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La dictadura militar. 25 años después del golpe (página 2)

Enviado por amaranta_05


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A lo largo de estos años, la crisis se profundizó en todos los sentidos, la situación económica se agravó, las huelgas y manifestaciones se hicieron frecuentes y la violencia política se convirtió en título frecuente de los diarios de la época.

Acciones extremistas

A fines de la década anterior habían aparecido agrupaciones guerrilleras de extrema derecha y extrema izquierda que iniciaron su acción con atentados y sabotajes. En este sentido, el período se caracterizó por el predominio de grupos extremistas de ultraizquierda y ultraderecha, que agudizaron una espiral de violencia entre 1973 y 1976. Las agrupaciones guerrilleras de extrema izquierda tenían como objetivo acceder al poder por medios violentos e instaurar un régimen socialista nacional o marxista y las organizaciones armadas de extrema derecha, algunas amparadas desde ciertos sectores del gobierno, se oponían a los primeros utilizando los mismos medios violentos. Los guerrilleros son organizaciones armadas que están basadas en acciones dispersas, orientadas a debilitar y desarticular al enemigo a través de la fuerza y la violencia, en este caso el enemigo era el Estado, que estaba ahogando a la Argentina en una crisis económica y social, y en un estado de disconformidad, caos y violencia. Por lo que la guerrilla y el terrorismo de estado sumergieron al país en un oscuro período.

A comienzos de la década del ´70 surgieron dos grandes organizaciones guerrilleras de izquierda, la peronista y la trotskista y enfrentadas a éstas se encontraban los grupos de la derecha peronista y los parapolicías. En 1974, el grupo MANO, integrado por policías fuera de servicio, se unieron a las de la derecha peronista y actuaban como parapolicías.

Cuando la violencia se instauró aumentaron las víctimas inocentes de la guerra desatada entre dos ideologías políticas. Y en todos los sentidos, las ciudades se habían convertido en campos de batalla.

Esta situación fue descripta luego, por los militares como de "acefalía", ya que no existía un poder ejecutivo o cabeza del estado, no se podía encontrar un mandatario que pusiera orden al caos y desorganización que reinaba en las calles, ya que si bien se trata de una democracia, es totalmente necesaria la existencia de cierta jerarquía que ponga límites y organización a los distintos componentes de la sociedad.

En el plano nacional, el papel del Estado es proporcionar un marco de ley y orden en el que su población pueda vivir de manera segura, y administrar todos los aspectos que considere de su responsabilidad, y obviamente el gobierno de la época no estaba capacitado para cumplir con estas funciones.

El papel del gobernante en un país, es semejante al del padre en la familia, cumple el papel de la autoridad (esta jerarquía le es dada conciente o inconscientemente, por el pueblo o familia) y es el encargado de velar por el mantenimiento y bienestar de esta. Si no existiera este gobierno y administración del hogar, surgirían dificultades, las necesidades no podrían ser satisfechas y todo sería una desorganización.

Entonces, si no existe una autoridad, cada uno hace lo que quiere, y el hogar es un caos dejando de ser productiva y sin poder sustentar su existencia como unidad. Es por eso, que si el padre no es capaz o no está capacitado para cumplir el rol de gobernante, otro debe hacerlo para conservar esa familia.

Si trasladamos este ejemplo al nivel nacional, podremos entender la actitud que tomaron los militares al tomar el poder, por que es aquel que viene a poner orden en la "familia", ya sea por que está mas capacitado o simplemente porque es lo que estaba pidiendo el país; orden, seguridad, organización, autoridad (una cosa es la autoridad necesaria y otra el autoritarismo injustificado. La primera es explicable mediante el raciocinio, como la dictadura militar en la Argentina de 1976, mientras que el segundo es opuesto a todo razonamiento). Las dictaduras son, generalmente, el remate de un largo proceso, por eso no surgen nunca de improviso, sino como resultado de las condiciones históricas de un pueblo. Cuando la situación es difícil, la dictadura se torna inevitable, siendo la única salida política posible. Sin embargo, las dictaduras requieren una disposición previa, sólo se implantan en aquellas sociedades preparadas para recibirlas, por lo que en cierto modo, aparece como resultado o consecuencia del caos.

