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De la teoría a la práctica arquitectónica, el vínculo y el instrumento (página 2)


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El binomio teoría-práctica

Para dar pie a esta propuesta, se inicia por aclarar estos aspectos: ¿qué es la teoría?, ¿cómo actúa en el ámbito arquitectónico? y ¿en qué sentido?… con el fin de advertir en ello, la presencia del vínculo que adquiere con la práctica.

  1. ¿Cómo pensamos la arquitectura?, ¿cómo podemos esbozar una aproximación teórica? y ¿desde dónde?… la teoría posee límites muy amplios e imprecisos, por ello, tendríamos que identificar un criterio preciso para saber de lo que estamos hablando. En este caso, la teoría de la arquitectura exige y encuentra problemas derivados de las necesidades y exigencias prácticas de la arquitectura; problemas de orden constructivo, de utilidad y función o de orden estético. Pero la teoría implica también, la reflexión de su mismo proceso histórico, es decir, de ¿cómo se han originado y constituido las diferentes posturas teóricas? y ¿cuál ha sido su proceso?; estas interrogantes sobre el papel que juega la teoría ante la arquitectura, develan una actitud reflexiva sobre sus mismos procesos y contenidos; asimismo, sobre estos medita, justifica y abstrae conceptos. La teoría, entonces, no sólo se refiere al objeto terminado o existente, sino que, también se refiere al diseño, a su territorio y materia. De manera que, al cuestionarnos sobre ¿cómo se hace la teoría? y ¿cómo actúa en la arquitectura?… sabemos que, ésta implica una reflexión que medita sobre lo edificado o no edificado y sirve a la arquitectura como: una superestructura, como una demostración concreta de los puntos de vista y posiciones que pueden corroborarse en una conducción teórico–crítica y como producto del binomio teoría-práctica.

    En este caso, las estructuras teóricas, pueden producirse antes, a la par o después de la presencia del objeto arquitectónico; sin embargo, en esto no radica su formulación, ya que, la interpretación del objeto está en indagar y reflexionar sobre sus postulados y en el procedimiento que se siguió para llegar a su elaboración, hablando en materia de diseño. Por lo tanto, si estas reflexiones no existen en el campo del diseño, entonces, puede surgir una teoría tendiente a la antropología, a la semiología o incluso a la sociología cuando se ve el contexto socio-histórico en el que se encuentra el objeto, corriendo el riesgo de alejarse de la materia que nos ocupa. En este sentido, podemos ver que el papel de la teoría en la arquitectura puede tener muchas aplicaciones e interpretaciones, pero más allá de esto, lo interesante está en analizar los principios bajo los cuales se formula, no para ser copiados, sino para ser interpretados y reformulados, con miras a realizar nuevas propuestas referidas a una teoría del diseño arquitectónico.

    De esta manera, no se limita a la teoría de la arquitectura como una actitud puramente reflexiva sobre los objetos, ya que se coartaría su sentido propositivo. En este caso, la teoría se contempla como un elemento previsor y como producto de la conciencia e indagación sobre el diseño; además, ésta busca su validez histórica y contextual, para ser explicativa, interpretativa y propositiva. La teoría exige, así, la comprensión de ideas y principios que al ser aplicados a la arquitectura, se convierten en su fundamento. Ésta, por su misma existencia, implica la toma de conciencia de una posición; así, "la reflexión teórica, por medio de la cual se trata de comprender el quehacer arquitectónico, representa el medio de adquirir conciencia de sus distintos aspectos"5. En este sentido, toda la arquitectura es puesta en evidencia y mediante su reflexión, va sacando a la luz sus diversos principios.

    Con ello, se da pauta para cuestionar ¿porqué se habla de una teoría de la arquitectura o teoría del objeto arquitectónico? y no se habla de sus contenidos específicos. Esto se señala porque, si tomáramos la teoría del objeto arquitectónico como tal, tendríamos primero que saber ¿qué objeto?; y en ello, podríamos correr el riesgo de tomar sólo lo típico, lo que sólo es válido para un tipo de objeto; en este sentido, se tratan rasgos que pueden ser infinitos y sólo se hacen patentes en las ejemplificaciones de objetos específicos; pero no determinan la teoría del diseño en sí.

