Carta abierta al editor de la Revista Cubana de Medicina General e Integral acerca del artículo de revisión "La homeopatía como propuesta válida para la atención primaria de salud", publicado en el vol.28 no.2, abr.-jun. 2012 (accesible en http://www.bvs.sld.cu/revistas/mgi/vol28_2_12/mgi07212.htm).
Resumen
La verdadera ciencia siempre busca la verdad, con independencia de las opiniones personales de quienes trabajan para ella. Un artículo de revisión no puede convertirse en una tribuna para argumentar los criterios del autor y ocultar lo que se opone a sus intereses; debe discutir toda la información accesible. Al no cumplir este requisito, se convierte en una desviación manifiesta de lo que debería ser una revisión científica. Es sectario y contrario a la honestidad científica, pues sólo presenta opiniones favorables a la tesis del autor. Carece de la necesaria actualidad. Oculta resultados históricos importantes. No menciona ensayos clínicos recientes y significativos. Da su visto bueno a violaciones flagrantes de las normas existentes para los ensayos clínicos, presentándolas como logros. No menciona los aspectos teóricos del tema ni discute su validez, ni su posible avance o estancamiento. De aquí que solo puede concluirse que es acientífico, tanto en forma como contenido. No añade información alguna valedera a la ciencia y resulta en un ejemplo negativo para cualquier persona inexperta en trabajos de investigación científica.
Desarrollo
Robert King Merton, un reconocido clásico de la escuela estadounidense de sociología, introdujo en 1942 cuatro principios rectores que consideró guías para la correcta actividad científica. En la actualidad se conocen como Normas Mertonianas y son los siguientes; comunalismo, universalismo, escepticismo organizado y desinterés. Este último significa que no se deben presentar los resultados científicos enlazándolos a creencias personales o al activismo por una causa. Las simpatías deben mantenerse separadas de los resultados en todo momento.[1]
Dicho de otra forma, la verdadera ciencia siempre busca la verdad, con independencia de las opiniones personales de quienes trabajan para ella. Es por eso que un artículo de revisión no puede ser una tribuna para argumentar los criterios del autor y ocultar lo que se opone a sus intereses. Debe ser una recopilación exhaustiva y crítica de reportes científicos, esencialmente de los más importantes y recientes, escogiendo con preferencia aquellos que han sido sometidos a arbitraje y publicados en revistas científicas reconocidas.
El aspecto crítico es primordial; no sólo se debe recopilar y citar información, sino también informar al lector sobre cuáles son los aciertos y las insuficiencias de lo publicado, para que éste pueda orientarse rápidamente acerca del estado actual de los conocimientos sobre el tema y sus posibles direcciones de desarrollo. Dada la cantidad siempre creciente de nuevos conocimientos, resulta primordial resumir; hay que saber entresacar lo importante, lo que trasciende, lo que tiene mayor peso. Sin embargo, el mencionado artículo de revisión no cumple estos requisitos esenciales; por el contrario, presenta serios inconvenientes tanto de forma como de contenido. Veámoslos en detalle.
1. No es una recopilación exhaustiva y crítica. Es una defensa a ultranza de la homeopatía, con la adición de criterios personales no fundamentados. Plantea el propósito de estudiar debilidades y amenazas pero no analiza, ni siquiera menciona, las reiteradas críticas a que ha sido sometida la homeopatía desde sus mismos inicios; las ignora o las oculta.
En el mismo comienzo del artículo aparecen afirmaciones injustificadas. Por ejemplo: "La medicina natural es tan antigua y eficiente que no requiere defensores". Sin embargo, la antigüedad por sí misma no es sinónimo de autenticidad. Usar medallas, resguardos y amuletos para preservarse de maleficios es algo muy antiguo, pero nadie ha comprobado su efectividad (tampoco la de los maleficios). Además, en esta sorprendente oración no se hace distinción entre lo válido de la medicina natural y lo que resulta dañino. Es bien conocido que muchos medicamentos naturales, supuestamente benéficos para alguna dolencia específica, en realidad pueden dañar seriamente a las personas en otros aspectos. Basta con revisar el sitio de Infomed http://www.sld.cu/fitomed/index.htm donde aparecen los resultados de estudios sobre la toxicidad de diversas plantas, algunas supuestamente curativas. Aún más, existen muchísimos venenos naturales, tanto de origen mineral como animal o vegetal, algunos de ellos conocidos desde la antigüedad (ej.: belladona, hiedra, tejo, adelfa, glicina, acónito, beleño, cicuta, arsénico, etc., sin mencionar los del reino animal). E incluso se pudiera añadir la baja expectativa de vida en aquellos lugares donde no llegan los beneficios de la medicina moderna, a pesar del consumo casi exclusivo de productos naturales.
