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Estilos de Dirección, Liderazgo, Procesos Grupales y Resultados Competitivos en Equipos de Fútbol (página 2)


Partes: 1, 2, 3

En una breve síntesis de algunos de los trabajos referenciados anteriormente, nos encontramos con lo siguiente. Lago, Martín y Seirul-lo (2007) se plantearon como objetivos, explicar las variables que determinan el rendimiento que alcanza el F.C. Barcelona a lo largo de un partido de fútbol. Qué variables o indicadores del juego eran los más importantes para explicar los resultados del F.C. Barcelona. Para ello se analizaron los 38 partidos disputados por dicho club en la Primera División de la Liga Española de Fútbol de la temporada 2004-2005, en la que este equipo acabó obteniendo el título de Campeón. Cada uno de los partidos fue visionado por un grupo de 3 expertos con el fin de reconocer el perfil del juego del club en cada partido. Los observadores eran todos licenciados en Educación Física y además de haber cursado la especialidad de Fútbol, tenían formación y entrenamiento como observadores. El perfil del juego de cada partido establecido fue discutido con miembros del cuerpo técnico del F.C. Barcelona, hasta obtener el análisis definitivo. La variable (indicador de juego) utilizada para la medida del rendimiento (es decir, como determinante del rendimiento) fue la diferencia entre los tiros a favor (dentro y fuera de la portería) y los tiros en contra (dentro y fuera de la portería), en cada partido. Las variables explicativas consideradas ( es decir, las variables independientes del estudio) fueron: a) jugar en casa o fuera, b) la posesión del balón, c) la diferencia entre las llegadas al área a favor y en contra que tiene el F.C. Barcelona en cada partido y d) la clasificación del equipo rival.

Las hipótesis consideradas fueron las siguientes: 1ro) cuando el F.C. Barcelona juega en casa tiene mejor rendimiento que cuando es visitante, 2do) cuantas más llegadas al área a favor tiene el F.C. Barcelona, mejor es su rendimiento, 3ro) cuanto peor clasificado está el equipo rival, mejor es el rendimiento del F.C. Barcelona y 4to) cuanto mayor es la posesión del balón (porcentaje de posesión del balón sobre el tiempo real de juego) del F.C. Barcelona mejor es su rendimiento.

Los resultados de los análisis de regresión lineal permitieron explicar el 68 % de la varianza del rendimiento. El segundo objetivo fue valorar la homogeneidad del modelo anterior dependiendo del Episodio de Juego que caracteriza al partido en cada momento, esto es, si el F.C. Barcelona tiene la iniciativa o está a la expectativa en el juego. Los resultados indicaron que cuando el F.C. Barcelona tiene la iniciativa en el partido tiene un rendimiento mejor que cuando se encuentra a la expectativa, y que las variables explicativas analizadas tienen diferente importancia bajo estos escenarios de competición.

El trabajo de Casáis, Lago, Lago, Iglesias y Gómez (2011) se desarrolló con el objetivo de analizar indicadores de rendimiento competitivo que permitieran diferenciar a equipos ganadores de los perdedores en la primera división de la liga española de fútbol. La muestra utilizada correspondió a 380 partidos de primera división de la temporada 2008-2009. Los indicadores estadísticos utilizados fueron: tiros totales, tiros por dentro, asistencias, centros, fueras de juego incurridos, faltas recibidas, tiros de esquina a favor, posesión del balón, centros recibidos, tarjetas amarillas y rojas, localizaciones del partido (jugar como local v/s jugar como visitante). Se realizó una comparación de medias a través del test de Kruskal-Wallis y un análisis discriminante. Los resultados mostraron que los equipos vencedores tenían valores significativamente más altos en tiros totales, asistencias, eficacia y fueras de juego incurridos. Sin embargo, los equipos perdedores, tenían valores significativamente más altos en centros recibidos, fueras de juego forzados y tarjetas rojas. El análisis discriminante permitió concluir que las variables que diferencian entre equipos que ganan, empatan y pierden eran el total de tiros, los tiros por dentro, los centros en contra, la posesión del balón y la localización del partido (local v/s visitante). De acuerdo con Casáis et al. (2011), con esos resultados, los entrenadores disponen de algunas claves para diseñar sus programas de entrenamiento y el análisis del juego en competición.

El estudio de Vales, Areces, Blanco y Arce (2011), se desarrolló con el objetivo de diseñar y aplicar una batería multidimensional compuesta por cinco indicadores de rendimiento: Índice de Iniciativa de Juego (IIJ), Índice de Carga Física (ICF), Índice de Volumen de Juego Ofensivo (IVJO), Índice de Precisión en el Juego Ofensivo (IPCJO) e Índice de Progresión en el Juego Ofensivo (IPGJO), orientada a la evaluación de la prestación competitiva de equipos de fútbol de alto nivel y a la diferenciación del perfil de rendimiento obtenido por los equipos ganadores y perdedores durante los partidos. Se analizaron 67 encuentros pertenecientes a la Fase de Grupos de la UEFA Champions League en la temporada 2009. Los análisis estadísticos de comparaciones de medias y de regresión logística entre ganadores y perdedores permitieron concluir que los equipos ganadores presentan valores estadísticamente más altos en cuatro de los cinco índices de rendimiento utilizados: El Índice de Iniciativa de Juego (IIJ), el Índice de Volumen de Juego Ofensivo (IVJO), el Índice de Precisión en el Juego Ofensivo (IPCJO) y el Índice de Progresión en el Juego Ofensivo (IPGJO); siendo IIJ (p <.001), IPCJO (p <.001) e IVJO (p<.001) los índices con mayor poder discriminativo. No se obtuvieron, sin embargo, diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos en el índice ICF (p>.05). Para Vales et. al. (2011), la batería multidimensional de indicadores de rendimiento propuesta, puede ser una herramienta muy útil para la evaluación y predicción del rendimiento en fútbol de alto nivel.

Sin embargo, el segundo estudio referenciado por nosotros de Vales, Blanco, Areces y Arce (2015), fue desarrollado con la finalidad de profundizar en esta línea de investigación relacionada con el análisis del comportamiento competitivo manifestado por los equipos ganadores en comparación con los perdedores. Su objetivo consistió en identificar qué indicadores de rendimiento tendrían un mayor impacto a la hora de evaluar la eficacia competitiva de los equipos participantes en el Campeonato Mundial de Fútbol de Sudáfrica 2010 (CMFS-2010); para lo cual se procedió a realizar una clasificación de los mismos en dos grandes grupos: equipos ganadores y equipos perdedores, con la intención de comparar sus perfiles prestativos, a partir de la utilización de una novedosa Batería Multidimensional de Indicadores de Rendimiento (BMIR) que atiende la propia naturaleza multifactorial del juego. Se procedió de la siguiente manera:

Método

Participantes

La muestra empleada estuvo constituida por la totalidad de partidos disputados (64) en el último CMFS-2010. Los datos utilizados para la elaboración del presente trabajo fueron recogidos de la Web oficial de la FIFA (www.fifa.com), suministrados en abierto para entrenadores y medios de comunicación.

Procedimiento

Para la elaboración de este estudio fue adaptada y posteriormente aplicada la original y novedosa Batería Multidimensional de Indicadores de Rendimiento relativa al análisis cuantitativo del rendimiento competitivo o calidad de juego, diseñada por Vales et al. (2011). Las principales adaptaciones efectuadas en la misma, recogidas en Blanco (2013), se encuentran en los denominados Índice de Volumen de Juego Ofensivo (IVJO) e Índice de Carga Física (ICF), los cuales han sido replanteados conceptual y estructuralmente, incorporándose a ellos y a la formulación matemática correspondiente para su cálculo, nuevos parámetros que, de acuerdo con sus autores incrementan su potencial explicativo a la hora de describir y evaluar la prestación competitiva de los equipos y jugadores.

La adaptación efectuada por Blanco (2013) de la original Batería Multidimensional de Indicadores de Rendimiento (BMIR), propuesta en el 2011 por Vales et. al., está estructurada (su versión definitiva) en 5 categorías:

1ra) Índice Iniciativa de Juego (IIJ)

Se refiere a la capacidad táctico-estratégica de un equipo para desarrollar un juego dominante e imponer su ritmo y su estilo de juego sobre el rival.

Está relacionado con el % de posesión y control del balón.

2da) Índice Progresión Juego Ofensivo (IPROJO)

Se refiere a la capacidad táctico-estratégica de un equipo para avanzar ofensivamente sobre el terreno de juego, convirtiendo sus acciones combinativas en situaciones de finalización.

3ra) Índice Precisión Juego Ofensivo (IPREJO)

Se refiere a la capacidad técnico-táctica de un equipo para ejecutar eficazmente las acciones críticas consustanciales a la fase ofensiva del juego.

(Incluye tiros y pases bien orientados)

4ta) Índice Volumen de Juego (IVJ)

Se refiere a la capacidad táctico-estratégica de un equipo para desarrollar un estilo de juego caracterizado por la presencia de un gran número de acciones colectivas, por la imposición de un ritmo de juego rápido y por la asunción de un elevado grado de iniciativa en el juego.

Está relacionado con la capacidad para manifestar un alto volumen de juego (total de pases, tiros, despejes, entradas).

