- Resumen
- Introducción
- La antigüedad que empieza a ser conocida
- Las raíces de la cultura cubana
- Conclusiones
- Recomendaciones
- Bibliografía
Resumen
Según la visión que se ha tenido durante siglos por diversos investigadores sobre las distintas culturas aborígenes de nuestro archipiélago cubano, y de los medios que se han valido para su relevancia es que en este trabajo investigativo se expone todo relacionado a sus creencias, culturas, costumbres, formas de convivencias, ritos y mitos etc. Dando al final una valoración de los aportes más importantes que nos han dejado nuestros aborígenes cubanos para nuestra cultura, teniendo en cuenta lo planteado anteriormente la presente investigación lleva como título: Los aborígenes cubanos y su aporte a nuestra cultura. En el estudio histórico lógico realizado, permitió determinar como objetivo general: la valoración y aporte de las culturas aborigen a nuestra cultura cubana teniendo como objetivos específicos: definir las principales culturas que existieron en Cuba, caracterizar cuales fueron sus primeras actividades económicas, costumbres, formas de convivencias, así como la demostración de las principales aportaciones que influyeron en la formación de una cultura nacional cubana.
Introducción
La presencia del hombre en Cuba, se inicia hace aproximadamente diez mil años a.n.e. En el siglo XV el archipiélago estaba habitado por aborígenes con desiguales niveles de desarrollo. Su migración hacia Cuba esta considerada por tres vías posibles:
Desde la parte sudeste de los Estados Unidos (de América) hacia las Bahamas y de ahí hacia las Grandes Antillas.
Desde las Costas de Honduras y Nicaragua hacia Jamaica y de ahí a las Antillas Mayores.
Por la vía más conocida hasta ahora, desde las costas del nordeste de la América del Sur, a través del arco de las Antillas Menores y de allí hacia las Antillas Mayores. (Tabio, 1976-1977: 49)
Al inicio de la conquista el monte demográfico se ha estimado en 112 000 personas, (Pérez de la Riva, 1973:84) a partir de números de residuarios encontrados, así como del estudio de la vegetación autóctona. Sin embargo si se toma en cuenta la antigüedad del poblamiento indígena, esta estimación inicial pudiera elevarse conjeturalmente a unos 500 000 habitantes (Álvarez y Caballero, 1985:9) de ellos el 10 % eran recolectores y cazadores que no conocían la agricultura, y el 90 % restante vivían en comunidades gentilicias con un mayor nivel de desarrollo, tenían un conocimiento más especializado de la agricultura y descendían, ante todo, de los aborígenes Arauco que aun habitaban en el área nordeste de Sur América.
De esta población agricultora, más del 50 % se encontraba sentada en el territorio de la actual provincia de Holguín y en particular, en el área que rodeo la Bahía de Nipe, y alrededor del 40% se ubicaban en las actuales provincias de Camagüey, Ciego de Ávila, Sancti Spíritus, Villa Clara y Cienfuegos, lo que refleja una tendencia paulatina de doblamiento de oriente a occidente.
La historia de la población aborigen de Cuba en los tiempo de la conquista hispánica puede realizarse a partir de dos fuentes principales, que se relacionan y complementan entre si: tanto la historia escrita (crónicas de indias) y la arqueología, las cuales ofrecen una importante información acerca de los primeros pobladores del archipiélago cubano.
En el primer caso (crónicas de indias), la información sobre Cuba se encuentra principalmente en la obra de Fray Bartolomé de las Casas, dictada por éste años después de los acontecimientos observados. Conjuntamente, las informaciones enviadas por los funcionarios de la Corona Española que se iniciaron en las Cartas de Relación de Diego Velásquez, constituyen otra significativa fuente. Todo este material se encuentra realmente impregnado de perjuicios sobre las características específicas de las comunidades aborígenes, reflejan intereses políticos y de riquezas personales, así como apasionamientos circunstanciales propios del momento histórico en que les toco vivir.
