Meditaciones de un Poeta Tercermundista
Colección Letras Chilenas
Editorial América
© Mauricio Christian Uribe Herrera
Inscripción Nº 121.559
1ª edición
I.S.B.N. Nº
Ch861
U76
2001
Uribe Herrera, Mauricio Christian 1968.-
Meditaciones de un Poeta Tercermundista: 2001/ Mauricio Christian Uribe Herrera.– 1ª ed. 158p. 27 cm. –Santiago, Chile: América, 2001(Colección Letras chilenas)
I.S.B.N: Nº
1.- Uribe Herrera, Mauricio Christian. I.- Poesías Chilenas. II.- Titulo
Edición: X ejemplares
Ilustración portada:
Diseño gráfico: Mauricio Uribe
Diseño
Impreso: A mano
Corrector de Prueba:
Impreso en Chile / Printed in Chile
Meditaciones
de un Poeta Tercermundista
Hermano Océano
Un canto de amor quiero que brote de nuestros
pechos,
quiero que el mar acaricie nuestros cuerpos,
tersas carnes como orquídeas salvajes,
un mundo marino.
El mar, oh, el mar, yo me resisto a tanta
inmundicia
que rodea nuestros sueños,
soy el beso de un pez, el estallido de cuerpos
salinos:
olas, arenas, conchas de mar, seres minúsculos,
un cosmos enorme embistiendo con fervor
de vientos marinos:
peces, estrellas de mar, figuras aterciopeladas:
estoy vivo,
este canto que roza nuestra piel
es un canto de amor.
Quiero que levantes la cabeza
para que la espuma te santifique,
soy el hermano de barriga salobre,
estoy hecho de materiales marinos,
un espejo oculto en el mar
es el verso que reconstruye mi vida.
Algas, ostras azules, pulpos fabulosamente
carnales,
yo estoy contigo, tú estás rodeado por mis brazos,
esta tierra es mía,
quiero morir abrasado
por el fuego de tus aguas,
quiero que mis cenizas estallen
en todas las costas del continente.
"Me canto a mí mismo
porque yo soy el mar,
el gran hermano océano".
Mírame, soy extensión,
mis pies un mundo,
mi pecho una gaviota herida.
Este canto es para ti,
hermano.
El mar, oh, el mar, yo no podría ser sino espuma,
déjame tocar la cresta de las aguas,
nada hay más espantoso
que saberse océano
en una tierra de sequedad.
El mar, oh, el mar,
estoy hecho a tu medida,
quiero regresar a los orígenes
y ser el mar,
sólo el mar…
Carta Mortuoria Para Un Poeta
Sensacional
Antonio me llamó anoche
para que la muerte de su amante travesti
celebráramos
pero otro amigo suyo
también homosexual
quiso que los pájaros no llegaran.
Alegrábase la orgía con versos inolvidables
de Juvenal.
Oyó cierto marica nuestros sueños.
Compuso un libraco
de mil quinientas páginas
que tituló "La Biblia".
Tus labios de paloma
podría besar
pero muy bien sabes
que una demanda te pondría en los tribunales.
El doctor Pene de Goma
es tu padre.
Cada vez que sueñas con Gabriela
el caradura
sonríe.
Te podría jurar, Antonio,
que la otra noche
entre los pinos de Montparnasse
mientras reías como yegua
y a ese tierno joven besabas
Pedro Lemebel
el gay de Santiago más antiestético
hacía votos de castidad
pues no soporta ser manipulado
por tan enorme poeta.
Los chicos de hoy sólo quieren besarse entre sí.
Estoy confundido un poco.
Ese mocoso amante tuyo
me llamó anoche por teléfono
y me contó que viajaba a Londres.
Espero que el sudaquismo recrudezca
en esas tierras de importantes maricas
para que a tan laureado poeta
un puntapié en el culo le den
y le hagan cumplir deudas telefónicas.
No te sigo contando más,
querido Antonio,
pues acabo de recordar
algo
realmente importante.
Oda A Santiago Ramera
Santiago es un calamar que brota como ramera:
calles, tumbas, semáforos,
círculos irreales,
mocosos ebrios como perros en leva.
Santiago es un ciruelo que te habré de embutir
cuando asistas perfectamente acicalado
a una fiesta de monjes locos.
