La Reforma del Sistema Electoral en el Sistema Politico cubano (página 2)
Enviado por Andy Rojas Jiménez
Los primeros dos capítulos presentan un tratamiento principalmente teórico-doctrinal, denominados: El Sistema Político Cubano. Generalidades, y El Sistema Electoral Cubano. Generalidades, donde se aborda críticamente estas instituciones, así como los principales fenómenos asociados a ellos en nuestro país.
Por su parte, el tercer capítulo, titulado: La reforma del Sistema Electoral Cubano y su influencia en el perfeccionamiento del Sistema Político, donde se analizan los necesarios cambios en la Ley Electoral, y su influencia en la mayor democratización de nuestro Sistema Político.
CAPÍTULO 1:
El sistema político cubano. Generalidades
Ha estado nuestro Sistema Político compelido por condiciones internas y externas, a perfeccionar sus mecanismos expresados en las reformas constitucionales y electorales, cuyo fin ha sido el de perfeccionar las instituciones y la participación de la ciudadanía activa en los procesos electorales a celebrarse, siempre en concordancia a la normativa constitucional.
Ha sido entendida por la Ciencia Política tradicional como Sistema Político las "relaciones que se establecen entre los órganos de poder legislativo y ejecutivo, al balance o desbalance que entre ellos existe en ocasión del ejercicio del poder político, en la formulación de políticas, así como en la propia toma de decisiones políticas"[1]. Y es que acertadamente, se trata de una extensión del concepto de Sistema Político a la noción de Sistema de Gobierno, así como a la participación directa de los partidos políticos y los grupos de poder en este mecanismo. Ello sucede porque los fenómenos que están relacionados con ambos sistemas son de una naturaleza extremadamente parecida, situación que incluso llega a que algunos los confundan.
Esta concepción de cierta manera unitarista, devino como consecuencia de lo que la Teoría del Estado soviético rediseñó, y que de cierta manera tendía a la generalización del concepto de Sistema Político de forma tal que pudiere incluirse dentro de su andamiaje al aparato estatal, en su concepción ejecutiva y legislativa, así como los Partidos Políticos u otras organizaciones que pudieran tener o no voluntad de participar en la vida política de la nación.
Otros autores, sin embargo, han generalizado aún más la concepción sobre Sistema Político. Para algunos esta concepción se refiere "al conjunto de instituciones, políticas por excelencia, de relaciones y normas políticas y jurídicas, así como de la cultura e ideología políticas orientadas al afianzamiento, desarrollo y defensa de un régimen social determinado"[2]. Ello nos indica que forman parte del engranaje político en cuestión, aquellos entes que no tienen vida política, ni interés alguno en las decisiones que se tomen, pero que desde un punto cognoscitivo-instructivo presentan determinada inclinación política, indicándonos que puede integran el Sistema Político de forma pasiva. Y es que la simple tenencia de cultura política, por ejemplo, hace que su portador forme parte de tal aparato.
La instauración del Sistema Político cubano a partir de 1959, constituyó una quiebra absoluta con el régimen anterior. Ya para ese entonces podíamos referirnos al conjunto de organizaciones, organismos e instituciones (Partido Comunista de Cuba, Estado, Unión de Jóvenes Comunistas, organizaciones de masas y sociales y colectivos laborales), a las relaciones que se establecían al interior de esta estructura, y entre esta y la sociedad cubana en su conjunto, a las normas o regulaciones políticas y jurídicas, como la Carta Magna y las leyes, y los estatutos y reglamentos del partido, y demás organizaciones, así como la cultura e ideología política revolucionaria, orientadas a la defensa de las conquistas del socialismo.
Gran interés lo tiene el hecho de que ciertos estudiosos consideran que el Sistema Político Cubano se encuentra en transición al socialismo, y sus cambios no marchan, en principio, en un sentido negativo. Aunque nuestro sistema muestra un alto nivel de gobernabilidad y se legitima permanentemente a través de un apoyo mayoritario del pueblo, expresado mediante una amplia participación popular y procesos electorales genuinos, no está exento de mejoras en su planteamiento.
