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La Profesionalización del Deporte. El control de las Transnacionales (página 2)

Enviado por Isis


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En aquella época, los círculos guerreristas y reaccionarios destacaron una amplia campaña, tendente a obstaculizar la asistencia de los atletas de los países socialistas. De un lado eliminaban la posibilidad de que el pueblo norteamericano presenciara los triunfos y victorias de aquellos atletas y por otro estimulaban los afanes de conducir a la humanidad a otra conflagración mundial: bochornosos manejos, propios del ¨american way of life¨.

Evidentemente, no podía permitirse esa afrenta y de ahí la obligada determinación de no concurrir a la lid más importante de los deportistas del planeta.

Al margen de ello, era necesario descargar, por así decirlo, la forma deportiva alcanzada por los atletas , en un largo bregar de 4 años y por tanto se organizaron los denominados Juegos Amistad´84, que permitieron contender en un clima sano, puramente deportivo y que mostrara el alto grado alcanzado. Varias naciones socialistas entonces, acogieron con agrado la feliz iniciativa y reclamaron la sede para diferentes disciplinas. Cuba acogió los deportes de polo acuático, voleibol y boxeo; Checoslovaquia, atletismo (f), gimnástica y tiro con arco; Unión Soviética, baloncesto, remos, atletismo (m), natación entre otros. Los sueños largamente concebidos, se convirtieron en medallas y demostraron que la táctica utilizada por los yankis tenía implícita no aceptar la abrumadora superioridad de los atletas del campo socialista, en el propio territorio estadounidense.

El objetivo fue cumplido en toda su extensión e incluso se contó con la presencia de atletas de todas las latitudes del universo. Fue una gran experiencia de lo que realmente deben ser los Juegos Olímpicos: una cita de lo mejor y más puro de la humanidad, en aras de un futuro de realizaciones, de unión, paz y hermandad. Sin embargo, hay quienes inescrupulosamente e impulsados por la codicia y la avaricia, han planteado cínicamente, la necesidad de realizar dos olimpíadas: la de los países desarrollados y la de los del Tercer Mundo, que serán la gran mayoría.

El crecimiento de los conflictos en el mundo, el proceso de mundialización, la globalización, el neoliberalismo, el poderío y las riquezas de unos pocos frente a la pobreza y miseria de miles de millones de personas en todas partes, son un hecho real, extremadamente complejo, producto del desarrollo histórico y fruto de la civilización humana que ha afectado y afectará el desarrollo económico, político y social de todos los países del mundo. La actividad deportiva, como elemento socio-educativa-cultural, no escapa tampoco a los efectos de esta realidad. Hay que ver como evoluciona el deporte mundial; expresó Fidel al recibir a la delegación que nos representó en Baltimore, nadie sabe a donde vamos a parar ya, de modo por ahora irreversible, con esa triste transformación del deporte amateur y de las Olimpíadas en una competencia de profesionales. Me pregunto, decía, que le quedan a los países pobres, a la inmensa mayoría de los países.

Es indiscutible que para salvar al deporte de las garras de tan egoístas intereses y elevar a su máxima expresión los ideales olímpicos, los pueblos del mundo, conjuntamente con sus comités olímpicos nacionales deberán unir sus fuerzas y trazar las estrategias que permitan obtener los objetivos por los cuales, griegos y romanos, lucharon tanto.

Desarrollo

En la actualidad con la crisis que enfrenta la economía mundial, donde se logran estrechas interrelaciones entre los países, hecho que tiene su base en el desarrollo alcanzado por el transporte, las comunicaciones y el procesamiento y transmisión automatizada de la información. Sin embargo, este no es un proceso exclusivamente tecno-económico, pues sus tendencias acompañantes se presentan en todos los campos de la actividad humana de nuestros días.

Es un proyecto ideopolítico impulsado por las principales potencias mundiales en función de controlar, rediseñar y aprovecharse del sistema de relaciones internacionales con vistas a estructurar, un nuevo orden mundial de acuerdo a su interés egoísta.

