Apuntes sobre el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones para el aprendizaje
Enviado por ricardo
Una mirada desde la Psicología. Ensayo
- El uso de las TIC para el aprendizaje como proceso dialógico
- El uso de las TIC para la construcción de saberes
- El uso de las TIC como mediadoras
- El uso de las TIC para la configuración de competencias culturales
- Impacto del uso de las TIC en la formación de la personalidad
La introducción de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en los procesos formales de enseñanza–aprendizaje, es hoy realidad en curso que caracteriza al panorama educativo internacional.
Ejemplos concretos de cómo los rasgos distintivos de la actual "era planetaria" (Morin, E., 1999) se encarnan en las instituciones educativas, son las posibilidades de usar m{múltiples "visualidades tecnificadas" (Orozco, G., 2004) –la televisión y el video, ordenadores, softwares educativos, la conexión a redes locales y a internet– para enriquecer y diversificar tecnológicamente los entornos tradicionales donde tiene lugar la educación formal.
No obstante, la tendencia actual a la innovación y desarrollo de tales medios tecnológicos que sirven de soportes a la educación, no alcanza en su manifestación a transformar la realidad de muchas personas en el mundo, impedidas de acceder a ellos en medio de la pobreza como condición de vida, determinada por la creciente desigualdad entre ricos y pobres y el mantenimiento de relaciones sociopolíticas hegemónicas que se sostienen sobre el principio de la exclusión y la negación de oportunidades para las mayorías, en aras de garantizar la sobreabundancia para selectas minorías que detentan el poder económico.
En nuestro país, la revolución educacional de los últimos años ha sobrevenido como movimiento generalizado de cambio educativo que parte, justamente, de la introducción de las TIC en la cotidianeidad escolar, en tanto epicentro del perfeccionamiento curricular. Todos los niveles de enseñanza han quedado comprendidos en este gran programa nacional de transformación, incluida la Universidad del Adulto Mayor, en una apuesta por el aprendizaje a lo largo de toda la vida que es a la vez intento de maximizar los grados de inclusión social.
De ahí que la comunidad de profesionales e investigadores de las Ciencias Sociales en Cuba, encuentre en los centros del sistema de educación básica, media y superior, nuevos problemas en escenarios revitalizados para la práctica científica. La Psicología, como ciencia que toma la subjetividad por núcleo de estudio, ofrece algunos referentes para valorar las implicaciones y el impacto del uso de las TIC en los procesos educativos. Y debido a que estos enfatizan cómo potenciar la realización de aprendizajes óptimos por los ciudadanos en formación o actualización, entonces la Psicología Educativa permite pensar críticamente el empleo de las TIC como medios para el buen aprender.
Pensar críticamente el uso de las TIC como medios para el buen aprender, exige apoyarse en alguna noción de lo que el aprendizaje es.
En el campo científico abundan concepciones distintas sobre el aprendizaje. Las hay desde las puramente intelectualistas, que estiman una equivalencia entre operaciones cognitivas para procesar información y aprender; hasta otras más abiertas y flexibles que lo consideran abarcador de cualquier modificación relativamente estable de la conducta, que se apoye en la experiencia de vida del sujeto trayendo consigo implicaciones para el funcionamiento de su personalidad (Bleger, J., 2001, 1995).
De acuerdo con una óptica introductoria podemos asumir un acercamiento básico, general: el aprendizaje como "proceso dialógico de construcción de saberes, subjetivación y producción de valores, y configuración de competencias culturales, a partir del que emergen cambios mediatos, duraderos, en la forma como el sujeto regula y autorregula su comportamiento" (Wong, A., 2004, p. 59).
El uso de las TIC para el aprendizaje como proceso dialógico
Aprender se puede si se participa en alguna relación social de cooperación, pues tiene su origen en la comunicación con otras personas y es en la comunicación con otros que se manifiestan sus resultantes y su impacto evolutivo. La interacción simbólica es la autopista del aprendizaje, en medida creciente mientras mayor sea su cualidad dialógica, su vocación de diálogo en el sentido liberador (Freire, P., 2003).
La introducción de las TIC en la Educación amplía y pluraliza los espacios posibles para el intercambio simbólico entre aprendices, entre aprendices y orientadores del aprendizaje. Teniendo en cuenta que el campo de conciencia individual se estructura y dinamiza a partir de la asunción interpretativa que cada sujeto hace de sus vínculos interpersonales, es admisible suponer que las TIC pueden viabilizar el enriquecimiento de lo que el Enfoque Histórico-Cultural (Vigotsky, L. S., 1987) reconoce como Situación Social del Desarrollo de todos los actores en interacción.
De ocurrir así, se verifica la multiplicación de las probabilidades de crecimiento personal mediante la gestación de nuevas Zonas de Desarrollo Próximo, las oportunidades de Elaboración Vivencial resultantes de la problematización conjunta y el aprovechamiento de los Períodos Sensitivos para el anclaje de contenidos desconocidos hasta el momento.
A pesar de eso, es cierto que el uso de las TIC en condición de medios para aprender puede restar tiempo real a la creación de situaciones de comunicación directa. Incluso si las TIC llegaran a sobreestimarse, empleándolas para sustituir las situaciones presenciales, la adhesión podría desvirtuar la naturaleza del aprender por enajenación deshumanizante.
Por el contrario, la utilización adecuada de las TIC –en dependencia siempre de la concepción general sobre la Educación que se asuma– puede ser resorte del perfeccionamiento educativo, de acuerdo con la posibilidad que brindan de añadir nuevas sendas para el diálogo en la autopista del aprender.
El uso de las TIC para la construcción de saberes
Ha sido suficientemente probada la tesis sobre las consecuencias positivas del empleo de las TIC en la educación, en cuanto al incremento de los aprendizajes que los estudiantes logran al convertirse en usuarios de equipos multimedia para el uso de programas didácticos, participantes activos en teleconferencias o campos virtuales, entre otras modalidades.
Posturas demasiado optimistas podrían considerar que la presencia de estos medios en los entornos escolares y universitarios garantizaría per se semejantes resultados, cuando en realidad más de un testimonio confirma la no linealidad existente entre el uso de las TIC y el mejoramiento significativo del rendimiento docente.
Si algo define el impacto que tiene la introducción de las TIC en las gestiones de enseñanza–aprendizaje, es su contribución a la complejización de los procesos de construcción de saberes.
La utilización de las TIC opera como influjo mediador de los procesos de articulación gradual de conocimientos inscritos en la cultura, que los aprendices van desarrollando (Wong, A., 2004). Lo que ocurre en dos dimensiones complementarias, estrechamente vinculadas.
De un lado, las TIC en sí mismas representan cristalizaciones de conocimientos instituidos, por lo que exigen para su uso la construcción de saberes personales relativos a su empleo, constitución y utilidad práctica, un mínimo de alfabetización en el universo real que ellas mismas definen. Por otro, las TIC vehiculizan el acceso cognoscitivo a escenarios culturales distantes y heterogéneos a través de expresiones concretas que los enuncien: herramientas de comunidades desconocidas, la ideología y el estilo de vida de otros grupos humanos, narraciones históricas, creencias religiosas o políticas diversas, paisajes naturales, obras artísticas, etc.
Las TIC demandan la construcción de un saber navegar en el entorno virtual que ellas sustentan y, a la vez, amplifican y complejizan los aprendizajes de cara al montaje de los saberes necesarios para el Siglo XXI según la UNESCO (Delors, J., 1999), saber conocer, saber hacer, saber convivir y saber ser.
Una perspectiva fecunda para comprender cómo las TIC pueden brindar alternativas para enfrentar la complejidad de la enseñanza y los aprendizajes, se halla en la Teoría de las Inteligencias Múltiples (Gardner, H., 1994, 1995).
Esta visión pluralista de la mente y de las probabilidades para el desempeño individual, parte de una definición categorial de la Inteligencia como capacidad para resolver problemas y crear productos que sean valiosos en uno o varios ambientes culturales. De ahí que plantee la existencia de una diversidad de modos intelectivos de operar asequibles a cada persona, una serie de tendencias intelectuales que llegan a desplegarse mediante actividades simbolizantes, en culturas dentro de las cuales portan significados prácticos y tienen consecuencias tangibles.
En los entornos educativos donde se introducen las TIC, estas se instauran pilares de dos particularidades clave en las inteligencias múltiples que los aprendices poseen: su carácter distribuido y su naturaleza contextualizada. Quiere esto decir que los estudiantes desarrollan sus potenciales cognitivos mediante aprendizajes situados, para los que activan recursos de orden psicológico en combinación con recursos instrumentales de orden objetal, entre los cuales las TIC juegan roles medulares.
Por tanto, evaluar en la esuela el desempeño inteligente de los estudiantes comprende atender cómo ellos utilizan intencionalmente las TIC para prolongar, multiplicar, desplegar, optimizar sus dominios cognitivos, en función de sus preferencias por el procesamiento lingüístico, lógico–matemático, cinestésico–corporal o visual de información, entre otras opciones intelectivas.
El uso de las TIC como mediadoras
del proceso de subjetivación y producción de valores
Las TIC en la educación representan el arribo imaginario a cada escenario para el aprendizaje de contenidos propios de la escala objetiva de valores (Fabelo, R., 2003) vigente a nivel global, que los aprendices pueden apropiarse y convertir en elementos constitutivos de sus escalas subjetivas de valores.
Rasgos típicos, muchas veces deseados, en la conducta de hombres y mujeres contemporáneos, llevan implícitos valores que los aprendices pueden así subjetivar mediante el uso de las TIC.
La celeridad, con su correlato del valor que hoy se atribuye a la economía de tiempo; la actuación eficaz en espacios públicos, que señaliza el valor del desarrollo pleno de las habilidades sociales; la fragmentación, que puede argumentarse desde el valor asignado a la multiplicación de espacios para la realización; el manejo creativo de la incertidumbre, emergente de la apertura experiencial como valor en uso. Todos estos valores cristalizados en las TIC, vulnerables a la subjetivación por los aprendices.
Simultáneamente, el uso de las TIC puede suponer un desafío curricular latente al abrir ámbitos para el ejercicio de la libertad en la toma de decisiones individuales acerca de cómo, cuándo, qué y con quiénes aprender. De ahí que demande un desempeño autónomo por el sujeto y su ganancia de conciencia sobre la responsabilidad que contrae, respecto al destino de su desarrollo personal y a las expectativas sociales que en él se depositan al ofrecerle oportunidades educativas.
De tal modo la perspectiva del uso revolucionario de las TIC puede representar una amenaza para las instituciones educativas de vocación menos democrática en las que, en aras de preservar el poder y el control sobre las acciones de los agentes, los medios, los procesos y los resultados, se recurra a la rigidez de currículos clausurados en sí mismos y a la hipercentralización de decisiones tácticas y estratégicas.
Queda en evidencia cómo la introducción de las TIC en los programas de estudio puede renovar el modo tradicional en el que la Escuela ejerce influencias socializadoras.
El uso de las TIC para la configuración de competencias culturales
Los saberes que se construyen, junto a los valores que se subjetivan, no son casuales. Al contrario, mucho se deben al carácter programático del sistema de influencias educativas que posibilitan los aprendizajes.
La cultura generada por cualquier contexto macrosocial durante su historia de constitución y cambio, prevé ciertos roles o papeles para que sean verificados por sus miembros. Con vistas a asegurar un orden mínimo en el ejercicio carismático de estos, dispone para cada uno determinado guión que preestablece las funciones, los límites e interrelaciones que le competen. En otras palabras, pre-fija sus deberes y derechos, susceptibles incluso de registro jurídico.
Como es de esperar, cada rol exige la puesta en acción de un conjunto de conocimientos, actitudes y destrezas integrados, que las personas pueden poseer si han atravesado las experiencias formativas facilitadoras de los aprendizajes pertinentes. De ahí que los contenidos que los programas educativos colocan a disposición del aprender, valiéndose de las TIC para lograrlo con altas cuotas de efectividad, viabilicen la configuración idiosincrásica de las competencias culturales que los aprendices necesitarán para sus desempeños contextualizados (Wong, A., 2004).
Los espacios curriculares diseñados para su aprovechamiento a través del uso de las TIC, pueden propiciar el desarrollo de competencias de varios tipos, desde las específicas hasta las generales o transversales. Se potencia de esta manera la apropiación de prácticas sociales, a partir de cuyo dominio los estudiantes pueden obtener reconocimiento público como miembros de comunidades territoriales y funcionales, de acuerdo con la medida en que se adecuen a las reglas tácitas y satisfagan las expectativas sociales del contexto.
Impacto del uso de las TIC en la formación de la personalidad
La introducción de las TIC en los entornos educativos sintomatiza el reordenamiento de la sociedad global según el metapropósito declarado de conducir a grado sumo el uso de la información, el progreso del conocimiento y el alcance de los aprendizajes. Las tendencias de desarrollo cultural en la actualidad resultan emergentes de la resemantización de métodos y fines a la que se ha visto convocada la humanidad ante la revolución tecnológica contemporánea.
Esta condición afecta la vida cotidiana de las personas en las áreas de lo privado y de lo público, desde lo más íntimo individual a lo social. Bien sea porque el acceso a los medios tecnológicos redimensione el sistema de relaciones que se establecen en los ámbitos familiar, laboral, de vínculos afectivos informales, político, entre otros; o porque la imposibilidad de acceder a ellos refuerce el estatus de exclusión que se sufra.
No cabe duda de las transformaciones que han experimentado las macroinfluencias histórico-culturales que actúan posibilitando el desarrollo de la personalidad de los ciudadanos, al contextualizar y mediatizar sus aprendizajes.
Para las personas que gozan de oportunidades educativas enriquecidas con el uso de las TIC, son válidas algunas suposiciones desde la teoría de la personalidad.
Sus necesidades pueden encontrar nuevos espacios simbólicos de gratificación a través de la especialización en el dominio tecnológico mismo y/o a través de los dominios culturales con los que pueden contactar mediante el uso de las TIC. La jerarquía motivacional se pluraliza, puede que surjan nuevos intereses capaces de movilizar el comportamiento de los individuos, estos adquieren nuevos hábitos psicomotrices y, en una dirección negativa, hasta pueden aparecer actitudes adictivas o, por el contrario, tecnofóbicas.
Teniendo en cuenta que las necesidades humanas se estructuran desde el objeto que las satisface y, por lo tanto, se desarrollan a partir del encuentro con nuevos objetos que seduzcan al individuo ofreciéndole opciones novedosas de gratificación potencial para sus deseos; puede estimarse que la renovación frecuente de las TIC estimula e "impone" un ritmo de crecimiento a las demandas de satisfacción que dinamizan el espacio subjetivo individual.
En un nivel superior de complejidad en la estructura de la personalidad, el uso de las TIC para aprender facilita el contacto comunicacional con referentes para la elaboración de una postura autovalorativa, de una noción general y de un criterio afectivo respecto a sí mismo, que serían inaccesibles de no contarse con medios capaces de desafiar barreras espacio-temporales. Lo que deviene inseparable de la proyección a largo plazo de metas personales cuyo alcance se corresponda con la integración cognitivo-afectiva de la imagen ideal deseada por el Yo para sí.
Como se infiere, la concepción del mundo también se moviliza. Esta configuración motivacional compleja puede permearse en sus contenidos de elementos típicos de la cultura audiovisual en auge, que penetra el panorama educativo con sus códigos cargados de espectacularidad, saturación simbólica e instantaneidad.
Las repercusiones más provechosas para la persona suceden cuando esta se beneficia del conocimiento a distancia de cotidianeidades diferentes a la suya y lo asimila reflexivamente a su marco referencial para interpretar la realidad, a su cosmovisión, de modo que le sirve para ejercitarse en el cuestionamiento constructivo de su estilo de vida, sus relaciones y actividades, romper con su familiaridad acrítica y asumir formas de organizar su tiempo existencial, aspiraciones y ocupaciones mucho más saludables y creativas.
Llegado este punto es indiscutible que el uso de las TIC en los procesos educativos puede potenciar los aprendizajes hasta límites difícilmente predecibles. La construcción de saberes, la subjetivación y producción de valores y la configuración de competencias culturales, mediadas por el empleo curricularmente previsto de las TIC, transcurren en condiciones comprensibles desde miradas disciplinares abiertas al diálogo entre sí, entre ellas las que pueden adoptarse desde la Psicología.
Delors, J. (1999). "La educación encierra un tesoro". París: UNESCO.
Fabelo, J. R. (2003): "Los valores y sus desafíos actuales". La Habana: Editorial José Martí.
Gardner, H. (1994). "Estructuras de la mente: la teoría de las inteligencias múltiples". México: Editorial Biblioteca de Psicología y Psicoanálisis.
____________ (1995). "Inteligencias Múltiples. La teoría en la práctica". Barcelona: Editorial Piados.
Morin, E. (1999). "Los siete saberes necesarios a la educación del futuro". París: UNESCO.
Orozco, G. (2004). Materiales impresos del Taller Teórico "Tel-e-videnciar…Una estrategia de intervención pedagógica para transformar interacciones audiovisuales". 1 Festival Internacional del Audiovisual para Niños y Adolescentes, fotocopia.
Vigotsky, L.S. (1987). "Historia del desarrollo de las funciones psíquicas superiores". La Habana: Editorial Científico- Técnica.
Wong, A. (2004). "Aprender". En Colectivo de Autores, "Material para la Formación de Trabajadores Sociales". La Habana: Editorial Félix Varela.
Datos de los autores:
Lic. Alina Wong Carriera
Profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana.
Estudios Realizados: Licenciada en Psicología de la Universidad de La Habana.
Estudios en curso: Maestría en Ciencias de la Comunicación. Universidad de La Habana.
Lic. Ricardo Giniebra Urra
Profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana.
Estudios Realizados: Licenciado en Psicología de la Universidad de La Habana.
Estudios en curso: Maestría en Ciencias de la Comunicación. Universidad de La Habana.
Lic. Yaima Rivera Duboué
Profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana.
Estudios Realizados: Licenciada en Psicología de la Universidad de La Habana.
Estudios en curso: Maestría en Ciencias de la Comunicación. Universidad de La Habana.