La Anorexia Nervosa y el suicidio: La realidad y los hechos: Así hablan los expertos (página 2)
Enviado por Felix Larocca
La anorexia + el suicidio = Preguntas sin respuestas
Se reconoce que entre las enfermedades mentales, la anorexia se relaciona con la cifra de mortalidad más alta. Ya que una de cada cinco de sus víctimas muere de complicaciones causadas por la inanición auto-impuesta. Eso lo sabíamos, lo que, hasta muy recientemente no se señalara, es que hoy se cree que una cantidad desproporcionada de esas muertes son resultado del suicidio — en lugar de ser complicaciones de la caquexia — como tantos creyéramos.
Los hallazgos fortuitos de Joiner (de quien hablaremos más adelante) y de sus colegas
Comparándolo con la población general, cualquier persona, que desarrolla la anorexia, de acuerdo a estos investigadores, es más proclive a terminar su vida por medio del suicidio.
Los mismos científicos, asimismo, reportan que ningún otro diagnóstico, entre las enfermedades psiquiátricas, posee una tasa de suicidio tan elevada que se le aproxima — ni aún remotamente — al que exhibe la anorexia.
Basados en estos descubrimientos, y asumiendo que estos son ciertos, nuevos investigadores, provenientes de una variedad de disciplinas científicas, hoy se dedican a la tarea de encontrar respuestas a dos preguntas adicionales:
¿Por qué la anorexia y el suicidio se relacionan de manera tan estrecha?, y
¿Por qué razón alguien — sin importar el diagnóstico — resuelve suicidarse?
Si estas dos preguntas pudieran ser contestadas, entonces sería posible establecer de antemano quiénes son las personas predispuestas al suicidio, logrando, quizás, salvar muchas vidas.
La solución final…
El suicidio: ¿Adaptación descarriada? o ¿contra-instinto anti-auto-preservativo de la vida?
El suicidio siempre ha representado un rompecabezas para todos quienes laboran en las ciencias del comportamiento humano, porque, la auto-preservación, que lo opone, es una de las tendencias más poderosas que existen. Así que la propulsión que compele una persona a suicidarse debe de ser todavía más poderosa.
Pero, ¿qué causa el suicidio?
Un poco de historia
Hace unos cien años, que ambos, el sociólogo Émile Durkheim y el psicoanalista Sigmund Freud desarrollaran explicaciones hipotéticas y muy comprensivas acerca del fenómeno que el suicidio representa.
De manera no sorprendente, Durkheim encontró como bases para el comportamiento suicida factores de índole social. Como serían fallo a la integración del individuo en su medio. Mientras que Freud las encontraría en el poder de los instintos, en particular, en lo que él llamaría el instinto de la muerte o Tánatos.
Más recientemente, el enfoque causal tiende a ser en la depresión mayor, pérdidas de toda esperanza (desesperanza adquirida) y en el dolor emocional. Pero, ninguna teoría hasta ahora, ha logrado esclarecer la pregunta básica acerca del acto suicida: ¿Por qué razón algunos se suicidan y por qué otros — confrontando circunstancias idénticas — no lo hacen?
Blaengaru, Gales, donde se ha desatado una epidemia de suicidios…
Hasta el momento, una solución a este rompecabezas no existe, la explicación, permaneciendo indeterminada.
Pero, se cree que, algún progreso se ha logrado por medio de la aplicación del análisis estadístico de datos cuantiosos — para todos disponibles — que se han acumulado a través de los años.
Datos:
Por ejemplo se ha determinado que la incidencia del suicidio sigue aumentando en los Estados Unidos.
Por todo el mundo, hoy, el suicidio es responsable por un 1.5% del índice de todas las muertes.
El suicidio, detrás de los accidentes de vehículos, constituye la segunda causa principal de muerte en personas entre los 15 y los 24 años.
Las mujeres son más inclinadas a intentarlo y los hombres a consumarlo.
Anualmente se reportan un millón de suicidios por todas partes el mundo.