Santiago es un subterráneo de cloacas mascando
el clítoris
para que niñas rubias
hagan de nosotros
las perfectas criaturas
habitando el reino de Dios.
Santiago ruge como buey.
No hay contradicción en mis palabras.
Moscas, ebrios, pacos, vendedores de maní,
calles cagadas con caca de perros callejeros.
Santiago es una vaca que resopla con su poto
para que todas las moscas cohabiten
bajo sus ancas de Gran Señora.
¡A cada imbécil, su propio país!
Yo soy entre vosotros
el súper hombre,
aquél que Federico el Grande
hizo con pompas de jabón.
Estoy adjuntando un telegrama
en la era de la lotería comunicacional.
Estoy harto de correr tras los perros
para saciar mi temperamento poético.
Brinco, me hago cortar las tetas,
vibro como un consolador electromagnético,
domino el arte de sobrevivir,
soy Mauricio Uribe,
el único habitante
dispuesto a sobrepoblar
toda esta maldita gerencia
de técnicos homosexuales…
Santiago, oh, adorable Santiago,
el asco en ti
no es más que un puñado de gráficos de programas
paratelestúpidos.
Para Pertenecernos a la Consabida
manutención del rating
Me hayas tentado de patear la bandera
y de comerme los testículos del cerdo
que vaga con la insana tentación de lirismos
culturales.
Me llamas hijo de la temida barracuda
vanguardia
de los que odian y no proponen trastornos
estomacales.
¡Yo no encendí el televisor!
Eran nuestras mentes rebobinándose
y maldiciendo la extraña mentira
de ser
un montón de viandas
en esta malentendida comunidad radial.
Yo no quise -o no pude-
pertenecer a esta tribu de zánganos
con las manos engarfiadas
a los testículos de nuestro señor programador.
Oh, Dios -Dios de nuestra teleaudiencia-
vos mismo fuiste engendrado
con la sabiduría de los teleclientes
en esta seguridad de pertenecernos
y de ser los futuros Mesías
que depondrán las armas del zapping
en la vastedad de las cadenas cinematográficas.
Protoplasma Evangelista
Me comprometo para que las pocas lunas
que brotan entre los dedos de mis pies
busquen lo que desde ahora
habíamos olvidado desde siempre.
Me comprometo para que percudas el ánimo
de sólo estar muy solos:
pervertidos
por el dulce despertar de los instintos animales.
Ocúpate de cada pellizcón
desmiente y trata de equiparar
el duro dame algo de ti…
¡No desmayes!
Y sonreír y sollozar y maldecir el día de muertos
y la mirada de sabandijas y los cuantos
y los Einstein"s
y procurar que tu madre te halle desnudo
con tu vieja camarada de ensueños.
Era Preciso que las Figuras de Barro
Concentraran sus Cuerpos en Parir
Me consagro con la vehemencia
de cada parte de este sistema cósmico,
cada lenguaje que deliran
los inocentes en las batallas con la razón,
cada límite que penetra entre los sobacos
y las rudimentarias piedras del Pacífico
Sur.
Todos los presentes y los ausentes,
los ancianos y las viejas
endemoniadas
y la inocente guagua que llora por la teta
de su madre.
Yo no estoy por la vida campestre o las sagradas
escrituras.
Puedes rodar boca abajo entre las madreselvas
y rompernos el cuello y saltar de alegría
y fumarnos un pito de marihuana
y ser tremendamente libres.
Puedes llevarte mi enagua
y delirar con mi combustible.
¡Nunca te pediré explicaciones!
Centesimus Annus
Calla,
destapa la olla con ademanes y bocas de perro,
bocanadas de lágrimas, bum, bum, bum,
delicada procesión de mártires,
bum, bum, bum, morir,
oh, Dios, morir, temblar, parar la pata, caer,
brincar, morir,
hacernos puré,
tentar la zorra
para penetrar neurálgicos
la tan temida miseria humana.
Calla,
tócame el ombligo y besa mi cerebro,
tiembla la pared,
los aromas de puritanos proxenetas
dispuestos a sancochar
a este nuevo Jesús…
el Nazareno.
