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Pronombre demostrativo: significados o valores que adquiere según el contexto

Enviado por Martínez Deiwe


Partes: 1, 2

    (Puesta en práctica de una actividad didáctica dirigida al sexto grado de la segunda etapa de la educación básica)

    1. Reseña histórica de la lengua
    2. Gramática: tipos e historia
    3. Pronombres
    4. Pronombre Demostrativo
    5. Aplicación y análisis del corpus en situaciones orales y escritas
    6. Diferencias entre lenguaje oral y escrito
    7. Marco metodológico
    8. Desarrollo de las actividades didácticas
    9. Conclusiones
    10. Referencias bibliográficas
    11. Anexos

    INTRODUCCIÓN

    El lenguaje es universal, está presente de la misma manera en todos los seres humanos, independientemente de su lugar de origen y del momento histórico en que vive. Sin embargo, lo que sí varía de grupo en grupo y de hablante en hablante son los usos de la lengua. Los seres humanos lo emplean de variadas formas y en diversas situaciones: el dedo encima de los labios indicando silencio, la escritura de una tarjeta, la lista del mercado, el programa de radio, las conferencias en la universidad… todos son ejemplos de las múltiples formas como se concreta el lenguaje.

    El lenguaje es una facultad poderosa que puede ser utilizada tanto para encantar, seducir, consolar, como para manipular, agredir, ofender. Puede manifestarse en forma verbal o no verbal. Un Epa como te va o una "torcida de ojos" nos da un mensaje que entendemos fácilmente.

    Todos hacemos uso del lenguaje, pero no expresamos nuestras ideas de la misma manera. Cada grupo humano crea sus propios signos para relacionarse gracias al lenguaje. El producto de esa creatividad es lo que se conoce con el nombre de lengua.

    La lengua a la que se refiere este trabajo es la lengua española, la lengua de Cervantes, la que hablamos la mayoría de los venezolanos. Es la que nos une, la que nos permite afianzar nuestra identidad, interactuar con los miembros de nuestra comunidad, adquirir conocimientos o compartir nuestra cultura.

    La conversación en diferentes contextos y la intencionalidad del hablante producen cambios en algunas partes de la oración, como adverbios, conjunciones, pronombres,… que en su funcionamiento adquieren otros valores.

    El español de Venezuela es presentado en este trabajo con variados ejemplos que permiten identificar a un hablante como venezolano en la cual se pone de manifiesto la creatividad y el humor del venezolano, pero, sin dejar de utilizar las reglas de la gramática, por ejemplo, y para interés de éste trabajo, el uso del pronombre demostrativo.

    MARCO TEÓRICO

    RESEÑA HISTÓRICA DE LA LENGUA

    La lengua que trajeron los colonizadores era el castellano, que inicialmente era el idioma de Castilla, una región de España. ¿Por qué hablaban ese idioma? Los colonizadores procedían de muchas partes de España, pero, tenían una lengua común porque, para el momento en que ellos vinieron a América, el castellano no se hablaba sólo en su lugar de origen, sino en casi todo el suelo español.

    En tiempos remotos, en lo que hoy se llama España se hablaba varias lenguas, eso ocurría porque el territorio estaba habitado por pueblos iberos y celtas, los cuales tenían idiomas diferentes, y por los antepasados de los vascos, que tenían su propia lengua, distintas de las otras dos. Para contemplar esta diversidad, había colonias de comerciantes fenicios y griegos, y en ellas se hablaba la lengua de estos colonos.

    Llegan a esa tierra los romanos y las lenguas autóctonas son gradualmente sustituidas por el latín, en el siglo III antes de Cristo, las tropas romanas conquistan el territorio ibérico y lo convierten en una provincia del imperio Romano, a la que denominan Hispania. Los iberos y los celtas asumen la cultura romana, lo que hace que abandonen sus idiomas nativos para adoptar la lengua de los conquistadores: El latín. Cuando cae el imperio Romano, el latín comienza a transformarse en romance hispánico, en el siglo V después de Cristo, unas tribus a las que los romanos daban el nombre de "bárbaros", invaden el imperio Romano y provocan su desaparición. A Hispania llegan varios grupos bárbaros. El más importante de ellos es el de los visigodos, quienes fundan allí un reino. Los visigodos no imponen su lengua, sino que, por el contrario, aprenden el latín de sus súbditos. Pero durante su mandato, el idioma se transforma gradualmente. Ese latín modificado que se habló en Hispania en tiempos de los visigodos recibe el nombre de "romance hispánico".