Masada: ¿Abnegación o suicidio?
Suicidio y la enfermedad mental
Es un hecho establecido que quienes se suicidan sufren de un trastorno emocional o mental. La anorexia, el episodio depresivo mayor, el trastorno bipolar, la esquizofrenia, y el trastorno limítrofe de la personalidad representan las categorías más frecuentemente implicadas — si es que, algún día, se logra establecer con firmeza la relación putativa entre la anorexia y el suicidio.
Pero, aún así, se reconoce que el suicidio puede asimismo relacionarse con otras condiciones, creencias y estilos de vida.
El hecho establecido incontrovertiblemente, es que quienes se suicidan, por razones de índole psiquiátricas, se sienten profundamente deprimidos y desesperanzados antes de decidir llevar sus intenciones a cabo.
Cada 40 segundos que pasan, alguien se suicida en algún lugar en el mundo. Cada segundo que pasa, Bill Gates aumenta su enorme fortuna por 100 dólares.
Lo que nadie aún ha determinado es quiénes son las personas que están a riesgo más alto para suicidarse. Ya que la mayoría de los pacientes depresivos no cometen el suicidio. Y aquéllos, los que realmente lo hacen, nada nos revelan con certidumbre acerca de sus motivos, porque no pueden hacerlo.
Entonces, ¿por qué, algunos lo hacen?
Un grupo de investigadores en la Universidad de Tallahassee, encabezados por Joiner, trató de responder a esta pregunta por medio del estudio de estadísticas de suicidio comenzando por un análisis de los grupos demográficos que obtuvieron las tasas de frecuencia más elevadas.
Los Wittgenstein
Los datos obtenidos parecieron indicar un patrón establecido común.
Como resultado de las investigaciones mencionadas se propone que las personas que se matan a sí mismas deben de cumplir dos clases de condiciones, además de estar deprimidas y de sentirse desesperadas:
Primero, ellas deben de poseer un deseo muy determinado de morir, lo que puede resultar de sentir que son intolerables para algunos, o de creer que resultan ser una carga para otros. Mientras que asimismo se sienten distanciadas de quienes pudieran infundirles un sentimiento de pertenecer y un reconocimiento de su importancia.
Segundo, y aún más significativo, aquellos que terminaron suicidándose deben de haber sido capaces de llevar a cabo la intención suicida.
Lo último puede que parezca ser elemental, aunque nadie sabe con certeza la razón por la cual algunas personas pueden ejecutar esta acción, mientras que otros no pueden lograrlo, por mucho que lo deseen.
Es que, no importa cuán intenso sea el deseo de morir, esto no es algo que a muchos les resultaría muy fácil, porque el instinto de la auto-preservación, que, biológicamente lo opone, es muy poderoso. Como antes señaláramos.
Los comportamientos que motivan el acto suicida
De acuerdo a los hallazgos reportados por el grupo de Tallahassee, existen dos formas de comportamientos que facilitan consumar el acto suicida, sobreponiéndose a la resistencia normal ingénita para hacerlo.
Uno es esforzándose progresivamente hacia alcanzarlo. En muchos casos el primer intento es poco entusiasta, con cortes superficiales y sobredosis ligeras. Pero, luego de múltiples atentados, progresivamente se logra sobreponer la irresolución para hacer el esfuerzo decisivo y final.
La estadística aquí es: 20 atentados por cada suicidio consumado.
El otro, es haberse habituado a vivir experiencias dolorosas o de alto riesgo. Soldados o policías que han sido heridos, o que han visto sus colegas lastimados o muertos en el transcurso de sus labores, terminan dudando la posibilidad de su propia muerte.
Ambos grupos mencionados, como consecuencia, poseen las tasas de suicidios más altas cuando se comparan con la población general.
