Descargar

Teoría y Clínica de las patologías generadas por el desamparo (página 4)

Enviado por jose cukier


Partes: 1, 2, 3, 4

En esta síntesis alguna erogeneidad suele caer fuera del esfuerzo totalizante y se resiste a la integración en un yo. Amenaza constantemente con irrumpir para desordenar la organización alcanzada, siempre parcial.

Es que la función de la identificación primaria, ésa nueva "acción psíquica", consiste en ganar un yo. Sobre éste recae la investidura libidinosa y de autoconservación.

Tal unificación erógena parece promovida por el empuje de las necesidades, de las pulsiones de autoconservación y las investiduras libidinosas narcisistas de los órganos en que se registran las grandes necesidades, y hecha posible tal vez por la sobre investidura de la piel como factor de cohesión de un cuerpo erógeno. Tales identificaciones primarias interesan al ser, al sujeto del yo, y su desarrollo implica que este yo alcanza el sentimiento de sí.

Ya indicamos que la identificación primaria ocurre en un vínculo con un objeto puesto (por proyección) en la posición de modelo o ideal para el yo, el cual pretende configurarse acorde con aquél. Si el yo supone alcanzar este cometido ocupa la posición sujeto, ocupación que se acompaña del desarrollo de un sentimiento de sí. En el modelo o ideal, en aquello que desea ser, el yo encuentra un promesa de su propia configuración por venir.

El modelo antes mencionado no está constituído por una realidad objetiva, un padre o una madre o un maestro que con sus rasgos confecciona o prefigura al sujeto, sino que es engendrado por un proceso proyectivo que plasma con una forma determinada a la sensorialidad.

En consecuencia, ciertos rasgos de las personas que rodean a un educando se vuelven eficaces en la medida en que constituyen soportes sensoriales que se corresponden con las exigencias proyectivas del niño.

La proyección en el ámbito sensorial constituye un recurso al que apela el yo para hacer conscientes sus procesos de pensamiento y de sentimiento, su espacialidad psíquica.

Posteriormente se reencuentra mediante el acto anímico identificatorio con aquello primariamente proyectado.

Con ello queremos decir que el yo se esfuerza por adueñarse de los procesos internos (afectos, pensamientos, como representantes psíquicos de las pulsiones) por medio de una técnica. Esta consiste en la proyección que configura un modelo en un mundo sensible, modelo al cual luego pretende asemejarse mediante la identificación.

Reiteramos pues que la eficacia psíquica de los estímulos contextuales, sobre todo de la educación escolar en un yo en constitución, deriva de que dichos estímulos se encuentran con un movimiento proyectivo, interrogativo en cuanto al propio ser, que proviene desde el yo. Posteriormente esos estímulos se incluyen en la identificación.

PATOLOGÍAS GENERADAS POR CAUSAS ENDÓGENAS EVOLUTIVAS-

INFANCIA los cambios pueden darse como resultado de la fatalidad del desarrollo y pueden ser de naturaleza externa o interna. Esta ultima a su vez psíquica o biológica.

Los cambios, como apuntamos antes, se acompañan de sentimientos de desamparo porque el yo esta inerme ante los mismos. Son inevitables-

Entre los cambios psíquicos como resultado de la fatalidad del desarrollo podemos considerar: el sentimiento de culpa, (3-1930a), la transformación de familiar en extraño, (3-1919h); la desaparición de la desmentida, (3-1927e); la coerción del placer en el juego con las palabras, (3-1905c). En éste último artículo Freud dice que el niño, tiene placer cuando experimenta jugando con las palabras, independientemente de sus sentidos. Posteriormente, cuando es estudiante no prescinde de ésta actitud como expresión de su rebeldía ante la coerción intelectual que le significa el estudio. Cuando es hombre maduro, en los congresos científicos, toma a burla los conocimientos adquiridos para compensar las nuevas coerciones intelectuales.

En el artículo "Sobre la psicología del colegial", (3-1914f), destaca la decepción de los padres producida por la educación, cuando el estudiante comprueba, en el encuentro con sus maestros, que su padre ya no es ni el más poderoso ni el más sabio. También la desestimación es un mecanismo normal de la infancia y que luego desaparece, (3-1918b).

Entre los cambios biológicos, podemos considerar la anticipación de la excitación pulsional respecto de la posibilidad de descarga, (3-1905d); la organización neuronal del sistema auditivo, que es anterior a la posibilidad de repetir motrizmente la palabra oída, (3-1891)

ENVEJECIMIENTO .Teoría. Introducción: El envejecimiento es un proceso dinámico que concierne al individuo en todas las etapas de la vida.

No tiene necesariamente relación con el concepto de trastorno o de enfermedad.

Asocia una multiplicidad de planos teóricos y de experiencias que en psicoanálisis se relacionan de manera diferente, cambiante, y a veces contradictoria.

Envejecer puede ligarse al tiempo y a una velocidad integrados de manera inestable que son vividos de forma diferente según cada quién.

-Freud, (1905a), postulaba que las personas que se acercan a la cincuentena, o la sobrepasan suelen carecer de la plasticidad de los procesos anímicos, y por otra parte también, porque el material que debería reelaborarse, prolongaría indefinidamente el tratamiento. Este concepto que podríamos llamar de acumulación de material que confiere poca plasticidad, como si se esclerosara, o de viscosidad libidinal, permite una de las tantas lecturas acerca del envejecer.

-Envejecer es una viscisitud libidinal en cuanto a su producción, aumento y disminución, distribución y desplazamiento, Freud, (1895b, 1905d, 1921c).

Con la edad la libido no disminuye sino, al contrario aumenta, (1895b), p. 102. En éste artículo, Freud lo afirma al decir que en el varón "[…] en la época de su potencia declinante y su libido creciente […]"; y también en "Leonardo…" donde dice que "[…] después de cumplidos los cincuenta […] no es raro que en el hombre la libido aventure todavía un enérgico empuje […]", Freud, (1910c), p. 124, (my italics).

-Es una fatalidad del desarrollo temporal, Freud, (1905d).

-Se vincula con el progresivo retiro de la libido de los objetos de amor, Freud, (1914c).

-En las "Conferencias…(1916-17), dice que con el correr de los años -"influencia crónica"-, se intensifica una falencia de lo que actualmente llamamos sistema inmunitario. Defectos en éste para destruir fragmentos tóxicos generados por el propio organismo.

-Es la adherencia libidinal a objetos perdidos, inferencia lícita a partir de lo dicho en "La transitoriedad", (1916a), p. 311; "[…] todavía somos jóvenes y capaces de vida cuando se sustituyen los objetos perdidos por otros nuevos, […]."

-Es un agotamiento de la fuente pulsional. Freud, (1923b), compara al Yo en su relación con el Ello como al jinete que rige y refrena la fuerza de su cabalgadura superior a la suya, y que, al igual que el jinete, se ve obligado alguna vez a dejarse conducir a donde su cabalgadura quiere.

-Max Schur, (1972) p. 568, cuenta la carta que Freud le envió a Lou Andreas Salomé en Mayo de 1925, refiriéndose a las sensaciones que aquel registraba en su ancianidad. Le escribe a su amiga "[…] A mi alrededor se va formando lentamente una costra de indiferencia […] Constituye un desarrollo natural, una forma de comenzar a ser inorgánico. Creo que le llaman "indiferencia de la ancianidad" […] falta una especie de resonancia […]".

-Es la sustitución de la represión de las representaciones por un juicio, Freud, (1925h).

