Curso de teología juanitica en perspectiva universal (página 2)
Enviado por Fernando Edmundo del Cármen Laredo Cárter
Avatara o avatar es una palabra sánscrita que significa EL QUE DESCIENDE. Por eso Jesús nos dice, en el capítulo 6,38 del Evangelio de Juan: PORQUE HE DESCENDIDO DEL CIELO, NO PARA HACER MI VOLUNTAD, SINO LA VOLUNTAD DEL QUE ME ENVIO….. .-(Leer los versículos siguientes para conocer esa voluntad). Y en el versículo 51 del mismo cap. 6, dice, textualmente: YO SOY EL PAN VIVO QUE DESCENDIO DEL CIELO. SI ALGUNO COMIERE DE ESE PAN, VIVIRÁ PARA SIEMPRE.
Además, esta doctrina del pan vio que bajó del cielo, que se explica en el capítulo seis del Evangelio de Juan, va adjunta al prodigio de la multiplicación de los panes. Dicho milagro es perfectamente homologable al fenómeno de multiplicación de las logias masónicas por todo el mundo, que comenzó en 1717, desde la constitución de la Gran Logia de Londres, el 24 de Junio de ese año, día de San Juan Bautista.
Hoy, a 296 años de esa comunión fraternal de cuatro logias, la masonería tiene más de un millón de talleres dispersos por el orbe, y el fenómeno de fundación de nuevas logias no se detiene. La multiplicación de logias, como la multiplicación de los panes lo fue antaño, es un signo del Verbo de Dios en medio de nuestro tiempo. Algo semejante a la explosión de movimientos esotéricos de la nueva era, que se produjo a partir de la fundación de la sociedad teosófica en 1875, y de la publicación de la Doctrina Secreta, ambas obras de Madam Blavatsty.
Así pues, el Mesías no solo es el Ungido de Dios o el Cristo, en la terminología hebrea y griega, sino también es una encarnación divina o un avatar, según las concepciones de oriente. Y para el estudioso debe quedar claro que para la mentalidad judía y semítica es inconcebible la encarnación de Dios en la carne o en un hombre.
Solo 20 siglos de Cristianismo y de doctrinas sufíes por 1200 años, han ido introduciendo la idea de una encarnación divina en la naturaleza humana. Pero Juan es el primero que hace la descripción teológica integral de un avatar sin utilizar el tejido de la leyenda para vestirlo, como se hizo con Imhotep, o con Horus y Osiris, o con Thot. O como se hizo con Pitágoras y con Orfeo.
O, en su defecto, otra idea difícil de aceptar para los semitas, es la unificación con Dios que alcanzan los yoguis y los místicos de la categoria de un Plotino, o de un Apolonio de Tiana, en Alejandría y Éfeso. De allí que tampoco aceptaran a Cristo cuando dijo que El Padre y el eran una sola cosa o un solo ser. O cuando Mansur al Hallaj dijo que era la Verdad, haciéndose igual a Cristo, cuando afirmo que Él era el Camino y la Verdad y la Vida.(Juan 14,6).
Claro que aquí se agrega un nuevo dato. Pues si leemos con atención el versículo sobre el camino, la verdad y la vida, Jesús añade QUE NADIE VIENE AL PADRE SINO POR EL.
Esa afirmación absoluta requiere una explicación. Se refiere a la función cósmica del Mediador entre Dios y los hombres, de un camino o puente de conexión con lo Absoluto, al rol que según la kabalah se asigna a la Sephira Tipharet, la belleza. O la inteligencia mediadora.
Muchos lo toman como un exclusivismo inaceptable. Pero en realidad está diciendo que el Cristo interno de cada hombre y mujer es un único mediador entre el Ser Supremo y la conciencia individual. Y ese Jesús o Cristo interior se le podría invocar con otros nombres en las demás religiones. Pues se trata de la misma realidad profunda y omnipresente que hay en todos los hombres, es la luz del Verbo, o del Logos, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, según Juan 1,9.