Ok, to me likes
to lich the anus to the females,
calla, imbécil, prometes indultar nuestro cielo
navideño,
prometes cinco mil pesebres de cristal,
sonríe tic tac tic tac,
sonríe tic tac tic tac,
abre la tapa de tus sesos
y desnúdate,
bum bum bum bum, adiós, ok, adiós,
to me likes
your anus,
anus centesimus annus.
Vértigo
Haría desollar mi piel
como un neumático
si pudiera desaparecer y penetrar
el misterio.
Grita mi nombre.
Grita y aparéate como perro.
Me llamo angustia
y recorro el corazón humano.
¿No era acaso lo que tanto anhelabas?
¿No eran tus sueños más hostiles?
¡Ha llegado tu hora, amigo!
¿Y estás preparado?
¡Estoy cierto!
¡Huyes de ti mismo!
Soy Partidario de Cambiar el Tiempo
Moriré ahorcado con dolor de madre
entre tanta catástrofe
de pobres con la lengua apretada
presintiendo esta demente manera
de amarnos
con las piernas hasta la médula
y caer con mi amada esposa
vulnerando la sopa de huevos
con aquella insana mixtura
que tantas veces hube de aprehender de ti,
oh, Señor.
Sábeme un poco perturbada
y ruego que ayer
hayas pateado este carromato
de bebidas alcohólicas.
Brindo por esta suerte de tragedia grecoafricana
dando resuelles a los hermanos de un mierda
continente
que padeció por Poncio Curicao Pilatos.
Toda paradoja invita a beber
y provocarnos angustia
y rememorar el día de evangelios
y rezar a Dios
por nuestras almas pecadoras.
Y cada pizca de amor
que admiras en mí,
amada esposa,
hábrasevisto rodando con las venas inflamadas
de trementina.
¡Vasta ya!
¡Acabemos y sonriamos!
Futuras Visiones de un Aeroplano
en Llamas
Máquinas con bragas y calzoncillos fétidos
y un pene de goma que te relame
el sombrero
y te sangra la cruz.
Y todo aquél que lleve bastón y cola de caballo
podrá rodar para tumbarnos
con las rodillas hasta la cintura
y caer con la soga que te quiebra el cuello
y la manera que brota entre los sobacos
para que nunca más hallemos el sol
con la cola de mico que padecen
los hombres.
Llénate de escamas y bésanos el marrueco
del pantalón
para que nunca más este mameluco vomitivo
haga estallar figuras con silabario de espuma:
bum bum bum
matanza, puerca cachúmbala,
ábrete de patas y defeca.
Estoy con filamentos de ampolleta
para continuar navegando
mientras chillas y te caes de la cama.
Cógeme y no huyas
porque nada te mantendrá atado
de pies a cabeza.
Óyeme y no hagas pucheros con la vana
incontinencia de un Dios
que pudo transformar los componentes
y los desniveles de un cosmos
puramente insustancioso.
Anteparaíso
Tu lengua de Satán adolescente
hace estallar los tacones que transforman
el universo
en tres trillones de bombas químicas.
Tum tum bum bum entrecogen los campanarios
fuego tormento
tum tam bum bum el rompehuelgas de corneta
ciberespacial
combatiendo con su baba de Cenicienta
hiperbólica
penetrándonos hasta agolpar los causes
de esta muralla
para que más niños huyan
con sus dolores de niño.
¡Yo los vi!… ¡Estuve allí!…
Eran dos billones mil quinientos tentáculos
bum bum bam bum
trillones y trillones de micromilenios
tuti fruti
tortuosos quejidos entre colapsos hiperbólicos
intentando penetrar el mundo
en pos de un ideal
llamado…
«Situación dramática de los derechos anales».
Cabeza con Cebolla Cívico-Militar
Odiar el impulso de sobrepasar las nubes
pringándonos el canto de un Dios
que masticó papelitos navideños
mientras el mundo salpicaba manzanas
radioactivas
please because mass murderer maniac
homicidal adrenalina
y la matanza que despluma Irak
con la tribu de tiburones.
Canario, canario fetichista,
brotando con la manía de los clarividentes.
Canario, canario fetichista,
brotando con la manía de los teleclientes.
Acércate, hijo mío, el 725 ruega
por nuestras almas pecadoras.
Volar con la boca y los dientes odiando
la cabeza con peluquín.
Odiar la bota asesina de los young fellow
que meten la daga de sus pequeñas
anomalías guerreras
en los Dagobertos y en los meollos
de cada uno de nuestros pares subcutáneos.