5ta) Índice Carga Física (ICF 1 y 2)

Se refiere al nivel de esfuerzo físico requerido para responder a las exigencias técnico-tácticas y táctico-estratégicas del juego

— (ICF, 1):

Se refiere al volumen de trabajo físico, en términos de los kms recorridos.

Distancia total recorrida (total de kms recorridos) por los jugadores durante el juego

— (ICF, 2):

Se refiere a la intensidad del trabajo físico, en términos de la distancia total recorrida a velocidades elevadas.

Discusión

Como se ha dicho, el estudio de Vales, Areces, Blanco y Arce (2015) se planteó como objetivo principal llevar a cabo una evaluación y comparación de los perfiles de rendimiento competitivo de los equipos participantes en el CMFS-2010, tomando como criterio de agrupación el resultado final obtenido en los partidos. Para ello se aplicó la versión definitiva de la Batería Multidimensional de Indicadores de Rendimiento (BMIR).

En trabajos precedentes, Zubillaga, Gorospe, Hernández y Blanco (2007) (citados por Vales et. al., 2015), en sintonía con los datos reflejados en este último estudio; Zubillaga et al. (2007), efectuaron un registro de parámetros de naturaleza técnico-táctica y condicional de los equipos participantes en la final de la Champions League 2005-2006, evidenciando que las diferencias entre el equipo ganador y perdedor se localizaban principalmente en el número total de pases desarrollados, así como en el porcentaje de eficacia de los mismos, no apareciendo diferencias significativas en el volumen de metros recorridos por los jugadores del equipo ganador y perdedor. En esta misma línea de estudio, basada en el análisis del juego a partir de la utilización de indicadores de rendimiento de tipo simple, Lago y Lago (2010) (citados por Vales et al., 2015) reflejan diferencias significativas entre equipos de mayor y menor nivel de prestación, en conductas técnico-tácticas ofensivas como goles, tiros, asistencias y posesión del balón.

Estudios más recientes como el desarrollado por Vales et. al. (2011), en el que se utilizó una Batería Multidimensional de Indicadores de Rendimiento de tipo compuesto, muestran que los equipos ganadores obtenían valores significativamente superiores en los índices de rendimiento relacionados con la iniciativa de juego, así como con la precisión, progresión y volumen de juego ofensivo, no alcanzando niveles de significación suficientes en el denominado Índice de Carga Física pese a ser éste uno de los indicadores más utilizados en la bibliografía especializada.

En el trabajo de Vales et. al. (2015), los datos obtenidos en relación con el Índice de Iniciativa de Juego (IIJ), muestran valores estadísticos significativamente más elevados para los equipos ganadores con respecto a los perdedores, que ponen de manifiesto la mayor capacidad técnico-táctica de los mejores equipos para controlar y dominar los partidos, a través de la imposición de metodologías de juego caracterizadas por disponer de una alta posesión del balón, a partir de un control cualitativo y cuantitativo del mismo; mostrar un elevado grado de amenaza sobre la portería rival, a partir de una alta frecuencia de remate; y, finalmente, manifestar una correcta protección de la propia portería, a partir de una alta capacidad para interrumpir el juego ofensivo del rival y evitar situaciones propicias para la finalización por parte de éste.

Castellano, Casamichana y Lago (2012) (citados por Vales et. al., 2015), en un estudio de similares características realizado con los equipos participantes en los Campeonatos Mundiales de Fútbol de Korea-Japón 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, también destacan que las principales diferencias que se encuentran entre los equipos que ganan, empatan o pierden los partidos, están relacionas con estadísticas de juego relativas a la posesión del balón, el número de tiros emitidos y el número de tiros recibidos.

Los valores obtenidos en el estudio de Vales et. al. (2015), sobre el Índice de Progresión del Juego Ofensivo (IPROJO) evidencian que los equipos ganadores presentan una mayor capacidad que los equipos perdedores para avanzar ofensivamente en el terreno de juego, convirtiendo sus acciones combinativas en situaciones de finalización.

En relación con el Índice de Volumen de Juego (IVJ), la obtención de valores estadísticos significativamente más elevados para los equipos ganadores con respecto a los perdedores, ponen de manifiesto la mayor capacidad de los mejores equipos para desarrollar métodos de juego ofensivos y defensivos con una alta exigencia técnico-táctica, fundamentados en la aplicación de ataques de tipo combinativo, caracterizados por la ejecución de un alto número de pases, y de defensas de tipo presionante, caracterizadas por la consecución de un elevado número de recuperaciones del balón. Blanco (2013), en un estudio de similares características, en el que se comparaba el perfil de rendimiento obtenido por el equipo ganador del CMFS-2010 (España) con el perfil de rendimiento medio obtenido por el resto de equipos, confirma que el equipo ganador desarrolló un mayor número de acciones técnico-tácticas, relacionadas con el Índice de Volumen de Juego (IVJ), que el resto de equipos con el que se compara, mostrando una mayor capacidad para imponer un ritmo de juego rápido y asumir un elevado grado de iniciativa en el juego tanto ofensiva como defensivamente.

En su conjunto, como destaca Vales et. al. (2015), los datos expuestos en su investigación, representan valores de referencia de las estadísticas de juego de los equipos ganadores y perdedores participantes en el CMFS2010, que demuestran que existen diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos en cuatro de los indicadores de rendimiento configuradores de su perfil de prestación competitivo: Índice de Iniciativa de Juego (IIJ), Índice de Progresión del Juego Ofensivo (IPROJO), Índice de Precisión del Juego Ofensivo (IPREJO) e Índice del Volumen de Juego (IVJ). Asimismo, estos datos, señalan, que podrán ser utilizados por parte de los entrenadores de fútbol que desenvuelven su actividad profesional en el marco del alto rendimiento, como elemento de consulta para comprender mejor la naturaleza del rendimiento en este deporte y optimizar los modelos de juego y entrenamiento de sus equipos. Finalmente, señalan que la aplicación de estos hallazgos al ámbito del entrenamiento de jugadores y equipos de fútbol de alto nivel permitirá fortalecer las conexiones que se establecen entre la teoría y la práctica, ayudando al entrenador a identificar aquellos factores del modelo de rendimiento competitivo del fútbol y contenidos del juego que, a partir de una correcta estimulación durante las sesiones preparatorias, permitirán a sus equipos obtener un mayor éxito durante los partidos.

En resumen, el objetivo del estudio de Vales et. al. (2015) fue evaluar la prestación competitiva de equipos de fútbol de alto nivel, con el fin de diferenciar su perfil de rendimiento, tomando como criterio de agrupación el resultado final de los partidos (equipos ganadores v/s equipos perdedores). Se aplicó una Batería Multidimensional de Indicadores de Rendimiento (BMIR) compuesta por seis índices: Índice de Iniciativa de Juego (IIJ), Índice de Progresión en el Juego Ofensivo (IPROJO), Índice de Precisión en el Juego Ofensivo (IPREJO), Índice de Volumen de Juego (IVJ), Índice de Carga Física1 (ICF1) e Índice de Carga Física2 (ICF2). Se analizaron 64 encuentros pertenecientes al Mundial de Fútbol celebrado en Sudáfrica 2010. Análisis estadísticos de comparaciones de medias entre ganadores y perdedores permitieron concluir que los equipos ganadores presentan valores estadísticamente más altos en cuatro de los seis índices de rendimiento utilizados: IIJ (p < .001), IPROJO (p = .002), IPREJO (p = .028) e IVJ (p = .001). No se obtuvieron, sin embargo, diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos en los índices ICF1 e ICF2 (p > .05). La utilización por parte de investigadores y entrenadores de la BMIR puede representar una herramienta muy útil para la evaluación del rendimiento y orientación de los contenidos de entrenamiento en fútbol de alto nivel.

Sin embargo, a pesar de toda la importancia de los trabajos referenciados anteriormente, consideramos que tienen como denominador común un importante déficit, la consideración casi exclusiva de las variables o parámetros técnico-tácticos del juego, dejando de lado importantes variables psicosociales que sin dudas (según demuestran diversas investigaciones) intervienen en el desempeño competitivo (y en general en el desarrollo de cualquier tipo de actividad humana). Hacemos referencia especialmente a lo relacionado con los estilos de dirección y gerencia de grupos, la dinámica de esos grupos, las actitudes humanas, los procesos de liderazgo relacionados con el jefe y el liderazgo informal de otros miembros de los equipos en las complicadas situaciones de juego, la comunicación y las estructuras sociométricas creadas espontáneamente en el interior de los equipos; aspectos considerados en nuestros estudios, cuyos referentes más inmediatos lo constituyen el programa de investigaciones sobre eficacia grupal competitiva en la esfera deportiva, desarrollado por Casales y Cols. (2010), Casales y Cols. (2013), Casales y Álvarez (2014) y Casales y Cols (2015). A continuación presentamos las bases o fundamentos conceptuales de nuestro trabajo.

2.2) El marco teórico de la presente investigación.

El marco conceptual de la presente investigación ha sido de una parte, el modelo de análisis de los determinantes de la eficacia directiva desarrollado por Casales (Véase Casales y Rubí, 1986; Casales, 1996; 1999a; 1999b; 2005, así como Casales y Cols. 2010; Casales y Cols. 2013, Casales y Álvarez, 2014 y Casales y Cols. 2014).

