- Introducción
- Justificación
- Conceptualización de habilidades sociales
- Clases de habilidades sociales
- Modelo de habilidades sociales
- Modelos explicativos de los déficit en habilidades sociales
- Habilidades sociales importantes para enfrentar la presión y el riesgo
- Aprendizaje y desarrollo de las habilidades sociales
- Entrenamiento en habilidades sociales
- Conclusiones
- Referencias bibliográficas
Introducción
¿Conoces a alguien que le cae bien a todo el mundo?, de seguro que sí, a lo largo de la vida nos encontramos con personas que se muestran siempre tolerantes y no hieren a nadie a pesar de que acostumbran decir lo que piensan. Estas personas que directa o indirectamente son admiradas por todos, también por lo general resultan ser sensatas, convincentes y persuasivas sin presentar autoritarismo ni indiferencia ante las opiniones o emociones de los demás. Este tipo de personas que manejan muy bien las relaciones humanas, muchas veces han despertado la envidia de otras personas quienes muchas veces intentan imitarles.
Por lo general, las habilidades sociales que poseen estas personas son innatas y las aplican sin mayor esfuerzo alguno cotidianamente; también existen personas que al no tener estas habilidades de manera innata se proponen a aprenderlas y así poder comunicarse mejor. Todas las personas pueden cambiar satisfactoriamente sin alterar su personalidad. Partamos de que nuestra salud mental y equilibrio personal están muy relacionados con la forma en que vivimos las relaciones interpersonales. La convivencia, cómo nos sentimos con los demás, puede resultar reconfortante o convertirse en una pesadilla.
Si cultivamos y dominamos estas habilidades podremos conseguir satisfacciones en el ámbito de la familia, de las amistades y en las relaciones amorosas. E incluso nos ayudarán a la hora de conseguir un empleo, de relacionarnos con nuestros jefes y compañeros de trabajo y de convencer de nuestras posturas o planteamientos.
Las habilidades sociales han sido tratadas y estudiadas por muchos investigadores en diferentes escuelas y áreas científicas. Uno de los representantes más importantes es Solter quien es conocido como el padre de de la terapia de conducta, este autor introduce el término "Habilidades sociales" en el año 1949 basado en la necesidad de aumentar la expresividad del ser humano. Desde 1950 hasta la actualidad, han surgido diferentes criterios comparados con los inicios de estudio.
En un ensayo de habilidades sociales realizado en la ciudad de Santiago de Cuba se pudo apreciar en un grupo de jóvenes que existían elementos que entorpecían o facilitaban el desarrollo de habilidades tan necesarias para un desempeño satisfactorio en la sociedad, donde las exigencias de hoy son superiores a las de ayer e inferiores a las de mañana. Este trabajo tuvo como propósito valorar elementos que actúan determinando el desarrollo exitoso o no de las habilidades sociales; como la autoestima, la asertividad, proceso de socialización, etc. [Martínez & Sanz. 2001].
Hoy en día, Gran cantidad de investigaciones recientes han establecido una relación entre problemas en el desarrollo de habilidades sociales durante la infancia y desajustes en la edad adulta. Un buen desarrollo de las habilidades sociales es uno de los indicadores que más significativamente se relaciona con la salud mental de las personas y con la calidad de vida. Tienen una estrecha relación con el desarrollo cognitivo y los aprendizajes que se van a realizar en la escuela. Es requisito necesario para una buena socialización del niño y sus iguales.
Es importante tener en cuenta que aunque muchos autores distinguen entre habilidades sociales, competencia social y asertividad. Sin embargo existen autores que utilizan los términos mencionados como sinónimos.
Justificación
Todos sabemos que existe una gran variedad de habilidades sociales, unas más básicas y otras más complejas. Para empezar a aprender estas habilidades tenemos que conocer primero las técnicas básicas de la comunicación eficaz y luego incorporar esas conductas socialmente deseables a nuestra vida cotidiana. Hay quien las conoce pero no hace buen uso de ellas y hay quien no las conoce y por tanto no se beneficia de ellas en sus relaciones interpersonales.
