Resumen
Este trabajo de investigación refiere a las actitudes de docentes del sistema formal educativo acerca de la Asignación Universal por Hijo para la Protección Social (auh). Se describe, a través de 689 cuestionarios y sus análisis, el posicionamiento explícito que tiene un grupo de docentes acerca de una política pública nacional. El estudio compara las respuestas obtenidas en dos años: 2010 y 2013 en las provincias de Santa Fe y Buenos Aires. En los resultados se pueden encontrar diferentes porcentajes relativos al conocimiento de la medida, su aceptación, la relación con la calidad educativa y otras dimensiones como natalidad, estipulaciones sobre el uso de la auh, entre otras. Se abre la discusión sobre el modo en cómo se construyen las políticas, el cómo se transmiten y cómo los distintos actores asumen responsabilidades.
Palabras clave: Actitudes docentes; opiniones docentes; políticas púbicas; Asignación
Universal por Hijo
Este trabajo de investigación refiere a las actitudes de docentes del sistema formal educativo1 acerca de la Asignación Universal por Hijo para la Protección Social (auh). Se describe, a través de un instrumento específico y elaborado para la problemática, el posicionamiento explícito que tiene un grupo de docentes acerca de una política pública nacional. El estudio compara las respuestas obtenidas en dos años: 2010 y 2013.
La auh consiste en una prestación monetaria no retributiva de carácter mensual, que se abona a uno solo de los padres, tutor, curador o pariente por consanguinidad hasta el tercer grado por cada menor de 18 años que se encuentre a su cargo o sin límite de edad cuando se trate de un hijo discapacitado (Decreto n.º 1602/09). Esta prestación les corresponde a las personas desocupadas, que trabajan en el mercado informal o que ganan menos del salario mínimo, vital y móvil. La auh Fue creada por medio del decreto n.º 1602/09 del Poder Ejecutivo Nacional, y comenzó a regir a partir de noviembre del 2009. Con esta medida: «el Estado busca asegurarse de que los niños y adolescentes asistan a la escuela, se realicen controles periódicos de salud y cumplan con el calendario de vacunación obligatorio, ya que éstos son requisitos indispensables para cobrarla (Administración Nacional de la Seguridad Social –anses–, 2014)». Según la página oficial de la anses, en enero del 2014 fueron beneficiados 4.387.165 niños, niñas y adolescentes, con un incremento de 30,9 por ciento frente a enero de 2013. Para la aplicación de una política pública pensamos como relevante no sólo el conocimiento de la misma sino también la valoración por parte de la población. En la manera en cómo los protagonistas consideren los diferentes puntos de esta medida, estarán diferentes consecuencias, ya sea en el plano de la representación o en el plano de las actividades cotidianas, con efectos múltiples. Si bien la correlación directa entre representación y acción es imposible de delimitar con exactitud, más allá de los distintos esfuerzos en la historia de la Psicología y la Psicología Social (Grauman, 1988), la interpretación de determinadas respuestas y objetos teóricos, nos permite establecer algunas características de la relación entre actitudes, conocimientos y acciones. Por lo tanto, si bien la descripción y análisis de las actitudes de docentes constituye en sí misma una labor ilustrativa de una singular coyuntura, no queremos decir que directamente tenga impacto en los modos de proceder o inclusive de pensar acerca de la temática referida; menos aún en la aplicación general de la política pública. Sin embargo, tampoco sostenemos que es anodino o insignificante el hecho de manifestar una u otra opinión, de configurar una actitud positiva o negativa, tenga o no su correlato directo en una acción o indirecto en una construcción simbólica llámese significado, opinión o representación social2. Exponer estas actitudes de los docentes sobre las auh posibilitará indudablemente el construir supuestos que posibiliten inteligibilidad a muchas situaciones que ocurren diariamente en las aulas, en el devenir del campo escolar y en los discursos que atraviesan estas realidades.
