Procesos de integración regional e internacional en el espacio económico de Europa Oriental
Enviado por Neznamov Ivan
- Introducción
- Marco teórico. Teorías del comercio internacional y de integración económica
- Características y condiciones estructurales del espacio económico de Europa Oriental
- ¿Integración regional o apertura al mercado mundial?
- Conclusiones
- Anexo
- Bibliografía
Introducción
Tras la desintegración de la URSS, las nuevas repúblicas que surgieron en el espacio post-soviético, iniciaron un proceso de integración al mercado internacional, pero al mismo tiempo, se procedió al desmantelamiento de ese gran mercado único que representaba la economía soviética. Este proceso estuvo caracterizado por un profundo proceso de desindustrialización de un espacio que alguna vez llegó a ser la segunda economía más grande del mundo. Tanto la ruptura de los lazos de cooperación entre distintas repúblicas como la pérdida de sus mercados naturales, ahora invadidos por producción importada, fueron el punto clave de este problema.
El objetivo del presente trabajo es estudiar la influencia que tiene una política de integración al libre comercio mundial sobre la estructura de la economía del espacio post-soviético, en qué condiciones se estaría llevando a cabo la inserción de éste espacio en la división internacional del trabajo y que consecuencias para la estructura económica y de comercio exterior tiene tal proceso de inserción. Y por último, estudiar y comparar dos alternativas concretas de política económica que se han ido alternando repetidas veces a lo largo de la historia rusa: la inserción del espacio económico de Europa Oriental en el libre comercio mundial, por un lado, contra la estrategia de creación de un Mercado Común propio, con una fuerte integración económica de los países miembros del mismo, pero con un prudente nivel de protección y un razonable nivel de aislamiento de este espacio económico respecto del resto del mundo.
La hipótesis central que atraviesa el presente trabajo es que en una situación de integración plena al libre comercio mundial e irrestricto movimiento de capitales, debido a sus condiciones estructurales únicas en el mundo, Rusia y todo el espacio euroasiático solo puede insertarse en la división internacional de trabajo como proveedor de materia prima y bienes de bajo valor agregado, y en importador de bienes industriales de todo tipo dada la inviabilidad de llevar a cabo un proceso de desarrollo industrial propio en tales condiciones, al tiempo que está condenado a sufrir una constante fuga de capitales, un nivel estructuralmente bajo e insuficiente de inversiones y ser un donante de capitales para otros países. De esto se desprende que para crear condiciones favorables para un desarrollo industrial y científico-tecnológico de la región, es indispensable la conformación de un mercado común euroasiático, fuertemente integrado en su interior, pero relativamente aislado del resto del mundo
Para el desarrollo del trabajo, se usan diferentes teorías heterodoxas de comercio internacional, teorías de intercambio desigual, teorías de integración económica, desarrollos de diferentes autores schumpeterianos y neoschumpeterianos, y también estructuralistas. Se usa también el enfoque del paradigma ecléctico de John Dunning, y también el desarrollo de la teoría de Cadenas Globales de Valor de Gary Gereffi. El marco teórico empleado está desarrollado en el punto 2 del trabajo. A continuación, se estudian las características y condiciones estructurales del espacio económico de Europa Oriental (post-soviético), con el fin de echar luz a la realidad cotidiana en la que se tiene que desenvolver cualquier actividad económica que se desarrolle allí, este desarrollo se lleva a cabo en el punto 3 del texto, y finalmente en el punto 4 se estudia la experiencia vivida por Rusia y otras ex –repúblicas soviéticas en las últimas dos décadas que siguieron al colapso de la URSS. Se analiza el impacto que tuvo la ruptura de relaciones de cooperación entre las diferentes repúblicas y su inserción en el libre comercio internacional en la estructura de la economía y comercio de estos países, y se tratan de plantear condiciones necesarias en las que sería posible el desarrollo de la región. Finalmente en el punto 5 se sacan algunas conclusiones al respecto.
Marco teórico. Teorías del comercio internacional y de integración económica
Los primeros en formular un cuerpo teórico y una teoría sistematizada sobre el comercio internacional, fueron los mercantilistas1[1]En su mayoría comerciantes, hombres de negocios y de Estado, afirmaban que la riqueza de un Estado proviene de la acumulación de reservas de metales preciosos, como oro y plata. Sintetizando, se podrían distinguir tres etapas en el desarrollo del pensamiento mercantilista. En su fase temprana, planteaban la necesidad de restringir lo máximo posible la salida del metálico del reino, y para eso era necesario estimular lo máximo posible la venta de bienes de todo tipo al extranjero, al mismo tiempo que era necesario restringir al máximo la compra de los mismos en el extranjero, generando así una balanza comercial favorable para el reino, con la consecuente acumulación del metal precioso.
