- Carta de fundación
- Divergencias ideológicas
- Dogmatismo exacerbado – Lenin: ¿Qué hacer?
- El Papel de Patria Roja
- Conclusiones
- Bibliografía
Carta de fundación
Con la publicación del interesante libro de análisis de Alberto Adrianzen sobre la situación de la izquierda peruana, un análisis histórico y el contexto de su desarrollo nacional e internacional, se abre un debate en el escenario político nacional, producto del cual seguramente saldrán muchos aportes, ideas y luces del fenómeno señalado. Decimos situación de la izquierda peruana como si se tratara del enfermo terminal, después de tantos experimentos para poder entenderla en primer lugar, embarcarla en un proyecto nacional de transformar la realidad mediante la toma del poder por la vía de las elecciones, en segundo lugar; y después, intentar unirla a inicios de los ochenta en medio de las luchas de concepciones mismas de la ideología y de la realidad nacional.
Predominaron para ello, diversos criterios ideológicos, cada uno presumiéndose más certero que otro de tener la verdad de su lado, que al final dispararon el pensamiento en todas direcciones, inoculándola de ideas propias, hasta provocar metástasis que acabó con el cuerpo nacido enfermo.
En la carta de fundación del 12 de setiembre de 1980, la Izquierda Unida se planteó como misión "la destrucción del Estado burgués y la conquista de un gobierno surgido de la acción revolucionaria de las masas". Mucha gente, jóvenes especialmente, vieron en ella las verdaderas aspiraciones de sus luchas y sueños por construir un país justo y unido, donde los derechos de los trabajadores se respeten finalmente, para lo cual estaban llanos y dispuestos a iniciar la lucha en todos sus niveles y modalidades.
Nos hemos planteado en el presente trabajo, dos puntos como los principales para poder entender el fenómeno ocurrido. El primero de ellos relacionado a la discrepancia ideológica y el segundo a un dogmatismo filosófico exacerbado.
Divergencias ideológicas
Concebir una ideología en un país culturalmente en desarrollo y pluridiverso, significó que igualmente se multiplicara en innumerables tendencias y movimientos, cada uno capaz de lograr un entendimiento supremo, el cual se debía aceptar y poner en práctica de manera categórica. Y como se trataba de corrientes fundamentalistas y dogmáticas, absolutistas en su pensamiento, aumentaba la calidad o el gozo de ser patrones y amos de la verdad, con la clara intención de instituir el reino del comunismo y degenerar fácilmente en la amenaza a aquellos que no aceptaban los postulados. La "dictadura del proletariado" se trata precisamente de aceptar la voluntad de la línea ideológica del partido; y en el Perú se agregó la voluntad de sus fundadores y dirigentes.
Así tenemos, el análisis que hiciera Fernando Iwasaki en su libro "Sendero Luminoso, un caso de amaestramiento terrorista" (1):
Las discusiones acerca del modo de producción dominante en el Perú (si asiático, feudal o capitalista); sobre la composición del proletariado peruano (si campesino, minero o pescador); en torno al itinerario de la revolución (si del campo a la ciudad o de la ciudad al campo); así como la devoción por algunos modelos concretos del socialismo real (si chino, albanés, rumano, yugoslavo, etc) contribuyeron a la progresiva atomización de la izquierda peruana. Así a mediados de los setenta llegaron a existir en el Perú 74 partidos marxistas-leninistas, genuina constelación de todas las corrientes internacionales y vernaculares del marxismo. Por haber había hasta un partido trostkista de inspiración argentina, cuyo fundador -Carlos Posadas- proponía apoyar a los extraterrestres en caso de invasión galáctica, porque a la vista de su desarrollo industrial los compañeros de otros planetas tenían que haber llegado al socialismo. Uno de esos partidos minúsculos y rocambolescos era el Partido Comunista del Perú "por el Sendero Luminoso de Mariátegui, fundado por Abimael Guzmán en 1969.