Una medida que afecta a la infancia poniendo en juego a la educación y a la salud involucra a actores varios. Entre ellos encontramos a los docentes, protagonistas claves en el desarrollo infantil. Este papel de importancia se encuentra argumentada en relación a tres ejes: la importancia social de la institución escolar en nuestra cultura (Bruner, 1997), al tiempo compartido de los docentes con los niños y al rol que sobre ellos recae en términos jurídicos (Ley n.º 26.061). Como la política pública referida en este trabajo prioriza el eje de la educación y uno de los requisitos recae sobre la asistencia del niño a la escuela, situarnos sobre el análisis de uno de los actores habilita a reflexionar sobre las condiciones de implementación y también sobre el vínculo docencia-niñez.
Una dimensión a precisar lo constituye la teoría involucrada en esta investigación. El concepto de actitud puede ser puesto en su relación con las opiniones, creencias, representaciones sociales y demás objetos teóricos que han sido utilizados por la Psicología Social. Esto constituye una actividad clave para delimitar por un lado los indicadores a construir a través de los métodos (Gonzalez Rey, 2000), que permiten expresar concretamente las referencias empíricas presentes en nuestra problemática, y por el otro, que complejo de evidencias se articularán para argumentar y sostener las relaciones entre los conceptos planteados. Por lo tanto, la explicitación de la teoría, permite exponer las condiciones de legitimación de los elementos concretos utilizados para validar los supuestos e interpretaciones.
Es oportuno presentar el recorrido que Montero (1994) realizó por los objetos de la Psicología Social calificando, como punto de partida crítico, a algunos de los conceptos básicos de la Psicología Social como indefinidos y contradictorios. Esto se da porque varios de los conceptos utilizados para dar cuenta del comportamiento (actitudes, valor, creencias, opinión, estereotipos) se definen en relación a los otros sin denotar una claridad teórica explícita. Por otro lado, estos conceptos al no poder cumplir con el ideal positivista de poder predecir y medir con exactitud las conductas, han ido reciclándose en función de nuevas problemáticas. Un desafío histórico para gran parte de la Psicología es el de encontrar un concepto preciso que medie entre la acción y un individuo con el fin de poder pronosticar las conductas y por qué no, controlarlas. La medición de actitudes vino a intentar dar respuestas a esta demanda, entendidas como una organización relativamente duradera de creencias en torno a un objeto o una situación, las cuales predisponen a reaccionar preferentemente de una manera determinada (Rokeach, 1968). Allport (1935) la entiende como un estado mental y neural de disposición, organizado a través de la experiencia, que ejerce un influjo directivo o dinámico en la respuesta del individuo a toda clase de objetos y situaciones, y Zanna y Rempel (1988) incluyen en la actitud una estructura tripartita entre componentes cognitivos, afectivos y conativos.
Ahora bien, como veremos en el apartado de «Método», desde otro posicionamiento metodológico, podemos organizar una investigación sobre actitudes con otros objetivos, otra filosofía en juego y otra concepción ontológica del objeto de estudio en cuestión. Los distintos conceptos teóricos a lo largo de la historia de la psicología se han enriquecido a través de discusiones, re- lecturas y nuevos planteamientos, desde la conducta (Skinner, 1974), el arco reflejo (Vigosky, 1931) hasta el inconsciente y las representaciones sociales (Castorina, 2008; Corvalán, 2013a). La falencia no está en que aparezcan contradicciones y diferencias dentro de un mismo marco teórico, sino más bien en la negación de las mismas con el fin de no debilitar el sistema conceptual. Si bien es injustificable forzar las teorías para hacerlas decir cosas que no han dicho3 o bien, se puede considerar como impropio, vampirizar un proyecto para amigarlo automáticamente con otro paradigma, es posible, ante realidades cambiantes y complejas, posibilitar nuevas lecturas siempre y cuando sean coherentes y afines a las problemáticas.
El método elegido ha sido el sondeo o encuesta, siendo utilizados cuestionarios estandarizados administrados por encuestadoras entrenadas4. Este método, junto con la colaboración de las estudiantes permitió trabajar con una extensa muestra de 689 docentes tanto de instituciones públicas como privadas del sur de la provincia de Santa Fe y norte de la provincia de Buenos Aires. Esta muestra fue no aleatoria y por conveniencia. Las personas eran libres de participar o no y por cuestiones de resguardos éticos se decidió no publicar el nombre de las instituciones.
