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El ciclo económico de Alan Cage (página 3)


Partes: 1, 2, 3

Situada a 1900 Km al sudeste de Australia, las dos islas que componen Nueva Zelanda totalizan una superficie de una vez y media la de Uruguay (270.500 km2) y una población similar (3,6 millones de habitantes) en su mayoría europea (83%) y con minoría maorí (10%, la reivindicación de su cultura es en la actualidad muy fuerte y compartida por los neozelandeses), concentrada en la isla situada más al norte.

Históricamente el principal recurso de Nueva Zelanda fue una óptima combinación de clima y tierra para el desarrollo de la ganadería, sus productos más competitivos eran la lana, manteca, cordero y productos refrigerados. Durante la primera mitad del siglo XX el Estado intervino en la vida económica del país como productor y distribuidor, amparando el bienestar de una satisfecha y aislada sociedad neozelandesa. El crecimiento se aceleró con la exitosa aplicación, en la primera fase, de políticas de sustitución de importaciones.

A partir de los años 60 y principalmente en los 70 el fin de la época de oro del capitalismo de los países centrales con el deterioro de los términos de intercambio debido a la caída del precio de las materias primas, el ingreso de su principal comprador Gran Bretañas a la Comunidad Económica Europea y el aumento de los precios de petróleo redujo la renta real, intensificó los conflictos sociales, se incrementó la inflación debido a la lucha distributiva y aumentó el desempleo, todo esto a pesar de la búsqueda de nuevos mercados (estrechamiento de relaciones comerciales con Australia) y del intento de diversificar la base productiva del país (incentivo a las manufacturas, desarrollo de industria intensiva en capital). El crecimiento prácticamente se detuvo, promediando 1,5% en los diez años que van de 1975 a 1984. El déficit fiscal alcanzó el 9,5% del PBI en 1986 y la deuda exterior neta representaba el 80% del PBI. La tasa de desempleo superó el 7% a principios de los 80, el valor más alto registrado en la historia del país. Las consiguientes implicancias de reciprocidad y apertura comercial.

La disminución del salario se logró debilitando el poder de negociación de los trabajadores. La "Ley sobre los Contratos de Trabajo" de 1991 introdujo el marco jurídico para un sistema de negociaciones fuertemente descentralizado que completó la eliminación del sistema de acuerdos nacionales: los contratos de empleo se podían negociar ahora en forma individual, reduciéndose el número de afiliados a los sindicatos. La participación de los salarios de los trabajadores en el Producto Bruto cayó desde un 49,9% en 1987 a 43,6% en 1995, un retroceso de más del 12%.

El objetivo de reducir el déficit a través de una disminución de los gastos y no de un incremento de los ingresos se institucionalizó con cuatro leyes entre 1986 y 1994 que promovieron cambios radicales en la forma de gestionar los distintos servicios públicos, introduciendo herramientas modernas de management, y permitieron la privatización de vastas áreas de la economía. Encontramos nuevamente el hecho de que el Estado deja en manos de las empresas locales o extranjeras, los sectores económicamente rentables y se encarga de aquellos sectores donde los capitales privados no tienen interés por explotar o en donde ofrece servicios a empresas privadas subvencionando sus costos.

La consecuencia de las acciones de reducción de gastos, recorte de transferencias a la seguridad social y privatizaciones, disminuyo la deuda pública hasta un 27% del PBI en la actualidad, mientras que el déficit fiscal se transformó en un superávit del 3% del PBI para el año 1995 manteniéndose positivo hasta el momento actual en valores de alrededor del 1%.

Conjuntamente, la inflación fue eliminada gracias a la reducción del déficit fiscal que permitió una política monetaria dura, con baja emisión, manejada contra cíclicamente: cuando a principio de los años 90 se produjo una disminución del crecimiento se permitió un relajamiento de las condiciones monetarias para facilitar la expansión. El Banco Central de Nueva Zelanda, Reserve Bank, fue independizado del Gobierno mediante una ley dictada en 1989 y su objetivo de política monetaria fue la estabilidad de precios. La inflación cayó hasta valores menores de un dígito, estimándose para el presente año en un 3,8%.

El rol del Estado en el apoyo al comercio exterior, motor de la economía neozelandesa en la actualidad, se desarrolló en tres áreas:

  • Promocionando la internacionalmente reconocida imagen de nación "limpia y verde", por medio de una cuidada atención a las exigencias medioambientales y de calidad.

  • Desarrollando un fuerte acceso a los mercados para sus productos a través de acuerdos bilaterales con las naciones del Pacífico (APEC) y Australia.

  • Creando un organismo dedicado a la investigación y el desarrollo para los productos exportables neozelandeses.

Asegurado el nuevo marco de negocios, la existencia y desarrollo de sectores de la economía donde invertir con rentabilidad es una condición necesaria para la acumulación de capital y el crecimiento.

La inversión en Nueva Zelanda, realizada por un pequeño conjunto de grandes empresas con vinculaciones internacionales, se concentró en su mayor parte en sectores tradicionales de su economía con escaso desarrollo de sectores nuevos como lo son:

  • Las exportaciones de carne de vaca y cordero dieron cuenta del 20% del total exportado, habiendo logrado fuertes incrementos en productividad que compensaron la caída internacional de precios de los últimos años.

  • La producción de leche se incrementó por el aumento de la cantidad de ganado lechero y de la productividad, dando cuenta en la actualidad del 18% de las exportaciones.

  • Las actividades hortícolas se expandieron gracias en buena parte al desarrollo de una nueva fruta, el kiwi, que se impuso en los mercados mundiales por su gusto y sus cualidades nutritivas.