Como bien es conocido, el Sistema Político cubano está en constante "cambio"[3], constituyendo un "organismo complejo"[4], pues su análisis desde cualquier punto de vista se torna difícil y viciado por posiciones doctrinales y circunstancias objetivas, que acechan la valoración de su funcionamiento de cualquiera que intente estudiarlo.
La instauración de un nuevo Sistema Político[5]en Cuba, sucedió mermado de un profundo pensamiento popular y democrático, devenido en socialista, cuyo fin central y último fue el de responder a los cambios inminentes que tenían lugar a lo largo y ancho de la isla. La transformación pues, del mismo, respondió a la voluntad de la clase dominante, representada en el poder por el Gobierno Revolucionario, quien rediseñó el aparato político de forma tal que respondiese al nuevo régimen existente.
Cierto es que son varios los autores burgueses que han criticado severamente la nueva forma por la que optó la mayoría de la ciudadanía cubana, pero indiscutible es también que cada una de sus posiciones, y de sus planteamientos, se han vistos influidos por un pensamiento liberal burgués, consecuencia de siglos de inclinación capitalista, de concepciones cerradas y ultra conservadoras que dudan de la solidez y efectividad del nuevo orden, así como de conductas políticas desfavorables a la Revolución cubana, que en su totalidad, intencionalmente o no, han querido desprestigiar un acontecimiento original y magnánimo.
El establecimiento de un poder político[6]hacia los primeros años de la Revolución que dirigió la nueva formación, el paquete de medidas revolucionarias tomadas en aquel entonces, la declaración del carácter socialista de la Revolución, la creación de un fuerte movimiento popular estructurado en organizaciones de masas, políticas, y sociales, así como la adquisición por parte del pueblo de una conciencia política, con cierto nivel de profundidad; enriquecieron y hasta cierto punto legitimaron el Sistema Político, en los primeros años de la Cuba socialista.
Pero como los años de mayor pasión insurrecta, muchos eran los errores, y mayores las críticas externas a la Revolución naciente. El apoyo popular era extremadamente alto, pero ese período se caracterizó por la inexistencia de órganos de poder electivos, pues la idea esencial, y todo el esfuerzo estuvo dirigido a la preparación política, ideológica y militar, con vistas a enfrentar las constantes agresiones que tenían lugar en nuestro país y en el extranjero. Era casi imposible, en el fragor del nuevo combate, detenerse a pensar un poco en la institucionalización del régimen, ya que a pesar de que se crearon instancias gubernativas a niveles provinciales y municipales, cierto es que los representantes de cada región, eran designados directamente por el gobierno central, sin la más mínima participación popular. Ello solo pudo ser posible gracias al apoyo del populus, que lo permitió, porque él mismo se enroló en cada misión del gobierno, en cada tarea política de primer orden, y porque aquel respondió, con creces, a sus intereses, manifestándose la aprobación de leyes y escritos políticos de trascendencia para el país, así como de dirigentes, a través de consultas públicas, y manifestaciones multitudinarias, que de forma indirecta, revelaban el sentir de la nación.
Pero el Sistema Político cubano, no se encontraba, jurídicamente hablando, sobre un fuerte cimiento, y se hacía necesario entonces, demostrar la legitimidad del poder público político instaurado. Este proceso, de institucionalización, iniciado a mediados del año 1970, respondía, pues, a la objetivización de las condiciones internas y externas, a través del fortalecimiento de las filas del Partido Comunista de Cuba, de las organizaciones de masas, de la reestructuración de la economía, y del aparato estatal. Es así como se proclama la nueva Constitución de la República, que vino a tomar el lugar de la Constitución del 40 que se había proclamado desde el triunfo, estableciendo una nueva división político-administrativo, así como órganos de poder popular con un alto carácter electivo a todos los niveles, identificando la legitimación del Sistema Político Cubano.