Por tanto los especialistas han puesto especial atención en los trabajos de arqueología a fin de poder ofrecer una explicación amplia y rigorosa de la vida de los aborígenes Cubanos desde el punto de vista científico.
Después de conocer las fuentes o medios de que se vale la historia para investigar el desenvolvimiento de las antiguas comunidades en consecuencia, de acuerdo con todo lo arriba apuntado, se toma como título del presente trabajo: Los aborígenes cubanos y su aporte a nuestra cultura, que propone abordar de forma general el desarrollo de las culturas aborígenes y su aporte a nuestra cultura, así como definir las principales culturas que existieron en Cuba, cuales fueron sus primeras actividades económicas, costumbres, formas de convivencias y la demostración de las principales aportaciones que influyeron en la formación de una cultura nacional cubana.
Siendo el objetivo de esta investigación: Valorar el desarrollo de los aborígenes y su aporte a nuestra cultura.
DESARROLLO
CAPITULO I
La antigüedad que empieza a ser conocida
1.1- Las primeras comunidades aborígenes cubanas.
Hace unos 10 000 años comienzan a establecerse los primeros pobladores a través de varias rutas migratorias: Missisippi, la Florida y Bahamas primero; más tarde desde los actuales territorios de Venezuela, Honduras y Nicaragua, posiblemente a través del arco de islas de las Antillas, ya fines del siglo XV continuaban asentándose estos grupos aunque su evolución cultural fue paralizada por los españoles.
El hallazgo[1]de la presencia de estas culturas en las distintas zonas de nuestro país, se han podido saber por la más convincente prueba de que hubo una presencia prolongada —y aún más, permanente— de las comunidades aborígenes en el territorio cubano, la constituyen los topónimos[2]que identifican a una considerable cantidad de lugares, vocablos cuya raíz pertenece por entero a las culturas precolombinas. Puede decirse que virtualmente salpican nuestra geografía, y es importante conocerlos si es que se pretende, aunque sea de modo somero, la localización de las zonas donde hubo asentamientos aborígenes.
De hecho, los arqueólogos acuden a esa fuente, puesto que esos nombres están allí como regalando información sobre elementos relacionados con el pasado. Pues la visión que durante siglos se tuvo de los primitivos habitantes de Cuba fue a través de los medios que se han validos los investigadores para conocer la vida de nuestros antepasados, siendo así la que transmitieron mediante las crónicas[3]escritas por los conquistadores y los trabajos arqueología[4]
Estos grupos recibieron diversas denominaciones en épocas anteriores como el criterio confirmado por testimonios históricos del padre Fray Bartolomé de las Casas quien distinguió tres tipos de cultura diferentes a las que llamo Guanajatabeyes, Siboney o Sibuney y Taina_ perdurando esta clasificación, aunque en el siglo XIX se produjo como parte del proceso del reafirmación del criollo una distorsión importante al asumir la literatura de la época el tema indigenista. Generalizando entonces el termino Siboney_ para todos los aborígenes de Cuba, desarrollando sobre ello una visión idílica marcada por el romanticismo.
Los estudios de las culturas aborígenes de Cuba en su proceso de más de un siglo han llegado a establecer diversos términos para designar a los grupos que habitaron la isla. Estos términos han evolucionado y siguen evolucionando, de manera tal, que son muy diversos y de diferentes alcance, de acuerdo con el propio desarrollo de la ciencia arqueológica y con los enfoques que los investigadores emplean para sus estudios. En este sentido resulta más operativo, para referirnos a las comunidades aborígenes en el momento de la conquista, emplear la terminología que usaron los hombres que vivieron, observaron y escribieron sobre aquella etapa. De modo que al referirnos a 1492 y los años siguientes, hablaremos como lo ha denominado el padre Bartolomé de las casas Guanajatabeyes, Ciboneyes y Tainos, que posteriormente los estudiosos denominamos preagroalfareros a los dos primeros y agroalfarero a los más desarrollados. Hallándose estos grupos según la interpretación de algunos arqueólogos nuestros primeros habitantes de Cuba se han encontrado en diferentes hallazgos arqueológicos.