Este será nuestro reto, hacer que las personas sepan utilizarlas correctamente y que otros las incorporen en su repertorio de estrategias para comunicarse y afrontar las distintas situaciones que se le planteen.
Las situaciones que se presentan a lo largo de la vida, y que se necesita control de emociones y actitudes asertivas y precisas para afrontarlas, son muchas, es por eso que es necesario aprender, determinar e identificar nuestras fortalezas y debilidades emocionales y de las actitudes.
OBJETIVOS
Objetivo General
1. Describir e identificar las características relevantes que se presentan en las habilidades sociales.
2. Describir e identificar las habilidades sociales más importantes para enfrentar la presión y el riesgo
Objetivos específicos
1. Describir los modelos existentes sobre habilidades sociales, teniendo en cuenta lo más importante de cada una de ellas.
2. Describir los tipos de conducta que influyen a la asertividad
4. Discutir y describir los instrumentos para la toma de decisiones debatiendo las conductas que no ayudan a la toma de decisiones acertadas
MARCO TEÓRICO
CAPÍTULO I
Conceptualización de habilidades sociales
I.1. Concepto de Habilidad social
A la hora de definir qué es una conducta donde se evidencian habilidades sociales ha habido grandes problemas. Se han dado numerosas definiciones, no habiéndose llegado todavía a un acuerdo explícito sobre lo que contribuye una conducta con habilidad social. En 1981 Meichenbaum, Butler y Grudson afirman que es imposible desarrollar una definición consistente de competencia social puesto que ésta es parcialmente dependiente del contexto cambiante. La habilidad social debe considerarse dentro de un marco cultural determinado, y los patrones de comunicación varían ampliamente entre culturas y dentro de una misma cultura dependiendo de factores tales como la edad, el sexo, la clase social y la educación. Además, el grado de eficacia mostrado por una persona dependerá de lo que desea lograr en la situación particular en que se encuentre.
La conducta apropiada considerada en una situación puede ser, obviamente inapropiada en otra. El individuo trae también a su propia situación sus propias actitudes, valores creencias, capacidades cognitivas y un estilo único de interacción (Wikinson y Canter, 1982). Claramente no puede haber un criterio absoluto de habilidad social. Sin embargo, todos parecemos conocer que son las habilidades sociales de forma intuitiva, esto lo afirma Trower en el año 1984. Aunque en contextos experimentales se puede demostrar que es más probable que determinadas conductas logren un objetivo concreto, una respuesta competente es, normalmente, aquella sobre la que la gente está de acuerdo que es apropiada para un individuo en una situación particular.
De igual manera, no puede haber una manera correcta de comportarse que sea universal, sino una serie de enfoques diferentes que puede variar de acuerdo con el individuo. Así, dos personas pueden comportarse de un modo totalmente distinto en una misma situación, o la misma persona actuar de manera diferente en dos situaciones similares, y ser consideradas dichas respuestas con el mismo grado de habilidad social. Por consiguiente, la conducta de una persona con habilidades sociales debería definirse para algunos autores, en términos de eficacia de su función en una situación, en vez de en términos de su topografía. Aunque los problemas con respecto a emplear las consecuencias como criterio se han hecho notar repetidamente; las conductas que son evaluadas consecuentemente como no habilidosas o antisociales pueden ser reforzadas.
Linehan en el año 1984, en su investigación sobre habilidades sociales, afirma que existen tres tipos básicos de consecuencias:
1. Eficacia para alcanzar los objeticos de la respuesta (eficacia de objetivos)
2. La eficacia para mantener o mejorar la relación con la otra persona en la interacción (eficacia en la relación)
3. La eficacia para mantener la autoestima de la persona socialmente hábil (eficacia en el respeto a uno mismo)
Se considera que las habilidades sociales son como la conducta que permite a una persona actuar según sus intereses más importantes, defenderse sin ansiedad inapropiada, expresar cómodamente sentimientos honestos o ejercer los derechos personales sin negar los derechos de los demás. Alberti y Emmons (1978).
