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Trastornos del Desarrollo (página 2)

Enviado por vianney sanchez


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Las señales de los trastornos del aprendizaje pueden ser identificadas por los padres o profesores cuando el niño tiene continuamente dificultades con todas o cualquiera de las siguientes actividades:

  • Lectura, ortografía, escritura o para completar problemas matemáticos.

  • Comprender o seguir instrucciones.

  • Distinguir la derecha de la izquierda.

  • Invertir las letras o números (confunde la "b" y la "d" o el 12 y el 21).

La evaluación exhaustiva por profesionales de la salud mental y de educación incluye exámenes psicológicos y educativos, así como hablar con el niño y con los padres. La evaluación exhaustiva identifica si el niño tiene o no tiene un trastorno del aprendizaje así como los puntos fuertes y débiles del aprendizaje. Los resultados de la evaluación se utilizan para determinar las necesidades educativas, identificar la mejor escuela, determinar la posible necesidad de medicamentos para ayudar con la distracción o hiperactividad, y determinar los posibles beneficios de cualquier terapia adicional como la logopedia o la psicoterapia familiar para aumentar al máximo el potencial de aprendizaje y la calidad de vida del niño.

Tratamiento de los trastornos del aprendizaje:

El tratamiento específico de los trastornos del aprendizaje será determinado por el esfuerzo coordinado del médico de su hijo y los profesionales de la salud mental y de la educación basándose en lo siguiente:

  • La edad de su hijo, su estado general de salud y su historia médica.

  • Qué tan avanzado está el trastorno.

  • El tipo de trastorno.

  • La tolerancia de su hijo a determinados medicamentos, o terapias.

  • Sus expectativas para la trayectoria del desorden.

  • Su opinión o preferencia.

Los trastornos del aprendizaje son tratables. Un esfuerzo coordinado entre los padres, los profesores y los profesionales de la salud mental proporciona las bases para estrategias individualizadas de tratamiento que pueden incluir una terapia de remedio individual o de grupo y clases o recursos especiales. 

Prevención de los trastornos del aprendizaje

No se conocen en este momento medidas preventivas para reducir la incidencia de los trastornos del aprendizaje. Sin embargo, la detección e intervención tempranas pueden reducir la gravedad de las dificultades académicas y mejorar la calidad de vida experimentada por los niños que tienen trastornos del aprendizaje.

Criterios según el DSM-IV

El DSM-IV contempla como trastornos del aprendizaje una serie de dificultades en el aprendizaje de las habilidades académicas, particularmente lectura, cálculo y expresión escrita. Las deficiencias evolutivas en la adquisición o ejecución de habilidades específicas se suelen hacer evidentes en la niñez, pero con frecuencia tienen consecuencias importantes en el funcionamiento posterior. Estos trastornos suelen ocurrir en combinación, y con frecuencia comórbidamente con otros trastornos psiquiátricos tanto en el individuo como en las familias y en la práctica, los niños con estos trastornos de aprendizaje son descubiertos de forma secundaria.

La definición de la mayoría de estos trastornos implica que un área particular del funcionamiento está deteriorada en relación con la inteligencia general. Como grupo, estos trastornos están ampliamente extendidos, englobando del 10 al 15% de la población en edad escolar (Hales y Yudofsky, 2000).

Los trastornos del aprendizaje implican déficits en el aprendizaje y la ejecución de la lectura, la escritura (no la caligrafía sino la expresión escrita) y el cálculo. Las personas con trastornos del aprendizaje presentan también normalmente un trastorno de la comunicación o de las habilidades motoras, quizás otros síntomas de disfunción cortical, problemas emocionales y motivacionales, o quizá trastornos psiquiátricos asociados.

Estos trastornos están definidos de manera que quedan excluidos aquellos individuos cuya lentitud en el aprendizaje queda explicada por falta de oportunidades educativas, escasa inteligencia, deficiencias motoras o sensoriales (visuales o auditivas) o problemas neurológicos.

Con frecuencia, el diagnóstico se realiza durante el período escolar. Durante los primeros años escolares, las habilidades básicas, atención y motivación construyen pilares para el aprendizaje subsiguiente. Los deterioros importantes en estas funciones se identifican en la necesidad de un abordaje precoz.

La etiología de los trastornos del aprendizaje, aunque desconocida, está presumiblemente relacionada con la maduración lenta, la disfunción o la lesión cortical o de otras áreas corticales relacionadas con estas funciones de procesamiento específicas. Sin embargo, la fuerza de la evidencia directa de anormalidades biológicas o genéticas varía con los trastornos, y también están implicados claramente factores no biológicos. No existe razón para asumir que cada trastorno sea debido a un mecanismo patológico único, y la subtipificación podrá ser posible a medida que los mecanismos cerebrales implicados sean mejor comprendidos.

Evaluación

Los criterios del DSM-IV especifican que un diagnóstico debería basarse en algo más que en la observación clínica: siempre que sea posible es esencial evaluar la presencia de un déficit específico con protocolos de test estandarizados. Dependiendo del trastorno, pueden resultar necesarias para el diagnóstico tanto las medidas formales del CI como las de habilidades específicas.

La evaluación incluye los test de inteligencia, la valoración de las capacidades específicas (toda la gama de habilidades académicas, habla y lenguaje y función motora), y la observación de la conducta del niño en clase. Normalmente, debe determinarse la calidad de la enseñanza en la escuela antes de establecer el diagnóstico.

Resultan útiles tanto la valoración neurológica como la psiquiátrica (teniendo en cuenta especialmente los trastornos de conducta perturbadores, y trastornos de déficit de atención, otros trastornos del aprendizaje y la comunicación y la privación social, los test de visión y audición, medidas del CI, psicológicas, neuropsicológicas y educativas (incluyendo la velocidad de lectura, la comprensión y la ortografía). Se espera que en un futuro las nuevas técnicas de imagen contribuyan significativamente a la valoración diagnóstica.

Diagnóstico diferencial

Los trastornos del aprendizaje deben diferenciarse de posibles variaciones normales del rendimiento académico, así como de dificultades escolares debidas a falta de oportunidad, enseñanza deficiente o factores culturales.

Una audición alterada puede afectar la capacidad de aprendizaje, debiendo investigarse con pruebas audiométricas o de agudeza visual. En presencia de estos déficits sensoriales sólo puede diagnosticarse un trastorno de aprendizaje si las dificultades para el mismo exceden de las habitualmente asociadas a dicho déficit.