Profesiones que se asocian a la alta frecuencia del suicidio
Médicos oncólogos, cirujanos, y psiquiatras — a menudo, testigos del dolor, la depresión, la muerte y el suicido de otros — son más inclinados a contemplar el suicidio en ellos mismos — esto último, algo debe decirnos, especulan algunos…
Aunque todavía existen algunas situaciones que, de sorpresa, nos llenan. Por ejemplo, tomemos, en breve, el caso de la ilustre Familia Wittgenstein, una situación donde los requerimientos establecidos por el grupo de Joiner están ostensiblemente ausentes.
El pianista manco, Paul Wittgenstein
En su libro, A Family at War…. Alexander Waugh nos introduce a la épica de una de las más preeminentes familias de la Viena del siglo XX. La del patriarca Karl Wittgenstein (1847-1913), un magnate de negocios en acero, banca y armamentos. Él y su timorata consorte, Leopoldine, trajeron nueve hijos al mundo. De los cinco varones, tres se suicidarían y los otros dos vivirían atormentados por impulsos suicidas la mayor parte de sus vidas. De las tres hijas que sobrevivieron para llegar a la vida adulta, dos se casaron; ambos esposos terminarían siendo insanos y uno murió por su propia mano.
Pero, disfuncional como fuese esta familia, entre sus miembros existiría una vena de genio. De los dos hijos que no se suicidaron, uno, Paul (1887-1961), se convertiría en pianista de concierto de fama internacional, a pesar de haber perdido su brazo derecho en la I Guerra Mundial el otro, Ludwig (1889-1951) fue el filósofo más grande del siglo XX.
Pero, ¿qué es ese algo que, precisamente, nos dice?
El suicidio, como acto, es más prominente entre los médicos que entre la población general y otras ocupaciones. Quizás sea debido a la templanza de reacciones ante el dolor y la muerte que de ellos se requiere. Lo último nos parece explicación plausible, aunque no confirmada.
Suicidio y anorexia: ¿Tweedledum y Tweedledee?
Para algunos investigadores, otro grupo de personas que demuestra templanza y, aún indiferencia, frente al prospecto del dolor y de morir, es el de las anoréxicas.
El profesor Thomas Joiner, líder del Proyecto Tallahassee, autor de muchos programas de investigaciones acerca del suicidio y autor del libro Why people die by suicide (Por qué la gente muere víctimas del suicidio) — libro éste que la muerte de su propio padre, víctima del suicidio, inspirara — comenzaría a notar, en los resultados de sus análisis, que existía una fuerte correlación entre la anorexia y los suicidios — al menos, así apareciera, en los casos que a sus manos llegaran.
Para explicar la correlación, asumida que existe, entre el suicidio y la anorexia Joiner propuso las dos siguientes posibilidades:
1. Quizás, las pacientes con anorexia no eran más aptas a cometer suicidio que otras personas sufriendo de otros trastornos emocionales, sino que las anoréxicas, habiendo debilitado sus cuerpos al extremo, facilitarían de ese modo la culminación fatal de cualquier atentado — aunque leve — contra sus propias vidas.
2. Y, que debido a los dolores extremos tolerados durante sus ayunos forzados, las anoréxicas se habían acostumbrado a causar su propio sufrimiento desarrollando la capacidad de hacer lo que otros temieran — como sería matarse a sí mismas.
De acuerdo a la hipótesis avanzada por este investigador, la segunda explicación aparentaría ser la correcta. Para confirmarla, su propio grupo de investigadores decidió examinar esta teoría explorando nueve suicidios consumados, seleccionados al azar. Como resultado, encontraron una respuesta — para ellos — muy clara.
Las personas estudiadas que murieron, trataron lo inverosímil y lo más espeluznante para ser exitosas en sus designios de suicidarse. Tres saltaron en frente de trenes. Tres se ahorcaron. Dos tomaron sobredosis masivas de píldoras de dormir y químicos tóxicos de limpieza de casa. Otra se encerró en el baño de una estación de gasolina pegándole fuego a una lata de basura, logrando producir la suficiente cantidad de monóxido de carbono para asfixiarse.