Para el estudio de las actitudes de docentes del sistema formal educativo se elaboró una encuesta con 19 preguntas de las cuales 18 eran de opción múltiple entre «sí y no», y una de opción múltiple entre 4 opciones.
El instrumento fue elaborado acorde al objetivo general de la investigación: describir las actitudes de docentes del sistema educativo formal acerca de las auh. Las encuestas fueron entregadas a las docentes para que en forma individual, las completaran. Este estudio descriptivo y diacrónico realizó la recolección de información en dos años diferentes (2010 y 2013) buscando establecer comparaciones entre los mismos. Esto se realizó con el fin de ver si con el correr del tiempo los resultados se mantenían. Quizás entre los primeros años de implementación de la medida (recordemos que el decreto es del 2009) y el año 2013 el estado sobre el tema en términos de conocimientos y actitudes presentaría modificaciones.
Es importante también mencionar los alcances y limitaciones de este método, como así también de este objeto de estudio. El método de la encuesta, como sostienen varios autores (Blumer 1969 y Habermas 1962, citados por Marradi, Archenti y Piovani, 2007) puede producir distorsiones de la realidad ya que se suman opiniones aisladas de actores de diferentes colectivos. Por otro lado, las encuestas limitan la posibilidad de las personas de expresarse profundamente sobre el tema, hecho que llevó en la investigación a que algunos docentes escriban las hojas relatando sus opiniones. Las ventajas de extensión hacen compadecer a la profundidad, pero bien, a partir de la información recabada se puede en otra instancia, con otros métodos, profundizar sobre las respuestas, aunque ya estaríamos pensando en otro objeto teórico.
Las actitudes aquí consideradas no constituyen un objeto natural dota- do de una lógica empírica que pueda ser directamente medida. Tampoco constituyen un principio de conducta directa o una garantía de predicción del comportamiento. Estas pretensiones fueron desmitificadas en el mismo camino histórico del concepto (Montero, 1994): ciertas imprecisiones del concepto, la impredictibilidad, la relación no aclarada con los sentimientos La lógica ortodoxa-disyuntiva (Achilli, 2005) que tiende a fragmentar el proceso de investigación, utilizando un modelo directo de causas y efectos, intentando transpolar en leyes generales los datos acumulados, nos sitúa en un modelo metodológico que fuerza el alcance de las evidencias encontradas. Es por esto que no se apunta en este estudio, más allá de cierto carácter extensivo, la generalización absoluta de los resultados.
Las respuestas que registramos de los docentes nos permitieron inferir un entramado de disposiciones con respecto a las auh. Disposiciones con un componente intelectual, ya que en el modelo de cuestionario preguntábamos sobre informaciones concretas de las auh (ejemplo: pregunta 1, 2 y 3) y un componente afectivo en donde la población valoraba la medida (ejemplo: pregunta 6, 7, 8 y 9). A partir de las respuestas a estas preguntas no podemos establecer un efecto determinante en el plano de las acciones, tampoco podemos construir una configuración simbólica en donde captemos el significado que las personas sostienen de las auh. Lo que si podemos sostener, en contra de la tradición empirista-positivista, es que las personas no presentan una actitud directamente sobre el objeto, en este caso las auh, sino que cargan valorativamente sobre una representación que tienen de ese objeto. De tal manera no pensamos que la actitud es una disposición fiel y directa hacia el objeto referido sino que en esta relación también participan elementos históricos, otros discursos involucrados (institucional, los medios de comunicación, prejuicios de clase), valores culturales, que de manera singular habilitan a determinada actitud.
Entonces las actitudes aquí descriptas y así analizadas, mas que contribuir a explicar el comportamiento en términos lineales de causas y efectos, permiten exponer varios indicadores útiles para una comprensión exploratoria del campo simbólico docente, en un tipo de organización valorativa y dirigida en este caso a las auh. Comprensión que podrá ser profundizada, construyendo otras unidades de análisis, en otra instancia que instrumente métodos también afines y coherentes.
A continuación se presentarán datos estadísticos en relación a los resultados de las encuestas. Cabe destacar que el 55,2 % (380) de las encuestas se realizaron en el año 2013 y el 44,8 % (309) en el año 2010.