A pesar de ello, para 1983 se tenía una izquierda más o menos fortalecida, al menos lo simularon en las elecciones de ese año y que ciertamente obtuvieron buena parte de alcaldías en el país y conquistaron la capital con Alfonso Barrantes a la cabeza. Poco duraría la primavera socialista, lejos de consolidar el movimiento, con apenas tres años de fundación, empezaron a perturbarse unos a otros y seguir en prácticas sectarias. Entre ellas, la principal con Henry Pease, teniente alcalde de Lima, frente a Alfonso Barrantes, el alcalde, sin encontrar respuestas.
El 19 de enero de 1989 comenzó en Huampaní el I Congreso Nacional, para debatir la democratización y unidad del movimiento. Las bases, especialmente la de Barranco, a cargo del secretario general Víctor Dávila, plantearon la necesidad de que los cargos partidarios: secretarias distritales, provinciales y nacionales y los candidatos al congreso, se elijan en elecciones universales de un militante un voto, porque todos ellos eran elegidos a dedo por el Comando Ejecutivo Nacional (CEN). La propuesta fue aprobada mayoritariamente, pero en la implementación surgieron muchas discrepancias, la intervención de dirigentes como Javier Diez Canseco, Edmundo Murrugara, Santiago Pedraglio, Enrique Bernales reclamando la retención del 10% de los cargos fue el detonante lamentable para marcar diferencias definitorias y ahondar los problemas. Barrantes abandonó el plenario junto a miembros del Partido Socialista Revolucionario (PSR), el Partido Comunista Revolucionario (PCR), los disidentes del Partido Unificado Mariateguista (PUM) encabezados por Carlos Tapia, los No Partidarizados liderados por Edmundo Murrugarra y otras figuras autónomas. Equivocadamente el ex alcalde de Lima creyó que al irse los votos se irían con él y sus simpatizantes. Como era de esperarse, al año siguiente Barrantes y Pease, en nombre de la izquierda socialista, encabezarían dos facciones a la presidencia de la república. Lo más sui generis de este hecho que ambos líderes no representaban a las izquierdas más radicales, aquellos que reclamaban el control del CEN y propugnaban acciones violentistas para iniciar el cambio revolucionario. En la década precedente, con los estrepitosos fracasos electorales de Barrantes y Pease se sucedieron una serie de individualismos, disputas y tergiversaciones que terminaron por liquidar el intento de unirla y lograr una representación nacional, llevándolo a su extinción.
Uno de los militantes de aquellos años, el escritor Dante Castro, comentó que la lucha ideológica había polarizado tanto los criterios y fundamentos, que la nueva camada se sentía absorta y confundida. Atrapados en esa vorágine fundamentalista y dogmática de que "si no estás conmigo estás contra mi". Muchos fueron empujados a la subversión, otros cayeron víctimas del soplonaje, acogidos por la policía y algunos más, en venganza, se convirtieron en agentes serviles de los servicios de inteligencia.
Si se trata de buscar responsabilidades o encontrar culpas de lo ocurrido debemos sindicar sin ánimo de "hacer leña del árbol caído" en los dirigentes, que no aceptaron democratizar el partido, que no supieron interpretar la ideología, plantear un norte y sólido análisis de la realidad peruana, de la realidad que representaba la izquierda, de sus potencialidades que ofrecían y podían alcanzar. Pero sobre todo entender qué era realmente la izquierda peruana, que no se trataba de una copia extranjera, sino tenía su propio modelo de desarrollo. Fueron víctimas de sus propios errores y que con los años tampoco se ha superado. Distancia insalvable domina la alta dirigencia y las bases, entre los líderes y los militantes, generando exclusión, autoritarismo, dogmatismo exacerbado, fundamentalismo irracional, falencias camufladas que nadie puede o quiere afrontar.
