Consideraciones Finales
El análisis de la recepción estudia la realidad en un nivel micro sociológico. A partir de esto se les ha criticado:
"Por rechazar el estudio sobre poblaciones más amplias con métodos cuantitativos
"Por negar el poder de los medios y defender el poder de la interpretación.
"Se ha hablado de excesos en el estudio etnográfico meramente descriptivo y en la generalización de los resultados sobre grupos específicos a poblaciones más amplias.
Frente a estas críticas, el investigador británico David Morley ha aclarado elementos del estudio de las audiencias. En particular tres aclaraciones:
"El error común de convertir casos concretos de resistencia en modelos de descodificación en general (cierta tendencia a encontrar rasgos de resistencia en cualquier sitio),
"El exceso de optimismo en cuanto a la capacidad de las audiencias para resignificar mensajes y,
"El error de igualar la idea de recepción activa como lugar de poder porque este poder no es comparable al que se tiene normalmente desde la emisión.
Recesión en América Latina y Perú
América Latina entrará este año en recesión. Este es el diagnóstico del servicio de Estudios de Argentina, que estima que el Producto Interior Bruto (PIB) de la región decrecerá un 1,5%, frente al 2% que aumentó en 1998.
El director de este servicio, Fernando Gutiérrez, presentó ayer el séptimo informe sobre Latinoamérica y afirmó que la clave de este decrecimiento está en Brasil, ya que representa casi la mitad del PIB de la zona.
El país suramericano sufrirá este año «el altísimo nivel de los tipos de interés, que supone un freno a la actividad; el aumento de los impuestos y la contracción del gasto público, y la dificultad para obtener financiación barata», dijo Gutiérrez. Por todo, la estimación del servicio de Estudios de Argentaria es que la economía brasileña decrezca un 4,5% en 1999.
Argentina, el país americano con mayores relaciones comerciales con Brasil, se verá arrastrado por los problemas de su vecino y su Producto Interior Bruto se recortará un 1%.
Ayer, precisamente, el titular de la Unión Industrial Argentina, Alberto Álvarez, señaló que la recesión económica del país es «la peor de los últimos 50 años», mientras que varios portavoces gubernamentales consultados por Efe aseguraron que el Ejecutivo prepara una reducción del gasto público de, por lo menos, 1.000 millones de dólares (152.000 millones de pesetas), en vista de las dificultades para cumplir las metas fiscales pactadas para este año con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Volviendo al informe de Argentaria, la economía venezolana caerá un 2%. Colombia y Chile registrarán crecimientos modestos, pero positivos (0,5% y 1,5%, respectivamente), mientras que Perú, duramente golpeado en 1998 por las catástrofes climatológicas, tendrá un respiro en 1999 al crecer un 3,5%.
El informe destaca que el año pasado se demostró que América Latina sigue siendo demasiado vulnerable a los factores externos, y ello a pesar de que, a principios de la década de los 90, la política económica de los gobiernos de la región viró hacia una mayor ortodoxia.
En el caso concreto de la economía peruana, probablemente nunca antes en el país esta distancia entre el corto y largo plazo esté tan claramente percibida en los agentes económicos. E común escuchar que las reformas estructurales del Gobierno están en la dirección correcta y al mismo tiempo expresiones de desesperanza respecto de lo que sucede a corto plazo, a veces con un sensación del callejón sin salida, mientras que los optimistas piensan que de algún modo la liberalización económica nos sacará del estancamiento.
Sin embargo, cualquier que sea la apuesta del agente económico, todos estarán de acuerdo que sin la presencia de expectativas que el mercado está mejorando y un clima que ofrezca rentabilidad al riesgo de la inversión, no existe despegue posible.
En una economía con fuertes desbalances macroeconómicos, esta situación solo se logra si el programa de estabilización es eficiente, en el sentido de generar un ambiente macroeconómico que conduce al crecimiento económico sólidamente financiado.
La Recesión Económica en el Perú La Recesión Económica es la última fase del ciclo económico, es producto de la inestabilidad del auge. Es una etapa en la cual se frena la inversión y muchas empresas dejan de ser rentables. Comienza a darse el paso que lógicamente afecta el consumo y la producción de bienes. Es decir, la recesión es entendida como un estancamiento en el crecimiento global de la economía. La depresión es una situación extrema de recesión en la cual el producto llega a decrecer, en ocasiones, en términos significativos.
Perú durante los últimos años
Entre 1990 y 1998 el consumo de alimentos en los hogares descendió a la mitad como resultado de la crisis y las políticas de ajuste. Y la ingesta diaria de calorías estaba en un magro 87% en vísperas del Fuji Shock.
