesis se parece radical a usted solamente porque propongo que una mujer fue la autora de uno de los cuatro Evangelios en la Santa Biblia? Si tuviera una tesis que propuso a Bartolomé, o Andrés, o Santiago, o cualquiera de los otros apóstoles masculinos como autor del Cuarto Evangelio en vez de Juan — ¿eso sería considerado muy radical? Probablemente no. De hecho, la iglesia no tiene cualquier problema con la erudición prevaleciente que dice que un hombre, de quien su nombre ni si siquiera nos sabemos, escribió uno de los documentos Cristianos más sagrados. Imagínese — hasta un hombre sin nombre es preferible a una mujer.

¿Y qué piensas sobre toda la evidencia que he repasado para usted? Compare eso con la base para cual la profesión de autor del Cuarto Evangelio se ha atribuido a Juan de Zebedeo por casi 2,000 años. La mayoría de los eruditos bíblicos rechazan esa evidencia hoy. (¿Te recuerdas? Era basado en los recuerdos de Ireneo de su niñez.) Eso es porque el Evangelio de Juan es considerado anónimo por ellos hoy. Pero, el estándar de la prueba para establecer a una mujer como la autora de un Evangelio es mucho, mucho más alto. Documentos Gnósticos y las inconsistencias estructurales a pesar — la Iglesia institucional probablemente nunca reconocerán a María Magdalena como autora de un Evangelio en el Nuevo Testamento.

Quizás las cosas realmente no han cambiado tanto desde el origen de la iglesia. La profesión de autor de un Evangelio por una mujer sigue siendo quizás la vergüenza que Setzer dice que habría sido hace 2,000 años.

Aquí está algo más a pensar: ¿Porque es que María Magdalena es la prostituta más famosa del mundo cuando la Biblia nunca dice específicamente que ella era una prostituta?

Raymond Brown ha comparado la búsqueda para identificar al autor del Cuarto Evangelio a una buena historia de detectives (1966: lxxxvii). Un buen detective tamiza por la evidencia que es relevante y los descartes él que no sea. Cuando la evidencia comienza a señalar en cierta dirección, él o ella persiguen los indicios y explora todas las varias explicaciones y coartadas. Cuando una teoría emerge como plausible y más creíble que cualquier otra, el detective alcanza una conclusión que implique el nombramiento de un sospechoso o sospechosos. La evidencia que apoya la profesión de autora de María Magdalena del Cuarto Evangelio es mucho más fuerte que la que estableció a Juan de Zebedeo como su autor por casi dos mil años. Después de consideración cuidadosa de la evidencia ya citada, afirmo respetuosamente que el "sospechoso principal" en cualquier búsqueda para identificar al autor del Cuarto Evangelio debe ser María Magdalena.

OBRAS CITADAS POR EL AUTOR

  • Abbott, Walter M., gen. ed. 1966. The Documents of Vatican II. New York: Guild Press.
  • Brown, Raymond E. 1979. The Community of the Beloved Disciple. New York: Paulist Press. 1970. The Gospel According to John (xiii-xxi). New York: Doubleday & Co. 1966. The Gospel According to John (i-xii). New York: Doubleday & Co.
  • Brown, Raymond E., and Raymond F. Collins. 1990. Canonicity, pp. 1034-1054 in The New Jerome Biblical Commentary, edited by Raymond E. Brown, et al. Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall.
  • Haskins, Susan. 1993. Mary Magdalen: Myth and Metaphor. New York: Harper Collins.
  • Perkins, Pheme. 1990. The Gospel According to John, pp. 942-985 in The New Jerome Biblical Commentary, edited by Raymond E. Brown, et al. Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall.
  • Robinson, James M., gen. ed.1988. The Nag Hammadi Library in English. Revised edition. San Francisco, CA: Harper & Row. 1977. The Nag Hammadi Library in English. San Francisco, CA: Harper & Row.
  • Setzer, Claudia. 1997. Excellent Women: Female Witnesses to the Resurrection, Journal of Biblical Literature 116:259-272.