Por otra parte, contando, los militares con el apoyo de sectores del pueblo, (y siendo que los que no estaban de acuerdo no dijeron nada para manifestar su desagrado hacia una dictadura), éstos se vieron favorecidos para fortalecerse en su idea: hubo una "guerra sucia" y aunque hubo excesos, se logró una "victoria sobre la subversión". Los militares, en definitiva habrían cumplido su función. Esto no significa, una justificación de los excesos cometidos durante el período 1976- 1983, pero lo que si se puede asegurar, es que la dictadura fue un intento de sacar a la Argentina del pozo en el que se estaba hundiendo, y, quien sabe cómo estaríamos hoy, tal vez aún seguiríamos sumergidos en un clima de violencia política, secuestros, ataques a cuarteles e instalaciones policiales, asesinatos, atentados de todo tipo…

El golpe

En el escenario de 1976 se destacó la violencia, la inestabilidad política, la inflación y la creciente ola de rumores, según los cuales el golpe de Estado se consumaría en cualquier momento.

Así, el 24 de marzo de 1976, después de un período de grave crisis y violencia política, una Junta Militar dirigida por el comandante en jefe del Ejército, teniente general Jorge Rafael Videla, el almirante Emilio Massera y el Brigadier Héctor Agosti tomó el poder y disolvió el Congreso, impuso la ley marcial y gobernó por decreto. Dando comienzo así al denominado "Proceso de Reorganización Nacional".

La junta militar que desplazó al peronismo alegó, que se habían "agotado todas las instancias del mecanismo constitucional" y se hallaba superada "la posibilidad de rectificaciones dentro del marco de las instituciones". Denunció la existencia de un "vacío de poder" y la necesidad de derrotar al "flagelo subversivo". La recuperación, la reorganización y la moralización fueron los métodos proclamados.

Así, estos afirmaban:

"…Nuestro pueblo ha sufrido una nueva frustración. Frente a un tremendo vacío de poder,(…) a la falta de una estrategia global que, conducida por el poder político, enfrentara a la subversión, (…) las Fuerzas Armadas, en cumplimiento de una obligación irrenunciable, han asumido el poder y desarrollaran, durante la etapa que hoy se inicia, una acción regida por pautas perfectamente determinadas, por medio del orden, del trabajo, la observancia plena de los principios éticos y morales, de la justicia, de la organización integral del hombre, del respeto a sus derechos y dignidad. Así la República llegara a la unidad de los argentinos y a la total recuperación del ser nacional.

A partir de este momento, la responsabilidad asumida impone al ejercicio severo la autoridad para erradicar definitivamente los vicios que afectan al país. Por ello, a la par que se continuará combatiendo sin tregua a la delincuencia subversiva, abierta o encubierta, y se desterrará toda demagogia, no se tolerará la corrupción ni la venalidad bajo ninguna forma o circunstancia, ni tampoco cualquier trasgresión a la ley u oposición al proceso de reparación que se inicia.

Las Fuerzas Armadas han asumido el control de la República. Quiera el país todo comprender el sentido profundo e inequívoco de esta actitud, para que la responsabilidad y el esfuerzo colectivo acompañen esta empresa que, persiguiendo el bien común, alcanzará con la ayuda de Dios la plena recuperación nacional".

Teniente General Jorge Rafael Videla Almirante Emilio Eduardo Massera Brigadier General Orlando Ramón Agosti Seria un error creer que el golpe de Estado fue resistido por la sociedad. Fue aceptado, a veces con resignación, otras con entusiasmo, por casi todas las fuerzas políticas y la Iglesia, y con alivio por el sector más poderoso del empresariado.

Estos últimos estaban atemorizados por la violencia dentro de sus fábricas y por la situación económica que combinaba control de precios y alta inflación.

Los medios de comunicación masivos también apoyaron el golpe. Incluso el diario considerado más progresista en la época, "La Opinión", publicó notas favorables al golpe, antes y después del 24 de marzo.

"El enemigo"

El objetivo del gobierno militar fue aniquilar las organizaciones guerrilleras izquierdistas, como el E.R.P. y MONTONEROS, las cuales llevaban una ideología socialista, estaban fuertemente armadas y podían hacer peligrar la estabilidad del gobierno.

Es cierto, que el golpe de Estado del ´76 significa el incremento de la violencia en la república Argentina, pero también lo es el hecho de que antes de que surgieran los militares en el orden político, las organizaciones guerrilleras también hacían uso de la fuerza indiscriminadamente, y los militares surgieron como mediadores entre los grupos guerrilleros de extrema derecha e izquierda, que estaban utilizando a la Argentina como campo de batalla; por lo que las fuerzas de seguridad y el mismo aparato de seguridad fueron dirigidos, con el apoyo de los militares, hacia un enemigo, tan o mas violento que las fuerzas armadas del Estado.