Posteriormente, en su fase media de desarrollo, distintos pensadores llegaron a la conclusión de que no era necesario procurar una balanza comercial positiva con todos los países con los que se comerciaba, sino que, dependiendo de la estructura del comercio, se podía permitir el déficit comercial con algunos países si era necesario por algún motivo (por ejemplo, importación de materias primas), siempre y cuando la balanza comercial en su conjunto sea superavitaria.
Finalmente, en su expresión más tardía, para mediados del siglo XVIII, de la cual el economista y filósofo escocés David Hume era uno de los máximos exponentes2[2]llegó a la comprensión de que era inútil guardar el oro en las arcas en pos de evitar su salida, e incluso, no era el oro como tal la riqueza del país, sino que era necesario promover la instalación de manufacturas que pudieran exportar más de lo que el reino demande de importaciones, para crear de esta manera un flujo constante de mercaderías hacia fuera y un flujo correspondiente de oro hacia el país. Proponían, para ello, estimular al máximo la entrada de materias primas del exterior, al mismo tiempo que proponían restringir la exportación de las mismas, con el fin de proveer a la manufactura de materia prima necesaria, y al mismo tiempo, facilitar y promover lo máximo posible la exportación de manufacturas, pero por otro lado era necesario restringir la importación de las mismas. Esto se debe a que ya en ese momento notaron que los productos de la manufactura costaban más que la materia prima de la cual se componía dicha manufactura, por lo tanto, la compra de materia prima, su elaboración y posterior venta, permitía quedar dentro del reino esa diferencia entre los precios.
Con el advenimiento de la Revolución Industrial y el establecimiento definitivo del capitalismo, que termino socavando el viejo régimen feudal, las ideas mercantilistas cayeron en desuso. Inglaterra, el pionero industrial, generaba cada vez mas bienes manufacturados producto de una industria textil dinámica, impulsada por la maquina del vapor, y necesitaba encontrar nuevos mercados para colocar los excedentes de su industria textil. Se hizo necesaria una nueva teoría económica, que dé sustento a los profundos cambios ocurridos en el último cuarto del siglo XVIII. Adam Smith, más tarde nombrado como el padre de la Economía Política Clásica, fue el primero en intentar llenar este vacío3[3]Planteó, que cada país, para maximizar su utilidad y la de sus habitantes, tenía que especializarse en la producción de aquellos bienes en los que tuviera una ventaja absoluta en los costos sobre los demás países, es decir, fabricar aquellos bienes que podría fabricar con costos más bajos que sus competidores. Es decir, cada país podía producir los bienes que necesitaba, a un determinado nivel de costos, pero para producir, tenía una dotación de mano de obra relativamente fija, y por lo tanto solo iba a poder producir una cantidad limitada de bienes. Ahora bien, especializándose en aquellos bienes en los que tenía ventaja sobre los demás países, e intercambiando una parte de los mismos por bienes importados, podría obtener más bienes, tantos locales como importados, de los que podría obtener, si estuviera en autarquía. Este planteo pasó a denominarse teoría de las ventajas absolutas. Sin embargo, si bien tenía cierto poder seductor y parecía bastante lógico, esta teoría no estaba exenta de problemas, ya que, por ejemplo, no daba respuesta a la pregunta de qué pasaba, si un determinado país, por algún motivo, no tenía ventaja absoluta sobre los demás en la fabricación de absolutamente ningún bien.