El cerebro del alienado…
Si bien, los investigadores admiten, que nueve casos carecen de significado estadístico para deducir inferencia alguna, el hecho de que todas estas mujeres tomarían medidas tan extremas, confirma algo acerca de sus intenciones. (Journal of Affective Disorders, vol 107, p 231).
Interpolando los hallazgos derivados del análisis de una muestra poco significativa, los autores del estudio concluyen que la anorexia suministra un ejemplo "perfecto" que, cuando se aplica, sirve para corroborar los factores enunciados en la hipótesis avanzada por ellos.
El Mundo del Suicidio, y la Anorexia: de acuerdo a Joiner
Basados en sus hallazgos, los investigadores postulan que el aislamiento social, como factor necesario, en los casos descritos, es posible en la anorexia, porque las mujeres con anorexia evitan las actividades que envuelven comida — lo que significa no salir a cenar, no ir al cine — ya que comer mientras se ve una película es muy tentador — y no pasar por casa de una persona amiga, porque siempre se les ofrece algún bocado de comer. Para Joiner esta "renuncia a pertenecer socialmente" es un factor determinante del suicidio. Lo que no logra hacer, es explicar, ni el mecanismo subyacente ni el elemento esencial que soporta esta conjetura.
Jan Saudek
Revisemos aquí, para entender a los razonamientos del grupo de Tallahassee, la Navaja de Occam:
La navaja de Occam (navaja de Ockham o principio de economía o de parsimonia) hace referencia a un tipo de razonamiento basado en una premisa muy simple: en igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta. El postulado [en latín] es entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem, o «no ha de presumirse la existencia de más cosas que las absolutamente necesarias». (De Wikipedia Español).
Escuchemos, mientras Joiner sigue especulando. El investigador nos aconseja que pueda que exista un sentimiento compartido entre estas mujeres de que ellas han terminado convirtiéndose en carga intolerable para sus familiares y amigos. Como ejemplo cita, obligar a una figura paterna a supervisar sus actividades todo el tiempo.
Este sentimiento de ser una carga para los seres queridos las agobia y las hace sentir muy, pero, muy mal…
William de Ockham (1285-1349)
Más importante, para la confirmación de sus hallazgos, los investigadores del grupo de Joiner, asumen que las anoréxicas se tornan indiferentes al padecimiento físico, al que, finalmente, se habitúan. Por ello, la inanición extrema, producto del ayuno doloroso y prolongado, que conlleva a retortijones de hambre y a dolores fuertes de cabeza, en lugar de molestarles, les parece una circunstancia más del estado de ser extremadamente flacas, cuyo objetivo, es lo que desean lograr.
Lo que, no duda — al menos para los investigadores — puede resultar en la decisión de terminar la propia vida.
Pero — las especulaciones, aún no cesan — porque se cree, que además existen complicaciones físicas, típicas de esta dolencia, que pueden inclinar a sus víctimas a querer matarse. Aunque para poder desarrollar las dificultades aludidas, las pacientes tienen antes que vivir muchos años sin quitarse sus vidas, ya que éstas, son complicaciones tardías.
Los autores describen dos complicaciones que ellos consideran de significado especial, porque se asocian con el dolor y el padecimiento físico.
La osteoporosis que es complicación habitual, haciendo que las fracturas sean más comunes, y los dolores del pecho causados por el daño al miocardio. La frecuencia con que éstas ocurren — detalle de la mayor importancia — no se especifica.
Prosiguiendo
Retornando a las entradas hechas por kristi4, en su blog, durante el mes que precediera su suicidio. Sus escritos desarrollan de manera elocuente, un guión que progresa, exhibiendo desesperación creciente, alcanzando su cúspide en el momento en que kristi4 se despide de todos para siempre.
Cuando se leen los transcriptos de las notaciones que esta mujer hiciera antes de morir, uno queda con la impresión de leer algo, que para quien lo haya redactado, constituye un documento muy especial. De hecho, hasta un tono exhibicionista, o histriónico, se puede apreciar.
