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La educación y su papel en la formación de los valores (página 2)


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Los valores en el contexto social: algunos antecedentes históricos, origen y enfoques.

Los primeros atisbos de cómo debía ser la actitud y comportamiento del hombre ante la vida, su relación con el mundo y su papel en él, fueron reflejados por la filosofía de la antigüedad, desde la segunda mitad del siglo XIX. Una rama del saber filosófico ha tratado de responder cuál es la naturaleza de los valores y cuál es su fuente.

Teniendo en cuenta su naturaleza, una de las concepciones de más larga historia es la llamada naturalista, uno de sus representantes clásicos fue Demócrito, filósofo griego (460-370). Para Demócrito, el bien, lo útil, lo beneficioso, lo bello es lo que se corresponde con la naturaleza, por el contrario, el mal, lo perjudicial, y lo horrible es antinatural (antivalioso). El límite entre lo natural o valioso y lo antinatural o antivalioso está dado por la capacidad humana de sentir deleite.[6]

La concepción naturalista de los valores tuvo un amplio desarrollo en el Renacimiento, este marcó la asimilación de los conceptos sobre valores morales desde el punto de vista humanista. El humanismo se concentró en el hombre como un ser terrenal, libre su reconciliación con su esencia natural y no solo divina o trascendental, lo que lo hace reconocerse como individuo, como un humano en plenitud de facultades y poderes que puede autogobernar. Petrarca (romano, 1304-1374), Lorenzo Valla (romano, 1407-1457), Miguel Montaigne (francés, 1533-1592) fueron sus principales representantes.

En la época moderna la ilustración y los materialistas franceses (iluministas), siglos XVII y XVIII, La Mettrié (1709-1751), Helvesio (1715-1771), Holbach (1723-1789), entre otros, se pronunciaron por una continuidad de los preceptos naturalista basados en la educación y la cultura, cultivaban la razón, la felicidad terrenal, la igualdad de los hombres por naturaleza y promovieron los valores de la paz, la fraternidad y la solidaridad humana, consideraban en los seres humanos una esencia maligna, egoísta e irracional, asociada a la ignorancia de ahí el papel que le atribuyeron a la educación y el conocimiento. Por lo que resulta fácil deducir que para estos el valor coincide con la naturaleza y es alcanzable a través del conocimiento de la misma.

Manuel Kant, padre de la Filosofía Clásica Alemana (1724-1804) desarrolló una versión objetivista en su teoría del deber ser. Este deber ser kantiano o imperativo categórico se desarrolla en la moral como expresión de la moral práctica y escenario en el cual el hombre puede elegir y ser libre, ya que el mismo le es inaccesible la cognocibilidad del mundo de las esencias o reino de la necesidad, a su vez esta teoría era incompatible con ideas anteriores por cuanto sustentaba que el ser humano era egoísta en su esencia y no estaba capacitado para ejercer una conducta moralmente valiosa estrictamente.

Esta antítesis entre el mundo del ser y el mundo del deber preconizado por Kant fue desarrollada posteriormente por otros idealistas subjetivos del existencialismo de finales del siglo XIX y principios del siglo XX llamados también neokantistas. Según ellos los valores han de constituirse como en el verdadero objeto de la filosofía, dejando a la ciencia natural las relaciones causa – efecto.

En oposición al objetivismo axiológico se desarrolló la línea subjetivista, esta ve como fuente de valores a los sujetos, en sus sentimientos gustos aspiraciones e intereses. Su representante: Francisco Brentano (1838-1917) consideraba al amor y las preferencias como origen de los valores y valioso solo lo digno de ser amado.

Por otro lado Emile Durkheim (1858-1917) y Lucien Lévy Brúhl (1870- 1940) promovieron el sociologismo axiológico. Según esta concepción es valioso lo que la sociedad aprueba como tal. Los valores son el resultado de ciertas convenciones sociales que presuponen el apoyo de la mayoría y se promueven y se reproducen a través de la cultura y las tradiciones.