1.2 Características del grupo aborigen recolectores –cazadores – pescadores.
Los indios más primitivos de Cuba son los recolectores-cazadores-pescadores, a los cuales se le ha denominado siboneyes o según los estudiosos preagroalfareros, muy poco se conocían de estos aborígenes hasta que en 1918 el ingeniero Juan A. Cosculluela realizó una excavación arqueológica en un sitio de la Ciénaga de Zapata. Se obtuvieron allí las primeras evidencias concreta del grupo humano más primitivo que existió en Cuba.
Posteriormente se han efectuado numerosas excavaciones en diferentes lugares de la isla, entre las que se destacan especialmente la efectuada en Cueva Funche, la más amplia y profunda realizadas en nuestro país; en un sitio pertenecientes a los recolectores-cazadores-pescadores clasificándolos como siboneyes aspecto "Guayabo Blanco" encontrándose numerosas muestras: hogueras construidas por sus antiguos moradores, registro de cocina y utensilios diversos. El análisis de estos objetos arrojó distintas fechas. La más temprana nos indica que los indios ya vivían en este lugar 2 000 años a.n.e
Además de ser lo más antiguos habitantes de Cuba, los Ciboneyes fueron también los que más tiempo se mantuvieron en la isla.
En las cuevas funche y en otros sitios, los arqueólogos han ido encontrando restos siboneyes que arrojan fechado más reciente.
Según los estudios arqueológicos los siboneyes más desarrollados, o sea, lo de aspecto Cayo Redondo existieron ya hacia el año 1 a. n. e extinguiéndose a principios del siglo XVI después de la llegada de los colonizadores europeos.
Los propios cronistas españoles entre ellos Bartolomé de las Casas y Diego Velásquez señalan a ver visto a su llegada a este tipo de indígenas en la parte más occidental de la isla.
Aunque no se pueda contestar categóricamente su lugar de origen se señalan como posibles regiones de procedencia: Suramérica donde podrían viajar, con estancias más o menos prolongadas en cada unas de las islas de argentinas que se inician en las costas de Venezuela y culminan precisamente en Cuba o Centroamérica.
Aunque algunos grupos habitaban en cuevas o abrigos rocosos, la mayor parte de los pobladores se concentraron en áreas despejadas, relativamente cercanas a las costas. Esto hace pensar que construyeron algún tipo de viviendas en estos sitios, sin embargo hasta el presente no hay evidencia que lo confirma.
En los poblados siboneyes se agrupaban varias familias que constituían una comunidad independiente.
Según los antropólogos René Herrera Frilot y Manuel Rivero de la Calle nos dicen que eran hombres rudos y de estatura mediana. Sus cráneos eran normales, o sea, no tenían deformación artificial alguna. Presenta además, características típicas del indio americano entre las que se pueden señalar, la cara ancha y los pómulos salientes, entre sus actividades económicas fundamentales de este grupo eran la recolección, la pesca y la caza. En la recolección de frutos y animales terrestres y marinos es fácil captura, brindó a los siboneyes una variada alimentación. En Cuba abundaban las frutas silvestres como el Anón, mamey, papaya o fruta bomba, la guayaba y otros.
La dieta vegetal podían complementarla con raíces y tubérculos extraído de la tierra.
En cuanto a los animales de fácil captura encontraron un gran número de moluscos como los caracoles, almejas de ríos, las babosas etc., y crustáceos, principalmente los cangrejos y camarones. Otra actividad económica fundamental era la pesca, pues la caza tuvo poco importancia en Cuba, donde las especies de animales con tallas suficientes para alimentar un grupo son escasas. Siendo la jutia nuestro mayor roedor estimado por los siboneyes, las aves y algunos reptiles como la maja Santa María, los cocodrilos y las iguanas también fueron cazados por los primitivos indígenas de la isla.