La dirección electrónica para leerlo, es la siguiente
http://www.2medusa.com/2008/04/death-on-internet-anorexic-girls-last.html
Volviendo a Joiner y su grupo.
Como corolario a las explicaciones que Joiner y sus asociados proponen, se especula que algún día nos será posible desarrollar pruebas psicológicas de suficiente sensibilidad para detectar aquellos pacientes que puedan ser potencialmente suicidas –– sean éstos anoréxicos o no — para de este modo asistirnos en tratar de modificar su trágico futuro.
Algunas de estas pruebas psicológicas han sido publicadas recientemente y sus aplicaciones están siendo evaluadas. (Journal of Consulting and Clinical Psychology vol 76, p. 72).
Pero, aún tenemos a las bulímicas que considerar
Mientras tanto, en la Universidad de Minnesota se ha estudiado la incidencia de suicidios en las bulímicas, habiéndose determinado que estas mujeres, asimismo se suicidan, con frecuencias alarmantemente más elevadas que los de la población general.
En este último grupo, se han señalado incrementos recientes, en la frecuencia del suicidio, de seis veces por encima de los que anteriormente fueran reportados. Variación que se explica de la siguiente manera: como las bulímicas asimismo se acostumbran al dolor — como sucede a las anoréxicas — ellas pueden por ello, compartir el mismo destino en este respecto. Sin embargo, es preciso resaltar que las bulímicas son esencialmente sociales e impulsivas, lo que (entre otros rasgos notables) las aparta de las anoréxicas.
Mientras tanto, se reporta un acrecentamiento mundial en toda clase de suicidio, de un sesenta por ciento desde el año 1965.
Pero, mientras comparten, jubilosamente, sus hallazgos con la comunidad científica, de modo — tan juicioso como discreto — Joiner y los expertos con quienes labora, indican reservaciones acerca de sus propios resultados y de las correlaciones causales por ellos atribuidas, cuando el último admite [que]: "Es un comienzo, aunque algo más sistemático se requiere…"
En otras palabras que el veredicto escocés de: "No se ha demostrado" todavía es pertinente.
No obstante las reservaciones admitidas, los científicos, concluyen sus estudios, afirmando impertérritamente, que por tanto y cuanto, algunas personas se sientan aisladas y se consideren carga para los demás. Que estas circunstancias, por si solas, confirman que los suicidios entre las anoréxicas estarán entre nosotros, en números considerables, y por un largo plazo.
Por lo menos, así piensan Joiner y sus colaboradores en estas investigaciones.
Fractura patológica del tobillo
Nuestra presente proposición
Habiendo examinado en la parte preliminar de esta ponencia, los recientes trabajos acerca de la correlación del suicidio y de algunas de las disorexias, ya que la bulimia se menciona como si fuese un asunto de importancia secundaria. Debemos de expresar que estamos totalmente en desacuerdo con las conclusiones llegadas.
Antes de continuar tomemos el tiempo de leer noticias recientes
Washington Post Internet Edition, 24 de febrero del 2009. Titular de primera plana:
When Kids' Size Is a Problem, Parents Seek New Solutions
En esta sección del periódico se describe un sistema de tratamiento "revolucionario y extraordinario", disponible como una de tantas franquicias, para el tratamiento exclusivo de la anorexia — bulimia y obesidad no incluidas — please…
Colon de laxativos
La esencia del método que "revoluciona" el arte de la terapia con las anoréxicas, fue anticipada, descrita y utilizada por mí en una presentación titulada: Anorexia Nervosa: The role of educating the Patient and the Family for a favorable treatment outcome (10th Congress of the International Association for Child and Adolescent Psychiatry en Dublín — Julio del 1982).
Desde entonces hemos hecho contribuciones abundantes al tema, notando que muchos de los arquitectos del método reportado por el Washington Post — conocido como el Maudsley Method — incluyendo el Profesor Gerald Russell, apreciarían, nuestra avanzada filosofía, cuando fueran visitantes frecuentes a nuestra unidad donde ya funcionaba.
Pero, no es eso lo que nos ocupa en este instante, sino esclarecer las nociones derivadas de las investigaciones de Joiner y sus colegas, cuyos resultados proponen que víctimas de la anorexia están a mayor riesgo de quitarse sus propias vidas que otros grupos de pacientes, y que la población en general.
El caso de Chris B
Este caso en el año 1980 se convirtió en asunto famoso, cuando Chris fuera seguida por una estación televisora en Saint Louis, durante el proceso arduo y prolongado de su tratamiento.
La anorexia de Chris comenzó a la edad de once años cuando la viéramos en consulta en el hospital pediátrico Cardinal Glennon Memorial Hospital for Children. En ese entonces, habiendo rehusado toda comida ofrecida y habiendo perdido quince libras progresivamente, el pediatra de la niña recomendó la consulta, y la alimentación, ambas, por la vía parenteral y por medio del tubo naso-gástrico.
Osteoporosis
La evolución de la historia de Chris
La progresión de esta paciente cubriría muchos años en cuyo transcurso ocurrieron recidivas frecuentes.
Para el programa televisivo, al cual ella contribuiría con entusiasmo. Un asunto para ella poco común sucedió, Chris se recuperó, pero, en un lapso muy corto de tiempo, sufriría otro relapso, concluyendo así su breve carrera frente a las cámaras.
Sin embargo, la paciente nunca se apartaría ni de los pacientes ni de la sección del hospital donde fuese atendida. Por más de quince años Chris permaneció siempre cercana a los servicios provistos por nuestra unidad. Se entrenó como facilitador de grupos, y, aunque a veces, sufriera reincidencias, nunca se desanimó en el cumplimiento de sus deberes para los grupos que, hábilmente, facilitara.
Perder de peso era toda la felicidad que, de la vida, esta mujer derivara.
Durante los muchos años en que nos mantuviésemos en contacto, Chris sufriría complicaciones gastrointestinales, una fractura patológica del tobillo, su crecimiento fue atrofiado, tuvo un prolapso de la válvula mitral, nunca avanzó desde la posición de la amenorrea primaria, se auto-indujo el colon de laxantes, sufrió de hipotensión ortostática, de la anemia ferropénica y de un verdadero surtido de complicaciones médicas, características de la inanición, resultado de la anorexia.
Santa Caterina de Siena por Andrea Vanni
Sin embargo Chris nunca estuvo deprimida, ni aun cuando, debido a su debut frente a las cámaras aumentaría unas veinte libras que, a su tiempo propicio despidiera de su cuerpo para siempre.
Helen
Por su parte, Helen no sería tan afortunada, ya que habiendo escapado otra unidad de tratamiento en Boston. Lo haría en medio del invierno, muriendo de exposición al frío ya que su salida mal-planeada ocurrió a medianoche y en medio de una tormenta de nieve con vientos congelantes, mientras que únicamente se abrigaba con la sábana de su cama, la que utilizara para descender del quinto piso del hospital, donde la unidad donde residiera estaba localizada.
Helen era conocida por su energía exuberante, por su felicidad incontenible, cuando perdía de peso y por su determinación a perderlo si se lo hacían ganar.
Tampoco estuvo deprimida
Terry
Terry, madre de dos, casada con un hombre que la adoraba. Sufría de bulimia, de lupus y de depresiones crónicas y refractarias a todo tratamiento.
Contra-fobia… o ¿sentido común?
Terry gozaba de soporte psicológico en proporciones cuantiosas. Soporte que provenía de padres que la idolatraban como única hija y de un círculo de pacientes, como ella, que la alentaban tanto como lo hicieran su amplio círculo de relaciones sociales.
Cuando no pudo tolerar más sus depresiones, sin mucho aspaviento, Terry una noche durmió para nunca despertar. Resultado de una sobredosis.
Los comportamientos contra-fóbicos
Son aquellos estados en los cuales una persona fóbica, o normal, respondiendo a situaciones donde predominan los miedos instintivos, naturales. Prefiere y se expone airosamente, a las mismas circunstancias que él mismo y los demás temen.