Creemos que la tesis que sostiene Ramón K. Jusino, esta muy bien fundamentada, por las razones obvias que se presentaron en su articulo, que le reproducimos en su totalidad, al mismo tiempo quiero manifestar que, de una u otra manera son hipótesis que siempre nos plantearemos los seres humanos con la finalidad de querer saber la verdad de muchos hechos históricos, pero también sabemos que la historia lo hacen muchos para beneficiarse de ello, porque ojos que no quieren ver, no ven y oídos que no quieren escuchar no oyen, pero podemos decir que en este mundo terrenal nadie, pero nadie tiene la verdad absoluta todo y todo lo creado en este mundo terrenal es relativo, y siempre nos preguntaremos de donde venimos y hacia donde vamos y obviamente siempre vamos a especular y hacer hipótesis de todo tipo, y saben porque, porque es nuestra propia naturaleza en querer saber que hay detrás de todo aquello que es misterioso para nosotros.

JUSTICIA VEINTE SIGLOS DESPUÉS

En el siglo VI, el Papa Gregorio Magno la denomina "ejemplo de perdición" y "esclava de lujuria". La iconografía se encargó luego de "inmortalizarla" a través de los siglos como una prostituta. Todos tenían en mente aquel pasaje del Evangelio (Lc 7, 36-50) que narra cuando Jesús fue invitado a comer a casa de un fariseo y se presenta "una mujer pecadora pública" que con sus lágrimas moja los pies del Maestro, luego se los seca con sus cabellos y se los unge con perfume en señal de agradecimiento por el perdón de sus pecados. Aunque en ningún sitio aparece el nombre de aquella mujer, la Iglesia la identifica con María Magdalena. Habría que esperar hasta el Concilio Vaticano II para que esta institución empezara a hablar de un error histórico.

Han pasado veinte siglos y el tema vuelve a estar de actualidad. "La Ultima Tentación" o "El Código da Vinci" entre un sinfín de títulos relacionados con el tema acaparan desde hace un tiempo la atención del público en general, ya que introducen nuevos ingredientes en la historia que nos han contado que obligan a una revisión no exenta de polémica.

En estos últimos años "se está produciendo un fuerte movimiento de recuperación de la figura de María Magdalena por parte de especialistas del Nuevo Testamento, principalmente mujeres, que leen los textos en perspectiva de género; de historiadores/as, que llevan a cabo una reconstrucción no patriarcal de los primeros siglos del cristianismo, y de la teología feminista, con su lúcida y certera hermenéutica de la sospecha. Sin olvidar el papel fundamental que han jugado en esta recuperación, los evangelios llamados 'apócrifos', sobre todo los de carácter gnóstico, entre los que cabe citar el Evangelio de Tomás, el Evangelio de Felipe, el Evangelio de María y Pistis Sophia". Evangelios que la Iglesia de Roma siempre se encargó de perseguir por heréticos, en un intento de imponer su hegemonía desde el principio de la era cristiana.

Hagamos un viaje en el tiempo y conozcamos a través de todas estas investigaciones cómo eran esos primeros siglos del cristianismo y cuándo aparece la figura de María Magdalena. "Las actuales investigaciones sociológicas, de historia social, de antropología cultural y hermenéutica feminista, sitúan el grupo de seguidores y seguidoras de Jesús en el horizonte de los movimientos de renovación del judaísmo del siglo I, dentro de los movimientos que lucharon contra la explotación patriarcal en las distintas culturas: griega, romana, asiática y judía. Las primeras seguidoras de Jesús eran mujeres galileas que se reunían para comidas comunes, eventos de oración y encuentros de reflexión religiosa con el sueño de liberar a toda mujer en Israel. Fue precisamente esa corriente emancipatoria del dominio patriarcal la que posibilitó el nacimiento del movimiento de Jesús como discipulado igualitario de hombres y mujeres en el que éstas jugaron un papel central, y no puramente periférico.

Las diferentes tradiciones evangélicas coinciden en señalar que estas mujeres fueron protagonistas en cuatro momentos fundamentales: al comienzo, en Galilea, en el Gólgota junto a la cruz y en la resurrección como primeras testigos". En una sociedad machista como era la judía, Jesús con sus enseñanzas rompió muchos de aquellos esquemas."Es como si hubiera querido volver a los orígenes de la divinidad, cuando Dios era femenino. Jesús tuvo el gran mérito de intentar recuperar la feminidad de la divinidad, y abrir ese diálogo a Magdalena. Se encontró con una mujer gnóstica que acabó siendo la compañera de su vida". Esta cuestión parece estar cada vez más demostrada. "Ella es discípula de primera hora, pertenece al grupo más cercano a Jesús, ocupa un lugar preeminente en él, hace el mismo camino que el Maestro hasta Jerusalén y comparte su proyecto de liberación y su destino. Cuando Jesús es condenado a muerte, los discípulos varones huyen por temor a ser identificados como miembros de su movimiento y correr la misma suerte que él. Sólo las mujeres que le habían seguido desde Galilea le acompañan en el camino hacia el Gólgota y están a su lado en la cruz".