El idealismo objetivo absolutiza los valores como esencias eternas, inmutables e invariables pertenecientes a un mundo trascendental, situado por encima de la sociedad en algún reino inmaterial. Aquí se niega el condicionamiento histórico concreto de los valores y el idealismo subjetivo considera los valores como nociones dependientes de la subjetividad humana, vinculado a la esfera de los sentimientos, emociones y deseos. En este enfoque, los valores existen en cada hombre en particular, al margen de las relaciones sociales en que se desarrollan.

A diferencia de todo lo anterior, se asume en la tesis la posición dialéctico materialista que explica la naturaleza objetiva y subjetiva de los valores de forma integrada y compleja.

Dentro del desarrollo del pensamiento filosófico la dialéctica materialista constituye lo más avanzado a partir de una concepción integradora y cosmovisiva del mundo. Creada por los alemanes Carlos Marx (1818-1883) y Federico Engels (1828-1883) y posteriormente desarrollada y ampliada por el ruso Vladimir Ilich Lenin (1870-1924), en época del capitalismo imperial; aporta los fundamentos teóricos y los principios metodológicos para desarrollar del tratamiento de los valores en un nivel superior de profundidad tanto en su devenir histórico como un fenómeno de naturaleza histórico social, cuya complejidad se expresa en las leyes de la dinámica de su estructura conformada por la conciencia moral, las relaciones morales y la actividad moral así como en su función reguladora, orientadora, valorativa y educativa, presentes en toda la actividad y el sistema de relaciones y comunicación humanas, cuya manifestación o rasgos característicos, son parte de la cultura de cada época.

Por primera vez al penetrar en la esencia social e histórica de los valores, no se hace depender a estos solo de las ideas como algo independiente, ni de condición biológica, natural, hereditaria, innata de los seres humanos, ni de la voluntad de algún Dios, ni de la subjetividad interna de cada individuo aislado; sino que es entendida como un fenómeno social que forma parte de la vida espiritual e ideológica y del mundo interno de los individuos, por lo que se da en relación de lo social (plano objetivo) y lo individual con (plano subjetivo), en lo externo y en lo interno, en la relación dialéctica.

Hacia la segunda mitad del siglo XIX una rama relativamente independiente de la filosofía se encargaría del estudio del tema que desde los albores de mismo pensamiento filosófico había estado presente, aunque de manera dispersa, en los sistemas teóricos – cosmovisivos creados por los filósofos. Acuñada a principios del siglo XX con el término axiología esta rama del saber filosófico intenta dar respuesta a interrogaciones como: cuál es la naturaleza de los valores humanos, de dónde surgen y cuál es su fuente.

La educación y su papel en la formación de los valores.

Las categorías educación y formación son abordadas insistentemente en cualquiera de los tratamientos al tema de los valores por lo que es necesario plantearlas de manera que exista una cabal compresión de cada una de ellas, sus puntos de contacto y sus diferencias.

Para José Ramón Fabelo Corzo "educar significa socializar, es decir, transformar al educando en un ser social, en parte constitutiva de una comunidad humana en particular, paso imprescindible y único modo posible para hacerlo representante y partícipe del género humano."[7]

Educar la capacidad valorativa es preparar al individuo para adquirir nuevos valores y desarrollar habilidades, tales como: determinar si posee la información necesaria para hacer valoraciones, sobre el objeto o fenómeno a valorar, caracterizar los aspectos esenciales, establecer los criterios y patrones, comparar con los aspectos esenciales, elaborar y expresar los juicios de valor. Al respecto la pedagoga Esther Baxter expresa:

"A menudo para ejemplificar los valores en nuestros héroes y mártires, hablamos y contamos su vida de manera que se convierten ante nuestros estudiantes en modelos a seguir tan elevados que resulta imposible imitar, que pertenecen a otros tiempos o momentos históricos en condiciones que no les son afines. Para que la asimilación de un modelo de conducta sea real, los profesores deben orientar estos modelos de valores de la forma en que ocurren en la vida cotidiana, alcanzables sin grandes sacrificios aunque no sin esfuerzos, pero no de manera que convirtamos a estos hombres de la historia en personas reales, seres humanos ejemplares pero posibles de imitar" [8]