    En este caso, la teoría sobre el objeto arquitectónico, cobra diversos enfoques o significados: a) O se interpreta y formula desde otras disciplinas, quedando como una esfera abstracta y lejana del hacer; b) o se inclina hacia la valoración del objeto arquitectónico por un sentido patrimonial, estilístico o histórico. En este último caso, se da la clasificación de los objetos en una variación de modos; esto es que, se pueden clasificar por su estilo, por su tendencia, por su función, por el periodo histórico en el que se identifican o por su condición formal. De esta manera, se observa que cada factor se vuelve no sólo el sentido del análisis del objeto, sino también el sentido de su agrupación; en este caso, la teoría se entiende muchas veces como la búsqueda de una adecuación a lo establecido, y no se busca transformar los principios o fundamentos, para hacer problemático lo que hasta entonces se había considerado axiomático.

    Por ello, podemos mencionar que las estructuras teóricas de la arquitectura contienen un título más amplio y conceptual; y no deben limitarse sólo a la reseña esquemática e informativa de casos y objetos; en este sentido, habría que revisar lo que dichas estructuras pueden tener hoy para el arquitecto. Con esto, se deja sentir que, "la teoría del objeto arquitectónico", deja ver que no incorpora a todos sus referentes, ni a todos los objetos arquitectónicos, y en muchos casos ni siquiera a los más inmediatos; por eso, podría inclinarse más a los elementos de la arquitectura y a los factores que la determinan como los materiales, el contexto y los problemas genéricos de su función que a los fundamentos, conceptos y principios que la sustentan; por lo que, es curioso señalar que, hablamos de una "teoría de la arquitectura" que estudia a los objetos; sin pensar, que ésta se ofrece más que nada, como una reflexión crítica entorno a los discursos y fundamentos en la elaboración de los objetos. Y con esto, damos pauta a nuestra siguiente interrogante:

    Y ¿porqué no hablar de una teoría del diseño?… Si en primera instancia, cuando se habla de una teoría del diseño, se hace referencia a los fundamentos del mismo, con la intención de clarificar su proceder, esto es, clarificar ¿cómo se llega al objeto?… en este sentido Hierro, hace una propuesta que nos habla del diseño a través del proceso de proyectación y valoración de los resultados; aquí, se pretende que el diseñador identifique el campo en el que actúa, la naturaleza de los materiales con que trabaja, las condiciones y determinaciones de su ejercicio, y sobre todo, identifique los contenidos y las manifestaciones de su propia forma de racionalidad; así, habría que hablar de estructuras teóricas sobre el diseño, donde se considera que, el proceso del diseño constituye un objeto de estudio; asimismo, se implica que las reflexiones sobre él, son siempre sobre la manera de actuar o sobre la práctica6.

    En este caso, podríamos advertir la manera mediante la cual, el objeto y el proyecto efectúan sus procesos; hablamos así, de una estructura teórica que nace de los fundamentos, de los principios, de los proceso y de los campos de actuación del diseñador en términos arquitectónicos. En este sentido, la teoría enfocada hacia estos aspectos, nos ayuda a comprender mejor cómo hacemos o llevamos a cabo el acto del diseñar; de manera, que se exige por un lado, cierto nivel de abstracción para generar los conceptos; y por otro lado, trasladar dichos conceptos, a la producción de los objetos y a la elaboración de la forma en el proyecto. Así, cabe aclarar que, se habla de una estructura teórica, que contempla los fundamentos generales para su comprensión, más no se habla de una teoría universal del diseño; ya que se caería en un dogmatismo. En este sentido, dicha estructura, hace referencia a saber lo que un ¿cómo? es; de tal manera, que se piensa en cómo han sido elaborados los productos, en cómo el diseñador llega al objeto y a su solución formal.

