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Opinión, reacción y consecuencias sociales inmediatas de la abolición de la esclavitud en Chile (página 2)

Enviado por skylan_mont


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  1. Sobre el trabajo y la abolición de la esclavitud:

  2. Carmen Bernand ("Amos y esclavos en la ciudad", Negros esclavos y libres en las ciudades hispanoamericanas, 2001) se refiere al sistema de trabajo en la capital del nuevo Virreinato del Río de la Plata (instaurado en 1778), donde el mayor problema era la mano de obra campesina a fines del siglo XVIII, "no sólo porque no había una población estable, pacificada y numerosa de indios, sino porque el desarrollo notable de la ganadería –a la cual se dedicaban muchos esclavos negros y castas de color– había ido en detrimento de las cosechas" (p.101). Por esta razón se obligó en reiteradas ocasiones a todos los negros, mulatos e indios libres que anduvieran vagando en la ciudad a alquilarse para la siega de trigo. Sabemos, por trabajos realizados para Chile, por ejemplo el de Alejandra Araya (Ociosos, vagabundos y Malentretenidos en Chile colonial, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Chile, 1999), que en nuestro país la situación del vagabundaje era problema similar. De esta situación se desprende que ya para fines del siglo XVIII encontramos en los campos y ciudades americanas una gran cantidad de gente, perteneciente a la plebe, que no tiene situación estable. No pertenecen a ningún grupo étnico o económico definido, por lo que es imperativo al gobierno utilizarlos del modo más conveniente, obligándolos a trabajar, casi como en una situación cercana a la esclavitud. Por ejemplo "Montevideo, de fundación reciente, se benefició de esa mano de obra forzada. Desde 1745, todos los ‘vagamundos y holgazanes’ que no salieran de Buenos Aires fueron desterrados al presidio y plaza de esa ciudad de la otra banda del río a ‘ración y sin sueldo por tiempo de 6 años’, así como los negros libres, mulatos e indios que se negaran a conchabarse para las cosechas" (p. 101).

    Bernand también nos habla del estatus que significaba tener un esclavo. "Los esclavos fueron el lujo en las ciudades hispanoamericanas, una ostentación de prestigio y de riqueza para el amo. Para las capas medias también fue una necesidad" (p. 107), puesto que para estos últimos el esclavo significaba muchas veces el sustento, pues era quien salía a ganarse el jornal. Si embargo, estas pautas señoriales de poseer una gran cantidad de esclavos domésticos para demostrar riqueza, según Bernand, se mantienen hasta la independencia. ¿Qué sucede entonces? La situación no era igual en toda América. La autora nos dice como variaba la esclavitud de un lugar a otro. Por ejemplo, en México, la esclavitud negra estaba casi extinta, en Perú producto de la tensión étnica con los indígenas y la cercanía de plantaciones a Lima, hacía que la esclavitud se mantuviera; en el Río de la Plata, por otras razones, en especial por ser zona de frontera, la situación del esclavo persistía. Sabemos que en Chile, la esclavitud rural se vio disminuida luego de la expulsión de los jesuitas, sin embargo seguía existiendo una esclavitud urbana. Como dice Bernand, es importante mostrar "cómo una misma institución arraigada en Hispanoamérica durante casi tres siglos evoluciona en función de los imperativos económicos y de los acontecimientos políticos excepcionales" (p. 110), y finalmente es abolida dentro del marco de las independencias de las colonias, sin embargo en momentos diferentes.

    Guillermo Feliú Cruz (La Abolición de la Esclavitud en Chile, 1942) se refiere a las iniciativas del partido Radical, en relación a la esclavitud y su abolición, los cuales en el año 1811, en la sesión del Congreso del día 11 de octubre, Manuel de Salas como secretario presenta el acuerdo tomado en donde se prohíbe la introducción de nuevos esclavos al país además de decretar que los hijos de esclavos que nazcan desde ese día en adelante son libres (p. 52). El autor hace notar que esta primera reforma legal en relación a la esclavitud viene del partido que en sus postulados de reformas no consideraba sólo el aspecto económico de una emancipación de la metrópoli, sino que también proponían ideales revolucionarios y libertarios, y reformas legales profundas en el país. Para 1823, el espíritu reformista del partido radical subsistía en el Senado, el cual se enfrentó en una dura contienda con el poder ejecutivo, liderado por Ramón Freire, con Mariano Egaña como ministro de Gobierno, quienes eran más partidarios de mantener los ideales coloniales y realizar algunas reformas más moderadas. "Ya las dos autoridades habíanse encontrado, como lo hemos recordado. (…)