En el retraso mental, las dificultades de aprendizaje son proporcionales a la afectación general de la capacidad intelectual. Sin embargo, en algunos casos de RM leve el nivel de aprendizaje se sitúa significativamente por debajo de los esperados en función de la escolarización y la gravedad del retraso, en estos casos debe realizarse un diagnóstico adicional del trastorno de aprendizaje adecuado.

El trastorno disocial puede resultar también una complicación, pero puede aparecer previamente al fracaso escolar e incluso en los años de preescolar. Aunque se ha insistido mucho en el solapamiento emocional resultante de los trastornos del aprendizaje y de la comunicación, existe un cuerpo de conocimientos creciente sobre antecedentes y concomitantes neuropsiquiátricos y sociofamiliares de estos trastornos.

Resulta también esencial evaluar un posible trastorno afectivo (baja motivación) y otros trastornos psiquiátricos y neurológicos. Normalmente los tests de percepción sensorial se obtienen para valorar los posibles deterioros de la visión o de la audición, que pueden agravar o imitar las manifestaciones de estos trastornos.

Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)

El TDAH es uno de los trastornos neuroconductuales más comunes en la infancia, el cual puede perdurar hasta la edad adulta. Se han propuesto varias teoría acerca de la causas del TDAH pero hace poco se comenzó a explorar en la genética.

Las investigaciones sugieren que hay un factor hereditario. Por varias décadas se ha considerado que el TDAH implica que hay presente alguna lesión cerebral, y esta noción la refleja el anterior uso de las categorías como lesión cerebral mínima o disfunción cerebral mínima.

Recientemente se asociado TDAH con dos regiones cerebrales, estas son la corteza frontal y los ganglios basales. En concreto, se ha observado una falta relativa de actividad en esta área a quienes sufren este trastorno.

Hay otras pruebas que sugieren que parte del hemisferio derecho tal vez funciona en forma deficiente y quizá el desarrollo y el funcionamiento del lóbulo frontal sean anormales.

Una persona con el TDAH experimenta un nivel crónico de falta de atención, hiperactividad impulsiva, o ambas conductas, lo cual compromete seriamente su funcionamiento diario. Los síntomas de este trastorno deben presentarse a niveles por encima de los esperados para la etapa de desarrollo de una persona y deben interferir en la habilidad de esa persona para funcionar en diferentes ambientes (p. ej., en la escuela y en la casa). Es probable que una persona con el TDAH tenga problemas en diferentes áreas de su vida, como por ejemplo en sus relaciones con la familia y otras personas de su misma edad (o pares), y en su rendimiento escolar y laboral.

Se han establecido tres tipos de TDAH según el nivel de los síntomas que experimenta el individuo. Descripción de los tres tipos de TDAH:

1. Predominantemente inatento. Es difícil para el individuo organizar o terminar una tarea, prestar atención a los detalles, o seguir instrucciones o una conversación. La persona afectada se distrae fácilmente u olvida los detalles de las rutinas diarias.

2. Predominantemente hiperactivo-impulsivo. La persona se muestra inquieta y habla mucho. Le es difícil permanecer tranquila por mucho tiempo (p. ej., para comer o para realizar un trabajo). Los niños más pequeños tienden a correr, saltar o trepar constantemente. El individuo se muestra impaciente y tiene problemas de impulsividad. Cuando una persona es impulsiva, puede que interrumpa mucho a los demás, le quite cosas a otra persona o hable en momentos inoportunos. Se le dificulta esperar su turno u oír instrucciones. Una persona impulsiva puede tener más accidentes y lesiones que otras.

3. Combinado. La persona afectada experimenta los síntomas de los tipos anteriores por igual.

Tanto como el 50% de los niños con el TDAH también sufren de otros trastornos mentales. Estas comorbidades del TDAH (otros trastornos que ocurren junto con el TDAH) dificultan el diagnóstico y el tratamiento del TDAH. Dichas comorbidades pueden exponer al individuo con el TDAH a otros retos.

La publicación DSM-IV-TR, utilizada por los profesionales de la salud mental, ofrece criterios para el diagnóstico del TDAH. El estándar diagnóstico ayuda a diagnosticar y a tratar adecuadamente el TDAH en una persona. La utilización del mismo estándar en todas las comunidades ayuda a determinar el impacto que el TDAH tiene en la salud.

El tratamiento del TDAH puede hacerse a través de terapias médicas o conductuales, o una combinación de ambas.

Medicación

Los medicamentos que mejoran con mayor efectividad los síntomas principales del TDA/H parecen afectar directa y principalmente ciertos neurotransmisores (moléculas cerebrales que facilitan la transmisión de mensajes de una neurona [célula cerebral] a otra). Los neurotransmisores involucrados son la dopamina y la norepinefrina. Ambos neurotransmisores parecen tener relación con los síntomas de atención y conducta del TDA/H. Sin embargo, se desconoce la contribución exacta de cada neurotransmisor para cada tipo de síntoma. De manera similar, no se puede predecir qué medicamento, con sus propias acciones específicas sobre los neurotransmisores individuales, logrará la mejor respuesta clínica para una persona en particular.9-11

Psicoestimulantes

Los psicoestimulantes siguen siendo medicamentos de primera línea para el tratamiento del TDA/H tanto en adultos, como en niños y adolescentes.9 Hasta la fecha, ninguno de los psicoestimulantes está aprobado por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) para el tratamiento del TDA/H en adultos, por lo que rutinariamente se recetan para usos no especificados en la etiqueta. Los dos estimulantes usados más comúnmente, el metilfenidato (MPH) y las anfetaminas (AMP), están clasificados como drogas de la Lista II por la Administración de Control de Drogas (Drug Enforcement Administration) porque tienen el potencial de ser abusados si no se administran según lo receta un profesional de la medicina.

Tratamientos

El tratamiento se debe diseñar de acuerdo a las necesidades específicas de cada niño y su familia. Frecuentemente, los niños con el TDA/H requieren una combinación de métodos/tácticas. Esta forma de tratar el TDA/H se llama "multimodal" e incluye:

  • Educación a los padres y al niño sobre la diagnosis y el tratamiento;

  • Técnicas específicas de manejo de conducta (usted puede aprender técnicas de manejo de conducta para ayudar a su niño y recibir apoyo para usted a través de consejería);

  • Medicamento (es importante que usted trabaje en equipo con el proveedor de salud que receta el medicamento para asegurase que su niño tome el que es más efectivo para el o ella); y,

  • Programas académicos y de apoyo apropiados.