Las nuevas relaciones políticas establecidas a raíz de la institucionalización de nuestro sistema, no estuvo exento de errores, que fueron modificándose con el transcurso del tiempo, y la experiencia que se iba ganando con el paso de los años, lo que permitió que los errores en política económica y laboral, la alta y excesiva centralización, la marcada tendencia a la absolutización de los métodos administrativos de dirección, el burocratismo y el descontrol, el formalismo en la actividad política e ideológica, el triunfalismo, la ausencia de análisis objetivocrítico en los medios de difusión masiva, el encerramiento del Partido en su vida interna, y otros fenómenos negativos[7]fueran depurándose con vistas a su perfeccionamiento; todo ello posible por la gran posibilidad del sistema político cubano a modificaciones, dado su carácter didáctico y dinámico.
La década del 90 se caracterizó por una nueva etapa del Sistema Político Cubano. Es consideración de varios autores, que esta etapa estuvo identificada por la capacidad de autodesarrollo y de autoperfeccionamiento, determinada hasta cierto punto, y en gran medida, por la caída del bloque socialista. En 1991, con la celebración del IV Congreso del Partido Comunista de Cuba, se dan a la luz un grupo de resoluciones tendentes a la democratización del sistema, cuyo fin supremo fue el de lograr la mayor participación popular en las decisiones. No es de nuestro interés analizar los cambios estructurales y funcionales que hicieron más democrático el régimen, pero si es menester hacer mínima alusión a los mismos, con vistas a identificar someramente las reformas implementadas.
Se dotó de mayor autoridad a las Asambleas Municipales del Poder Popular, con la creación de los Consejos Populares, la nueva forma de elección de los delegados a las Asambleas Provinciales, y diputados a la Asamblea Nacional, que aunque no constituyen el exponente mayor de democracia participativa, mejoró hasta cierto grado la participación ciudadana. Cambios en el estilo y funcionamiento del PCC, que hicieron un acercamiento de los dirigentes a las masas, la revitalización de las Asambleas de Trabajadores, el reconocimiento de la posibilidad de ingreso al partido de los ciudadanos que profesaran una religión determinada, el reconocimiento constitucional de varias formas de propiedad, y otras reformas, plasmadas en tres documentos principales; la Constitución de la República, los Estatutos del Partido, y la Nueva Ley Electoral; constituyeron las transformaciones primarias que sufrió el Sistema Político Cubano.
Las modificaciones a la Constitución de 1976, en 1992 y 2002, constituyeron, recientemente, las reformas de gran valía, que influyeron en cierto grado en la mejora del Sistema Político Cubano. Es indudable que se hace imprescindible, que los mecanismos orgánicos y funcionales del sistema deben, y pueden ser perfeccionados en sumo, logrando la participación popular en la toma de decisiones políticas, propias, y características de un régimen socialista.
CAPÍTULO 2:
El sistema electoral cubano. Generalidades
Cualquier Sistema Electoral, en cualquier momento o época de la historia civilizada de la humanidad, ha sido el eje central para la caracterización de cualquier Sistema Político, así como del nivel de democratización en el. Constituye el nervio central que determina la salud de un régimen, pues de sus mecanismos el poder constituido decide al poder constituyente, y este a su vez la política general de un país. Tanto los dirigentes, en mayor o menor medida, como las leyes imperantes en una nación, son reflejo de lo que prevaleció previamente, en determinado proceso electoral.
Un Sistema Electoral erigido sobre la base de la participación popular, es el que definitivamente debiera prevalecer en cada región. No interesa si cada proceso lo caracteriza el pluripartidismo o el unipartidismo, lo realmente trascendental es el nivel de colaboración de las masas, entendidas estas como sujetos de derecho con capacidad para elegir y ser elegidos, y no solo la intervención popular en la elección de determinado aparato estatal, o en la aprobación de determinada Ley; sino que va más allá, a la posibilidad efectiva de darle continuidad valorativa a los resultados de esa elección. El Sistema Electoral más democrático, es aquel que permita con mayor amplitud, la participación de la ciudadanía, en la política, desde el punto mismo de la creación de la misma, en un proceso electoral, hasta que muere, o se revitaliza, al terminar un período de mandato o representación.