Anaya, en el año 1991, manifiesta que la habilidad social es la capacidad de actuar coherentemente con el rol que los demás esperan de uno. El autor enfatiza al rol en sus dimensiones de conciencia y asunción del papel y a la habilidad para percibir, aceptar y anticipar el rol de los demás interlocutores.
Caballo, entre los años de 1989 y 1993. Luego de estudiar las conductas asertivas, llega a considerar que la conducta socialmente útil como un conjunto de conductas interpersonales que permiten comunicarse con los demás de forma eficiente en base a sus intereses y bajo el principio de respeto mutuo; esto implica ejercer los derechos personales sin negar los derechos de los demás, defenderse sin ansiedad inapropiada y expresar opiniones, sentimientos y deseos, arriesgándose a la perdida de reforzamiento social incluso al castigo. Este mismo autor reformula estos aspectos y define las habilidades sociales como un conjunto de conductas emitidas por el individuo en un contexto interpersonal que expresa sus sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás y que, generalmente, resuelve los problemas inmediatos de la situación mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas.
Campbell. y Stanley en su investigación realizada en el año 1977, define a las habilidades sociales como la capacidad para interactuar con los demás en un contexto social dado de un modo determinado que es aceptado o valorado socialmente y, al mismo tiempo personalmente beneficioso, o principalmente beneficioso para los demás.
I.2. Origen del concepto:
El origen nace en los estudios de "desempeño social" que se inspiraron en los trabajos del psicólogo A. Salter en 1949, reconocido discípulo de Pavlov; Salter publicó el libro Terapia del Condicionamiento Reflejo. Por otro lado, en 1950 y 1960 Wolpe, inspirado en el trabajo de Salter, denominó por primera vez el «entrenamiento asertivo» como un método para tratar la ansiedad y facilitar la expresión de sentimientos. Se definía la asertividad como la expresión de cualquier emoción libre de ansiedad en la relación con otra persona. Posteriormente muchos autores han contribuido a enriquecer el trabajo sobre comportamiento asertivo, entendiéndolo como la expresión de sentimientos bien sean negativos o bien sea positivos como el aprecio, el amor, el respeto, la comunicación, etc. Todos los aportes parten del modelo operante que se refiere al aprendizaje a través de las consecuencias, modelo utilizado por la psicología cognoscitivista.
Ya después de mucho tiempo paralelamente a las investigaciones en Estados Unidos por Wolpe y otros investigadores, un nuevo movimiento surgido en la Universidad de Oxford, en Inglaterra, investigaba sobre el desempeño social, empezando a utilizar el término "habilidades sociales".
Es a partir de los años 80" que se comienza a hacerse conocidos y difundidos los trabajos de estos investigadores. Desde entonces las habilidades sociales concentran un gran interés, dado que éstas comprenden un campo más amplio sobre las relaciones interpersonales. El comportamiento asertivo es una sub área de las habilidades sociales.
En síntesis las habilidades sociales es un conjunto de desempeños que presenta una persona ante las exigencias de una situación interpersonal dada, considerando esta situación en un sentido amplio y ubicado en el contexto cultural en el que se presenta. Estos desempeños suponen la expresión de los sentimientos y la defensa de los propios derechos considerando también los del otro.
I.3. Características de las habilidades sociales
Mediante los estudios y trabajos de investigaciones realizados en diferentes ámbitos y circunstancias de la realidad humana, se llegó a la conclusión de que existen una serie de características relevantes para la conceptualización de las habilidades sociales:
? Son conductas y repertorios de conducta adquiridos a través del aprendizaje. No son rasgos de personalidad, se adquieren a través del aprendizaje y, por tanto, se pueden cambiar, enseñar o mejorar mediante los mecanismos del aprendizaje.