    Más tarde llegan los árabes y del romance nace el castellano; en el siglo VIII, el reino visigótico es invadido por los árabes, quienes fundan en el sur una provincia del imperio árabe a la que dan el nombre de Al-Andalus. Los pobladores de esa zona continúan hablando romance hispánico, pero le agregan muchas palabras árabes, creando una lengua mixta que se conoce con el nombre de "mozárabe". Fuera de los límites de Al-Andalus, en la parte norte de España, el romance cambia de una región a otra, originando variedades geográficas, es decir, maneras de hablar características de una zona. La variedad que surge en el área de Cantabria sería más tarde conocida con el nombre de castellano.

    Se funda el reino de Castilla y el castellano comienza a crecer; en el siglo X se funda en Cantabria el reino de Castilla, llamado de ese modo porque en la región había numerosos castillos. Aunque se trata de un reino pequeño, pronto comienza a expandirse hacia el sur, reconquistando territorios en poder de los árabes. En cada zona recuperada, el castellano desplaza al mozárabe. En el siglo XIII, el rey Alfonso X el Sabio ordena que todos los documentos se redacten en castellano y funda una escuela de traductores para que pongan en este idioma muchas obras científicas, humanísticas y literarias escritas en latín, en árabe y en hebreo; todo ello hace que el castellano se fortalezca.

    España se unifica y el castellano se convierte en su lengua, en el siglo XV, Castilla es un reino poderoso. Su reina, Isabel, contrae matrimonio con Fernando, el rey de Aragón, y de este modo se fusionan los dos reinos principales. Estos gobernantes, conocidos en la historia como los reyes católicos, terminan además de recuperar el pequeño territorio que aún queda en poder de los árabes y conquistan el reino de Navarra. Con esas acciones, la mayor parte del suelo español queda unificada y el castellano se convierte en el idioma de todos. Lo que era una variedad regional se transforma en una vigorosa lengua.

    España es el centro de un imperio y el castellano llega a América, durante el reinado de los Reyes Católicos, los españoles llegan a América y fundan numerosas colonias en el continente. España se convierte en la cabeza de un gran imperio. El castellano se impone en estas tierras del nuevo mundo, desplazando las lenguas indígenas precolombinas. Por ser la lengua de todo un imperio y no solo de uno de los reinos, el castellano comienza a ser conocido con el nombre de español.

    La conquista de América implicó la imposición de la lengua de los conquistadores a los pueblos sometidos. El proceso de castellanización de este contenido fue muy lento, debido a la gran diversidad de lenguas indígenas y a la gran extensión del territorio americano. No obstante, poco a poco, la catequización, la convivencia y el mestizaje consolidaron el uso de la lengua española. El español americano tiene características peculiares que lo diferencian del peninsular, puesto que el hombre llegó a América y, posteriormente, el hombre americano lo adaptan a una realidad económica, geográfica y espiritual diferente. Los vocablos españoles en el habla de los americanos revelan una nueva visión de las cosas, nuevos intereses vitales. Por eso se puede hablar de nuestro español como una manifestación del ser americano.

    GRAMÁTICA: TIPOS E HISTORIA

    Gramática: Rama de la lingüística que tiene por objeto el estudio de la forma y composición de las palabras, así como de su interrelación dentro de la oración o de los sintagmas.

    Tipos de gramática

    La gramática normativa es el conjunto de reglas que establece el correcto funcionamiento de las estructuras lingüísticas de una determinada lengua, de las diversas partes de la oración según la norma de cada lengua. Dictamina qué palabras son compatibles entre sí y qué oraciones están bien formadas o son gramaticalmente correctas.

    La gramática histórica aborda el estudio de los cambios que ha habido en la formación de las palabras y de las oraciones a lo largo de la historia; por ejemplo, cómo era una determinada palabra o una construcción en el español antiguo o en el del siglo de oro (véase Lengua española). Las gramáticas comparadas estudian las semejanzas y diferencias que existen entre las lenguas y establece de qué forma influye una lengua sobre otra y si hay relaciones de parentesco entre las mismas. La gramática funcional, por su parte, investiga el empleo de las palabras y de los distintos tipos de oraciones según el contexto social.

    Desde otra perspectiva, la de la gramática descriptiva, se analiza cómo están organizadas las unidades mínimas con significado que forman las palabras (morfemas) y las que forman las oraciones (sintagmas). Su estudio abarca un estado de lengua en un momento dado. La gramática descriptiva indica qué lenguas —incluso aquéllas que nunca se han escrito ni registrado por ningún otro procedimiento— tienen una estructura parecida.

    La gramática generativa fundada por el investigador estadounidense Noam Chomsky intenta establecer las reglas que permiten a los hablantes generar todas las oraciones gramaticales de una lengua.