Para la ejecución de sus actividades económicas la satisfacción de sus necesidades, siboneyes utilizaron diversos instrumentos de trabajo. Los materiales utilizados para la confección de los mismos fueron las conchas marinas, la madera, conocían el fuego y la técnica para el tallado de la piedra de silex, entre otros.
Acerca de las características del lenguajes de este tipo de cultura nada se sabe en concreto pues eran hombres cuyo desarrollo biológico y social les permitió uso de un lenguaje articulado como medio de comunicación necesario para la ejecución de las distintas actividades productivas, para identificar los instrumentos, explicar las cuestiones que se presentaban en la vida diaria e intercambiar diversas ideas.
En sus comunidad todos trabajaban, unos marchaban por los montes cercanos en busca de frutos silvestres y pequeños animales, recogían la leña para el fuego o abastecían de agua el lugar en que vivían; otros pescaban, cazaban, confeccionaban sus instrumentos de trabajo teniendo hombres, mujeres y hasta los niños obligaciones. Los alimentos, los instrumentos y demás bienes, conseguidos con el trabajo de la comunidad eran repartidos por iguales entre sus miembros denominándolos así como una comunidad primitiva.
Estos hombres primitivos solo podían aprovechar muy limitadamente los recursos de la naturaleza que muchos de los fenómenos que no podían controlar ni explicar racionalmente, como la lluvia, el trueno, el frió, las enfermedades., la muerte, entre otros, le atribuían poderes desconocidos creyéndose así que había la existencia de un dios de lluvia, de sol, etc. Y del poder de estos dioses dependía su vida y su muerte.
Para evitar la ira y el castigo de estos supuestos dioses y lograr su ayuda en la caza, pesca y la recolección de alimentos, estos hombres primitivos realizaron diversas ceremonias. Estas ceremonias y la intención con que eran efectuadas fue lo que se le llamo magia.
Junto a este tipo de creencias religiosas a las que denominaron magias llevaron acabo también ritos o ceremonias funerarias.
Los siboneyes aspectos Guayabo Blanco practicaron dos tipos de enterramientos: los entierros primarios y los entierros secundarios.
En los entierros primarios, el cadáver los encontramos en la misma forma en que fue depositado y a veces lo acompañan con ofrendas funerarias consistentes en instrumentos de trabajo, adornos personales y en ocasiones materiales colorantes.
Los entierros secundarios eran ritos funerarios, en los cuales, en determinado momento, se exhumaban los huesos del entierro primario y se depositaban lo de mayor tamaño formando un haz[5]
La evolución cultural del grupo que estudiamos trajo consigo un aparente cambio en los ritos funerarios y en cambio en los de aspecto de Cayo Redondo no se han encontrado con frecuencias entierros secundarios, ya que en los entierros primarios los cadáveres aparecen en general orientado en una línea de este-oeste y en diversas posiciones, aunque se aprecian algunos con los brazos y las piernas flexionadas sobre el tronco, o sea, en la conocida posición fetal, por su similitud con la adoptada por los fetos en el seno materno, encontrándose en sus entierros un aumento considerable de las ofendas funerarias, constituido por objeto de consumo personal, instrumento de trabajo y a demás artefactos como las bolas de piedra y las llamadas dagas líticas[1]que se piensan que fueron confeccionadas por este fin.
En las paredes y techos de algunas cueva y caverna de Cuba, se puede contemplar dibujos de figuras geométricas, las mayor parte de las veces pintada en negro, rojo u ambos colores a la vez, en varias cuevas donde aparecen las mencionadas pinturas se han encontrado evidencias del jaguar de los siboneyes más primitivos, esto induce a pensar que fueron ellos sus ejecutores. Por otro lado se debe destacar que los siboneyes tenían un grado de desarrollo mental y social suficiente como para ejecutar dichas obras.