? Constituyen habilidades que ponemos en marcha en contextos interpersonales, esto es, requieren que se produzca una interacción. Constituyen una de las áreas del comportamiento adaptativo.
? Son, por tanto, recíprocas y dependientes de la conducta de las otras personas que se encuentren en el contexto.
? Contienen componentes manifiestos observables, verbales y no verbales, y otros componentes cognitivos y emocionales y fisiológicos. La habilidad social es lo que la persona dice, hace, piensa y siente.
? Aumentan el refuerzo social y la satisfacción mutua.
? Las habilidades sociales son específicas de la situación. Ninguna conducta en sí misma es o no socialmente habilidosa, sino que depende del contexto, de la situación y de sus reglas, de las personas con las que se interactúa, del sexo, de la edad, de los sentimientos de los otros, etc.
? Es importante la existencia de metas, propósitos o motivación social para desarrollar un adecuado repertorio de habilidades sociales.
CAPÍTULO II
Clases de habilidades sociales
Las habilidades sociales no es algo estático de blanco o negro, sino que hay muchos tipos. Alguien no es social o totalmente anti social, hay varios términos y tipos de habilidades sociales y es bueno saber en que punto te encuentras para saber qué habilidades sociales tienes que cultivar.
Mucha gente se piensa que para tener una vida socialmente buena hay que convertirse en esas personas que no se callan ni debajo de la ducha y que hasta hacen amigos cuando duermen encerrados y aislados en su habitación. No, esto no funciona así, tu timidez y/o forma de ser también te aporta cosas buenas, no puedes suprimirlo todo por completo porque entonces matarías una parte de ti mismo.
La clave de los tipos de habilidades sociales está en saber dónde te encuentras y desarrollar las habilidades sociales para que te permitan poder conversar, hacer amigos, conocer gente… Pero sin necesidad de ser alguien que habla constantemente. Tú quieres tener habilidades sociales pero conservar tu espíritu que es lo que realmente te hace auténtico.
II.2. Según el tipo de destrezas
Las habilidades sociales se clasifican según el tipo de destreza que se desarrollen, en base a esto se puede encontrar 3 clases de habilidades sociales:
II.2.1. Cognitivas
Son todas aquellas en las que intervienen aspectos psicológicos, las relacionadas con el «pensar». Algunos ejemplos son:
– Identificación de necesidades, preferencias, gustos y deseos en uno mismo y en los demás.
– Identificación y discriminación de conductas socialmente deseables.
– Habilidad de resolución de problemas mediante el uso de pensamiento alternativo, consecuencial y relacional.
– Autorregulación por medio del autorrefuerzo y el autocastigo.
– Identificación de estados de ánimo en uno mismo y en los demás.
II.2.2. Emocionales
Son aquellas habilidades en las que están implicadas la expresión y manifestación de diversas emociones, como la ira, el enfado, la alegría, la tristeza, el asco, la vergüenza, etc. Son todas las relacionadas con el «sentir».
II.2.3. Instrumentales
Se refiere a aquellas habilidades que tienen una utilidad. Están relacionadas con el «actuar». Algunos ejemplos son:
– Conductas verbales: inicio y mantenimiento de conversaciones, formulaciónde preguntas, formulación de respuestas, etc.
– Alternativas a la agresión, rechazo de provocaciones, negociación en conflictos, etc.
– Conductas no verbales: posturas, tono de voz, intensidad, ritmo, gestos y contacto visual.
II.3. Clasificación de las habilidades sociales según su tipología
II.3.1. Grupo I. Primeras habilidades sociales
Escuchar.
Iniciar una conversación.
Mantener una conversación.
Formular una pregunta.
Dar las gracias.
Presentarse.
Presentar a otras personas.
Hacer un cumplido.
II.3.2. Grupo II. Habilidades sociales avanzadas
Pedir ayuda.
Participar.
Dar instrucciones.
Seguir instrucciones.
Disculparse.
Convencer a los demás.