David Ricardo, en su libro "Principios de la Economía Política y Tributación"[4], trató de demostrar que aun en esas condiciones, el libre comercio entre países era beneficioso para todos. Introdujo el concepto de "ventajas comparativas". Ahora, ya no era necesario que el país se especialice en aquellos bienes donde tenía ventaja absoluta, sino que había que fijarse en las diferencias en los costos relativos de distintos bienes. En este caso, incluso en el caso de no contar con ventajas absolutas, el país tenía que especializarse en la producción de aquello en lo que era relativamente más eficiente, es decir, tenia costos relativos más bajos con respecto a otros bienes. De esta manera, al especializarse en aquellos bienes en los que tiene ventaja relativa, aun así el país podría obtener un beneficio participando en el libre comercio, y disfrutar de mayor cantidad de bienes que en autarquía. Para ejemplificarlo, construye un modelo teórico, en el cual, dos países producen, por ejemplo, vino y tela. El país A produce el vino usando una unidad de trabajo, y tela usando dos unidades de trabajo, para obtener una unidad de producto. El país B, produce vino usando seis unidades de trabajo por unidad de vino, y solamente tres unidades de trabajo por unidad de tela. Si el país A tiene un total de tres unidades de trabajo disponibles, y el país B nueve unidades, por lo tanto, en autarquía, cada uno podría obtener para sí una unidad de cada bien. Ahora bien, si el país A fabrica tres unidades de vino, y el país B fabrica tres unidades de tela, cada uno de ellos podría quedarse con una unidad del bien propio, y las otras dos unidades cambiarlas por la producción de su socio, por ejemplo, a razón de una unidad de vino por una unidad de tela. De esta manera, el país A obtendría no una sino dos unidades de tela. Lo mismo con B, que ahora podría quedarse con dos unidades de vino en vez de una. Por lo tanto, para Ricardo, el requisito para que exista comercio internacional es que haya diferencias entre los precios relativos entre distintos países. Vale aclarar, que Ricardo usa algunos supuestos para construir su modelo, tales como ausencia de economías de escala, que los factores de producción son empleados en proporciones fijas, que el trabajo es homogéneo y se puede reducir a un denominador común, que hay perfecta movilidad interna de trabajadores y de capitales de una rama a otra, que no hay movilidad de capitales entre países. Cierto es que no necesariamente estos supuestos se cumplan en la realidad. Más adelante veremos que sucede si esto no pasa.
John Stuart Mill4 hace un aporte interesante a esta teoría, en particular, estudia en qué proporción van a intercambiar los países los diferentes bienes que producen, ya que, por supuesto, nada nos asegura ni tenemos motivo alguno para pensar que el intercambio se haga a razón de una unidad de un bien por una unidad de otro, tal como se ejemplificó en el punto anterior. Aquí introduce un concepto, que hoy en día se conoce como la ley de Engel, que consiste en lo siguiente: a medida que crece el ingreso de un agente, la proporción del mismo que se gasta en alimentos va disminuyendo. De ahí podemos afirmar, viceversa, que a medida que va aumentando el ingreso del agente, la proporción del ingreso que este gasta en distintos bienes industriales, va aumentando. Es decir, diferentes categorías de productos tienen diferentes elasticidades-ingreso. Ahora bien, retomando el ejemplo anterior, y siempre dentro de la lógica del modelo, si bien ambos países se beneficiarán del comercio, es muy probable que la distribución del beneficio no sea uniforme, sino que el país que se especialice en bienes de mayor elasticidad-ingreso, obtenga mayor beneficio que aquel otro país, cuyos bienes tengan una elasticidad-ingreso menor.
Sin embargo, el modelo de Ricardo, aparte de tener supuestos restrictivos como lo indicamos antes, si bien parece explicar el motivo del comercio interindustrial (es decir, aquel que se da entre diferentes ramas de producción), no da respuesta a la pregunta, de qué pasa si dos países tienen semejantes precios relativos en sus bienes, es decir, si tienen un nivel de desarrollo similar, es decir, no explica el motivo del comercio intraindustrial (aquel que se da entre bienes sustitutos, aunque no de todo, pero de una misma rama de actividad). Esta última pregunta no es menor, ya que en las últimas décadas, el comercio intraindustrial representa aproximadamente 2/3 partes del comercio mundial.
Finalmente, ya entrado el siglo XX, dos economistas suecos, Eli Heckscher y Bertil Ohlin4, plantean un modelo de comercio internacional explicado por la diferente dotación de factores entre distintos países. A diferencia del modelo anterior, que implícitamente derivaba la diferencia en los costos del distinto nivel de habilidad y desarrollo para producir diferentes tipos de bienes, el modelo H-O toma en cuenta la dotación de factores en general, tanto recursos productivos (capital productivo, maquinas, tecnología, etc.) como abundancia de mano de obra y recursos naturales. Afirman, entonces, que cada país debería especializarse en la producción de bienes para la producción de los cuales se requiere el factor de producción que posee en relativa abundancia cada país. Así, el país con abundancia relativa de bienes de capital debería especializarse en bienes que requieren mucho capital, países con abundancia relativa de mano de obra no calificada, que produzcan bienes que requieran mucha mano de obra, etc.