De forma muy explicitas hemos argumentado las características de los indígenas más primitivos de Cuba; los siboneyes, el trabajo paciente, y científico de nuestros investigadores ha sido la base de dicho estudio y sobre el descansaran en un futuro, las nuevas revelaciones de una cultura de la que aun queda mucho por conocer.
1.3Caracteristicas del grupo aborigen agricultores- ceramistas.
Con el conjunto humano de los tainos (agroalfarero) conocido también como agricultores ceramistas habitaron gran parte del territorio, cuyos centros poblacionales más significativos pueden situarse en la región centro-oriental, en las llamadas lomas de Maniabón región montañosa de la actual provincia de Holguín en zonas de la costa Norte de la provincia de Ciego de Ávila; y en el área sur de la isla, en la región meridional de la Sierra del Escambray. Desde Cienfuegos hasta la desembocadura del río Agabama. Además, vivieron en los valles del sistema montañoso de Sagua- Baracoa, en la actual provincia de Guantánamo, donde existió también una zona relevante densidad demográfica. Todo ello permite confirmar entre las tres cuarta y la nueve décima parte de la población aborigen se encontraban en estas zonas.
Los tainos estaban constituidos en grupos gentilicios[6]de descendencia matrilineal[7]y organizados en cacicazgos[8]donde existía una división social del trabajo de tipo jerárquica[9]propia de la dirección de un ciclo económico agrícola que poseían plantas muy domesticadas como la yuca (Manihot esculenta, G.), el algodón (Gossypium barbadense, L.), el maíz( Zea Mays, L.), el tabaco ( Nicotina tabacum, L.), y la piña (Ananas comosus, Merril), entre las más importantes, otra de sus actividades económicas fundamentales era la construcción de objetos de cerámica y la elaboración de casabe, alimento que podían conservar y perduraba por varios meses. Además tejían redes y cestas entre otros utensilios que confeccionaban de forma más acabada para el desarrollo de sus actividades cotidianas. (Anexo 1)
Poseían un conjunto de sacerdotes o curanderos (Behique) que dominaban una amplia gama de plantas medicinales (algunas alucinógenas) y un conjunto de mitos de larga tradición intergeneracional, que esta plasmado en su arte por excelentes ídolos (cemí), de madera, piedra y concha, y en una gran variedad de vasijas y cerámicas, modeladas y grabadas como expresiones simbólicas que reflejan su propia mitología y su pensamiento cosmovisivos[10]surgido desde sus remotos orígenes.
Su economía y la organización social alcanzada condicionaron la realización de determinados rituales como el de la cohoba[11]donde caciques y behiques ( sacerdotes), aspiraban polvos alucinógenos y procedían a efectuar un ritual que ha recibido este nombre, en el que se narraba tradiciones orales inherente a la colectividad, o sea efectuaban grandes ceremonias ( Areitos) donde se danzaba y ejecutaba una música hoy lamentablemente desconocida y mediante las que se celebraban fiestas que poseyeron una importante función social dentro de su cultura y las que se consumían algunas bebidas de contenido alcohólico, debido a la fermentación de especies vegetales como el maíz ( Véanse Fariñas, 1995: 31 79 y Moreira 1999: 149 162).
Los tainos construían sus propias viviendas las cuales eran denominadas según su forma, los bohíos, rectangular, los caneyes, circular y las barbacoas en alto a orillas de los ríos. Estos han dejado sus huellas en un gran números de sitios, donde se pueden observar los montículos que correspondieron a sus poblados y sobre todo han quedado lo que pudieran ser sus plazas ceremoniales, enmarcadas con los llamados muros hechos de una acumulación de tierra, que dejaban en su centro un área rectangular, que pueden estar asociada igual en otras partes del continente al juego de pelota (los batos).