Canario, canario fetichista,
brotando con la manía de los clarividentes.
Canario, canario fetichista,
brotando con la manía de los teleclientes.
Acércate, hijo mío, el 725 ruega
por nuestras almas pecadoras.
La Vaca que Parió mis Cuerdas Vocales
Sutil bebedor de ajenjo, mi compañero de ocio
masturbó el retrato hermenéutico
de Dorian Gay.
Ocúltate tras el moscardón, enorme trampolín
político,
debes tensar los coquimbanos en esta apertura
cósmica.
Sutil bebedor de ajenjo, era mi padre el malforme
de Píndaro,
llovía Satán la boca del lobo,
boca románica, el santo erario de empalagoso
aforismo.
Venid a mí,
venid y mead la cámara negra,
haced meritorio el conducto anal,
haced que nuestro padre predique la santa
calentura
crac… crac… crac…
Para vos, hermano,
comprometo estas ganas de profeta
que mete su báculo en las cosas de Dios.
Sutil bebedor de ajenjo, bebí el corpiño
con la daga erecta,
con mandíbula zorruda
paralizando el fuelle de la luna de cinco
hemisferios.
Y te prometo aterrarme
con esta blancura de poetas elegidos.
Y grité y ardí.
Y toda hipócrita te dije qué te amaba.
Domadores de Prosapia con Procedimiento
Mental
Me hago dolor, manantial,
contrafuerte de salvajes maneras,
te llamo con alaridos,
ruego, grito, me mato.
Noé padece artritis
con alternativos rezos de queso chantillí
mientras el calamar de cinco martirios
comunistas
relame la cosa
en esta infernal noche de hemisferios
contrapuestos.
¡Zángano!, ¡hipócrita!,
¡arlequín de pollo parido
en Ámsterdam!,
brindis, hígado agorero,
domadores de corazones de serpiente.
Cada noche desarrollo una malformación
cutánea.
Me hago cuerpo y ruego por los hijos
y los amantes de vuestras esposas.
Para ti,
el sol desconoce esta forma erguida,
esta convulsión de poeta.
Padecen los piojos el tren metálico
rin… rin… run… run…
la viola come tentáculos.
Me agarro a la cruz
domino el arte de predecir
soy toda tuya…
¡ámame!
Horrorosa Deuda Telefónica
Dame golpes con el control tecnológico.
Dame, oh, Todopoderoso,
el batir de las Transnacionales,
la genuflexión del Señor Obispo
mientras el correo electrónico
cacarea ciertas horrorosas mixturas
de nuestra condición humana.
Yo, todo pecador,
artífice irresponsable de billones de pequeños
deudores
y de otras tantas historias de tiranillos golpistas
me confieso pitutero
y hasta cierto punto
coimero.
¿Qué otro beneficio puedo esperar de vos,
Padre Comercial?
¿Cabe preguntar el por qué de la naturaleza
mítica
de las transacciones monetarias?
¿Cabe señalar el por qué de mi deuda telefónica?
Yo denuncio la ira de Dios,
en pasquines,
denuncio con la aduladora lengua del burócrata,
pronuncio el sexto mandamiento
en el abc de la economía.
¿Qué otro beneficio puedo esperar de vos,
Padre Comercial?
Salmos de Teleaudiencia
Sobrevivo, oh, Señor,
para darme el tumor que está despedazando
mi organismo.
Estoy perdido por no hallarme
tras los ecos que imponen
las grandes luces
donde soy y no soy
donde estás divagando con la luna
que enturbia tu cuerpo
de un azul brizno
diariamente cansado de llevar las culpas
y el sombrero de gran señor.
Siéntate en el banco de los acusados.
Siéntate
y bebe un poco de amor.
Únicamente yo tengo la cara de idiota
que te pueda dar los buenos días
y amar ¡amar! este maldito cielo azul.
Duerme amor duerme no temas el eclipse
de los dioses que dan de comer esperma
de sus cirios.
Duerme amor duerme no temas cada destello
que padecen profetas
o marineros.
¿Dónde dónde estás amado corazón?
¿Dónde dónde están tus tripas de Gran Señor?
Yo soy el poeta que esperan los incrédulo
después de la tan temida
tanda de comerciales.