Para conceptuar la significación de formación los autores asume el dado por Esther Baxter en su libro: ¿Cuándo y cómo educar en valores? En la que plantea que la formación de un sujeto (el estudiante) debe ser entendida como el resultado de la educación recibida, que se evidencia en una posición activa en su aprendizaje y desarrollo, así como en la actitud positiva que pone de manifiesto en aspectos fundamentales de su vida, entre ellos: la familia, el estudio, el trabajo, y la patria. Es conocido que no se nace con valores, estos no son heredados con los genes. Ellos son el resultado de una educación y formación en el contexto social, de ahí que para lograrlos se debe:

Las actividades que generalmente se producen en el desarrollo del proceso de enseñanza aprendizaje: diálogos, conferencias, talleres, debates, visualización y análisis de filmes, materiales audiovisuales y documentales, actos culturales, políticos, deben llevarse a la práctica para que se conviertan en manifestaciones de la conducta, a través de juegos, asignación de responsabilidades y tareas, actividades productivas, recreativas y socialmente útiles.

Cuando se habla de los objetivos formativos de aprendizaje, se refiriere a la formación intelectual, a la formación humana, a la formación social y a la formación específicamente profesional del estudiante, no obstante, se añade el criterio de que en Cuba, los objetivos también responden a la formación política e ideológica y cultural general que deben recibir nuestros estudiantes: La formación intelectual, la formación humana, la formación social, la formación profesional, la formación política-ideológica, la formación cultural general. Por lo que estos contribuyen, en su interrelación, a la formación de los valores.

El proceso de formación de valores es una de las problemáticas más actuales de la educación cubana. Esta exige la consideración de un sin un número de aspectos que la condicionan tales como: ser susceptibles de ser pensado, proyectado y diseñado desde la escuela, como sistema de influencias externas y desde la labor del maestro primordialmente. Y además formar parte de un proceso más complejo y más amplio: la formación de la personalidad y por tanto de la educación, al constituirse aquella en la finalidad esencial de esta[9]premisas indispensables para que no se interprete la formación de valores de forma abstracta y ajena a la realidad en que se desarrolla

Igualmente se consideran los presupuestos histórico-culturales; los contextuales e individuales. Esto hace de la formación de valores algo concreto, científico y sobre todo acorde a la realidad en que se forma el individuo y se desarrolla. Por lo que estos presupuestos devienen exigencias insoslayables a atender. La formación en valores presenta un sin número de cuestionamientos a través de los cuales se expresan las relaciones entre lo deseado y lo real, su carácter multifactorial. El ¿Por qué? y el ¿Para qué? Se debe comprender la temporalidad y permanencia de su significación y además fijar dónde se lleva acabo el proceso a través de las respuestas del ¿dónde? Y el ¿cuándo?

De esta forma surgen los factores que intervienen en el proceso estudiado derivándose la pregunta ¿quiénes? lo que permite desentrañar el rol de cada uno de los protagonistas: familia, escuela, comunidad, y organizaciones políticas y de masa, la cultura artística y literaria, los medios de difusión masiva. Todos infinitamente relacionados entre sí, en la medida en que cada uno cumple su papel o no o existen fragmentaciones en las acciones para el logro o no de la coherencia del proceso.

Se requiere que en el proceso se transformen los mecanismos establecidos por la escuela en cuanto a sistema de relaciones, así como el propio trabajo de directivos y profesores. Tampoco deben obviarse, sino darle su justo valor a y protagonismo a las organizaciones estudiantiles, en este caso la Organización de Pioneros José Martí y la Federación Estudiantil Universitaria, (en los centro donde haya maestros en formación y exista una brigada universitaria). Estos serán capaces de cohesionar los colectivos estudiantiles, motivarlos y dirigir la propia actividad del grupo, además deben participar en la dirección del centro.