La exposición repetida al peligro reduce la ansiedad y permite transformar lo pasivo en activo, la persona ganando dominio sobre sí misma.
Desesperanza
Muchos de nuestros comportamientos poseen cierta calidad contra-fóbica, cuando su expresión desafía las leyes de la razón que opondría tomar riesgos extremos que, a simple vista, parecen ser innecesarios.
Pero veamos qué sucede en el caso de las anoréxicas cuando confrontan el "dolor" de la caquexia que, presuntamente, las arrastra al suicidio.
¿El dolor? ¿Cuál dolor? ¿El dolor del hambre? "Eso no es dolor", nos dirían muchas anoréxicas.
Porque, no siempre es así. El "dolor" del hambre es algo que muchos procuran por razones religiosas, estéticas, morales y aun como oportunidad de disfrutar un high proveniente de la acción de las endorfinas.
Como tantos procuran el suicidio por razones idénticas a las antedichas.
Este fenómeno se expresa de manera diferente en ratas que corren incesantemente en una rueda rotatoria hasta que se desploman a su muerte, ignorando el hambre y otras pulsiones instintivas.
Las anoréxicas exhiben rasgos verdaderamente extraordinarios, que no los comparten otras personas o pacientes:
La distorsión de la imagen corporal
La tendencia a no sufrir infecciones contagiosas, cuando otros quienes viven en su proximidad las sufren
Un deseo implacable de no ganar de peso y un goce infinito cuando logran perderlo
Un surplus de energía que les permite hacer esfuerzos heroicos, mientras que sus cuerpos están desgastados
Indiferencia al malestar, y aún un sentimiento de goce paradójico, al sufrimiento resultante del hambre
Bradicardia marcada, aún después del ejercicio
Como parte del diagnóstico diferencial, algunos autores recomiendan la exclusión de otras condiciones, a ver: depresiones, esquizofrenia y otras manifestaciones morbosas, tanto fisiológicas como mentales.
La anorexia: ¿Una enfermedad, una actitud, o una enfermedad de actitud?
Así soy feliz: Let me be!
La anorexia, para otros autores, es "una enfermedad de actitud". Una actitud hacia el perder de peso, ser delgada y permanece así, que desafía toda la razón.
La etiología de esta condición no se ha establecido, pero su cuadro clínico clásico como fuera descrito en el 1694 por Richard Morton en Inglaterra, merita una breve descripción.
Escribiendo en su obra cumbre Phthisiological: Or a Treatise of consumptions, Morton nos dice:
"La hija del señor Duke cayó dentro de una supresión total de sus cursos mensuales, resultado de una multitud de preocupaciones y pasiones de su mente…"
En párrafos subsiguientes, Morton nos proporciona con la primera descripción clásica de la condición que hoy conocemos como la anorexia nervosa, añadiendo que la paciente "parecía un esqueleto revestido solamente por la piel".
"Gorda y fea… no me interesa ser como ella" (Dice Terry)
En su experiencia clínica, el ilustre galeno trataría dos pacientes. La joven mencionada, hija del señor Duke, que tenía 16 años y que murió de la enfermedad consecuencia de sus resistencias a todo tratamiento y un muchacho de 18 años que, en la progresión de su enfermedad, seguiría los consejos del médico, recuperándose .
Para otro pionero el francés, Ernest Charles Lasègue (1873), la experiencia resultaría igualmente sorprendente, cuando descubre la indiferencia con que una joven paciente contesta a sus admoniciones de que si no come puede morir:
"Yo no sufro, entonces, debo estar bien"
Medusa
La neurociencia de la inanición: Éxtasis y anorexia
La anorexia y el uso del éxtasis activan los mismos mecanismos cerebrales, de acuerdo a investigadores que han empleado ratones para llegar a sus conclusiones. Estos hallazgos sugieren que la condición opera de manera similar a como lo hacen ciertas drogadicciones.