Luego de que subieran los militares al poder, los grupos de guerrilleros disminuyeron en tamaño y poder, pero aún seguían existiendo, no sólo en el aspecto bélico sino también ideológico, por lo que seguían, y lo hicieron por mucho tiempo, siendo una amenaza a la paz y la seguridad nacional.

Al realizarse el golpe de Estado, los militares hicieron lo que pensaban que era correcto para la Nación y la Patria, y siendo los únicos que surgieron, fuertemente en beneficio de éstas, no se sintieron los mas calificados para gobernar, pero si capaces de imponer respeto en la sociedad caótica y en crisis.

El hecho de no respetar los derechos humanos era justificado por los militares siendo que era la única forma de erradicar definitivamente las ideas de extrema izquierda, hechos que luego fueron reconocidos por ellos mismos como excesos.

El objetivo propuesto por los militares, nunca dejó de ser el de poner orden e incrementar una autoridad, (reforzar la autoridad del Estado, no quiere decir negar la libertad de los individuos; sólo significa someterla a una fuerte legalidad, disciplinarla o rectificarla) así cumplió con lo que el pueblo estaba pidiendo para que funcione el aparato estatal en relación con sus componentes y el mismo pueblo. Lo que la sociedad estaba exigiendo era un gobernante con autoridad para poder organizar, tomar decisiones y hacerlas valer, para poder ver así los efectos o resultados rápidamente. Por otra parte en los Estados Nacionales existen un conjunto de instituciones que configuran un sistema político mediante los cuales los gobernantes ejercen el "poder". Entre ellas podemos encontrar, el poder legislativo, judicial, los organismos recaudadores, el sistema electoral, la policía y las fuerzas armadas. Estas últimas, no cambiaron su función, al pasar de una democracia a una dictadura, y es más cumplieron con la función que les fue asignada, la policía es la encargada de monopolizar la fuerza física en el territorio para garantizar el orden, y eso fue lo que hicieron durante la "guerra contra la subversión" y las Fuerzas Armadas son aquellas que cuentan con la capacidad para defender al territorio de las amenazas externas o internas, y eso es lo que hicieron. En definitiva, no dejaron de cumplir su función ni la transformaron, sino que cambiaron su objetivo externo, por una interno que amenazaba en medio del caos. Además, los militares, cuentan con algunas ventajas sobre los políticos: pertenecen a una institución organizada piramidalmente y con presencia en todo el país; están acostumbrados a cumplir sin discusión las funciones que les eran asignadas y a dar, recibir y ejecutar órdenes, son eficientes y expeditivos ya que pueden obviar los pasos más lentos de una gobierno republicano.

Estado y poder

Ninguna sociedad es concebible sin alguien que mande, la problemática del Poder constituye el meollo de la política, de ahí que las cuestiones en torno a la esencia y los modos del Poder sea de interés en la actualidad.

El poder es el primer elemento del Estado, la causa única de los ajustes sociales y el ejecutor del orden, que es la esencia misma del poder, por lo que éste debe hallarse al servicio de la sociedad. Pero a la vez, toda sociedad tiende, instintivamente, a darse un jefe, pues existe un apetito y una necesidad colectiva de mando. El Estado es una corporación que no puede existir si no tiene una cabeza organizadora de sus elementos constitutivos, esta cabeza debe, pues, conllevar una responsabilidad efectiva y una eficacia en la dirección. Aun así, el poder puede pecar por exceso o por defecto (aunque se teme lo primero y se olvida lo segundo). Sin embargo, los argumentos contra los excesos del poder se desvanecen frente al peligro de una disolución del Estado.

Entonces, en la sociedad, es acusada de prepotente la fuerza sin justicia y la justicia sin fuerza de impotente. Es por eso que hay que convertir a lo "justo en fuerte" y lo "fuerte en justo".