Monólogo para Adelgazar
Inmunidad Diplomática
Inciso Castrense
Un hombre (supuestamente imaginario)
ahoga sus culpas en el Támesis.
Un ángel (soporíficamente real)
juega una partida de críquet.
A continuación detallo fechorías ecuménicas:
1. Exportación del derecho de asesinato.
2. Asentamiento de métodos de tortura.
3. Primacía del tirano sobre los derechos
del niño.
II) Inciso Venial
Se compromete el inversionista
a declarar nulidad jurídica (ya que el tiempo)
como todo ente ficticio (carece de dinámica
social).
Sin más precedentes declaro:
1. Abolición de esclavitud de conciencia.
2. Fin del período menstrual.
III ) Inciso Complementario:
Se declara estado de sitio en caso de producirse
fallo condenatorio.
Véase historia del siglo veinte.
Se despide atentamente
Un desaparecido.
Candilejas
Un monstruo cabeza bovina
inculpado de asesinato
tuvo un sueño.
Se vio a sí mismo como un hombre.
Pensó que tendría que ocupar el tiempo
entre el despertar
y las noticias de la tarde.
Supuso que anocheciendo
el sueño acabaría.
Dudó por un instante
cuando descubrió
que el mismo sueño
se repetía al anochecer.
Tuvo poco tiempo para sí.
Casi nada para pensar.
A veces intentaba ser feliz.
Componía de memoria
historias imaginarias
donde era un horrendo monstruo
de cabeza bovina.
Esperaba largas horas
intentando dar caza
a unos prehistóricos seres
que caminaban en dos patas.
Seres ridículos
que intentaban darle caza a él.
Un día vino un príncipe
y lo conminó a luchar
cuerpo a cuerpo.
Cuando hubo acabado
muchos hombres le temieron
pues el que había muerto
era rey de reyes.
La moraleja no existe
como tampoco la justicia
pues al poco tiempo
sorprendieron al dragón durmiendo
mientras le cortaban la cabeza
soñó que era un estupendo
animador
en un mundo que carecía de sueños.
Nomenclatura Fantasmal
Caparazón de Chancho Acomodado
El hombre fue parido, grité, ardí,
me pellizqué para conceder estas ganas
imperiosas de existir:
el horror giraba entre hormigas que invadían
cada fibra de nuestro cuerpo:
eran cientos de millones de cadáveres
que intentaban la revolución perpetua:
la guerra, se decían, la guerra es el pan nuestro,
el gran acontecimiento mundial.
Quisieron pulpos que contenían mil años
de evolución,
quisieron pulverizar la vulva sintomática
de una caracola:
el océano multiplicó sus cuerpos,
la tierra fue el manto que sumergió los sueños:
pude distinguir
entre ruinas
a un niño que lloraba la pérdida
de su marioneta de papel.
Escribí los versos postreros
que reconstruyeron su vida.
Ése náufrago, ése minúsculo combatiente,
habría las tumbas
de tarde en tarde.
Pude ver entonces cada sobrevivencia
que nos impedía soñar.
Eres culpable, sí, Señor,
culpable de arrogancia, de cinismo e indolencia.
Esperas, tan confortable,
tan deliciosamente consumidor,
el exterminio de nuestros sueños,
como aquel soldado qué disparó
y qué mató y qué degolló
y qué maldijo nuestra condición de perros.
Ése era yo,
ése que mutilaban
también era yo
porque en cada lágrima que derramaron
había algo de mí mismo.
Pude y estoy seguro
pudimos evitar tanto sufrimiento
pero permanecimos en casa,
calentitos,
engordando como chanchos,
seguros de una vida
que tendría un principio
y un espléndido final.
Ciertas historias acaban dulcemente.
¡Esta no!
Para que el Diluvio no Provoque tanta
Animadversión
El cobrador de impuestos,
el tecnócrata,
el que mastica números carentes de César
Vallejo de Octavio Paz de Gonzalo
Rojas de Mauricio Uribe
es, como diría mi madre,
un actor inconcluso,
un síndrome de sombra que impone respeto.
Sí, Señor, yo le conozco,
sé que viene a mi casa a romper los vidrios,
sé que me busca insistentemente
para que le cancela una hora extra de vida.
No hagas caso de él.
¿Qué haríamos entonces?