Entre 1990 y 1998 se ha registrado una leve mejoría en los niveles de producción per cápita: de US$940 a US$1,060. Pero para recuperar los niveles de 1980 (US$1,324) falta crecer en 25%.
En 1993 el Perú ocupó el puesto 95º en el ranking de desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (indicador que se desprende de los índices de escolarización, alfabetización y el PBI real per cápita), junto a Omán, Irak, Túnez y República Dominicana. Vecinos como el Uruguay, por el contrario, ocupan el puesto 30º, Chile el 36º, Costa Rica el 42º, Argentina el 46º, Venezuela el 50º y Colombia el 61º.
Los índices de mortalidad infantil han evolucionado favorablemente de 1995 a 1998. Si anteriormente 109 de cada mil niños morían antes de cumplir un año, ahora son 59. Sin embargo, salvo Lima (26) y el Callao (22), la mortalidad infantil en el interior del país, particularmente en Ayacucho (89), Huancavelica (106), Apurimac (85), Cusco (92), Puno (89), Loreto (72), sigue siendo alta.
Las estadísticas también desmitifican anhelos, desbaratan cuentos chinos y revelan tendencias, algunas muy preocupantes
La dinámica recesiva y la reinserción
Un aspecto importante de un programa de estabilización es su dinámica de ajuste, que en el caso nuestro muestra efectos perversos respecto de la inflación debido a la situación en la que se encontraba nuestra economía antes del shock.
Debemos advertir que cuando se tiene hiperinflación en una economía de mercado no existe alternativa a un shock. Este puede tener muchas variantes, pero no hay antecedentes histórico ni teoría que avale algo diferente. Lo que interesa saber es cuál será el conjunto de políticas que se adopten ya que ellas delinearán la dinámica de ajuste. Cuando estas políticas revelan un programa fuertemente signado por un manejo monetarista, la dinámica de ajuste puede actuar a contracorriente del movimiento de las curvas agregadas de oferta y demanda.
Para comprender este fenómeno nos referiremos a dos momentos importantes del programa de ajuste aplicado a partir de Agosto del año pasado. Primero al que se tuvo inmediatamente después del Shock, donde la severa contracción de la demanda frenada por una variación radical de los precios relativos, elevación de tasa impositivas, flotamiento del dólar y restricciones crediticia rompe radicalmente con las expectativas post shock que tenían los agente. A partir de este momento la curva de oferta se desplaza con un movimiento deflacionario, lo cual ayuda a reprimir la emisión monetaria. Más aún, el efecto fiscal es positivo, dado que la severa reducción del gasto público es mayor que el efecto sobre los ingresos tributario, lo que en términos relativos redujo la brecha fiscal en un 50% ayudando a la contracción monetaria. La contradicción de los ingresos reduce el ahorro financiero privado en moneda extranjera y la deflamación del dólar sigue su ruta prevista, frente a lo cual la autoridad monetaria se ve precisada a intervenir para captar este exceso de oferta y reducir el impacto recesivo. Hasta aquí el programa muestra el movimiento esperado, donde las curvas de agregadas de oferta y demanda se van alineando en un conjunto de presiones deflacionarias que es lo que se busca. Sin embargo, en el lado monetario sucede un movimiento sobre el cual la política económica se equivoca. Nos referimos a que la curva de oferta no sólo se ajusta con retraso a la demanda sino que se desplaza más allá del equilibrio, generando éste exceso de ahorro. La presión deflacionaria a su vez genera una recomposición del portafolio de activos financieros que se denomina desdolarización, este fenómeno unido a la intervención monetaria en el mercado de divisas, produce normalmente un crecimiento de la liquidez lo que eventualmente se traduce en demanda por divisas (dólar barato) y su devaluación producto de la dinámica de ajuste de las curvas. En esta dinámica, las expectativas van acomodando o realineando los precios relativos al mismo tiempo que convalidando las expectativas de incremento de la demanda interna vía la mejora de la rentabilidad de las exportaciones, es decir iniciar un movimiento de contención recesiva y una eventual expansión interna no inflacionaria.
¿Puede la actual política económica hacer fracasar éste proceso de recuperación? Es difícil, pero no imposible. La razón de nuestra respuesta es sencilla. Si se produce un flujo de divisas positivo que se canaliza hacia la inversión, se tendrá una expansión de la demanda monetaria inducida por el efecto expansivo del gasto gubernamental. Si las autoridades monetarias calculan mal sus metas de emisión monetaria, lo que harán será presionar las tasas de interés hacia arriba restringiendo la demanda global. Un mal cálculo significa desfinanciamiento del gasto público debido a un descenso en la recaudación más que proporcional al descenso del producto, desfinanciamiento al Estado al reducir la contrapartida del financiamiento interno y dificultando la utilización de los préstamos externos. Se intentará entonces mayores impuestos que junto con la elevación de las tasas de interés, empujarían la inflación y aumentarán el efecto recesivo. En conclusión, el efecto expansivo que promete una buena refinanciación de nuestra deuda y la venida de los préstamos de la banca multilateral para reconstruir nuestra economía puede ser anulada por una política dominada por el síndrome monetarista.