Para formar valores el profesor debe cumplir con determinados requisitos y tener en cuenta las etapas del proceso, los factores que intervienen en este y los componentes de la personalidad que contribuyen a la formación de valores, primero que todo el educador debe ser ejemplo como requisito inicial y fundamental. Debe auto prepararse y contar con una planificación acertada que parta de la proyección hecha en los órganos de trabajo metodológico y las Cátedras Martianas. Deben precisar los valores a formar en adolescente y jóvenes para convertirlos en orientaciones de valores estables. La formación de valores debe ser el reflejo y la expresión de relación verdaderas que constituyan reguladores importantes en la vida de los hombres. Esta formación debe lograrse como parte de la educación general y científica que reciben los adolescentes como conocimiento, producto del reconocimiento de su significación y su conducta.

Es necesaria la creación de un verdadero colectivo pedagógico que se integren de modo que su accionar sobre los estudiantes sea mucho más positivo y elevar la calidad del proceso educativo, el cual dirige no solo la enseñanza sino la formación integral de los estudiantes y al que cada profesor aporta además de su trabajo y esfuerzo su experiencia. Lo que se hace necesario por el cambio de relaciones maestro-estudiante que deviene el inicio de la adolescencia, las transformaciones en las diferentes enseñanzas y las características propias de la edad y la escuela a este nivel. El trabajo para convertir al grupo en un verdadero colectivo escolar, cada vez más cohesión.[10]

La escuela cubana demanda hoy de las estructuras de dirección en coordinación con las organizaciones políticas y de masas y la familia; la elevación constante del nivel de docentes y trabajadores del centro que garanticen una influencia activa y correcta en la formación de valores del estudiante.

Es en la familia donde se inicia el proceso de formación de valores en las nociones de las cosas y del mundo, las experiencias, las vivencias, la formación individual. Cada familia es particular en lo que concierne a su modo de vida, depende en gran medida de sus condiciones de vida, actividades sociales, y relaciones sociales de sus miembros. De ahí que estas condiciones de vida cobren una significativa consecuencia subjetiva en cada uno de sus miembros.

Mientras que la comunidad constituye el escenario natural y a la vez sociocultural más inmediato donde transcurre la vida del adolescente y se desarrolla como hombre. A su vez existen organizaciones sociales que se insertan desde la comunidad y aglutinan a todas las personas del barrio, bloque, comunidad y sociedad en su conjunto, las cuales son agentes que ejercen una influencia determinante en la solución de conflictos y problemáticas más puntuales, como también preparan y orientan en lo personal, social, profesional, científico, político e ideológico a toda la población.

Es primordial el carácter estimulador que debe tener la escuela en las relaciones entre estudiante y familia para influir en el proceso formativo desde el hogar y lograr la convergencia de las acciones sobre quien es el centro de esta labor mancomunada. De este modo el nexo sólido que tiene que existir entre escuela y familia contribuirá a la formación de valores en hijos y estudiantes de manera coherente y armónica.

Los docentes son los profesionales más capacitados para estimular estas relaciones, por su preparación, tareas, que deben ejecutar en la institución, y por su prestigio en la comunidad. Por ello es que padres y vecinos ven en el docente el principal ejecutor de esta labor.

La familia y la escuela inician los procesos de socialización de los seres humanos, ambas están constantemente influenciadas recíprocamente por lo que deben cooperar entre sí. El Profesor general integral en este caso tiene la influencia más directa con el estudiante y su familia, por lo que la caracterización de la familia por el Profesor general integral de Secundaria Básica es parte primordial de su desempeño. A partir de esta, la escuela tiene la posibilidad de reconocer cuales son sus necesidades. Esta caracterización parte de la realización de un diagnóstico fino.

De igual forma la relación escuela- comunidad es fundamental. Se deben establecer vínculos permanentes entre la escuela y la comunidad a través de las diferentes instituciones culturales, y organizaciones políticas y de masas, centros de trabajo, para contribuir a una preparación más profunda y especializada, desde el punto de vista educativo, formativo y preventivo. Se convocará a todas las familias para realizar actividades de la escuela en vínculo estrecho con los factores antes mencionados con el objetivo de perfeccionar la formación de los valores.