¿Cómo pueden los padres y la familia ayudar a un niño con el TDA/H?

Hay varias maneras en que usted puede ayudar a su niño. Algunas de las cosas que usted y su familia pueden hacer son:

1. Mantener una rutina diaria y un horario consistente;

2. Mantener los objetos que se usan diariamente en el mismo lugar y fácil de encontrar;

3. Hacer listas para que le ayuden a organizar sus tareas; y,

4. Tener reglas consistentes.

¿Cuáles son las consecuencias de la falta de tratamiento a un niño con el TDA/H?

Las personas con TDA/H pueden tener vidas productivas y satisfactorias cuando reciben el tratamiento adecuado. Algunos de los problemas que se pueden presentar si el TDA/H no se trata son: el fracaso escolar, depresión, problemas en las relaciones sociales, problemas de conducta, baja autoestima y abuso de alcohol o drogas. La mayoría de los niños con TDA/H continúan con los síntomas durante la adultez, y pueden tener problemas en el trabajo y en el hogar a no ser que reciban el tratamiento.

Meditación da buen resultado como terapia para déficit atención

La práctica de meditación trascendental ayudaría a los niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) a controlar los síntomas.

Un estudio piloto demostró que las sesiones de meditación transcendental (MT) calmaban la ansiedad de niños con TDAH y mejoraba su comportamiento y capacidad de pensar y concentrarse.

La MT es una de las técnicas de meditación más simples. Quienes la practican se sientan cómodamente durante 10-15 minutos con los ojos cerrados y repiten en silencio un mantra (sonido, palabra o frase) que calma la mente y el cuerpo.

Algunos investigadores opinan que la meditación influye en el sistema nervioso y puede alterar varias funciones, como la respiración, la dilatación de los vasos y la regulación de la hormona del estrés.

El nuevo estudio revela que los niños con TDAH no sólo pueden aprender la técnica de MT, sino también obtener beneficios, publicó Current Issues in Education.

"El efecto fue mayor que el esperado", declaró la autora principal, Sarina J. Grosswald, especialista en aprendizaje cognitivo de Arlington, en Virginia.

"Los niños mejoraron también la atención, la memoria de trabajo, la organización y la regulación de la conducta", agregó la investigadora.

El estudio incluyó a 10 niños de entre 11 y 14 años de una escuela para alumnos con problemas de aprendizaje asociados con el lenguaje. Todos tenían diagnóstico de TDAH y aunque la mayoría estaba medicado, sufría problemas en la escuela y el hogar.

Los chicos aprendieron MT y la usaron en la escuela dos veces por día, 10 minutos cada vez.

A los tres meses, el equipo observó que los chicos tenían menos estrés y ansiedad, mientras que los síntomas del TDAH también mejoraban, según cuestionarios entregados a los maestros y los padres.

"Los maestros dijeron que podían enseñar más contenidos y los alumnos aprendieron más porque sentían menos estrés y ansiedad", comentó Grosswald.

El equipo opina que se necesitan estudios más grandes para conocer ahora si la MT es útil para tratar el TDAH, ya sea con el tratamiento estándar o sola.

"La MT no requiere concentración ni controlar la mente. El hecho de que esos niños pudieran practicarla fácilmente nos indica que la técnica sería especialmente adecuada para chicos con TDAH", señaló Grosswald.

Las alucinaciones son un efecto secundario poco común de los medicamentos para el TDAH

Un estudio encuentra que las sensaciones visuales o táctiles de insectos son una reacción rara, pero posible

– Los niños que toman medicamentos para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) pueden en raras ocasiones experimentar efectos secundarios perturbadores, como alucinaciones.

Expertos del gobierno de EE. UU. revisaron ensayos clínicos e informes posteriores a la comercialización del producto sobre los efectos secundarios de medicamentos estimulantes comúnmente recetados para el TDAH, como Concerta, Ritalin y Strattera. Encontraron que de cada cien "personas-años" de tratamiento, uno o dos niños experimentarán efectos secundarios graves, como alucinaciones de insectos o serpientes.

"Los pacientes y los médicos deben tener en cuenta que la psicosis o la manía que surgen durante el tratamiento farmacológico del trastorno por déficit de atención con hiperactividad podría representar reacciones adversas a los fármacos", escribieron los autores del estudio en la edición de febrero de la revista Pediatrics.

"Tales reacciones son muy poco comunes", afirmó el Dr. Roy Boorady, director del servicio de psicofarmacología del Centro de estudios infantiles de la Universidad de Nueva York en esa ciudad.

"Aquí vemos a muchos niños que reciben medicamentos, y diría que tal vez cada uno o dos años, podríamos oír sobre un niño con alucinaciones táctiles, es decir que siente que tiene insectos encima. Por lo general, se trata de niños muy pequeños que reciben los fármacos, y una vez dejan de tomarlos, la sensación desaparece", apuntó.

Casi el ocho por ciento de los niños de los EE. UU. (alrededor de 4.5 millones) han recibido en algún momento un diagnóstico de TDAH, según la información de respaldo del artículo. Y se calcula que el 4.3 por ciento de los niños estadounidenses toman medicamentos para tratar el TDAH. Las principales señales del TDAH son falta de atención, hiperactividad e impulsividad.

El estudio en cuestión se inspiró en inquietudes por los efectos secundarios psiquiátricos potenciales de estos medicamentos.

Los expertos de la FDA revisaron los resultados de 49 ensayos aleatorios y controlados por placebo, y pidieron a los fabricantes de los fármacos revisar sus bases de datos de vigilancia posterior al mercadeo.

Encontraron que ocurrían once episodios de psicosis o manía por cada 743 personas-años de tratamiento. No hubo episodios de psicosis o manía entre los niños que tomaban los placebos. Por cada cien personas-años, el índice de psicosis o manía fue de 1.48, según el estudio.

Los informes posteriores al mercadeo encontraron más de 800 incidentes de psicosis o manía. En alrededor del 90 por ciento de los casos, no habían antecedentes previos de afecciones psiquiátricas similares, encontró el estudio.

Las alucinaciones más comunes fueron sensaciones visuales o táctiles de insectos, serpientes o gusanos.

"Todo medicamento tiene efectos secundarios, algunos de los cuales son extremadamente poco comunes", apuntó el Dr. William Cohen, pediatra de desarrollo y conductual de la Unidad de desarrollo infantil del Hospital Infantil de Pittsburgh. "En cualquier momento en que su hijo esté tomando un nuevo medicamento, si presenta cualquier síntoma nuevo, considérelo un efecto secundario y llame a su médico. Con estos medicamentos, es seguro detenerlos y llamar al médico".