Creo que valen los cantos del águila
tanto
como las cumbres del rating,
tanto
como para que cubras la tierra
con largas colas de fuego.
Sí, ¡qué vida!,
me dice,
esto sí qué vale su peso en oro,
búscate un pituto adecuado,
el mundo requiere de cambios pragmáticos,
déjate de payasadas,
el destino del hombre
es la rutina de su buscapersonas infernal.
Sí, Señor,
no dejes nunca de darnos a la caza
para que mantengamos tensos los nervios.
Sé que somos faros
como diría Rubén,
faros llenos de deudas y marcapasos.
Sé que para castigar traición
das fama
y fortuna…
Gracias, Señor,
gracias por los clavos y las heridas.
Gracias por haberme roto la nariz
y pateado las costillas.
Megaovoide
Tengo las tetas, el oído, la cabeza,
el cerebro, las ganas, el todo,
el antes y el después,
cubierto, como diría Gonzalo,
cubierto de querosén, de goma sintética,
de hollín y de paradigmáticos mondadientes:
el ser o el no ser, el estar o el no estar,
el que dice nunca
o el que pregona el caos retroactivo,
el que destina cuarenta horas diarias
en bendecir el contorno de las gomas
sintéticas,
aquellas que, vanamente, intentas chupetear.
Quiubo, te digo, ¡el factor paleolítico
neolítico!,
¡edad del bronce!,
¡era nuclear!
Fue, como diría Bill Clinton,
un rico mote con huesillos
y el orgasmo que prevaricó la informática,
el tiempo sin fronteras,
la bujía toda poderosa
que aullaba de éxtasis y confusión.
¿Acaso no fue?
-¡Quién sabe!-
el chino sapiente que dijo:
"Nunca digas sí
cuando quieras decir no".
Yo sé que todo o casi todo es posible.
Y que la palabra futuro es inabarcable.
Yo sé que Mónica Lewinsky
lo hizo
porque era adicta al pico de oro.
Yo sé que todo o casi todo es cierto.
Y que cada extraterrestre que nos visita
es parte fundamental
de la reforma educativa.
Lo dijo el santo televisor,
sí, Señor,
el grandioso megaovoide.
¡Cada lunático
en su puesto laboral!
Cada pústula de sexo oral
para pertenecernos
por los siglos de los siglos.
Qué no te reconozcan,
Señor,
que no te pasen chancho por liebre.
Qué nadie diga sí
cuando quiera decir no.
Amorosa Sensación
Canto de Amor
Saludo a los hombres
con una cordial sonrisa.
La vida es como un vendedor de frutas
que descansa sus pies
bajo las sombras de un árbol.
Quiero abarcar aquello
que para todos es evidente.
El hortelano posee
una vivienda indigna.
Nada es extraño
a mi sensibilidad.
Soy el poeta de pies cansados.
El prodigio de existir
es, hasta en los más pobres,
el prodigio de vivir.
Secretas menudencias,
opacos tranvías,
locomotoras, sueños,
objetos animados por un amor
de hombre maduro.
El gusano tiene cola de caballo.
Tesoros, juegos infantiles,
perceptibles manos
acariciándose.
Cada uno de nosotros
es como el rostro
de la mujer amada.
Nada es extraño
a mi sensibilidad.
Soy el poeta de pies cansados.
El Peregrino
Un cabello de mi barba puede extender
el mundo.
Me someto a fuerzas incontrolables.
Retengo este brote de angustia que adorna
mi rostro.
Mauricio Uribe somete su cuerpo
a laberintos.
Retozan los peces para que yo exista.
El peregrino desnuda su túnica.
Me acerco y beso sus pies.
Brotan yerbas silvestres
para que su cabeza aprisione mis labios.
Sendos clavos rasgan la piel.
Me observo en su iris
y comprendo el significado
de estas palabras.
Un cabello de su barba es el universo.
La paz duradera es el rostro del hermano.
Le hago pasar a mi habitación.
Estoy desnudo.
Mi casa es un libro de páginas fantasmales.
Me conmuevo porque su piel
es transparente.
Sus manos salpican follajes de antiguos
mundos.
Me sumerjo en su corazón
para saciar esta sed de tiempo.
Cristo desnuda su túnica
para que pueda contemplar el mundo.