-Es la liberación y transporte del pasado a un presente esperando el porvenir, Freud, (1937c).

-Una acumulación de pérdidas con la edad y al "[…] agotamiento de la capacidad receptiva -una suerte de entropía psíquica- […]", Freud, (1937c), p.244.

-Es un destino del apego, Bowlby, J. (1969).

-Una etapa del desarrollo (¿post-genital?), Gagey, J. (1992).

-Un enriquecimiento de la personalidad con la maduración, (como los quesos y los vinos), H. Péquignot, (1981).

-Un enriquecimiento por la elaboración de los duelos,- Cesio, Alvarez de Toledo, Mom, Schlossberg, Storni, Morera, Evelson-,

(1963).

-Es no disponer de viejos ante sí, solo de su memoria; tener jóvenes que tienen proyectos de los cuales no disponemos y cuya realización será una incógnita para nosotros.

El concepto, como un pájaro revolotea por la fronda del psicoanálisis de una figura a otra. Recala en todas las problemáticas, su materia se dispersa y se va transformando, sostenido por la idea del tiempo.

El envejecimiento desde la perspectiva temporal.-Sendero del antes y el después; la actualidad y el recuerdo; el recuerdo y el olvido; los espacios dentro-fuera; la certeza y la duda.

*Consideraciones previas acerca del tiempo desde la perspectiva psicoanalítica. Algunas citas Freudianas.

El tema de la temporalidad tuvo múltiples alusiones en Freud.- La relación entre filo y ontogenia-la teoría de la fijación pulsional- la regresión pulsional y del yo-la vinculación entre repetición y recuerdo-la temporalidad inferida en la construcción,-las fases de la evolución libidinal- la estratificación sucesiva de las huellas mnémicas, (Carta del 6 de Diciembre de 1896 a Fliess; donde le habla de la estratificación de los rastros mnémicos, que experimentan un reordenamiento como una forma de transcripción)- la articulación en la fantasía entre pasado, presente y futuro- "[…] el […] carácter temporal es sin duda escencial para el distingo entre la actividad en lo preconciente y en lo inconciente (1895c, 1897, manuscrito M)-La articulación de las huellas mnémicas por simultaneidad (pasividad y actividad), analogía y causalidad, (1900a). El criterio de simultaneidad implica, no so-lo un enlace de huellas mnémicas, sino una forma de tramitar la necesidad urgente de descarga pulsional, (1901b);(1914c)-La cualidad de lo transitorio, que tiene su valor en el agotamiento para siempre de la belleza del humano rostro en el tiempo, (1916a)-En "El Yo y el ello", (1923b), asumía que Eros, por oposición a la pulsión de muerte tiene por fin complicar la vida-En "Nota sobre la pizarra mágica", (1925a), supone que el funcionamiento discontinuo de la percepción constituye la base de la idea del tiempo, (1933a, conf. 31). La discontinuidad es fundamental en la producción anímica del tiempo, y deviene del movimiento pulsional de investidura periódica y la desinvestidura posterior.

Con la investidura surge la conciencia, Freud, (1895) y la conciencia desaparece, cuando la investidura se interrumpe. Dinámicamente, entonces, el flujo, y reflujo libidinal, que genera la discontinuidad, necesita de dos lugares diferentes como requisito. A su vez este movimiento, es resultado de la tensión devenida de las relaciones intercelulares.

En fin que la complejización estructural preserva a la célula de la muerte tóxica en sus propias deyecciones, (1920g) y conlleva la complejidad, que deriva en tensión, que deriva en flujo, que deriva en ciclo, que marca el tiempo. Es comandado por Eros en oposición a la monotonía que manda Thanatos.

En la conciencia hay un doble registro, el pulsional como afecto; y el registro mundano como impresión sensorial. En la constitución intrapsíquica del tiempo, es importante no sólo la captación de las diferencias sino la velocidad. La velocidad y sus diferencias genera el pasaje de la lógica de la simultaneidad, a la analogía donde impera la palabra, y con lo cual cada erogeneidad tiene su especificidad. La velocidad incluye el concepto de duración que es producida por la complejización de distintas velocidades (afectivas y sensoriales), y la velocidad sensorial se significa desde la afectiva.

Desde la perspectiva temporal, el envejecimiento puede ser entendido como la progresiva instauración del borramiento entre un sistema de representaciones y otro sistema por venir. El lugar de integración del saber y la constitución de la historia; el instante de síntesis del pasado con un proyecto que va dejando de ser tal, por obra de un pensamiento fundado en la historia.

El yo que envejece registra e intenta armonizar la idea de lo probable con el sentimiento de posibilidad, lo fortuito que genera sorpresa con el acontecimiento pasado. A cada instante éste pasado sufre reorganizaciones que dan por terminadas las ideas de verdad. La reorganización consiguiente se manifiesta como una revelación, un dato nuevo que asegura, o no, una más acabada significación. La toma de conciencia posterior exige una reelaboración que conduce a una puesta al día. Así visto, el envejecimiento es, paradojalmente una actualización progresiva e incierta.

Mitos, religiones, escrituras, huellas infantiles, suelen cobrar actualidad con el envejecer y dirigen la relación del yo con sus ascendientes y descendientes.

Los vínculos con el mundo se van procesando según el sentimiento oceánico, Freud, (1930a). Con una sensación de "ser-uno-con-el-todo", semejante a una fase temprana del sentimiento yoico, del restablecimiento del narcisismo ilimitado.

El aparato mental dispone de experiencias potenciales, Breuer y Freud, (1895), que el envejecimiento, creatividad y modulación de las cargas mediante, (1933a, conf.31) está en condiciones de revelar. La representación coexiste con un fin, y entraña la necesidad de conjugar incertidumbres; éstas son las responsables de la capacidad potencial. Representación, anticipación y juicio equivalen a la represión de las representaciones,(1925h).

El índice de realidad que distingue percepción de representación, se conquista con la maduración del aparato.

La vigencia del envejecimiento garantiza la atención y el poder de anticipación. Ambos a su vez mantienen la continuidad del envejecimiento que, a la vez de conformarla categoría actualidad/recuerdo, va constituyendo la diferenciación espacial afuera/adentro, referencia sustancial de la vida psíquica.

El aparato psíquico se despliega y vive en el espacio a través del ritmo temporal generado por los encuentros. El paso del tiempo es marcado por las pequeñas ausencias, separaciones, pérdidas y duelos que dan vida a la interioridad. Este es un concepto estructural y dinámico, en el cual el tiempo vivido, sentido, da realidad al sentir.

El errar aprendiendo y aceptando el paso del tiempo; ligando y vertebrando transitar y ausencia, forma parte de la aventura del envejecimiento.

La mudanza de la incertidumbre a la verdad y su inversa, se constituyen sobre los ejes de la relación placer-displacer, incertidumbre-verdad, apoyados en el tiempo que les va dando materialización. Recordemos la "Carta a Romain Rolland… Freud, (1936a); "[…] Una se comportó como si […] se viera obligada a creer en algo cuya realidad le parecía incierta […] y ahora ya no le asombrará a usted que le recuerdo de la vivencia en la Acrópolis me frecuentara desde que anciano yo mismo […]", p. 214, 221, (my italics). Por la vía del recuerdo, el texto habla de la relación de Freud con la duda. Esta se debe a la incertidumbre que su realidad cultural le posibilitaba. Luego, cuando viaja, a Grecia la experiencia le permite verificar aquello que la cultura enseña y así reducir la eventualidad.