Es de cierto interés el planteo que hacen respecto de la distribución de beneficios dentro de cada país después de la apertura: Al principio, cuando el país está en autarquía, el bien con abundancia relativa genera un ingreso relativamente bajo, en cambio, el bien escaso tiene un precio y por ende genera un ingreso relativamente alto. Una vez llevado a cabo el proceso de apertura, el país se encuentra con que le genera más beneficio producir más del bien que requiere el uso del factor abundante, y exportar el excedente para importar el otro bien. Por lo tanto, los recursos son transferidos hacia la fabricación de ese bien, en cambio, la demanda del factor escaso baja. Esto genera una redistribución en la remuneración de los factores, ya que sube la remuneración del factor abundante, pero baja la remuneración del factor escaso, hasta el punto en el cual la remuneración de ambos factores se iguala. Estos autores usan ciertos supuestos para crear su modelo, tales como función de producción similar en cada país para cada bien (igual tecnología), rendimientos decrecientes para cada factor, ausencia de economías de escala, gustos similares en ambos países, costos de transporte poco significativos o nulos. Unos años más tarde, el economista de origen ruso, Vassiliy Leontiev, hizo un estudio empírico sobre la estructura de exportaciones de los EE.UU, y verifico que, paradójicamente, si bien la economía norteamericana era una economía caracterizada por una abundancia relativa en bienes de capital, exportaba mayormente bienes finales con alto contenido de trabajo, y relativamente poco contenido de bienes de capital. Este fenómeno pasó a conocerse como la "paradoja de Leontiev". A lo largo de los años, este fenómeno se ha observado en más de una ocasión en diferentes países en todo el mundo.
En fin, las teorías clásicas terminan construyendo modelos en los que rige el comercio intersectorial, entre países de diferente nivel de desarrollo y dotación de recursos, con factores de producción que no pueden fluir de un país al otro, y en los que rige perfecta divisibilidad de las funciones de producción y no existen economías de escala. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX y en lo que va del presente siglo, cada vez mas predomina una estructura de comercio diferente a la indicada anteriormente: predomina el comercio entre países desarrollados, con similar dotación de recursos y nivel de desarrollo del aparato productivo y capacidad tecnológica similar, al tiempo que el comercio entre ellos cada vez mas es de carácter intrasectorial, es decir, simultáneamente se exportan y se importan bienes de similares características, aunque no perfectamente sustitutos. Es muy común ver países exportando e importando al mismo tiempo automóviles, aviones, etc. Esta nueva realidad muy poco se condice con las conclusiones teóricas de los modelos descritos anteriormente. Es cierto que su poder explicativo era mayor en la época en la que aparecieron (en su mayoría, en el siglo XIX), sin embargo, desde ese momento la realidad cambio, haciendo necesaria la elaboración de un nuevo marco teórico con mayor fuerza explicativa. Diversos enfoques heterodoxos, schumpeterianos, estructuralistas y marxistas tratan de explicar la nueva estructura del comercio internacional. Sin pretender exponer acabadamente los diferentes enfoques, sin embargo resulta necesario hacer una breve exposición de los mismos.
El primer punto que se convierte en objetivo de fuertes criticas, es el supuesto de rendimiento de escala constante (o decreciente): en la vida real, en la industria moderna, vemos enorme cantidad de sectores que solo son viables si operan con producción a gran escala, tienen altas barreras a la entrada (es decir, necesitan grandes inversiones de capital para poder desarrollar la actividad productiva como tal), su productividad aumenta a medida que aumenta la escala de producción y la capacidad instalada de la planta productiva y por lo tanto, solo permite la presencia de unos pocos jugadores, cada uno de gran tamaño y fuerte presencia en el mercado. Al haber, entonces, economías de escala, vemos que el país que tiene un mayor mercado doméstico, logra instalar una industria con un mayor nivel de productividad y menores costos, solo por el hecho de que sus productores gozan del acceso a un mercado más grande. En cambio, una economía con un menor mercado domestico, en este caso se encuentra en desventaja. Esta es una de las explicaciones de la diferencia de costos entre diferentes países, y una importante explicación del comercio internacional, ya que aquellas empresas que logran exportar a mercados foráneos, logran ampliar sus mercados, aumentar la escala de producción, introducir técnicas de producción más modernas y competitivas, y mejorar su posición frente a las empresas que no logran acceder a mercados de mayor tamaño.
