4. Condición o requisito que se impone a un contrato.
5. Estado de una persona, su naturaleza, su edad y demás circunstancias y condiciones que se requieren para un cargo o dignidad.
Como vemos, se identifica calidad, en primer lugar como cualidad, como conjunto de atributos o propiedades referentes a algo o alguien. Y, en segundo lugar, también hacen referencia a la calidad como superioridad o excelencia, como grado que expresa la bondad de una cosa.
En resumen, podríamos distinguir una doble definición:
a. Por una parte calidad, entendida como cualidad, es una palabra neutra, que no implica juicios de valor y a la que debe añadirse un calificativo. Así por ejemplo, podríamos decir, que un material didáctico es de buena (o mala) calidad. La valoración viene dada a través de la palabra bueno y calidad es entendida como algo equivalente a atributo o propiedad. Por tanto, el término calidad es aquí independiente de toda valoración. Calidad en este sentido "neutro" se correspondería con la acción de calificar (bien o mal). Un sinónimo podría ser, aunque ciertamente no es lo mismo, clase. Ej.: Libros de 1ra, 2da,… calidad.
b. Por otra parte la calidad, entendida en términos absolutos como superioridad o mayor bondad de algo, es un término ambiguo, al que cada uno puede dotar de un significado muy particular. Quizá podría entenderse como bondad. Así, por ejemplo, si decimos que la educación es de calidad, en el término calidad ya va implícita una estimación de la bondad de la educación en base a unos valores y parámetros propios. Por ello, en este caso, la palabra calidad va imbuida de valores, no es neutra, ya incluye el adjetivo "buena". Calidad en este sentido valorativo se correspondería con la acción de cualificar (obviamente, se sobreentiende que bien, puesto que algo cualificado está preparado, es correcto). Un sinónimo podría ser, aunque tampoco es igual, excelencia.
En este caso, se hablaría de calidad como superioridad o excelencia per se. Éste es el sentido con el que más habitualmente se emplea el término calidad. Desde esta perspectiva, en general calidad se entiende como superioridad, satisfacción de necesidades, logro de la excelencia, eficiencia,…
Una definición descriptiva equipararía la calidad con un "rasgo característico" o "atributo mental o moral" intentando "liberarse" en la medida de lo posible de juicios morales, limitándose a narrar las características o elementos que particularizan un objeto o situación. Se entendería calidad en sentido neutro, como conjunto de propiedades.
Una concepción más normativa entendería la calidad como un "grado de excelencia", es decir, conllevaría una asunción de ciertos valores como válidos. De este modo, la calidad se entendería como superioridad, intrínsicamente implicaría cierta superioridad.
Por otra parte, existen otras definiciones que van más allá de las genéricas, es así que hallamos concepciones que pueden agruparse en bloque en función del elemento que priorizan, como son los siguientes:
a. La calidad en el diseño o de las características intrínsecas.
Podemos hallar definiciones relativas a las características innatas de un producto o servicio que consideran, frente a las definiciones que aceptan la subjetividad de la valoración realizada por el cliente o usuario, que la calidad es una suerte de superioridad per se.
b. La calidad en el proceso o de la calidad como conjunto de maneras de proceder o de hacer
Adoptando las ideas de Bernillón, A. y Cerutti, O. (1989), podemos considerar que la calidad consiste en: hacer bien el trabajo desde el principio, responder a las necesidades de los usuarios, administrar óptimamente, actuar con coherencia, un proceso o modo de hacer, satisfacer al cliente/usuario, disfrutar con el trabajo y ofrecer lo mejor de uno mismo, reducir cosas inútiles, evitar fallos, ser más eficaz/eficiente/productivo/…
También existen otras concepciones que relacionan las características de un producto con el objetivo propuesto, que combinan la existencia de ciertos atributos innatos y la satisfacción del usuario, integrando todo ello bajo la exigencia de la aptitud para su utilización. Este concepto refleja el grado de coincidencia con las exigencias, como la correspondencia entre las propiedades de un producto, elemento o material y el fin al que se destina.
c. La calidad centrada en el resultado o de la satisfacción de los clientes
Estas definiciones hacen referencia a la satisfacción de necesidades. Este es el caso de la definición dada por la Internactional Standard Organization (ISO) y la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR), entre otras:
"Calidad: grado en el que un conjunto de características inherentes cumple con los requisitos" (Definición de la norma ISO 9000 – Versión año 2000).
También muchos autores se mueven en esta línea:
"La calidad es, simplemente, lo que proporciona placer al cliente: es, en primer lugar, adelantarse a sus deseos y, a continuación, velar porque el producto le satisfaga cuando lo disfrute" (Droin, R, 1993, p. 7).
López Rupérez, F (1994), dice:
"Como si de una palabra mágica se tratara, el término calidad evoca en la mente de las personas la referencia a un valor seguro, se trata de un atributo o conjunto de atributos de los objetos, de los servicios o de las relaciones que circula en el sen de las sociedades modernas y que, según la percepción del ciudadano, satisfacen sus expectativas razonables haciéndolos dignos de confianza" (p. 11).