    En este caso, para entender el diseño arquitectónico hay que partir de propuestas teóricas que profundicen en su origen; por eso, se dice que no será posible hablar de una teoría del diseño que no abarque "el diseño de su propia teoría"7. Esto, afirma que una estructura teórica sobre el diseño que no advierte una estructura abierta, deja de ser una teoría crítica, para volverse dogmática o modelo determinado acerca del diseño. Entonces, no podría evolucionar y modificarse; por lo que, tendremos que hablar mejor, de estructuras o propuestas teóricas abiertas, que nos muestren ¿qué es el diseño arquitectónico? y ¿con qué materiales trabaja?; apuntando con ello, hacia un encuentro con la materialidad arquitectónica; esto es, con los contenidos que se ven concebidos en los proyectos y expresados en los objetos.

    Como lo señala Grogotti: "La arquitectura está hecha de materias dispuestas con cierto orden para determinado fin, el de habitar; y el grado de significación de este orden se revela en la forma; esta noción de material "se refiere a la historicidad de las materias con que trabaja la arquitectura"8. Es en suma, imaginar que la arquitectura está dotada de propiedades, de contenidos que pueden ser explicados en base a una teorización sobre su composición, sobre su sentido estético, sobre su sentido espacial, ambiental, constructivo y contextual. 9 Por ello, esta materialidad arquitectónica, no sólo se identifica como cualidad o atributo del objeto o del proyecto, sino también, como elementos conceptuales que sirven para identificarlos y explicarlos.

    Es aquí, donde se responde a ¿cómo se genera el vínculo entre la teoría y la práctica? y ¿en dónde se ubica?… Pues, ya se deja ver, que está en la formulación de estructuras teóricas que nos lleven al encuentro de la materia con la que se trabaja en el diseño arquitectónico. Esta materialidad como la llama Gregotti, actúa como un pliego de condiciones del diseño, del cual, se puede partir para proyectar, para leer los objetos y para entender su condición expresiva. Entonces, podemos acentuar que sí es posible formular cuerpos teóricos que promocionen lo que es el objeto arquitectónico, en una actitud explicativa de sus propiedades y cualidades. En ese sentido, tendremos una teoría que funciona como un diagnóstico que nos lleva a entender la esencia del diseño, sus causas primeras, sus principios y sus postulados. Por otro lado, es en este acercamiento a los contenidos arquitectónicos, donde, se detecta el vínculo y se presume el traslado a la realidad práctica; de esta manera, podemos hablar ya del binomio teoría-práctica.

    En sí, esta es una manera de vincular la teoría con el hacer, como lo señala Stroeter "la teoría de la arquitectura, es sin duda, la reflexión sobre el acto de hacer arquitectura, con todas sus implicaciones y en sus tres tiempos, pasado, presente y futuro. Es el reflexionar sobre el hacer, en un metalenguaje, un "teorizar sobre"10… ¿sobre qué aspectos del hacer?, ¿qué se implica con ello: una teoría sobre la praxis o sobre los fundamentos de la praxis?… Probablemente este vínculo teoría-praxis nos lleve a conexiones más profundas que sólo entender la praxis por la praxis como si fuera completamente autónoma; y la teoría por la abstracción reflexiva de conceptos, también autónoma.

    En este sentido, podemos señalar que la praxis, no debiera entenderse como una oposición a la teoría, en nombre de un empirismo irreflexivo, carente de fundamento, como lo señala Argan11; sino comprender que tanto la teoría como la praxis están involucradas en la actividad del arquitecto; por ello, si son interpretadas en su conjunto e interacción mutua, tendríamos que:

    Esto, nos indica que la praxis por sí misma no encuentra su propio sentido; sino que, es una acción instrumental que se efectúa para alcanzar un fin previsto; en este caso, el fin previsto conlleva su propia parte teórica, en la que se encuentran los contenidos o materia arquitectónica. De esta manera, se busca fundamentar la praxis para encontrar su sentido.