Me estremezco
pues sólo veo
una casa de páginas fantasmales.
Nocturno
Cada océano es una tumba:
tus ojos,
un destello del alma,
el cadáver de la infancia
es un objeto animado por fuerzas interiores,
contemplo el temor
a la pérdida de los seres queridos.
Cada árbol es una tumba,
las hojas brotan como cabellos de mi barba,
la muerte es un hermoso campo de amapolas,
yo soy el néctar,
ámame,
la muerte es un gusano que devora la tierra,
yo soy el gusano.
Cada noche
me lleno de un follaje
que ensombrece la tierra.
Oh, muerte, muerte, muerte,
la tumba es un lamento
extendiéndose en el vacío:
cada uno de nosotros es un campo
de amapolas:
nuestras carnes pudren la madera.
Oh, muerte, muerte, muerte,
la vida es tan frágil
como el batir de las alas de una mariposa.
Réquiem
Le tengo temor.
Era un individuo infame.
Mi más tierno deber me pedía.
Y no pude negarle nada.
Habrá accionado mi maniático instinto.
Y le asesinaré.
Hubo juicio.
Y observándole jurar que era inocente
tuve aquella extraña sensación
y le amé intensamente.
Iba acabando
y le digo…
No pudo oírme
y ahí fui suya.
Espíritu del Bosque
Mi madre hechizó la noche
para que yo durmiera
el cuco fue la piedra
con la que tejí una alfombra
la imagen de mí mismo
abarcó los secretos del árbol
de cuyo material
eran los sueños.
Enumeré las fibras
que atravesaban las hojas
después de una lluvia
tan inexacta
como los recuerdos.
El sol era un puñado de franjas
grismarrón
cuyo éxtasis era un niño
que lloraba la pérdida
de su barquito de papel.
El secreto oval
de una caravana de matices
fue envolviéndome
misteriosamente
hasta que la tierra
rompió en lamentos
y el primer amor contuvo
las maravillas de este mundo.
Fue un encuentro furtivo
casi fantasmal.
Hundí mi boca en la almohada
y besé los contornos
del reflejo
en la pared.
Después vino el amor carnal
el amor que cubre el cuerpo
de un sabor inextinguible
el único amor de la vida
en cuyo acto amoroso
el hombre conserva
las esperanzas y las frustraciones
las alegrías y las tristezas
el tiempo y el dónde
el cuándo y los porqués.
Génesis
Nací en la época de las flores
la bella primavera de 1968.
Nací para discutir
para apuntar con el dedo
para gritar y morder.
Nací en la época de las flores
la bella primavera de 1968.
Fui el eco de una confrontación
mundial
el retazo de una bomba
molotov.
El viejito Pascuero fue el arquetipo
clandestino
el prototipo favorito
del gran poder supraterrenal.
No supe hasta donde fui mi propia imagen.
No sé si la niebla o la depresión
hicieron de los capullos
sendas tarjetas de crédito
de dudosa metafísica.
Los nichos eran cálidos
llenos de luces de neón.
Estupendas doncellas artificiales
sonreían a destajo.
El Pato Lucas hizo de las suyas
los Picapiedras incentivaron el consumo
cada cual fue su propio esclavo
el prototipo clandestino
del gran poder supraterrenal.
Sin darnos cuenta
la robótica preñó nuestras conciencias
de monstruos
y psicodélicos extraterrestres.
El planeta dependía de un súper héroe:
uno americano
y otro japonés.
¡Nunca de nosotros mismos!
Un mal negocio
para las cadenas cinematográficas.
Reliquias de Claustro
Aborto Espontáneo y Ritual de Fin de Mundo
Infierno de voces perdurando
indefinidamente
mientras estamos saboreando
el vasto panecillo
que Dios salpica en nuestro rostro.
Tanta confusión, pienso,
me ha despertado el apetito.
Poseo la verdad, me dices,
poseo un escaparate
con ampollas venenosas
donde un niño
aparentemente abortado
espera el regreso de sus papis.
Yo soy uno de ellos.
Y permanezco feliz.
Pues sólo tengo algunas monedas
con que pagar la estampita
de nuestra Señora de Lourdes.
Sácame la cresta, si quieres,
patéame las costillas,
clava mis testículos a un insectario
mientras Roberto Ormazábal
desmenuza insectos
en un sanatorio para neonatos videntes.