El constante esfuerzo por conseguir mercados externos para su producción, para poder ampliar la escala de producción más allá de lo que permite el mercado domestico, se convierte en una muy importante herramienta de política económica de todo gobierno interesado en promover el desarrollo y el crecimiento de su país. Este tipo de economías de escala son lo que se llama "economías de escala internas", es decir, los beneficios derivados del aumento del tamaño del mercado, son absorbidos por la firma productora. Otro tipo de economías de escala, las llamadas "externas", se dan cuando los beneficios no son absorbidos por una firma en particular, sino que se dispersan al conjunto de las firmas que operan en un determinado sector, e incluso a toda la economía en su conjunto. Así, por ejemplo, el hecho de que varias empresas de un mismo rubro se concentren en un lugar físico determinado, permite por ejemplo la creación de sistemas de transporte que benefician a todas las empresas. Por ejemplo, si una siderúrgica construye un ramal ferroviario para transportar el mineral de hierro desde la mina, al ubicarse en el mismo lugar otra planta siderúrgica, puede aprovechar el mismo ramal ferroviario para transportar ella también su materia prima, prorrateando de esta manera los costos fijos del ramal ferroviario entre todos los productores del lugar, y resultando de esta manera más barato y accesible su servicio para cada uno de los usuarios. Es decir, en este tipo de economías de escala, las firmas ven disminuidos sus costos a medida que crece el sector como tal en el cual se desenvuelven las firmas[5]
Por último, un tercer tipo de economías de escala, las denominadas dinámicas o de aprendizaje, son justamente el resultado de un constante proceso de aprendizaje que llevan a cabo las firmas en el proceso mismo de producción (lo que se llama "learning by doing" en la jerga económica). Es decir, en el mismo proceso de producción se detectan diferentes fallas, imperfecciones, oportunidades de perfeccionamiento, búsqueda y descubrimiento de nuevas soluciones, técnicas productivas, etc. Para este tipo de economías de escala, el momento de inicio de las actividades es fundamental, ya que el primero que logra entrar al mercado y por lo tanto el que más tiempo lleva en el negocio, tiene una mayor ventaja sobre aquellos que entran después, por el solo hecho de tener más tiempo para aprender y perfeccionarse en el proceso mismo de la producción. En fin, para todas aquellas actividades en las que existen economías de escala, el tamaño del mercado en el que operan las firmas y la fecha de inicio de sus actividades, son fundamentales a la hora de explicar el comercio internacional, ya que los jugadores con mayor mercado domestico y los que primero entraron en el juego, tienen ventaja sobre los demas5.
Otro punto de crítica importante provenía de diferentes autores schumpeterianos y neoschumpeterianos. En particular, a diferencia del planteo clásico y neoclásico de productos homogéneos y capacidades tecnológicas similares entre países, en el siglo XX, al tiempo que predominaba el comercio intraindustrial, cada vez mas cobraba importancia la estrategia de diferenciación de productos como estrategia para captar nuevos mercados[6]Así, si bien los países de similar nivel de desarrollo comercian entre sí productos similares, aunque no de todo sustitutos, cada productor trata de cooptar ciertos nichos en el mercado a través de introducción de bienes con alguna característica particular, ausente en los bienes de los competidores, que le permite captar ciertas preferencias particulares de los consumidores y ganar posición monopólica en un determinado sector del mercado y mejorar de esta manera su posición frente a sus competidores.
Otra estrategia para ganar mercados es la constante innovación y desarrollo de nuevas tecnologías, nuevos procesos productivos y productos finales, ausentes en las firmas competidoras, para ganar de esta manera ventaja frente a los demás. La diferencia en las capacidades tecnológicas funciona entonces como un factor explicativo muy importante del comercio entre países, ya que, en un principio, solo un productor, o un grupo muy reducido de productores en un puñado muy reducido de países ofrece un determinado producto de alto contenido tecnológico y valor agregado, y los demás, al no poder producirlo por cuenta propia, se ven obligados a importarlo. Ya no se trata entonces, de fabricar lo que uno mejor sabe hacer, tal como lo planteaban Smith y Ricardo, sino que directamente la opción de fabricarlo por cuenta propia no está disponible para los países de menor desarrollo. Desde esta óptica, el constante esfuerzo e inversión en I&D se vuelve otra herramienta fundamental para todo país que quiere iniciar un proceso sostenido de crecimiento, desarrollo y mejora del nivel de vida de sus habitantes. En este sentido, el economista noruego Erik Reinert hace un aporte importante[7]no solo es importante que tan eficiente es un país produciendo tal o cual producto, sino que es mucho más importante elegir la especialización adecuada para alcanzar el nivel de desarrollo deseado. Hay algunos patrones de especialización que son más preferibles que otros. Así, aquellos que se especialicen en producción de bienes de alto valor agregado, y contenido tecnológico relativo, se benefician más del comercio internacional, que aquellos otros países que se especialicen en bienes de menor contenido tecnológico y más estandarizados, o directamente materias primas (commodities). En el sector de mayor contenido tecnológico, hay fuertes barreras a la entrada, asociadas con el requerimiento de grandes