2. La ciencia es única y universal. Que sea única quiere decir que cumple el principio de unicidad: no hay ciencias aisladas; toda ciencia verdadera mantiene una relación estrecha con otras, tomando y cediéndoles nuevos conocimientos de forma continua. Que la ciencia es universal quiere decir que no hay ciencias locales; el intento de localismo en la ciencia, ya bien sea geográfico o sectario, conduce al estancamiento; en el peor de los casos al oscurantismo.
Por otra parte, los criterios de mercado que se exponen en el artículo de revisión no tienen validez científica alguna. Es de lamentar que sólo unos pocos países como Japón hayan decidido revisar recientemente sus criterios acerca de la homeopatía.[2] En otros países razones económicas y políticas –y también muy posiblemente la ignorancia y credulidad de esos mismos políticos y de la población acerca de cómo funciona la ciencia – se anteponen a los criterios científicos. Por ejemplo, en Inglaterra la homeopatía ha sido muy criticada en los últimos años; sin embargo, el príncipe Carlos, primero en la línea de sucesión al trono británico, posee un negocio donde se venden productos naturales y homeopáticos y, desde luego, está muy interesado en que no se apliquen limitaciones a la venta de sus productos.
3. A pesar de que en el sumario del artículo se plantea un análisis de la pertenencia histórica del empleo de la homeopatía, se dejan de mencionar referencias históricas muy importantes contrarias a esa doctrina. No obstante, por otra parte se mencionan detalles anecdóticos que nada tienen que ver con la evidencia científica, tales como que en 1846 existieron en La Habana un consultorio y una farmacia homeopáticos. Es como si la actual existencia de gran cantidad de sitios de venta de imágenes, collares, resguardos, oraciones y otros atributos de la santería en muchos lugares de La Habana dieran fe de su efectividad para curar.
Una referencia histórica omitida, sumamente importante, aparece en la Redacción de Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, publicada en 1866. Se publicó sólo 20 años después de la inauguración de la tal farmacia homeopática y fue reproducida en 2011 en una revista cubana.[3] En ese pronunciamiento, la Academia rechaza la doctrina homeopática como contraria a la razón y a la experiencia estimando que… "[la Academia] no debe descender á la crítica de ningún trabajo que esté basado en los principios de dicha doctrina "(sic). Tal conclusión se basó tanto en resultados experimentales tanto nativos como extranjeros. El reporte menciona los experimentos de Andral en el hospital de la Piedad de París; los del Dr. Bally en su clínica del Hôtel-Dieu; los de Broussais en Val-de-Grâce; los del Dr. Pointe en un hospital de Lyon. También se mencionan los resultados de otros ensayos promovidos por el gobierno de Nápoles y realizados por el Dr. de Horatiis; las tentativas del profesor Nathalis Guillot en sus salas de la Salpêtrierè, donde murieron todos los enfermos muy rápidamente; los del Dr. Charge en la epidemia de cólera de 1855 en Marsella, quien durante ocho días comprobó que morían más enfermos tratados con homeopatía que los sometidos a los cuidados convencionales. Y no faltan los reportes de experimentos en Cuba, como los intentos del Dr. José Lletor Castro Verde para curar con homeopatía a los invadidos del cólera en 1850, donde "las defunciones fueron superiores á las entradas… de 14 enfermos murieron 15; la explicación es muy sencilla; el pobre enfermero fue á reunirse con los fallecidos" (sic).
El perjuicio a las personas no se limita al siglo XIX. A pesar de la evidencia contraria y los fallecimientos, aún hoy día los homeópatas siguen dañando a sus pacientes. Algunos casos son tan escandalosos que llegan a los tribunales y a la prensa.