Lo que antes era proyecto, pensamiento, es legalizado por el envejecimiento que le permite la verificación a través de la experiencia. Luego, viejo, ya no puede viajar y certificar lo que la cultura enseña.

En "Nota sobre la 'pizarra mágica'", (1925a), Freud genera la impresión de un correlato muy preciso de la imagen con su objeto aunque aclara que "[…] la pizarra mágica no puede "reproducir" desde adentro lo escrito […]", p.246.

Según este modelo las dificultades de la memoria serían la consecuencia de una falla material (que puede serla). Pero no contempla los trastornos mnémicos frecuentes en el envejecimiento, producto de la distribución de la atención.

La atención se constituye cuando no hay concordancia entre las cargas pulsionales del deseo y las percepciones, Freud, (1950a [1887-1902]).

La memoria que envejece sufre alteraciones que el concepto de paraexitación podría dar cuenta. El aparato distribuiría la atención fragmentariamente de manera secuencial, con la finalidad de evitar sobrecargas, en una distribución cuyo origen permanece desconocido.

El envejecimiento desde la perspectiva de su vinculación con las fuentes pulsionales.

Otro de los caminos a trabajar en la metapsicología del envejecimiento, se relaciona con las transformaciones en el ello, que es el sustrato mismo de lo que sucede en el psiquismo. El sujeto es regido por el destino de su libido, y el envejecer afecta la aptitud para usufructuar su traducción psíquica. La modificación pulsional está ligada a cambios en las fuentes, Freud, (1915c), unida a cambios químicos, que junto con las tramitaciones orgánicas y de vínculo con el medio, van dejando marca.

Heinz Kohut, (1969, T. XXVl, N2, p.398.), nos dice que; "[…] el control final del jinete sobre su montura, quizás haya contado con la ayuda decisiva de que también el caballo ha envejecido […], en lo relativo a los poderes supremos de la naturaleza, todos somos 'jinetes domingueros', […]". Se refiere a lo dicho por Freud, (1923b), donde el compara al Yo en su relación con el Ello como al jinete que rige y refrena la fuerza de su cabalgadura superior a la suya, y que, al igual que el jinete, se ve obligado alguna vez a dejarse conducir a donde su cabalgadura quiere.

Hay dos tipos de cambio en las fuentes pulsionales:

I. Causas preparadas filogenéticamente.

I.a. Causas de la especie.

Freud, (1905d) sostiene (refiriéndose a los factores temporales) que "[…] la génesis de ésta propiedad humana habría que buscar-la en la historia primordial de la especie […]", y agrega que "[…] La secuencia en que son activadas las diversas mociones pulsionales […] parece filogenéticamente establecidas […] Ni siquiera podemos indicar la procedencia de esas complicaciones temporales de los procesos de desarrollo […]", p. 241.

La pulsión genital deja de tener hegemonía. Suele sufrir una caída que no afecta la posibilidad de crear, ésta se mantiene y aún puede ser convocada. Otras pueden tomar importancia (por ejemplo la ambición).

I.b. Factores hereditarios.

En estos factores tiene influencia la herencia familiar (no de la especie). En cuanto a la herencia cultural, o "razón de la humanidad", Freud, (1918b), queda el interrogante si en ésta no participa la eficacia del instinto, es decir de una predeterminación congénita.

II. Causas vinculadas con el contexto.

II.a. Aspectos generales. Para estas causas voy a citar una defensa escasamente desarrollada por Freud. Me refiero a la defensa inmunitaria. Alude a la misma en las "Conferencias…. (1916-17, conf.24), y dice que "[…] por su propiedad de influir sobre todos los sistemas de órgano y todas las funciones, las neurosis actuales testimonian una inequívoca semejanza con los estados patógenos generados por la influencia crónica de materias tóxicas extrañas y por el brusco retiro de ellas […]", p. 353, (my italics). Con el correr de los años ("influencia y brusco retiro"), se intensifica una falencia de lo que actualmente llamamos sistema inmunitario. Defectos en éste para destruir fragmentos tóxicos generados por el propio organismo. Refiriéndose a la enfermedad de Basedow Freud señala que en ésta, la acción es debida a materias tóxicas, pero no a unas toxinas que se introducirían en el cuerpo como agentes extraños, sino que son engendrados por su propio metabolismo. Freud sostiene que en la enfermedad de Basedow, a diferencia de las neurosis actuales, hay exceso de toxinas químicas no sexuales. Posiblemente éstas, estarían ligadas a los trastornos inmunitarios y de autoconservación. En "Más allá del principio del placer", (1920g), sostiene que tenemos que aceptar que todo lo viviente, muere por fundamentos internos. Los productos del propio metabolismo poseen éste efecto conducente a la muerte y el organismo sucumbe por muerte natural. Esta es producida por insuficiente alejamiento de los productos de su propio metabolismo.

En el artículo "Sobre psicoterapia", (1905a [1904]), dice que las personas que se acercan a la cincuentena, o la sobrepasan suelen carecer de la plasticidad de los procesos anímicos. No están en condiciones de "ser educados" y por otra parte también, porque el material que debería reelaborarse, prolongaría indefinidamente el tratamiento. Este concepto es el que se conoce como perelaboración, que implica un cambio de significación, y no sólo movilización de cargas. Pero éste concepto que podríamos llamar de acumulación de material que confiere poca plasticidad, como si se esclerosara, o de viscosidad libidinal, permite entender que es envejecer. Envejecer se vincula con la acumulación de material en la línea de marcas erógenas difíciles de procesar, particularmente de cicatrices originadas en heridas narcisistas. La viscosidad de la libido (1905d, p.221-2; 1915f, p.259; 1916-17, p.310; 1918b, p.105;; 1937c, p.243; 1926d. p.149-50; 1930a, p.105.; 1940a, p.182;) designa un carácter pegajoso, pastoso, adhesivo (Haftbarkeit), con capacidad de fijación (Fahhigkeit zu fixierung), inerte (Tragkeit).

Freud, (1920g), sostiene que la pérdida del amor y el fracaso dejan como secuela una cicatriz narcisista, que es el más poderoso aporte al frecuentemente "sentimiento de inferioridad".

Las pulsiones de autoconservación, imponen el camino de ir obedeciendo de una manera particular, a la tendencia al retorno a lo inorgánico. El camino de este retorno, es el camino de lo tóxico, por la imperfecta eliminación de las sustancias nocivas que se acentúa con el tiempo.

De todas maneras, éstas discusiones sobre los mecanismos de envejecimiento, son los conceptos actualmente disponibles pero no darían aún "explicación" cierta sobre el envejecimiento.

II.b. El problema de la éstasis de autoconservación.

La éstasis de la pulsión de autoconservación es resultado de la falta de procesamiento motriz y psíquico de la misma.

El procesamiento motriz tiene lugar con la acción específica, y el procesamiento psíquico con el juicio de atribución, el de existencia o el juicio que diferencia interno de externo.

Freud, (1926d), establece una relación entre el dolor orgánico y la éstasis. A raíz del dolor corporal se genera una investidura narcisista elevada del lugar doliente del cuerpo. Esa investidura aumenta cada vez más y ejerce sobre el yo un efecto de vaciamiento. El paso siguiente y extremo, sería la inversión de la autoconservación. Freud, (1940a), sostiene que hay personas en quienes la pulsión de autoconservación ha experimentado un trastorno (la traducción más acertada podría ser inversión), y parecen no perseguir otra cosa que dañarse y destruirse a sí mismos. El dolor, es entendido por Freud en términos cuantitativos; grandes magnitudes de exitación irrumpen en el aparato psíquico. Cuando la cantidad, supera la posibilidad de ligadura, queda abolida la conciencia. Para que surja vivencia de dolor, la tensión irrumpiente debe ser soportable. Ciertamente que gritar, implica una tendencia expulsiva, pero el dolor es anterior, y la libido narcisista se desprende en un esfuerzo por realizar una contrainvestidura, que se da automáticamente y conduce a un empobrecimiento pulsional global. Freud sustituye el concepto de "descarga interna" por el de "hemorragia interna" que alude a un estado de pasividad, y de inermidad, de desamparo del yo real primitivo. La energía de reserva que se pierde, es energía del yo destinada a la realización de acciones específicas.