    Historia de la gramática

    Quienes iniciaron el estudio de la gramática fueron los griegos, que lo hicieron desde una perspectiva filosófica y describieron la estructura de la lengua. Esta tradición pasó a los romanos, que tradujeron los términos gramaticales, tanto de las partes de la oración como de las categorías gramaticales; muchas denominaciones han llegado a nuestros días (como por ejemplo nominativo, singular, neutro). Pero ni los griegos ni los romanos supieron cómo estaban relacionadas las diversas lenguas. Esta aproximación surgió con la gramática comparativa, que fue el enfoque dominante en la lingüística del siglo XIX.

    Al parecer, las primeras investigaciones gramaticales del mundo moderno han ido emparejadas con el afán por descifrar las inscripciones y textos antiguos. De ahí que la gramática estuviera ligada a las sociedades que poseían una extensa tradición de textos escritos. La primera gramática que se conoce es la Panini para el sánscrito, una lengua de la India. En ella se mostraba cómo se formaban las palabras y qué parte de las mismas era la que llevaba el significado. Los trabajos de Panini y de otros estudiosos indios sirvieron para interpretar los libros sagrados de los hindúes, que se escribieron en sánscrito. Otro pueblo que prestó gran atención a su lengua fueron los árabes, que en la edad media introdujeron en Occidente todo el saber de los filósofos griegos, olvidados hasta que ellos llegaron.

    Realizaron la traducción de las obras de la antigüedad a su lengua, y en función de su expansión geográfica estuvieron en contacto con otras lenguas desde la cuenca mediterránea hasta Persia en el extremo oriental. Gracias a la convivencia que tuvo lugar en la península Ibérica de las culturas árabe, hebrea y cristiana se desarrolla en Toledo la Escuela de Traductores, donde se copian y traducen importantes obras que así llegaron al conocimiento de Occidente. A lo largo del siglo X, los judíos completaron el inventario léxico del hebreo, conocido como el lexicón, término de origen griego, y asimismo llevaron a cabo lo que hoy se denominaría primer estudio filológico del Antiguo Testamento.

    Al gramático griego Dionisio de Tracia se le debe el esfuerzo de elaborar su Arte de la Gramática, primera gramática de su lengua en términos modernos, difundida por los árabes y que ha servido de base a las gramáticas del griego, del latín y de otras lenguas europeas hasta bien entrado el renacimiento. Durante toda la edad media quienes en Europa se dedicaron al estudio conocían, además de sus propias lenguas y el latín, las de los pueblos vecinos con quienes estaban en contacto. Aprovechando esta circunstancia se plantearon de qué forma podía hacerse la comparación entre las lenguas. Con la llegada del renacimiento y su admiración por el mundo clásico se cae en la trampa de pensar que el ideal en los estudios gramaticales consiste en describir cualquier lengua conforme a la estructura que poseían el latín y el griego.

    Durante los siglos XVI y XVII, lo que se intentó fue determinar qué lengua era la más antigua, dado el conocimiento que de ellas se había adquirido durante la edad media y el renacimiento. Como tuvieron en cuenta su tradición cristiana y por tanto la Biblia, en muchos casos se llegó a la conclusión de que se trataba del hebreo. También se eligieron otras lenguas por circunstancias ajenas a lo lingüístico: ése fue el caso del holandés en el entorno centroeuropeo y muy relacionado con la reforma protestante y la expansión comercial. Durante el siglo XVIII se inician las comparaciones entre las lenguas, que culminan con la afirmación de que existe una única lengua, origen de cuantas se hablaban en Europa, Asia y Egipto —la que se llamará más tarde indoeuropeo—, hecho que afirmó el filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz.

    En el siglo XIX los estudiosos desarrollaron un análisis sistemático sobre determinados aspectos de las lenguas, realizado con el modelo que supuso el sánscrito. La guía para elaborar las gramáticas de muchas lenguas europeas, la egipcia y algunas asiáticas, fue la gramática de Panini. A estos estudios ya situados en la comparación de las lenguas relacionadas utilizando la obra de Panini como guía se les denomina gramática indoeuropea, que es un método para comparar y relacionar las formas de la oración que poseen muchas lenguas.