En mayo de 2002 los australianos Tomas Sam y Manju Sam, de procedencia hindú, fueron encausados por la negligencia que llevó a la muerte a su hija Gloria Thomas, de nueve meses de nacida, por insistir en tratarla con homeopatía.[4] En septiembre de 2010 el gobierno japonés inició una investigación por diversas muertes causadas por la homeopatía, que en los últimos tiempos ha ganado cierta popularidad en algunos sectores. Entre las muertes se encuentra la de una niña de 2 meses de edad que nació con deficiencia de vitamina K. La niña murió de sangramiento en la mollera pues sólo se le administraron medicamentos homeopáticos en vez de la necesaria inyección de vitamina que hubiera resuelto el problema (ref. [2]). El pasado año un juez italiano acusó a Marcello Monsellato de la muerte de su hijo Lucas, de 3 años de edad, que padecía de neumonía y a quien sólo se le administraron remedios homeopáticos. Según el articulista: "Morir de neumonía, una enfermedad en la que la mayoría de los pacientes se curan sin necesidad de hospitalización y con un simple tratamiento de antibióticos y algo de reposo, es algo difícil de creer en pleno siglo XXI… salvo si tienes un padre que rechaza la medicina moderna y te trata con homeopatía".[5]
4. En lo referente a artículos científicos recientes, la autora cita varios, publicados mayormente en revistas homeopáticas o de medicina alternativa poco reconocidas, todos favorables a la homeopatía. Pero deja de mencionar numerosos artículos con resultados opuestos; muy en especial un importante artículo desfavorable de 2005, publicado en la prestigiosa revista Lancet, donde se comparan los efectos de la medicina convencional con el de medicamentos homeopáticos, a partir de un análisis metaestadístico.[6] El artículo resume los resultados de 110 ensayos clínicos homeopáticos comparados con otros 110 ensayos de medicamentos convencionales, donde participaron 1573 pacientes y gran cantidad de investigadores. En las conclusiones se puede leer: "Cuando se tomaron en cuenta los sesgos, la evidencia para un efecto específico de los remedios homeopáticos fue débil, y muy fuerte para los efectos de las intervenciones convencionales. Los resultados son compatibles con la noción de que los efectos clínicos de la homeopatía son efectos placebo." [1]
5. En el artículo de revisión se califica como "estrategia vanguardista" la flagrante violación de las normas reconocidas universalmente para los ensayos clínicos, llevadas a cabo por algunos de manera irresponsable, abusando de la confianza de los pacientes con el argumento de supuestas razones "políticas" ajenas por completo a la ciencia. En Cuba están perfectamente reguladas esas normas; también se pueden consultar en un libro editado por la Organización Panamericana de la Salud, de libre acceso en la WEB.[7] Julián Rodríguez, Máster en Farmacia Clínica, e investigador del Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos (CENCEC),[8] en una entrevista concedida en junio de 2012 a la revista Juventud Técnica, ha expresado en relación a los ensayos clínicos: "Son sometidos a este proceso medicamentos, vacunas terapéuticas, productos biológicos y naturales, terapias tradicionales, equipos médicos y procederes quirúrgicos que no cuenten con suficiente información para demostrar que son realmente óptimos en el tratamiento de una enfermedad". Un ensayo clínico consta de 4 fases, no sólo de la última donde el producto se aplica ya a los pacientes (figura 1), lo que no se menciona en el artículo.[9]
6. Un artículo de revisión de cualquier tema, aparte de los resultados experimentales recientes, requiere además de un reporte del avance de la teoría. Cuando los mecanismos que explican cómo funciona el proceso de curación de la enfermedad no están totalmente esclarecidos, también es necesario actualizar el estado de conocimiento sobre esos mecanismos. En esta revisión la teoría no se menciona, posiblemente porque la homeopatía carece en realidad de fundamentos teóricos racionales que no han variado desde su creación, como se explica a continuación.
La homeopatía es uno de muchos supuestos "remedios alternativos", que ni siquiera se puede tachar de "natural" o "tradicional" pues fue creada de la nada a principios del siglo XIX por una sola persona: el médico alemán Samuel Hahnemann. Creyendo que su "mágica" propuesta era apta para curar cualquier cosa, Hahnemann nunca realizó de manera sistemática las correspondientes investigaciones en los enfermos. En vez de realizar las necesarias pruebas o experimentos con los enfermos, utilizó otros ideados por él (los "provings") que no comprueban la efectividad del método en el paciente, pues de manera absurda se realizan en personas sanas. Como no había evidencia experimental proveniente de los enfermos, para explicar el mecanismo de curación elaboró una teoría irracional, ajena a la práctica e imposible de verificar.