Para presentar un modelo de análisis acerca de los determinantes de la eficacia directiva, parece apropiado comenzar con una definición de la teoría que lo sustenta, vale decir, las bases conceptuales de nuestra orientación; continuar luego con las definiciones operacionales de las variables fundamentales del mismo y finalmente presentar las evidencias empíricas que le brindan soporte. Sin embargo, por razones de espacio, a continuación presentamos solo la definición de las variables fundamentales de la presente investigación de conformidad con el objetivo general enunciado anteriormente.

2.2.1) La presente investigación: Definición de sus variables fundamentales.

Estas variables se refieren a las Actitudes de la Membresía de los equipos con respecto a los patrones de comportamiento de su Director Técnico relacionados con las Dimensiones de su Estilo de Dirección; la Proporción de Miembros que constituyen Líderes Naturales de sus grupos (o que satisfacen al menos alguna de las dimensiones de la Condición de Líder) en las situaciones de juego; la Integración Sociométrica Grupal en los planos Funcional y Emocional; así como, la Estructura de la Tarea y la Naturaleza del Grupo, estas dos últimas como variables de control).

2.2.1.1) Actitudes de la membresía de los equipos con respecto a los patrones de comportamiento de su Director Técnico relacionados con las dimensiones de su estilo de dirección.

Como indicamos en su formulación, esta variable se refiere a un factor de actitudes (con respecto a determinado objeto). El estudio de las actitudes humanas posee una larga tradición en los marcos de la Psicología Social. Estamos de acuerdo con Rodríguez-Álvarez (2009) cuando plantea que las actitudes son usualmente consideradas como "construcciones hipotéticas", es decir, una entidad o proceso que se supone como existiendo y que da origen a fenómenos mensurables, pero que no es directamente observable, sino que se infiere precisamente mediante esos mismos fenómenos. Para formular más claramente esta premisa, Rodríguez-Álvarez destaca que, cuando hablamos de actitudes, nos estamos refiriendo a cierto tipo de procesos psicológicos que se supone que intervienen en el desarrollo de la actividad humana, pero que no son manifiestos, explícitos, ni claros, sino que están mezclados en forma tal con los restantes procesos, que es necesario efectuar un análisis muy cuidadoso para lograr extraer, mediante los métodos y procedimientos de la investigación científica sus características fundamentales. Fishbein (2009), ha sido uno de los autores que ha avanzado considerablemente en la conceptualización de esta noción, superando el enfoque tridimensional de las actitudes y estableciendo un paradigma unidimensional, en el que se precisa que lo realmente característico de las actitudes lo constituye su dimensión evaluativa (su componente afectivo), por ello en nuestra investigación partiremos de su definición, entendida en los siguientes términos: "Una actitud constituye una predisposición aprendida a reaccionar consistentemente ante un objeto, de una manera favorable o desfavorable". Esta definición puede ser complementada destacando otras características esenciales señaladas por otros autores. A saber: Para Allport (citado por Casales, 2012a), las actitudes constituyen estructuras psicofisiológicas, que poseen un carácter anticipatorio y regulador, que orientan y dinamizan el comportamiento, y que según Hiebsch y Vorwerg (citados por Casales, 2012a), dependen de las normas grupales y los valores sociales.

2.2.1.2) Estilo de dirección de los directores técnicos en términos de sus dimensiones fundamentales.

La variable estilo de dirección ha sido considerada como el objeto de las actitudes a estudiar en la membresía de los equipos, en lo referente a sus dimensiones fundamentales. Será considerada a partir de las tesis sustentadas por Casales (1999a y 2012b). En tal sentido, la posición que sustentamos (teniendo en cuenta valiosas aportaciones de la literatura), es la de entender el estilo como una variable que se encuentra estrechamente relacionada con características de la personalidad, que depende, deriva y es una expresión de esta, presentando en consecuencia una relativa estabilidad. Vale decir, los patrones de comportamiento mediante los cuales se manifiesta el estilo, constituyen una expresión de la jerarquía motivacional y de necesidades de la estructura de la personalidad de los seres humanos. De forma concreta lo definimos como: "El conjunto de características de la personalidad que se expresan en los métodos y procedimientos de realización de las funciones de dirección. Dichas características se han formado a lo largo de la actividad del individuo (especialmente tareas de dirección) y han sido condicionadas por normas sociales y experiencias vitales". (Casales 1999a y 2012b). El estilo consta de diferentes dimensiones que han sido identificadas por diversas clasificaciones en la literatura. Sin embargo, hemos considerado las que resultaron de un análisis factorial clásico desarrollado en nuestras investigaciones (ver Casales, 1999b). Dichas dimensiones (que al combinarse dan lugar a diferentes modalidades) son: a) Autoritarismo-Democratismo, b) Centrado en las Tareas, c) Centrado en las Relaciones y Nivel de Intolerancia. De manera que, de acuerdo con lo planteado más arriba, estas dimensiones guardan estrechas relaciones con las necesidades de poder, logro (o realización) y afiliativa de la estructura de la personalidad, por lo que suponen una relativa estabilidad.

En cuanto a la dimensión (Autoritarismo-Democratismo), está relacionada con el problema de hasta donde el dirigente permite la participación de los subordinados en el proceso de toma de decisiones. Se trata de una dimensión de dos polos: Autoritario y Democrático. En cuanto a la dimensión (Centrado en las Tareas), está relacionada con el problema de la realización de la función grupal de obtención de las metas. La dimensión (Centrado en las Relaciones), está relacionada con el problema de hasta donde el dirigente considera los sentimientos de sus subordinados, trata de mantener buenas relaciones con estos y busca una dinámica positiva en el grupo. De manera que refleja el aspecto de las relaciones humanas del dirigente en el grupo. Vale decir, esta dimensión está asociada con la función grupal del "mantenimiento del nivel adecuado de relaciones interpersonales en el grupo". La dimensión de Nivel de Intolerancia expresa el grado de "extremismo" o de "severidad" en la aplicación de reglamentaciones, normativas y medidas disciplinarias.

Queremos insistir en el hecho siguiente: En vista de que a los miembros de los equipos se les solicitaron evaluaciones (en términos de medidas actitudinales) de los patrones comportamentales de sus directores en relación con las dimensiones especificadas (y no descripciones de tales patrones), el estudio se convierte en un análisis de los efectos de la atmósfera de grupo (favorable o desfavorable) resultante, como consecuencia de la manifestación de dichos patrones o dimensiones. Como se recordará, la experiencia clásica de Kurt Lewin se desarrolló para determinar los efectos de tales atmósferas de grupo, resultantes de los diferentes estilos de dirección. Los sujetos del experimento no describían los patrones del comportamiento de sus directivos, pero los investigadores evaluaban los efectos de la atmósfera resultante, en la productividad de los grupos y en la dinámica de interrelaciones que se desarrollaba. Por tales motivos, el estudio se refería (conforme a las referencias de la literatura), a la Conducta del Líder y la Reacción de los Miembros en tres "Climas Sociales" creados experimentalmente. Véase Lewin, Lippitt and White (1939).

2.2.1.3) Grado de Liderazgo ejercido por alguno de los miembros del grupo

Debemos señalar que la "Condición de Líder" de cualquier miembro de un grupo (incluido el capitán), ha sido entendida de acuerdo con Casales (2005), como el grado en que su propio grupo lo percibe desempeñando los roles fundamentales (o característicos) que definen dicho concepto. Ante todo debe destacarse que diversos autores se han referido a la necesidad e importancia de establecer una diferenciación entre los conceptos de dirección y liderazgo. Un dirigente o directivo constituye una persona que ocupa un cargo (una posición o status reconocido) en el sistema de relaciones formales establecidas en el grupo u organización para la cual trabaja; es decir, un status en su estructura formal de cargos. La base de su autoridad se encuentra refrendada por los reglamentos, normas y estatutos de la organización. Sin embargo, un líder es aquel miembro que posee un elevado y significativo status (ascendiente), espontáneamente concedido por la membresía de su grupo. El concepto de líder ha sido definido de manera concreta (véase Casales, 2012a) en los siguientes términos: "Líder es aquel miembro del grupo, que ejerce mayor influencia sobre los restantes integrantes del mismo de manera espontánea, que recibe un respaldo o aceptación significativa de estos, siendo capaz de motivarlos y guiarlos hacia la obtención de determinadas metas compartidas, y que desempeña un rol central en el desarrollo de las tareas y el funcionamiento grupal, al realizar contribuciones de significación". Por tanto, esta condición es evaluada a partir de 4 dimensiones fundamentales (recibir Respaldo o Aceptación espontánea por parte de su grupo, así como Aportar, Influir y Motivar de manera significativa a la membresía); y el grado en que dichas dimensiones resultan satisfechas, dependerá (como señalamos más arriba) siempre de un factor de percepción grupal.