Una adecuada relación escuela –comunidad –familia es fundamental puesto que contribuye de manera efectiva a la formación de la personalidad. Los educadores educan al estudiante, pero nada se logrará de manera optima si no se involucran en este empeño el medio familiar, y social (barrio, zona, comunidad) los que deben trabajar de manera mancomunada, integrada y cohesionada para posibilitar esa educación en valores.

"En Cuba el enfoque integral de la interacción escuela – familia comunidad está condicionado por el tipo y nivel de sociabilidad reinante: las relaciones de las individualidades libres asociadas, como premisa de carácter objetivo subjetivo para la formación de la personalidad libre, en la que el libre despliegue individual contribuye al libre desenvolvimiento de la sociedad, como expresión del humanismo real, la autorregulación moral consciente, la solidaridad y el altruismo. (Como ideal al que aspiramos según las realidades y posibilidades). El valor teórico metodológico de la concepción triádica escuela – familia comunidad en el Sistema Educacional Cubano reside en que el educador sienta, conciba la relación entre los procesos que tienen lugar en su escuela y el entorno familiar y comunitario como elementos de autodirección en su trabajo; lo que sólo es posible sobre la base del conocimiento y diagnóstico de su realidad concreta."[11].

La familia a pesar de ser una institución relativamente estable se inserta en un mundo social y ella también está sujeta a constantes cambios que reflejan y se reproducen en cierta medida las mutaciones que ocurren a nivel social.

Una mejor concreción e intencionalidad en el fortalecimiento de la relación de la escuela con la familia y con la comunidad favorecerá la atención a las diferencias individuales; una partición armónica entre los sujetos participantes en el proceso pedagógico, y la interdisciplinariedad en el proceso de enseñanza aprendizaje; asegurará de manera efectiva la educación de la personalidad de los estudiantes en los distintos niveles y se materializa exitosamente a partir de la aplicación exitosa del modelo actual de Secundaria Básica.

La formación de valores en el contexto educativo de la Secundaria Básica en Cuba.

En el siglo XXI la Educación Secundaria Básica cubana tiene ante sí el reto de garantizar que una vez culminados sus estudios, los alumnos alcancen los conocimientos esenciales para la vida y acceder a las opciones de continuidad de estudio que la Revolución les ofrece. En la escuela secundaria básica, el educador cuenta con una infinidad de objetivos y uno de los más frecuentes es hacer conocer la verdad, los conceptos y las normas morales; la educación en los valores morales, en la ética de la Revolución. [12]

Los objetivos formativos de cada grado y del nivel tienen como sustento esencial, la formación de valores en los estudiantes, con énfasis en la responsabilidad, la honestidad, la honradez, y el patriotismo, dentro del sistema de valores a los que se aspira. La educación integral de los adolescentes, que anhela la sociedad socialista y que deben ser portadores valores humanos y revolucionario aboga por que estos sean poseedores, además de una cultura general integral y básica que les permita ser responsables en la toma de decisiones en su vida futura y que se corresponda con las necesidades sociales de su comunidad y del país.

Para el logro de estos objetivos formativos en el grado deben cumplirse tres requisitos: la ejemplaridad del profesor, que debe estar presente en cada momento de su actuación, la organización escolar, la cual debe propiciar un ambiente educativo donde prime la disciplina, el orden, la belleza, la organización y la tranquilidad, la clase, con intencionalidad y un enfoque ideo- político adecuado. La constante relación con la familia, su preocupación con lo que está sucediendo en el contexto escolar y un medio propicio de comunicación y relaciones de comprensión, unidad y funcionalidad en su seno. Una comunidad con un contexto favorable para un desarrollo positivo del estudiante desde el punto de vista ideológico, social, económico y ambiental. Donde las instituciones, organizaciones, políticas y de masas y medios de difusión colaboren para alcanzar los fines propuestos al involucrarse seria y consecuentemente en cada tarea que se convoque y ejecute.