    Ahora, con el proyecto de ley sobre abolición absoluta de la esclavitud, iba a producirse un conflicto más serio" (p. 112-113). El Senado finalmente envió su proyecto, redactado por José Miguel Infante, aprobado por unanimidad, con fecha 25 de Junio de 1823, en donde se le otorga a la libertad a todos los esclavos nacidos antes o después de 1811, y también los que pisen suelo chileno. A este decreto, se le sucede una disputa, que sin embargo termina en la promulgación de la ley por parte de Egaña, sin embargo, sufrirá algunas modificaciones, en relación, por ejemplo, a los esclavos extranjeros, que, o vengan con sus amos o bien se hallan fugado, los cuales no obtendrán libertad. A pesar de dar una detallada muestra de las discusiones en el gobierno en torno a la promulgación de la ley, Feliú Cruz no nos habla sobre la real situación de los esclavos luego de la promulgación de la ley de 1823, ni tampoco si los dueños fueron de alguna manera indemnizados. Lo más importante de recalcar, es que a partir de esta ley, según dice el "Derecho Público de Chile" (1828), artículo 12, inciso 1º, todos los nacidos en Chile, son iguales ante la ley, ya que en Chile no hay clase privilegiada (p. 168).

    John Rodríguez Astí ("El discurso abolicionista en la prensa peruana, 1800-1850, 2003) nos expone que en el caso peruano, "la abolición de la esclavitud fue un proceso cuya aplicación halló mucha resistencia en un mundo colonial en el que la mano de obra esclava era fundamental para la producción en las haciendas de la costa, y debido a ello tardaría más de un siglo en lograr su objetivo final." (p. 147). Según el autor, las discusiones en torno a la abolición y al otorgamiento de ciudadanía también a las castas, se venía dando desde fines del siglo XVIII, sin embargo era detenida por la mayoría moderada y conservadora que gobernaba en esos tiempos, los cuales mantenía un prejuicio y temor a las castas. A pesar de que se declaró libertad de los esclavos nacidos en la época de la primera independencia, con San Martín, y además a los que se enrolaran en el ejército, por causa de los interese de los hacendados, difícilmente esto se llevó a cabo. Rodríguez Astí nos dice que "esto se debió principalmente a que no era factible despojar a los hacendados, quienes habían apoyado económicamente la causa libertaria, de su fuerza laboral, y si se deseaba potenciar la agricultura costeña había que preservar la mano de obra" (p. 153). Unido a esto, existía en las clases altas un discurso racista, que hacía que se mantuvieran los programas conservadores.

    El autor, finalmente nos relata como se dio la abolición de la esclavitud definitiva en Perú, el año 1854. Nos dice que "más que por causas ideológicas o humanitarias, la tan esperada abolición se daría finalmente en una coyuntura de guerra civil que enfrentaba a dos bandos que se disputaban el poder político y que vieron en la manumisión y en la libertad definitiva un recurso para sus objetivos políticos" (p. 160). Luego de haber ganado los liberales, se declara la abolición de la esclavitud. Posterior a esta, se dio una encendida discusión entre propietarios y el nuevo gobierno. "Ello se debió principalmente al temor de los propietarios de perder la inversión que había representado cada uno de sus esclavos" (p. 162). Sin embargo, muchos de los que participaban en las tropas liberales o el la conformación del gobierno, eran propietarios de esclavos, y debían cumplir con el decreto, lo que en alguna medida facilitó e mantenimiento de la ley.