Como datos descriptivos de la población encuestada encontramos que el promedio de edad tanto en el 2010 como en el 2013 fue de 41 años. El 89,2 % de la muestra es de sexo femenino. El 60,3 % de las escuelas de pertenencia de los docentes entrevistados es de carácter público situándose el 80,1 % en la Provincia de Santa Fe y el 15 % por ciento en la Provincia de Buenos Aires. Con respecto a las respuestas referentes a las auh en el año 2010 el 95,5 % declara conocer de qué se trata la asignación, en el año 2013 el porcentaje disminuye al 94,9 % (pregunta 1). El 57,4 % declara conocer los requisitos para obtener la auh en el 2010 y en el 2013 el 56,5 % (pregunta 2).
El 88,9 % de los docentes en el año 2010 declaran que en su escuela hay niños que tienen este beneficio (pregunta 3). En el año 2014 el porcentaje es de 87,6. El 65,9 % en el 2010 y el 61,9 % en el 2013 respondieron que no observan una relación entre el aumento de la matrícula y la auh (pregunta 4). Podemos decir entonces que en términos generales el 36,3 % de los docentes encuentra una relación entre el aumento de la matrícula y la auh. En el mismo sentido en el año 2010 el 58,7 % de los docentes responde que piensa que la matrícula va a aumentar a medida que este beneficio se sostenga. En el año 2013 este número se redujo casi un 10 % (48,9 %) (pregunta 5).
Pregunta 3. ¿Concurren a la escuela niños que tengan este beneficio?
Nota: 22 registros sin información
Gráfico de pregunta 3. Concurrencia a la escuela de niños con la auh
En el año 2010 el porcentaje de docentes que respondió que el monto asignado es suficiente fue del 50,7. Este número se elevó al 56,2 % en el año 2013 (pregunta 6). El 81,8 % (2010) y el 71,9 % (2013) considera que el beneficio no se utiliza para el fin previsto (pregunta 8). Del total del encuestados hay 30 registros si información. El 73,8 % en el 2010 y el 70,7 % en el 2014 respondió que no está de acuerdo con todos los puntos de la auh. Hay 95 registros sin información (pregunta 9).
El 55,9 % no está de acuerdo en términos generales con la auh porcentaje similar tanto en el 2010 como en el 2013 (56,1 % y 55,8 %) (pregunta 10). El 62,6 % de los encuestados considera que no ha habido contención a los docentes con relación a esta medida (pregunta 11).
Gráfico de pregunta 10. Acuerdo en forma general con la auh
Pregunta 11. ¿Piensa que ha habido contención a los docentes en lo referente a esta medida?
Gráfico de pregunta 11. Contención a los docentes en lo referente a esta medida
El 17,5% considera que afecta a la labor docente tener alumnos que perciban el beneficio, el 22,6% que afecta en parte. El 59,9% considera que no afecta (pregunta 12). Con respecto a la pregunta de si notó cambios favorables en relación a la salud de los niños que reciben la asignación, en el 2010 el 83,5% respondió que no mientras que en el 2013 este porcentaje fue del 62%, cuando por lo tanto el 38% ha notado cambios favorables (pregunta 13). Con respecto a la educación, el 82,6% no notó cambios favorables en el 2010 y el 69,6% en el 2013. El 60,4% no considera que la auh facilite el acceso igualitario a la educación a todos los niños del país (pregunta 14). El 80,2% asume que los adultos a cargo utilizan la auh para cuestiones ajenas a la salud y educación del niño (pregunta 16). El 25,3% respondió que se producirá un decaimiento del nivel escolar por la incorporación de niños beneficiados por la auh (pregunta 17).
Pregunta 12. ¿Cree que afecta la labor docente tener alumnos que perciban la auh?
Nota: 13 registros sin información
Gráfico de pregunta 12 . Opinión sobre afectación de la labor docente con alumnos que perciben la auh
Pregunta 17. ¿Se producirá un decaimiento en el nivel escolar general a partir de la incorporación de niños beneficiados por la auh?