El que calla otorga

Es preciso reiterar que la presente exposición no se trata de una justificación de todos los Derechos Humanos que fueron violados durante la época, sino que es otro enfoque, otro punto de vista para analizar la historia; ya que, como todos sabemos, "a la historia la escriben los que ganan", y no debemos apegarnos a un único punto de vista antes de haber escuchado las dos versiones y sus argumentos respectivos. Sencillamente, el punto aquí expuesto es el hecho de que la dictadura militar no fue un hecho sin sentido o con el objetivo de eliminar personas, sino que existían razones por parte de los militares para tomar el poder, hicieron lo que, según su educación era lo mejor para la patria y el bienestar general de la población, y además eliminaron una forma de violencia que había tomado mucho poder en esa época y estaba realizando numerosos atentados en el intento de llegar al poder e instaurar su ideología.

Lo que es cuestionable es luchar contra la violencia utilizando mas violencia, aunque abunden ejemplos en la historia de la humanidad que avalan esta utilización de la violencia para resolver conflictos. Podría decirse, también, que en cierta forma los antecedentes históricos y las personas que vivieron ese proceso, permitieron que sucediera, porque los militares no se hubieran podido mantener en el poder, si no hubieran contado con el apoyo de algún sector de la sociedad, porque por mas autoritario que sea un régimen político, nunca podrá prescindir de la opinión pública que lo limita y estimula. Además "el que calla otorga", como dice el dicho; si el pueblo se hubiera opuesto rotunda y explícitamente al régimen militar, en vez de lavarse las manos, porque obviamente era mas fácil dejar que los nuevos gobernantes arreglaran el caos reinante, hoy existiría una dictadura menos en la historia Argentina y una victoria mas para el pueblo.

La democracia, débil ante la crisis

Podría decirse que es casualidad, que todas las dictaduras militares vividas hasta la actualidad por la Argentina y en la gran mayoría de los países del mundo, se realizaran en momentos de crisis (institucionales, políticos, económicos y/ o sociales).

Sin embargo, como hemos notado, las dictaduras surgen para "salvar" a los gobiernos, cuando no pueden sostener más al país y/ o sacarlo de la crisis.

Por ejemplo, Uriburu dijo (golpe de 1930): "Hemos aguardado serenamente en la esperanza de una reacción salvadora, pero ante la angustiosa realidad que presenta el país al borde del caos y de la ruina, asumimos ante él la responsabilidad de evitar su derrumbe definitivo." Y, en 1976, decían los voceros militares, "Las brevas no están maduras", en la espera por parte de éstos, del momento del desprendimiento natural para tender las manos y tomar el fruto maduro en el aire, antes de estrellarse contra el piso.

Esto comprueba, entonces una falla en el sistema democrático, que nos plantea dos opciones, la primera es una falta total de eficacia de ésta en momentos de crisis y la segunda por falta de una autoridad o una lentitud en la toma de decisiones que deriva en la ansiedad general del pueblo y genera un clímax favorecedor (hacia los militares) para la toma del poder, en la que la sociedad aprueba cualquier cambio mientras pueda observar resultados consistentes y optimistas.

Esta última, podría tomarse no sólo como una falla en la democracia, sino como un error conjunto entre el sistema político y el pueblo, siendo este último quien descarga todas sus expectativas sobre el gobierno y luego se mantiene exento de responsabilidades, sin dejar de mantener cierta presión sobre el mismo. Presión que el gobierno no deja de sentir, a la vez de considerarse limitado por el tiempo que llevan los procesos de toma de decisiones. Por consecuencia lo que necesita vitalmente la sociedad, no es la "mítica división de poderes", como decía Montesquieu, sino un poder indiviso, pues la multiplicidad de "poderes" hace imposible la unidad de decisión. Claro que para evitar la demasía del poder, es necesario que las cosas funcionen de tal modo que "el poder controle al poder" (para cumplir esta función, se creo el parlamento, que, luego abandonaría su función de limitador del poder, para convertirse en el acaparador del poder).

En tal caso, el poder de un dictador es absoluto, pero no ilimitado, es esencial que el poder esté limitado ya sea por limitaciones internas (conciencia del propio dictador o la ley) o externas (opinión pública).

Wilhelm Sauer, refiriéndose a la teoría de la división de poderes, dice: "Una división del poder del Estado equivaldría a una división del Estado o, en todo caso, a destrozarlo como unidad, ya que es propio de todo Estado la existencia de un poder supremo", de ahí que la solución sería, no la división de poderes, sino la redistribución de funciones. Todo proceso anárquico desemboca fatalmente en una dictadura; por donde ésta viene a ser el resultado, en cierto modo necesario, del estado caótico de la sociedad. Cuando todas las instituciones sociales sucumben en el caos, surge la institución dictatorial como única salvación posible. De ahí que los hombres hayan visto siempre en ella el último recurso de salvación, siendo el régimen político indicado para sacar de sus estados de postración a una sociedad corroída por una situación anárquica. Cuando en una sociedad determinada la autoridad tradicional entra en crisis, aparece el dictador en el preciso momento en que la anarquía amenaza por usurpar el poder; por donde viene a resultar que la dictadura constituye algo así como la "legítima defensa" de la sociedad y hasta podría decirse, de la democracia.

El principio del poder es siempre el mismo, es inmutable, se trata de la fuerza. Pero ésta aunque no cambie puede cambiar de manos, pasando de las de un ser colectivo (como un senado) a las de un individuo (dictador). Un dictador no necesita ser violento para reprimir la violencia desatada: le basta con ser fuerte. Autoritario, no significa necesariamente arbitrario, ni el fuerte necesita ser violento.

Es así que podemos decir que un dictador es un restaurador del orden y de ahí que aparezca siempre como la única fuerza política capaz de dominar la anarquía. El dictador es, además, una encarnación de la voluntad nacional (conciente o inconsciente), por lo que no es posible una dictadura contraria a los intereses de la Nación. El Estado caótico de la sociedad, que hace caducar las tablas de la legislación común producen una excepcional situación concreta que reclama un fuerte gobierno de unidad de conducción.

Conclusión

Como conclusión quiero destacar el hecho de que si bien una dictadura puede ayudar a levantarse a una Nación, esto no depende únicamente de la autoridad que pueda llegar a tener ese dictador, sino que también depende (y en gran parte) de las capacidades de ese dictador para gobernar un país, sin olvidar el marco histórico, político, económico, social y el grado de politización del ejército.

Otro punto que resultaría interesante mencionar como conclusión, es que la democracia tiene fallas, como todo sistema político y estas fallas son las que, sin duda le abren la puerta a las dictaduras, como las sucedidas en la Argentina. En la historia argentina, como en la de todas las naciones del mundo han existido épocas de crisis o declives, algunas han podido ser superadas y otras han arrastrado al mismo país a un estado de decadencia, es en estos estados de profunda crisis cuando surgen las dictaduras, en un intento de "rescatar", a la Nación de los conflictos y problemas que la democracia no había sido capaz de solucionar previamente. Durante la década del 70´, los argentinos se demostraban incrédulos hacia la democracia, después de haber vivido muchas épocas de crisis durante gobiernos republicanos. Querían ver resultados rápidos, algo que el Estado no podía darles. Así creció el descontento en la sociedad, sumado al incremento de la inseguridad y la violencia política en el país, sacando al descubierto la incapacidad de los gobernantes para guiar a la Nación y haciendo surgir en la población, en los primeros momentos del golpe cierta expectativa hacia el gobierno militar.

Luego de concluida esta experiencia política, que dejó sus profundas huellas en la memoria de los argentinos, algunos comenzaron a comprender la enseñanza, que la ya mencionada tradición golpista había dejado en la sociedad. Hoy; tan sólo unos pocos comprenden que una sociedad madura no necesita de un "padre que la guíe", sino de un "dirigente que la represente", este dirigente debe contar con la suma del "poder adulto" que cada uno de los integrantes de la sociedad le confiere con el voto. Es indispensable que cada uno de los habitantes de una Nación tenga en claro quién es y qué es lo que quiere para poder elegir quien lo represente. Sin esta adultez se corre el riesgo de dejarse influir por la opinión pública, (que domina a las masa) la cual generalmente no tiene razón.

Bibliografía

  • Tello, Belisario. La monarquía sin corona, ensayo sobre la dictadura, s.l., Editorial Almena S.R.L, s.f.

  • Rins Cristina Y Winter, María Felisa. La Argentina, una historia para pensar 1776- 1996. s.l. Editorial Kapeluz S.A., s.f.

  • Enciclopedia Encarta 98, los artículos de: democracia, dictadura y Argentina.

  • Suplementos Clarín, de la historia Argentina

  • Bustinza, Juan Antonio. Historia argentina 1820, Argentina hoy, s.l. Editorial A-Z, s.f.

  • Grieco, Alicia, Bustinza, Juan Antonio y Bavio. Contemporaneidad, Argentina Y el mundo, un camino al siglo XXI. s.l., Editorial A-Z, s.f.

 

 

Autor:

Samanta Funes.

amaranta_05[arroba]latinmail.com

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