    Dolcey Romero Jaramillo ("Manumisión, ritualidad y fiesta liberal en la provincia de Cartagena durante el siglo XIX", 2005) nos plantea que una de las características principales del esclavo es su muerte social. El esclavo al estar atado como propiedad de otro ser humano, pierde las facultades naturales de libre, por lo que la manumisión significó un nacimiento a la vida social, a la libertad, y por ende el otorgamiento de esa libertad se vio reflejado en un acto solemne o "ritual de iniciación" (p. 126). Pese a que durante el período colonial existió la manumisión notarial (por gracia o rescate), al liberto en general se le negaban derechos, "las oportunidades y las posibilidades de existencia material de los cuales disfrutaban los hombres y mujeres libres de nacimiento" (p. 126). Sin embargo, aunque a partir de la república, se les da la libertad, parcial (libertad de vientre, libertad republicana) o definitiva, con la abolición de la esclavitud, eso no les garantizó el ejercicio pleno de los derechos de un ciudadano, como elegir y ser elegido. "En efecto, el manumiso, el nuevo hombre que nacía a la supuesta libertad, no era concebido como libre sino como liberto. Ya no era un esclavo, pero tampoco un hombre libre en toda su plenitud, condición que se tradujo en tener que arrastrar de por vida con la mancha indeleble o el costo social que significó ser descendiente de personas esclavizadas o él haberlo sido" (p. 126-127). El autor nos relata como en Cartagena y otras ciudades de la Gran Colombia, después del congreso de Cúcuta (1821), donde se declara la Ley de Vientres o Libertad de Partos, comienzan a hacerse efectivas las manumisiones, sin embargo no en el anonimato de las manumisiones notariales, sino en la festividad de la República, al puro estilo francés. Con desfiles y disfraces, se escogían a unos cuantos esclavos para ser manumitidos cada año, previo pago a los amos.

    Por la otra parte, según Romero Jaramillo, "la persistencia de la esclavitud después de la independencia puso en evidencia dos grandes contradicciones que no se correspondían con el espíritu y el ambiente supuestamente liberal que se respiraba luego de haberse destruido el Estado Colonial. En primer lugar, era contradictorio que aquellos que habían liderado la lucha para ponerle fin a la opresión española y librarse de ella continuaran propiciando el fenómeno de la esclavización. Por otro lado, se mostraba que la República no se había podido desprender y seguía amamantando en su seno muchas de las taras coloniales que, en su momento, fueron criticadas y combatidas por los líderes de la independencia" (pp. 132-133). Pese a esto, hay que decir que aunque la abolición no se promulga en todos los países hispanoamericanos en un mismo momento, como dice Bernand, tiene mucho que ver son la situación política y económica de cada región. Los países tropicales dependían enormemente de la mano de obra esclava, aún a mediados del siglo XIX, aunque cada vez menos, a diferencia de países como México (abolición de esclavitud 1829) o Chile, que su situación frente a los esclavos podría ser comparable, e incluso Argentina, pese a su condición de Puerto de entrada de esclavos en Buenos Aires. Pues no es lo mismo hablar de economías con esclavos que hablar de economías esclavistas. En estas últimas, los partidos y gobiernos liberales tuvieron que realizar luchas más fuertes en contra de la trata y de la continuación de la esclavitud misma, y realizar manifestaciones públicas que apoyaran este fin. Sin embargo, no hay que pensar que todas estas manifestaciones liberales eran inocentes y puramente altruistas. Romero Jaramillo nos dice que "en teoría, estos eventos públicos representaban la expresión de una sociedad de libres, en donde la elite y los esclavistas republicanos se mostraban poderosos y generosos ante el pueblo. Pero en ellos subyacía también la intención de enseñarle a los miles de esclavizados de la provincia de Cartagena que si eran obedientes, leales y sumisos podían recibir la libertad y que la protesta y rebelión, como en el pasado, no cabían en una sociedad republicana" (p. 134).