Ese "Yo Soy" divino es el Cristo interno en todos los seres humanos, y es el mediador entre cada alma y el Creador. Es nuestro Vínculo personal con la Vida Eterna. Por eso nadie llega al Padre, sino por él. Es el Immanuel, o con Nosotros Dios. Nuestra Luz interior eterna, la único que nos puede dar la gnosis que andamos buscando.
Claro está que ese vínculo interior con Dios es un Ser de Amor, una proyección del Amor Divino en nosotros, un amor que nos dirige hacia la fraternidad y la obediencia a Dios y a sus leyes eternas, es decir, hacia el Dharma. E incluso nos impulsa hacia la búsqueda de la verdad y hacia la Unión con Dios.
Por eso en el Evangelio de san Juan 12,34 se nos transmite el grande y nuevo mandamiento, muy relacionado con el espíritu de la masonería, en el que Jesucristo dice: UN MANDAMIENTO NUEVO OS DOY, QUE OS AMEIS UNOS A OTROS, COMO YO OS HE AMADO, QUE TAMBIEN OS AMEIS UNOS A OTROS. EN ESTO CONOCERAN TODOS QUE SOIS MIS DISCÍPULOS, SI TUVIEREIS AMOR LOS UNOS POR LOS OTROS.
Por eso la Primera Carta Universal de San Juan dice que "Dios es Amor" dos veces, en el capítulo 4, vers. 8 y 16. Y vincula el amor a Dios con el amor entre las personas. Y sella la sagrada doctrina diciendo. SI ALGUNO DICE YO AMO A DIOS Y ABORRECE A SU HERMANO, ES UN MENTIROSO. PUES EL QUE NO AMA A SU HERMANO A QUIEN HA VISTO, ¿Cómo PUEDE AMAR A DIOS A QUIEN NO HA VISTO?. (Primera de Juan 4,20).
Y agrega: NADIE HA VISTO JAMAS A DIOS, SI NOS AMAMOS UNOS A OTROS, DIOS PERMANECE EN NOSOTROS Y SU AMOR SE HA PERFECCIONADO EN NOSOTROS. TODO AQUEL QUE CONFIESE QUE JESUS ES EL HIJO DE DIOS, DIOS PERMANECE EN EL Y EL EN DIOS, Y NOSOTROS HEMOS CONOCIDO Y CREIDO EL AMOR QUE DIOS TIENE PARA CON NOSOTROS. DIOS ES AMOR, Y EL QUE PERMANECE EN AMOR, PERMANECE EN DIOS Y DIOS EN EL. (prim. Epístola de Juan, cap. 4,12 al 16).
Y la epístola parte diciendo que Jesús es el Verbo de Vida, en el Primer versículo, en perfecta relación con los contenidos del Primer versículo del mismo Evangelio de Juan, enseñando una misma doctrina, tan reiterada por los masones en sus ritos de apertura y cierre de sus trabajos.
Esto del amor fraterno tiene que ver, no solo con una actitud sentimental o con el servicio y la ayuda mutua, cosa de por si importante. Sino también con LA IMITACION DE CRISTO Y EL CAMINAR HACIA LA LUZ.
El texto del Ev. De Juan 12,34 ya mencionado, nos enseña que la medida y la forma del amor fraternal es el amor de Cristo por sus hijos o el amor del Señor por las criaturas. Es el típico Amor Agapein. Amor que salva, que sana, que nutre y protege. Amor que ilumina, que indica el camino hacia la Verdad y hacia Dios. Todo eso en concordancia con los atributos y las nueve identificaciones de Jesús con Dios, ya mencionadas.
Por eso Jesús dice que él es Luz del mundo, es Pan de Vida Eterna, es Camino de rectitud hacia Dios, es La Verdad Universal, es la Vida que sana, es el Pastor que conduce y protege a sus ovejas del poder de las tinieblas o del demonio. Por eso decimos que el Evangelio de Juan es un documento redondo, una doctrina universal e integral, ineludible para los masones que conocen bien el Arte Real y Sacerdotal de la Hermandad. Por eso el Águila de Patmos es no solo el apóstol de la iglesia cristiana, sino que es también un maestro de sabiduría para toda la humanidad.