Las perturbaciones en las pulsiones de autoconservación derivan de una tentativa de defensa ante una herida narcisista.

Merced a la hemorragia de autoconservación, la capacidad desintoxicante y trófica va siendo desgastada por el dolor.

Freud, (1926d), dice que en la infancia son característicos el desvalimiento motor y psíquico. Ante la situación traumática, frente a la cual uno está desvalido, conciden el peligro externo y el interno. Acá se liga desvalimiento con situación traumática, sea que el yo vivencie en un caso un dolor que no cesa, o en otro una éstasis de necesidad que no puede hallar satisfacción. La situación económica es, en ambos, la misma. El desvalimiento motor encuentra su expresión en el desvalimiento psíquico.

Resumiendo: la vida provee situaciones traumáticas que producen dolor, que llevan a la éstasis de autoconservación. Con ello, y al mermar la posibilidad desintoxicante, se constituye en otro factor más de envejecimiento. Envejecimiento entendido como la crescencia de residuos cada vez más difíciles de procesar, que alteran la ecología intracorporal.

Secundariamente la libido sufre alteración en su tramitación y surge el desvalimiento psíquico. No hay investimiento de nuevos proyectos, alternativas para la identificación, el goce en el amor y en el trabajo.

Algunas pocas palabras acerca del dolor psíquico, que en éste período tiene una peculiaridad. Se expresa como la disminución del sentimiento de sí.

El dolor psíquico requiere previamente una investidura de nostalgia de un objeto que no coincide con el registro perceptual. Esta ausencia, se constituye como una herida para la libido narcisista. Hay un aumento de tensión libidinal, que inviste el lugar del registro de la ausencia, y por cuya herida se pierde tensión. Se genera una especie de recogimiento, Freud, (1887, Manuscrito G), debido a una hemorragia interna. Esta pérdida puede predisponer a la enfermedad psicosomática, -tan comunes en el envejecimiento- por pérdida de autoconservación con vaciamiento yoico y con ello se pierde la capacidad de desintoxicación, coadyuvando como otro factor más de envejecimiento.

El envejecimiento desde la perspectiva tópica.

Se le preguntó a Sófocles si la edad le permitía aún disfrutar de los placeres del amor, y Sófocles respondió, "[…] has de saber que todos los días hallo nuevos encantos en la conversación a medida que los placeres del cuerpo disminuyen y me abandonan […]". (diálogos entre Céfalo y Sócrates. Platón, República l). La libido despliega un movimiento signado por la creación de agregados de complejización creciente que Thanatos desorganiza. Lo singular de una fase del desarrollo no es solo la investidura de una zona, sino también el despliegue de una organización mental. La estructuración del psiquismo tiene, clásicamente, su colofón en la genitalidad. Culminaría con la carga pulsional de la función genital y la elección de objetos no narcisistas. Quiere la teoría clásica que más allá de ésta organización pulsional no exista otra que ofrezca apoyatura en un salto progresivo. La vida psíquica se construye con una progresiva apertura hacia los otros. Para ello la genitalidad ofrece un apuntalamiento privilegiado.

No obstante, la alteridad así descubierta, se continúa más allá de la genitalidad con el intercambio de palabras que van anudando relaciones distintas. Así como la estructuración mental se apuntala en relación con el cuerpo y sus funciones, las representaciones mentales creadas y catectizadas en el curso de la mentalización, con capacidad de dar apoyatura y producir efectos específicos, es por lo menos concebible. Sustenta la posibilidad de una fase más allá de la genital, ¿la postgenital?, que deviene con el envejecimiento; Paul-Laurent Assoun, (1983), p. 172.

Sin embargo, ocasionalmente, de manera coincidente, excluyente o alternativa, se produce con el paso del tiempo una fragmentación de la erogeneidad global del cuerpo.

Algunas zonas se hacen más erógenas que otras hasta adquirir una primacía parcial por sobre el resto, por ejemplo la prevalencia oral puede anular otras satisfacciones libidinales posibles.

En la carta del 16 de Diciembre de 1917 a Fliess, Freud que tenía 61 años y nueve meses, le dice; "[…] de hecho no hay nada extraño en que un hombre de mi edad note la inevitable decadencia gradual de mi persona […] trabajo espléndidamente todo el día […] y apenas puedo controlar mi apetito, pero ya no gozo del sueño como solía […]", (my italics). (Schur. op.cit. p.469).

La caída progresiva de la pulsión genital que reagrupaba las pulsiones parciales, determina que éstas recobren su autonomía apuntaladas por la pulsión de autoconservación y una parte del narcisismo. Presenciamos una verdadera desunión de las pulsiones y por tal motivo es que la exitación somática -no sexual- es pasible de hipertrofiarse, Freud, (1895b, 1910c).

El psiquismo luego de cierto umbral va a encontrarse desbordado y en estado de insuficiencia relativa. En la mujer cerca de la menopausia, Freud, (1937c) el "[…] domeñamiento de la pulsiones […] fracasa y se llega a refuerzos pulsionales en virtud de influjos colaterales recíprocos de las pulsiones. El resultado es que se evidencia "[…] el poder incontrastable del factor cuantitativo […]", p. 229.

En el "Esquema…, Freud, (1940a), sostiene que "[…] este proceso no siempre se consuma de manera impecable […] han preexistido fijaciones de la libido a estados de fases más tempranas, cuya aspiración independiente de la meta sexual normal, es designada perversión […]", p. 153. Estamos en el capítulo de las perversiones seniles.

La tarea de la libido es volver inocua la pulsión destructora y la desempeña desviándola hacia afuera, "[…]. Recibe entonces el nombre de pulsión de destrucción, pulsión de apoderamiento, voluntad de poder […]", Freud, (1924c), p. 169. Ninguna otra técnica de conducción de la vida liga al individuo tanto a la realidad como la insistencia en el trabajo, Freud, (1911c, 1930a). Cuando el contexto social va impidiendo la tramitación de la violencia mediante la inserción laboral, y éste no deviene de una forma genuina de tramitación pulsional, la imposibilidad de ligar la pulsión deviene en degradación y retorno al sadomasoquismo intrasomático. Este es un determinante capital en el envejecimiento. "[…] Si se me consiente alguna imprecisión, puede decirse que la pulsión de muerte actuante en el interior del organismo -el sadismo primordial- es idéntica al masoquismo […]", Freud, (1924c), p. 170. Cuando el sadomasoquismo es intracorporal surgen los diferentes caminos del enfermar originados en la menor ligadura posible de la pulsión de muerte.

La mayor o menor capacidad para el procesamiento de la pulsión, se vincula con los distintos elementos que participan en el envejecer personal (filogenia, familia, herencia y factores individuales). Dentro de los últimos interesa la forma de tramitar los traumas, Freud, (1892), "[…] Los traumas psíquicos […] desempeñan un gran papel en el desarrollo de la afección […]", p. 174.