Nuestro enfoque acerca del papel y valor de las percepciones grupales en la identificación del liderazgo se sustenta fundamentalmente en los planteamientos teóricos y los resultados de la investigación concreta de Hiebsch y Vorwerg (1995), quienes señalan que los miembros de un grupo en y a través de la interacción durante el desarrollo de su actividad concreta, elaboran modelos de evaluación o valoración con relación a cada uno de sus integrantes. Modelos que tienen una base real, pues representan las experiencias del grupo con respecto a la actividad de cada uno de sus miembros. Se trata de un proceso muy complicado que transcurre en grupos de individuos que tienen un período prolongado de interacción, que están relacionados entre sí por una meta común y la realización conjunta de una actividad. El grupo se provee de esta manera de juicios relativamente sólidos sobre "cómo considerar a cada uno de sus integrantes", se trata pues de modelos de valoración surgidos a través de verdaderas relaciones de cooperación y no opiniones arbitrarias de los integrantes.

Otros estudios también han demostrado esta capacidad de los grupos para la identificación de sus propios líderes, e incluso ponen de manifiesto que el grupo posee una capacidad superior a muchos otros métodos. Véanse los estudios de Williams y Leavitt (1995), orientados a determinar el valor predictivo de las estimaciones de los miembros de un grupo. Por otra parte, Wherry y Fryer (1995), en un estudio clásico, encontraron que las escalas socio-preferenciales similares al test sociométrico eran el instrumento adecuado para medir la aptitud para el mando y el liderazgo. De acuerdo con estos autores, ni los juicios de los oficiales, que por lo general concedían una excesiva importancia al valor táctico de los jóvenes candidatos, ni el de los instructores, ofrecieron informes tan valiosos como las escalas socio-preferenciales. Estos autores concluyeron, que las evaluaciones de los compañeros constituyeron la medida más pura del liderazgo (contrastándose con el desempeño ulterior). De hecho, a fines del primer mes, los compañeros del grupo fueron capaces de evaluar el liderazgo en un grado semejante al que los instructores alcanzan sólo después de cuatro meses de observación.

Todos estos resultados son lógicos si tomamos en cuenta que los miembros del grupo suelen hallarse en una posición particularmente favorable para observar la conducta típica de los demás, (y en particular su condición como líder), por lo que a menudo, son mejores jueces de ciertos rasgos interpersonales que otros observadores externos, quienes no tienen un período prolongado de interacción con la membresía, ni la realización conjunta de una actividad, para la consecución de una meta compartida.

2.2.1.4) En cuarto lugar consideramos una variable relativa al grado de integración grupal a nivel funcional y emocional, desde el punto de vista de su estructura sociométrica.

El marco teórico general sobre el cual se sustenta esta variable descansa en los trabajos de Moreno (citado por Casales, 2012a). De acuerdo con Moreno, la Sociometría es la ciencia que se ocupa de la medición de las relaciones interpersonales (de tipo preferencial) que se establecen entre los miembros de un grupo en una situación determinada. En este aspecto debemos señalar que en realidad lo que mide la sociometría es la estructura de preferencias en una situación de compañía y no el sistema de relaciones propiamente dicho que se establece entre los miembros de un grupo. (Véase Casales, 2012a). Por otra parte, aun cuando Moreno y otros sociómetras consideran que el índice de reciprocidades constituye la base de la unidad grupal (en nuestro caso integración), y que el cociente de elecciones de sus integrantes es un indicador complementario de dicha integración, sin embargo, en nuestro trabajo hemos considerado no obstante, que la mejor expresión de la integración lo constituye la proporción de miembros que posee un status adecuado en cada uno de los niveles considerados. Más adelante volveremos sobre esta cuestión.

2.2.1.5) La quinta variable se refiere al concepto de grupo.

Como hemos dicho, estamos realizando nuestros estudios a nivel de grupos psicosociales. La definición de este concepto planteada por Casales (2012a) se refiere a lo que en Psicología Social se conoce como grupo interactuante. De manera que se trata de grupos cara-a-cara, en que los miembros trabajan de forma interdependiente en la realización de una actividad que conduce a la obtención de una meta común, de forma que la contribución individual influye en la ejecución de los otros miembros pero no puede separársela de la ejecución del grupo total. En consecuencia, desde esta perspectiva, los equipos de fútbol soccer se ajustan perfectamente a este concepto. En nuestro caso se trata de una variable de control, en vista de que todos los equipos llenan esta exigencia.

2.2.1.6) La sexta variable a considerar se refiere a las características de la tarea grupal desde el punto de vista de su estructura.

La estructura de la tarea se refiere al grado en que la actividad que el grupo realiza se encuentra (por su naturaleza) previamente programada y especificada en detalles. Esta variable puede ser evaluada atendiendo a los indicadores propuestos por Fiedler (citado por Casales, 2012a). En nuestro estudio esta constituye una variable de control, ya que todos los grupos estudiados realizan el mismo tipo de tarea. Debe tenerse presente, para una adecuada caracterización de la tarea grupal, que el tipo de grupos seleccionados para nuestro estudio lo constituyen los equipos de Fútbol Soccer. La tarea grupal en estos equipos se define, de acuerdo con la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA, 2010) a partir de la ejecución de una o varias acciones técnicas individuales y colectivas para responder a una situación problema que se presenta durante el juego, y se pueden clasificar de acuerdo a la intencionalidad del equipo a la ofensiva (intención de anotar goles) y defensiva (impedir la anotación de goles). La táctica defensiva se refiere a todas aquellas acciones y procedimientos donde las conductas motrices de cooperación tienen como fin evitar que el oponente logre la realización de un gol en nuestra meta (portería), mientras que las conductas motrices de oposición buscan las situaciones de juego donde se confronta al adversario especialmente al que posee el móvil. Por otra parte la táctica ofensiva, se refiere a todas aquellas acciones y procedimientos tácticos donde las conductas motrices de cooperación tienen como fin la realización de un gol en la meta contraria, mientras que las conductas motrices de oposición buscan las situaciones de juego donde se confronta al adversario en condiciones de superioridad ya sea psicológica, posicional o numérica, para lograr la anotación del tanto. Por lo señalado, es evidente que las situaciones de juego implican que la táctica e incluso algunas de las estrategias definidas con anticipación al desarrollo de los desafíos, tengan que estarse replanteando constantemente durante las situaciones (muchas veces imprevistas) de juego, en función de las dinámicas de los propios equipos, en función de las tácticas empleadas por el equipo contrario y las características de sus jugadores, en función del estado físico de los atletas en un momento determinado, y en función de muchos otros factores. Por ello, tomando en cuenta la clasificación de tareas utilizada por Fiedler (citado por Casales, 2012a), dicha tarea puede ser considerada como de un relativamente bajo grado de estructura, teniendo en cuenta toda la creatividad que requiere este deporte para su desarrollo dentro de la situación competitiva propiamente dicha. De hecho, de las cuestiones previamente definidas (planificadas), casi ninguna resulta inmutable y pueden dar lugar a resultados diversos. Una cosa es desarmar, reparar y armar motores en un taller de mecánica para su puesta en funcionamiento (tarea muy estructurada), y otra bien distinta es armar el plan técnico-táctico y la estrategia de una competencia de fútbol (lo cual implica la consideración de múltiples variantes), que luego se intentará materializar en un terreno de juego frente a un adversario del que muchas veces se desconoce su propio plan táctico y estratégico.

Aspectos metodológicos e instrumentales

3.1) Aspectos generales.

Como hemos planteado, el presente estudio tiene la finalidad de continuar haciendo extensivas al área de grupos deportivos que persiguen metas comunes en situaciones de competencia, algunas variables del modelo de análisis de los determinantes de la eficacia directiva y del liderazgo, validado por Casales en varios contextos (Ver Casales, 1996, 1999b y 2005). Su antecedente más inmediato lo constituye la investigación de Casales y Cols. (2013), llevada a cabo en el Campeonato Provincial de Fútbol Sala de primera categoría en la Ciudad de la Habana. Dicha investigación puso de manifiesto el impacto en los Resultados Competitivos de los equipos, del Liderazgo de los Capitanes de estos, de los Niveles de Integración Sociométrica Funcional y Emocional de la membresía, y de las Actitudes Grupales hacia las los patrones comportamentales característicos de las Dimensiones del Estilo de los Directores Técnicos.

3.2) Objetivos

3.2.1) Objetivo general:

"Determinar qué efectos producen en los resultados competitivos de equipos de Fútbol Soccer, las actitudes de su membresía hacia los patrones de comportamiento característicos de las dimensiones del estilo de su Director Técnico, el grado de liderazgo ejercido por el Capitán del equipo (su Condición de Líder) en las situaciones de juego, así como los niveles de Integración Sociométrica Grupal de la membresía tanto en el plano Funcional como Emocional".

3.2.2) Objetivos específicos:

  • Evaluar la Condición de Líder de los capitanes de los equipos participantes en la Edición Centenaria del Campeonato Nacional del Fútbol Cubano.

  • Determinar las Actitudes de la Membresía de los grupos hacia las Dimensiones del Estilo de sus Directores Técnicos.

  • Evaluar el Nivel de Integración Sociométrica Grupal en el plano Funcional y Emocional de los equipos.

  • Determinar los Resultados Competitivos de los equipos sobre la base de la proporción de juegos ganados durante la competencia.