Nota: 21 registros sin información
Gráfico de pregunta 17. Consideración entre decaimiento en el nivel
escolar general y la incorporación de niños beneficiados por la auh
En la pregunta de respuesta múltiple número 18, el encuestado debía se- leccionar la frase con la que concordaba. El docente podía marcar más de una opción. Ante la frase acerca de si «La auh permite el acceso a derechos sociales no contemplados anteriormente», el 25,4 % de la muestra estaba de acuerdo en el 2010 y el 30,5 % en el 2013. La oración «La auh genera clientelismo político» fue seleccionada por el 69,1 % (2010) y el 57,6 (2013) de la muestra. El 40,1 % en el 2010 y el 38,5 en el 2013 seleccionó la frase:
«La auh contribuye al aumento de la tasa de natalidad».
Pregunta 18. Marque la asignación con la que acuerda
Se puede observar una diferencia entre los años en la pregunta acerca de si le interesaría saber más sobre el tema, en el año 2010 el 68, 4 % contestó que sí le interesaría mientras que en el año 2013 el 55,6 % (pregunta 19).
Pregunta 19. ¿Le interesaría saber más sobre el tema?
Nota: 26 registros sin información
Gráfico de pregunta 19. Interés sobre saber más del tema
Si bien la encuesta no tenía ningún ítem donde el docente podía expresar sus cometarios, los mismos los realizaron igual. Se registraron 13 comentarios, 10 correspondientes al año 2010 y 3 correspondientes al año 2013:
– Año 2010:
«Te contesto el cuestionario pensando en la realidad del colegio ya que al ser privado cada familia que inscribe a sus hijos sabe que va a pagar una matrícula anual y una cuota mensual. Que los chicos van a asistir con uniforme y que si las cuotas no están al día no te entregan la matrícula para el año próximo. Así que la auh no cambia mucho el panorama, la pregunta n.º 7 no la marque porque en esta escuela aprobar no depende de este beneficio.»
«No se sabe que alumno recibe auh.»
«Lo que necesitan los padres es trabajo. Para poder dar buen alimento y educación a sus hijos "el trabajo dignifica al ser humano".»
«Lo importante sería que a la gente que le dan la libreta le den trabajo con un salario digno, para que con este puedan cubrir sus necesidades y lo valoraría.»
«La asignación no contempla la actividad docente.»
«Es una medida para callar a los pobres.»
«Es muy pronto para evaluar si hay cambios favorables en relación a la salud y educación de los niños que reciben la auh.»
«El decaimiento en el nivel escolar se produjo a partir de la Ley Federal de Educación (1997).»
«El decaimiento en el nivel escolar se produjo a partir de la Ley Federal de Educación (1997).»
«El cuestionario es discriminativo, porque al chico no se lo evalúa si cobra o no cobra.»
– Año 2013:
«Lamentablemente no se realizan los controles y seguimientos necesarios.»
«La auh es solo uno de los tantos factores que ayudan a que los niños completen satisfactoriamente el ciclo lectivo.»
«Considero que permite el acceso a derechos sociales, pero que debería tomarse como ayuda y no traer como consecuencia el aumento de la tasa de natalidad.»
Un punto llamativo de los resultados es que a medida que trascurrieron tres años entre las encuestas y cuatro años desde el decreto de la designación, el número de docentes que declara conocer la auh no sólo que no ha aumentado sino que ha disminuido pasando de un porcentaje de desconocimiento del 4.5 % al 5.6 %. Se suma el hecho de que en la pregunta acerca de si le interesaría saber más sobre el tema, en el año 2010 el 68, 4 % contestó que sí le interesaría mientras que en el año 2013 el 55,6 %.
Cerca del 44 % de los docentes declaran desconocer los requisitos para obtener la auh. Las causas de esto por supuesto constituyen un punto importante para la discusión. Uno de los requisitos para la percepción de la asignación precisamente tiene que ver con la asistencia del niño a la es- cuela, para la correcta implementación de esta medida es importante que el docente conozca los requisitos básicos ya que la práctica docente está incluida en la naturaleza de la política.
Es alto el porcentaje de docentes que enuncian que en su escuela con- curren niños que perciben el beneficio de la auh (88,2 % en el total). Esto puede indicar que es una medida que tiene cierto carácter universal y un amplio espectro de ejecución.
Que el 36,3 % de los docentes encuentre una relación entre la cantidad de sus alumnos y esta medida política es un punto importante para destacar. Estos docentes no sólo encuentran que ha habido un aumento de matrícula sino que este aumento se produce en función del decreto de la auh. A su vez que en tres años haya habido una disminución del 10 % entre los docentes que pensaban que la matrícula aumentaría, puede significar que a medida que pasó el tiempo los docentes han cambiado la creencia de que la matrícula aumentaría con el sostenimiento de la medida. Tenemos entonces dos ideas para destacar, por un lado un porcentaje del 36,3 % de docentes que relacionan el aumento de la cantidad de alumnos con las auh y por el otro, un cambio de creencia en los docentes, con el paso de 3 años, de pensar que con esta medida aumentaría la matrícula.
Casi la mitad de los docentes encuestados considera que el monto asignado no es suficiente, si bien el porcentaje disminuyó en el 2013 (43,8 %). Esta disminución, que no es muy significativa, indica que alrededor de la mitad de los docentes considera que el monto asignado no es suficiente. Si bien esta medida no especifica un fin previsto para la utilización del beneficio, el 76,3 % del total considera que no se utiliza para los fines previstos. Igualmente podemos decir que la pregunta en sí misma está mal formulada y es tendenciosa, ya que supone un fin previsto. Así mismo el número de registros sin información es de 30, encontramos entonces que 659 docentes han respondido formulando su opinión al respecto.
Que el 73,8 % en el 2010 y el 70,7 % en el 2014 responda que no está de acuerdo con todos los puntos de la auh es un punto a destacar en relación a la aceptación total de la medida y a la actitud correspondiente de valoración positiva o negativa. Podemos pensar que la alta cantidad de registros sin in- formación remiten a que quizás están de acuerdo con algunos puntos y otros no, pero esto constituye sólo una hipótesis. La pregunta acerca de si: «En términos generales, ¿está usted de acuerdo con la auh?» habilita a pensar ya una disposición general a la medida, a diferencia de la pregunta anterior que apuntaba a la conformidad total con la medida. El porcentaje de no acuerdo en términos generales con las auh es del 55,9 %, con mucha paridad tanto en un año como en otro. La disminución con respecto a la pregunta anterior nos puede indicar que si bien en términos totales el 72 % no está de acuerdo el 55,9 % no lo está en términos generales aunque el 69,1 % (2010) y el 57,6 (2013) de la muestra considera que «La auh genera clientelismo político». Podemos pensar que sigue siendo alto el porcentaje de no acuerdo con la medida.
Que el 62,6 % de los encuestados considere que no ha habido contención en la implementación es un punto a analizar. Nos amerita a preguntarnos: ¿de qué manera se construyen, se socializan, se comunican las políticas? Teniendo también en cuenta, como veremos más adelante, el índice de aceptación de la medida, el conocimiento de la misma. ¿Han participado representantes docentes en las instancias mencionadas? La verticalidad u horizontalidad en los procesos de las políticas podría influir en el cómo los actores asumen el protagonismo en la ejecución de las medidas. Cabría preguntar si se sienten parte de esta medida, si comparten la naturaleza de la misma o hasta qué punto la conocen. Estas preguntas se profundizan con las respuestas que consideran que afecta a la labor docente el tener alumnos que perciban el beneficio (17,5 % totalmente y 22,6 en parte), que la auh no facilita el acceso igualitario a la educación (60,4 %) y que se producirá un decaimiento del nivel escolar con la incorporación de niños que la perciben (25,3 %).
Uno de los objetivos del decreto es asegurar la asistencia a la escuela a los niños y el cumplimiento de una agenda sanitaria, quizás esto podría complementarse con cambios favorables en estos campos. Puede entenderse que en el 2010 aún no se hayan percibido cambios positivos (82,6 %), a un año de la medida, ya que en el 2013 este porcentaje se redujo a un 69,6 %. Pero sólo el 25,4 % de la muestra estaba de acuerdo en el 2010 y el 30,5 % en el 2013 ante la frase acerca de si «La auh permite el acceso a derechos sociales no contemplados anteriormente». Cabe reflexionar, en relación a una calidad educativa esperada por el resto de las políticas educativas, el cómo complementar la mera asistencia de los niños con estrategias pedagógicas, protagonismo docente, apoyo estatal, recursos varios. Si bien la auh no apunta a resolver esta complejidad el hecho de que el niño al menos asista a la escuela representa un punto de partida.
Hay una serie de preguntas que nos permiten describir algunos elementos ideológicos, construcción de percepciones y sentidos desde donde se asume cómo actúan y por qué actúan de alguna manera otros actores. Por ejemplo, si bien la medida no determina el para qué se tiene que utilizar la asignación, 80,2 % asume que los adultos a cargo utilizan la auh para cuestiones ajenas a la salud y educación del niño. Si bien la anses determinó que el 50 % de las familias que perciben el beneficio tienen un solo hijo y el 3 % 5 hijos (máximo de hijos posibles para recibir la asignación), el 40,1 % de los docentes en el 2010 y el 38,5 en el 2013 seleccionó la frase: «La auh contribuye al aumento de la tasa de natalidad».
Dentro de los comentarios escritos por fuera de la encuesta, cabe mencionar dos líneas de interpretación. Por un lado tenemos aquellas frases que hacen mención a que no hay un seguimiento docente, que se requieren más controles para evitar el aumento de la natalidad y que la medida es para «callar a los pobres», por el otro lado una línea de comentarios que hacen alusión a que esta medida es necesaria pero no suficiente. Estos indicadores pueden fundamentar futuros estudios con otro nivel de profundidad, quizás apelando a otros instrumentos de recolección de información.
Para concluir este apartado de discusión podemos plantear algunas interpretaciones referidas a esta problemática compleja y resultantes del entre- cruzamiento de los datos obtenidos. Es inapropiado y tendencioso estipular si un porcentaje corresponde a mucho o poco, por ejemplo, el decir que es mucho o poco que el 40 % de los docentes opine que la auh contribuye en la tasa de natalidad. Los datos aquí expuestos revelan parcialmente una situación de un entramado social complejo: lo político, lo ideológico, configurado en una opinión que es personal pero que expresa una realidad cultural e histórica. Podríamos ahondar más en los análisis con el fin de comprender mejor esta complejidad, entrecruzar con otras investigaciones acerca del rol de los medios de comunicación en estas opiniones, describir las políticas educativas en sus procesos de construcción-transmisión, analizar si las estrategias pedagógicas han sufrido trasformaciones o cuáles son las consecuencias de estas opiniones en la calidad educativa (Corvalán, 2013b). Por el momento, este trabajo apunta, hasta donde se ha planteado, a habilitar con evidencias un marco de interrogantes acerca de una realidad cotidiana, controvertida y vigente en las redes institucionales de nuestro territorio.
Se han encuestado a 689 docentes de es- cuelas primarias y secundarias, públicas y privadas, del norte de la provincia de Bue- nos Aires y Sur de Santa Fe. Volver al texto
Esto dependerá de la perspectiva teórica-metodológica, un enfoque desde la Psicología Cultural focalizará la negociación y co-construcción de significados. Desde los planteamientos de Moscovici en la Psicología Social la cuestión se centrará en las representaciones sociales. Estas perspectivas, si bien son diferentes, desde ciertas lecturas no son irreconciliables (Corvalán, 2013). Volver al texto
Podemos poner el ejemplo de la «lectura» que algunos realizan en la actualidad sobre la obra de Jerome Bruner, a partir de la misma clasifican al autor como un «Psicólogo Cognitivo» a pesar de su manifiesta diferenciación con esta corriente (Bru- ner, 1990). Otro ejemplo son las llamadas «teorías del aprendizaje» adjudicadas a autores (Vigotsky, Piaget, Bruner) que jamás han teorizado sobre «el aprendizaje» (Temporetti, 2009). Volver al texto
El grupo de encuestadoras está conformado por estudiantes de la cátedra de Psicología Social de la carrera de Psicopedagogía del Instituto Universitario Gran Rosario. Las alumnas cursan esta materia en el tercer año de su formación. Los años fueron 2010 y 2013. Volver al texto
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Autor:
Corvalán, Facundo*
Enviado por:
César Agustín Flores
Revista "Ciencia, Docencia y Tecnología" Universidad Nacional de Entre Ríos