Thanatos, como fuerza que se suma a Eros se va diferenciando.

La agresividad, diferente de la destructividad porque incluye la idea de cercanía y comunicación, da paso a la destructividad, que es antisocial y no presta fuerza.

La incipiente defusión que se va instalando acaba por hacerse completa, pulsiones de vida y muerte se separan. El fin se preanuncia con una suerte de "agonía libidinal", M. Dacher y M. Weinstein, (1979).

Ciertamente que la observación corriente de la economía psíquica subraya una retracción libidinal de los objetos, con pérdida de interés por el mundo y movilización sobre el Yo y el cuerpo.

Pero cabría plantearse si tal agotamiento no es solo aparente. Es decir, no es que se trata de una cantidad estática que nos es dada, sino un producto renovable en los redes de intercambios (apegos) que plantea la vida.

La posibilidad de intercambios tiene una vulnerabilidad dependiente de las series complementarias de cada quién y de las servidumbres del yo. Es tentador y explicativo sustentar que el debilitamiento psíquico sigue el camino de lo somático. Pierde la capacidad de sistema abierto y reduce sus intercambios, se cierra y se destruye en un autoconsumo de recursos internos; a partir de éste momento necesariamente agotables, Freud, (1916-17, 1920g). Pero si pensamos que somos escencialmente deseantes y anhelantes, Freud, (1910c), la reducción de los intercambios no es de orden económico sino de sentido. Entonces la decadencia de los intercambios en el envejecimiento no es una necesidad; en todo caso la estructura subyacente va a regir la forma del esquema de intercambio con los objetos.

La única necesidad es la de la muerte.

Resumiendo. El envejecimiento es un proceso que se despliega en el devenir temporal.

Modifica las condiciones intrínsecas y la funcionalidad de todo cuanto existe. En los seres vivos culmina con la muerte y tiene modalidades genéricas que son las siguientes: universalidad, progresión, causalidad intrínseca, deterioro.

Es el trayecto, en un sendero, en un espacio de mutación de las identificaciones en el que se fusionan la leyenda, la ilusión, la magia y la lógica con hitos de olvidos y recuerdos.

Camino que con el tiempo lleva de la duda, la angustia y lo inesperado a la certeza y la prudencia. Camino en el que se va diluyendo el emprendimiento pero no el desear. Camino de duelo por los objetos y el cuerpo, por el narcisismo envuelto de su omnipotencia infantil.

Del duelo que esperamos que otros hagan cuando la muerte venga a clausurar el destino.

Es una prueba irrefutable de realidad para todo sujeto.

Es un trabajo que se realiza sobre un objeto, ni interno ni externo, entre lo subjetivo y lo social, ¿transicional? (próximo a él pero sin movilidad, maleabilidad, ni capacidad de desaparecer del psiquismo sin huella).

Carga libidinal que se elabora, perelabora y progresa, y a medida que se acerca al término ese objeto del envejecer se reduce y se arruga. Luego de soportar la vida.

Devenir de itinerario azaroso con presencias y ausencias, entre el narcisismo y la alteridad, el placer y el dolor, el mundo de la vigilia y el mundo del dormir y el soñar.

Aceptando la idea de un "cuerpo sexuado y un cuerpo tumba", (S. Resnik, (1991), con sus confines, y asumiendo los límites del espacio vital. Adquiriendo un espacio interior con profundidad y volumen que albergue la capacidad de pensar, ilusionar, soñar, crear, extraviarse, reflexionar con emoción y luminosidad.

Epopeya dolorosa y fascinante.

Clínica del envejecimiento. Clínicamente el término envejecimiento ha de distinguirse de senectud -senescere- (envejecer), aspecto normal; senilidad -senilis-senex- (anciano), aspecto patológico del mismo proceso.

La Organización Mundial de la Salud, determinó a los 65 años como el momento de iniciación de la vejez, y "envejecimiento" al período que comprende entre los 55 y los 65 años.

Esta concepción artificial tiene sus variaciones culturales, históricas, sociales e individuales. Es una época de síntesis y creatividad, con realizaciones sociales y personales, de producción científica, política, intelectual, industrial o militar; con puestos de poder, influencia y responsabilidad de decisión.

Suelen observarse un conjunto de rasgos que dan singularidad a ésta etapa.

Algunas manifestaciones clínicas más comunes y su justificación.

-Modificaciones del dormir. La fisiología, la clínica y la gerontología, más las descripciones subjetivas de pacientes, señalan una lenta disminución de la cantidad de horas de dormir a medida que avanza la edad.

Puede mantenerse la duración a expensas de la profundidad, Auffret, M (1960); Clement y Bourliere. F, (1960). Como hay una cierta fractura en el poder de la pulsión genital de subsumir a las demás, la pulsión parcial, va cobrando autonomía y eficacia. Al no ser suficientemente procesada se convierte en intrusiva e intoxicante.

Las pulsiones parciales, débilmente sintetizadas, quedan prestas a recobrar autonomía por razones económicas. La pulsión parcial autónoma, adquiere carácter tóxico y puede aparecer proyectada en la exterioridad, volviendo como objeto amenazante. Ante éste el yo se encuentra inerme y para defenderse debe permanecer despierto, con violencia muda e impotente.

Como la pulsión es activa para el psiquismo y este es pasivo, emerge del desvalimiento gracias a una actividad perceptiva respecto del mundo, en la que participa un segmento motriz, (1950a [1887-1902]). Así estamos en presencia del insomnio. Freud, (1937c) dice que en la mujer cerca de la menopausia, y en el hombre desde mi punto de vista también, el domeñamiento de las pulsiones fracasa, y se llega a refuerzos pulsionales en virtud de "[…] influjos colaterales recíprocos de las pulsiones, y que es incontrastable el poder del factor cuantitativo en la causación de la enfermedad […]", p.229.

Debo destacar, una natural, normal y sana disminución del dormir ligada a una menor necesidad de reajustar los "relojes biológicos" porque hay mejores transacciones en la triple servidumbre del yo. Esto último se desprende de lo dicho en "Más allá…", (op.cit.), donde recuerda que en épocas de mayor madurez, el imperio del principio del placer está mucho más asegurado. Asimismo, el dormir puede ligarse a la muerte. Freud, (1928b), decía que Dostojevsky solía dejar notitas diciendo que temía dormirse de noche y caer en un estado de muerte aparente.

Al penetrar en los niveles profundos del dormir, se pierde el sentimiento de individualidad y con ello el yo tiene sensación de peligro, el que es experimentado como anticipación de la muerte. "[…] Sin embargo Eros, permite el estado de reposo, transformando el impulso de reposo en deseo placentero de dormir, y ofrece como premio, el retorno al vientre materno, […]". L. G. Alvarez de Toledo, (1951, p. 153).

Con el insomnio queda interferido el proceso normal de desintoxicación que produce el dormir. La intoxicación devenida, crea tensión vital pero a través de un síntoma, sustituyendo la vitalidad de los procesos pulsionales por estímulos dolorosos tensionantes que vienen del mundo. Tensión que es una manera de defenderse del principio de inercia.

-La modificación subjetiva del pasaje del tiempo. "[…] El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego […]". Jorge Luis Borges. "Nueva refutación del tiempo".

En el envejecimiento la perspectiva del tiempo comienza a ser tomada más en función de lo que falta por vivir, que el que ha transcurrido desde el nacimiento. Surge la conciencia de la finitud, marcada por el crecimiento de los hijos y la muerte de los padres. ¿Porque la sensación subjetiva de que el tiempo de vida pasa más rápido? y contrariamente el tiempo cotidiano parece lento con sentimientos de aceleración e impaciencia.