    Así, se muestra que la condición teórica no anula a la práctica, sino que la sustenta y la amplía; la estructura teórica del diseño en este sentido, no trata de lo verdadero como dogma, sino de lo cualitativo del objeto, del ¿qué? y también del ¿cómo?; por lo tanto, esta se puede entender como una actividad de conocimiento sobre el diseño en sí, pero no separada de su producción práctica, en el sentido de que se cuestiona sobre ésta; es decir, ¿con qué proceso?, ¿con qué conceptos?, ¿con qué fundamentos? se ha llegado al objeto. Con ello, acentuamos que una estructura teórica del diseño, no sólo exige saber el ¿qué?, el ¿cómo? y ¿por qué?, sino también exige saber ¿desde dónde? En conclusión, podemos ver que la palabra "teoría" presume un sistema ordenado de presupuestos que pueden acumularse, transmitirse y ser objeto de enseñanza; estos, se vuelven los principios que guían la actividad proyectual; es aquí, donde la teoría y la práctica sugieren un vínculo mutuo y marcan su utilidad. En sí, la teoría surge de los fundamentos del hacer, ésta se convierte en el origen de la práctica y es retroalimentada en el mismo ciclo de la experiencia.

  2. El vínculo
  3. El instrumento

Ahora, una vez identificado el sentido y el papel que juega la teoría en el ámbito arquitectónico, habría que cuestionar ¿cómo se logra el traslado de este sentido de la teoría hacia una realidad práctica? y ¿qué instrumentos pueden generarse para ello? En este caso, se busca el ¿cómo lograr que la teoría sea útil?… he aquí, el punto más relevante que motiva el argumento del ensayo, porque para dar respuesta a ello, hay que proponer e identificar a los medios; es decir, a las herramientas que nos servirán por un lado, como vínculos de esa experiencia teórico-práctica; y por otro, como instrumentos de traslado. Por lo que, se generará una breve explicación sobre los siguientes aspectos:

Comenzando por su definición, se desprende una primera caracterización de la noción "instrumento teorético y práctico", que lo entiende como un sistema hipotético-deductivo de lo que concierne a un objeto o a un proyecto arquitectónico, fundamentándose en el estudio de la materia del diseño. En este sentido, es una representación esquemática de la situación real de la que se habla12; es decir, que son instrumentos aproximativos y captan las particularidades del objeto, del proyecto o del proceso en estudio; estos funcionan como una herramienta que se modifica y se construye continuamente para perfeccionarse.

Estos instrumentos sirven como medios o metodologías aplicables, verificables y útiles, que ofrecen la explicación de los conceptos en una estructura interna visible. Su profundidad se halla en la argumentación del cuerpo de ideas y conceptos que lo sustentan; y se ofrecen como herramientas sólidas mediante las cuales podemos explicar el fenómeno arquitectónico. Son construcciones teóricas que nos acercan al conocimiento de las cosas; cuyos correlatos se contrastan con la realidad práctica, asimismo, pueden referirse a entidades reales o a objetos imaginarios utilizando un contenido conceptual. Lo que supone, que estos instrumentos teoréticos representen de manera simbólica las propiedades objetivas de los espacios físicos, o bien, presenten un conjunto de conceptos observacionales en un espacio imaginario (como el proyecto).

Estas construcciones conceptuales vienen de una interpretación de la disciplina y de formulaciones y explicaciones de sus fundamentos; de esta manera, las podemos identificar como métodos de análisis y de lectura del objeto o del proyecto, éstas se basan en consideraciones metodológicas y premisas hipotéticas. En este sentido, la formulación de un instrumento teórico-práctico, busca profundizar en un conjunto de postulados y enunciados especiales que permiten la aplicación de la teoría a la situación del hecho; explicando y mostrando en ello, como se produce una cosa, "entonces, tenemos lo que a veces se llama una interpretación del hecho en cuestión"13. En otras palabras, podremos descubrir los mecanismos del fenómeno arquitectónico mediante un análisis profundo de sus contenidos y podremos alcanzar estratos más profundos de su realidad, si los trasladamos y aplicamos mediante estos instrumentos. Por ello, la capacidad explicativa de estas estructuras teóricas, debe depender, no sólo de la extensión, sino de su profundidad y utilidad; ya que, también se entiende por teoría "un sistema de hipótesis precisas susceptibles de contrastación"14 para no ser conceptualmente inequivalentes a su realidad inmediata.