Estirpe Judeocristiana
Un trago de alcaloides
para morirme benditamente.
Tanto dolor
creo que satisface curiosidades
tan excéntricas
como la de Walter Garif
empecinado en sepultarme vivo.
El mundo que yo profeso
es un constructo mental
como un cuchillo abstracto
que te penetra el abdomen
y te saca las tripas y te joroba el alma.
Un constructo tan cierto
que cuando olvidas tu sueños
fornicas conmigo.
Un trago de alcaloides
para morirme benditamente.
Tanta apatía reducida
a un par de chips de informática.
Quiero perderme en tu bosque onírico
para que ciertas jaurías en celo
gocen con este constructo mental.
Un constructo tan cierto
que cuando olvidas tu sueños
fornicas conmigo.
Canto de Amor para el Equino que Lleva
tu Nombre
Maestro panadero, de este siglo veinte,
tan convulso como reaccionario,
a ti, de seguro, tu señora no te mandaba
por el pan del desayuno
ni tu madre te daba de patadas en el rostro.
Quiera Dios que puedas participar del rito
que profetiza el paraíso
donde ser impide no ser donde amar impide
no amar.
Quiera Dios que te niegues a ti mismo
y que este diario de muerte extiéndase
como un pantano
y que te atrape y que te pudra y que te haga
exclamar de rabia.
Maestro seductor, poeta por antonomasia,
de seguro, fuiste creado a imagen y semejanza
del triunfador.
Quiera Dios que conozcas de cerca
la supervivencia
para que tus panfletos líricos
adquieran cierta categoría humana.
Quiera Dios que el absorbente capitalismo
que te rompe el cuello y te sangra el alma
no te haga desollar el iris que te mete el dedo
en el ano
mientras el gran vidente de Sudamérica
es nominado al Oscar.
Maestro pastelero, de este siglo veinte,
tan convulso como reaccionario,
espero sinceramente que el horror te paralice
las facciones
cuando descubras que el tiempo
como realidad concreta
está subordinado al gusano que te mete el dedo
en el culo.
Embotamiento y Exaltación de la Vida
El acto de amar es un inmenso santuario de locos
videntes:
el defecto paranoico que desolla el iris parido
en la mazorca de Pepito Gabriel:
el fantasmal claxon que provoca el pundonor
de Kosovo de Tokio de Singapur
de Malasia de Arkansas de Hiroshima
de Kenzaburo Oé…
El acto de amar, dije, es el deseo pos bomba
atómica,
el condenatorio crepúsculo de los perdedores,
la divina calentura del poeta,
su boca de leopardo,
sus manos tersas,
ciertos olores, ciertas arrugas,
cierta fricción de la carne.
El fin fue el milagro, lo poco de carisma,
el éxtasis de una botella de champán,
actos brutos de una cultura asesina,
el milagro de vivir
prepara misiles todopoderosos,
el fin, como dijo mi padre,
el fin es tuyo,
nunca nuestro,
el conector estalla
irremisiblemente,
estalla
escupiendo pétalos
avegrises.
El catequista pudo amar para padecer el fuego
que mutiló los ojos a María:
el arcángel succiona la mierda
para que el fin haga bum
cuesta abajo
inmisericorde.
Fue un acto sexópata.
Asqueante por naturaleza.
Fueron mil horas de matanzas aerostáticas:
¡Matemática pura!
¡Balística premeditada!
Colmenas de ordenadores consagrando
el quinto elemento
que John Matagorilas
reconstruye
despiadadamente.
Yo te pregunto, oh, Yukio Mishima,
¿qué heredero legítimo de Dostoievski
fue tan cruel o inhumano
como para beber el estrógeno
que parió Henry Miller
entre hojalatas de cartón
y las sonrisas del titiritero?
Henry James, me contradije,
un poco cansado,
prematuro de genio,
oblicuo y conspicuo.
Fue el caos de la emoción
que nunca rompió la carne.
Aquel hecho fortuito,
aquel diapasón patético,
hizo estallar el quásar cilíndrico.
Y la guerra fue bacteriológica,
tribu contra tribu,
padre contra hijo,
madre contra pueblo.
¡Quítanos entonces
el jolgorio mutilador!
¡Quítanos
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