Y hay más. Ese mandamiento de amor fraterno, en el Orden de la Providencia Divina, es un medio para seguir guiando a los hombres por el camino de la vida a lo largo de todos los siglos futuros. Por lo tanto, tanto la Biblia con su doctrina Juanítica y Salomónica, sus palabras sagradas y de paso, las numerosas iglesias cristianas y la masonería con su inmensa cadena de fraternidad, son un instrumento de Jesucristo o del Verbo de Dios para guiar a los pueblos con mano segura en medio de los vaivenes de la historia. Eso es la Providencia Divina, el Sutil Gobierno de Dios sobre la humanidad, al decir de santo Tomás de Aquino.
Y a esas expresiones occidentales del verbo eterno debemos agregar las escuelas y las religiones de oriente, que también se han creado y trabajan bajo la inspiración secreta o interior de ese mismo Verbo Divino omnipresente.
No en vano la numerología taoísta de los chinos de asemeja a la hebrea y a la pitagórica. No en vano las palabras de Krishna que describen a su propia esencia o yo divino son las mismas que describen la gloria de Jesucristo. No en vano los himnos védicos se parecen mucho a los salmos de la Biblia. No en vano la cadena de Bodhisatvas del Budismo tibetano que llega hasta hoy día se asemeja a lo que la iglesia cristiana denomina como la Comunión de los Santos, y que es la misma que los seguidores de Blavatski denominan como la Gran Logia Blanca.
Los santos y los maestros de sabiduría y de compasión son uno solo y los mismos. Seres inspirados y dirigidos por el Verbo Eterno o por Hocmáh, la Sabiduría de Dios. La Luz es una sola y la misma, la que ven los iluminados de Oriente y los místicos de occidente. No hay otra. En el oriente eterno se funden en un abrazo fraternal común los adeptos de la verdad una de Asia y de América, los del Hemisferio norte y los del sur.
Y la misma Biblia lo afirma así. En Lucas 11, 49. POR ESO LA SABIDURIA DE DIOS TAMBIEN DIJO. LES ENVIARE PROFETAS Y APOSTOLES, Y DE ELLOS A UNOS MATARAN Y A OTROS PERSEGUIRAN. Profeta es sinónimo de Vidente. Y El evangelio de San Mateo lo confirma, pero esta vez la sabiduría de Dios esta Personificada, en el capítulo 23,34. Y dice: HE AQUÍ OS ENVIO PROFETAS, SABIOS, Y ESCRIBAS, DE ELLOS, A UNOS MATASTEIS Y CRUCIFICASTEIS, Y A OTROS AZOTASTEIS EN VUESTRAS SINAGOGAS, Y LOS PERSEGUIREIS DE CIUDAD EN CIUDAD.
Esa es la misión del Verbo de Dios, Enviar a sus mensajeros en todos los tiempos, y en todas las culturas. Y la cadena fraternal de la masonería se une eternamente con esos enviados del Verbo Universal del Dios eterno y omnipresente.
Y para ir cerrando este curso, veamos una comparación de algunos textos del Libro de Hermes Trismegisto con el Evangelio de Juan. Ambos son documentos surgidos en la misma época y en el medio oriente, será una de nuestras pruebas finales de la universalidad de la teología de San Juan.
Uno de los textos más famoso de ese CORPUS HERMETICUM es el Discurso de Poimandres, el Divino Pastor del Hombre.
"saliendo de la luz,2 el Verbo santo vino a abrazar la Naturaleza,3 y un Fuego sin mezcla se lanzó fuera de la naturaleza acuosa hacia lo alto, hacia la región sublime; era ligero y vivo, y activo al mismo tiempo; y el Aire, siendo ligero [también], siguió al soplo ígneo, elevándose hacia el Fuego a partir de la Tierra y el Agua, de manera que parecía suspendido del Fuego. La Tierra y el Agua permanecían en su lugar, ambas íntimamente mezcladas entre sí, tanto, que no se distinguían: y eran incesantemente movidas bajo la acción del soplo del Verbo que se encontraba por encima de ellas, según el oído percibía".