Aquí, se señala ya, un segundo aspecto: ¿y cómo sirven estos instrumentos al vínculo teórico-práctico?, ¿cómo actúan en el traslado? y ¿cómo logran establecer una equivalencia a su realidad práctica?… En efecto, una estructura teórica en la arquitectura debería ser equivalente a su realidad práctica, de manera que, incida de manera significativa en los principios que se postulan como axiomas en la misma teoría; asimismo, irrumpa en la enseñanza del diseño, fundamente el hacer proyectual y explique su proceso. En este sentido, se busca que, estos instrumentos nos ayuden a entender como se pone a prueba una teoría y como podemos transitar de una estructura teórica a la práctica proyectual; porque, como ya vimos, para formular una estructura teórica, habrá que partir de una realidad, o bien, de construir elementos hipotéticos e instrumentos, pero con una intención realista; con el fin, de generar teorías susceptibles de ser confrontadas con los hechos. Asimismo, podemos decir que, cuando se proyecta, se parte de una representación conceptual esquemática de lo que queremos que sea real, y a este objeto le atribuimos cualidades y contenidos arquitectónicos; entonces, ¿por qué no?, pensar que estos contenidos arquitectónicos parten de una base teórica para ser representados en el proyecto o leídos en el objeto.

Con ello, se insinúa que, al generar un instrumento de análisis o de lectura, éste puede actuar como un elemento de vinculación teórico-práctico, porque se realiza con una base teórica que se traslada y aplica a la práctica; de tal manera que, el instrumento, se vuelve en este caso, la herramienta discursiva de una postura teórica que hace hincapié en el encuentro con la materialidad arquitectónica; asimismo, la analiza, la explica y la comprende para generar de ello, un desglose del contenido proyectual. En este caso, se acentúa que el trabajo teórico, tiene que ver con la realidad profesional; ya que, la falta de interacción de este binomio (teoría-práctica), haría ineficaces los conocimientos, corriendo el riesgo de que, no exista algún punto de referencia y la teoría se quede en una esfera ambigua y completamente abstracta. Por ello, la presencia de estas herramientas, nos permiten analizar, estructurar y trasladar las propuestas teóricas a la acción del diseñar; así también, nos llevan a descubrir los rasgos patentes y cualitativos de la forma. De esta menara, se advierte un incremento de conectividad conceptual entre el binomio teoría-praxis y su posibilidad depende en cada caso, de si hay una conexión directa entre las premisas teóricas establecidas en el instrumento y los contenidos manifestados en los objetos. En sí, podemos prever, la nitidez de los fundamentos teóricos establecidos, si continuamente los contrastamos a la realidad inmediata; como lo señala Bunge, "la teoría, para merecer este nombre, ha de ser un sistema conceptual unificado (es decir, sus conceptos han de <<estar ligados entre sí>>)"15, y también ha de serlo si pretende afrontar las pruebas y la contrastación de cualquiera de sus partes a su realidad práctica.

Por otro lado, una vez esbozado cómo se desempeña el instrumento teórico en la acción y desarrollo del hacer proyectual, podremos continuar con la última interrogante en cuestión: ¿cómo se construye un instrumento teorético específico? y ¿de dónde parte?…. Se comienza por esquematizar, como lo señala Bunge, "la conquista conceptual de la realidad comienza lo que parece paradójico, por idealizaciones"16, en las que se desgajan los rasgos del objeto, el contenido del proyecto o el material del diseño.