Deben responder aquellos como Javier Diez Canseco, Carlos Tapia, Henry Pease, Rolando Breña, Ricardo Letts, Santiago Pedraglio, Genaro Ledesma, que aglutinaron a los estudiantes, encender sus discursos y convocar a la revolución. Revolución a la que efectivamente nadie fue. En sus publicaciones los senderistas se burlaban de ellos, porque la mayoría llevaba décadas con la misma prédica, engañándose y engañando a la masa izquierdista, jubilados en levantar conciencias, exacerbar ánimos, envenenar almas. El Partido Unificado Mariateguista (PUM) de Javier Diez Canseco, desplegó un discurso radical asignándose consignas revolucionarias y la necesidad de iniciar la lucha armada, de "preparar las fuerzas para la confrontación revolucionaria". Lucha al que por su puesto su líder tampoco acudió. Quizás los llamados a propalar este manifiesto debieron ser la matriz el PCR y el PSR, pero estaban alejados del violentismo verbal y mucho más de la lucha armada. Conscientes sin lugar a dudas que ello no estaba en lo posible.
Y no se podía dar entre muchas cosas porque la reforma agraria le había quitado justificación, entregando tierras a los campesinos a nivel nacional. Es como si el agua se habría envenenado y los peces ya no tendrían a donde ir. En el libro de análisis político "Vladimiro Montesinos y el Poder Político en el mandato de Alberto Fujimori" de la Editorial San Marcos. (2), se puede encontrar lo siguiente:
Todavía no está establecido como una teoría aceptada, pero se le puede reconocer en la medida que aún no ha surgido otra interpretación más valedera, en el sentido que las reformas de Velasco, salvaron al país que años después Sendero Luminoso tomase el poder. Vale decir, si este movimiento terrorista hubiese encontrado a un campesino sin tierras o parcelas no reconocidas por el Estado, el apoyo hacia su lucha armada se habría dado con mayor claridad y disposición. Por suerte para el país, Sendero Luminoso encontró una clase campesina dueña de extensas tierras, por lo tanto le hicieron un favor flaco y nada significativo cuando las huestes de Abimael Guzmán los visitaron buscando apoyo o sumisión, surgiendo una lucha de intereses y dominios en sus propias tierras. En países como Colombia no es desacertado decir que gran parte del largo periodo de existencia de las FARC, se debe al apoyo del campesinado, que son la base social de su lucha. Algo que Sendero nunca lo tuvo, por ello, al no recibir el favor popular, degeneró en el amedrentamiento y el asesinato de autoridades y campesinos inocentes.
Quizás el mejor aporte social y económico que el presidente Velasco diera al Perú, sin proponérselo, siguiendo ciegamente las directrices de la CEPAL. Los velasquistas debieran sentirse orgullosos y relucirlo en todo debate. Puesto que sus otras medidas fueron cuestionadas, negadas por la economía y borradas por los sucesivos gobiernos.
Creo es más certero decir que las discusiones ardorosas, la necesidad de tomar el poder mediante la violencia, se incentivaba en periodos electorales porque muchos de sus dirigentes ocupaban alcaldías, regidurías y puestos gubernamentales, dando paso a una lucha sin cuartel por seguir ocupándolo o llegar al parlamento nacional. Un doble discurso sin lugar a dudas.
En ese remolino de debates y discursos llegaron a conclusión la necesidad de plantear una "tercera vía" de negación de la violencia senderista como de las fuerzas armadas, impulsando la organización campesina de rondas de autodefensa para enfrentarla, la que por su puesto tampoco pudieron organizar. El gobierno de Fujimori implementó y combatió eficazmente. Fujimori usó con éxito la idea izquierdista, como también sería usado Alfonso Barrantes por Alan García cada vez que necesitaba acercar su discurso a las izquierdas, el ex alcalde, un líder muy allegado a la derecha peruana, a la burguesía, que lo había adoptado; un líder que indudablemente necesitaban para combatirlo eficazmente.
Podemos decir que la falta de directriz articulada y definida, agravada por la inercia, inoperancia, miopía y atraso histórico de sus máximos dirigentes, fueron determinantes para ser consumidos por sus propias decisiones erráticas; así tampoco lograron sacudirse de crónicos vicios interpretativos que defendían. Ni de la influencia marcada del APRA (Barrantes tenía formación aprista y en el tiempo que estuvo al frente de la Izquierda Unida, manejó los comités a nivel nacional con el molde que aprendiera de Haya de la Torre. Luego tuvo un acercamiento lamentable con Alan García en su primer gobierno) y de la presión de Sendero Luminoso y el MRTA que no supieron deslindar a tiempo.