"Y él dice: esta luz soy yo, Noûs, tu Dios, aquél que es antes de la naturaleza acuosa que se ha manifestado de la oscuridad. En cuanto al Verbo luminoso salido del Noûs, es el hijo de Dios. – ¿Qué?, dije. – Aprende lo que quiero decirte de este modo: lo que en ti mira y comprende es el Verbo del Señor, y tu Noûs es Dios Padre; no están separados uno del otro, pues en su unión consiste la vida. – Te doy las gracias, dije. – Pues entonces fija tu espíritu en la luz y aprende a conocer esto".
"Inmediatamente el Verbo de Dios se elevó fuera de los elementos que pesan hacia abajo, y se lanzó hacia esa pura región de la naturaleza que acababa de ser formada, se unió al Noûs demiurgo (pues era de la misma esencia)8 y, a causa de ello, los elementos inferiores de la naturaleza fueron abandonados a sí mismos desprovistos de razón, para no ser ya sino simple materia. 11 Sin embargo, el Noûs demiurgo, conjuntamente con el Verbo, conteniendo los círculos y haciéndolos girar con un zumbido, puso así en marcha el movimiento circular de sus criaturas, permitiéndoles cumplir su revolución desde un comienzo indeterminado hasta un fin ilimitado, pues él comienza donde se acaba. (Principio y Fin, El Primero y el Último, el Alfa y la Omega, según el Apocalipsis).
Y esta rotación de los círculos, según el querer del Noûs, produjo, sacándolos de los elementos que pesan hacia lo bajo, animales sin razón (pues ya no retenían el Verbo en ellos), el aire produjo volátiles y el agua animales acuáticos. La tierra y el agua habían sido separadas una de otra, según el querer del Noûs, y la tierra hizo salir de su propio seno los animales que retenía en sí, cuadrúpedos y reptiles, bestias salvajes y domésticas".
"el Noûs, Padre de todos los seres, siendo vida y luz, produjo un Hombre9 parecido a él, del que se prendó como de su propio hijo. Pues el Hombre era muy hermoso, reproducía la imagen de su Padre: porque verdaderamente es de su propia forma que Dios se enamoró,10 y le entregó todas sus obras".
"Yo, Noûs, estoy con los que siguen la ley divina, son buenos, limpios y misericordiosos, estoy junto a los que obran reverentemente, mi presencia se convierte en socorro e inmediatamente conocen todo y se les hace propicio el Padre por el camino del amor, y con cariño filial le dan las gracias mediante plegarias e himnos, según lo que está ordenado respecto a Dios".
"Pues este es el fin bienaventurado de los que poseen el conocimiento: convertirse en Dios. ¡Y bien! ¿Qué esperas ya? Ahora que has heredado de mí toda la doctrina ¿no vas a guiar a los que lo merezcan para que, por tu intermediación, el género humano sea salvado21 por Dios?"
"todo me sucedió porque había recibido de mi Noûs, es decir de Poimandrés, el Verbo de la Soberaneidad Absoluta. Y heme aquí pues, colmado del aliento divino de la verdad. Así es como con toda mi alma y todas mis fuerzas ofrezco al Dios Padre esta alabanza.25. (El Espíritu de la Verdad, el Espíritu Santo, el Paracleto, del Ev. De Juan, caps. 14, 15 y 16, pues el Aliento es lo mismo que Espíritu o Pneuma).
31 "Santo es Dios, el Padre de todas las cosas.26
Santo es Dios, cuya voluntad es realizada por sus propias Potencias [Poderes].
Santo es Dios, que quiere que se le conozca y que es conocido por los que le pertenecen.
Santo Tú, que por el Verbo has constituido todo lo que es.
Santo Tú, de quien la Naturaleza entera ha reproducido la imagen.27
Santo Tú, a quien la Naturaleza no ha hecho.
Santo Tú, que eres más fuerte que toda potencia.
Santo Tú, que eres más grande que toda excelencia.
Santo Tú, que estás por encima de las alabanzas.