Su "teoría", si es que se le puede llamar así, era la siguiente: Una sustancia suministrada en grandes dosis a una persona sana, que cause los mismos síntomas que la enfermedad que se desea curar, al ser suministrada al enfermo en dosis muy diluidas lo curará, estimulando su organismo a luchar contra ella (sin tomar en cuenta que hay muchas enfermedades con síntomas similares).
Para evitar dañar al paciente "inventó" otro principio adicional, también ajeno a toda racionalidad: este principio consistía en considerar que mientras más se diluía el remedio, mayor era su efectividad. Las disoluciones empleadas por Hahnemann y demás homeópatas equivalen a una gota de la sustancia activa diluida en un volumen de agua y alcohol igual al que ocupa en el espacio todo el sistema solar.[2] Tras tal dilución la probabilidad de que quede una sola molécula del producto inicial en la dosis a ingerir es, a todos los efectos, nula. El paciente sólo toma agua con alcohol y absolutamente nada del supuesto principio activo que supuestamente lo curará.
Para que quede bien claro. Si Ud. padece de diarreas, entonces tiene que ingerir alguna sustancia que cause diarreas, diluida hasta el punto que no quede una sola molécula de la sustancia original en la dosis, para ver si así, mediante algún mecanismo inexplicado, logra estimular a su sistema digestivo a que se autocure (con independencia de si la diarrea es causada por una bacteria, un virus, o algún otro problema de los muchos que se pueden presentar). De locura.
Han pasado más de 150 años desde los tiempos de Hahnemann. ¿Es que la homeopatía no ha avanzado nada en todo ese tiempo? ¿No ha cambiado la teoría? Pues resulta que no: los principios homeopáticos son los mismos que él postuló a fines del siglo XVIII, y por tanto siguen siendo contrarios a la ciencia. Los ensayos clínicos recientes así lo corroboran; con teoría o sin teoría, la homeopatía simplemente no funciona (ref. [7]). Un análisis crítico sobre la homeopatía, que explica en detalle los criterios de Hahnemann, se puede consultar en un sitio cubano de la WEB.[10]
7. El relativo éxito de la homeopatía provino de que, en comparación con algunos de los agresivos remedios de la época (sangrías, amputaciones, vomitivos, purgas, enemas, cauterizaciones) la homeopatía resultaba mucho más tolerable y menos dañina, pues sus remedios eran preparaciones altamente diluidas que no le ocasionaban molestia ni efecto alguno al paciente. Un buen ejemplo de la medicina en esos tiempos es la descripción de la muerte del rey Carlos II de Inglaterra en 1685, tras un ataque de apoplejía:
"Se permitió al rey quedarse en la silla donde lo sorprendieron las convulsiones… le extrajeron 16 onzas de sangre de una vena… le mantuvieron los dientes abiertos por la fuerza para que no se mordiera la lengua. El régimen consistía en lograr primero que se despertara y después evitar que se durmiera… Ordenaron que se le aplicaran ventosas en los hombros sin demora, y que se realizara una escarificación profunda, con la cual lograron extraer otras ocho onzas de sangre. Se administró un potente emético de antimonio… decidieron duplicar la seguridad del tratamiento con una dosis completa de Sulfato de Cinc. Le dieron purgantes potentes, complementados con una sucesión de enemas. Le cortaron el pelo al rape y le aplicaron sustancias vesicantes cáusticas en toda la cabeza. Y por si todo ello no fuera suficiente, también se solicitó el cauterio al rojo vivo. El Rey pidió disculpas por "tardar un tiempo desmedidamente largo en morir"" (ref. [8], p.1).
Si a Ud., sin más detalles, le dieran a escoger entre ese calvario y cinco goticas de agua con alcohol debajo de la lengua, y además alguien le asegura que así se curará, ¿cuál sería su elección?
Una cosa más: El artículo de revisión también denota poco respeto por la ciencia al comparar a Einstein con Hahnemann. La teoría de Einstein –en realidad todas sus teorías, porque no es una sola- están argumentadas con rigurosidad matemática y avaladas por experimentos incontrovertibles y reproducibles en cualquier momento, por cualquiera, y en cualquier lugar. La homeopatía, por el contrario, es del mismo calibre que la astrología. Se sostiene por las afirmaciones acientíficas de sus seguidores, muchos de los cuales cierran los ojos ante la realidad a pesar de las innumerables evidencias contrarias.[3]
8. Resumiendo: El artículo de revisión La homeopatía como propuesta válida para la atención primaria de salud es acientífico en forma y contenido por lo siguiente:
No es exhaustivo y crítico; además aparecen afirmaciones no veraces, fácilmente refutables.