inversiones en construcción de plantas productivas, así como también grandes inversiones en procesos de aprendizaje, investigación y desarrollo. Esto hace que haya pocos oferentes en el mercado mundial, cada uno con fuerte posición monopolista u oligopólica. Es ahí donde prevalecen los rendimientos crecientes a escala, hay competencia imperfecta, y por lo tanto es posible obtener beneficios extraordinarios. Por lo tanto, un aumento en el nivel de productividad, no concluye en una reducción de los precios, sino que aumenta el beneficio extraordinario de la empresa. En cambio, aquellos países con especialización en bienes más simples o materias primas, no logran obtener una posición monopólica u oligopólica en el mercado, sino que operan en condiciones más parecidas a las de competencia perfecta, donde un aumento de productividad y por lo tanto en el volumen producido, redunda en un nivel más bajo de precios que ofrecen sus productores. De esta manera, según Reinert, mientras que en los países especializados en producción de bienes complejos predomina la distribución colusoria de los ingresos, en la cual tras el aumento en la productividad y el nivel de producción, una parte de los beneficios extraordinarios es apropiada por los capitalistas, y la otra por los trabajadores y el Estado, en aquellos países con especialización en bienes commodities, predomina la distribución clásica de los ingresos. El mayor nivel de producción hace bajar el precio obtenido por el productor, y por lo tanto el aumento en la productividad no lleva al aumento en el nivel de ganancia ni en los salarios de sus trabajadores. Afirma, de esta manera que "Así como un lava copas más eficiente va a ganar menos que un abogado promedio, de la misma manera el productor más eficiente de una materia prima va a obtener un menor beneficio que un productor promedio de un producto de alto contenido tecnológico". La especialización, entonces, es un factor fundamental tanto a la hora de explicar los motivos del comercio entre países, como la distribución entre países de los beneficios generados por el mismo. En este sentido, no necesariamente un país especializado en bienes de bajo contenido tecnológico salga beneficiado de un proceso de liberalización indiscriminada del comercio externo.
Finalmente, una corriente de pensamiento que podría resumirse en las llamadas "Tesis de Prebisch-Singer" (por el nombre del economista argentino Raúl Prebisch y el alemán Hans Singer) retoma, en parte, el desarrollo de la diferencias en las elasticidades-ingreso como explicación del comercio internacional y la diferente distribución del ingreso como resultado de este comercio. Al igual que otras teorías llamadas "de intercambio desigual", enfocan el problema no tanto desde el punto de vista del país como consumidor, sino más bien como productor, profundizando el planteo hecho en su momento por John Stuart Mill. Así, los países especializados en la producción de alimentos y materias primas, se enfrentan con una baja elasticidad-ingreso de sus productos, tanto por que la demanda de los alimentos por parte de los países desarrollados prácticamente no crece en términos absolutos y cae en proporción al ingreso total de los mismos a partir de un determinado nivel de ingreso (ley de Engel), como por que los países desarrollados, al introducir constantemente técnicas de producción más avanzadas, permanentemente persiguen el objetivo de "producir más con menos", es decir, utilizar más racionalmente los recursos, reducir los desperdicios, de manera tal de crear bienes finales con mayor valor agregado, utilizando menos materia prima. Por otro lado, la elasticidad-ingreso de los productos elaborados es mucho mayor. De esta manera, a medida que crece la economía mundial en su conjunto, la demanda de los bienes industriales con alto valor agregado crece más rápidamente que la demanda de alimentos y materias primas, resultando así en un mayor beneficio para los oferentes de aquellos bienes con mayor valor agregado, y un estancamiento relativo para los oferentes de materia prima. En consecuencia, como ya hemos comentado, a medida que se van introduciendo avances tecnológicos y aumentando el nivel de producción, la relación en los precios entre los bienes manufacturados y los primarios se va modificando en el tiempo, a favor de los primeros. Este efecto es el que Prebisch denomino "deterioro de los términos de intercambio". Por otro lado, la menor elasticidad-ingreso de las materias primas, genera una situación en la cual este sector se convierte en menos dinámico en comparación con el sector industrial, limitando de esta manera el potencial de crecimiento económico del país que se especializó en el sector primario con respecto a aquellos que se especializaron en producción industrial más dinámica, ampliando con el paso del tiempo más todavía la desigualdad entre los países. Este es un argumento muy importante, que indica que no necesariamente todos los países se beneficien de la apertura económica, tal como lo indicaban los autores clásicos y neoclásicos, sino que perfectamente puede darse la situación de que haya países perjudicados por esta apertura, o al menos, algunos se beneficien mucho más que otros. De esta manera, a diferencia de los clásicos, que abogaban por la liberalización absoluta del comercio internacional como el principal vehículo para maximizar la utilidad de los países, los países de menor desarrollo relativo deberían quizás descartar tal opción, y buscar otras estrategias de desarrollo, que contemplen las características de su estructura económica y se adapten mejor a la realidad en la que se encuentran tales países.