Recibe los puros sacrificios en palabras que te ofrecen un alma pura y un corazón tendidos hacia ti, Inexpresable, Indecible, tú a quien sólo el silencio nombra. Te suplico, que ninguna caída me prive de la parte de conocimiento que corresponde a nuestra esencia, concédeme lo que te pido y lléname de poder. Entonces iluminaré con esta gracia a aquellos de mi raza que permanecen en la ignorancia, mis hermanos, tus hijos. Sí, tengo fe y doy testimonio: voy a la vida y a la luz. Bendito eres, Padre: el que está unido a ti quiere ayudarte en la obra de sacralización, siendo que le has transmitido toda la potencia". (Son nueve declaraciones de la Santidad de Dios, San Juan en el Apocalipsis solo hace tres declaraciones de la Santidad de Dios, siguiendo el ejemplo de Isaías. En todo caso nueve es múltiplo de tres. Ver Apocalipsis 4,8).
Ahora puede verse claramente la profunda semejanza intelectual entre los dos famosos libros. El capítulo primero de Juan tiene la misma terminología del Libro de Hermes. Los mismos conceptos, el mismo ambiente espiritual. Y casi la misma cosmovisión. Solo que en el Corpus Herméticum el Verbo de Dios no se encarna como un ser humano. Ese es el sello cristiano del Evangelio de San Juan.
El nous es la inteligencia divina en el hombre. El nous es el Padre de Todo. La inteligencia infinita. Y es luz. Pero ese documento de Hermes fue escrito en Egipto y en Alejandría. El de Juan fue escrito en Éfeso. El mediterráneo los separaba pero el Espíritu es Uno y los unía en la misma luz divina. El Demiurgós, que se menciona en algún versículo, en griego es el Arquitecto u Obrero constructor del cosmos. Nous Demiurgós significa La Inteligencia Arquitectónica del mundo.
El libro de Hermes es un libro de teología greco-egipcia. Y contiene los mismos datos teológicos que la iglesia primitiva tuvo que enfrentar y utilizar como explicación racional de su propia fe, y más tarde, santo Tomás de Aquino profundizó. Justamente los conceptos de Dios que usa el libro de Hermes serán la base de la teología medieval y el fundamento de diversas enseñanzas de la masonería hermética moderna. Además, Alejandría, la ciudad donde se desarrollo el libro de Hermes es la misma cuna donde después surgieron los más grandes comentaristas del Evangelio de Juan de la iglesia Primitiva. Ptolomeo es el caso más notable, miembro de la escuela valentiniana, y además, mártir en Roma, en el año 160 D de. C. .-
Además, sea dicho de paso, que el famoso Evangelio de la Verdad, apócrifo de Valentin, el gnóstico alejandrino, escrito según algunos hacia el 130 D. de C. es en realidad una perfecta continuación del Evangelio de san Juan, o como diría otro tratadista, escrito en su espíritu, o bajo su inspiración. Este evangelio, junto con el de Felipe y el de Tomás (se le llama LOS DICHOS SECRETOS DE JESUS) con sus 113 versículos, el menos apócrifo de los evangelios, es decir, el menos apartado del espíritu de la Biblia, como referente de la ortodoxia.
Existe otro Evangelio apócrifo de Tomás, llamado LOS DICHOS SECRETOS DEL SALVADOR, con nueve capítulos.
Lo importante es que Egipto y Alejandría en particular fueron las cunas intelectuales del libro de Hermes, y, al difundirse el Evangelio de Juan en la iglesia primitiva, las comunidades cristianas de esa misma ciudad acogieron ese cuarto Evangelio, porque estaba en plena concordancia con lo que ellos conocían como su mejor tradición sagrada nacional, el libro de Hermes. Ya escrito en lengua griega, igual que el Evangelio de Juan.
Así nació la Escuela de Valentino o Valentin, Joánica por esencia, donde después de la visita de Valentino a Roma, Ptolomeo el mártir sería su más excelente predicador, al punto de ser solicitado ir a la capital del imperio para exponer sus interpretaciones del Evangelio de Juan. Fue y tras el éxito apostólico, hallo la muerte. Esta corriente gnóstica Valentiniana es muy cercana al gnosticismo cristiano original que se dio dentro de la misma iglesia emergente y primitiva. Por eso podemos relacionarla y hermanarla con el gnosticismo masónico moderno y contemporáneo.