Está en la elección, la posibilidad de legitimación de un Sistema Político, pues sus integrantes serán entes activos y directos de cada proceso. Desde el inicio del proceso electoral en cualquier país, la estructura integrante del régimen, es la que se pone en marcha, a través de los mecanismos establecidos, dando al traste, al final, con el nuevo aparato estatal, quien será el encargado en un nuevo período de mandato o representación, de establecer líneas de política general, que deben responder a os intereses del poder que los eligió, constituyendo de esta manera un círculo que se retroalimenta infinitamente.
Variados son los criterios para considerar un buen entendimiento sobre Sistema Electoral, pero a pesar de ser un fenómeno frecuente en las democracias contemporáneas, no es pacífica su sentido por la doctrina. Mientras que para algunos autores lo consideran como el mecanismo para cubrir los escaños parlamentarios; para otros es el proceso mediante el cual los electores legitiman a sus representantes y al gobierno que se instituye; terceros consideran a las elecciones como los medios para que actúen legítimamente los partidos políticos y logren la imposición de la voluntad predominante. Por el parecido estilo, para algunos como Nöhlen, el conjunto de mecanismos a través de los cuales se convierten en escaños los votos emitidos por el electorado conforme a sus preferencias políticas. Diferentes estudiosos, como Pérez Royo lo entienden como el mecanismo a través del cual se hace efectivo el proceso de representación, e instrumento a través del cual se constituye la sociedad política, y varios como Sartori, que lo consideran el factor para la estructuración del Sistema Político de la Sociedad.
Afiliémonos a uno u otro criterio, si es indispensable entender que todo Sistema Electoral, y las elecciones que devienen de aquel, responden, primeramente a la clase económicamente dominante, dándose, en un alto grado, la condición clasista, es por ello, que no siempre de los resultados de un proceso electoral se puede afirmar que prevaleció el consenso popular[8]
El Sistema Electoral Cubano establece dos tipos de procesos[9]uno general para renovar todo el aparato representativo del Estado, y uno parcial, para renovar a las Asambleas Municipales del Poder Popular. La distinción entre uno y otro tipo de proceso radica en la temporalidad de su realización, ya que la elección de las Asambleas Nacional y Provincial son cada 5 años y la Municipal cada 2 años y medio. Es característico de nuestro sistema el voto, el que será libre, secreto e igual, y cada elector tendrá derecho a un solo voto[10]libre porque el elector resuelve si vota o no, sin la existencia de presión alguna sobre su conciencia, secreto porque no se permite la observación en el acto de votación, e igual porque no se distingue la procedencia del voto emitido, teniendo el mismo valor el voto de un obrero sencillo, que el del presidente de la República.
Ahora, están aptos para ser sujetos tanto pasivos como activos de las elecciones en Cuba, los ciudadanos mayores de 16 años de edad, que se encuentren en el pleno goce de sus derechos, así como que no se encuentren dentro de las incapacidades previstas por la Ley Electoral.
Cuando se activa un período electoral, se originan dos órganos que son los encargados de dirigir y organizar en cierto sentido la contienda electoral; las Comisiones Electorales y de Candidatura, a todas las instancias. Las Comisiones son las encargadas de organizar, dirigir y validar todo el proceso eleccionario, y se van a crear por designación del Consejo de Estado, esta a su vez va a hacerlo igualmente con la correspondiente a la instancia Provincial y esta última a su vez, designará a la Municipal. Por su parte, las de Candidatura van a tener a su cargo, entre otras funciones, las de la confección y presentación de los proyectos de candidaturas de Delegados a las Asambleas Provinciales y Diputados Nacionales. Están integradas por representantes de la Central de Trabajadores de Cuba, los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, y la Federación Estudiantil Universitaria, los cuales serán elegidos por las direcciones nacionales, provinciales y municipales respectivas según la instancia.
No es de nuestro interés, ni objetivo esencial tampoco, realizar un exhaustivo análisis del funcionamiento del Sistema Electoral Cubano. Solamente nos referiremos a los tres momentos esenciales, a los tres espacios, por así llamarlos, y que a mi juicio constituyes el centro de la democratización del proceso cubano, y de cualquier proceso; el momento de la postulación, de la nominación, y de la elección.
El proceso electoral para elegir a los delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular, constituye indudablemente, uno de los mecanismos electorales paradigmas para el mundo de democracia y participación efectiva y real de las masas. Constituye, en nuestro Sistema Político, el ejemplo por el que se debe trabajar, el ideal de modelo electora socialista, pues permite que la integración del pueblo al mecanismo electoral, sean sin dudas de un 100 por ciento. A esta instancia, se manifiesta la mayor muestra de poder del pueblo, ya que en cada circunscripción, los electores pertenecientes a cada una de ellas, propone al, o a los, candidatos a delegados, realizándose estas propuestas en el marco directo de la reunión zonal, del intercambio de ideas entre el grupo electoral, correspondiéndoles a ellos mismos conformar la boleta, en la que estarán los candidatos que mayor consenso hayan tenido en la opinión de los sujetos pasivos, y por si fuera poco, después de haber logrado pasar el filtro de la nominación, tienen que someterse nuevamente a la voluntad mayoritaria popular en la elecciones, donde se decidirá finalmente, cuál es el delegado al órgano del Poder Popular en el municipio.
A elección de los Delegados a la Asamblea Provincial y Diputados a la Asamblea Nacional, no siguen el mismo camino de la total democracia, perdiéndose un poco la noción de la participación ciudadana en los momentos de la postulación y la nominación. En estos casos, quien postula es la Comisión de Candidatura, y quien nomina, la Asamblea Municipal, al final, la elección la realiza el pueblo, quien es en definitiva el poder constituyente, y con suficiente conciencia para realizarlo, a nivel municipal, por un solo candidato nominado; no así a nivel provincial y nacional, en los que el elector podrá votar por cuantos candidatos a delegados o diputados aparezcan en la boleta, pudiéndolo hacer por uno, varios o todos, manifestándose el voto unido.
CAPÍTULO 3:
La reforma del sistema electoral cubano. Su influencia en el perfeccionamiento del sistema político
A pesar de las reformas que ha venido sufriendo el Sistema Electoral Cubano durante medio siglo de Revolución Socialista, se hace evidente que, a nivel internacional, aún es cuestionado por estudiosos del tema el nivel de democracia y participación ciudadana en la elección de nuestros dirigentes. Y no nos referimos, a la disidencia contrarrevolucionaria y parasitaria que reside en el extranjero, sino, a un cúmulo de personalidades serias, duchas en la materia, y a muchos extranjeros, que no comprenden las modificaciones que para un sistema socialista, como el cubano, se tienen que implementar necesariamente a la hora de la elección de los dirigentes. Temas como el unipartidismo y su participación directa o indirecta en nuestro proceso electoral, así como el nivel de participación ciudadana, o nuestro tipo de democracia, son algunas de las más discutidas.
Lo cierto es que, obviando interés político alguno, se hace evidente que el sistema socialista, donde el centro de su atención y eje esencial de su existencia, es el hombre, pues se hace necesario que la participación de el en la elección del gobierno sea aún mayor. No es suficiente, con la legislación cubana actual, en materia electoral, el nivel de enrolamiento del pueblo en todas y cada una de las fases electorales, que determinan al final, una administración que regirá durante un período de mandato determinado, las vidas de una nación. Se hace necesario que los ciudadanos cubanos, con capacidad electoral, participen, con mayor profundidad en la elección de todos y cada uno de los dirigentes que lo representan a todos los niveles.
Consideramos que a nivel de municipio, en la postulación, nominación y elección de los delegados a la Asamblea Municipal, como anteriormente señalamos, no existen grandes insuficiencias en la regulación electoral, pues constituye un modelo de democracia directa a seguir no solo por las demás instancias en Cuba, sino por el mundo entero. Es el hecho magnánimo de que el pueblo en vivo y en directo, conoce a la persona que está proponiendo, en base a sus cualidades personales, exponiéndolas en las asambleas de nominación de candidatos correspondientes, de donde sale además ya conformada la boleta electoral con las propuestas conciliadas en dicha reunión, y consensuadas por la mayoría de los participantes. La voluntad popular se manifiesta de forma intensa e inmediata, con su manifestación de conciencia revolucionaria, confiando en que los nominados son los que tienen mayores posibilidades de representarlos ante cualquier lugar, y de defender sus intereses con mayor ahínco, pues son los que conviven a diario, cotidianamente con los problemas y realidades del elector.
En el proceso electoral para la elección de los delegados a la Asamblea Provincial del Poder Popular y diputados a la Asamblea Nacional, la realidad es otra. El elemento participación directa en las fases de postulación y nominación rompen con la necesidad de darle ubicación exigente al poder constituyente. En ambas, son las Comisiones de Candidaturas[11]las encargadas de elaborar y presentar los proyectos de candidaturas a una y otra instancia. O sea, que la voluntad pura de cada elector, no está presente en los momentos sublimes en que se discute y decide, quienes son los que tienen condiciones, y quienes son los que definitivamente estarán en las boletas.
Las Comisiones de Candidaturas en nuestro país, vienen a suplir, justificada y acertadamente, la inexistencia de partidos políticos que participan en el proceso electoral, y por ende realizan la función de determinar cuáles son las personas que se convierten en candidatos a delegados o a diputados. Este órgano[12]está integrado por representantes de la Central de Trabajadores de Cuba, de los Comités de Defensa de la Revolución, de la Federación de Mujeres Cubanas, de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, de la Federación Estudiantil Universitaria, y de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, los que son designados por las Direcciones Nacionales, Provinciales y Municipales, a solicitud de las respectivas Comisiones Electorales. Esta amplia gama de representantes en el órgano, lo dota de un alto nivel de popularidad, o sea de representación del pueblo, y por ende, de personificación digna de los intereses de cada uno de los electores. El inconveniente está en si efectivamente, cada miembro de esa comisión, conoce las interioridades, e intereses de las propuestas a candidatos para la legislatura, así como su nivel de compenetración con las masas a las que representará, y lo que es más, si cada candidato está identificado con los problemas reales de cada elector. Es conocido que a pesar de que los postulantes conocen y defienden a grandes rasgos los intereses de la población a la que representan, no siempre lo hacen con el nivel de particularidad necesario, ni dominan lo suficiente el estado de opinión de los que lo eligieron. Asimismo, es cierto también, que en la mayoría de las ocasiones, el elector, quien es la parte de la cadena procesal electoral más importante, no conoce a fondo a su candidato, o a los candidatos, desconociéndolos por completo, a pesar de que se intenta cierto acercamiento con sus biografías o visitas a consejos populares. Lo cierto es que no constituyen medidas lo suficientemente fuertes como para lograr un acertado acercamiento de la masa electoral con su candidato.
Es notable, a partir de las investigaciones realizadas, el nivel de desconocimiento que existe en muchos electores, de quienes son los que lo representan en la Asamblea Provincial y Nacional, consecuencia ello, de un proceso electoral previo, donde no se jugó el papel de enrolamiento suficiente del elector con su candidato.
Se hace necesario, si se quiere perfeccionar el sistema político cubano, que se comience por dotar al sistema electoral, de un mecanismo, lo suficientemente capaz, que cada elector conozca desde la base, y con suficiencia y conciencia política, a su candidato. La realidad es que sería bien difícil este empeño, pero para nada imposible. Se hace evidente, que el nivel de participación popular en la elección de sus dirigentes aun no está lo suficientemente cuajado, como para estar tranquilos, y para glorificarnos de los avances en materia de democracia electoral. Es el sueño de crear un sistema socialista, que es lo mismo que decir igualitario, equitativo, justo; la génesis para plantearnos desde ya, soluciones alcanzables y factibles que en definitiva constituirán un paso gigantesco en la legitimación de nuestro proceso electoral, y por ende de nuestro sistema político.
Conclusiones
El Sistema Político Cubano, ha venido durante estos años de Revolución Socialista, y sobre todo a partir de la década de los 90, perfeccionándose, a través de la reforma estructural y funcional de sus entes e instituciones.
1. El Sistema Electoral Cubano, se podría considerar como uno de los más avanzados y democráticos del continente, aunque se hace necesario su reforma en pos de darle mayor participación ciudadana en la elección de los delegados a la Asamblea Provincial, y de diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
2. Se hace necesario la modificación de la Ley Electoral Cubana, sobre todo en las fases de postulación y de nominación de candidatos, posibilitando la participación directa del electorado en las mismas, posibilitando esencialmente dicho cambio un paso gigantesco en el perfeccionamiento de nuestro sistema político.
Bibliografía
1. ALARCÓN DE QUESADA, Ricardo, "Cuba y la lucha por la democracia", Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2002, Cuba.
2. CASTRO RUZ, Raúl. Informe del Buró Político al V Pleno del Comité Central del PCC, en Periódico "Granma", 27-5-96.
3. Constitución de la República de Cuba, texto reformado en 1992, en Gaceta Oficial de la República de Cuba, Extraordinaria, Año XC, No.7, 1º de agosto de 1992.
4. Constitución de la República de Cuba, texto reformado en 2002, en Gaceta Oficial de la República de Cuba, Extraordinaria. Año CI, No.3, 31 de enero de 2003.
5. DUHARTE DÍAZ, Emilio, "El Sistema Político cubano: particularidades de su formación y desarrollo", en El Sistema Político Cubano, Tema IV, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2000, Cuba.
6. GARCÍA BRIGOS, Jesús Pastor, "Gobernabilidad y democracia: los órganos del Poder Popular en Cuba", Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1998, Cuba.
7. GARCÍA COTARELO, R. y BLAS GUERRERO, A, Teoría del Estado y los sistemas políticos, Editorial UNED, Madrid, 1986, Partes I y II.
8. Ley Electoral de la República de Cuba, (Nueva Ley aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular en 1992), en Gaceta Oficial de la República de Cuba, Año XC, No.9, 2 de noviembre de 1992.
9. PRIETO VALDÉS, Martha, "Un acercamiento al Sistema Político y al estado cubano", en Colectivo de Autores, Teoría Sociopolítica, Selección de Temas, Tomo I, Editorial Félix Varela, La Habana, 2000, Cuba.
[1] Vid. PRIETO VALDÉS, Martha, “Un acercamiento al Sistema Político y al estado cubano”, en Colectivo de Autores, Teoría Sociopolítica, Selección de Temas, Tomo I, Editorial Félix Varela, La Habana, 2000, p. 8.
[2] Vid. Colectivo de Autores, Teoría Sociopolítica, Selección de Temas, Tomo I, Editorial Félix Varela, La Habana, 2000, p. 78.
[3] Vid. DUHARTE DÍAZ, Emilio, “El Sistema Político cubano: particularidades de su formación y desarrollo”, en El Sistema Político Cubano, Tema IV, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2000, Cuba, p. 65.
[4] Ídem.
[5] El autor se refiere al rediseño y reformulación del Sistema Político de Cuba a partir del triunfo revolucionario el 1 de enero de 1959.
[6] Poder político que en sus primeros momentos solo estuvo formado por la vanguardia revolucionaria. Posteriormente se hizo mayor con el acceso de las masas al mismo.
[7] Estos errores que durante años fueron teniendo lugar en el Sistema Político Cubano, constituyeron la causa de los que a mediados de la década de los 80 se dio por llamarse Proceso de Rectificación, en la que las políticas copistas de la antigua URSS, se modificaron o suprimieron.
[8] Revísese, por ejemplo, el Proceso Electoral del año 2000 en Estados Unidos de América, analizando sus inconsecuencias, donde resultó elegido fraudulentamente George W. Bush, donde se hizo gala de la falsa democracia, pues votaron increíblemente hasta los muertos.
[9] Vid. Artículo 2, Ley No. 72 Ley Electoral, del 29 de octubre de 1992, Cuba.
[10] Vid. Artículo 3, Ley No. 72 Ley Electoral, del 29 de octubre de 1992, Cuba.
[11] Vid. Artículo 67, Ley No. 72 Ley Electoral, del 29 de octubre de 1992, Cuba.
[12] Vid. Artículo 68, Ley No. 72…, Cuba.
Autor:
Lic. Andy Rojas Jiménez
Abogado y Profesor Universitario.
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