Se pretende imponer la globalización a nuestros pueblos como camisa de fuerza que nos impida la aplicación de políticas nacionales diferentes a las que dictamina el norte revuelto y brutal que nos desprecia. La privatización total y la apertura comercial a cualquier precio, se nos presenta como las únicas fórmulas posibles de éxito económico. Fidel Castro 8.10.95

Este proceso, objetivo básico del capitalismo de nuestros días, pero en modo alguno equivalente al triunfo universal y definitivo de ese sistema, ni a la abolición de las contradicciones entre clases sociales o entre países o regiones, ni a la cancelación de las transformaciones revolucionarias, ni tampoco a la inevitable adopción, como camisa de fuerza, por todos los países, de un cierto patrón de conducta en su política interna y externa.

La globalización del discurso económico a nivel de la economía capitalista mundial es una realidad evidente, aunque ya no con la unanimidad sin fisuras que tuvo en años anteriores. La brutalidad de la camisa de fuerza neoliberal a traído pobreza, sin desarrollo ni equidad y el proceso comienza a ser admitido mediante la búsqueda de paliativos , que adoptan nombres como liberalismo social, capitalismo con rostro humano y otros.

Por los caminos neoliberales, la globalización vigente en el mundo se expresa como una gran fuerza destructiva para las sociedades que pueblan el planeta.

Si bien el fenómeno se presenta como algo objetivo, acelerado en los días actuales por las escalofriantes posibilidades tecnológicas, quedan mil dudas de sus consecuencias al desarrollarse en las actuales condiciones de predominio de un capitalismo feroz y cruel, dominado por las transnacionales de unos pocos países que pretenden imponer al resto del mundo sus propios intereses.

Al proceso de globalización neoliberal se refieren la mayor parte de las publicaciones y expertos como de un caso económico y es, realmente, mucho más que eso.

Es muy difícil no estar de acuerdo con lo escrito por el investigador Silvio Baró en un artículo reciente, sobre el hecho de que la globalización , como se desarrolla hoy, es un proyecto político e ideológico de las grandes transnacionales y los gobiernos que la representan.

Cuando Estados Unidos pelea porque sus películas, comics, señales de televisión y otros engendros del show business encuentren mercados abiertos en todas partes, no está solamente haciendo negocios con un arte: está imponiendo un patrón cultural, globalizando su cultura de la violencia, homogeneizando los gustos en detrimento de las tradiciones nacionales, con el agravante de que lo hace con un producto masivamente mediocre y promotor de los peores instintos del ser humano.

Mientras buscaba información para este trabajo tuve la oportunidad de leer un artículo publicado en Granma por Miguel Hernández, titulado: COI: Reformas y amenazas. el cual me indignó pero no asombró,

pues es un ejemplo concreto de lo que expresamos en párrafos anteriores. En una de sus partes expresaba lo siguiente:

… "El sentimiento de rechazo a las amenazas del Congreso de los Estados Unidos pudiera salir a relucir este fin de semana en el Palacio de Beaulieu, en la invernal Lausana, por medio de la postura de un sector del COI en desacuerdo a que su presidente comparezca este 15 de Diciembre en Washington ante un comité congresional para responder a preguntas sobre los regalos a miembros del COI, en busca de votos de los organizadores de la candidatura olímpica norteamericana…"

Este hecho refleja nítidamente el proceso de descomposición en que se encuentra una parte, no señalada, del COI, el cual lo integran en su gran mayoría, señores acaudalados, con títulos nobiliarios o poseedores de grandes negocios y fortunas personales.