Dogmatismo exacerbado – Lenin: ¿Qué hacer?
En el desarrollo internacional del comunismo, se observa el aporte de Mao Tse Tung con muchos seguidores en el Perú, como es Sendero Luminoso y sus incursiones armadas en pueblos de la serranía y atentados con explosivos en zonas urbanas. Aunque también se precisa que Mao no hizo un aporte significativo, filósofico, al desarrollo histórico. Su contribución es más que todo militar, lo que no es suficiente para equiparar a Marx y Lenin. Por ello, decir que Mao es la tercera espada es una exageración y contrasentido que lleva al error, al genocidio de Sendero Luminoso de Abimael Guzmán.
Razón de porqué la izquierda peruana no siguiera al Maoismo y defendido la línea del Marxismo y Leninismo fundamental. Marcados fuertemente por el libro de Lenin. Dominados por el dogmatismo de sus concepciones del "¿Qué hacer?", entendida como la única forma organizativa partidaria universal. Los dirigentes vivían convencidos que sus ideas, dogmas y principios eran la verdad, la que siempre esperó el proletariado para liquidar a la burguesía en su desarrollo de explotación. Seguros y convencidos del carácter científico de sus razonamientos y enfoques. Una equivocación ciertamente, porque en el Perú la base social no es la masa proletaria como señala Marx y Lenin, sino el campesinado que es más pobre, arraigado en el ande, en el Perú profundo, por donde debe empezar cualquier revolución que se preste y digne de histórica y exitosa, así como lo señaló José Carlos Mariátegui. Haya de la Torre planteó otro punto de vista, que la revolución debía empezar por los trabajadores Manuales e Intelectuales, masa instruida capaz de llevarla adelante.
Las ideas izquierdistas no tuvieron la respuesta que tuvieron otras agrupaciones como el APRA, AP o PPC, fundamentalmente porque el pueblo cree que sus postulados, tesis e ideologías vienen de afuera, de los países comunistas; por eso su voz y propuesta no suena propia ni original, más bien un calco o copia que nada tiene que ver con la realidad histórica nacional. Esto provocó la decepción de muchos militantes que vieron el proyecto como propio y una alternativa de cambio a la situación de oprobio que vivía el pueblo peruano, no pocos pasaron a engrosar las filas de Sendero Luminoso y el MRTA. Estaba condenado a no cuajar en el imaginario popular, a no tener asidero en el desarrollo social y tampoco la fuerza suficiente de plantear una alternativa a las concepciones capitalistas, cada vez más radicales y obsecuentes en sus políticas de mercado, llegando a adoptar el libre mercado y las políticas neoliberales. El mundo estaba siendo forzado a cambiar y uno de los pilares era la caída del muro de Berlín, el fin de las ideologías.
Rodrigo Montoya en su libro "A propósito del Carácter Predominantemente Capitalista de la Economía Peruana Actual" 1970 (3) nos habla:
La formación social peruana presenta en su estructura económica un conjunto de diferentes Modos de producción de bienes materiales: capitalista, servil, de aparcería y parcelario (…) Dentro de esta combinación, de diferentes Modos de producción de bienes materiales, el Modo de producción capitalista es el dominante. En otros términos, la clase dominante del modo de producción capitalista es la clase dominante del conjunto del país. Las reglas de juego del sistema económico del país son capitalistas. Al ser dominante el capitalismo subordina a sus propios intereses la mantención o extinción de los otros modos de producción.
Aporte que sociólogos, el pueblo informado y la sociedad en su conjunto, y sobre todo los políticos que quieren proponer y ejecutar un plan social de revertir la situación de crisis que vive el pueblo, deben tenerlo en cuenta. De manera que ninguna lucha social puede pasar por alto esta realidad de reconocer que el sistema capitalista domina nuestras formas de producción desde las más precarias, mínimas y locales que se dan en las comunidades campesinas, hasta las más complejas que se dan en las grandes ciudades. El Perú es marcadamente capitalista, siempre lo ha sido y como tal sigue su desarrollo que con los años se ha acrecentado y ampliado.