    Nelson Martínez Díaz ("La Resistencia a la abolición en los países del Río de la Plata", 1986) nos da cuenta de los mecanismos que se utilizaron en Buenos Aires y Uruguay, para evadir las leyes aboliendo la trata y dando la libertad de vientre a los esclavos negros nacidos después de 1813. Citando a Gastón Gori, dice que en la región de Santa Fe la agricultura en general la realizan esclavos, los cuales se encontraban en situación casi feudal de explotación, teniendo que entregarles todo lo producido al amo, sin remuneración alguna. "Esta situación se prolongó aún después de la abolición de la esclavitud, regulaba su práctica por disposiciones que escalonaban la liberación, que en algunas provincias no se produjo totalmente sino muchos años después de 1813" (p. 625). Uno de los mecanismos para burlar la prohibición de la trata era declarar que los negros llegados a puerto eran "colonos africanos" los cuales llegaban a formar parte de los negros en patronato, situación que se prolongaba hasta más o menos los 24 años. Se suponía que esta situación era un estado intermedio entre esclavos y libres, transformándolos en libertos. Martínez Díaz nos da aquí otra definición de liberto, distinta a la de Romero Jaramillo, quien definía liberto como un esclavo ya manumiso pero que no ostentaba todos los derechos de un hombre libre desde el nacimiento. Bajo el sistema de patronato, tenían que estar a cargo de un patrón, quien se suponía que le enseñaría algún oficio, y al cabo de un tiempo podía obtener la libertad. Esta situación que enmascaraba la esclavitud, aunque fuera de tipo temporal, nos da cuenta de la situación de transición en que se encontraban los esclavos desde la época en que se declara la libertad de vientres y abolición de la trata, situación extensiva a Chile, e incluso la situación indefinida luego de la abolición total de la esclavitud. Pues "en definitiva, durante la primera etapa del período independiente el negro esclavo seguía ocupando un lugar importante en el sistema productivo del Río de la Plata. Aunque muchos peones de las haciendas eran blancos, todavía numerosos estancieros continuaban utilizando para las tareas agrícolas y otros trabajos realizados en sus establecimientos" (p. 629).

  3. Análisis del proceso de emancipación en Chile:

  1. La Naturaleza de la esclavitud y la manumisión. La esclavitud desde la antigüedad se definía como la pérdida de la libertad de una persona a causa de su condición de deudor o de prisionero de guerra. En algunos casos podía ser hereditaria. El esclavo pasaba a pertenecer a su amo, quien disponía de él para su propio beneficio. Para obligarlo a hacer su voluntad, como trabajar muchas veces bajo condiciones infrahumanas, el amo podía utilizar el castigo físico y la violencia. La esclavitud tuvo relativa utilización durante la Edad Media europea, sin embargo en la época de los descubrimientos, se comenzó a esclavizar a personas provenientes de África, en especial cuando se hizo necesario obtener mano de obra en los territorios americanos. La esclavitud se tornó masiva, y gran cantidad de africanos llegaron a América a lo largo de poco más de tres siglos. El esclavo, según la noción clásica, moría socialmente, siendo la manumisión la manera de regresar a su natural estado de libertad. En América la manumisión fue un fenómeno que se dio desde el inicio de la Colonia, y obedecía, por una parte a la generación de lazos afectivos entre un amo y su esclavo, o a que existían leyes que protegían en ciertos aspectos al esclavo, el cual podía obtener su libertad por diferentes razones y medios. A pesar de que la esclavitud es una práctica vejatoria, reduce al mínimo la dignidad de la persona que la sufre, los africanos y afrodescendientes americanos lograron encontrar la manera de utilizar las pocas libertades que la estructura colonial les entregaba, como el uso de recursos legales o la pertenencia a algún grupo dentro de la Iglesia Católica. En muchos países, los afrodescendientes lograron una amplia manumisión, antes que se proclamara la abolición, y llegaron a pertenecer como agentes activos a la sociedad en donde se integraban
  2. Diferentes tipos de manumisión existentes en Chile para 1823. En Chile existieron dos tipos de manumisiones antes de la abolición: por rescate y por gracia. La primera forma se producía cuando una persona de la familia del esclavo o él mismo lograba pagar su libertad. La segunda, ocurría cuando el amo, por lazos que había generado con un esclavo, le otorgaba la libertad en vida, o dejaba estipulado en su testamento que su esclavo quedaría libre después de su muerte. Otra manera de acceder a la libertad, se dio durante la Independencia, no sólo en Chile, sino también en las otras colonias hispanoamericanas, cuando se instó a los esclavos a pertenecer a los ejércitos libertadores a cambio de su posterior manumisión. Sin embargo, siempre había maneras de frenar estas posibilidades por parte de los amos. Cuando un esclavo o un familiar quería comprar su libertad, muchas veces se tasaban a un precio mayor que el original, o en el caso de que un amo otorgara libertad a su esclavo en su testamento, los familiares del amo no hacían valer esa palabra, y para el caso del ejército, muchos amos ocultaron la participación de sus esclavos en la guerra, para no tener que liberarlos. Pero, a pesar de impedimentos que se realizaron para hacer valer las manumisiones correspondientes, en muchas ocasiones los esclavos obtenían su libertad. Por último, otro tipo de manumisión que surge luego de 1811, es la que se declara por concepto de libertad de vientres. Sin embargo, por la inestabilidad política de esos años, la gran parte de los nacidos luego de esa fecha, no se les reconoció su libertad, o tuvieron que quedar bajo el patronato de los amos de sus madres hasta edades indefinidas.
  3. Opiniones en Chile sobre la abolición de la esclavitud. Desde el comienzo del proceso de independencia, se dieron paralelamente las primeras iniciativas para la abolición de la esclavitud. Sin embargo, en un primer momento, este proceso no fue posible, por diferentes razones, ya sea de orden económico o social, o de orden político. Dentro del primer aspecto, tenemos que hubo quienes argumentaron que el liberar a los esclavos sería un serio perjuicio para los dueños de esclavos, quienes perderían un bien en el cual habían invertido, y por lo tanto era imperativo una indemnización, cosa que el gobierno incipiente no estaba dispuesto a sustentar, menos en las circunstancias de lucha independentista en las que se encontraba. Sin embargo, la idea estaba latente dentro de los más radicales, a pesar que muchos de ellos, si es que no todos, poseían a su vez esclavos, dado que eran gente de la elite. Por otro lado, los propios esclavos, se decía, vivían felices junto a sus amos, quienes les brindaban techo y comida, y muchas veces gran preocupación. Enajenarlos de sus amos para lanzarlos a una vida libre, era enviarlos al mundo de los vagabundos, lo que ocasionaría un grave problema social. Las razones políticas, iban de la mano con el apoyo que el gobierno de turno buscaba obtener, para ir en la búsqueda de sus objetivos. Si otorgar ciertas libertades y beneficios a los esclavos estaba dentro del marco de las ideas liberales que existían en ese entonces, había que hacer algo al respecto. Si embargo, no se puede pensar que todos los hombres ilustrados de la época buscaron tan sólo un beneficio político al momento de abogar por la libertad de los esclavos.
  4. Reacciones ante la abolición en Chile. Según lo investigado en periódicos y publicaciones del gobierno, la abolición de la esclavitud en Chile no fue un acontecimiento demasiado trascendente dentro de la opinión pública de la época. Puedo conjeturar las siguientes razones:

a. Para 1823, la cantidad de esclavos no era relevante en términos de mano de obra en relación a la población libre. Además que existían pocas personas que poseían más de dos esclavos, dado que en general eran demostración de riqueza y por lo mismo eran caros de adquirir, y por otro lado existía la posibilidad de acceder a mano de obra libre y temporal en los trabajos que requerían más brazos, como el agrícola.

b. En Chile la manumisión de esclavos se había estado dando de diversas maneras: manumisión notarial (gracia o rescate), manumisión a raíz de la libertad de vientre de 1811, y manumisión a razón de haber participado en el ejército libertador.

c. Para los empresarios (artesanos, comerciantes) y patrones de fundo les era más rentable mantener una cantidad de asalariados o personas atados a su trabajo por otras razones (deudas), los llamados peones, que cargar con la manutención y la responsabilidad legal de un esclavo (es importante hacer notar que en este caso la presión para trabajar, no venía de la violencia ejercida a través del castigo físico, sino del miedo del asalariado de quedar sin su sustento: terreno cedido, jornal; sumado a que existía la competencia con otros peones dispuestos a trabajar, ideas que tenían que ver con el capitalismo incipiente).

d. Se idearon maneras para que los dueños de esclavos pudieran seguir gozando de los beneficios del esclavo, y que el esclavo pese a su variación legal, siguiese siendo parte de la misma clase socioeconómica, como posiblemente fue la asimilación del esclavo al artesanado, al peonaje, o incluso a la masa vagabunda que se empleaba temporalmente, y que sin duda era mucho más económica para el empresario.

  1. Conclusión:

Durante el siglo XIX, se establecen ideas revolucionarias ligadas al racionalismo ilustrado de la Revolución Francesa, que estimulan a la emancipación de los esclavos, institución denigrante e insostenible para muchos. Este discurso surge como una necesidad hacia la incongruencia demostrada a partir de la independencia de las colonias americanas en contraposición con el esclavismo, que simboliza la pérdida de la independencia humana, ya que presupone a la existencia de individuos sujetos a otros individuos particulares, sin propio derecho ante la ley y el Estado, siendo la igualdad ante la ley uno de los requisitos básicos de las nuevas Repúblicas emergentes.