Posiblemente ninguno de ellos, exceptuando la representación de Cuba, sea exponente en ese organismo deportivo de la promoción deportiva en función de la salud, de intereses educativos, de derechos ciudadanos, del fortalecimiento del espíritu, de la voluntad, del colectivismo. Me pregunto entonces, sí a esos niveles donde se organizan las máximas lides deportivas mundiales, no tienen reparo en otorgar una sede olímpica al mejor postor, aceptan que cada vez más se incorporen profesionales en los eventos deportivos que hasta hace poco solo participaban amateurs, que permitan que organizaciones deportivas que se les subordinan, cometan todo tipo de atropellos contra atletas o delegaciones deportivas en las sedes destinadas para desarrollar eventos deportivos regionales o mundiales, que acepten cambiar, hasta incluso, las reglas de determinados deportes por los beneficios sustanciosos adquiridos por los derechos de televisión, que permitan que instituciones destinadas a garantizar la certeza de que los atletas compitan en condiciones normales de salud, sean sobornadas o se presten para manejos sucios, tendenciosos, o apoyar políticas extraterritoriales de un país contra otro. Entonces, — ¿ que quedará del olimpismo, del deporte, como expresión natural del desarrollo físico de nuestros pueblos?

Es interesante comparar la gloria alcanzada por los campeones olímpicos de los Juegos antiguos, cuando sólo recibían una corona de laurel como premio supremo y la forma en que se fue minando a finales del siglo XIX cuando al conquistar un lugar prominente en un evento deportivo, se decidió premiar con medios materiales y dinero tales hazañas. A partir de esas experiencias iniciales, se promovió una carrera contra reloj en el incremento de los estímulos materiales y en metálicos; marcas de determinados artículos deportivos, como parte de su propaganda comercial inundaron el mundo con sus vestuarios e implementos; se inició así una lucha feroz y descomunal por la supremacía en la preferencia de uso, a lo cual solo podían aspirar los países ricos, que podían vestir a sus delegaciones fastuosamente y utilizar para sus entrenamientos, los implementos impecablemente elaborados.

Producto de que el negocio era rentable, otras empresas se involucraron en ello, así vemos como la Mercedes Benz regala carros de último modelo a los 1eros. lugares del Grand Prix de Atletismo, o se obsequia 1 millón de dólares al 1er. lugar de la Liga Mundial de Voleibol, o se regala una motocicleta en una competencia de ciclismo, etc.

Estos estímulos materiales han sido, por así decirlo, un elemento deshumanizador para los atletas, que han llegado a utilizar anabólicos y esteroides que le permiten aumentar el volumen muscular y su capacidad de esfuerzo para artificialmente superar los récords y las marcas establecidas por otros o por ellos mismos. Y que decir de las medidas obligadas que esto a provocado al tener que dictar decisiones restrictivas para el uso de determinados medicamentos, creación de laboratorios costosísimos para el control antidoping y por último el resquebrajamiento de la ética y la profesionalidad de estos, ante el soborno de los inescrupulosos que solo aspiran a vencer a cualquier precio.

Las ideas concebidas por los griegos respecto de los juegos olímpicos, han sido distorsionadas, cambiadas y corrompidas por el mercantilismo, y lejos de protegerse el concepto del atleta amateur, lo que ha ocurrido en los últimos años es que prácticamente se han profesionalizado casi todos los deportes y ya en las competencias olímpicas tienen derecho a participar atletas profesionales, es por ello que aparecen los llamados dreams teams, lo cual no sirve muchas veces más que para humillar a los países que tienen muy pocos recursos, a los países que no poseen profesores, entrenadores, instructores, ni centros de enseñanza, ni instalaciones deportivas, ni las cosas que posee, por ejemplo, Cuba a pesar de ser un país del tercer mundo.

Esas competencias sirven muchas veces para tratar de demostrar la superioridad nacional e incluso racial de los países ricos y de las naciones desarrolladas y para humillar a los demás pueblos, aunque algunos atletas procedan de países pobres. Así es muy difícil que un pueblo africano pueda conformar un equipo y los recursos para disponer de un buen equipo de fútbol; sin embargo, los atletas africanos solo tienen oportunidad de participar en los equipos de los países industrializados. Estos tienen recursos, tienen dinero y se llevan los atletas. Es un ejemplo elocuente el de Cuba, que durante 40 años ha tenido que luchar muy duramente en esa competencia cada vez más desleal y contra esa política de arrebatarles a otros países sus atletas.