Sendero Luminoso nunca aceptó esta forma de producción, razón por la cual quiso someter a las comunidades del ande a intereses propios, que en todos los casos degeneró en muerte y genocidio. Sendero Luminoso no entendió que para acercarse al campesino primero se debe entender su modo de producción capitalista y aunque ello genera otros modos de explotación precarios, cambiarlo no es una tarea corta o de mediano plazo.
El Papel de Patria Roja
Merecería un capítulo aparte en el presente trabajo y en la historia oficial de la Izquierda Peruana que algún día debe escribirse, el papel de Patria Roja; aquella agencia servil del imperialismo yanqui, como sus detractores sindicaron en múltiples oportunidades. Útiles al trabajo, que siguiendo las directrices de la CIA intervinieron en las ideas izquierdistas y populares, infiltrando movimientos subversivos, comprando dirigentes y planes, con las políticas estatales jugaron el doble discurso, fomentando el terrorismo de ambos bandos, para neutralizar a la población, a las ideas socialistas que ciertamente estaban en crecimiento; de esta forma los empujaron a verse entre dos fuegos y el peligro de caer en una de ellas. Recordemos para empezar el papel que jugaron en los años finales del gobierno de Velasco, prestándose y siendo parte en la organización de la huelga general del año 1977. Su lema que el "poder nace del fusil" ha servido como propaganda para llamar y convocar a cuantos incautos. Han contribuido aquello que Mirko Lauer señala en su artículo "Cinco Izquierdas de esta Hora" (4) que "la izquierda sea una palabra complicada. Casi no tiene que ver con partidos pequeños o medianos, y de apariencia permanente, como en tiempos de la IU, sino ahora con personas o movimientos de protesta más bien efímeros. El denominador más amplio es la insatisfacción (…)".
Actualmente trafican de manera ineficiente con la educación peruana, imponiendo sus costumbres sectarias y vegetando de ella. Sus máximos dirigentes como Auris Olmedo deberían empezar a contar o rendir cuentas de su pase por el SUTEP, otra agencia que a la luz de los hechos ha sido servil del subdesarrollo y defendiendo la mediocridad de sus afiliados. Para muestras los altos índices de analfabetismo intelectual y profesional que presentan los docentes, que por años han traído miseria y atraso a sus estudiantes. Dinosaurios que nada aportaron a la historia de la educación peruana, que sin embargo manejan agencias capitalistas como la Derrama Magisterial.
Existe un trabajo publicado en internet "Historia de la Educación peruana. Crisis y contradicciones. Enero 2008 (5), donde se estudia cuál ha sido el papel que ha jugado el SUTEP con la educación y la responsabilidad que conlleva en su atraso.
En el Perú el tema de la Educación es un problema permanente de hace más de cuarenta años. Y no sería así, si amplios sectores de la sociedad, incluyendo el Estado y la dirigencia magisterial, hubieran hecho realmente poco o nada para solucionar este mal. Entre estos dos sectores existe una continua lucha en sindicar culpabilidad, mientras los alumnos ingresan cada mañana y tarde a las aulas a aprender poco o a desaprender lo que sacrificadamente recibieron de sus padres. (…) el sindicato docente se ha acostumbrado a implementar una serie de reclamos para así supervivir en el tiempo, que cada vez le es más esquivo, porque el país no puede soportar más una educación que deforma a sus hijos. (…) Para entrar en materia, es importante destacar, primero, la profunda división al interior del sindicato, tanto que departamentos completos del sur y centro del país desconocen y rechazan la dirigencia perpetua encabezada por gente de ese minúsculo movimiento llamado Patria roja, de los cuales muchos de ellos están a punto de jubilarse como meros dirigentes, siendo un hecho que sólo algunos han sido docentes de aula. (…) La competitividad educativa empeoró aún más no sólo con relación a 1977, cuando los militares en el gobierno reforzaron el desprestigio para sistemáticamente hacerlos ver ante la población como un sector conflictivo y peligroso, idoneidad degenerada al nivel que se aplicaba en Colombia, Chile o Argentina. No está demás decir que estos países nos llevan en calidad y asistencia educativa más de 20 años. Y claro está, el Sutep vio en esto un sabroso caldo de cultivo para reafirmar sus propuestas y extenderla a todo la población magisterial, ya de por si ganada por la marginalidad. A la luz de esto, es fácil entender porque la mayoría de docentes han aceptado los postulados del Sutep que no es otra cosa que la plataforma de Patria Roja, aquel minúsculo grupo de oportunistas que predican aun mundo mejor mediante el anarquismo y líneas cercanas a la subversión, y que, al igual que el sindicato aparentemente son financiados por la Derrama Magisterial (mantenido con el aporte económico mensual de cerca de trescientos mil docentes), perfilándose como arma contra el gobierno de turno para mantenerse con vigencia política.