En la misma escuela nacería también la gran parábola gnóstica, llamada LA PISTIS SOFÍA, nombre griego para las palabras muy vinculadas con las búsquedas masónicas, FE-SABIDURÍA personificada en una mujer arquetípica, un descenso al inframundo y su posterior exaltación y regreso al cielo. Es también obra de Valentin. Y muy enmarcada en la biblia y matizada en la mitología griega del descenso a los infiernos de los misterios de Eleusis y de Orfeo, Perséfone e Ishtar.
Es el mismo espíritu amplio y universal de Juan, que se manifiesta por escrito en la gran fusión imágenes, de doctrina esotérica y de mitos bíblicos que se llamó Libro del Apocalipsis. Y eso no es ajeno al sistema pedagógico y al espíritu de la masonería moderna.
El Evangelio de Juan también contiene las raíces del modo como la masonería considera al cuerpo humano y al templo sagrado de sus trabajos. Pues en el capítulo dos, versículos 19 al 22, Jesús nos dice: "dijeron los judios: «¿Qué señal nos muestras, que esto haces?» 19 Respondió Jesús y díjoles: «Disolved este templo, y en tres días lo levantaré». 20 Dijéronle, pues, los judíos: «En cuarenta y seis años edificóse este templo; ¿y tú en tres días lo levantarás?» 21 Mas aquél decía del templo de su cuerpo. 22 Cuando resurgió, pues, de muertos, recordaron sus discípulos que esto decía y creyeron a la escritura y la palabra que dijo Jesús".
Allí se nos muestran cuatro elementos: El concepto de cuerpo = templo. El número tres como sagrado y el hecho de la resurrección. Mas la importancia del logos o palabra pronunciada como promesa o como demostración de poder.
Y para profundizar un poco más en el Libro del Apocalipsis, conviene decir aquí la importancia que tiene para los masones la geometría iniciática, y en particular el cubo o el hexaedro de regular de base cuadrada. Pues bien, en el Apocalipsis el cubo es la matriz geométrica de la Nueva Jerusalén, la santa ciudad que baja del cielo, de Dios, hacia los hombres. Esa ciudad dorada o la ciudad de oro que desciende del cielo, como los avatares, es un cubo enorme, de medidas vinculadas al número nueve ya señalado. Como también al número doce, también relacionada con el tres.
"(10). Y llevóme en espíritu a un monte grande y alto y mostróme la ciudad, la santa Jerusalén descendiendo del cielo, desde Dios, (11). teniendo la gloria de Dios; la lumbrera de ella semejante a piedra preciosísima, como piedra jaspe cristalizado.(12). teniendo muro grande y alto; teniendo puertas doce, y sobre las puertas ángeles doce, y nombres escritos; que son de las doce tribus de hijos de Israel: (13). a oriente, puertas tres y a septentrión, puertas tres, y al mediodía, puertas tres, y al occidente, puertas tres. (14). Y el muro de la ciudad, teniendo fundamentos doce y sobre ellos doce nombres, de los doce apóstoles del Cordero.(15). Y el que hablaba conmigo, tenía medida: caña áurea, para medir la ciudad y sus puertas y su muro. (16). Y la ciudad cuadrangular sita está, y su longitud cuanta su latitud. Y midió la ciudad con la caña por estadios doce millares: la longitud y la latitud y la altura de ella iguales son. (17). Y midió su muro: ciento cuarenta y cuatro codos, medida de hombre, la que es de ángel.(18). Y era la estructura de su muro, jaspe; y la ciudad, oro puro, símil a vidrio puro". (Los números de los versículos están entre paréntesis).
Doce mil estadios por lado, medida griega que vale como 180 metros, y la ciudad mide lo mismo de alto, de ancho y de largo, por lo tanto es un cubo de oro. Y sin embargo transparente translúcido. Doce puertas, tres para cada punto cardinal. Semejante a la Jerusalén que describe el profeta Ezequiel. Doce ángeles, doce apóstoles.