    No obstante, el enfoque renacentista que consiste en describir las lenguas bajo el modelo grecolatino tardó en desaparecer. No se inició la descripción gramatical de las lenguas dentro de sus propios modelos hasta principios del siglo XX. Bajo esta nueva perspectiva hay que colocar el Manual de las lenguas indígenas americanas (1911), obra del antropólogo Franz Boas y sus colaboradores, así como los trabajos del danés Otto Jespersen, dentro ya de la escuela estructuralista y descriptiva, que publicó Filosofía de la Gramática (1924). La obra de Boas ha sido la base en la que se han inspirado muchas gramáticas descriptivas estadounidenses. La de Jespersen ha sido la precursora de otros enfoques de la teoría lingüística, como por ejemplo la gramática generativa.

    Boas desafío la metodología tradicional de la gramática al estudiar otras lenguas no indoeuropeas y que no tenían testimonios escritos, como las lenguas indias de Estados Unidos (véase Lenguas aborígenes de Estados Unidos y Canadá). Creía que la capacidad humana que es el lenguaje se organiza en la gramática de cada lengua concreta.

    Toda gramática descriptiva debería describir las relaciones que se establecen entre las palabras y las oraciones de una lengua, a partir del inventario del que disponen las personas en el lenguaje. Gracias al esfuerzo innovador del trabajo de Boas, la lingüística descriptiva se convirtió en la gramática dominante en Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX.

    Jespersen, lo mismo que Boas, pensaba que las lenguas había que estudiarlas a partir de las manifestaciones orales de sus hablantes y no de los documentos escritos, porque como ha demostrado Bühler en su Filosofía del lenguaje, la lengua hablada y la escrita representan distintos niveles del lenguaje. Buscaba Jespersen los elementos comunes a todas las lenguas y los clasificó en su teoría de los tres rangos, para encontrar la estructura en la que se organizan, tanto en su forma presente (el conocido por estudio sincrónico) como en su forma a través de la historia (conocido por estudio diacrónico). El análisis descriptivo, representado en estos dos autores, desarrolla unos métodos precisos y científicos, y además consigue describir las unidades formales mínimas de cualquier lengua. Como aísla esas unidades y encuentra la estructura que las relaciona, se conoce por gramática estructuralista.

    Fue concebida en primer lugar por el lingüista suizo Ferdinand de Saussure, que distinguió entre la estructura general que poseen todas las lenguas, y que él denominó lengua (con el término francés langue), y las realizaciones concretas de esa estructura que hacen todas las personas cuando hablan, a lo que denominó habla, parole en palabras de Saussure.

    La lengua es el sistema que sostiene cualquier idioma concreto, esto es, lo que hablan y entienden los miembros de cualquier comunidad lingüística porque participan de la gramática de ese idioma. El habla es la realización concreta de la lengua, pero en sí misma no es lo que describe la gramática. La gramática estructural concibe cada lengua particular, ya sea el chino, el francés, el español, el swahili o el árabe, como un sistema que tiene varios niveles, cada uno con sus elementos propios —fonemas, morfemas, sintagmas y semantemas, esto es, los elementos mínimos de la fonética, la morfología, la sintaxis y la semántica— y que se interrelacionan en esa gran estructura. Así pues describe y estudia las relaciones que existen en todos los niveles del habla en cada lengua concreta. Y ello esté o no escrito, hablado o grabado en una cinta magnetofónica.

    A mitad del siglo XX, Chomsky, que había recibido una formación estructuralista en la escuela de Bloomfield, buscaba la forma de analizar la sintaxis del inglés dentro de los principios estructurales. Su esfuerzo le condujo a concebir la gramática como la teoría de la estructura y no como la descripción de unas oraciones concretas. La entiende como un mecanismo que produce una determinada estructura, que no es sólo de una lengua determinada, sino que pertenece a la competencia, es decir la capacidad que tienen las personas para emitir y entender las oraciones que forman parte de su lengua o de cualquier otra.

    Su teoría, de carácter universal, está relacionada con las de los estudiosos de los siglos XVIII y XIX, quienes estaban buscando la raíz lógica de la gramática, para que fuera la clave que analizara el pensamiento. A esa escuela perteneció el filósofo británico John Stuart Mill, que ya en 1867 creía que las reglas gramaticales de una lengua eran la forma que correspondía al modo en que estaba organizado el pensamiento humano universal.

    PRONOMBRE (Concepto, tipos y pronombre demostrativo)

    PRONOMBRE, parte de la oración que puede ocupar el lugar de un nombre o hacer alusión a él. Procede del latín pronomen, que significa ‘en lugar del nombre’; sustituye en ocasiones, aunque no siempre, a un sustantivo, al que se denomina antecedente.

    Los gramáticos latinos mantenían una categoría gramatical única que incorporaba las funciones del artículo y del pronombre. Fue en el siglo XVI cuando J. C. Escalígero demostró que en el pronombre confluían tres funciones, la de señalar la atención sobre un nombre presente, como en: A María ‘le’ duele la cabeza; la de auténtico sustituto del nombre, como en: Vi a María contenta y ‘la’ saludé, y la de figurar junto a un nombre con valor enfático, como en: ‘Nosotros’ los venezolanos.