En el caso de las naciones iberoamericanas, a pesar de sus esfuerzos por mejorar o mantener sus posiciones anteriores, navegan en el mar de la esperanza, para morir finalmente en la orilla del desengaño.

La historia real del deporte iberoamericano está contenida en cifras que mueven a la reflexión: de las 10,021 medallas repartidas en las 22 ediciones olímpicas desde Atenas 1896 hasta Barcelona 1992, la comunidad de esta área geográfica, nada más hemos logrado 324, para un pírrico 0,03%, y de los 3,339 títulos puestos en disputa en todos los Juegos, sólo ganamos 97.

Cualquier análisis que intente profundizar en esos magros resultados, conduce siempre al mismo punto: las dificultades de los atletas para realizar una adecuada preparación, ya sea por no contar con recursos suficientes, como por el atraso tecnológico, que los coloca en inferioridad respecto los representantes de naciones más desarrolladas. Cada día el deporte de alto rendimiento es más complejo. Los asombrosos registros de hoy son fabricados, en su gran mayoría, en laboratorios y con ayuda de computadoras y complejos equipos para medir las posibilidades físicas e intelectuales de los seres humanos.

Salvo Cuba y España, que han desarrollado modelos deportivos propios y con halagüeños resultados, para el resto esa tecnología deportiva de punta es mera utopía.

Como apuntamos anteriormente la consecuencia de este abandono es calificado eufemísticamente como migración deportiva, pero en esencia no es más que un simple robo de talentos.

En las primeras 10 ediciones olímpicas, los países latinoamericanos no pasaron de ser simples participantes y sus atletas se contentaban la mayor parte de las veces con ver las espaldas de europeos y norteamericanos, al tiempo que se consolaban en la frase del Barón de Coubertin, de que «lo importante no es ganar, sino competir».

En América Latina el deterioro del deporte se ha manifestado en diversos países, por ejemplo en Argentina que luego de Cuba es la de mejor fructífero historial olímpico, luego de ganar su primera medalla de oro en París´24 e incrementar la cifra en Amsterdam´28 (3); Los Angeles´32 (3); Berlín´36 (2); Londres ´48 (3) y Helsinki´52 (1), comenzó un declive que lo alejó definitivamente del máximo escalón del podio. Brasil, es un coloso sumido en un letargo. En la ciudad Condal, fue el otro país iberoamericano que logró conquistar medallas de oro por intermedio del voleibol masculino y el judoka Rogerio Sampaio, en los 65 Kilos, 8 años después su panorama no cambió mucho, los dos equipos de la malla alta, los conjuntos de baloncesto y el nadador Gustavo Borges fueron sus opciones más halagüeñas. Del resto de Sudamérica poco hay que decir, salvo que los imponderables propios del deporte coloquen en el podio de los futuros vencedores a algún atleta de Chile, Perú o Ecuador, donde hay algunas individuales en atletismo y tiro deportivo.

Con respecto a los países de Centroamérica y el Caribe, lo más llamativo es el caso de México, que vive aún bajo los efectos del tequilazo, del que aún no se ha recuperado. Según algunos especialistas, los resultados de los juegos panamericanos de los últimos años, se debieron, en gran medida, al trabajo de los cubanos que ofrecen sus conocimientos a las selecciones nacionales y el deporte de base.

No se puede predecir cual será la evolución futura del deporte en el ámbito mundial, pero todo indica que si no se toman medidas para detener el profesionalismo deportivo como forma de vida y las tendencias asociadas de los llamados ¨scouts¨ para nutrirlo, a través de la compra de atletas, los ideales de los juegos olímpicos primero, y regionales después serán devorados, destruidos.