Con la sociedad taína dominó las técnicas agrícolas y como todo pueblo en este estadío de desarrollo, fue capaz de medir el tiempo para fijar los periodos de siembra, cuidado y cosecha de cada una de las plantas a los ciclos productivos de las frutas que les servían de alimentos. Poseyeron grandes canoas que les permitió la comunicación entre las islas. Fueron grupos organizados con nivel de desarrollo que estaba rebasando ya la cooperación simple de la sociedad comunitaria y marchaba hacia el establecimiento de una etapa superior en la historia de la humanidad.
Este desarrollo se troncó de manera violenta por el impacto de la colonización, cuyas características llevaron a la casi total desaparición de estos grupos desde el punto de vista demográficos, debido al exterminio físico por las crueldades inherentes al enfrentamiento directo, unidos a las diversas enfermedades bronquio pulmonares desconocidas para ellos, junto al papel desempeñado por bajo índice de crecimiento natural y a la alta mortalidad infantil que contribuyeron a diezmarlo
Así, su población quedo reducida a unos pocos miles de individuos en los primeros 59 años de la conquista.
Capitulo 2:
Las raíces de la cultura cubana
2.1 Aportes de la cultura aborigen a la nuestra.
El proceso histórico producido a causa de la convivencia mutua entre indígenas e hispánica se manifestó desde el punto de vista étnico, como un proceso de asimilación étnica forzada, que en el presente caso en la disolución por muerte y por mestizaje biológico cultural del grupo de menor nivel de desarrollo tecnológico (mayoritario) en el grupo dominador desde el punto de vista socioeconómico.
Lo que se efectuó entre los aborígenes fue un etnocidio demográfico y no precisamente en un genocidio cultural en su sentido total; si no un violento encuentro que ambos convivieron más de un siglo.
La cultura de los pueblos que se manifiesta a partir de un complejo sistema de relaciones sociales esta sujeta a la ley de tradición y renovación, tanto de las creaciones tangibles como la transformación del conocimiento de una generación a otra. La cultura es un fenómeno social extremadamente dinámico que persiste y se propaga mucho después de la muerte de sus portadores que previamente la han permitido (Guancho, 1983: 112).
Por ello, en el caso de Cuba, la relativa desaparición o eliminación física de la mayoría de los aborígenes no implicó necesariamente el exterminio de su herencia cultural ni de toda descendencia.
La asimilación étnica forzada de la población aborigen se realizó de manera afectiva pero su herencia cultural ha estado presente en la lengua, la vivienda, las costumbres, en diversos utensilios del ajuar, la alimentación y otras.
En la lengua todavía se emplean comúnmente muchos vocablos de origen araucos en la designación de gran parte de la flora y la fauna cubana, así como en los topónimos e hidrónimos (Valdés, t l 1991). Unos de los más significativo es el nombre de Cuba descifrado correctamente por el Cubano Juan José Arrom cuando refiere:
Pues bien, al manejar ese material lingüístico, encuentro que C. H. de Goeje (The Arawack lenguaje of Guiana, Amsterdan, 1928) registra en Suriman la voz dakuban "my field" (mi campo, mi terreno), y de investigaciones anteriores recogen las grafías a kuba, akuba y u kuba, todo con el sentido de "field" "ground" (suelo, campo, terreno). En estas transcripciones, explica el mismo Geoje, la vocal inicial a, u no es parte de la raíz, sin un prefijo que denota o anuncia el carácter general de la palabra, por eso separa con un guión el prefijo de la raíz. Koba o kuba debió ser por consiguiente, la voz que Colón oiría. Y eso vendría a explicar la vacilación del Almirante al registrarla, abriendo o cortando la vocal de la primera silaba, como Colba, y luego como Cuba (Valdés cit. Arrom, 1996 1997:158).