Una enorme estructura cúbica. Y baja del cielo pues es una nueva creación, imagen de una nueva humanidad, redimida por la sangre de Cristo. Adentro esta el río de la vida y el árbol de la vida. Y está llena de la presencia de Dios Todopoderoso. Y se inserta en medio de la tierra pecadora, como una promesa de un futuro mejor para la humanidad.
El cubo es importante pues nos recuerda el cubo de oro que es el sancta sanctorum del templo del rey Salomón.
Ese templo de hace casi 3000 años atrás, media treinta metros de largo, por diez metros de ancho. El texto habla de codos, y menciona sesenta codos por veinte. El lugar santo era un rectángulo de veinte metros por diez, y el lugar santísimo, o sancta sanctorum, era una habitación cúbica de piedra recubierta en oro, de 10x10x10 metros o de 20x20x20 codos.
En ella se guardaba el arca de la Alianza de Moisés, que era un cofre alargado de madera de acacia recubierto en oro, que contenía la vara de almendro de Aharon que floreció milagrosamente, una vasija con mana, y el texto de los diez mandamientos en piedra, grabados en ella por Moisés. Era el lugar de la Sagrada Presencia de Dios, el Lugar de la Shejinah.
Por eso Juan en el Apocalipsis dice que esa ciudad cúbica de oro que baja del cielo es el nuevo tabernáculo de Dios para los hombres, un nuevo templo para adorar al Señor y para tener comunión con El. Pero sus medidas nos indican que se trata del Hombre Nuevo, del Hombre – Crísto, que baja del cielo, del Verbo divino que se encarna, y por añadidura se trata de un arquetipo de todos los hombres cristificados de la historia, que se impregnaron de la luz dorada de la sabiduría de Dios y que alcanzaron la inmutabilidad del ser o la paz eterna en Dios.
Son los grandes iluminados y las grandes santas de la historia de la humanidad. Que por ser menos mencionadas en la literatura común, paso a identificar: Teano, mujer de Pitágoras, Teresa de Avila, Rabi´a Alavilla, Catalina de Siena, La Sibila de Cumas, Casandra, Hildegarda de Bingen, Helena Blavatski, Lucila Godoy Alcayaga, Santa Clara de Asís, Teresa de Calcuta, etc. Todos ellos, hombres y mujeres trascendidos, son simbolizados en masonería como Piedras Cúbicas y Perfectas del templo universal.
Por eso el énfasis en el número 144000. O en el 144, que nos da nueve al aplicar la adición teosófica. Cuarenta y cinco es la cifra kabalística de Adam. Y nos agrega que es medida de ángel y a la vez medida de hombre. Es decir, nos recuerda al hombre angélico, mediador y profeta, entre Dios y los Hombres.
Una imagen de esa realidad metafísica del hombre trascendido es el famoso Cuadrado Mágico de Saturno, que nos habla del Cristo de San Juan y del Hombre iluminado y perfecto:
Obsérvese que la suma de los nueve números de este cuadrado mágico nos da la cifra de 45, el número de ADAM. Y además, el cinco es el centro del número nueve, cuando los ponemos en secuencia. A los números periféricos les podemos abrir doce puertas y tenemos la base del diseño de la Nueva Jerusalén.
El cinco central es perfectamente homologable a Dios en su trono y a las cuatro criaturas angélicas gloriosas de muchos ojos, que describe el capítulo cuatro del Apocalipsis, vinculadas a los cuatro elementos, y que son el león= fuego, el toro= tierra, el águila= aire y el ángel-hombre= agua. Desde luego Juan sólo retoma el cuaternario de seres que se hayan en la presencia de Dios ya mencionado por el Profeta Ezequiel.
Esta estructura cuaternaria del universo, dividido en Tierra, Agua, Aire y Fuego que usa Ezequiel y San Juan, nos permite abrirnos a las doctrinas del Filósofo Empédocles, del siglo 5° antes de Cristo, era Pitagórico, Médico, Profeta y Mago, y también dividía el universo entre cuatro Fuerzas divinas o Principios del cosmos: Zeus= Fuego, Edoneo= Tierra, Nestis= Agua y Hera= Aire.