II.3.3. Grupo III. Habilidades relacionadas con los sentimientos
Conocer los propios sentimientos.
Expresar los sentimientos.
Comprender los sentimientos de los demás.
Enfrentarse con el enfado del otro.
Expresar afecto.
Resolver el miedo.
Autorrecompensarse.
II.3.4. Grupo IV. Habilidades alternativas a la agresión.
Pedir permiso.
Compartir algo.
Ayudar a los demás.
Negociar.
Empezar el autocontrol.
Defender los propios derechos.
Responder a las bromas.
Evitar los problemas a los demás.
No entrar en peleas.
II.3.5. Grupo V. Habilidades para hacer frente al estrés.
Formular una queja.
Responder a una queja.
Demostrar deportividad después de un juego.
Resolver la vergüenza.
Arrglárselas cuando le dejan a uno de lado.
Defender a un amigo.
Responder a la persuación.
Responder al fracaso.
Enfrentarse a los mensajes contradictorios.
Responder a una acusación.
Prepararse para una conversación difícil.
Hacer frente a las presiones del grupo.
II.3.6. Habilidades de planificación.
Tomar decisiones.
Discernir la causa de un problema.
Establecer un objetivo.
Determinar las propias habilidades.
Recoger información.
Resolver los problemas según su importancia.
Tomar una decisión.
Concentrarse en una tarea.
Las habilidades sociales anteriormente citadas comprenden un extenso conjunto de elementos verbales y no verbales que se combinan en complejos repertorios conductuales. Además, de los componentes verbales y no verbales, las habilidades sociales dependen de procesos cognitivos (pensamientos, autocríticas, sentimientos, etc.) para su correcta ejecución. Pero la habilidad social no es meramente una suma de componentes verbales y no verbales unidos a procesos cognitivos, sino que supone un proceso interactivo de combinación de estas características individuales en contextos ambientales cambiantes.
Asimismo, la destreza para desempeñar una habilidad social puede no tener ninguna correspondencia con la desenvoltura de otras (ej: conversar y rechazar peticiones), incluso considerando el mismo tipo de habilidad la conducta concreta del sujeto puede variar según factores personales (estado de ánimo, cogniciones, cambios fisiológicos) y ambientales (las personas con quienes esté relacionándose, el tipo de relación, la situación en la que se encuentre, etc.) (Fernández, 1999).
Un ejemplo de la importancia de los aspectos cognitivos en la interacción social lo constituye el sentimiento de soledad. La soledad se ha definido de varias formas. Altman, 1975, la define como un estado desagradable que experimenta la persona al no conseguir la relación social que desea o al perder una relación estable que ya poseía. Cutrona & Russel en 1990, vincula este sentimiento más a la falta de satisfacción en las relaciones interpersonales mantenidas por el individuo que a la frecuencia o cantidad de los contactos sociales. Isidro et al. (Isidro, Vega, & Garrido, 1999) definen la soledad como un sentimiento desagradable vinculado a un desequilibrio en la percepción de las relaciones establecidas con los demás, qué está determinado por la falta de confianza del individuo en su capacidad para afrontar situaciones que potencialmente puedan llegar a generarle soledad. Se proponen una teoría de la soledad basada en la insuficiencia de las provisiones que el individuo espera le suministre el grupo al cual se ha unido.
A partir de estas definiciones se puede concluir diciendo que el sentimiento de soledad es una percepción individual que puede estar motivado por una falta de habilidades sociales que provoca la disminución de las interacciones sociales o hace que estas sean menos gratificantes de lo deseado por el individuo. Pero también este sentimiento de soledad puede ser independiente de las habilidades sociales que posee el individuo y sustentarse más en las creencias o expectativas que tiene la persona. En este último caso, más que dotar al individuo de ciertas habilidades sociales sería más correcto trabajar sobre las expectativas y pensamientos de la persona con el fin de lograr que estos fueran más realistas y adaptativos.