Intentaré dar respuesta metapsicológica a estos interrogantes.

a) La caída de la energía de reservas, es autopercibida y proyectada en el tiempo vital, y en consecuencia hay "menos tiempo por delante para vivir". Proyectada en el tiempo cotidiano surge el sentimiento de la falta de tiempo diario.

b) La disminución de Eros, conlleva la menor capacidad de ligar la pulsión, Thanatos cobra preeminencia con aceleración de la descarga inmediata. La urgencia de descarga proyectada en el tiempo genera la sensación de que "el tiempo pasa más rápido", y en el tiempo diario surge la sensación de que "se me voló el día."

c) La caída de la pulsión genital, se liga a la caída del placer que se articula con los ritmos, Freud, (1905d). La aceleración de los ritmos, produce el acortamiento de los ciclos, y la disminución del espacio temporal entre éstos, proyectado en el tiempo potencia el sentimiento de que el "tiempo pasa más rápido". La aceleración se vincula con la menor posibilidad de sostener una erogeneidad sin descarga.

d) La autopercepción de la aceleración, crea la sensación relativa de que las cosas pasan más lentamente en relación al tiempo propio, con sentimientos de impaciencia.

e) Con la caída de Eros, y la menor capacidad de ligar la pulsión, ésta se acumula y hay intoxicación la cual estimula la descarga, que potencia la ya producida por la pérdida del ritmo.

f) Las pulsiones sexuales son las que menos urgencia tienen para descargarse, ésta falta de urgencia es la mejor resistencia a la pulsión de muerte. La pulsión de autoconservación, tiene urgencia de descarga y esto determina la menor resistencia a la pulsión de de muerte.

-Creatividad y rasgos de carácter. En la tercera posibilidad de organización que describe Freud, (1940a), agrega que las investiduras libidinales "[…] experimentan una aplicación diversa dentro del yo, forman rasgos de carácter, padecen sublimaciones con desplazamiento de meta […]", p.153, (my italics). Así nos encontramos en el capítulo vinculado con la aparición de los hobbies, o de otros intereses que fueron desarrollados anteriormente durante la vida, y que van cobrando valor diferente según el punto de fijación de que se trate.

En cuanto a los rasgos de carácter, solo diré que los conflictos con la propia erogeneidad y con un superyó sádico pueden culminar en una creciente caracteropatización. Decía Freud, que se suele atribuir a los seres deformes o contrahechos, un sentimiento de envidia por la diferencia irreversible con los demás. La captación de una diferencia insoportable, que comienza a insinuarse en éste período, imposible de neutralizar por la desmentida, puede devenir en rasgos conflictivos de carácter e identificación con objetos decepcionantes. "A esta altura de mi vida, soy así y que me aguanten", expresión habitual que pretende evitar el desarrollo del sentimiento de envidia nivelando por lo bajo. El rasgo de carácter patológico se vuelve hegemónico y para sostenerse se puede apelar a algún tipo de poder económico, político o cognitivo que permite imponer el criterio. Se instala la lucha por el poder y la herencia con los más jóvenes.

Decía Séneca "nulli ad aliena respiciente sua placent" (quien mira demasiado las cosos ajenas no goza de las propias). Esto viene al caso porque nuevos rasgos positivos suelen hacerse presentes en ésta época; mayor capacidad de introspección, serenidad y profundidad en el pensamiento, cierto desapego de los objetos materiales (otras veces su inversa como es la avaricia), mayor valorización de los afectos, búsqueda y reencuentro de antiguos vínculos, sentimientos religiosos y de solidaridad.

-Sentimiento de sí y de inferioridad. El sentimiento de inferioridad es la inversa del sentimiento de si; como respuesta a la inermidad yoica que produce la herida narcisista, Freud, (1917e). Deviene de la captación de la pérdida de recursos internos y el fracaso de las conductas sobrecompensatorias para desmentir la caída de tales recursos, (como por ejemplo la sobrecarga laboral, deportiva, status, recompensas, honores). Estas son un intento de restituir imaginariamente, una imagen de si identificada con el ideal para salvaguardar la autoestima. El ideal del yo, promueve en el yo sentimientos displacenteros (de inferioridad), en cuanto que está ubicado como negativo del yo ideal. No hay posibilidades intermedias. Para ello es necesario un funcionamiento esquizoide (lógica de las posiciones y la parte por el todo). La misma crea un estado de tensión narcisista, que opera como señal ante el peligro de colapso.

La búsqueda de recursos externos al sujeto, para sostener una imagen inferior dominante, sustituye lo que debe generarse internamente. En consecuencia la posición es de un equilibrio precario y de dependencia extrema. Este es el momento en que, ambición mediante y para neutralizar el sentimiento de inermidad, pueden cambiarse las metas por otras con las alternativas siguientes: l) abandono de una meta genuina previa por una genuina actual; 2) abandono de una meta genuina previa por una no genuina actual; 3) abandono de una meta no genuina previa por una no genuina actual; 4) abandono de una meta no genuina previa por una genuina; 5) formas mixtas. Pueden despertarse también capacidades postergadas y esta posibilidad plantear la alternativa entre lo que es y no es genuino. Al perder la pulsión genital su hegemonía, las pulsiones parciales recobran autonomía, que al ser tramitadas devienen en ideales que motorizan las disposiciones postergadas.

Puede ser que no haya replanteo, o que el mismo quede solo como tal. La autoestima se mantiene en proporciones variadas desde el interior o desde el mundo. Pero el entusiasmo, proviene solo de lo interno y de cuanto hay de creativo o de identificatorio en el acto de trabajar. En el extremo patológico, surgen las adicciones como estimulantes engañosos y los tratamientos para "rejuvenecer". "[…] Cuando acaba de renunciar a todo lo perdido […] nuestra libido queda de nuevo libre para si, todavía somos jóvenes y capaces de vida, sustituimos los objetos perdidos por otros nuevos […]". Freud, (1916a), p. 311, a los 60 años.

Jóvenes, se refiere Freud a la actividad mental creativa.

Esta deviene de la serenidad y la capacidad para ver la belleza presente y futura; y que necesita ser constantemente reconquistada en la incesante lucha por la vida.

Sigmund Freud tenía preocupación por la muerte en la época de su envejecimiento, tal como se desprende de los trabajos siguientes. Cuando desarrolló el tema de "El motivo de la elección del cofrecillo", (1913f), trabajo donde despliega la temática del Rey Lear, tenía entonces 57 años. Le preocupaba el tema del poder y la herencia. Al respecto, sugiere el Dr. Horacio Etchegoyen que éste trabajo era contemporáneo a las decisiones de Freud acerca de la creación de la asociación psicoanalítica internacional, pero que que tenía sus incertidumbres acerca del legado. Sus dudas estarían dichas en las palabras de Lear. Dice Freud "[…] La creación de las Moiras es el resultado de la intelección que advierte al ser humano que también él es parte de la naturaleza, y por eso está sometido a la inexorable muerte […] el hombre viejo en vano se afana por el amor de la mujer […] solo la […] callada diosa de la muerte, lo acogerá en sus brazos […]", p.317.

Schur (op.cit.), opina que en yddisch, idioma que Freud conocía, moira, (mejor dicho "moire"), significa temor y no destino. Se insinúa el miedo, "moire", a la muerte.