Boorady apuntó que los problemas de sueño y la pérdida del apetito tienden a ser los efectos secundarios más comunes de estos tipos de fármacos. Tampoco piensa que los padres deben preocuparse demasiado por la posibilidad de síntomas psiquiátricos, ya que son tan poco comunes.

Terapia farmacológica en adultos con TDA/H y trastornos psiquiátricos coexistentes

Entre dos tercios y tres cuartas partes de los adultos con TDA/H tendrán al menos un trastorno psiquiátrico más durante el transcurso de su vida.56 Entre estos otros trastornos se encuentran el trastorno de personalidad antisocial, los trastornos de ansiedad, los trastornos depresivos, el trastorno bipolar, y los trastornos por uso de sustancias (TUS). Luego de hacer los diagnósticos, el profesional clínico de la salud y el adulto deben decidir qué diagnósticos es necesario tratar y en qué orden.

No existe una investigación controlada sobre la terapia farmacológica en adultos con TDA/H y afecciones coexistentes. Las decisiones de tratamiento del profesional de la medicina y del paciente serán guiadas por la experiencia clínica y terapéutica anterior, las extrapolaciones de las experiencias clínicas de otros, y un enfoque racional y empírico de la respuesta clínica del paciente.

Las afecciones coexistentes significativas generalmente se tratan primero, antes que el TDA/H, sobre todo si causan perturbación y deficiencias clínicas y funcionales más importantes. Esto resulta particularmente cierto con los trastornos por uso de sustancias, la depresión grave y el trastorno bipolar, las psicosis, y la ideación homicida o suicida. Es importante considerar cómo podría verse afectado el TDA/H por medicamentos para un trastorno coexistente, tanto positivo como negativo, tanto útil como perjudicial. Por ejemplo, tratar la depresión con bupropión también podría ayudar con el TDA/H. Por otro lado, algunos medicamentos para la depresión grave y el trastorno bipolar podrían en realidad empeorar los síntomas del TDA/H. En un aparente caso medio, los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina), que por sí mismos no parecen tratar directa y efectivamente los síntomas del TDA/H, parecen tener éxito en el tratamiento de pacientes que tienen depresión coexistente y que están tomando estimulantes al mismo tiempo para el TDA/H.6,7,9

También es importante advertir que los medicamentos para el TDA/H podrían afectar los trastornos coexistentes. Por ejemplo, los psicoestimulantes podrían empeorar un trastorno de ansiedad o un trastorno bipolar no tratados. El riesgo de abuso de estimulantes también es mayor en los adultos que tienen trastorno por uso de sustancias y que las estén usando activamente. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, el tratamiento exitoso del TDA/H tiende a aumentar las probabilidades de que un individuo con TDA/H desarrolle con el tiempo el trastorno por uso de sustancias.

Algunos tratamientos no estimulantes para el TDA/H podrían tratar simultánea y adecuadamente el trastorno coexistente, junto con el TDA/H. Por ejemplo, un antidepresivo (ATC, bupropión, venlafaxina) podría tratar efectivamente la depresión y el TDA/H coexistentes. De manera similar, los ATC o la venlafaxina podrían tratar con éxito la ansiedad y el TDA/H coexistentes. El uso de atomoxetina para el tratamiento de una depresión y/o trastorno de ansiedad coexistentes resulta prometedor, pero no existen datos de estudios controlados en adulto.

Colegio Apostolado

Evaluación del el trastorno de atención e hiperactividad

Población estudiantil actual: 650 alumnos

Diagnosticado con dicho trastorno: 20 alumnos

Tiempo: 2004/2009 (5 años)

Sexo: 7 niñas (7/11 años)

13 niños (7/14 años)

Del los niños mencionados solo dos de ellos han presentado el trastorno profundo y para su tratamiento se le ha administrado fármacos y terapias. El resto de los afectados han presentado el trastorno de forma leve y solo toman terapias.

Fuente: Lic. Gertrudis Lora (psicóloga de básica del centro).

Retraso Mental

El retraso mental hace referencia a limitaciones sustanciales en el desenvolvimiento corriente. Se caracteriza por un funcionamiento intelectual significativamente inferior a la media, que tiene lugar junto a limitaciones asociadas en dos o más de las siguientes áreas de habilidades adaptativas: comunicación, cuidado personal, vida en el hogar, habilidades sociales, utilización de la comunidad, autogobierno, salud y seguridad, habilidades académicas funcionales, ocio y trabajo. El retraso mental se manifiesta antes de los dieciocho años, normalmente.

Criterios de diagnóstico según el DSMIV

Retraso mental leve CI 50-55 a 70.

Se los denomina los de la "etapa educable" son alrededor del 85 % de las personas afectadas por el trastorno. Suelen desarrollar habilidades sociales y de comunicación durante los años preescolares (0-5 años de edad), tienen insuficiencias mínimas en las áreas sensoriales motoras y con frecuencia no son distinguibles de otros niños sin retraso mental hasta edades posteriores. Acostumbran adquirir habilidades sociales y laborales adecuadas para una autonomía mínima, pero pueden necesitar supervisión, orientación y asistencia, especialmente en situaciones de estrés social o económico desusado. Contando con apoyos adecuados, los sujetos con retraso mental leve acostumbran a vivir satisfactoriamente en la comunidad, sea independientemente, sea en establecimientos supervisados.

Retraso mental moderado CI 35-40 a 50-55.

El retraso mental moderado equivale aproximadamente a la categoría pedagógica de "adiestrable". Este grupo constituye alrededor del 10 % de toda la población con retraso mental. Adquieren habilidades de comunicación durante los primeros años de la niñez. Pueden aprovecharse de una formación laboral y, con supervisión moderada, atender a su propio cuidado personal. También pueden beneficiarse de adiestramiento en habilidades sociales y laborales, pero es improbable que progresen más allá de un segundo nivel en materias escolares. Pueden aprender a trasladarse independientemente por lugares que les son familiares. En su mayoría son capaces de realizar trabajos no cualificados o semicualificados, siempre con supervisión, en talleres protegidos o en el mercado general del trabajo. Se adaptan bien a la vida en comunidad, usualmente en instituciones con supervisión.

Retraso mental grave CI 20-25 a 35-40.