    Algunas gramáticas distinguen entre pronombres sustantivos, aquellos cuya aparición evita la repetición de un sustantivo nombrado anteriormente: Encontré a Marcos en la calle, ‘lo’ encontré, y pronombres adjetivos, los que acompañan a un nombre, modificándolo, al tiempo que reproducen a otro anterior o sobrentendido: ‘nuestro’ equipo. Otras prefieren denominar directamente a los primeros como pronombres y a los segundos como adjetivos. También algunos adverbios pueden funcionar como pronombres: donde, cuando.

    Ambas categorías se presentan en grupos de número limitado: personales (sólo pronombre sustantivo), demostrativos, posesivos, indefinidos, relativos, numerales, interrogativos y exclamativos.

    Muchos de ellos presentan en su flexión variaciones de género masculino, femenino e incluso neutro: alguno (-a, -os, -as), suya, aquello; de número singular y plural: ésta/éstas, él/ellos, y los personales y posesivos también indican la persona gramatical. Otros se mantienen invariables en cuanto a la forma, por lo que se debe recurrir a la concordancia para conocer su género o número.

    Los pronombres realizan las mismas funciones que los adjetivos determinativos (pronombres adjetivos): determinante o modificador del sustantivo al que acompaña: ‘éste’ por este papel; sustantivos (pronombres sustantivos): sujeto: ‘éste’ me gusta, complemento directo: ‘las’ vendí, complemento indirecto: ‘les’ compré la máquina, atributo: Juan es ‘aquél’, complemento circunstancial: ¿con ‘quiénes’ saliste?…; adverbios (pronombres adverbios): complemento circunstancial: ésta es la ciudad ‘donde’ nací.

    Su significado es casi siempre contextual porque depende en muchos casos del significado de alguna palabra del texto en el que se halle inserto el pronombre o del contexto: éste puede referirse a una persona, animal o una cosa, según a lo que haga alusión. Algunos de ellos son deícticos.

    Los pronombres personales yo y tú indican las personas que intervienen en un discurso; otros hacen una referencia anafórica a algo expresado anteriormente: un sustantivo, un sintagma nominal o una proposición; un tercer grupo anticipa algo que se expone con posterioridad (referencia catafórica): un sintagma nominal o una proposición.

    En este mismo orden de ideas, la gramática tradicional define el pronombre como una clase de palabra cuya función es sustituir al sustantivo. Esta definición es válida para los pronombres de tercera persona, pero no para los de primera y segunda persona, en los que éstos asumen el papel de la persona que habla en el discurso. El significado de los pronombres es, por lo tanto, ocasional y, aunque funcionan como un sustantivo, poseen, frente a éste, algunas características diferenciales.

    Hay dos tipos fundamentales de pronombres:

    • Los pronombres deícticos se refieren a elementos del contexto: señalan a las personas que intervienen en la comunicación. No sustituyen a ningún sustantivo e incluso pueden omitirse.
    • Los pronombres anafóricos son los que sustituyen a un sustantivo que ya ha aparecido en el discurso y que recibe el nombre de antecedente.

    Según sus diversas características y funciones, los pronombres se clasifican en personales, demostrativos, posesivos, relativos, interrogativos e indefinidos. Cada uno de estos grupos participa de las características vistas: la deixis y la anáfora. (Enciclopedia temática Encarta 2005)

    La Enciclopedia escolar el universal 2005, al respecto expresa que:

    PRONOMBRES PERSONALES: Sirven para mencionar a la persona que participa en el discurso, señalan el papel de cada individuo en un acto de comunicación. La 1ra persona se refiere al emisor; la 2da al receptor y la 3ra al que está fuera de la conversación. Los pronombres personales tienen flexión de número y, solo en algunas formas de la 3ra persona, flexión de género. Las funciones que pueden desempeñar en la oración son: sujeto (S), complemento directo (CD) y complemento indirecto (CI). Algunos pronombres personales, necesitan estar acompañados por una preposición (este regalo es para ti).

    PRONOMBRES DEMOSTRATIVOS: Las formas de los pronombres personales coinciden con las de los determinantes de la misma clase. Sin embargo, se diferencian porque no desempeñan la misma función en el contexto oracional. Los pronombres demostrativos indican la posición espacial de una realidad respecto a los participantes en un acto de comunicación o, en el caso de un contexto, respecto a su antecedente. También a diferencia de los determinantes demostrativos, los pronombres demostrativos pueden llevar tilde, aunque su empleo es potestativo, excepto si existe riesgo de anfibología o posibilidad de confusión entre el uso del determinante y el pronombre demostrativo, en cuyo caso debe aparecer necesariamente.