  • Determinar el papel desempeñado por otras variables de rendimiento controladas en nuestra investigación, como: La Experiencia Deportiva de los atletas en ese deporte (evaluada a partir de su participación en competencias precedentes tanto a nivel nacional como internacional) y La proporción en la nomina de los equipos, de jugadores claves, es decir, aquellos que alcanzaron un alto desempeño en la competencia previa a este campeonato, en lo relativo al average de goles y de faltas en los juegos.

  • Determinar las evaluaciones recibidas por la membresía de los grupos en las variables vinculadas con la condición de líderes.

  • Determinar el grado de relación existente entre las actitudes de la membresía grupal hacia los patrones comportamentales de su Director Técnico relacionados con las dimensiones características de su estilo de dirección, la condición de líder del capitán, el nivel de integración sociométrica de los grupos en el plano funcional y emocional, las variables de control especificadas en el acápite anterior y los resultados obtenidos durante la competencia.

3.3) Problema de investigación.

¿Cómo influyen en los resultados competitivos de los equipos de fútbol soccer, participantes en la Edición Centenaria del Campeonato Nacional del Fútbol Cubano, las actitudes de la membresía hacia las dimensiones características del estilo de su Director Técnico, la condición de líder de su capitán y los niveles de integración sociométrica grupal en los planos funcional y emocional de la membresía?.

3.3.1) Definición operacional de las variables de estudio.

3.3.1.1) Resultados competitivos de los equipos estudiados.

Los resultados competitivos se definieron atendiendo a un parámetro fundamental: la proporción de juegos ganados durante la competencia.

3.3.1.2) Equipo de Fútbol Soccer

Hemos adoptado la definición de la FIFA (2010), que señala las siguientes características: Está considerado dentro de la categoría de deporte colectivo o de equipo, que emplea una pelota esférica. Sus miembros durante el juego son 11 dentro de la cancha: Portero, Defensas, Medio Campistas y Delanteros. El equipo podrá contar con siete jugadores suplentes.

El Portero (Guardameta) es el jugador que defiende la Portería de su equipo. Su principal objetivo es evitar la entrada de goles. Los defensas son los jugadores ubicados una línea delante del guardameta y una por detrás de los centrocampistas, cuyo principal objetivo es detener los ataques del equipo rival. Los mediocampistas (volantes) juegan en el mediocampo. Entre sus funciones se encuentran: recuperar balones y propiciar la creación de jugadas. De acuerdo con estas funciones pueden distinguirse a los volantes de contención que contribuyen a la defensa, y los de creación o enganches, que son el cerebro del ataque y se caracterizan por su habilidad. Los delanteros (atacantes) son los jugadores que se encuentran en la posición más cercana a la portería del equipo contrario. Su función principal es de ataque con vistas a marcar goles. Están siempre en movimiento para desmarcarse y buscar pases que les sirvan para realizar anotaciones. De todos modos, los diez jugadores de campo pueden distribuirse en cualquier combinación, es decir, existir mayor o menor proporción de defensas, mediocampistas y delanteros; y la cantidad de jugadores en cada posición determina el estilo de juego del equipo: más delanteros y menos defensas creará un juego más agresivo y ofensivo, mientras que lo contrario generará un juego más lento y defensivo. El esquema de los jugadores en el terreno de juego se llama la formación del equipo, y ésta, junto con la táctica, es función del Director Técnico. La duración de un partido será de dos tiempos iguales de 45 minutos, con un periodo intermedio de descanso que no podrá exceder los 15 minutos.

3.3.1.3 Concepto de Equipo

Se trata de un conjunto humano en el que sus miembros trabajan cara-a-cara de forma interdependiente (es decir, en condiciones de interacción constante) en la realización de una actividad que conduce a la obtención de una meta común, y donde la contribución individual influye en la ejecución de los otros miembros, pero no puede separársela de la ejecución del grupo total.

3.3.1.4) Capitán del equipo.

Para la definición de esta variable hemos adoptado, con pocas modificaciones la expresada por Jiménez y Martínez (2009). El capitán del equipo es el jugador designado formalmente por el Director Técnico (DT), que tiene a su cargo la organización y mando del equipo en el terreno, conforme a sus orientaciones, pero también de acuerdo con su propia visión dentro de la situación de juego. Representa dentro del campo a todos sus compañeros frente a los árbitros.

3.3.1.5) Condición de líder del capitán

Se refiere al grado en que el grupo percibe a su capitán como un verdadero líder, en vista de que satisfaga 4 exigencias (o dimensiones) fundamentales: Realizar aportes de consideración para el logro de los objetivos que el grupo tiene planteados, a la vez que motiva e influye significativamente en los demás para su consecución, recibiendo un gran respaldo y aceptación espontánea por parte de la membresía; medidos estos aspectos en términos de técnicas sociométricas y escalas valorativas.

3.3.1.6) Actitudes de la membresía

La variable actitud ha sido operacionalizada en los siguientes términos. Se trata de una predisposición favorable o desfavorable en relación con determinado objeto, en términos de una escala tipo diferencial semántico de Osgood.

3.3.1.7) Dimensiones del estilo del Director Técnico

Las dimensiones del estilo se refieren al grado de centralización o descentralización ejercido por el DT en el proceso de toma de decisiones. Vale decir, el grado en que estimula o establece límites y restricciones a la participación de sus subalternos en dicho proceso. Las dimensiones incluyen además su mayor o menor orientación a la realización efectiva de tareas fundamentales para la consecución de las metas, y a la consideración de los sentimientos de los subalternos mediante el desarrollo de interacciones emocionales. Finalmente, se refieren a su vez, al grado de severidad en la aplicación de medidas correctivas o disciplinarias relacionadas con las faltas cometidas. Las actitudes de la membresía hacia tales aspectos son medidas mediante una escala tipo diferencial semántico de Osgood.

3.3.1.8) Integración sociométrica funcional y emocional de la membresía de un grupo

Como ya planteamos en el marco teórico de esta investigación, hemos considerado en nuestro trabajo, que la mejor expresión de la integración sociométrica en cualquiera de sus planos, lo constituye la proporción de miembros que posee una integración adecuada. Es decir, aquellos que tienen un Status Sociométrico (Sp) alto o al menos medio, considerado a partir del grado de significación de la proporción de preferencias que el grupo le expresa. Será medida mediante la utilización de procedimientos sociométricos. Mayores especificaciones relacionadas con este asunto están contenidas en la sección correspondiente a las técnicas de investigación.

3.4) Hipótesis investigativa:

Mientras más favorables resulten las actitudes de los miembros de los equipos hacia las diferentes dimensiones del estilo característico de sus Directores Técnicos, mejores sean las percepciones de aquellos de la condición de líder de su capitán, pero menos integrados sociométricamente se encuentren en los planos funcional y emocional; mejores serán los resultados competitivos alcanzados durante la competencia.

(Como ya se ha señalado, para validar esta hipótesis debieron controlarse una serie de variables intervinientes en los resultados competitivos colectivos, las cuales fundamentaremos al explicar la metodología investigativa de este trabajo, en la sección correspondiente al control de variables).

3.4.1) Fundamentación de la hipótesis.

Fundamentaremos esta hipótesis en relación con cada una de las diferentes variables de rendimiento consideradas.

El nexo hipotetizado entre la condición de líder del capitán y los resultados competitivos alcanzados por los equipos durante la competencia, así como la relación existente entre los niveles de integración sociométrica grupal y tales resultados, se fundamentan en los hallazgos de Casales y Cols. (2010) y Casales y Cols. (2013), trabajando con idéntica metodología en equipos de fútbol sala. Mientras que para la fundamentación del nexo existente entre las actitudes de los miembros hacia los patrones característicos de las dimensiones del estilo de sus Directores Técnicos, y los resultados competitivos alcanzados, utilizamos como marco de referencia, los resultados encontrados por Casales y Cols. (2013).

3.5) Metodología de la investigación.

3.5.1) Tipo de investigación.

El tipo de investigación a realizar fue correlacional. Este tipo de estudios tiene como propósitos medir el grado de relación que existe entre dos o más variables en un contexto particular. (Véase Hernández, Fernández y Baptista, 1998). La utilidad y el propósito principal de los estudios correlacionales es saber cómo se puede comportar un concepto o variable conociendo el comportamiento de otra u otras variables relacionadas. Lo anterior se ajusta a los fines de nuestra investigación, ya que tenemos como propósito medir el grado de relación existente entre las diferentes variables de nuestro estudio.

3.5.2) Universo y muestra de estudio.

El universo de estudio de la presente investigación fue la Edición Centenaria del Campeonato Nacional del Fútbol Cubano, primera división, desarrollado del 31 de Enero al 9 de Mayo del 2015. Esta competencia se celebra anualmente entre los equipos pertenecientes a las diez Federaciones Provinciales de ese deporte, que son miembros de la Asociación de Fútbol de Cuba (AFC). El campeonato se celebra en una sola fase de 10 equipos, mediante el sistema de todos contra todos a dos vueltas, de donde sale el equipo Campeón Nacional de Cuba de 1ra División. Cada equipo celebrará 9 partidos como visitante y 9 como local.

3.5.2.1) Selección de la muestra.