CAPÍTULO III
Modelo de habilidades sociales
III.1. Modelo de aprendizaje social
Se aprende a través de experiencias interpersonales y son mantenidas por las consecuencias sociales del comportamiento.
Este aprendizaje está basado en una situación social en la que al menos participan dos personas: el modelo, que realiza una conducta determinada y el sujeto que realiza la observación de dicha conducta; esta observación determina el aprendizaje, a diferencia del aprendizaje por conocimiento, el aprendizaje social el que aprende no recibe refuerzo, sino que este recae en todo caso en el modelo; aquí el que aprende lo hace por imitación de la conducta que recibe el refuerzo.
III.2. Modelo cognitivo
La habilidad para organizar cogniciones y conductas hacia las metas sociales comúnmente asociadas.
El modelo cognitivo postula que las emociones y conductas de las personas están influidas por su percepción de los eventos. No es una situación en y por sí misma la que determina lo que una persona siente, sino más bien la forma en que ella interpreta la situación.
Por lo tanto la forma en que se sienten las personas está asociada a la forma en que interpretan y piensan sobre una situación. La situación por sí misma no determina directamente cómo se sienten; su respuesta emocional está mediada por su percepción de la situación."
En otras palabras, el modelo cognitivo se basan en los siguientes supuestos básicos:
(1) Las personas no son simples receptores de los estímulos ambientales, sino que construyen activamente su "realidad".
(2) La cognición es mediadora entre los estímulos y las respuestas (cognitivas, emotivas o conductuales).
(3) Las personas pueden acceder a sus contenidos cognitivos.
(4) La modificación del procesamiento cognitivo de la información (sistemas de atribución, creencias, esquemas, etc.) es central en el proceso de cambio.
En cuanto a su estilo las terapias cognitivas enfatizan:
(1) La importancia de la alianza terapéutica y la colaboración y participación activa del paciente en el proceso.
(2) Un enfoque orientado al problema y los objetivos.
(3) El carácter educativo (o reeducativo) del proceso, capacitando al paciente para enfrentar por sí mismo futuras situaciones de manera más saludable y funcional.
III.3. Modelo de precepción social
Destaca los procesos de selección de la información en la interacción social y posterior interpretación.
Es el proceso por el cual el individuo llega a conocer a los demás y a concebir sus características, cualidades y estados interiores. En cualquier caso ambas aproximaciones demuestran la importancia de la formación de primeras impresiones para el propio proceso de percepción social.
En definitiva, el término percepción social incluye todos aquellos procesos de índole cognitiva mediante los cuales elaboramos juicios relativamente elementales acerca de otras personas, sobre la base de nuestra propia experiencia o de las informaciones que nos transmiten terceras personas.
III.4. Modelo de psicología clínica
Hace referencia a la capacidad social de expresar lo que se piensa, siente y cree en forma adecuada al medio, en ausencia de ansiedad. Se ha denominado asertividad, libertad emocional, autoafirmación, etc.
Las relaciones sociales son fundamentales en nuestras vidas. La consecución de nuestros objetivos y la satisfacción de nuestras necesidades dependen en gran medida de las habilidades de que dispongamos para relacionarnos con los demás de una forma cooperativa. Por ello, no resulta extraño que las personas con problemas de salud mental muestren dificultades en las interacciones interpersonales ¿ya sea como su antecedente o como su consecuencia¿. El entrenamiento en habilidades sociales consiste en un conjunto de procedimientos dirigidos a ayudar a las personas a mejorar sus estrategias interpersonales de modo que puedan conseguir sus propósitos en aquellas áreas de su vida que sean importantes para su bienestar.