En sí, "para apresar la realidad se empieza por apartar información, se agregan luego, elementos imaginarios (o más bien hipotéticos) pero con una intención realista. Se construye así, un objeto modelo esquemático y que, para dar frutos deberá insertarse en una teoría susceptible de ser confrontada con los hechos"17. De manera que, se formula una hipótesis central del instrumento teórico-práctico, para estar rodeada de preguntas subsidiarias que detonan y contienen la estructura del instrumento; en este caso, se explica el funcionamiento del sistema con sus implicaciones y componentes; donde, será necesario explicar a cada paso y especificar el estado interno del instrumento, de su formulación y de su composición. En este sentido, la construcción de estos instrumentos se fragua en una metodología dada; por ello, se convierten en instrumentos metódicos que penetran en el análisis de la actividad arquitectónica, determinando con precisión el discurso de sus elementos. Estos implican el estudio de las relaciones que vinculan a los contenidos o materias con las que trabajamos al proyectar y presentan una estructura ordenada, con el fin de ser aplicada.

Esta base metodológica, puede entenderse como una actitud concreta frente a la realidad práctica; y desde aquí, se pueden especificar algunos contenidos inherentes al mismo hacer. Así, en un modo particular de organizar las premisas teóricas, estas herramientas ofrecen propuestas más precisas y útiles, por estar ancladas al actuar. En este sentido, se devela su incidencia y su acercamiento al conocimiento del diseño, como lo señala Vilchis, "lo que se sabe es siempre una cosa o propiedad, un contenido. Así, el objeto se transforma en el saber; las cosas, propiedades y relaciones se convierten en conceptos; los contenidos, en proposiciones"18. De manera que, conocer la materia del diseño, es en sí, el resultado de cierta forma de pensar y actuar. Puede deducirse, entonces, que la concepción de los instrumentos de análisis y lectura, parten de una base tripartita que conjuga teoría, método (técnica) y experiencia (práctica). De tal manera, la instrumentación teórica implica a un procedimiento práctico; es decir, a un "conjunto de reglas aptas para dirigir eficazmente una actividad cualquiera y a la destreza necesaria para realizarla…"19

El instrumento en sí, exige su empleo, su uso y la aplicación de un material dado para el manejo de determinada situación; por consiguiente, éstos utilizan un método que sea aplicable a la práctica; ya que, buscan incidir en la realidad inmediata. En consecuencia, resulta evidente que teoría, método y experiencia integren la base para detonar la elaboración de herramientas teórico-prácticas en la arquitectura. En este caso, dichos instrumentos, nos sirven para acentuar que estas dos condiciones (teoría y práctica), se entienden por sus relaciones mutuas y no se determinan como elementos independientes o autónomos. Por ello, estos instrumentos no son tomados como ley; sino que, son probados bajo la acción, para agregar cambios, modificaciones y mejoras; en este caso, se dice que no tendría objeto un instrumento que oculta sus mecanismos internos y no se explica a la luz de la práctica. Finalmente, las propuestas de estructuras teóricas de este tipo, se mantienen en la esfera de lo abstracto o difuso; y los vínculos que podrían generarse con la práctica muchas veces, quedan ocultos y hay que imaginarlos.

Así, la elección de los diversos instrumentos teórico-prácticos dependerá del objetivo del investigador, del docente y del diseñador; se trata, entonces, de comprender el funcionamiento de estos sistemas y de formular metodologías que nos trasladen al binomio teoría-praxis. De esta manera, como un ejemplo tácito, se destaca el modelo Diana de Oscar Olea y Carlos González Lobo, que encuentra su principio en la definición de la demanda que condiciona la respuesta del diseñador al integrar factores de ubicación, destino y economía (en dónde, para qué y con qué). En este caso, se explica que la forma es el resultado "de oponer los factores de uso a los de realización; los primeros inherentes al objeto, los segundos impuestos por la capacidad y los recursos del propio diseñador. Tales factores fueron definidos como funcionalidad, ambientalidad, expresividad, estructuralidad y constructividad"20. De estos elementos, sigue el ordenamiento metodológico, como una secuencia de argumentos que implican el continuo diálogo y realización dinámica entre la realidad y el sujeto que diseña; de lo cual, resulta el objeto entendido.

Esquema de la estructura analítica

De los cinco niveles descritos, la funcionalidad y ambientalidad corresponden al uso, la estructuralidad y constructividad corresponden a la realización y la expresividad es inherente a la forma. En sí, la forma final de un objeto de diseño, resulta de la intersección del conjunto de factores de uso, con el conjunto de factores de realización.