Nuestra muestra de estudio estuvo integrada por los 10 equipos pertenecientes a las 10 Federaciones Provinciales: La Habana, Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spiritus, Ciego de Ávila, Camaguey, Las Tunas, Guantánamo, Santiago de Cuba, e Isla de la Juventud. Los jugadores son seleccionados por los Directores Técnicos de cada equipo, a partir del rendimiento individual que hayan alcanzado en los juegos previos desarrollados en las competencias entre los municipios de cada provincia.

3.5.2.2) Control de variables.

Para el desarrollo del presente estudio y dar respuesta al problema investigativo se hizo necesario controlar una serie de variables que podían afectar la validación de nuestra hipótesis. Las más importantes fueron las siguientes: Edad, Escolaridad, Experiencia de los atletas, Desempeño Individual sobre la base de los Goles anotados en la competencia previa, Desempeño Individual sobre la base de las Faltas cometidas en la competencia previa, Proporción de Jugadores de Alto Desempeño en la Nómina de cada Equipo sobre la base del Promedio de Goles anotados en la Competencia Previa, así como la Proporción de Jugadores de Alto Desempeño sobre la base del Promedio de Faltas cometidas en la competencia previa.

3.5.2.2.1) Fundamentación de la importancia del control de las variables definidas en esta investigación.

3.5.2.2.1.1) Edad (Ed)

Se refiere a los años de vida de cada jugador (edad cronológica). Esta variable se controló, en vista de que al tratarse de grupos deportivos, el mayor o menor rendimiento de estos, podía estar dado por la proporción de atletas más o menos jóvenes dentro del equipo, tomando en consideración que es un deporte en el que los jugadores requieren mantener buenas condiciones físicas, agilidad, resistencia y destrezas.

3.5.2.2.1.2) Escolaridad (Esc)

La variable nivel de escolaridad, se refiere al total de años académicos cursados en los programas (sistemas) formales de educación del país. Esta variable puede ser un indicador de un mayor o menor desarrollo cognoscitivo, lo cual también podría intervenir en la preparación y rendimiento en la competencia.

3.5.2.2.1.3) Experiencia deportiva de los atletas en ese deporte.

Esta variable de control se tomó en consideración, ya que la mayor o menor experiencia dentro del deporte, puede estar relacionada (tener efectos positivos) con los resultados competitivos de los equipos. Para esta variable fueron consideradas las siguientes dimensiones:

Primera Dimensión: (Ex)

Se evaluó a partir del total de campeonatos previos en los que cada jugador había participado individualmente.

Segunda Dimensión: (Exp1)

Se consideró el promedio de las experiencias individuales de la membresía del equipo. Dicho valor se obtuvo a partir del cálculo de la Mediana de los valores individuales de (Ex). Es decir, el Promedio (en base a la Mediana) de los campeonatos individuales en los que había participado cada jugador.

Tercera Dimensión: (Exp2)

Estuvo referida al promedio de la participación individual de los miembros de cada equipo, en campeonatos nacionales en los últimos 5 años. Es decir, promedio (en base a la Mediana), de los campeonatos previos de nivel nacional en los que ha participado cada jugador en los últimos 5 años.

Cuarta Dimensión: (Exp3)

Se refiere a la proporción de miembros con experiencia internacional en cada equipo.

3.5.2.2.1.4) Proporción en cada equipo de jugadores de alto desempeño en la competencia previa a este campeonato.

Como es natural, puede suponerse que a mayor proporción de jugadores de alto desempeño en un equipo, este alcanzaría mejores niveles en sus resultados competitivos, en comparación con otros equipos que posean jugadores menos estelares. Aunque ello, no puede considerarse como una regla fija ni ecuación invariable, ya que los determinantes de los resultados de los equipos participantes en una competencia puede ser función de diversos factores, es no obstante una condición que no debe dejar de controlarse, ya que sin dudas, estos jugadores resultan habitualmente esenciales en la nómina de cualquier conjunto, por todo lo que podrían aportar al resultado colectivo del mismo.

La proporción de jugadores de alto desempeño dentro del equipo se determinó, teniendo en cuenta dos parámetros relacionados con la competencia previa al campeonato actual.

En cuanto al primer parámetro:

Se tuvo en consideración el promedio de los goles anotados por partido por cada jugador (JgCp).

En cuanto al segundo parámetro:

Se consideró el promedio de las faltas cometidas sobre la base de las tarjetas rojas y las tarjetas amarillas recibidas en cada juego por cada jugador (JfCp).

De manera que consideramos como jugadores de alto desempeño dentro del equipo a aquellos que alcanzaron un alto promedio de goles en el último campeonato en que participaron y los que hubiesen cometidos una baja proporción de faltas, a nivel de tarjetas amarillas y rojas, que son generalmente las únicas que se contabilizan en ese tipo de competencias.

3.5.3) Instrumentos o técnicas de investigación. Fundamentación.

3.5.3.1) Cuestionario para la medición de la condición de líder de los miembros de un grupo.

Este cuestionario fue elaborado por Casales (1991). Se trata de una técnica empleada para la medición de la Condición de Líder de cualquier miembro de un grupo psicosocial estable. Dicho instrumento evalúa las 4 dimensiones vinculadas con el concepto de liderazgo del cual partimos en nuestra investigación. Resulta ser una combinación de procedimientos sociométricos y escalas valorativas.

Fundamentación de esta técnica:

Esta técnica fue construida y validada por Casales (1991) mediante la realización de un análisis factorial que permitió identificar la estructura de factores del cuestionario, así como las variables (ítems) que dependían de ellos. El análisis factorial se desarrolló a partir de una muestra de 520 sujetos pertenecientes a 35 grupos, a quienes se les aplicó un cuestionario inicial de 120 items que describían las condiciones que debía poseer cualquier miembro de un grupo para ser considerado como líder natural del mismo. A continuación de cada item existía una escala con 5 alternativas de respuesta, indicativas del grado en que tal condición debía estar presente en la persona: Mucho, Bastante, En Alguna Medida, Poco y Nada para algunos ítems; y Siempre, A menudo, A veces, Rara vez y Nunca, para otros, en dependencia de la redacción del item.

Se trataba de grupos pertenecientes a la esfera productiva, educacional, artística, de prestación de diversos tipos de servicios, deportivos y organizaciones sociopolíticas. Esta diversidad en los tipos de grupos, ayudó a concebir las proposiciones en una forma tan general que posibilitaba su utilización en una amplia variedad de situaciones.

El análisis puso de manifiesto la estructura de los factores reales del cuestionario y las proposiciones (ítems) correspondientes a cada factor con sus cargas específicas. Como destaca Casales (1991), este tipo de validez ha sido denominada por Lienert (1990) validez de constructo, y por Cronbach (1968) y Anastasi (1970), validez de elaboración.

El análisis puso de manifiesto la existencia de 6 factores, de los cuales solo se tomaron los 4 que permitían explicar en mayor medida la correlación entre las variables (ítems) de la prueba. Los 2 restantes fueron desestimados en vista de que estaban constituidos por proposiciones cuyos pesos o cargas factoriales eran bajos.

Por tanto, el análisis factorial determinó la existencia de 4 dimensiones o factores que permiten evaluar la Condición de Líder de cualquier miembro de un grupo. Debe destacarse que de acuerdo con los datos del análisis se trata de factores distintos pero estrechamente correlacionados en forma directa en todos los casos. De manera que no resultaron estadísticamente independientes al menos en la población de sujetos estudiados. Para cada uno de los factores considerados se seleccionó (por razones económicas, relativas a la extensión del instrumento y en consecuencia a la duración de las aplicaciones) solo el mejor item, vale decir, aquel de mayor carga en la estructura de factores, y que a su vez su peso factorial resultaba bajo en los restantes factores.

El primer factor se definió como Grado de Respaldo o Aceptación Espontánea.

Por tal motivo, el item seleccionado correspondiente a este factor está relacionado con el problema de las preferencias de cada miembro del grupo para desarrollar en interacción con otro (u otros) integrantes de su propio grupo, determinadas actividades que conduzcan a una meta compartida de naturaleza funcional, es decir, que responda a la razón primaria (básica) por la que se constituyó el grupo.

El segundo factor se definió como Capacidad de Aportar.

En consecuencia, el item seleccionado en relación con este factor está relacionado con las percepciones grupales acerca de la capacidad de sus diversos integrantes de realizar contribuciones significativas a la solución de los problemas que constituyen la razón primaria (básica) por la que el grupo se ha constituido.

El tercer factor se definió como Capacidad de Influir Espontáneamente

El item seleccionado para este factor está relacionado con las percepciones grupales acerca de la capacidad de sus diversos integrantes para influir espontáneamente y de forma significativa en los restantes miembros con vistas a la consecución de las metas del grupo.

El cuarto factor se definió como Capacidad de Motivar

El item seleccionado está relacionado con las percepciones grupales acerca de la capacidad de sus diversos integrantes de darles a otros el impulso (predisposición interior), suministrarle el incentivo para la realización de acciones orientadas a la consecución de las metas grupales.

Administraciones subsiguientes de esta versión del cuestionario produjeron confiabilidades adecuadas para todas las dimensiones de 0.90, 0.79, 0.86 y 0.88 respectivamente, utilizando la prueba de las dos mitades.