III.5. Modelo Conductista
La capacidad de ejecutar una conducta que refuerce positivamente a otros o evite que seamos castigados
Los presupuestos del modelo conductual se enfatizan en:
1. La capacidad de respuesta tiene que adquirirse.
2. Consiste en un conjunto de identificable de capacidades específicas.
Además la probabilidad de ocurrencia de cualquier habilidad en cualquier situación crítica está determinada por factores ambientales, variables de la persona, y la interacción entre ambos. Por consiguiente, una adecuada conceptualización de la conducta socialmente habilidosa implica tres componentes de la habilidad social: una dimensión conductual (tipo de habilidad), una dimensión personal (las variables cognitivas), y una dimensión situacional (el contexto ambiental).
III.6. Modelo de teoría de roles:
Las habilidades sociales hacen referencia al papel que juegan las expectativas dirigidas al propio rol y al de otros. Consiste principalmente en un conjunto de construcciones. La palabra "rol" ha adquirido significado por influencia del inglés "role" que significa función que algo o alguien cumple.
Toda persona tiene un grupo de pertenencia (al cual pertenece) y otro de referencia (que puede o no ser al que pertenece, pero que le sirve para usar sus normas de comportamient, o bien para rechazarlas: son los grupos de referencia positiva o negativa, respectivamente).
CAPITULO IV
Modelos explicativos de los déficit en habilidades sociales
Es posible encontrar en la literatura sobre el tema dos modelos explicativos de la falta de habilidad social en la infancia, el modelo del déficit y el modelo de interferencia (Monjas, 1992). Según el primer modelo, los problemas de competencia social se deben a que el sujeto no tiene un repertorio de conductas y habilidades necesarias para interactuar con otras personas porque nunca las ha aprendido. Esto puede deberse a que no ha tenido modelos apropiados o estimulación adecuada, a la falta de oportunidades de aprendizaje o a la existencia de una historia inadecuada de reforzamiento.
Según el modelo de la interferencia, o del déficit en la ejecución, el sujeto tiene determinadas habilidades, pero no las pone en juego debido a determinados factores emocionales y/o cognitivos y motores que interfieren con su ejecución. Entre las variables interfirientes se incluyen los pensamientos depresivos, la baja habilidad de solución de problemas, limitaciones en la habilidad para ponerse en lugar de los otros, bajas expectativas sobre sí mismo, ansiedad, miedo, comportamiento motor deficiente o excesivo, creencias irracionales, y déficit en percepción y discriminación social.
Es de destacar aquí la reflexión realizada por Caballo (1993), quien, a partir del esquema propuesto por McFall (1982), resume los problemas más frecuentes que pueden encontrar las personas a lo largo de las distintas fases de puesta en marcha de una conducta socialmente habilidosa. En la tabla 1 se exponen los problemas incluidos en las distintas fases.
Tabla 2
Problemas en las distintas fases de procesamiento de la información
FASES | PROBLEMAS QUE PUEDEN SURGIR | |
Etapa inicial de motivación, objetivos y planes |
| |
Fase de habilidades de descodificación |
| |
Fase de decisión |
| |
Fase de codificación |
|
Como se puede observar, distintos aspectos relacionados con limitaciones en los repertorios conductuales de habilidades observables y de capacidades personales no observables, así como otros aspectos relacionados con el contexto, pueden influir en el adecuado desarrollo de estas fases. Además, los fallos producidos en cada una de ellas repercutirán en las siguientes.
CAPITULO V
Habilidades sociales importantes para enfrentar la presión y el riesgo
V.1. La Asertividad
La asertividad es una habilidad social que implica a formarse a sí mismo, defendiendo los propios derechos sin agredir o violentar los derechos de los demás. Comportarse asertivamente es comunicar nuestras creencias, sentimientos y opiniones de manera directa, ho0nesta, adecuada, oportuna, considerada y respetuosa. Consiste en comportarse conforme al derecho que cada quien tiene de ser quien es.
La asertividad puede considerarse englobada en el término más global de habilidades sociales. Es la habilidad para emitir conductas que afirmen o ratifiquen la propia opinión, sin emplear conductas agresivas para los demás. Es un comportamiento de expresión directa de los propios sentimientos y de defensa de los derechos personales y respeto por los demás.