El cotejo de la anterior referencia con la obra de Sixto Perea sobre Filología comparada con las lenguas y dialectos arawak (Montevideo, 1942), permite identificar a Cuba con el <<concepto de "jardín" o "huerto", pues solo conocían el conuco zona del bosque preparada para la siembra mediante tala y quema [….]. Por tanto, mas lógico seria pensar que Cuba significa "tierra cultivada", lo acaso indicaría también significado habitada" (por estar trabajada) >> (Ibídem: 158).
La influencia de la vivienda aborigen en las primeras construcciones que edificaron los europeos se hizo evidente, desde las primeras iglesias levantadas con paredes de tabla o de yagua y techo de guano, hasta la posterior tradición constructiva de las áreas rurales que subsisten hoy en día, pero con múltiples variaciones. La propia noción de bohío fue transmitida y transformada de acuerdo con la diversidad de funciones.
Los estudios etnográficos más recientes demuestran que el bohío cubano actual en las áreas rurales, según una muestra nacional, presenta cuatro subtipos de acuerdo con la morfología de sus plantas, en forma de: l, T y paralela o doble l. cada una de esta posee, a su vez, variantes que aparecen registradas e ilustradas en el Atlas Etnográficos de Cuba.5 De modo excepcional aparece en oriente la planta octogonal como antiguo reflejo del caney taino.
También fue asimilada la tradición constructiva de la barbacoa en su doble acepción. La vivienda del campesino la conservo como el <<lugar alto inmediato al techo […] cuyo piso lo forma un tablero tosco, sin puerta regularmente, y destinado por común a guardar granos, frutos >> (Pichardo, 1976:80) y otros alimentos. Igualmente se le denomino así <<al conjunto de palos madera verde puesto sobre un hueco, a manera parrilla, que usaban los indios para asar carnes>> (Rivero, 1966:164), que aun se utilizan. El concepto de hamaca y su función fue heredado y trasmitido, aunque después hayan variado los materiales para fabricarlas y hacer más cómodo el descanso. En la primera mitad del siglo XIX Pichardo la define como parte común del ajuar domestico rural, aunque la reconoce como voz india:
Como colgante a estilo de cuerda floja, cuya pieza principal para acostarse o sentarse es un cuadrilongo de lienzo fuerte, al tamaño sobrante de una persona, recogidas las dos extremidades con muchos ojales o gasas para halar (…) que terminan en un solo ojo donde se amarra cada una de las sogas opuestas firmes del techo, o de las paredes, o de los árboles, &c. (1976:321)
Las costumbres de cuabear como forma particular de capturar peces y crustáceos con un trozo de cuaba[12]encendida y el empleo del guamo[13]o cobo como medio de comunicación fueron asimilados y empleados principalmente en el medio rural.
En el plano alimentario, tanto el hábito de tostar maíz o el boniato entre cenizas ardientes, como el consumo del casabe, (Alexandenkov y Folgado, 1989:36 49) y el ajiaco con las lógicas variaciones en su confección, son parte de la herencia cultural aborigen. Ya en el siglo XIX el ajiaco se encuentra transculturado a la dieta común de la población, especialmente del campesinado. Aparece descrito como:
Comida compuesta de carne de puerco, o de vaca, tasajo, pedazos de plátano, yuca, calabaza con mucho caldo, cargado de zumo de limón y ají picante. Es el equivalente de la olla española: pero acompañado del Casabe y nunca de pan: su uso es casi general mayormente en tierradentro; aunque se excusa en mesas de alguna etiqueta (Pichardo, 1976:42)
El ajuar campesino continua usando el catauro[14]fabricado de yagua verde y húmeda, así como la jabas y jabucos tejidos de yarey[15]que se emplean para almacenar y transportar alimentos. La jaba era identificada como una especie de saco tejido de Guano para guardar y transportar cualquier cosa: le abarca un condón de la misma materia que sirve para llevarla o cargarla mientras que el jabuco era más angosto[16]por la boca que por el fondo y sin la flexibilidad de aquella, por ser tejido como este de bejuco, mimbre o cosa semejante. En ello se transporta los huevos y otras cosas, calculándose cuarenta docenas por termino medio de capacidad del jabuco.