De lograr corroborar estos hallazgos en el ser humano, esto puede que oriente investigadores a la exploración de nuevos fármacos para el tratamiento de la anorexia nervosa.
Las personas diagnosticadas de la anorexia nervosa, restringen su consumo de comidas, aunque aparezcan desesperadamente desnutridas y tengan un hambre, a veces, desmedida. La condición, por esta sola razón, posee una de las tasas más elevadas de muerte entre todos los trastornos emocionales, y no existen verdaderos métodos de tratamiento que sean efectivos.
Investigadores franceses creen que las anoréxicas se condicionan y se vuelven adictas a los mecanismos neurales que forman parte del auto-control que ellas ejercen sobre sus cuerpos.
Habiendo determinado que el éxtasis (MDMA) induce supresión del apetito en quienes lo usan. Los investigadores enfocaron en el núcleo accumbens, un centro de recompensa en el cerebro que posee una densidad alta de receptores de la serotonina — conocidos como receptores 5-HT4 — los cuales poseen un rol establecido en los comportamientos adictivos.
Inanición adictiva
El grupo de investigadores estimuló esos mismos receptores en ratones y encontraron que esta estimulación reducía la urgencia de comer. La misma estimulación causaba asimismo la descarga de un péptido conocido como CART. Niveles elevados de CART habían sido detectados previamente siguiendo el uso de drogas psicoestimulantes, y, por lo menos, en un grupo, se los encontraría elevados: entre mujeres sufriendo de la anorexia.
En otros experimentos conducidos, ratones fueron inyectados con CART y alternativamente éste fue bloqueado por medio de la interferencia con al ADN. Niveles elevados de CART causarían que los animales comieran menos, mientras que los niveles reducidos les aumentaban el apetito.
De aquí a la eternidad…
Finalmente, para determinar si la reducción del apetito inducida por el éxtasis era mediada por los mismos mecanismos, los investigadores administraron la droga a ratones que habían sido modificados genéticamente para carecer de los receptores 5-HT4.
Al contrario de ratones normales, los animales modificados no perdieron su apetito, sugiriendo que esos mismos receptores, definitivamente, controlan el efecto supresor del apetito del éxtasis.
Los investigadores proponen que el éxtasis y la anorexia tienen mucho más en común de lo que sabemos. Sugiriendo que la auto-inanición puede ser adictiva, por ser placentera, y que la anorexia puede estar relacionada a defectos neurológicos.
Muerte prematura… muerte en vida…
En resumen
Quienes hayan tenido la oportunidad de conducir el tratamiento de muchos pacientes con anorexia y de supervisar los esfuerzos de otros colegas, haciendo lo mismo en números significativos, estarían sorprendidos, con, y renuentes a aceptar la proposición mantenida por Joiner y sus colegas de que existe una correlación marcada entre el diagnóstico de la anorexia y el suicidio.
De así serlo, muchos más casos de esta, supuesta, correspondencia — entre la anorexia y el suicidio — se hubiesen reportado que los que todos hemos visto. Y, los reportados por el Grupo Tallahassee, no se hubiesen "descubierto" por serendipia y de incidental manera. Revelando, repentinamente, un dato tan prominente por sus números.
Los autores que comparten sus hallazgos con nosotros no se preocupan por establecer con precisión los criterios diagnósticos que utilizaran, como tampoco precisan el rol de los factores que en su opinión son tan negativos. Cuando en la realidad, y por el contrario, las anoréxicas, desde Santa Caterina de Siena, hasta las que conocemos en nuestras prácticas especializadas se regodean en su estado de inanición extrema ignorando la comida y soslayando el hambre como maldición.
Nos parece una injusticia añadir especulaciones negativas, indocumentadas por los datos ofrecidos, y que, como resultado pueden agobiar aún más los familiares de pacientes cuyo sufrimiento desafía toda razón.
Como en el veredicto escocés, arriba citado: No está comprobado…
Primum non nocere…
Fin de la lección.
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Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca
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