    PRONOMBRES POSESIVOS: Formalmente, los pronombres posesivos coinciden con los determinantes posesivos, con excepción de las formas apocopadas (mi/ mis, tu/ tus, su / sus). Los pronombres posesivos están relacionados, también, con las personas del discurso. Sirven para indicar la posesión de una o varias realidades por parte de alguna (o de varias) de las personas que participan en el habla.

    PRONOMBRES RELATIVOS: Señalan anafóricamente a otras palabras u oraciones aparecidas anteriormente. También introducen oraciones subordinadas. Como pronombre anafórico tienen un antecedente en la oración. En la oración el libro que estoy leyendo es muy interesante, el pronombre relativo anafórico es que y la palabra libro es el antecedente. Los pronombres relativos son muy pocos y tienen características propias.

    PRONOMBRES INTERROGATIVOS Y EXCLAMATIVOS: Sirven para preguntar sobre algo de lo que se está hablando en el discurso (dime quién es). La nómina de pronombres interrogativos es muy similar a la de los pronombres relativos. Las formas de los pronombres exclamativos son idénticas a las de los interrogativos, aunque su modo de funcionar en el discurso es diferente. Los interrogativos siempre llevan acento gráfico.

    PRONOMBRES INDEFINIDOS: Expresan el grado de cantidad, número o intensidad con que se percibe una determinada realidad, y lo hacen de modo subjetivo; es decir, según percibe el hablante esa cantidad. La nómina de indefinidos que refieren una cantidad. La nómina de indefinidos que refieren una cantidad se establece alrededor del pronombre todo, del que parten el resto: mucho, poco, bastante y demasiado. Todos tienen flexión de género y número, excepto bastante, que solo varía en números: bastantes.

    Ahora, y para interés de esta investigación desarrollaremos el PRONOMBRE DEMOSTRATIVO

    LOS DEMOSTRATIVOS

    Son aquellos pronombres mediante los cuales realizamos un señalamiento de los objetos de la realidad, es decir, tienen función deíctica. Son los encargados de situar en las coordenadas de espacio y tiempo los objetos relacionados con las personas que intervienen en el acto de la comunicación. Igual que el artículo son actualizadores pero se diferencian de éste en ese carácter deíctico mediante el cual señalan los objetos en una situación concreta. Son como índices que indican el objeto desde el punto de origen del hablante.

    Este, esta, estos, estas, esto indican cercanía del objeto a la persona que habla; ese, esa, esos, esas, eso señalan cercanía del objeto con respecto a la segunda persona, y, aquel, aquella, aquellos, aquellas, aquello denotan distancia tanto de la primera como de la segunda persona. Las relaciones que establecen con respecto a las personas son las mismas que las de los otros pronombres adjetivos. Este, ese, aquel. Las formas neutras carecen de plural.

    Además de señalar los tres grados de proximidad expresados, pueden marcar, asimismo, proximidad o lejanía con respecto al momento del discurso: Este marca simultaneidad o proximidad que se indica o se dice pertenece a ese momento del discurso: Esta tarde he visto a Juan, este año me va a ir bien, este domingo voy al teatro; ese señala un primer grado de lejanía temporal y puede referirse al pasado o al futuro: En ese momento nos tuvimos que ir, ese día ya lo verás; aquel señala un mayor alejamiento y se refiere únicamente al pasado: Aquel día fue muy divertido.

    Para evidenciar todo ello, se presenta el siguiente cuadro:

    GÉNERO

    NÚMERO

    MÁXIMA PROXIMIDAD

    (cerca de mi)

    PROXIMIDAD MEDIA

    (cerca de ti)

    MÁXIMA LEJANÍA

    (más cerca de él)

    Masculino

    Singular

    éste

    ése

    aquél

    Plural

    éstos

    ésos

    aquéllos

    Femenino

    Singular

    ésta

    ésa

    aquélla

    Plural

    éstas

    ésas

    aquellas

    Neutro

    singular

    esto

    eso

    aquello

    Tienen la función de pronombres adjetivos, o lo que es igual, pueden funcionar como adyacentes del sustantivo, y también pueden actuar como sustantivos, cuan al que se refieren no aparece, en ese caso el demostrativo se puede considerar el núcleo del grupo nominal. Solamente los neutros esto, eso, aquello funcionan siempre como sustantivos, refiriéndose a realidades que no poseen denominación en la lengua o que el hablante desconoce.