En 1896 en Atenas cuando se realizaron los I Juegos Olímpicos Modernos, el costo de estos fue de 1,5 millones de dracmas (unos $250,000 dólares, conforme a la paridad vigente entonces). En 1996, los de Atlanta costaron $1,700 millones de dólares, la Olimpíada más grande y rica de todos los tiempos. Pero sin embargo, no todo lo que brilla es oro. En Atlanta, los medios que trabajaron en el centro de prensa dijeron que la información más urgente sobre los resultados de las pruebas era caótica y estaba llena de errores. Un sistema computarizado de $200 millones de dólares, que debían suministrar los datos a las agencias noticiosas internacionales no tenía resultado alguno para la mitad de una decena de deportes.

Conclusiones

Es incuestionable que el deporte en el ámbito mundial es de hecho, un elemento más del mercado globalizado de nuestros tiempos y entraremos al tercer milenio con la vergüenza de habernos dejado arrastrar en el lodo de la infamia y el servilismo ante la fuerza y el empuje de los poderosos, sin tomar en cuenta la onda de David, como expresara en el siglo pasado nuestro José Martí al referirse a sus vivencias en las entrañas del monstruo.

La deslealtad con los atenienses y con nosotros mismos será infinita. Empañaremos los siglos de hermoso desarrollo de esas fiestas nacionales, regionales y universales de la actividad muscular y social, por dar paso al mercantilismo, al egoísmo y a la desnaturalización del deporte.

Cuba es un símbolo en el combate contra estas tendencias casi ya irreversibles, la atención brindada por el gobierno y el estado a la práctica masiva del deporte participativo y su preocupación constante por el deporte de alto rendimiento durante más de 40 años son motivos suficientes para sentir satisfacción a finales del presente siglo. Los mejores y más reconocidos escenarios internacionales contaron con la presencia de deportistas cubanos. O si no, que lo digan el 1er. lugar en el inconcluso Mundial de Boxeo, la medalla dorada de las voleibolistas en la Copa, los segundos puestos en el Mundial de Judo (f), en la Liga y en la Copa de Voleibol (m), y el tercer puesto en las Universiada, en Palma de Mallorca.

Así, con esa naturalidad que los caracteriza, los jóvenes de esta pequeña isla caribeña pasearon la obra de la Revolución por 21 campeonatos mundiales, 11 copas, 12 certámenes panamericanos, 5 Grand Prix y 9 eventos masters, entre otras lides.

Hace hoy 16 años, los Juegos de la Amistad´84 demostraron que es imprescindible mantener la pureza del deporte y que los que aman esta bella actividad, deben luchar porque la cita más importante de los deportistas del mundo, los Juegos Olímpicos, mantengan el noble espíritu que los originó.

Sólo con una alta moral deportiva y muy claras ideas de lo que representa para los pueblos sus atletas, habrá éxito en las venideras competencias deportivas. De ahí que la unión para salvar el deporte, de las garras de la globalización neoliberal que se nos pretende imponer a todos, fuere decisiva en el próximo milenio. No hacerlo será un gravísimo e imperdonable error, que lamentaremos eternamente.

Bibliografía

1. Almanaque Mundial 1997, editorial América S.A.

2. Castro, Fidel. Discurso en el recibimiento a la delegación deportiva que participó en Baltimore. Periódico Granma. 4.5.99. C. Hab.Cuba.

3. Hernández, Miguel. COI: reformas y amenazas. Periódico Granma 11.12.99. C. Hab. Cuba.

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  • 5. Durántez, Conrado. Pierre de Coubertin y la filossofía del Olimpismo.

  • 6. El deporte derecho del pueblo. 30.1.85. Habana. Cuba.

  • 7. El deporte derecho del pueblo. 30.3.84. Habana. Cuba.

  • 8. Fernández Corujedo, Julio. Panorama Histórico de la Educación Física. ESEF Fajardo. 1964.

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  • 11  Récord. Revista Iberoamericana. Julio-Agosto.1995.

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  • 12. World Baseball Magazine. 2.1996. IBA.

 

 

 

 

 

 

Autor:

Jorge Enrique Mejías Muñoz

Osmany González Quesada

Enviado por:

Isis

2009

"Año del 50 Aniversario del Triunfo de la Revolución"

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