Dentro de la sociedad chilena se dieron iniciativas en este sentido, buscando la liberación de los esclavos desde su situación de sujeción, de manera que se establecieran como personas iguales ante el Estado. Las iniciativas se manifestaron, en los primeros intentos, con la declaración de libertad de vientres, para desembocar finalmente en la abolición. Estos procesos trajeron consigo disputas dentro del gobierno y la élite. Sin embargo esta liberación legal, no parece haber traído cambios sustanciales dentro de la sociedad chilena. En una primera revisión, la abolición no tuvo repercusión en la prensa de la época, y los reclamos se pueden rastrear más que nada en reclamaciones directas hacia el gobierno, o desacuerdos dentro de este último. Sin embargo un estudio más acucioso de la prensa, así como de los diarios oficiales del congreso y el senado, e incluso de fuentes literarias, podrían dar luz sobre asuntos como: cuales fueron las reacciones de la élite que poseía esclavos, y que tipo de indemnizaciones se les otorgó a los amos; cual era la visión del común de la gente frente a la supuesta igualdad de todos los hombres como ciudadanos, y si las ideas ilustradas fueron recogidas por otras personas que no fuesen de la élite, como los mismos negros. Además sería interesante investigar otro tipo de fuentes para verificar de qué modo la fuerza de trabajo manumisa o liberta se diversificó y de alguna manera desapareció durante el siglo XIX, y si en verdad las condiciones de trabajo mejoraron en algún sentido.

  1. El Redactor del Senado, Santiago, 1 y 9 de Julio 1823, Prensa, rollo P2, BNCH.

    La Aurora de Chile. Prospecto, Santiago, 13 febrero 1812, Prensa, BNCH.

    Otras fuentes (periódicos) de la época de la abolición en Chile en BNCH: El Mercurio de Chile, Santiago (1822-1823, P2); El Amigo de la Verdad, Santiago (1823, P2); El Despertador, Santiago (1823, P2); El Observador de Chile, Santiago (1823, P2); Redactor de las sesiones del Soberano Congreso, Santiago (1823, P2-P3); El Alcornoque, Santiago (1824, P3); El Amigo de los militares, Santiago (1823, P3); El Apagador, Santiago (1823, P3); El Corresponsal Imparcial, Santiago (1823, P3); Clamor de la Patria, Santiago (1823, P3-P17); Actas del Senado Conservador, Santiago (1823, P3); El Interrogante y respondiente, Santiago (1823, P3); El Nuevo corresponsal, Santiago (1823, P3); El Observador Eclesiástico, Santiago (1823, P3); El Tizón Republicano, Santiago (1823, P3); El Liberal, Santiago (1823-1824, P7).

  2. Fuentes:

  3. Bibliografía:

Bernand, Carmen, Negros esclavos y libres en las ciudades hispanoamericanas, Fundación Histórica Tavera, Sevilla, 2001, pp. 97-127. [fotocopia profesora]

Feliú Cruz, Guillermo, La Abolición de la esclavitud en Chile, Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago, 1942. [B. Ciencias Sociales, UCh]

Martínez Díaz, Nelson, "La Resistencia a la abolición en los países del Río de la Plata", en Esclavitud y Derechos Humanos. La Lucha por la libertad del negro en el siglo XIX. Actas del Coloquio Internacional sobre abolición de la esclavitud, coordinado por Francisco de Solano, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1986. [B. Fil.Hum., Uch.]

Rodríguez Astí, John, "El discurso abolicionista en la prensa peruana, 1800-1850: Una aproximación al tema", en Etnicidad y Discriminación Racial en la historia del Perú Tomo II, Publicación Instituto Riva Agüero, nº 204, Lima, Perú, 2003, pp. 111- 164. [libro profesora]

Romero Jaramillo, Dolcey, "Manumision, ritualidad y fiesta liberal en la provincia de Cartagena durante el siglo XIX", en Historia Crítica Nº 29, Colombia, 2005, pp. 125-147. [EBSCO: Fuente Académica].

 

Montserrat Arre Marfull

Junio 2007 – Chile

Partes: 1, 2
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