Incluye el 3-4 % de los individuos con retraso mental. Durante los primeros años de la niñez adquieren un lenguaje comunicativo escaso o nulo. Durante la edad escolar pueden aprender a hablar y pueden ser adiestrados en habilidades elementales de cuidado personal. Se benefician sólo limitadamente de la enseñanza de materias preacadémicas como la familiaridad con el alfabeto y el cálculo simple, pero pueden dominar ciertas habilidades como el aprendizaje de la lectura global de algunas palabras imprescindibles para la "supervivencia". Los adultos pueden ser capaces de realizar tareas simples estrechamente supervisadas en instituciones. En su mayoría se adaptan bien a la vida en la comunidad a no ser que sufran alguna discapacidad asociada que requiera cuidados especializados o cualquier otro tipo de asistencia.

Retraso mental profundo CI 20-25.

Incluye aproximadamente el 1-2 % de las personas con retraso mental. La mayoría de los individuos con este diagnóstico presentan una enfermedad neurológica identificada que explica su retraso mental. Durante los primeros años desarrollan considerables alteraciones del funcionamiento sensorio motor. Puede predecirse un desarrollo óptimo en un ambiente altamente estructurado con ayudas y supervisión constantes, así como con una relación individualizada con el educador. El desarrollo motor y las habilidades para la comunicación y el cuidado personal pueden mejorar si se les somete a un adiestramiento adecuado. Algunos de ellos llegan a realizar tareas simples en instituciones protegidas y estrechamente supervisados

Retraso mental de gravedad no especificada (se utiliza cuando existe claridad sobre el retraso mental, pero no es posible verificar mediante los test)

Dependiendo del nivel de gravedad del retraso mental (discapacidad intelectual), el sujeto se puede "educar" y/o capacitar para que aprenda a vivir en la sociedad; puede dominar ciertas habilidades de lectura global (señalización de tránsito, por ejemplo: "PARE"), pueden trasladarse a lugares desconocidos o familiares, pueden aprender un oficio y trabajar en él; siempre y cuando la sociedad le dé la oportunidad de hacerlo.

El retraso mental, en la escala de medición de la inteligencia está por debajo de 70 de CI (cociente intelectual) Es la contraparte al otro extremo de la inteligencia, que es la superdotación, esta se encuentra por arriba de 130 de CI.

Tratamiento

Sólo pueden prevenirse algunos tipos de retraso mental. Para algunos síndromes caracterizados por este problema, las pruebas genéticas realizadas antes de la concepción ayudan a los futuros padres a conocer sus probabilidades de transmitir determinados genes a su descendencia. El hecho de que el padre o la madre sean portador de un gen concreto asociado a retraso mental no significa necesariamente que el bebé nacerá con este problema. Hablar con un consejero genético ayudará a los padres a tomar decisiones sobre crear una familia y someterse a exámenes adicionales.

• Manténgase al corriente de las vacunaciones (las suyas y las de sus hijos).

• Durante el embarazo siga una dieta nutritiva y equilibrada. Tome un complejo

multivitamínico y acuda a todas las visitas prenatales con su ginecólogo.

• Si está embarazada o desea concebir, no consuma alcohol ni drogas.

• Si tiene antecedentes familiares de enfermedad genética, obtenga consejo genético.

• Si sus hijos participan en deportes como ciclismo o patinaje, oblígueles a llevar casco.

Calidad de vida

Los niños con retraso mental pueden gozar de una vida plena. Los programas de intervención precoz ayudan a estos niños a adquirir habilidades básicas para de sí mismos y las de socialización.

Pueden estar en la misma clase que niños sanos y recibir una ayuda especial del profesorado. Según la gravedad de su retraso mental, los adultos pueden vivir solos, con compañeros o en hogares colectivos con ligera supervisión, según el grado de ayuda que requieran. Los adultos con retraso mental grave pueden vivir en residencias comunitarias que provean apoyo diario.

El tratamiento especifico responde al orden terapéutico: psicopedagogía, fonoaudilogía, psicomotricidad, kinesiología y terapia  ocupacional

En el ámbito escolar  de educación especial, el docente se limita a la planificación curricular  de las escuelas diferenciadas en el ámbito pedagógico, ya que cualquier trastorno lindante con la patología de base tendrá su tratamiento  fuera del horario escolar.

Trastorno Autista

El autismo es un desorden del desarrollo del cerebro que puede comenzar en niños antes de los tres años de edad y que deteriora su comunicación e interacción social causando un comportamiento restringido y repetitivo. Puede clasificarse de diversas formas, como un desorden en el desarrollo neurológico o un desorden en el aparato psíquico.

Aunque aún no se sabe la incidencia exacta del autismo, los estimados indican que en los Estados Unidos hay entre uno en cada 500 a uno en cada 1.000 personas. Las estadísticas actuales demuestran que el autismo ocurre en todos los grupos raciales, étnicos y sociales y que los varones tienen una probabilidad de 3 a 4 veces mayor de ser afectados.Los estudios iniciales realizados en la década de los sesenta indican que había una tasa de incidencia de entre cuatro a cinco casos de autismo en cada 10.000 personas, por lo que se consideraba que la condición era rara. Sin embargo, los estimados actuales sobre la incidencia no son consistentes con las tasas de incidencia para una enfermedad rara. Además, datos recientes en los Estados Unidos e internacionalmente indican que hay un aumento grande en la incidencia de la condición

Criterio de Diagnóstico para el DSM-IV

El DSM-IV(APA 1994) indica que para un diagnóstico de autismo es necesario encontrar las características A, B, y C que se mencionan a continuación:

  • A. Un total de seis o más manifestaciones de (1), (2) y (3), con al menos dos de (1), al menos una de (2), y al menos una de (3).

1. Trastorno cualitativo de la relación, expresado como mínimo en dos de las siguientes manifestaciones:

a. Trastorno importante en muchas conductas de relación no verbal, como la mirada a los ojos, la expresión facial, las posturas corporales y los gestos para regular la interacción social.

b. Incapacidad para desarrollar relaciones con iguales adecuadas al nivel de desarrollo.

c. Ausencia de conductas espontáneas encaminadas a compartir placeres, intereses o logros con otras personas (por ejemplo, de conductas de señalar o mostrar objetos de interés).

d. Falta de reciprocidad social o emocional.

2. Trastornos cualitativos de la comunicación, expresados como mínimo en una de las siguientes manifestaciones:

a. Retraso o ausencia completa de desarrollo del lenguaje oral (que no se intenta compensar con medios alternativos de comunicación, como los gestos o mímica).

b. En personas con habla adecuada, trastorno importante en la capacidad de iniciar o mantener conversaciones.

c. Empleo estereotipado o repetitivo del lenguaje, o uso de un lenguaje idiosincrásico.

d. Falta de juego de ficción espontáneo y variado, o de juego de imitación social adecuado al nivel de desarrollo.