Después de la Segunda Guerra Mundial, se inicio un proceso de desmantelamiento de las barreras comerciales y de paulatina liberalización del comercio. Sin embargo, en el mismo periodo comenzaron a aparecer acuerdos de integración local y regional entre determinados países, al parecer, por fuera de este proceso de liberalización del comercio mundial, así, comenzaron a surgir bloques regionales, tanto en mundo capitalista como en el bloque de los países socialistas (el llamado Consejo de Ayuda Económica Mutua)[8]. En el mismo periodo, a fines de los años 50 y principios de los 60, empezó a surgir la primera literatura que estudiaba y aspiraba brindar un soporte teórico a este proceso. El pionero en el tema fue el economista austriaco Jacob Viner[9]Se postulaba en ese momento, en el seno del GATT y en los círculos académicos, que era necesario y beneficioso para los países dirigirse hacia una cada vez más amplia apertura económica y liberalización del comercio, y remover las trabas para el mismo, como medio para aumentar el bienestar y el desarrollo de los países. En ese contexto, Viner se pregunta si el proceso de integración entre dos o varios países y la liberalización del comercio entre ellos, lleva hacia una mayor liberalización del comercio mundial, o al revés, los procesos de integración regional funcionan como un freno para la irrestricta liberalización del comercio mundial?
Introduce entonces, un concepto interesante para evaluar el potencial impacto de cualquier proceso de integración, que es el concepto de creación y desvío de comercio. La lógica es la siguiente: antes de la integración, el flujo comercial entre los futuros socios es bajo o nulo. Una vez puesto en práctica el acuerdo de integración, se desmantelan las barreras arancelarias y en lo posible también las no arancelarias, lo cual facilita el acceso de cada uno de los socios al mercado interno del otro socio, creando de esta manera un mercado ampliado. Ahora bien, si esto permite que algunos productores menos eficientes del un país salgan del mercado, y sus posiciones sean ocupadas por otros productores más eficientes del país socio, entonces se crea un nuevo flujo de comercio entre los socios que antes no existía, y los consumidores de este país ahora tienen acceso a los productos del productor más eficiente, aumentando de esta manera su bienestar. Ahora bien, si antes de la integración ya existía un flujo de comercio con un tercer país, cuyos productores en si son más eficientes todavía que los del país socio, pero después de la integración estos productores del tercer país quedan desplazados por qué no gozan de las preferencias aduaneras de las que gozan los productores del país socio, relativamente menos eficientes que los del tercer país, esto desvía el flujo comercial del país en cuestión con el tercer país hacia el comercio con el país socio, se elimina de esta manera el comercio extra-bloque y se lo reemplaza por el comercio intra-bloque, a este proceso Viner lo llama "desvío de comercio". Lo ve como un efecto negativo, porque ahora los consumidores del país en cuestión no tienen más acceso a las mercaderías del productor más eficiente, sino que solo pueden acceder a las mercaderías de los productores del país socio, menos eficientes, y de esta manera se ven perjudicados. De esta manera, Viner establece un criterio para la evaluación: si después de haberse llevado a cabo el proceso de integración regional, el efecto de creación del comercio predomina sobre el efecto de desvío, entonces la integración es un paso hacia la liberalización del comercio mundial y hacia el punto óptimo. Por el contrario, si predomina el efecto desvío, lo ve como un proceso negativo que nos aleja del punto deseado. Vale aclarar que para su análisis, Viner desestima el ya mencionado y el tan importante efecto de economías de escala, y también supone ausencia de costos de transporte entre los países, así como también productos totalmente homogéneos, supuestos muy restrictivos y poco realistas. En si, en un principio el proceso de integración regional tiene un efecto indeterminado, sin embargo, en términos generales lo ve como algo sub-optimo, ya que la apertura total al comercio mundial aseguraría que solo permanezcan en el mercado local los productores más eficientes a nivel mundial, pero el proceso de integración regional no estaría garantizando tal cosa, ya que existe la posibilidad que los productores del país socio no sean los más eficientes a nivel mundial. La brecha entre el óptimo y el sub-optimo se estaría midiendo, entonces, por esta diferencia en productividad entre el productor más eficiente a nivel mundial y los productores del país socio.