No eran los elementales, ni los elementos en sí, sino cuatro Inteligencias Primordiales que se manifestaban en cuatro formas. Por eso coinciden con los cuatro seres gloriosos de muchos ojos en las alas que rodean el trono de Dios en Apocalipsis 4. Es como si la Luz Eterna e infinita formara cuatro tipos de energías en su torbellino creador, y así aparecen estos grandes arcángeles regentes de los cuatro elementos del cosmos.
Así Juan se nos abre a Empédocles y a Pitágoras, pues el Filósofo de Crotona hacia jurar a sus discípulos por la Sagrada Tétrada o la Tetractis, los cuatro primeros números, raíces de todos los demás. Esa Sagrada Tétrada era relacionada con Zeus, de cuatro letras, y con el Tetragramaton, el nombre de Yahveh de los Judíos.
Por lo demás, el Nombre Dios que usamos diariamente es derivado del griego. Dios es el Genitivo de Zeus, una de las variedades del Sustantivo griego. Y se dice y se escribe DIOS. Y tiene cuatro letras. ( ???S )
El Tetragrama = Tetractis.
Sagrada Tetractis Pitagórica.
Así el Uno se hace dos, y el dos se hace tres y el tres se hace cuatro, y el cuatro se hace muchos. Y allí están, también reflejados, los cuatro mundos de la Kábalah: Atzilút, Briah, Yetzirah, y Assiah.
Juan, por lo tanto se abre a los cuatro puntos cardinales del cosmos físico e intelctual, para unir el cristianismo emergente con todo el universo de los buscadores de la verdad trascendente de los cuatro puntos cardinales del mundo, y de todas las épocas, de hoy y hasta nutrir a futuras generaciones de iniciados que alcanzaran el segundo nacimiento y que verán la luz eterna con el ojo del espíritu, en la contemplación meditativa del misterio de la existencia. Misterio que Juan pudo conocer a fondo, y por eso se le dio el título perenne de Águila de Patmos.
Este Discípulo amado del Maestro Galileo voló muy alto en las dimensiones del espíritu, y tuvo por la gracia de Dios la vista intelectual penetrante, y logró la gnosis suprema del Verbo de Dios, Creador, Ordenador, iluminador, y Vivificador del cosmos. Ese Logos es nuestro Divino Maestro y Gran Arquitecto del Templo Universal.
Juan y su doctrina, además de la historia de la construcción del Templo de Salomón, ambas escritas en el volumen del conocimiento sagrado, han de ser el cemento de unión y la piedra fundamental que de coherencia y orientación existencial a la fraternidad masónica y a las logias del mundo entero por todos los siglos. Juan dejo abierto el camino de contactos y relaciones inteligentes con todas las enseñanzas espirituales de esa época, del presente, y del futuro de la humanidad.
Todas esas doctrinas, excepto el materialismo en sus variadas formas, han surgido y surgirán del misterioso Infinito Interior del Ser humano, y darán las luces, las energías y las soluciones que sean necesarias en el devenir histórico de la humanidad del mañana y las que sean necesarias para entrar espiritualmente por las puertas de oro de la logia eterna, en la consumación final de la evolución de las almas en la luz del Verbo de Dios.
En el presente de las realidades espirituales que no vemos, puede afirmarse que a estas alturas del devenir de la historia Ioannes o Juan Evangelista es uno con Cristo, y por tanto es uno con el Verbo de Dios que nos sustenta, oriente y nutre. Tal como decía Pablo. YA NO VIVO YO, SINO CRISTO VIVE EN MI. La unificación total del discípulo era la meta de Juan, y por la profundidad de su comprensión del misterio de Dios, se concluye que logro ver directamente las realidades supremas del universo con los ojos de Jesucristo. Ese ver directo o intuitivo es la Gnosis que se obtiene al usar el ojo de la inteligencia pura.
Autor:
Fernando Edmundo del Cármen Laredo Cárter
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