  • La nueva industria de la forestación logró un boom de crecimiento a lo largo de 10 años, gracias a las características del clima neozelandés que en el caso del pino, principal especie plantada, tiene una tasa de crecimiento de 25 m3 por hectárea, una de las más altas del mundo.

  • Otra industria reciente es la que resulta de la explotación de los productos de mar. Nueva Zelanda cuenta con una amplia zona de pesca, equivalente a 15 veces su territorio, con abundantes recursos marinos. Estas dos industrias nuevas, pesca y forestación, dan cuenta del 15% del total exportado.

Finalmente, Nueva Zelanda creció sobre la base de sus sectores tradicionales (con excepción de un par de sectores nuevos): el Estado facilitó la acumulación de capital en la forma descripta pero no desarrolló sectores nuevos, mediante las políticas adecuadas de búsqueda, formación de clúster, incentivos y apoyo de infraestructura que permitieran invertir con rentabilidad. Nueva Zelanda logró salir de la larga fase de recesión en que se encontraba en los 70 y 80, las oportunidades desarrolladas en distintos sectores de la economía (especialmente primaria) le permitió alcanzar un crecimiento moderado. Pero no resultó suficiente para generar tasas de crecimiento que le permitieran converger hacia los países desarrollados con los que hace unas décadas se encontraba en similares condiciones de riqueza.

  • 3. La experiencia irlandesa

Desde finales del siglo XV, en que fue conquistada por sus vecinos ingleses luego de varios siglos de luchas e intervenciones armadas, la católica Irlanda estuvo subordinada a la protestante Inglaterra. En 1921 Irlanda lograba su independencia luego del trágico "Levantamiento de Pascua" ocurrido dos años antes, debiendo resignarse a la pérdida del Ulster de mayoría protestante.

En la actualidad 3,8 millones de habitantes pueblan los 70.000 km2 de territorio de esta nación cuyos orígenes se remontan a los antiguos guerreros celtas.

Irlanda siempre ha sido un país eminentemente agrícola, con exportaciones de productos primarios alimenticios, subdesarrollado con alta dependencia de la economía británica y con un bajo nivel de vida. Cuando se produjo la masiva migración de europeos a Estados Unidos, la corriente irlandesa fue de las más significativas.

En 1973 Irlanda entró a formar parte de la Comunidad Económica Europea, un hecho clave para entender su historia posterior.

A partir de 1975, como consecuencia de su estructura económica y del shock del petróleo, el país se sumergió en una profunda crisis: tuvo el mayor índice de inflación de Europa superando el 20%. En medio de intensos conflictos sociales que la recesión acrecentaba la tasa de desempleo sobrepasó el 15% al final de la década de los 80, el déficit fiscal fue equivalente al 6% del PBI y el balance en cuenta corriente de –8.2%, la deuda pública equivalía al 130% del PNB.

El momento del cambio llegó en 1987 con la implementación del "Plan de Desarrollo Nacional" para el período 1988 – 1993 que logró un fuerte crecimiento económico. A partir de 1993 nuevas medidas propulsaron el crecimiento hasta el 6,5% en 1994, lográndose un promedio de 5,4% anual entre 1987 y 1996 y aún hoy (2001, dato más reciente) se mantiene en el 4.1%. El motor de ese crecimiento ha sido la industria, responsable en la actualidad del 40% del PBI y del 75% de las exportaciones.

A pesar de este incremento en las partidas destinadas al bienestar, menor a lo inicialmente comprometido, la reducción de gastos por recortes en los salarios de los empleados públicos y la reducción del beneficio de seguro de desempleo por disminución de la tasa de reemplazo, del plazo de cobertura y restricciones a la elegibilidad, más la expansión de los ingresos disminuyó el peso relativo de los gastos públicos a la vez que redujo sustancialmente el déficit fiscal hasta lograr el superávit en 1996, a pesar de y para posibilitar las vastas exenciones de impuestos al capital que describiremos más abajo. De esta forma el Estado irlandés disminuyó la relación del gasto público con respecto al PBI hasta el 33,2% sustancialmente menor al 46% de los países de OCDE.

La devaluación de 1993, disminuyendo los costos salariales en moneda extranjera, la congelación de los salarios reales y la reducción del gasto público, permitió el aumento de la generación de excedentes y liberaron una mayor proporción de los mismos para el ahorro y la inversión. La tasa de ahorro subió 6 puntos a partir de 1987, llegando a un máximo del 23% del PBI en 1991 y estabilizándose en un alto 20% a partir de allí.

La fuerte intervención del Estado para atraer inversiones en manufactura no terminó allí: la política industrial se orientó a desarrollar sectores de alta tecnología aprovechando el excelente nivel de educación de una población joven con gran presencia laboral femenina y la buena infraestructura de comunicaciones con que contaba el país.

El mercado de estas empresas de alta tecnología fue básicamente la Unión Europea, 61% de las exportaciones totales del 2001 (20% a Gran Bretaña y 41% al resto de los países, principalmente Alemania, Holanda y Bélgica), lo que da cuenta de la importancia de la cercanía geográfica. En segundo y más lejano lugar se situó Estados Unidos con el 16% del total exportado, con valores menores al 3% se situaron Japón y Suiza.

Referencia bibliográfica

  • CAGE, Alan J. (2004) El ciclo económico.

 

 

 

Autor:

Calderon, Xiana

Galarza, Stephany

Guevara, Alexandra

Muñoz, Grecia

Soler, Mireya

Enviado por:

Profesor:

Msc. Ing. Iván Turmero

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITECNICA

"ANTONIO JOSÉ DE SUCRE"

VICERECTORADO PUERTO ORDAZ

DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA INDUSTRIAL

CÁTEDRA: INGENIERÍA FINANCIERA

edu.red

CIUDAD GUAYANA, ENERO 2013

Partes: 1, 2, 3
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