Se debe garantizar así un trabajo con los adolescentes de manera más eficiente, la formación de valores como el humanismo, el sentido del deber, la responsabilidad, el altruismo, el patriotismo, la honestidad, la voluntariedad, la disciplina, incondicionalidad constituyen pilares en la formación integral del hombre que requiere en el país, estos se reconocen como rectores en su mayoría.

La sistematización de referentes teóricos: histórico-filosóficos, psicológicos, pedagógicos y sociológicos avalan la formación de valores en los estudiantes Secundaria Básica. La formación de valores en general priorizando aquellos denominados rectores los cuales resultan esenciales para la consolidación y continuidad del proceso revolucionario cubano tienen una prioridad absoluta en la Educación Secundaria Básica transformada y revolucionaria que el país requiere, donde el trabajo mancomunado de la escuela , la familia y la sociedad es determinante en este etapa tan significativa de la vida, y además la adecuada relación entre estos, contribuye de una manera efectiva a la formación de la personalidad de los adolescentes..

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Autor:

MSc. Ritza Mercerón Aguila

Dirección Municipal de Educación, Colón, Matanza, Cuba

MSc. Aurelia Teresa Morales Acuña

Dirección Municipal de Educación, Colón, Matanza, Cuba

MSc. Modesto Hernández Vaillant

Escuela de Formación deTrabajadores Sociales, Colón, Matanza, Cuba

MSc. Gladys Domínguez Silveira

Sede Pedagógica Universitaria "Pelayo Villanueva". Colón. Matanzas Cuba.

Lic. Orestes Martín Castañeda

Escuela de Formación de Trabajadores Sociales, Colón, Matanza, Cuba.

[1] Pedagogos, psicólogos y sociólogos de renombre han dedicado gran parte de su quehacer investigativo al tema axiológico entre ellos: Esther Baxter, José R. Fabelo, Felipe Sánchez, Cintio Vitier, Justo Chávez Rodríguez, María Rosa Buxarrias, Josefina López, Nancy Chacón y Gilberto García, y más específicamente de la provincia de Matanzas, como Felicito Barreras, Bárbara Fierro, Matilde Chirino, entre otros.

[2] Cuba, Ministerio de Educación. Resolución Ministerial nº 90/ 98. En Lineamientos para fortalecer la formación de valores, la disciplina y la responsabilidad ciudadana desde la escuela. La Habana p-1

[3] (Fierro Chong, Bárbara. 2006, Tesis en opción al grado científico de Doctor en Ciencias Pedagógicas, Instituto Superior Pedagógico Juan Marinello, 38 p.)

[4] "Sistema de acciones para el trabajo político ideológico en función de la educación en valores en las Educaciones Preescolar, Primaria, Secundaria Básica, Media Superior, Pedagógica. En Tabloide Séptimo Seminario para Educadores, 2006.15 p.

[5] Ibidem. 15p.

[6] (INSTITUTO SUPERIOR PEDAGOGICO PARA LA EDUCACION TECNICA Y PROFESIONAL CIENCIA, EDUCACION Y FORMACION DE VALORES. Papel de la escuela cubana actual. Ms. Margarita León García. 1998 Profesora asistente. Dpto. de Formación Pedagógica Profesional. ISPETP. octubre.) (s/a)

[7] (José R. Fabelo: Los valores y sus desafíos actuales, 278 p.)

[8] (Báxter Pérez, Esther. 1989. "La formación en Valores. Una tarea pedagógica.¨ Combinado de Revistas y otros Medios de Propaganda Federico Engels. 23 p.9)

[9] (Colectivo de Autores. 2005 Curso de Ética y Sociedad. Un acercamiento al estudio de la ética, la moral y los valores humanos. Universidad para Todos. ED. Juventud Rebelde. Tabloide.. 18 p.)

[10] Ibidem.

[11] (Colectivo de Autores. La escuela y la familia en la comunidad: una realidad socio-educativa de hoy). (S/D)

[12] (M.Sc. Elsa A. Carral González La formación de valores. Papel de la Secundaria Básica.. Universidad Pedagógica "Manuel Ascunce Doménech. Dra. Esther Báxter Pérez. Instituto Central de Ciencias Pedagógica).

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