La única y verdadera lucha es mantener la predominancia del sindicato magisterial, vivir de ella y mantenerse permanentemente en el escenario político, hacer frente al gobierno de turno para luego negociar sin haber conseguido nada significativo y recibir prebendas, vender y traicionar sus propias huelgas que convocaban. Desde finales del año 2009 han perdido el manejo del magisterio y cayeron en desprestigio ante la población por oponerse a la creación de la Ley de Carrera Pública Magisterial (CPM), que posibilitó a los maestros acceder a mejores niveles de trabajo y obtener mejores sueldos mediante la Meritocracia. El SUTEP exige la derogatoria de la Ley con los intereses que ya todos conocemos.
Conclusiones
1. La izquierda unida peruana se consideró una alternativa de cambio a la situación de oprobio que vivía el pueblo peruano. Mucha gente, jóvenes especialmente, vieron con legítimo derecho que sus alcances y luchas servirían para cambiar la situación de crisis política y social.
2. Hubiese sido muy interesante que la izquierda siguiera unida para hacer un contrapeso legítimo a la situación neoliberal que vive la economía actualmente, que la depreda impunemente con sus aliados bancarios e industriales y el propio Estado maniqueado y chantajeado, en contra de la sociedad en su conjunto.
3. El trabajo reconoce que sus dirigentes estaban demasiados ideologizados y que sus pensamientos se tomaban como ciencia y doctrina exacta y absoluta. Craso error. Pensar en una sola dirección, no sólo fue la caída y principal fundamento para que la izquierda se rompiera; no olvidemos que Rusia y sus países aliados también cayeron por las mismas razones: pretender dominar y controlar las leyes del mercado, de la sociedad y del pensamiento individual. La libertad a fin de cuentas.
4. No reconocen los dirigentes peruanos las innumerables veces que cedieron intencionalmente a intervenciones foráneas, como en aquellas que se hacían llamar "la verdadera izquierda pensante", "un nuevo modelo de hacer revolución" preferentemente de los llamados "caviares" ligados a la universidad la católica, pequeños burgueses infiltrados por la CIA.
5. La izquierda nunca tuvo líderes. Ni uno solo de los nombres equivale a ese nivel; sólo meros dirigentes que pugnaban por prevalencias personales o de su minúsculo movimiento. Actualmente afronta nuevos problemas, y siguen renuentes a buscar alternativas de solución, como también se niegan a mirar casos de éxito contemporáneo en la izquierda latinoamericana y también en partidos peruanos de otra tendencia ideológica.
Bibliografía
1. Tomado de La Cuarta Espada de Santiago Roncagliolo. Debate 2008. Pág 62
2. Vladimiro Montesinos y el Poder Político en el mandato de Alberto Fujimori. Editorial San Marcos. 2007. Pág 68.
3. A propósito del Carácter Predominantemente Capitalista de la Economía Peruana Actual de Rodrigo Montoya. Ediciones Teoría y Realidad. 1970.
4. Cinco izquierdas de esta hora. La República 28.03.12
5. "Historia de la Educación peruana. Crisis y contradicciones. Enero 2008
http://www.monografias.com/trabajos54/historia-educacion-peruana/historia-educacion-peruana.
Autor:
Iván Rodríguez Alegre