3. Patrones de conducta, interés o actividad restrictivos, repetitivos y estereotipados, expresados como mínimo en una de las siguientes manifestaciones:

a. Preocupación excesiva por un foco de interés (o varios) restringido y estereotipado, anormal por su intensidad o contenido.

b. Adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos y no funcionales.

c. Estereotipias motoras repetitivas (por ejemplo, sacudidas de manos, retorcer los dedos, movimientos complejos de todo el cuerpo, etc.).

d. Preocupación persistente por partes de objetos.

  • B. Antes de los tres años, deben producirse retrasos o alteraciones en una de estas tres áreas: (1) Interacción social, (2) Empleo comunicativo del lenguaje o (3) Juego simbólico.

  • C. El trastorno no se explica mejor por un Síndrome de Rett o trastorno desintegrativo de la niñez.

Causas

Las causas del autismo se desconocen en una generalidad de los casos, pero muchos investigadores creen que es el resultado de algún factor ambiental que interactúa con una susceptibilidad genética.

  • Neurobiológicas

La evidencia científica sugiere que, en la mayoría de los casos, el autismo es un desorden heredable. De hecho, es uno de los desórdenes neurológicos con mayor influencia genética que existen. Es tan heredable como la personalidad o el cociente intelectual.

Los estudios en gemelos idénticos han encontrado que si uno de los gemelos es autista, la probabilidad de que el otro también lo sea es de un 60%, pero de alrededor de 92% si se considera un espectro más amplio. Incluso hay un estudio que encontró una concordancia de 95,7% en gemelos idénticos. La probabilidad en el caso de mellizos o hermanos que no son gemelos es de un 2% a 4% para el autismo clásico y de un 10% a 20% para un espectro amplio. No se han encontrado diferencias significativas entre los resultados de estudios de mellizos y los de hermanos.

En definitiva, está claro que el autismo es genético y se obtiene, por lo general, en parte del padre y en parte de la madre. Sin embargo, no se ha demostrado que estas diferencias genéticas, aunque resultan en una neurología atípica y un comportamiento considerado anormal sean de origen patológico.

Los estudios de personas autistas han encontrado diferencias en algunas regiones del cerebro, incluyendo el cerebelo, la amígdala, el hipocampo, el septo y los cuerpos mamilares. En particular, la amígdala e hipocampo parecen estar densamente poblados de neuronas, las cuales son más pequeñas de lo normal y tienen fibras nerviosas subdesarrolladas. Estas últimas pueden interferir con las señales nerviosas. También se ha encontrado que el cerebro de un autista es más grande y pesado que el cerebro promedio. Estas diferencias sugieren que el autismo resulta de un desarrollo atípico del cerebro durante el desarrollo fetal. Otros estudios sugieren que las personas autistas tienen diferencias en la producción de serotonina y otros neurotransmisores en el cerebro. A pesar de que estos hallazgos requieren más estudios.

  • Ambientales

A pesar de que los estudios de gemelos indican que el autismo es sumamente heredable, parecen también indicar que el nivel de funcionamiento de las personas autistas puede ser afectado por algún factor ambiental, al menos en una porción de los casos. Una posibilidad es que muchas personas diagnosticadas con autismo en realidad padecen de una condición desconocida causada por factores ambientales que se parece al autismo (o sea, una fenocopia). De hecho, algunos investigadores han postulado que no existe el "autismo" en sí, sino una gran cantidad de condiciones desconocidas que se manifiestan de una manera similar.

Tratamientos

El autismo puede ser tratado con terapia de conducta, medicamentos y terapia nutritiva. Los niños muchas veces muestran progreso en los síntomas con el tratamiento de conducta intensivo empezado durante los años preescolares. Un programa de tratamiento individualizado se puede comenzar entre los dos y tres años de edad y continuar durante los años escolares.

No existe cura para el autismo. Sin embargo, algunos niños se benefician de los medicamentos que ayudan a mejorar los síntomas de comportamiento para que puedan aprender mejor. Algunos de los medicamentos usados comúnmente incluyen los antidepresivos, anti-sicópatas y estimulantes (tales como Ritalín, que es recetado usualmente para el trastorno de hiperactividad por déficit de atención).

Algunos estudios también sugieren que la terapia nutritiva, incluyendo la suplementación con ciertas vitaminas (como las vitaminas B) pueden mejorar los síntomas en algunos niños. Las familias siempre deben consultar con el médico del niño antes de empezar cualquier terapia nutritiva.

Trastorno de Rett

Es un trastorno en el desarrollo neurológico infantil caracterizado por una evolución normal inicial seguida por la pérdida del uso voluntario de las manos, movimientos característicos de las manos, un crecimiento retardado del cerebro y de la cabeza, dificultades para caminar, convulsiones y retraso mental. El síndrome afecta casi exclusivamente a niñas y mujeres. El trastorno fue identificado por el Dr. Andreas Rett, médico austríaco que lo describió por primera vez en un artículo publicado en 1966{1}. El trastorno fue reconocido en forma generalizada sólo después de la publicación de un segundo artículo en 1983.

Los individuos que padecen de este trastorno a menudo presentan comportamientos autistas en las primeras etapas. Otros síntomas pueden incluir caminar con la punta de los pies, problemas del sueño; marcha con amplia base de sustentación; rechinar o crujir los dientes y dificultad para masticar; crecimiento retardado; convulsiones; incapacidades cognoscitivas y dificultades en la respiración al estar despierto, como por ejemplo la hiperventilación, apnea y aspiración de aire.

Etapas del trastorno

Hay cuatro etapas del síndrome de Rett. La etapa I, llamada inicio prematuro, comienza generalmente entre los 6 y 18 meses de edad. Con mucha frecuencia se pasa por alto esta etapa porque los síntomas del trastorno pueden ser muy sutiles y los padres y los médicos no notan el retraso leve inicial en el desarrollo. El niño puede comenzar a mostrar menos contacto visual y presentar menos interés en los juguetes. Puede haber retrasos en las capacidades motoras importantes tales como sentarse o gatear. También puede presentarse frotamiento de las manos y disminución en el crecimiento de la cabeza, pero no lo suficientemente marcados como para llamar la atención. Esta etapa generalmente dura algunos meses, pero puede durar más de un año.