    En castellano existen los siguientes demostrativos:

    Singular

    Plural

    Este, esta , esto

    Estos, estas

    Ese, esa, eso

    Esos, esas

    Aquel, aquella, aquello

    Aquellos, aquellas

    Si estas palabras sustituyen a un nombre funcionan como pronombres demostrativos:

    Ése es mi coche

    ¿Quién es aquél?

    Aquélla es tu novia

    ¿De dónde viene éste?

    Eso no me lo creo

    .

    Pero si acompañan a un nombre, entonces funcionan como adjetivos demostrativos:

    Ese coche es el mío

    ¿Quién es aquel individuo?

    Aquella niña es tu novia

    ¿De dónde viene este señor?

    Esta casa es muy bonita

    .

    ¿Cuando se acentúan los demostrativos?:

    • Se acentúan los pronombres demostrativos
    • No se acentúan los adjetivos demostrativos

    Veamos algunos ejemplos:

    Adjetivo

    Este libro es muy caro

    Pronombre

    Hay muchos libros, pero éste es el más caro

    .

    Adjetivo

    Ese colegio es el mejor de la ciudad

    Pronombre

    De todos los colegios, ése es el mejor

    .

    Adjetivo

    Aquel perro me ha mordido

    Pronombre

    ¿Qué perro te ha mordido?, aquél ha sido

    El pronombre demostrativo se acentúa precisamente para distinguirlo del adjetivo demostrativo, por eso mismo, el pronombre demostrativo neutro (esto, eso, aquello) no se acentúa ya que no hay una forma adjetiva equivalente con la que se pudiera confundir.

    Pronombre

    Éste es el que más me gusta

    Pronombre

    Esto es lo que más me gusta

    .

    Pronombre

    Aquél es el mejor

    Pronombre

    Aquello es impresionante

    LOS USOS DE LA ANAFORA EN LOS DEMOSTRATIVOS

    Puede aludirse a un sustantivo con el que concuerda en género y número. Si el sustantivo se encuentra entre otros se usa éste para el más cercano y aquél para el más lejano. Pero, en caso de que se trate sólo de un sustantivo se puede utilizar éste o ese indistintamente, ejemplos: Han llegado Juan y Pedro; éste iba herido, y aquél le sostenía; ése es el mes que me gusta. También puede hacerse referencia a toda una oración: A ver si comprendes esto: No voy a ir al cine contigo.

    Los pronombres demostrativos pueden emplearse anafóricamente dentro de un texto, haciendo alusión a algo ya nombrado con anterioridad: Un perro vagabundeaba por la calle, este se acercó a mí, o catafóricamente, adelantando lo que se va a decir con posterioridad: Acordamos esto: que te iría a buscar a la estación. En este caso, el demostrativo debe aparecer inmediatamente antes de aquello que anticipa.

    FORMAS DEL DEMOSTRATIVO

    Los demostrativos, al igual que el artículo, proceden del latín: iste para el primer término, ipse para el segundo y de un compuesto de ille—eccu (m)-ille—aquel, para el tercero que, posteriormente, se reforzaron con la partícula met, ‘mismo’. De eccum, producto de la unión de un adjetivo y un adverbio latino, reforzado en el latín vulgar con iste se originaron aqueste y aquese. Los demostrativos, unidos a alter (pospuesto) dieron estotro, esotro y quillotro, comunes en la edad media. En la actualidad todas estas formas arcaicas han desaparecido de la lengua oral y de la escrita.

    Las formas masculinas y femeninas pueden funcionar como determinantes o como pronombres. La diferencia entre determinantes y pronombres estriba en que los primeros acompañan a un sustantivo, mientras que los segundos van en su lugar, de ahí que exista forma neutra para los pronombres y no para los determinantes, puesto que no existen en español sustantivos neutros.

    Todos los determinantes y los pronombres neutros se escriben siempre sin tilde; son incorrectas por tanto las formas *ésto, *éso y *aquéllo. El uso de la tilde diacrítica en los pronombres masculinos y femeninos tampoco es recomendable, salvo para evitar ambigüedades en el texto que puedan inducir a confusión, como en el siguiente ejemplo: El otro día nos visitaron mis tías. Vinieron con éstas personas que yo no conocía. Si se interpretara estas como determinante, se supondría que el oyente sabe quiénes son las personas desconocidas, lo que no se deduce de la lectura con éstas como pronombre.