Las investigaciones indican sin lugar a dudas que María Magdalena fue una discípula destacada en quien el Maestro depositó toda su confianza, y tuvo un papel importante a su lado pero más aún después de su muerte. Los relatos evangélicos coinciden en señalar que las mujeres fueron testigos de la resurrección y María Magdalena estuvo en primera fila. "Es precisamente ella quien comunica la noticia a los discípulos, quienes reaccionan con incredulidad. Magdalena cumplió las tres condiciones para ser admitida en el grupo apostólico: haber seguido a Jesús desde Galilea, haber visto a Jesús resucitado y haber sido enviada por él a anunciar la resurrección. El reconocimiento de María Magdalena como primera testigo del Resucitado explica su protagonismo en el cristianismo primitivo, al mismo nivel que Pedro, e incluso mayor en algunas iglesias".

El Evangelio apócrifo de María habla ya de una polémica en torno al papel de la mujer dentro de la Iglesia. Recoge el momento en que María Magdalena se reúne con los apóstoles para anunciarles la resurrección y refleja la respuesta de Pedro, que no acababa de creerse cómo el Salvador había hablado con una mujer al margen de ellos, cómo podía ser ella preferida frente a todos ellos. El texto dice que Magdalena llorando se dirigió a Pedro y le preguntó cómo podía pensar que ella se inventaba cosas o mentía en lo referente al Salvador. El evangelio de María dice que Leví tomó la palabra y respondió a su compañero: 'Pedro, tú eres siempre colérico. Observo que tratas a las mujeres como si fuesen enemigos. Si el Señor la ha hecho digna, ¿quién eres tú para rechazarla? Ciertamente el Salvador la conoce muy bien, por eso la ama más que a nosotros. Es mejor que nos avergoncemos, nos revistamos del hombre perfecto, nos formemos como él nos ha mandado y prediquemos el evangelio, sin importarnos más mandato o ley que lo dicho por el Salvador'.

María Magdalena aparece en los textos como la discípula predilecta y compañera del Salvador y que "esta situación privilegiada provoca celos en algunos apóstoles, especialmente en Pedro, quien según el evangelio apócrifo Pistis Sophia reacciona en estos términos: 'Maestro, no podemos soportar a María Magdalena, porque nos quita todas las ocasiones de hablar, en todo momento está preguntando y no nos deja intervenir". Son muchos los textos que apuntan a que María Magdalena fue la alumna más aventajada, la más próxima al Maestro, quien pudo conocer de cerca su "auténtica naturaleza" y comprender sus palabras para luego poder transmitirlas. Juntos pondrían los cimientos y desarrollarían una escuela para que tanto su palabra como el conocimiento que él aportó a la humanidad, no se perdiera. El mensaje que transmitía hablaba de un Jesús cercano, posible, real, que dejó marcado "el Camino, la Verdad y la Vida". Y este movimiento llegó a ser tan importante que hay teólogos que piensan que sin esta corriente de pensamiento, no hubiera sido posible mantener vivo el mensaje de Jesús.

María Magdalena, como había adelantado impulsivamente Pedro en varias ocasiones, no era un personaje cómodo para ese diseño de Iglesia que ya se estaba trazando. Según los historiadores las cosas empiezan a cambiar allá por el siglo III cuando se confirma el liderazgo de Pedro y Pablo y su línea doctrinal, que apartaba definitivamente a las mujeres de toda responsabilidad y compromiso. "Con el proceso de patriarcalización, clericalización y jerarquización del cristianismo, María de Magdala fue relegada al olvido; más aún, representada como la penitente y la sirvienta de Jesús en agradecimiento por haber expulsado de ella los malos espíritus". Con este hecho no sólo se relegaba a María Magdalena al olvido sino a todas las mujeres que desde ese momento son apartadas de todo lo que tenga que ver con lo sagrado y pasan a ser las descendientes de Eva y su pecado original.