La etapa II, o la etapa de destrucción acelerada, normalmente comienza entre las edades de 1 y 4 años y puede durar semanas o meses. Esta etapa puede tener una evolución rápida o gradual a medida que se van perdiendo las capacidades motoras de la mano y el habla. Los movimientos característicos de la mano comienzan a emerger durante esta etapa y a menudo incluyen estrujamiento, temblores, washing, aplauso involuntario o golpes ligeros, así como el llevarse las manos a la boca con frecuencia. Algunas veces, las manos se cruzan al revés o se llevan a los lados, con movimientos de tacto, sujeción y liberación al azar. Los movimientos persisten mientras que el niño permanece despierto pero desaparecen durante el sueño. Pueden ocurrir irregularidades en la respiración tales como episodios de apnea y de hiperventilación, aunque la respiración es generalmente normal durante el sueño. Algunas niñas también presentan síntomas autistas tales como la pérdida de la interacción social y de la comunicación. Pueden presentarse irritabilidad general e irregularidades del sueño. Los patrones de la marcha son inestables e iniciar actividades motrices puede ser difícil. El crecimiento retardado de la cabeza se nota generalmente durante esta etapa.

La etapa III, también llamada etapa de estabilización o etapa seudo-estacionaria, comienza generalmente entre las edades de 2 y 10 años y puede durar años. La apraxia, los problemas motores y las convulsiones son prominentes durante esta etapa. Sin embargo, pueden presentarse mejoras en el comportamiento, una disminución en la irritabilidad, el llanto y las características de autismo. Un individuo en la etapa III puede mostrar más interés en el medio que le rodea y puede haber mejoras en su nivel de atención y en las capacidades de comunicación. Muchas niñas permanecen en esta etapa la mayor parte de su vida.

La última etapa o etapa IV-llamada etapa de deterioro motor tardío – puede durar años o décadas y se caracteriza por una movilidad reducida. La debilidad muscular, rigidez (tensión) muscular, espasticidad (músculos rígidos con espasmos ocasionales), distonía (aumento en el tono muscular con postura anormal de las extremidades o del tronco) y escoliosis (curvatura de la espina dorsal) son otras características resaltantes. En las niñas, la capacidad de caminar podría perderse. Generalmente, no hay disminución en las capacidades cognitivas, de la comunicación o de las destrezas de la mano en la etapa IV. Los movimientos repetitivos de la mano pueden disminuir y la capacidad de mirar fijamente generalmente mejora.

Causas

El Trastorno de Rett es causado por mutaciones (alteraciones o defectos estructurales) en el gen MECP2 (pronunciado "mec-pi-tú" en inglés), que se encuentra en el cromosoma X. En 1999 los científicos identificaron el gen que se cree controla las funciones de otros genes. Cuando funciona normalmente, el gen MECP2 contiene instrucciones para la síntesis de una proteína llamada proteína metilo citosina de enlace 2 (MeCP2), que actúa como uno de los muchos interruptores bioquímicos que indican a otros genes cuándo dejar de funcionar y parar de producir sus propias proteínas. Debido a que el gen MECP2 no funciona correctamente en las personas que padecen del Trastorno de Rett, se forman cantidades escasas de dicha proteína. La ausencia de la proteína hace que otros genes se activen y se mantengan activos en las etapas inadecuadas, generando cantidades excesivas de proteína. A largo plazo, esto puede causar los problemas de desarrollo neurológico que son característicos en este trastorno.

Entre setenta y ochenta por ciento de las niñas diagnosticadas con el Trastorno de Rett tienen la mutación genética de tipo MECP2. Los científicos creen que 20 a 30 por ciento de los casos restantes pueden deberse a mutaciones en otras partes del gen o a genes que todavía no han sido identificados, por lo que continúan investigando otras mutaciones.

Causas Genéticas

Aunque el Trastorno de Rett es un trastorno genético, es decir, que resulta de un gen o genes defectuosos, en menos del 1 por ciento de los casos registrados se hereda o se transmite de una generación a la siguiente. La mayoría de los casos son esporádicos, lo que significa que la mutación ocurre al azar y no se hereda.

¿Quién padece del Trastorno de Rett?

El Trastorno de Rett afecta a una de cada 10 mil a 15 mil niñas recién nacidas. Ocurre en todos los grupos raciales y étnicos a nivel mundial. Existen exámenes prenatales disponibles para las familias que tengan una hija en la que se haya identificado una mutación de tipo MECP2. Puesto que el trastorno ocurre espontáneamente en la mayoría de los individuos afectados, el riesgo de que una familia tenga un segundo niño con el trastorno es de menos del 1 por ciento.

Las pruebas genéticas también están disponibles para las hermanas de las niñas que padecen del síndrome de Rett para determinar si son portadoras asintomáticas (sin síntomas) del trastorno, lo cual constituye una posibilidad muy baja.

Las niñas poseen dos cromosomas X, pero solamente uno está activo en cualquier célula. Esto significa que en una niña que padece del Trastorno de Rett, aproximadamente la mitad de las células del sistema nervioso utilizará el gen defectuoso. Algunas células cerebrales de la niña utilizan el gen sano y presentan cantidades normales de proteínas. El caso es diferente para los varones que poseen una mutación de tipo MECP2. Debido a que los niños poseen solamente un cromosoma X, carecen de una copia de reserva que podría compensar la defectuosa y no tienen ninguna protección contra los efectos dañinos del trastorno. Los varones que poseen este defecto mueren poco antes o después del nacimiento.

Diagnóstico

Los médicos diagnostican el Trastorno de Rett observando signos y síntomas durante el crecimiento inicial y el desarrollo del niño y realizando evaluaciones periódicas de su estado físico y neurológico. Recientemente, los científicos desarrollaron una prueba genética para confirmar el diagnóstico clínico de este trastorno; la prueba involucra buscar la mutación de tipo MECP2 en el cromosoma X del niño o niña. Dado lo que sabemos sobre los genes involucrados en el síndrome de Rett, tales pruebas pueden identificar hasta un 80 por ciento de los casos.Se recomienda consultar con un neurólogo pediátrico o a un pediatra especializado en el desarrollo para confirmar el diagnóstico clínico del Trastorno de Rett. El médico utiliza unas pautas sumamente específicas, las cuales se dividen en tres tipos de criterios clínicos diversos: esencial, de apoyo y de exclusión. La presencia de cualquiera de los criterios de exclusión niega un diagnóstico "clásico" o "típico" de este trastorno.