El escenario que acabamos de describir no es una mera especulación, recordaremos que países vecinos como Brasil y Argentina siempre han estado reinsertado en el sistema financiero internacional recibiendo fondos de la banca multilateral recibiendo fondos de la banca multilateral hasta que ya no pueden cumplir las metas acordadas y se suspenden los pagos a la banca y luego los desembolsos de la banca y luego los desembolsos de la banca al país, para después renegociar los términos y volver a éste circulo vicioso. Durante todo este proceso estos países no demuestran mayor crecimiento visible y signo de haber derrotado el clima inflacionario. Sin embargo, es interesante mencionar que en Argentina el programa de Domingo Cavallo aplicado el último Abril y que no es de corte monetarista, lleva ya 7 meses con niveles de inflación inferiores al 2%, utilizando el concepto de anclaje al dólar, previa fijación de la tasa cambiaria (no flotándola, para evitar precisamente su caída por el efecto recesivo) lo suficientemente alta que asegura en el tiempo un alineamiento de precios relativos internos. Este proceso que lógicamente conlleva también su dosis de austeridad fiscal, restricción monetaria y apertura económica, deberá en su momento enfrentar la tarea de crecimiento vía la expansión externa, pero si el tiempo no es muy largo, tendrá la posibilidad de ir generando confianza a los agentes ubicados en este sector clave, situación que actualmente ya se presenta con claridad.
Cifras demuestran pobreza de soluciones
¿Cuál es la representación más apropiada para caracterizar la distribución de ingresos en Lima Metropolitana? ¿Son dos o tres grupos la característica que mejor representa la distribución? […] la mejor descripción de Lima Metropolitana, en todos los años de estudio, es la de una sociedad con dos tipos de personas: las de ingreso bajo y las de ingreso alto. Sin embargo, al considerar el menor nivel de sensibilidad, la mejor descripción [desde 1990] hasta 1995 consistía en una ciudad con tres tipos de ingresos, sin embargo, desde 1996 hasta el 2005 Lima se ha convertido claramente en una región con dos polos.
De acuerdo con las pruebas realizadas por la autora, las razones que explican la existencia de estos dos grupos diferenciados son fundamentalmente el nivel educativo, la calificación y la pertenencia al sector formal o informal. Los trabajadores limeños que tienen ingresos altos tienen una educación universitaria completa o superior y pertenecen definitivamente al sector formal. En contraste, los trabajadores limeños que tienen ingresos bajos tienen una educación superior incompleta o menor y pertenecen al sector informal
Los factores biológicos como la edad o el sexo habrían perdido capacidad explicativa suficiente para describir la estructura bipolar de los ingresos de los trabajadores limeños. En cierto sentido, esta es una buena noticia, ya que hablaría de un mercado laboral que está madurando respecto de estos factores haciéndolo más equitativo. No obstante, creo que esta es una hipótesis que debiera ser evaluada a través de otras aproximaciones metodológicas y en subgrupos poblacionales específicos donde estas variables pueden ser todavía significativas para explicar estructuras de ingresos laborales distintas.
Una última cuestión que me llama poderosamente la atención es que un quinto factor evaluado en el estudio es que la pertenencia de un trabajador a un determinado sector económico no explique la polarización en Lima. Se me ocurre que la masificación del sector informal en Lima haría que las diferencias remunerativas para un trabajador dependiente entre actividades económicas sea mínima. Sería indiferente para una persona trabajar con los zapateros en Caquetá, con los confeccionistas de Gamarra, con los que hacen muebles en Villa El Salvador, o como cambista de dólares o euros en Miraflores
Sea como sea, la observación empírica que hice en un post anterior sobre la disminución relativa de los ingresos agregados de lo que vendría a ser la clase media trabajadora en Lima, estaría siendo confirmada por este estudio que acabo de comentar
Bibliografía
- Klaus Bruhn Jensen (1998) "Introduction" en Jensen, K.B. (ed) News of the world. World cultures look at television news, Routledge, Londres, pp. 1-19 (1993)
- "El análisis de la recepción: la comunicación de masas como producción social de significado" en Jensen, K.B. y N.W. Jankowski (eds) Metodologías cualitativas de investigación en comunicación de masas, Bosch, Barcelona, pp. 165-180
Alexis Correa Herrera
UNIVERSIDAD DE SAN MARTÍN DE PORRES
MACROECONOMÍA
LIMA-PERÚ
2007
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