A pesar de estas manipulaciones, María Magdalena jugó un papel fundamental en aquella Iglesia primitiva. "Ella debería haber sido la verdadera fundadora del Cristianismo, Jesús la había escogido. Por eso las primeras comunidades cristianas eran profundamente femeninas. Había sacerdotisas y obispas". ¿Quién se encargó entonces de ocultar esto? "fueron los hombres, dentro de los seguidores de Jesús quienes la oscurecieron como así lo hicieron con todas las mujeres. Ganaron la batalla las doctrinas de Pedro y Pablo y cuando la Iglesia se convierte en la religión del imperio romano, se hace una religión masculina y a la Magdalena se la confunde deliberadamente con la prostituta del Evangelio y se la convierte en la pecadora arrepentida".

A partir de aquí se diseña una Iglesia liderada por Pedro, exclusiva de hombres, con un celibato impuesto -por tanto, pocas veces cumplido-, con una estructura jerárquica que nada tiene que ver con el mensaje original transmitido por el Maestro. Un mensaje que hablaba de que cada hombre debía de despertar la chispa divina que llevaba dentro; sólo eso le permitiría conectar con el Creador y para ello no necesitaba de ningún intermediario porque había dejado marcado un camino: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado".

Nos encontramos por tanto ante la primera apóstol, "ante una mujer más culta que los Apóstoles que poco entendían a Jesús, aunque le amaban. Sin duda fue la mujer a quien el Maestro más amó, a la primera que se le aparece después de resucitado. Es posible que haya sido ella quien iniciara a Jesús en las doctrinas gnósticas y él le reveló a ella sus misterios más ocultos. Fue iniciada por él".

Después de dos mil años nos encontramos ante una verdad histórica velada intencionadamente. Una verdad que pone en tela de juicio los pilares fundacionales de la Iglesia, así como el mensaje que nos ha transmitido. "Jesús era muy diferente a cómo nos lo han presentado. Se parece muy poco al Jesús divino predicado por la Iglesia. La Iglesia ha estado siempre interesada en defender el celibato y la virginidad por encima del matrimonio. Ha demonizado el sexo convirtiéndolo en el primer pecado capital, algo que no tiene ningún fundamento en los evangelios". Son muchos los investigadores que apoyan la tesis de que Jesús pudo tener descendencia con María Magdalena, cuestión bastante lógica dentro de la sociedad judía donde este hecho era considerado una bendición de Dios y lo contrario era casi como un castigo. La cuestión en sí no tendría mayor importancia si no es porque de alguna forma, "acaba con la imagen del Jesús mitificado y virgen -que es una falsedad- y hace aflorar a un Jesús histórico y humano, 'igual a nosotros menos en el pecado'. Porque, ¿es que casarse y engendrar hijos es pecado?".

Dan Brown y su polémico "Código da Vinci" han contribuido con mucha valentía y a pesar de las amenazas y críticas del Vaticano, a esta humanización de Jesús, como también y siguiendo su estela, la gran cantidad de libros que en estos momentos inundan escaparates y librerías y que en muy poco tiempo se han convertido en los títulos más consumidos por el gran público.

Arias, en el título de su último libro habla de La Magdalena como "el último tabú del Cristianismo" y nosotros nos preguntamos si de verdad éste será el último o no hemos hecho más que empezar a quitar máscaras y a descubrir verdades. El periodista está convencido de que "acabado el tabú del sexo, acaba también el tabú de todas las mitificaciones sobre Jesús, y como consecuencia, la Iglesia estará obligada a revisar a fondo toda su historia". No sólo su historia sino todo ese mundo que ha creado apoyándose en esta y otras mentiras, utilizando el miedo. Pero sobre todo, algún día tendrá que explicar el motivo de su fobia hacia las mujeres, hacia lo femenino, hacia todo lo relacionado con el origen y la verdadera historia de la humanidad. Parece ser que la Iglesia nunca entendió el mensaje de Jesús y asiste ahora al derrumbamiento de sus cimientos. Es curioso ver cómo después de veinte siglos y tanto "esfuerzo", la Iglesia no ha podido doblegar lo femenino que surge con más poder que nunca.

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