Además de los criterios de diagnóstico esenciales, un número de condiciones específicas permite a los médicos eliminar un diagnóstico del Trastorno de Rett. A estos se les conoce como criterios de exclusión. Los niños que cumplen con alguno de los criterios siguientes no padecen del Trastorno de Rett: recrecimiento de los órganos del cuerpo u otras muestras de la enfermedad de almacenamiento, pérdida de la visión debido a un trastorno de la retina o atrofias ópticas, microcefalia congénita, trastornos metabólicos identificables u otros trastornos degenerativos congénitos, trastornos neurológicos adquiridos por una infección o trauma severos de la cabeza, evidencia de un retraso en el crecimiento en el útero, o evidencia de daños cerebrales adquiridos después del nacimiento.

Tratamiento

No existe cura para el Trastorno de Rett. El tratamiento del trastorno es sintomático – se centra en el manejo de los síntomas – y de apoyo, requiriendo un esquema multidisciplinario. Pueden requerirse medicamentos para controlar las irregularidades respiratorias y las dificultades motoras y se pueden utilizar drogas antiepilépticas para controlar las convulsiones. Debe haber supervisión regular para la escoliosis y las posibles anormalidades del corazón. La terapia ocupacional (en la cual los terapistas ayudan a los niños a desarrollar las capacidades necesarias para realizar actividades autónomas- ocupaciones -por ejemplo, vestirse, alimentarse y realizar labores artísticas o artesanales), la fisioterapia y la hidroterapia pueden prolongar la movilidad. Algunos niños pueden requerir equipo y ayudas especiales, tales como soportes para detener la escoliosis, férulas o tablillas para modificar los movimientos de la mano y programas alimenticios para ayudarles a mantener el peso adecuado. También se pueden requerir en algunos casos servicios especiales académicos, sociales, vocacionales y de ayuda.

Pronóstico

A pesar de las dificultades que acarrean los síntomas, la mayoría de los individuos que padecen del Trastorno de Rett continúan viviendo bien hasta la edad adulta o mayor. Debido a que el trastorno es poco común, se sabe muy poco sobre la esperanza de vida y la prognosis a largo plazo. A pesar de que se estima que hay muchas mujeres de edad mediana (entre 40 y 50 años) que padecen este trastorno, no se han estudiado suficientes mujeres para llevar a cabo estimados confiables sobre la esperanza de vida más allá de la edad de 40 años.

Trastorno de Asperger

El síndrome de ASPERGER fue utilizado por primera vez por Lorna Wing en 1981 en un periodo medico bautizado a Hans Asperger, un psiquiatra y pediatra medico.

En el trastorno de Asperger se mantiene un desarrollo cognoscitivo y del lenguaje adecuado pero se sufre un deterioro grave en la interacción social. Además, desarrollan patrones de comportamiento, interés y actividades restringidas repetitivas y estereotipadas.

El trastorno de Asperger se caracteriza por serias dificultades en las habilidades para mantener una interacción social coherente, así como por conductas limitadas y repetitivas pero sin el retraso grave en el lenguaje o en otras habilidades cognitivas características de las personas con autismo.

El trastorno de Asperger es similar al trastorno autista excepto que existe una preservación parcial de las habilidades del lenguaje y cognitivas, también tiende a existir una mayor inteligencia y una menor prevalencia de retraso mental. Estas personas suelen mal entender los mensajes no verbales, presentan dificultades con las relaciones interpersonales especialmente en grupo se centran en temas de conversación que les interesan solo a ellos. Y hablan de tono anormal y tienden a tener pocos amigos.

La principal diferencia debe establecerse con el autismo donde los síntomas se manifiestan ya en el primer mes de vida, el niño camina antes de hablar la adquisición del lenguaje esta retrasada o ausente y cuando se desarrolla carece de fines comunicacionales. Viven en su propio mundo e ignoran a los demás.

Por el contrario en el trastorno de Asperger tiene un comienzo mas tardo a partir del tercer año de vida el niño habla antes de iniciar la deambulación e intenta comunicarse, vive en nuestro mundo pero a su manera.

Las personas con este trastorno presentan relaciones sociales difíciles y conductas o actividades limitadas, tales en una compañía como memorizar los códigos postales pero a diferencia con las personas con autismo puede expresarse verbalmente.

Causas

Existe un componente genético con uno de los padres con cierta frecuencia es el padre el que presenta un cuadro completo de síndrome de Asperger. En ocasiones haz una clara historia en autismo en parientes próximos.

En el próximo cuadro clínico que se presentan están influenciados por muchos factores, incluido al factor genético, pero en la mayoría de los casos no hay una causa identificable.

Tratamiento

No existe tratamiento que cure el síndrome de Asperger. El objetivo del tratamiento es controlar y mejorar la interacción social, los pacientes aprenden a funcionar de manera independiente como adultos, pero siguen enfrentando problemas de interacción social también pueden desarrollar problemas de salud mental. Tales como depresión y ansiedad. Los niños con síndrome de Asperger necesitan amor y comprensión así como horarios estructurales.

Trastorno de Desintegración Infantil

Se desarrolla en forma normal durante los primeros dos años de edad, pero antes de los diez años comienza a perder las habilidades lingüísticas y motoras al igual que otras funciones adaptativas, como el control intestinal y de la vejiga también se vuelve evidente un deterioro grave en la interacción social y la comunicación del niño el cual va acompañado por patrones de comportamiento, interés y actividades repetitivos y estereotipados.

Con frecuencia hay un periodo de la enfermedad poco definido durante el cual el niño se vuelve inquieto, irritable, ansioso e hiperactivo a lo que sigue un empobrecimiento y una pérdida del lenguaje y el habla acompañado por una desintegración del comportamiento.

El pronóstico es malo por lo general la mayoría de los individuos quedan afectados de retraso mental grave. En algunos aspectos el síndrome se parece a la demencia en la vida adulta.

No hay certeza hasta que punto es diferente del autismo. El diagnostico debe hacerse a partir de las características del comportamiento.

Causas

Aun cuando no se ha identificado una causa específica hay varios factores que sugieren a un origen neurológico ya que se da en una actividad cerebral anormal.

Tratamiento

Por lo común comprende intervenciones conductuales para recuperar las habilidades perdidas y tratamiento de la misma índole y farmacológicos para ayudar a reducir los problemas de comportamiento.

Estadísticas

Trastorno poco frecuente ya que tiene lugar en uno de cada 100,000 nacimientos aproximadamente.

 

 

 

 

 

Autor:

Vianney Sánchez

Partes: 1, 2
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