En 1914, en carta a Abraham del 25 de Agosto dice "[…] ¿Qué son las esperanzas, qué son los proyectos, hechos por el hombre débil y perecedero […]", Schur, (op.cit. T. II, p.436). (my italics). Con la cita de Braut von Messina de Shiller se le hace evidente la finitud de la vida.

En su trabajo "De guerra y muerte temas de actualidad", (1915b), termina el ensayo y dice "[…] Si vis vitam para mortem: si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte […]", p. 301, refrendando lo que ya se viene configurando de años atrás. (my italics).

En 1927, cuando Freud tenía 71 años, reflexiona sobre un recuerdo ya lejano, en 1904, cuando se preparaba para ingresar a la cincuentena. Evoca que "siendo ya un hombre maduro" visitó por primera vez la colina de la Acrópolis en Atenas, y el embeleso se le mezcló con un sentimiento de asombro y de incredulidad ante lo que veía, como un intento de desautorizar la realidad. Freud analiza la denegación por culpa ante el padre, y concluye: "[…] parece como si lo escencial en el éxito fuera haber llegado más lejos que el padre […]". Cuando en 1936, ya anciano, en la carta abierta que le escribe a R. Rolland, (1936a), en ocasión del septuagésimo aniversario de éste, introdujo una prevención acerca de su propia edad y le dice "[…] soy diez años mayor que Ud., mi producción languidece. Lo que en definitiva le ofrezco es el don de alguien empobrecido que 'ha visto antaño días mejores' […]". Los años mejores se refiere al recuerdo en la Acrópolis (esos restos empobrecidos de la 'gloria de los Antiguos', que remiten al padre). La dicha, quedó empañada por una 'moción de piedad', y agrega en la carta "[…] Y ahora ya no le asombrará a Ud., que el recuerdo de la vivencia de la Acrópolis me frecuentara desde que, anciano yo mismo, me he vuelto menesteroso de indulgencia y ya no puedo viajar […]". Freud en la cincuentena, tiene una "moción de piedad", expresión de su identificación con el padre, y al ver las ruinas, deniega la realidad y la dicha. Entonces el interrogante "¿Todo esto existe efectivamente tal como lo aprendimos en la escuela?" puede ser una pregunta proyectada al futuro que podría ser así: ¿Efectivamente nos volvemos viejos, en ruinas?. Esta pregunta es respondida 30 años más tarde; al decirle a Rolland, "[…] anciano yo mismo me he vuelto menesteroso de indulgencia […]". p. 214-21, (my italics). En 1904 no quería ver las ruinas a las que está condenado el hombre, y la desdicha que eso produjo en su ánimo, pero ya se estaba configurando en su mente y proyectado como construcción exterior; el espacio sobre el cual se interrogaba. El espacio de la muerte.

En el manuscrito de "La escisión del yo…", (1940e [1938]), que fue terminado el 2 de Enero, y preguntándose sobre el costo de la desmentida recurrió a un dicho "[…] como se sabe solo la muerte es gratis […]", p.275, referencia al territorio final de la vida individual.

El 22 de Agosto de 1938, en "Conclusiones ideas y problemas", (1941f [1938]) dice; "[…] Mística, la oscura percepción de sí del reino que está fuera del yo, del ello […]", p.302.

El 16 de Noviembre de 1938, escribió "Antisemitismo en Inglaterra", (1938c), y cita un dicho en francés; "El ruido es para el fatuo/la queja es para el tonto/el hombre honesto engañado/se va sin decir palabra.", p. 303. Referencia a las posibles alternativas de despedirse de la vida; engreimiento, rezongo, honesto silencio. Se inicia el contacto del yo con su núcleo en el ello, el acceso al componente letal, a la pulsión de muerte. De igual manera que en la mística, se progresa en el encuentro con esa nada. Freud afirma que en el origen, el yo aún no se halla separado del ello, (1923b), y en ese momento el yo solo tiene conciencia del ello. El mundo de las percepciones aún no está investido y no se han constituído las huellas mnémicas. Para que el yo, tenga conciencia del ello, necesita de un contexto empático para que la magnitud pulsional no resulte aniquilante para lo anímico. Se inicia una posición, en la cual en lugar de privilegiarse lo del mundo, se exalta el enlace con los procesos pulsionales, con el núcleo de lo vital. Los vínculos con el mundo se tramitan según el sentimiento oceánico Freud, (1930a), con un sentir que alude a "ser-uno-con-el-todo", parecido a una fase temprana del sentimiento yoico, intentando la recuperación del narcisismo sin límites. La unión con el ello es proyectada en el exterior. Se genera una exterioridad temporo espacial por proyección, un espacio anímicamente habitable, nuevo, pero que siempre estuvo, que va preparando el camino hacia momento final de la vida. Al abrigo de un superyo amparador, heredero de los primeros vínculos, se va transformando el territorio ajeno en familiar. Este camino se acerca asombrosamente a los comienzos. La capacidad para reconocer la finitud de la existencia, y aceptando la pena que este decubrimiento produce, es quizá, el logro psicológico más grande. Cuando se alcanza la certeza de la muerte, el sentimiento oceánico inicial, que se experimenta de manera pasiva y transitoria, se trasmuda en un sentimiento cósmico, Kohut, (op.cit). Este es perdurable, creativo y resultado de una actividad del yo. Finalmente, y solo a veces, se atisba el camino de la sabiduría. Esta implica la aceptación de los límites de las capacidades físicas, intelectuales y emocionales, en una síntesis. Una amalgama de adquisiciones cognitivas, con el enriquecimiento que acompaña a la renuncia de los ideales narcisistas, apoyado en la firme convicción de un sistema de ideales. Es el momento en que se puede vislumbrar el resultado victorioso de la personalidad total, durante la vida.

MUERTE: Desde que se dio cuenta, en la prehistoria, de que no iba a vivir eternamente, la muerte ha sido la preocupación fundamental del hombre y fuente de sus sentimientos de desamparo. Especialmente en la actualidad, la tentación más fuerte de los occidentales es escapar de ella, de modo que, en general, "de eso no se habla".

Sin embargo, sucede que silenciarla le otorga poder. Vivimos en un clima apocalíptico, pero la muerte no se menciona más que como estadística de guerras y catástrofes, y la mayoría de nosotros, que morirá probablemente en su cama, no tiene el alivio de conocerla un poco más, como anticipo, o de estar familiarizado en parte con ella, que, después de todo, es parte de la vida, y tan común y normal como nacer. Ni sabemos qué hacer cuando alguien cercano muere, más que esconderlo junto con los recuerdos.

Relaciones de la muerte

La muerte es una parte inevitable del proceso vital, tan natural como nacer o crecer, aunque resulta mucho más difícil de afrontar. Cada persona adopta actitudes diferentes ante ella, que pueden ir desde la negación o la evitación de reflexionar sobre un hecho incuestionable, hasta la aceptación existencial. La postura individual del paciente (y de la familia) ante la idea de la muerte, fruto de sus experiencias, sus creencias religiosas y su situación concreta, influirá decisivamente en la forma de afrontar este proceso.

Las siguientes son las distintas interpretaciones del fenómeno de la muerte que ha hecho el hombre a lo largo de su historia:

Separación irreversible del cuerpo del alma: es la concepción filosófica-religiosa, sus orígenes se atribuyen a Platón. En el terreno medico su aplicación es imposible.

Cese irreversible del metabolismo de todas las células del cuerpo: la muerte es entendida en términos biológicos, se iguala la muerte del hombre con la muerte de las células del organismo. El principal criterio diagnostico sería la putrefacción del cuerpo.