Por su parte, De Miguel, M; Madrid, V., Noriega, J y Rodríguez, B. (1994), ofrecen otra clasificación. Consideran que la calidad educativa es un concepto multidimensional, que puede ser operativizado en función de variables muy diversas. En el cuadro adjunto (que ilustra la calidad como concepto multidimencional) se relacionan algunas de las opciones frecuentemente utilizadas según Garvin (1984, citado en Guía Didáctica – Evaluación para la Calidad Educativa – Pontificia Universidad Católica del Perú, 2004) y Harvy y Green (1993, citados en Guía Didáctica – Evaluación para la Calidad Educativa – Pontificia Universidad Católica del Perú, 2004).
Y finalmente también Rul, J. (1995) en su obra "Relaciones entre modelo escolar y calidad educativa" propone su propia clasificación. Señala que el concepto de calidad es un mito de las sociedades postindustriales y que se emplea en educación como justificación de determinadas políticas. Considera que toda aproximación al concepto ha de presentar una necesaria desmitificación.
Para él, los planteamientos sobre la calidad se abordan con demasiada frecuencia de una manera reduccionista, sin ir más allá de unos enunciados formales y de afirmaciones vacías de contenidos efectivos. Coincide en señalar que el concepto de calidad es claramente dinámico y transformacional. Para él y concretamente en educación el concepto de calidad se puede manifestar en dos perspectivas.
1) La perspectiva axiológica, referida al potencial humano. Se deriva del concepto griego de "areté", en el sentido de excelencia, perfección, valor. Significa, por tanto, excelencia y altura de miras en el cumplimiento o en el desarrollo de las funciones. Es una orientación modulada por el potencial de la experiencia y la sabiduría y se relaciona con el concepto griego de Sofía, en el sentido de experiencia y perspicacia. Entonces, bajo esta perspectiva, calidad es la tendencia a la excelencia fundamentada en el potencial de la experiencia y sabiduría de las personas.
2) La perspectiva del mundo de la vida, referida a la capacidad de transformar información en acción. Se trata de la capacidad de gestión de una persona o de una organización determinada que transforma las ideas y los recursos en realidades beneficiosas. Se vincula con el término griego "tecné", entendido como arte, creación. En este sentido la calidad es la habilidad ingeniosa o artística que sabe incidir en una realidad dada transformándola mediante la guía de la experiencia del conocimiento.
Considera que hay que combinar la perspectiva del mundo de la vida (donde la calidad es el objeto o la obra humana que contiene o expresa potencial creador de servicio mediante el ingenio y la habilidad técnica o artística) con la perspectiva axiológica (para la cual la calidad es el potencial de un individuo o de una colectividad que tiene la virtualidad de desencadenar actuaciones generadoras de objetos y obras excelentes o virtuosas).
1.3 Características del concepto de calidad.
El concepto de calidad, en términos generales, posee unas características que a continuación detallarnos y que, obviamente, pueden ser también referidas a la calidad de la educación en particular.
1) La relatividad, la subjetividad, la complejidad o la ambigüedad
Pareciera existir el consenso de considerar que el concepto de calidad es relativo, subjetivo, impregnado de valores. Existen multitud de definiciones, a menudo no excluyente e imposible de rebatir, dado el carácter subjetivo de la palabra calidad. Es cierto que todos nosotros lo equiparíamos a lo bueno, deseable, … pero ¿en qué se concreta? Probablemente lo que para una persona puede resultar muy favorable o conveniente, para otro puede ser indiferente y otra persona encontrarlo incluso perjudicial. Así pues, es un concepto imbuido de valores personales.
De ahí que podamos decir que el término calidad es un concepto relativo que puede ser definido desde una perspectiva multidimensional. Ello se refleja claramente en la frase de Pirsing, R. (1974, citado en De Miguel et al, 1994).
"Calidad… se sabe qué es, pero no se sabe expresar lo que es. Sin embargo, esto no es una contradicción. Algunas cosas son mejores que otras, es decir, tienen más calidad. Pero cuando se intenta expresar lo que es calidad separada de las cosas que la poseen, no se tiene ni idea. No hay nada de que hablar. Si no se puede determinar qué es calidad, ¿cómo se sabe qué es, o siquiera que existe? Si nadie sabe lo que es entonces en la práctica no existe. Pero en la práctica existe. ¿En qué se basan si no las calificaciones? ¿Por qué si no la gente paga fortunas por unas cosas y arroja otras a la basura? Obviamente algunas cosas son mejores que otras… pero ¿qué es lo mejor? Así pues, nos movemos en círculo, rodando mentalmente sin encontrar algo en que agarrarnos. ¿Qué demonios es la calidad?"(p. 87).
De Miguel et al. (1994) van más allá sentenciando que calidad es un concepto relativo en tanto que:
a) significa cosas diferentes para diferentes personas, es decir, existe una diversidad de intereses de las personas implicadas;
b) puede suponer cosas distintas para una misma persona en diferentes momentos y situaciones, según sus objetos;
c) se trata de un concepto que tanto puede definirse en términos absolutos considerándolo un ideal al que no se puede renunciar (al igual que sucede con la verdad o la belleza), como en términos relativos y finalmente
d) es un concepto escurridizo asociado a lo que es bueno y merece la pena y con el que es necesario comprometerse.
Y es que puede suceder que los padres piensen y digan que la institución educativa es bueno porque un buen número de sus alumnos ingresan a la universidad o por que hay mucho orden; los estudiantes piensen que la institución es bueno porque se aprueba fácilmente o porque los profesores son amables o porque hay un ambiente estupendo entre los compañeros y los profesores piensan y dicen que la institución donde trabajan es muy bueno porque el equipo directivo es excelente, el ambiente de trabajo es acogedor y los alumnos son trabajadores.
2). La variabilidad.
Calidad es, como hemos mencionado, un concepto relativo y dinámico, que depende de los momentos históricos y que está en función de los valores que cada uno tenga. Por lo tanto es variable a lo largo del tiempo y el espacio. La calidad está, por tanto, relacionada con parámetros temporales, ideológicos, económicos y es imposible, por ello, llegar a consensuar una definición válida para cualquier contexto y época.
3) La diversidad.
La calidad de la educación forzosamente deberá referirse a la multiplicidad de elementos del proceso educativo, desde la amplitud de objetivos de la educación a la variedad de elementos intervinientes. Como señalan Cajide et al. (1994, citado en Guía Didáctica – Evaluación para la Calidad Educativa – Pontificia Universidad Católica del Perú, 2004) refiriéndose a la educación superior, pero que bien puede aplicarse a todo el sistema educativo, pese a los sucesivos intentos de definir y delimitar en qué consiste la calidad y cómo evaluarla, el problema permanece todavía como materia de controversia debido a la "megadiversidad" acerca de cuáles son las instituciones y cuáles las funciones de la educación. La calidad se asocia con: el nivel en que se alcanzan unos objetivos; el valor añadido; el nivel en que se satisface al usuario; la excelencia de procesos y resultados; el desarrollo adecuado de habilidades y aptitudes; la realización de sí mismo y buen entrenamiento para desempeñar un puesto de trabajo en la sociedad o la eficiencia (en tanto que se ponen en relación las entradas con las salidas) entre otras cosas. Por lo tanto, la calidad ha de valorarse necesariamente en forma plural.
4. La temporalidad: a largo plazo.
La calidad es un proceso a largo plazo. Conseguirla puede exigir, un alejamiento parcial o radical de las disposiciones y practicas establecidas y plantearnos a cada momento objetivos de la sociedad y los propósitos de la escuela como institución.
Por su parte, Raúl Caroy Zelaya, docente capacitador del Grupo Editorial Santillana, en un encuentro pedagógico organizado por esta institución en febrero de 2008, señalaba lo siguiente: "El apoyo de la educación ha estado pocas veces acorde con las circunstancias del desarrollo del país ni con las necesidades y aspiraciones de su población mayoritaria, sobre todo en tiempos de gobiernos autoritarios. De todos modos, aun en los países democráticos, prevalece a menudo el afán partidista de complacer demandas a sectores electorales sin considerar suficientemente las consecuencias que tales planteamientos pueden acarrear a la larga…La planificación en educación está poco extendida y es frecuente el cambio de políticas educativas al vaivén de las coyunturas sociales y económicas, debido al relevo frecuente de los responsables de este sector y a la falta de la que siempre debería ser una política de estado"
Ello nos ha de llevar a reflexionar acerca de la coherencia de las sucesivas políticas que se emprenden así como de sobre si las medidas que se proponen avanzan en una misma línea o suponen u ir y venir incongruente en diversas direcciones.
5. ¿La calidad es un asunto técnico?
Con frecuencia el tema de la calidad aparece bajo enfoques heredadas de la gestión empresarial de la calidad, como algo meramente técnico, como un conjunto de especificaciones que deben ser cumplidas y cuyo grado de consecución puede ser medido para detectar así en qué nivel nos encontramos. Pero, lejos de esta acepción puramente tecnocrática, la calidad es, como se ha dicho, un proceso impregnado de valores. En definitiva, medir la calidad no es más que realizar una evaluación y ésta, es sin duda, un proceso político cargado de opciones personales. La calidad de la educación no es sólo un problema pedagógico y técnico, es prioritariamente un problema social y político.
Calidad educativa
2.1 Una definición de Educación
Para entender el sentido que tiene la calidad educativa, consideramos necesario definir qué entendemos por "Educación". En tal sentido asumimos la definición que nos brinda el Instituto Central de Ciencias Pedagógicas de Cuba a través de un folleto titulado "Grupo Pedagogía" y editado en 1997, cuando nos dicen que:
"La educación es un proceso conscientemente organizado, dirigido y sistematizado sobre la base de una concepción pedagógica determinada, que se plantea como objetivo más general la formación multilateral y armónica del educando para que se integre a la sociedad en que vive y contribuya a su desarrollo y perfeccionamiento. El núcleo esencial de esa formación ha de ser la riqueza moral" (p. 29).
2.2 ¿Cómo surge el concepto de calidad educativa?
El concepto de calidad educativa es relativamente reciente en la literatura pedagógica. A través de la historia, se han ido realizando mejoras en la educación, pero muchos de estos cambios han carecido de continuidad y han quedado sólo en propuestas, debido principalmente a las políticas educativas y a los diversos métodos utilizados para ellos. Estos cambios educativos no han buscado solamente cubrir criterios cuantitativos (número de alumnos beneficiados, mayor número de escuelas, etc.), sino también han considerado aspectos cualitativos que permitan ir mejorando los niveles de enseñanza y aprendizaje adaptándolos a las nuevas exigencias de la sociedad.
A partir de la 2° Guerra Mundial se produce en los países desarrollados, un movimiento para impulsar una mejora cualitativa de la educación tomando en cuenta los nuevos desafíos de la sociedad. Esto hizo que se impusiera en la literatura pedagógica y en las políticas científicas el tema de la "calidad educativa". Sin embargo, a pesar de que el término se había acuñado, carecía de un concepto unificador.
2.3 Definiciones de Calidad Educativa
Lo que sucede con el concepto general de calidad también se produce cuando nos referimos a calidad de la educación: es relativo, subjetivo y disperso.
A continuación, ofrecemos algunas definiciones que hemos intentado clasificar en función a tres preferencias claramente diferenciadas en que se le aborda en literatura especializada: una de ellas procura discutirlo y definirlo en forma constitutiva o conceptual, o sea, busca definirlo teóricamente; la segunda trata de definirlo operacionalmente, es decir a través de un conjunto de indicadores y la tercera elude definirlo. Simultáneamente haremos un análisis, de ellas basado en ejemplos concretos.
1ª propensión:
El autor argentino Pedro Lafourcade (1988), en su obra "Calidad de la Educación" señala que:
"Una educación de calidad puede significar la que posibilite el dominio de un saber desinteresado que se manifiesta en la adquisición de una cultura científica o literaria, la que desarrolla la máxima capacidad para generar riquezas o convertir a alguien en un recurso humano idóneo para contribuir al aparato productivo; la que promueve el suficiente espíritu crítico y fortalece el compromiso para transformar una realidad social enajenada por el imperio de una estructura de poder que beneficia socialmente a unos pocos, …" (p. 1).
Este autor se inscribe en la primera tendencia a la que hacíamos referencia anteriormente, es decir, procura ofrecer una definición teórica del concepto calidad de la educación. Ahora bien, en nuestra opinión, al hacerlo comete el error de darle un carácter adjetivo a la calidad cuando habla de "educación de calidad", presuponiendo entonces la existencia de otra educación "sin calidad". Comete así un error conceptual, pues la calidad de todo objeto, en este caso la educación, está enlazada como un todo, lo engloba por completo y es inseparable de él. El concepto calidad se vincula con el ser del objeto, que, siendo el mismo, no puede perder su calidad. Por lo tanto, toda educación tiene una determinada calidad, ahora bien, esta puede ser de mejor o peor nivel, en la medida en que sus características se acercan o se alejan de los paradigmas antropológicos, filosóficos, pedagógicos, psicológicos y sociológicos que imperen en una sociedad histórico-concreta.
Por otra parte, para nuestra sociedad no es la formación de un "recurso humano" idóneo el objetivo esencial de la educación, sino el que cada hombre y mujer se desarrolle plenamente en correspondencia con sus potencialidades y esté en capacidad y disposición de poner su talento y energías al servicio de la sociedad a partir de los valores universales y nacionales de los cuales se ha apropiado. Además, la educación no sólo debe posibilitar el dominio de un "saber", sino también de un "saber hacer" y de "saber ser". Esto último está determinado por la formación de un conjunto de cualidades de la personalidad que no se reducen a poseer un determinado espíritu crítico, y que posibilita que el individuo aprenda a "vivir junto a los demás seres humanos", aceptándolos como legítimos "otros".
Al interior de esta primera tendencia, podemos significar la existencia de varias subtendencias, la principal de las cuales es sin duda definiciones centradas en el proceso versus definiciones centradas en el producto.
La mayor parte de las definiciones teóricas, relacionan la calidad con los resultados. Una de ellas es la siguiente:
"Una educación será de calidad en la medida en que todos los elementos que intervienen en ella se orientan a la mejor consecución posible" (Cobo, J, 1985, p. 358).
A nuestro entender, una educación vista como una simple revisión de los productos finales hace perder de vista la consideración de la institución educativa como un ecosistema que permite explicar y dar sentido al funcionamiento general y a los procesos mediante los que se desarrolla la actividad docente.
Esteban y Montiel (1990), nos muestran un ejemplo de definición teórica del concepto calidad de la educación, centrada en el producto, cuando la definen como un "Proceso o principio de actuación que no apunta exclusivamente a la obtención de unos resultados inmediatos o finales, sino, fundamentalmente, a un modo de ir haciendo, poco a poco, las cosas para alcanzar los mejores resultados posibles en orden a lo que se nos demanda y a las posibilidades y limitaciones reales que se tienen" (p. 75).
Otra importante subtendencia agrupa a un conjunto de autores, que en el intento por brindar una definición teórica de calidad de la educación, proponen centrarla en uno de los elementos que intervienen en el proceso de enseñanza – aprendizaje o influyen en él. Así, encontramos definiciones que otorgan la primacía al currículum, al alumno, al docente, a la institución en su conjunto, etc. Algunos ejemplos de estas son las siguientes:
Centradas en el profesorado:
"El propósito del estudio de la calidad de la educación, consiste en entenderla mejor, en aclarar cómo puede alcanzarse y en canalizar los recursos para ayudar a todos los profesores a perfeccionar un nivel actual de rendimiento y a satisfacer así las expectativas públicas de la inversión en el sistema educativo" (Wilson, J., 1992, p. 34).
"La calidad de la enseñanza se concibe como el proceso de optimización permanente de la actividad del profesor que promueve y desarrolla el aprendizaje formativo del alumno" (Carr, W. y Kemmis, S., 1988, p. 48).
Nuestra opinión es que, sin duda, el gran artífice o guía de una enseñanza de calidad es el profesor, pero este profesional no es un ente en abstracto que trabaja aisladamente sino que lo hace en condiciones temporales e ideológicas y con una determinada formación. Por ello hay que reflexionar acerca de la tendencia a culpabilizar a los profesores (Actitud muy fuerte actualmente en muchos lugares) de todos los males del sistema educativo porque quizás todos seamos, al fin, responsables del modo en que se ejerce la docencia.
Centradas en el alumno
"El esfuerzo por mejorar la calidad de la educación tiene como últimos destinatarios a los alumnos. Son ellos quienes, finalmente, han de verse beneficiados por el mejor funcionamiento de los centros docentes. Lo que se intenta conseguir es que los alumnos, todos los alumnos, y de acuerdo con sus posibilidades, aprendan más y mejor, aprendan a aprender por sí mismos, desarrollen el gusto por el estudio, el deseo de saber más, y alcancen progresivamente una madurez personal, social y moral que les permita actuar de forma responsable y autónoma" (Ministerio de Educación, Política Social y Deporte de España, 1994. Centro de publicaciones, p. 33).
Nuestra opinión es que al centrarnos en el alumno corremos el peligro de acabar valorando sólo los resultados que éste alcanza dejando de lado las otras variables intervinientes en el logro de la calidad educativa.
Centradas en el currículum
"La calidad consiste en planificar y evaluar el currículum óptimo (según los criterios de cada país) para cada alumno, en el contexto de una diversidad de individuos que aprenden" (Wilson, J., 1992, p. 34).
Centradas en el centro educativo
"La calidad de la educación, en cuanto se manifiesta en un producto válido, dependerá fundamentalmente de lo que acontece en la escuela, de las estructuras y procesos de las instituciones educativas" (De la Orden, A., 1993, p. 264).
Nuestra opinión es que si tomamos a un centro educativo como una unidad y hablamos de la calidad de la escuela en su conjunto podemos caer en una falsa apreciación en tanto que se puede conducir a realizar listados de centros de mayor o menor calidad sin aclarar los indicadores por los que se rigen para tales clasificaciones.
Cada una de las definiciones anteriores da luz sobre esencialidades que deben lograrse en el quehacer de cada agente educativo y en los elementos vitales propio sistema como son la escuela y el currículum. Pero resulta necesario, construir una visión holística de lo que es la calidad de la educación, para poder lograr "incluir" a sus elementos esenciales "como un todo".
2ª propensión
La autora mexicana Silvia Schmelkes (1997) asegura:
"En países como los nuestros, en los que la universalización de la educación básica todavía no es una realidad, es importante precisar que por calidad de este nivel educativo estamos entendiendo un concepto complejo que incluye cuando menos los siguientes componentes:
a) La relevancia: Un sistema educativo, para ser de calidad, debe ser capaz de ofrecer a su demanda real y potencial aprendizajes que resulten relevantes para la vida actual y futura de los educandos y para las necesidades actuales y futuras de la sociedad en la que estos se desenvuelven. La relevancia de los objetivos y de los logros educativos se convierte en el componente esencial de esta manera de entender la calidad de la educación, fundamentalmente porque ella tiene mucho que ver con la capacidad de asegurar cobertura y permanencia de los alumnos dentro del sistema educativo.
b) La eficacia: Entiendo la eficacia como la capacidad de un sistema educativo básico de lograr los objetivos – suponiendo que estos son relevantes – con la totalidad de los alumnos que teóricamente deben cursar el nivel, y en el tiempo previsto para ello. Un sistema educativo será más eficaz en la medida en que se acerque a esta finalidad. Este concepto incluye el de cobertura, el de permanencia, el de promoción y el de aprendizaje real.
c) La equidad: Un sistema de educación básica -que es el nivel que se presenta como obligatorio para toda la población en una determinada edad- para ser de calidad, debe partir del reconocimiento de que diferentes tipos de alumnos acceden a la educación básica con diferentes puntos de partida. Al hacerlo, se propone ofrecer apoyos diferenciales a fin de asegurar que los objetivos de la educación se logren, de manera equiparable, para todos. La equidad implica dar más, apoyar más, a los que lo necesitan. La equidad se verá reflejada en la eficacia.
d) La eficiencia: Un sistema será de mayor calidad en la medida en que, comparado con otro, logra resultados similares con menores recursos". (Págs. 4 – 5).
Esta autora comete el mismo error, ya comentado anteriormente, en relación con el uso de la expresión "educación de calidad". Además, partir de una definición operacional del concepto calidad de la educación, sin una precedencia de su definición teórica, nos hace perder el vínculo entre teoría y práctica, y quedan por lo tanto muchas preguntas esenciales sin respuesta. Por ejemplo, cuándo podemos decir que es relevante un aprendizaje, un objetivo o un logro educativo.
3ª propensión
En su libro "Claves para una educación de calidad", los autores chilenos Juan Casassus y Violeta Arancibia (1997) plantean:
"Calidad de la educación es uno de esos conceptos significantes, movilizadores y cargados de fuerza emotiva que se manejan extensivamente en la sociedad. Su riqueza radica precisamente en su ambigüedad" (p. 9).
Desde el punto de vista filosófico en general y lógico en particular, consideramos inadecuada esta definición a los efectos de poder penetrar en la esencia de este complejo objeto que es la calidad de la educación. Definir, caracterizar, ejemplificar, dividir, limitar y generalizar un concepto son operaciones lógicas que se deben realizar con el mismo para poder conocerlo con profundidad y no cabe dudas de que si no hay suficiente claridad acerca de la esencia de este concepto, poco puede hacerse para diseñar un adecuado sistema que permita evaluarlo.
2.4 ¿Por qué centrarse en la calidad educativa?
En los últimos 30 años en el mundo entero se ha buscado incorporar al sistema educativo básico y superior el mayor número de niños y jóvenes dejando de lado otras variables importantes que intervienen en este proceso. Se hizo hincapié en el objetivo del acceso universal a la educación. Confundiéndose cantidad (matrícula, cobertura, egresados, gasto nacional y mundial) con calidad. Pero, a nuestro entender, el logro de la participación universal en la educación dependerá fundamentalmente de la calidad de la educación ofrecida.
Por ejemplo, la calidad de la enseñanza impartida a los alumnos y la cantidad de conocimientos que éstos adquieren pueden influir decisivamente en la duración de su escolaridad y en su asistencia a la escuela. Además, el que los padres decidan o no escolarizar a sus hijos depende probablemente de su opinión sobre la calidad de la enseñanza y del aprendizaje ofrecidos, es decir de que valga la pena que la familia invierta el tiempo y el dinero que suponen para ella el hecho de enviar a los niños a la escuela. La función instrumental de la educación – ayudar a las personas a alcanzar sus propios objetivos económicos, sociales y culturales y contribuir al logro de una sociedad mejor protegida, mejor servida por sus dirigentes y más equitativa en aspectos importantes – se fortalecerá si su calidad es mejor. La escolarización permite a los niños desarrollar sus facultades creativas y emocionales y adquirir los conocimientos, competencias, valores y actitudes necesarios para convertirse en ciudadanos responsables, activos y productivos. El grado en que la educación consigue esos resultados es importante para sus usuarios. En consecuencia, se tiene que tener muy en cuenta la cuestión de la calidad.
Más fundamentalmente, la educación es un conjunto de procesos y resultados definidos cualitativamente. La cantidad de niños que aprenden es, por definición, un aspecto secundario: contentarse con llenar de niños unos espacios llamados "escuelas" ni siquiera responde a los objetivos cuantitativos, a no ser que se imparta en las aulas una educación efectiva. Por eso, el número de años de escolaridad es una medición de aproximación – útil en la práctica, pero discutible en teoría – de los procesos que tienen lugar en las escuelas y de los resultados obtenidos. En este sentido, cabe lamentar que en los últimos años los aspectos cuantitativos hayan acaparado la atención no sólo de los encargados de elaborar las políticas de educación, sino también de muchos especialistas en ciencias sociales que tienden a dar prioridad al aspecto cuantitativo.
2.5 Nuestra propuesta: Un concepto multidimensional.
La calidad en el contexto educativo, debe ser entendida como un concepto multidimensional cuya definición requiere la determinación de sus componentes y la selección de aquellos elementos que pueden ser considerados como indicadores de tales componentes. Al ser multidimensional exige que tener en cuenta lo siguiente:
En primer lugar, entender la calidad como tendencia, como trayectoria, como proceso de construcción continuo más que como resultado.
En segundo lugar, creer en la calidad como filosofía en tanto que implica y compromete a todos los miembros de la comunidad educativa en un proyecto común que asumen con convicción de hacer bien las cosas, de mejorar.
En tercer lugar, buscar que los componentes contribuyan al efecto global de un modo integrado.
En cuarto lugar, no equipararla con eficiencia. Huimos de conceptos estereotipados del tipo "conseguir los máximos resultados con los mínimos recursos". A nuestro juicio, la calidad va más allá de un rendimiento más o menos alto (si, por ejemplo, éste no se acompaña de un proceso de aprendizaje satisfactorio).
En quinto lugar, considerar que el desarrollo cognitivo es un importante objetivo explícito de todos los sistemas educativos. El grado en que éstos logran realmente ese objetivo constituye un indicador de su calidad. Aunque ese indicador puede medirse con relativa facilidad – por lo menos dentro de cada sociedad, y a veces mediante comparaciones internacionales –, es mucho más difícil determinar cómo mejorar los resultados. Así pues, si la calidad se define en términos de adquisiciones en el plano cognitivo, los modos de incrementarla no son ni sencillos ni universales.
En sexto lugar, considerar el papel de la educación en: el estímulo del desarrollo creativo y emocional de los educandos; la contribución a los objetivos de paz, civismo y seguridad; la promoción de la igualdad; y la transmisión de valores culturales, tanto universales como locales, a las generaciones futuras. Muchos de esos objetivos se definen y enfocan de diversas maneras en el mundo. El grado de su consecución es más difícil de determinar que el desarrollo cognitivo.
Finalmente, apostar por la calidad como una espiral ascendente. Un moviendo de búsqueda de la calidad es, por esta razón, un proceso que, una vez iniciado, nunca termina. No hay tal cosa como "niveles aceptables" de calidad. Siempre tenemos que estar insatisfechos con los niveles de calidad alcanzados, porque siempre será posible mejorarlos.
Por ello, entendemos calidad educativa como el proceso consensuado (por todos los miembros implicados) de construcción de objetivos para cada contexto y momento y como la trayectoria o tendencia que realizamos para conseguirlo. Es un proceso de construcción y/o fijación (por miembros de los distintos estamentos de la comunidad educativa) de objetivos educativos, no sólo referidos a los logros de los alumnos, sino también a cuestiones curriculares y organizativas, a la vida del centro y el camino que recorremos para lograrlos.
Aparte de estas consideraciones, creemos necesario incluir y lograr otros indicadores. Porque, si bien es cierto que una infinidad de cosas influyen en la calidad, cada uno puede entender que unas lo hacen más que otras y por ello se requiere explicitar la opción que cada persona toma para cada contexto y momento, aclarando así a qué nos referimos.
No podemos señalar aspectos muy concretos porque para ello tendríamos que situarnos en un centro y un momento determinados, pero podemos trazar las grandes líneas o los aspectos que consideramos y, que por todo lo explicado, serán totalmente discutibles y rebatibles. Éstos son, según nuestro punto de vista, los siguientes:
1. Cumplimiento de la normativa: respetar y fomentar los mandatos constitucionales (derecho a la educación de todos…); coberturar al cien por ciento la educación básica; seguir procesos de matrícula y selección que respeten la igualdad de oportunidades, terminar con el analfabetismo entre otros.
2. Selección y formación del profesorado. Desde nuestra perspectiva, tanto la selección de estudiantes que deseen cursar estudios de magisterio como el desarrollo de los estudios debería estar sometido a unos baremos muy rigurosos, debido a la repercusión social y a la trascendencia de la profesión.
Por otra parte, en relación a la formación permanente del profesorado, ésta debiera ser contextualizada, en el centro y ligada a las necesidades concretas de cada grupo de docentes.
3. Escuchar la voz de los padres. Se han de crear canales para fomentar la participación de los padres y su implicación activa conjugándola con el respeto por la actuación de los profesionales de la educación. Los padres (a quienes, según algunos, podemos considerar "clientes") tienen una opinión acerca del servicio educativo ofertado y acerca de cuál es la enseñanza más conveniente para sus hijos, Deberíamos de escuchar más su voz, articulando sus demandas con las del profesorado y todo ello con las condiciones y recursos existentes para lograr un proyecto de escuela compartido.
4. Importancia del clima entre el profesorado, del clima del aula y del ambiente escolar en general. Un clima de colaboración revertirá en una mayor satisfacción y en un mejor desarrollo de las tareas docentes. Por otra parte, dicho clima puede traspasarse al aula y, como propone la Calidad Total aplicada a la educación en su ámbito más académico, crear una dinámica de cooperación a través de comunidades de investigación y trabajo continuos.
Desde nuestra perspectiva, éstas son medidas a las que debiéramos adherirnos completamente puesto que, pese a resultar sencillas e incluso sobradamente conocidas, aún distamos mucho de ponerlas en práctica de forma óptima.
Modelos de estimación de la calidad que pueden ser aplicados a Instituciones Educativas
3.1. Los modelos de estimación de calidad de una institución.
En los últimas años han surgido diversos modelos de estimación de la calidad aplicables a cualquier tipo de empresa u organización, tanto del sector privado como del público, hospitales, centros de educación, pequeñas organizaciones, etc.., los mismos que no resultan incompatibles entre sí, sino que buscan poner en marcha procesos de articulación entre todos los componentes de la organización que permitan la gestión y la conducción de la calidad. Estos modelos no se limitan a llevar a cabo mediciones, se trata más bien, de procesos dinámicos que buscan fundamentalmente analizar e interpretar la información a partir de un marco referencial que permita emitir juicios de valor y tomar decisiones. Entre los principales modelos están: La familia ISO, EFQM y Malcolm Baldrige.
3.2 Modelo de estimación de la calidad: La familia ISO.
a) ¿Qué significa ISO?
ISO deriva del griego isos que significa igual (estandarización)
ISO = Internactional Standard Organization (Organización Internacional de Normalización)
ISO lo podemos definir de las siguientes maneras:
La ISO es una red de los institutos de estandarización nacionales de 157 países, sobre la base de un miembro por País, con una secretaría Central en Ginebra, Suiza, que coordina el sistema.
ISO es una organización no gubernamental: sus miembros no son del sistema de Naciones Unidas, o delegaciones de gobiernos nacionales. Sin embargo, la ISO tiene un puesto especial entre el sector público y sectores privados
ISO es una herramienta para la gestión de la calidad que promueve un enfoque basado en procesos estandarizados para aumentar la satisfacción del cliente mediante el cumplimiento de sus requisitos.
b) ¿Qué es un modelo de estimación de la calidad ISO?
Es un sistema que determina las necesidades y expectativas del producto o servicio. Su enfoque es basado en procesos. Involucra a la alta dirección dentro del sistema. Trabaja con la documentación y registros. Realiza permanentemente una evaluación, autoevaluación y auditorías de eficacia. Promueve la mejora continua y utiliza las técnicas estadísticas.
c) ¿Qué son las normas de la Serie ISO?
Son un conjunto de dispositivos editadas y revisadas periódicamente por la Organización Internacional de Normalización (ISO) sobre la garantía de calidad de los procesos.
Su objetivo es estandarizar los sistemas de calidad de las diferentes empresas y sectores.
d) ¿Qué es un estándar?
El vocablo estándar deriva del vocablo inglés. standard. Sus significados son:
adj. Que sirve como tipo, modelo, norma, patrón o referencia.
m. Tipo, modelo, patrón, nivel. Estándar de vida.
e) ¿Por qué usar ISO?
Porque permite configurar un sistema de gestión de la calidad. Los sistemas de gestión de la calidad tienen dos características:
Pueden mejorar continuamente.
Evolucionan.
La familia ISOS esta compuesta oir:
3.3 Modelo de estimación de la calidad: EFQM
EFQM (European Foundation for Quality Management), se enmarca en los Modelos de Calidad Total, aplicable a cualquier tipo de empresa u organización, tanto del sector privado como del público, hospitales, instituciones de educación, etc. Los conceptos fundamentales que subyacen al Modelo son: la orientación hacia los resultados y hacia el cliente, el liderazgo y la constancia, la gestión por procesos y hechos, el desarrollo y la implicación de las personas, el aprendizaje y la mejora continua, la colaboración, y la responsabilidad social.
El modelo de la EFQM fue creado por la y es una herramienta para la gestión que posibilita orientar la organización hacia el cliente, siendo uno de sus frutos la sensibilización del equipo directivo y del staff en aras de la mejora de sus productos y/o servicios. Este modelo es de fácil adaptación al campo educativo.
La base del modelo es la autoevaluación, entendida como un examen global y sistemático de las actividades y resultados de una organización que se compara con un modelo de excelencia empresarial (normalmente una organización puntera). Aunque la autoevaluación suele ser aplicada al conjunto de la organización, también puede evaluarse un departamento, unidad o servicio de forma aislada. La autoevaluación permite a las organizaciones identificar claramente sus puntos fuertes y sus áreas de mejora y, a su equipo directivo, reconocer las carencias más significativas, de tal modo que estén capacitados para sugerir planes de acción con los que fortalecerse.
Los agentes facilitadores incorporados en el modelo informan de cómo enfoca la organización sus acciones para lograr los resultados que desea: ¿hasta qué punto se implica la Dirección en la calidad?, ¿son accesibles los líderes?, ¿cómo se definen objetivos y se establecen prioridades?, ¿cómo se clasifican y evalúan las capacidades de los miembros de la organización?, ¿cómo se fomenta el aprendizaje para lograr la mejora de la calidad?, ¿se enfatiza la eficiencia?, ¿se reciclan los residuos?, ¿cómo se definen los procesos?, o si ¿se examinan periódicamente?, son ejemplos de algunas de las cuestiones básicas por las que se pregunta.
La utilización sistemática y periódica del Modelo por parte del equipo directivo permite a éste el establecimiento de planes de mejora basados en hechos objetivos y la consecución de una visión común sobre las metas a alcanzar y las herramientas a utilizar. Es decir, su aplicación se basa en:
La comprensión profunda del modelo por parte de todos los niveles de dirección de la empresa.
La evaluación de la situación de la misma en cada una de las áreas.
El Modelo EFQM de Excelencia, creado en 1988, se basa en la siguiente premisa: La satisfacción del cliente, la satisfacción de los empleados y un impacto positivo en la sociedad se consiguen mediante el liderazgo en política y estrategia, una acertada gestión de personal, el uso eficiente de los recursos y una adecuada definición de los procesos, lo que conduce finalmente a la excelencia de los resultados empresariales.
Este un modelo de aplicación continua tiene 9 elementos (criterios) los mismos que se desglosan en un cierto número de subcriterios, pudiendo utilizarse de forma independiente o conjunta. Estos subcriterios se evalúan y ponderan para determinar el progreso de la organización hacia la excelencia.
Sus elementos de evaluación son:
3.4 Modelo de estimación de la calidad: Malcom Baldrige
El Premio Nacional a la Calidad en Estados Unidos, llamado Malcom Baldrige, se creó el año 1982 en memoria del secretario de comercio que lo impulsó. Se crea en el momento en el que la invasión de productos japoneses en el mercado estadounidense precisa de una respuesta por parte de las organizaciones de este país. En la creencia de que la Gestión de Calidad Total es necesaria para que las organizaciones puedan competir en el mercado internacional, surge el proyecto del Premio Nacional de la Calidad Americano. La misión de este premio es:
Sensibilizar al país y a las industrias, promocionando la utilización de la Gestión de Calidad Total como método competitivo de gestión empresarial.
Disponer de un medio de reconocer formal y públicamente los méritos de aquellas firmas que los hubieran implantado con éxito.
Este sistema de acreditación de calidad se sustenta en unos conceptos y valores fundamentales, que son los siguientes:
Liderazgo
Enfoque hacia el cliente
Aprendizaje de la organización y de su personal
Participación y desarrollo de empleados y asociados
Agilidad de respuesta y flexibilidad
Orientación al futuro
Gestión de la innovación
Gestión basada en hechos
Responsabilidad pública
Orientación a los resultados y a la generación de valor
Estos criterios ofrecen una perspectiva completa del sistema de gestión de la organización que puede ser aplicada al campo educativo. La base del sistema está formada por las siete categorías y los valores del modelo. Para alcanzar el éxito, es necesaria una visión de conjunto de toda la organización, representada por la estructura del modelo y, al mismo tiempo, un enfoque más profundo de las principales áreas que vienen identificadas en las categorías del mismo.
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Autor:
Psic. Jesús Alberto Sarria García
Reseña biográfica del autor:
Psicólogo.
Peruano, Licenciado en Educación y en Psicología, con estudios concluidos en Maestría con mención en Psicología Educativa. Especialista en Proyectos Educativos y Cultura de Paz. Actualmente ejerce la docencia en la Educación Básica Alternativa y Superior. Miembro del Colegio de Psicólogos y del Colegio de Profesores del Perú.
Ciudad, país y fecha del trabajo realizado:
Lima – Perú. Febrero del 2009.
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