La asertividad, al igual que todas las habilidades, es una conducta que se aprende. Las personas no nacemos siendo asertivas, pero sí podemos aprender a serlo.
¿Para qué sirve?
Una persona asertiva es capaz de:
• Expresar sentimientos o deseos positivos y negativos de forma eficaz sin desconsiderar a los demás y sin crear o sentir vergüenza.
• Discriminar entre la aserción, agresión y pasividad.
• Discriminar las ocasiones en las que la expresión personal es importante y adecuada.
• Defenderse sin agresión o pasividad frente a la conducta poco cooperadora o razonable de los demás.
• Defender una postura personal frente a una situación o tema sin dejarse presionar para cambiarla.
Una persona asertiva tiene capacidad de asegurar con firmeza y decisión cuanto dice y hace. Por ello podemos equipar asertividad a seguridad en sí mismo, a autoafirmación.
Para ser una persona realmente asertiva, en primer lugar, se debe tener en cuenta una conciencia realmente clara de lo que son los propios derechos. Esto no es tan sencillo, puesto que es fácil pecar por defecto o por exceso.
V.1.1. Tipos de conducta que influyen a la asertividad
Una conducta se define como la manera que tiene de reaccionar un organismo cuando ocurre alguna alteración en su medio ambiente que le afecta, o dentro de un organismo. Los unicelulares reaccionan al estímulo de modo directo, los multicelulares están provistos de células especializadas con umbrales bajos a las influencias y transmiten la respuesta a otro punto del organismo.
Estas células son las neuronas, las cuales en los animales más complejos son abundantes y están asociadas a otras células y órganos receptores. Cinesis es el aumento de actividad en un individuo. Inmovilización cuando la actividad se inhibe con los estímulos.
Las personas solemos asumir de estos tres tipos de conducta:
A) Conducta agresiva
B) Conducta pasiva
C) Conducta asertivas
A continuación citaremos algunos casos de la vida cotidiana.
Caso 1:
Imagina que estás haciendo una cola para entrar al banco y pagar tus recibos de agua y luz. Llevas más de 20 minutos esperando. De repente observas que una persona se acerca a una de las ventanillas y conversa con el cajero. ¿Qué harías en esta situación? |
Figura 1.
Existen diferentes maneras de responder a las situaciones que no podemos responder de manera agresiva, pasiva o asertiva.
A continuación citaremos las posibles respuestas que podemos darle a la situación mencionada.
Respuesta 1.
La persona de la cola hace un gesto de desagrado y comenta con la persona que está delante suyo "…Es un fresco, se mete en la cola como si nada…".
Respuesta 2.
La persona de la cola alza la voz y dice "…Oiga, nosotros estamos haciendo cola hace rato, no sea sinvergüenza y haga su cola o llamo a seguridad para que lo saque a palazos".
Respuesta 3.
La persona de la cola dice: "Señor, todos estamos aquí desde temprano haciendo cola, Ud. También debe esperar su turno y respetar a los que hemos llegado antes que Ud. Así que haga el favor y colóquese al final de la cola."
Caso 2:
Una colega te da constantemente su trabajo para que la ayudes a terminarlo. Y de tanto y tanto pedir ayuda, ya resulta ser un poco fastidioso a tal punto de molestar tu tranquilidad y concentración. Tú decides acabar con esta situación. Y ese mismo día tu colega nuevamente viene a pedirte ayuda en su trabajo. ¿Qué le contestarías? |
Respuesta 1 (pasiva):
Estoy bastante ocupado. Pero si no consigues hacerlo, te puedo ayudar.
Respuesta 2 (agresiva):
Olvídalo. Casi no queda tiempo para hacerlo. Me tratas como a un empleado tuyo, no seas desconsiderado.
Respuesta 3 (Asertiva):
No colega, no voy a hacer nada más de tu trabajo. Estoy cansado de hacer, además de tu trabajo, el mío.
Es posible tratar de actuar o aprender a responder a situaciones similares asertivamente.
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