Es sectario y contrario a la honestidad científica, pues sólo presenta opiniones favorables a la tesis del autor. Carece de la necesaria actualidad.
Oculta resultados históricos importantes.
No menciona ensayos clínicos recientes y significativos.
Da su visto bueno a violaciones flagrantes de las normas existentes para los ensayos clínicos, presentándolas como logros.
No menciona los aspectos teóricos del tema ni discute su validez, ni su posible avance o estancamiento.
Por todo lo anterior, quien suscribe no lo considera un artículo de revisión apropiado, sino más bien una desviación manifiesta de lo que debería ser una revisión científica. No añade información alguna valedera a la ciencia y resulta un ejemplo negativo para cualquier persona inexperta en trabajos de investigación científica.
Autor
Arnaldo González Arias
[1] Merton Robert K. The normative structure of science, p.267 in The Sociology of Science, Theoretical and Empirical Investigations. Edited by Norman W. Storer, University of Chicago Press, 1973.
[2] Wanjek Christopher. Homeopathy Shake-Up Goes Global. http://www.livescience.com/8543-homeopathy-shake-global.html
[3] Redacción de Anales. Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, Cuba. Febrero de 1866 (Tomo 2 de la colección en la Academia de Ciencias de Cuba, págs. 393-396). Reproducción original accesible en Revista Cubana de Salud Pública. 2011; 37 (Num. Extraordinario 150 aniversario Academia de Ciencias), http://bvs.sld.cu/revistas/spu/vol37_05_11/spusu511.htm.
[4] Respectful insolence. A real death by homeopathy. http://scienceblogs.com/insolence/2007/11/06/a-real-death-by-homeopathy/ ; también en http://en.wikinews.org/wiki/Parents_prosecuted_after_homeopathic_treatment_ leads_to_…
[5] Peláez J. Imputan homicidio a unos padres que trataron a su hijo solo con homeopatía, http://es.noticias.yahoo.com/blogs/cuaderno-de-ciencias/
[6] Aijing Shang, Karin Huwiler-Müntener, Linda Nartey, Peter Jüni, Stephan Dörig, Jonathan A C Sterne, Daniel Pewsner, Matthias Egger. Comparative study of placebo-controlled trials of homoeopathy and allopathy, Lancet 2005; 366: 726–32, accesible en www.thelancet.com
[1] Los sesgos son diversas influencias y factores que pueden llevar a conclusiones falsas sistemáticamente y no por casualidad. Los más importantes a tomar en cuenta son: los causados por desigualdades entre las personas del grupo de ensayo y el de control; los que se deben a diferencias en la forma en que se evalúan los efectos del tratamiento; los originados por una selección o manipulación tendenciosa de los datos obtenidos, no necesariamente consciente.
[7] Evans Imogen, Thornton Hazel y Chalmers Iain. Cómo se prueban los tratamientos. Una mejor investigación para una mejor atención de salud. Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud. Accesible en http://www.jameslindlibrary.org/tt-downloads.html
[8] Sitio WEB oficial del Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos, http://www.cencec.sld.cu/
[9] Ramos Martín Dania, julio 9 2012. 1,2,3,… probando. http://www.juventudtecnica.cu/Juventud%20T/2012/panorama/paginas/ensayos%20clinicos.html
[2] En realidad, los cálculos indican que el procedimiento usado para formar las disoluciones equivale a añadir una gota a una cantidad de alcohol y agua equivalente a unas 10 000 millones de veces el volumen que ocupa el sol con todos sus planetas.
[10] Álvarez González J.L. Homeopatía: una ilusión más allá del número de Avogadro, Rev. Cub. Física vol. 25, No. 1, (2008) p. 38-44, accesible en http://www.fisica.uh.cu//biblioteca/revcubfi/2008/vol25-No.1/index.htm
[3] Como la posición relativa de las estrellas cambia lentamente con el tiempo, en la actualidad el tránsito de la Tierra por las constelaciones del zodiaco no cubre las mismas fechas que cuando fue creada la astrología, lo que los astrólogos simplemente no consideran.