Como lo vemos en este caso, el binomio teoría-praxis, queda seriamente comprometido en la formación del arquitecto, éste se ve reflejado en su hacer y cimienta su realidad práctica. Esto es en suma, imaginar un objeto dotado de ciertas propiedades o contenidos que pueden ser explicados en base a una teorización de lo que es el mismo objeto, de su composición, de sus contenidos, de su sentido estético y de su sentido expresivo.

De esta manera, la incidencia del pensamiento teórico se gradúa desde una escala de valores a una reflexión sobre el cómo y para qué; aquí, llegamos a un aspecto clave: ¿cómo se enseña y cómo se aprende la teoría?, en un intento por comprender como se puede incidir en el hacer proyectual; por ello, se cuestiona ¿cuál será el modo de enseñar-aprender arquitectónico?21… la idea de una enseñanza de la arquitectura parte de su posibilidad, es decir, de pensar su teoría como transmisible para que, su realidad sea vista a través de múltiples ópticas. En síntesis, al arquitecto le corresponde decidir a dónde quiere llegar al retomar el camino y el papel de la teoría en el ámbito arquitectónico; asimismo, le toca cuestionar cómo se pueden generar los vínculos hacia la práctica, para no establecer modelos abstractos que generen un conocimiento superficial y pierdan el sentido profundo y útil de la misma teoría. Como lo señala Bolaños, un concepto es válido si y sólo si se adapta al ambiente en que se aplica y a los fines de quien lo emplea22; de esta manera, la práctica se vería planeada, conducida y entendida por nuevos planteamientos y posturas teóricas; donde, lo que habría que discutir, entonces, son las cuestiones metodológicas e instrumentales planteadas.

Bibliografía

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  • Waisman Marina, La estructura histórica del entorno, Buenos Aires, Nueva Visión, 1985.

Biografía del autor

Patricia Barroso Arias

Nace en la Ciudad de México en el Distrito Federal en 1971. Arquitecta egresada de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, titulada con la tesis teórica "Pensar y comunicar arquitectura" en 1999. Realizó sus estudios de Maestría en arquitectura, en el Centro de Investigación y Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, graduándose con mención honorífica por la tesis teórica "De la naturaleza de la expresión arquitectónica, su forma, su modo y su orden", en el 2004. Actualmente lleva a cabo sus estudios de Doctorado en Arquitectura en la misma Institución, con el tema: Una construcción histórica de la arquitectura desde la naturaleza de la expresión proyectual. Ha publicado diversos ensayos para las Revistas:

Participó en la publicación de los libros: "La arquitectura en la poesía", F/A UNAM. 1a edición, 2003 y ""El espacio en la narración: Arquitectura en la cuentística hispanoamericana contemporánea, una selección", F/A UNAM. 1a edición. (En prensa). Ha colaborado con los capítulos: "Valle de Bravo, el efecto de una cultura acuática", Hipótesis de Paisaje 5-6, Colección resultados, i+p editorial, Córdoba, Argentina. 2006; y "Una base conceptual para el diseño ecoturístico en México", Hipótesis de Paisaje 7, Colección resultados, i+p editorial, Córdoba, Argentina. 2007. Es autora del libro 2006 "Ideas de Arquitectura desde la Literatura I", Architecthum-plus, México. www.amazon.com. 2006. Asimismo, ha participado como ponente en congresos nacionales e internacionales. Actualmente es catedrática de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, La Universidad Latinoamericana y la Universidad Motolinía. Profesionalmente colaboró en diversas constructoras desde 1992, con cargos de Coordinación General, desarrollo de proyectos y obra. A la fecha trabaja de manera independiente en el desarrollo de proyectos de casa habitación y remodelación principalmente.

 

Por:

Patricia Barroso Arias

México, D.F.

Elaboración de la investigación: Agosto 2004

Actualización: Enero 2008

Partes: 1, 2
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