La Anorexia Nervosa y el suicidio: La realidad y los hechos: Así hablan los expertos

En los años sesentas del pasado siglo XX, una de los misterios de considerable importancia que algunos psiquiatras académicos del grupo de Washington University en Saint Louis trataban de resolver era establecer, si se hallarían cambios anatómicos microscópicos, y de actividad humoral detectable, en las estructuras del cerebro de personas que habían cometido suicidio. Para conducir sus estudios, los científicos involucrados, utilizaban los órganos obtenidos de las pocas autopsias que, entonces, se autorizaban.

Niña enferma por Edvard Munch

Para el diseño de sus estrategias de investigación, y sin pautas establecidas para seguir, los métodos por ellos utilizados, necesariamente resultarían ser crudos. Consistiendo, a veces, en licuar secciones de porciones del cerebro de la víctima, para analizar el contenido residual de la mezcla obtenida — la racional para este último método nos parece improcedente aun después de los años — pero era un principio…

¿Psiquiatras, ataviados en batas blancas de laboratorio? y conduciendo experimentos biológicos: ¡Asombroso!

Esta extraordinaria visión sería posible únicamente en el Departamento que, entonces, encabezaba ese admirable, e insigne pionero, de la psiquiatría, Eli Robins.

Los nombres de algunos de estos precursores del avance de la psiquiatría científica que todavía reverberan en mi memoria: Mark A. Stewart, Ferris N. (Pete) Pitts, Max Fink, George Winokur, Samuel Guze, Jim McClure, Lucy King y John Olney. Científicos que figuraron entre los muchos protagonistas de esos esfuerzos biológicos — hasta entonces — nunca soñados ser posibles en nuestro campo — a la sazón controlado por el psicoanálisis ortodoxo.

¿El cerebro?

¿Por qué la exploración del cerebro y no de la epífisis, órgano del alma para René Descartes? Obviamente, porque en ese órgano se había determinado tentativamente que se originaran nuestras funciones afectivas y volitivas.

Nada de consecuencia, vería la luz del día como resultado de estos experimentos, porque nada de sustancia científica se pudo lograr. Pero esos días marcaron, sin fanfarrear, el comienzo gradual de la actual Psicología Científica — por Freud anticipada — y que, como la Tierra Prometida a Moisés, Freud tampoco visitaría.

Pero su tiempo retornaría cuando se descubrieran nuevos, y más sofisticados, métodos para reintentar, por medio de la investigación, el logro de un entendimiento de los pensamientos que motivan a la persona suicida. De los nuevos avances, instrumentos y métodos se originaron las neurociencias de hoy tan familiares.

Preguntas nuevas…

Investigadores contemporáneos tratan de elucidar la respuesta a otra pregunta de similar importancia a la que los investigadores de Washington University, entonces, se plantearan: ¿Por qué algunas personas se suicidan y otras no?

"kristi4"

Por algunos meses durante los años 2006 y 2007, la mujer que se apodaba a sí misma "kristi4", se convirtió en una de las figuras más prominentes entre quienes frecuentaban los numerosos portales que se denominaran como La Comunidad Pro-anoréxica. Grupos que se dedicaban a dispensar consejo y aliento, por medio del internet, a otras personas que luchaban por ejercer el derecho inviolable de ser libres, para medrar y vivir como anoréxicas, y de oponer tratamientos forzosos impuestos por sociedad o familia.

"Kristi4" mantenía un blog en live.journal.com, website que había adquirido gran popularidad.

Kristi4

Súbitamente, la tragedia en la vida de kristi4 hizo su inesperada e infausta presencia. Muy tarde en la noche de un viernes, luego de haber hecho una serie de apuntes acerca de sus intenciones, kristi4 se suicidó con una sobredosis de píldoras para dormir, relajadores musculares, antidepresivos, y analgésicos prescritos.

Esta ocasión hubiese sido tan sólo otra trágica estadística de las tantas que abultan los récords de la muerte auto-inducida. Ya que, hasta entonces, nadie había advertido o prestado mucha atención a la relación posible que pudiera existir entre la anorexia nervosa y el suicidio, cuando Thomas Joiner y su grupo, por serendipia lo detectaron.

En esta lección se ofrece un examen crítico amén de parsimonioso de los hallazgos que Joiner y sus colegas reportaran como resultados de sus investigaciones.