    Los demostrativos determinantes concuerdan con el sustantivo al que actualizan en género y número. Cuando el sustantivo comienza por a o ha tónica, a diferencia del artículo singular, el determinante debe mantener la forma femenina delante de él: esta agua, aquella aula pero no *este agua, *aquel aula. La utilización de las formas masculinas en estos casos se considera incorrecta y puede llevar a error en cuanto al género del sustantivo.

    FUNCIÓN

    Los demostrativos pueden ser determinantes de los sustantivos a los que acompañan (esta pared, aquellos paraguas) o pronombres que los sustituyen (Apóyate en esta pared, no en `aquella´).

    Como determinantes dentro de un sintagma nominal pueden anteponerse a determinantes o pronombres de diferentes tipos: indefinidos (esos pocos libros; estos otros), numerales (esos tres vasos; dame esos tres) o combinaciones de ambos (esos otros tres). También pueden preceder a los posesivos (con estos sus amigos). Este uso, culto y formal, solo es posible cuando anteceden a determinantes posesivos pero no a pronombres (*con estos suyos).

    Si dentro del sintagma nominal concurren con otros determinantes, ocupan siempre el primer lugar, excepto con todo, que les precede: todos estos días. Cuando van antepuestos al sustantivo impiden la aparición del artículo, lo que no ocurre si están pospuestos: esa casa / la casa esa / *la esa casa.

    Tal es un demostrativo atípico pues no se comporta como el resto: puede posponerse al artículo (el tal Pedro) o a otro demostrativo (ese tal Pedro), pero no suele combinarse con otros determinantes. También puede posponerse al sustantivo, en cuyo caso es el artículo indefinido, en lugar del definido como ocurre con otros demostrativos, el que se antepone al sustantivo: En un asunto tal, es importante dialogar.

    Los pronombres funcionan como núcleo de un sintagma nominal; hacen las mismas funciones que el sustantivo: sujeto, complemento directo, complemento indirecto, atributo, etcétera, y pueden ir complementados por sintagmas preposicionales con de (eso de ahí) o por oraciones de relativo (eso que te dije).

    SIGNIFICACIÓN

    Los demostrativos son elementos señaladores o deícticos. Es decir, sitúan en el espacio, en el tiempo o en el contexto las entidades referidas por los sustantivos a los que determinan o sustituyen.

    El carácter deíctico de los demostrativos puede verse reforzado por adverbios como justamente o exactamente o por el indefinido mismo, que también concuerda en género y número con el sustantivo: Dijo estas mismas palabras; Dijo justamente estas palabras.

    Cuando los demostrativos establecen deixis espacial o temporal, se toma como punto de referencia, subjetivo, la posición del hablante; este indica una distancia pequeña, ese indica una distancia algo mayor y aquel una distancia aún mayor con respecto al hablante. Puede establecerse un paralelismo con respecto a las distancias indicadas por los adverbios aquí, ahí y allí. Por este motivo, resultan extrañas, e incluso agramaticales, expresiones como estas de allí o aquellas de aquí. En otras lenguas, la división espacio-temporal no es ternaria sino binaria, como en inglés (this/that; here/there).

    El demostrativo tiene un valor despectivo en determinados casos, mucho más acentuado si se utiliza la forma neutra para referirse a una persona: Me encontró ‘ésta’; te presento a ‘éste/esto’. Los demostrativos aparecen también en expresiones fijas, por ejemplo esto es, a eso de, estar en esas, con que esas tenemos o en eso estamos.

    CORPUS DE LA INVESTIGACIÓN

    Del Corpus se tomaron cuatro muestras de los demostrativos de la siguiente manera: Dos adjetivos y dos pronombres del cual uno de ellos es de carácter neutro, los mismos serán aplicados en el caso correspondiente al lenguaje escrito, a continuación se presenta el análisis respectivo.

    SEMANARIO: Todos adentro

    AUTORA: Maracara Carmen Isabel

    TÍTULO: En el poema queda el polvo del milagro

    En el párrafo "AQUELLOS" según género y número es masculino-plural. Al no estar acentuado y por acompañar un nombre (en este caso libros) funciona como un adjetivo demostrativo y no como un pronombre. Además su grado es de máxima lejanía denotando distancia tanto de la primera como de la segunda persona.

    DIARIO: Ultimas noticias

    AUTORA: Celina Carquez

    TÍTULO: Encontraron "algo raro" en máquinas de votación

    "ESTO" está siendo utilizado evidentemente en su función de neutralidad (sin acentuación y singularidad absoluta) significando una acción que no se refiere ni a masculino ni femenino. Su grado es de máxima proximidad, es decir, cerca de quien habla (escribe).

    SEMANARIO: Todos adentro

    Partes: 1, 2
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