Para la conformación del instrumento, el primer factor fue considerado desde una perspectiva sociométrica, mientras que los tres restantes fueron enfocados en términos de escalas valorativas.

En el caso de la presente investigación el cuestionario quedó conformado con un total de cuatro preguntas relacionadas con la dimensión funcional del grupo, las que a continuación presentamos:

1) Señale aquellos miembros de su equipo, con quienes le gustaría conformar una selección, con vistas a participar en una competencia importante, como la discusión de un campeonato. Puede escoger todos los que desee, pero en orden, comenzando por los que más desee. Responda sinceramente, nadie verá sus elecciones.

2) Señale aquel miembro de su equipo, quien a su juicio aporta y contribuye más al triunfo durante las competencias. En caso de señalar más de uno, señálelos por orden. Responda sinceramente, nadie verá sus elecciones.

3) Señale aquel miembro de su equipo a quien usted sigue más de manera espontánea y tiene mayor influencia sobre usted en las situaciones de competencia para una realización exitosa. En caso de señalar más de uno, señálelos por orden. Responda sinceramente, nadie verá sus elecciones.

4) Señale aquel miembro de su equipo que logra motivarte mejor, directa o indirectamente para la realización de acciones competitivas exitosas. En caso de señalar más de uno, señálelos por orden. Responda sinceramente, nadie verá sus elecciones.

Forma de calificación

Estas preguntas permiten obtener la información necesaria para elaborar las planillas y matrices, atendiendo a las 4 dimensiones fundamentales (respaldo y aceptación significativa por parte del grupo en el plano funcional, percepción del grado en que cada miembro realiza aportes de significación, grado en que cada miembro ejerce una influencia significativa sobre los restantes integrantes del grupo y por último, percepción del grado en que cada miembro es capaz de motivar y guiar a los otros miembros de manera significativa hacia la obtención de metas compartidas). Una vez confeccionadas las planillas y matrices que permitieron resumir la información anterior, determinamos mediante el Método de la Probabilidad Teórica del Azar (véase Casales, 2012a), el grado de significación estadística de los valores obtenidos, con el objetivo de conocer qué proporción de elecciones debía recibir cualquier miembro en cada uno de los grupos estudiados para poder afirmar que obtiene un número significativamente mayor (o menor), al que habría recibido tan solo por la ley del azar. De esta forma, con los valores resultantes del procedimiento estadístico empleado, determinamos si el capitán del equipo llena las exigencias de la condición de líder. Es decir, si de forma significativa cuenta con respaldo y aceptación dentro del grupo en el plano funcional, si realiza aportes de consideración, si influye de manera espontánea y si logra motivar suficientemente a sus subalternos para el logro de la meta. Debe tenerse presente que cualquier miembro del grupo para ser considerado un líder, debe alcanzar valores significativos en cada una de las 4 dimensiones consideradas.

3.5.3.2) Técnica para la medida de la integración sociométrica grupal en el plano funcional y emocional.

Con vistas a la determinación de la integración sociométrica funcional de los grupos en estudio (y de cada uno de sus miembros) se formuló una pregunta diseñada y enfocada de conformidad con las exigencias especificadas en la técnica de Moreno:

1) Señale aquellos miembros de su equipo, con quienes le gustaría conformar una selección, con vistas a participar en una competencia importante, como la discusión de un campeonato. Puede escoger todos los que desee, pero en orden, comenzando por los que más desee. Responda sinceramente, nadie verá sus elecciones.

Como se recordará, el item vinculado con la esfera funcional había sido asignado al primer factor del análisis factorial realizado con vistas a la conformación de la técnica para la medida de la condición de líder de grupo (Casales, 1991). Dicho factor se definió como Grado de Respaldo o Aceptación Espontánea. Por tal motivo, el item seleccionado correspondiente a este factor está relacionado con el problema de las preferencias de cada miembro del grupo para desarrollar en interacción con otro (u otros) integrantes de su propio grupo, determinadas actividades que conduzcan a una meta compartida de naturaleza funcional.

Para la determinación de la integración sociométrica en el plano emocional, la pregunta fue enfocada en el modo siguiente:

2) Señale aquellos miembros de su equipo, con quienes le gustaría participar en actividades recreativas o pasar ratos de distracción o esparcimiento. Puede escoger todos los que desee, pero en orden, comenzando por los que más desee. Responda sinceramente, nadie verá sus elecciones.

Debemos insistir en que esta pregunta se refiere solo al grado de integración afectiva, es decir, que no fue considerada como un criterio de liderazgo (a diferencia de la anterior), debido a su baja correlación con tal criterio en el estudio de referencia. Se manifestó como un factor relativamente independiente de la condición de líder y con muy bajo peso factorial. Sin embargo, dentro y fuera de nuestro contexto de estudios ha sido demostrada la validez de la metódica sociométrica para evaluar el grado de aceptación reciproca interpersonal en la esfera emocional y en la conformación de psicogrupos.

A partir de las respuestas obtenidas de cada jugador a cada una de estas dos preguntas, se realiza un análisis orientado a determinar en cada caso el nivel de integración sociométrica de la membresía grupal, de conformidad con lo ya explicado en el acápite anterior. Para determinar la integración sociométrica grupal en cualquier plano, se toman habitualmente en consideración una serie de índices y fenómenos grupales. (Véase Casales, 2012a). Sin embargo, debemos aclarar que, como es conocido, dentro de los índices grupales más significativos para determinar la integración sociométrica del Grupo se encuentran según Moreno y otros sociómetras, las elecciones recíprocas y el cociente de elecciones. Sin embargo en la presente investigación resultó más adecuado considerar la proporción en cada equipo de jugadores que tuviesen una integración adecuada, lo cual constituye un criterio más efectivo para el diagnóstico del nivel de integración grupal, en vista de que permite una mejor discriminación entre los niveles alcanzados por los diferentes grupos involucrados en el estudio. En nuestra investigación consideramos que los jugadores con una integración adecuada son aquellos que tienen un status sociométrico (Sp) funcional o emocional alto o medio, de manera que calculamos la proporción de jugadores por equipo que cumplían esta condición.

Las razones por las que esta consideración constituye un mejor criterio para la medición del nivel de integración sociométrica grupal se debe (de acuerdo con Casales, 2012a) a que tanto el índice de reciprocidad del grupo como el cociente de elecciones, aún cuando alcancen altos valores en cada caso, no necesariamente indican que el grupo tiene un alto nivel de cohesión, pues utilizan como criterio, la relación entre los canales de comunicación potenciales y reales; pero no toma en cuenta que aunque exista un alto índice, ello puede estar enmascarando el hecho de que una alta proporción de canales reales establecida por la membresía esté controlada por los polarizadores de más fuerza, y no distribuida proporcionalmente, produciendo en consecuencia un fraccionamiento interior y una distribución irregular que crea aislamientos y falta de integración.

Por otro lado, resulta de vital importancia, (en vista de los análisis ulteriores que realizaremos), que en la metódica sociométrica, lo que realmente se capta (Casales, 2012a), son las predisposiciones de la membresía para la conformación de los sociogrupos (plano funcional), o psicogrupos (plano emocional), vale decir, las preferencias en relación con determinados "teles" (de acuerdo con la terminología de Moreno), y no la integración real que tiene lugar a nivel del equipo en la situación de competencia. Por tanto, se trata sobre todo de un fenómeno con base en las actitudes humanas, más bien que la sincronización real, que tendría lugar en este caso, en las situaciones del juego cotidiano. Esta observación reviste una importancia extraordinaria pues permite entender con suficiente claridad cuál es el supuesto básico de la hipótesis planteada en este trabajo con respecto a este aspecto específico. Sobre este análisis volveremos más adelante, en la sección correspondiente al análisis de los resultados del presente trabajo.

3.5.3.3) Escala tipo Diferencial Semántico para la medida de las actitudes.

Esta escala se utilizó para la medida de las actitudes grupales hacia el estilo de dirección del Director Técnico, en relación con las dimensiones de Autoritarismo, Democratismo, Centrado en las Tareas, Centrado en las Relaciones y Nivel de Intolerancia. Como ya ha sido explicado, ese fue el objeto de las actitudes grupales que se midieron.

La utilización de este instrumento (Casales, 2012b) descansa en las siguientes presunciones. Ante todo debe recordarse que de acuerdo con el objetivo fundamental de esta investigación lo que se pretende medir no son las percepciones de los grupos a través de caracterizaciones del estilo, sino las predisposiciones (favorables o desfavorables) en relación con el estilo del Director Técnico, en términos de medidas actitudinales. Quiere esto decir, que ello nos permitiría evaluar los efectos del clima (favorable o desfavorable) que en el grupo se produce como consecuencia de la expresión de dichos patrones por parte del Director Técnico. Esto afecta en mayor medida (según nuestro criterio), los resultados de la tarea que el grupo resuelve, que las descripciones del estilo en si mismas, que no expresan o reflejan necesariamente una toma de posición en términos de aceptación-rechazo de los respondientes. Digamos que, un sujeto puede caracterizar o describir (percibir) el estilo de su Director Técnico como muy Centrado en las Tareas, pero puede tener una actitud muy desfavorable (o tal vez favorable) con respecto a eso. No lo sabremos hasta tanto no midamos sus actitudes; y es esa medida de su actitud (predisposición) en relación con dicho atributo, lo que estará afectando su desempeño en mayor medida (esa es nuestra hipótesis). Por ello, resulta insuficiente quedarnos al nivel de las descripciones o caracterizaciones sin tener una medida de la toma de posición (actitudes) de las personas con respecto a esto.