Antes de continuar, expondremos una breve tipología de las diferentes fases del proceso de integración, tratando de seguir un orden lógico, yendo de menor a mayor. La primera etapa es lo que se conoce bajo el nombre de Área de Libre Comercio: su propósito es establecer un régimen de libre comercio de los bienes y servicios producidos por los países socios. Los países que componen dicha área se comprometen eliminar las restricciones arancelarias y las no arancelarias para el ingreso de los bienes y servicios producidos por el país socio, sin embargo, cada uno de los países mantiene su propia política comercial y aduanera en lo que respecta a terceros países, y también sigue aplicando su política comercial y aduanera a aquellos bienes que provienen del territorio del país socio, sin embargo no son fabricados en su territorio sino que son originarios de un tercer país. Para distinguir este tipo de bienes, se aplica lo que se llama "regla de origen", es decir, se establece por convenio el porcentaje del valor final del bien que tiene que ser generado en el territorio del país socio, para ser considerado como bien de producción local y gozar de esta manera de las ventajas que establece el nuevo régimen de libre comercio establecido entre los socios. Así, una regla de origen más estricta puede establecer que se considera como bien producido por el país socio aquel que tiene por ejemplo, un 90% de su valor final fabricado en el territorio del país socio, en cambio, una RO más liberal puede aceptar una menor proporción del valor agregado local para considerar un determinado producto como producto de fabricación local (Esto es sumamente importante a la hora de analizar tales rubros como aviación, sector automotriz, construcción de maquinaria compleja, etc.)[10]
La siguiente fase de integración es el establecimiento de una Unión Aduanera. Sigue estando restringido a la libre circulación de bienes y servicios dentro de los límites de la misma, pero la gran novedad ahora es que los países miembros de la UA ahora unifican su política comercial y aduanera, unificando los estándares técnicos, fitosanitarios, y estableciendo lo que se llama "Arancel Externo Común", es decir, los socios unifican el criterio que se aplica hacia los terceros países, y cobran siempre el mismo arancel aduanero, independientemente por donde ingrese la mercadería, pero una vez ingresada en el ámbito de la UA, circula libremente sin abonar ningún arancel interno mas. Se eliminan de esta manera las fronteras internas entre los socios.
El siguiente paso en el proceso de integración, es la creación de un Mercado Común, también llamado Espacio Económico Común. Representa un estado más profundo todavía de integración, porque ahora ya no solo se liberaliza el flujo de bienes y servicios, sino que también se eliminan las restricciones al flujo de la mano de obra y capitales dentro de los límites del MC. Con la creación de un mercado ampliado, se crean nuevas condiciones para la actividad económica que antes no estaban disponibles. El mayor tamaño del mercado permite aprovechar mejor las economías de escala, y quizás establecer nuevas actividades e industrias que antes directamente no eran viables. También se crea una situación más atractiva para los inversores externos, que tienen más incentivos para invertir con el fin de aprovechar mejores condiciones.
Ahora bien, lo que hay que destacar es que si bien los beneficios para la zona en su conjunto parecen estar evidentes, lo que no es tan evidente es como se van a distribuir estos beneficios al interior de la zona. En un principio, no hay nada que nos garantice que se distribuyan de manera uniforme, sino que perfectamente puede darse la situación de que algunos se lleven una porción mayor de beneficios que otros. Por lo tanto, se hace necesaria una coordinación de políticas a nivel del MC en su conjunto, para tratar de generar una distribución geográfica de los beneficios que beneficie a todos los socios de manera más o menos uniforme, ya que, de lo contrario, los menos beneficiados quizás no tendrían interés en permanecer por mucho tiempo en el Mercado Común, y el proceso de integración no sería sostenible en el largo plazo. Tales mecanismos de distribución de los beneficios básicamente podrían ser de tres tipos: Los comerciales, los financieros y los productivos. Los mecanismos comerciales establecen algún tipo de privilegio o beneficio extra para aquellos socios del esquema menos desarrollados o que se cree que se benefician menos que los demás. Así, por ejemplo, en un ALC se podrían establecer reglas de origen no simétricas, permitiendo al país menos desarrollado acceder al mercado más desarrollado con productos con un menor contenido de valor agregado nacional, para poder colocar de esta manera su producción y compensar su menor nivel de desarrollo relativo. Otro mecanismo es el financiero, que puede consistir tanto en asistencia crediticia a aquellos países que lo necesiten, en inversiones directas en infraestructura (los países más desarrollados podrían aportar fondos con los que se estarían financiando inversiones en infraestructura en países menos desarrollados) o mecanismos de índole productiva, de esta manera se llevan a cabo de manera deliberada inversiones productivas en países menos desarrollados, para permitir que alcancen el nivel de los demás. Este último mecanismo requiere el establecimiento de políticas industriales comunes y una estrecha coordinación productiva e industrial entre los socios, para lo cual sería necesario crear instituciones supranacionales que coordinen tales acciones.
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