Otro objeto de la ajuar han cambiado su forma y materiales de construcción, pero conservan el nombre indígena; la pequeña pieza de la cocina que sirve para rayar no se le denomina rallo, sino guayo; en determinadas zonas del país se le sigue denominando jibe al colador o al cernidor. El referido lexicógrafo[17]lo define como: especie de Cedazo[18]o Tamiz. En tierradentro se conserva todavía muy en uso la voz indígena, refiriéndose principalmente al tejido con Guano o hecho con la tela que produce el Coco arriba. Muchos se manufacturan de los primeros; tiene también su acepción metafórica para ponderar una cosa muy agujereada, cortada.
La tradición de lucha de los primeros pobladores, siglos antes de la toma de conciencia de la nacionalidad, se remonta a los aborígenes cimarrones quienes durante décadas (1524-1544) mantuvieron la resistencia contra los conquistadores que fue legada a los africanos y demás descendiente (Guanche, 1992:123 130).
La presencia de elementos aborígenes en las génesis de la cultura cubana y en la formación inicial de su población poseen una singular significación para el estudio etnodemográfico de Cuba. Esta antigua herencia cultural ya forma parte de la vida habitual de los cubanos, aunque no siempre se tenga plena conciencia de todos sus detalles.
Conclusiones
1-Los grupos aborígenes existentes en Cuba eran: recolectores –cazadores –pescadores y agricultores –ceramistas.
2-Ambos grupos vivían en comunidad primitiva, los primeros mencionados se dedicaban a recolectar, cazar y pescar, vivían a orillas de los ríos y en abrigos rocosos, sin embargo los segundos practicaban la agricultura y construían objetos de cerámica, alcanzando un desarrollo mayor.
3- Estas culturas legaron diversos aportes a la nuestra en cuanto: al lenguaje, las viviendas, la alimentación, el ajuar domestico, las costumbres, entre otros.
Recomendaciones
Dar a conocer la investigación a nuestra sede universitaria de forma digitalizada para la consulta y estudio de otros estudiantes.
Ampliar los resultados de investigación con otros estudios.
Bibliografía
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Autor:
MSc. Mabel Rivera De Artime
MSc. Ana Elvira Quesada Sotolongo.
MSc. Mariela Sierra González
Lic. Rodolfo Ortíz González
[1] Acción y efecto de hallar.
[2] Nombre propio de lugar.
[3] Historia en que se observa el orden de los tiempos.
[4] Ciencia que estudia lo que se refiere a las artes, a los monumentos y a los objetos de la antigüedad, especialmente a través de sus restos.
[5] Porción atada de mieses, lino, hierbas, leña u otras cosas semejantes.
[1]
[6] Perteneciente o relativo a las gentes o naciones.
[7] Dicho de una organización social: Que se basa en el predominio de la línea materna.
[8] Territorio que posee el cacique o la cacica.
[9] Perteneciente o relativo a la jerarquía.
[10] Manera de ver e interpretar el mundo.
[11] Destilar repetidas veces una misma sustancia.
[12] Cuba. Árbol silvestre de la familia de las Rutáceas
[13] Instrumento de viento que hacían los indígenas con un cobo y que producía un sonido bronco que se oía a gran distancia.
[14] especie de cesto formado de yaguas, y muy usado para transportar frutas, carne y otros efectos.
[15] Planta de la familia de las Palmas, cuyas fibras se emplean para tejer sombreros.
[16] Estrecho o reducido.
[17] Técnica de componer léxicos o diccionarios.
[18] Instrumento compuesto de un aro y de una tela, Sirve para separar las partes sutiles de las gruesas de algunas cosas, como la harina, el suero.