Como es conocido las escalas tipo diferencial semántico de Osgood (citado por Casales, 2012a) están constituidas por una serie de adjetivos bipolares evaluativos con respecto al objeto, por ello (de conformidad con las investigaciones de Osgood) se encuentran primariamente relacionadas con lo que los psicólogos han definido como actitudes.

En vista de que Osgood validó sus escalas en relación con los factores evaluativos, de potencia y de actividad para una cultura anglosajona, y tomando en consideración que en nuestro país no se han realizado trabajos orientados a la validación general de las mismas, tomamos como referente la validación realizada por Rodríguez-Hernández (2009) mediante criterio de jueces, en una investigación desarrollada bajo la dirección de J. Casales (uno de los autores del presente trabajo).

Dicho diferencial consta de 5 escalas de pares de adjetivos bipolares, separados cada par por 7 grados intermedios. Cada una de estas escalas se refieren a las 5 dimensiones del estilo consideradas (Autoritarismo, Democratismo, Centrado en las Tareas, Centrado en las Relaciones y Nivel de Intolerancia). Las escalas constitutivas son: (Deseado-Indeseado; Adecuado-Inadecuado; Bueno-Malo; Razonable-Irrazonable; Positivo-Negativo). La calificación de cada dimensión (por separado) se desarrolló de conformidad con las recomendaciones de Osgood. La aplicación del instrumento se realizó en forma administrada para brindar las aclaraciones pertinentes en caso de ser necesarias, y mejorar en consecuencia la calidad de las respuestas.

3.5.3.4) Cuestionario de datos generales y de control de variables

Este cuestionario contiene una serie de preguntas relacionadas con las variables controladas. Estas fueron las sociodemográficas como la edad y la escolaridad, así como las referidas a los datos correspondientes a la competencia previa, entre las que se encuentran los siguientes aspectos:

a) Cantidad de campeonatos anteriores en los que cada miembro haya participado.

b) Cantidad de juegos en los que intervino el equipo de cada miembro, en el campeonato anterior.

c) Proporción de juegos en los que participó cada miembro en dicho campeonato.

d) Proporción de goles anotados por cada miembro en ese campeonato previo.

e) Proporción de tarjetas rojas mostradas a cada miembro en ese campeonato previo.

f) Proporción de tarjetas amarillas mostradas a cada miembro en ese campeonato previo.

g) Cantidad de campeonatos nacionales en los que cada miembro haya participado en los últimos 5 años.

h) Cantidad de campeonatos (o topes) internacionales en los que cada miembro haya participado.

Estos aspectos permitieron conocer la experiencia competitiva de los miembros de cada equipo, y nos brindaron la información necesaria de las dimensiones que permitieron determinar la proporción de jugadores de alto, medio y bajo desempeño dentro de cada uno de los equipos participantes en la competencia estudiada.

Para la medición de la experiencia competitiva general se tomó en consideración el total de campeonatos previos a la competencia en los que cada jugador había participado, lo que brindó la información relativa al promedio de dicha variable dentro de cada grupo.

Por otra parte para obtener la información de la proporción de jugadores de alto, medio y bajo desempeño dentro de cada grupo, en relación con la competencia previa, se tomaron en consideración dos parámetros, tanto los goles anotados promedio de cada jugador como el número de faltas cometidas como promedio por cada miembro (cantidad de tarjetas rojas y amarillas recibidas). Pero cada uno de estos parámetros considerado de forma independiente. Veamos a continuación cómo se midieron estos parámetros.

El promedio de goles anotados por cada jugador, se calculó dividiendo el total de goles anotados por el jugador en toda la competencia, entre el total de partidos en los que había participado. Sobre esta base clasificamos el desempeño de cada uno de los jugadores en tres niveles (alto, medio y bajo). En tal sentido fue considerado como un jugador de alto desempeño, aquel cuyo promedio de goles en la competencia previa resultara superior a 1 (es decir, mas de 1 gol por juego); bajo desempeño, aquel cuyo promedio de goles resultara inferior a 1 (menos de 1 gol por juego); y desempeño medio, aquel cuyo promedio de goles estuviese alrededor de 1 (es decir, anotar 1 gol por juego).

Por otra parte para la proporción de jugadores de alto, medio y bajo desempeño dentro de cada equipo atendiendo a las faltas cometidas en la competencia previa, se realizó el mismo tipo de análisis que en el caso anterior. En tal sentido fue considerado como un jugador de alto desempeño, aquel cuyo promedio de faltas en la competencia previa resultara inferior a 1, (es decir, menos de 1 falta por juego); bajo desempeño, aquel cuyo promedio de faltas resultara superior a 1, (más de 1 falta por juego); y desempeño medio, aquel cuyo promedio de faltas estuviese alrededor de 1 (es decir, cometer 1 falta por juego).

Se dio un paso más. Se obtuvo información acerca de la participación en campeonatos nacionales en los últimos 5 años y en eventos internacionales, que cada uno de los miembros de cada equipo había tenido.

3.5.4) Modelo estadístico para la prueba de hipótesis.

El modelo estadístico empleado para la prueba de nuestra hipótesis ha sido el Coeficiente de Correlación Lineal de Pearson. Nuestra investigación tiene una naturaleza correlacional en vista de que intentamos demostrar que mientras más favorables resulten las actitudes de la membresía de los grupos estudiados en relación con las dimensiones del estilo de sus Directores Técnicos, mayor sea la percepción de los miembros del grupo de la condición de líder de su capitán y menores niveles alcance la integración sociométrica grupal tanto en el plano funcional como emocional, mejores serán los resultados competitivos alcanzados por los equipos participantes en la competencia. Ver Hernández, Fernández y Baptista (1998). Para los efectos de nuestro estudio intentaremos validar nuestra hipótesis a un nivel de significación del 0.05, para una prueba de una cola.

3.5.5) Procedimiento para el desarrollo de la investigación.

Los instrumentos se aplicaron individualmente a cada uno de los miembros de los grupos, se utilizaron para ello los horarios de calentamiento y practica previos a la competencia, en los que estuviesen esperando la realización de su partido. Se les comunicó la importancia que para la validez del estudio tenía la sinceridad en las respuestas emitidas. Se insistió en que las aplicaciones tendrían un carácter confidencial y anónimo, para que no se sintieran comprometidos a la hora de emitir las respuestas.

A continuación presentamos el epígrafe correspondiente al análisis de los resultados encontrados en las situaciones estudiadas.

Análisis de los resultados

El análisis de los resultados de nuestra investigación estará enfocado en primer término a la determinación del grado de cumplimiento de nuestra hipótesis. En segundo término realizaremos un análisis de otros factores no vinculados con la prueba de hipótesis, pero de mucha importancia por encontrarse significativamente correlacionados con los resultados competitivos. Antes de realizar dichos análisis presentaremos los resultados competitivos alcanzados por los equipos participantes en la competencia.

RESULTADOS:

Tabla 1: Resultados competitivos de los equipos

EQUIPOS PARTICIPANTES

PROPORCION JUEGOS GANADOS

01- Camaguey

76 %

02- Cienfuegos

39%

03- VillaClara

39%

04- Ciego de Ávila

33%

05- Guantánamo

33%

06- La Habana

33%

07- Santiago de Cuba

33%

08- Las Tunas

28%

09- Isla de la Juventud

24%

10- Sancti Spiritus

22%

4.1) Análisis del grado de validación de nuestra hipótesis:

Este análisis se basó en una matriz de correlaciones tipo Pearson, en que se cruzaron las 28 variables estudiadas en todos los grupos y sujetos de la muestra total. Las correlaciones estadísticamente significativas a un Nivel de significación = 0.05, están marcadas con un asterisco (*) a lo largo de todas las tablas que presentaremos, y las que resultaron significativas con un Nivel de significación = 0.01, están marcadas con un doble asterisco (**), para una Prueba de 1 cola, en una muestra de N = 10 Grupos (140 sujetos).

4.1.1) Primer Caso: Correlación existente entre la Condición de Líder del Capitán (Lid C) y los Resultados competitivos de los equipos (PJG). Dichos resultados se expresan en la Tabla (2):

TABLA (2):

A) CORRELACIONES ENTRE VARIABLES VINCULADAS CON

LA PRUEBA DE HIPOTESIS

1- Condición de Líder del Capitán

Y Resultados Competitivos

+ 0.25**

(*) Correlación estadísticamente significativa. Nivel de significación = 0.05

(**) Correlación estadísticamente significativa. Nivel de significación = 0.01

Como se expresa en la Tabla 2, existe una correlación directa y significativa entre dichas variables, lo cual indica que el grado en que el capitán sea considerado como un verdadero líder dentro de su grupo, tiene un impacto favorable en los resultados competitivos alcanzados por los equipos.

Partes: 1, 2, 3
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