Perdida irreversible del flujo de los fluidos vitales en el organismo: los criterios tradicionales se han basado en este concepto. Pero sin duda existe una gran diferencia entre afirmar que el cese de circulación de sangre oxigenada conduce a la muerte y que la muerte consiste solamente en eso. Esta definición establece las funciones del miocardio y de los pulmones como centro de la vida humana. En la actualidad, estas funciones pueden ser reemplazadas por aparatos mecánicos de soporte vital.

Perdida irreversible de la capacidad de interacción social: esta definición se basa en que la característica específica del hombre es su capacidad de raciocinio, el ser humano que pierde totalmente las funciones mentales, incluyendo la conciencia, debería considerarse muerto. Las objeciones que pueden hacerse a este concepto son que toma solo la parte mental para definir la muerte, y no la totalidad de mente y cuerpo; y que nuevos contingentes de seres humanos con funciones mentales alteradas, como por ejemplo, los autistas y dementes, deberían considerarse como muertos. Pérdida irreversible de la capacidad para la integración corporal: parte del principio de que cuando un ser humano ha cesado de funcionar como una unidad integrada se ha perdido la característica especifica de la vida humana y la persona ha muerto. El hecho de que ciertos órganos sean capaces de seguir funcionando y sea en el cuerpo mismo, o en una solución de nutrientes, o en el cuerpo de otra persona, es un problema distinto. No es la totalidad del ser humano lo que sigue viviendo, sino parte aisladas que antes formaban una unidad.

La muerte es única

La muerte es intransferible

La muerte e irrebasable

La muerte es irrepetible

La muerte es irreferenciable

BIBLIOGRAFIA

Abraham N., y Torok M. (1976) Cryptorynie, Le Verbier de L'homme Aux Loups, Ed. La philosophie en Effet, Aubier, Flamnarion, 1976, Paris.

Bion, W. R. (1959) Experiencias en grupos, Paidós, Bs. As., 1963.

Cukier José. 1991a. Una escucha diferente. Inédito.

1992b. Temporoespacialidad psíquica. Inédito.

1992c. La criba secundaria. Apsa. Congreso de Psiquiatría.

1992d. Espacialidad psíquica. Inédito

Freud, S.

(1891) La afasia, Buenos Aires: Nueva Visión, 1973.

(1895) Proyecto de una psicología para neurólogos, O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1900 [1899]) La interpretación de los sueños, O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1905a) El chiste y su relación con lo inconciente, O.C., Madrid, 972.

(1905b)Tres ensayos de teoría sexual,O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1908) El carácter y el erotismo anal, O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1909a) "Análisis de la fobia de un niño de cinco años", O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1909b) "A propósito de un caso de neurosis obsesiva", O.C., B.N. Madrid, 1972.

(1910a) Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci,O.C., B.N.,1972, Madrid.

(1910b) El porvenir de la terapia psicoanalítica, O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1910c) Sobre le sentido antitético de las palabras primitivas, O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1911 [1910]) "Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente", O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1912-13) Tótem y Tabú, O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1913) "El motivo de la elección del cofre", O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1914) "Introducción del narcisismo", O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1915a) "Los instintos y sus destinos", O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1915b) "La represión", O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1915c) "Lo inconciente", O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1916) "Lo Perecedero", O.C., S.R., 1955, Bs. As.

(1917a) "Un recuerdo de infancia en Poesía y verdad", O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1917b [1915])Duelo y melancolía", O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1918 [1914]) "De la historia de una neurosis ifantil", O.C.,B.N., 1972, Madrid.

(1919a) "Pegan a un niño (Contribución al conocimiento de la génesis de las perversiones sexuales)", O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1919b) "Lo ominoso", O.C., B.N., 1972, Madrid, vol. 17.

(1920) Más allá del principio del placer, O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1921) Psicología de las masas y análisis del yo, O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1922) "La cabeza de medusa", O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1923) El yo y el ello, O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1924) "El problema económico del masoquismo",O.C., B.N., 1972, Madrid, vol. 19.

(1925a [1924]) "El block maravilloso", O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1925b) "La negación", O.C., S.R., 1955, Bs. As., vol. 19.

(1926 [1925]) Inhibición, síntoma y angustia O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1927a) El porvenir de una ilusión, O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1927b) "El humor", O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1930 [1929]) El malestar en la cultura, O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1932 [1931]) "Sobre la conquista del fuego", O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1933) Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis, O.C., B.N., 1972,

Madrid.

(1939 [1934-38]) Moisés y la religión monoteísta, O.C.. B.N., 1972, Madrid.

(1940 [1938]) Esquema del psicoanálisis, O.C., B.N., 1972, Madrid.

(1941 [1938]) "Conclusiones, ideas, problemas", O.C., B.N., 1972, Madrid.

Guiard, F. E. (1976) "Sobre el componente musical del lenguaje en etapas avanzadas y finales del análisis", Rev. de Psicoanálisis, 1977, XXXIV, 2.

Jakobson, R. (1955) An expressive language, Huerner, Woncester, Clark Unversity Press.

Liberman, D. (1970) Lingüística, interacción comunicativa y proceso psicoanalítico, Buenos Aires: Galerna-Nueva Visión, 1971-72. Maldavsky, D. (1976) Teoría de las representaciones, Nueva Visión, Buenos Aires.

(1980a) El complejo de Edipo positivo. Constitución y transformaciones, Buenos Aires, Amorrortu, 1982.

(1980b) "Transformaciones representacionales constituyentes del aparato psíquico en la adolescencia", en S. Quiroga, comp., Adolescencia: de la metapsicología a la clínica, Buenos Aires, Amorrortu, 1984.

(1986) Estructuras narcisistas. Constitución y transformaciones, Amorrortu, Buenos Aires, 1988.

(1988) Metapsicología de la histeria de conversión. Puntualizaciones y propuestas, Rev. Asociación Psicoanalítica Argentina, 1987, Tomo XLIV, Nro. 3.

(1989a) "Lenguajes del erotismo", Actualidad Psicológica, XIV, 158.

(1989b) "Sobre la teoría freudiana de la producción de las manifestaciones", Revista de Psicoanálisis, XLVI, 2-3.

(1989c) "Proferencias sonoras y procesos voluptuosos". Todo el mundo psi".

(1990) "¡Bis bis! Sobre el lenguaje del erotismo uretral en los escritos freudianos", Trabajo del psicoanálisis, V. 4, Nro. 10, 1991, Bs. As.

(1991a) "Estallidos pasionales y postración anímica en la vejez", Actualidad Psicológica, Año XVII, Nro. 182, Noviembre 1991.

(1991b) "Temporalidades de la repetición" (inédito).

(1991c) Procesos y estructuras vinculares, Bs. As., Nueva Visión. Meltzer, D. (1973) "El mutismo en el autismo infantil, la esquizofrenia y los estados maníaco-depresivos: la correlación entre la psicopatología clínica y la lingüística", Revista de psicoanálisis, vol. 30, Nros. 3-4.

Spitz, R. (1954) El primer año de vida del niño, Madrid: Aguilar, 1961.

Toker, E.y otros (1990) Humor judío, Ed. Schalom, Bs. As. Argentina, 1990.

Verón, E. y Sluzki, C. E. (1970) Comunicación y neurosis, Editorial del Instituto, Buenos Aires.

Winnicott, M. (1971) Realidad y juego, Buenos Aires: Granica, 1972.

 

 

 

Autor:

Dr. José Cukier

Temas de Medicina Interna

Asociación Médica Argentina

Partes: 1, 2, 3, 4
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente