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La biología de la confianza básica, la oxitocina y la neuroeconomía revisitadas

Enviado por Felix Larocca


  1. El microcosmos cerebral
  2. La hormona del Amor, de la Confianza y, ahora, de las Ciencias Económicas
  3. La endocrinología de la generosidad
  4. Aplicaciones en los campos de la economía y comercio
  5. El nacimiento de la neuroeconomía y de la economía cognoscitiva, o economía del comportamiento
  6. Nace una nueva especie de economistas: Nace Homo economicus
  7. Nature vs Nurture
  8. La oxitocina aumenta la Confianza — bajo ciertas condiciones
  9. En resumen
  10. Bibliografía

"Desde que, como psiquiatras, descubriéramos e investigáramos la importancia de la neurociencia y sus aplicaciones en todas sus ramas diversas, todo aquello que se relate a la función del cerebro y a sus dinamismos nos atrae como si fuese el epónimo del magnetismo animal  que hiciera a Franz Mesmer amargamente conocido." (FEFL)

En nuestro mundo científico, parece ser que, constantemente, aprendemos más acerca del balance que existe entre nuestros comportamientos fundamentales y las actividades biológicas y humorales que los soportan.

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"Confianza básica" (Erik H Erikson)

Para cada conducta, dinamismo o afecto, parece existir una hormona que lo desencadena y otra que lo modula.

En esto consiste el prototipo de la leptina y la ghrelina. El Yin y Yang de la digestión con todas sus preguntas que aún permanecen sin contestar.

Vivimos en un pandeo, o distorsión de las dimensiones Espacio/Tiempo.

Vivimos en las Eras de las Neurociencias, de la Genética del Comportamiento y en la de sus aplicaciones a todo lo conocido e imaginable.

Vivimos en la Edad astrológica de Acuario…

El microcosmos cerebral

De acuerdo a muchos, las hormonas, todo lo explican. Y sus acciones, en el "universo encefálico", pueden ser reconocidas por el efecto que producen en el microcosmos de nuestros organismos.

¿Qué pensar acerca de todos estos argumentos?

En mi estimación la forma susodicha de sintetizar el pensamiento humano (sino el pensamiento científico) adquiere proporciones de creencia mítico/religiosa.

Pero, es de nuestro interés seguir explorando estos acertijos que nos llegan en la cualidad de artículos, que, la prensa oscura de las ciencias, nos ofrece de manera cotidiana.

Hoy hablaremos de una hormona en la cual reparáramos en otras ocasiones.

La hormona del Amor, de la Confianza y, ahora, de las Ciencias Económicas

Existe una hormona, esencial para nuestra supervivencia, cuyas funciones se manifiestan temprano en la vida. Tan temprano, como lo es el mismo instante del nacimiento de todo vertebrado mamífero.

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Esa hormona se conoce como la oxitocina.

La oxitocina fue descubierta en el año 1909, cuando el científico inglés, Sir Henry H. Dale encontró que extractos de la porción posterior de la glándula pituitaria hacía que el útero de una gata preñada se contrajera.

La hormona en cuestión, existe de idéntica forma en todas las especies mamíferas.

Dale la llamó "oxitocina", usando las palabras griegas por "rápido" y "nacimiento."

Para el 1911 los médicos empezaron a utilizar este extracto hipofisario para estimular las contracciones del parto en madres durante el proceso de alumbramiento.

Más adelante, el mismo investigador, determinó que extractos glandulares idénticos a la hormona que él descubriera, participan en facilitar la descarga de la leche materna estimulando la contracción de los músculos lisos que rodean las glándulas mamarias para transportar la leche dentro del pezón.

De esta manera posee actividades sinérgicas con la prolactina.

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Prolactina

Otras funciones

Como hemos visto en previos artículos, la oxitocina posee otras funciones. Entre ellas, toma parte en la producción del orgasmo en ambos sexos. Como asimismo participa en la adicción al azúcar, incrementando la propensión a la obesidad, como en seguida apreciaremos:

"El azúcar hace su meliflua aparición

"¿Puede una caja de bombones conseguir la misma oxitocina derivada de un orgasmo satisfactorio? Para lamento de los románticos, todo apunta en esa dirección… En la Universidad de Pittsburgh, los farmacólogos Janet Amico y Regis Vollmer han demostrado que la oxitocina está también detrás de la adicción a dulces, golosinas y chocolate. (Véase mi artículo acerca de la anandamida, el chocolate y la marihuana).

"Empleando de nuevo ratas de laboratorio, ambos farmacólogos, arriba citados, descubrieron que los animales con menor tasa de oxitocina en la sangre desarrollaban un apetito especial por las dietas ricas en azúcares y, mediante su consumo, reproducían las conductas maternales propias de animales con un buen nivel de oxitocina (y sin necesidad de tomar parte en actos sexuales). (El libro para aquí leer es: The True History of Chocolate por S. D. Coe y M. D. Coe).

"Lo malo aquí, resaltan los investigadores, es que la saciedad se pierde y los animales quedan enganchados en una dependencia permanente de dulces — lo que los engorda, haciéndolo así, no por el mismo mecanismo que logra hacerlo el sexo. No es ningún secreto tampoco que el chocolate, alimento rico en feniletilamina, ayuda a suplir las carencias de oxitocina debidas a una abstinencia sexual, o que un ejercicio físico regular permite liberaciones de adrenalina y serotonina que disimulan lo que en verdad falta. Amico y Vollmer no han extrapolado todavía su experimento animal en la clínica humana, pero advierten ya del peligro de que niveles anormales y desapercibidos de oxitocina estén detrás de muchos síndromes metabólicos y obesidades. (Aquí se recomienda, de nuevo, mi ponencia acerca de la anandamida la "molécula de la felicidad").

"Como tanto hemos recalcado: Por su proximidad hipotalámica, la actividad de comer y la sexual a menudo coinciden. Algo que nos explica la razón y el porqué todo romance conduce de la mesa romántica al tálamo amatorio." (Para leer más, vayan a: http://www.monografias.com/trabajos49/oxitocina/oxitocina)

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En el cerebro, este neurotransmisor interviene en el reconocimiento social y en la formación de apegos emocionales, estimulando la confianza mutua entre las personas.

En sus aplicaciones clínicas, sus análogos se utilizan para inducir el parto y para soporte del mismo cuando éste no progresa normalmente.

En sus usos, estos equivalentes, han reemplazado la ergotamina como el agente más efectivo en aumentar el tono uterino en la hemorragia aguda del posparto.

Químicamente, la oxitocina es un péptido que se produce en dos grupos discretos de neuronas en todos los vertebrados mamíferos (lo que en las aves se expresa como el fenómeno de "impronta" — similar al apego de los mamíferos — que Konrad Lorenz describiera.)

Sin embargo, en las aves, la mesotocina y la vasotocina se encuentran, en lugar de (la oxitocina y la vasopresina) llenando, hipotéticamente, las mismas funciones.

La más importante de las actividades de esta hormona es la promoción del apego maternal.

Lo que garantiza la supervivencia del recién nacido.

Asimismo, la oxitocina fue la primera hormona péptida natural sintetizada. Logro por el cual Vincent du Vigneaux recibió el Premio Nobel en 1955.

Igualmente, la oxitocina y la vasopresina son los únicos neurotransmisores conocidos, producidos por el lóbulo posterior de la pituitaria que ejercen sus funciones a la distancia.

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Neuroeconomía

Otros de sus efectos incluyen:

  • Induce el relajamiento

  • Baja la presión arterial y reduce los niveles de cortisol

  • Disminuye los umbrales del dolor

  • Posee efectos ansiolíticos

  • Estimula interacciones sociales

  • Participa en el enamoramiento (como describimos en uno de mis artículos)

  • Promueve el crecimiento y acelera el proceso de recuperación de ciertas enfermedades

En esta ponencia nuestro propósito es estudiar nuevos conocimientos y aplicaciones que han derivado del estudio de la oxitocina, principalmente en los comportamientos humanos representados en el comercio y la neuroeconomía (ciencia, la última, acerca de la cual hemos contribuido artículos.)

La endocrinología de la generosidad

El académico Paul Zak y sus colaboradores en Claremont Graduate University han descubierto que la oxitocina juega un rol poderoso en la expresión de la generosidad humana.

La generosidad, por su parte, es un atributo de índole ético y altruista que se evidencia en muchos géneros, el nuestro incluido.

Zak llama la oxitocina, "la molécula moral". Ya que, este investigador conjetura, esta hormona traduce la razón por la cual el comercio global funciona, porque promueve en sus actividades, mecanismos y motivos recíprocos de confianza, que consolidan las bases psicológicas de quienes conducen las transacciones comerciales.

Como resultado de estas especulaciones: ¿Hemos de concluir que todo comercio es noble y los comerciantes honestos?

De ser de esta manera, y por extensión, la hormona conlleva elementos de exaptación. (Para artículos relacionados: http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=exaptacion%20larocca)

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Moralidad animal

Estas teorías el investigador las desarrolla por medio de las siguientes conjeturas.

Se ha visto — Zak nos informa — que, en situaciones que promueven seguridad y confianza, individuos experimentan descargas de oxitocina cerebral, y sus comportamientos se tornan más generosos y seguros entre sí.

El problema en esta situación es el de establecer a qué se refiere el autor cuando alude a "seguridad" y "confianza", ya que sabemos que éstas actitudes pueden ser falsificadas.

Aplicaciones en los campos de la economía y comercio

La ciencia de la economía tradicional, se interpretaba en el siglo XX en términos puramente mecánicos. Conceptos que eran modificados — cuando la necesidad dictara — como en Lecho de Procrustes, hacia el incremento de la prosperidad fiscal de las naciones. (Véanse mis artículos al respecto.)

Ese método simplista asumía que los economistas, que controlaban este proceso — de acuerdo a su método — actuaban como partículas atómicas e inanimadas con propiedades definidas y objetivos mesurables. (¿Como sería la noción mítica de la "mano invisible" de Adam Smith? Véase: /trabajos50/economista/economista)

Una vez que el modelo se aplicaba y los datos se ajustaban a la situación a mano, pareciera que el sistema a todos serviría como si fuera un módulo agregativo, bastando para explicar el modo como cualquier gobierno debiera responder a cambios en el erario.

Pero, no todo era tan simple como, a primera vista, se pensara.

El problema con este modelo es que asumía que, por su naturaleza humana, los economistas invariablemente hacían decisiones racionales — aunque esencialmente egocéntricas — para el logro de sus objetivos.

Sin embargo, esta percepción de nuestra constitución no era del todo aplicable, ya que los seres humanos no siempre actúan del modo racional y deliberativo que los modelos económicos predicen. Ya que éstos ignoran la realidad de que el factor personal, con todos sus aspectos idiosincrásicos e inciertos, juega un papel mayor en este proceso.

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La ciencia económica en acción

El nacimiento de la neuroeconomía y de la economía cognoscitiva, o economía del comportamiento

Esta ciencia incierta surgió entre los años 1970s y 1980s como respuesta a las limitaciones de los, hasta entonces, patrones existentes.

Para sus bases filosóficas, la nueva disciplina derivó conocimientos de las ciencias de la psicología cognoscitiva y de la psicología social para formular una apreciación más realista del proceder humano.

Uno que tomaba en cuenta el factor importante de la variabilidad de las respuestas personales en toda situación específica. En otras palabras, que los economistas resultaban ser tan duchos, en tiempos presentes, como fueran sus antecesores, los alquimistas y los adivinos en siglos pasados.

Pero, las nuevas aplicaciones no resultaron en el grato paraíso anticipado, ya que basando sus predicciones en estos conceptos — y, a pesar del renovado sentido de confianza — nada impediría la catástrofe masiva, en el mercado de viviendas, que resultaría en el caos reciente de la Gran Recesión norteamericana y europea.

En esta ocasión aciaga los economistas encontrarían su talón de Aquiles, como tantas veces lo han hecho alrededor del mundo.

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Poderoso Caballero es Don Dinero (Francisco de Quevedo)

Escarmentados por sus amargas experiencias, y determinados a explorar todos los medios a ellos ofrecidos por las ciencias del comportamiento, los nuevos economistas comenzaron a estudiar la adaptación del uso de los métodos utilizados por los neurocientíficos cognoscitivos — que estaban aplicando las técnicas de los escáneres cerebrales — para visualizar las aéreas del encéfalo que se activaran durante el proceso de hacer decisiones económicas.

En cierto modo, la "neuroeconomía" es una extensión de la economía conductual. Ciencia nueva, en la cual los fenómenos básicos que se tratan de explicar no son las fuerzas psicológicas que los motivan y los errores que resultan, sino la actividad misma de la máquina neural.

Lo que resulta en que este nuevo sistema transfiere el énfasis de un modelo maquinal a uno biológico.

Aunque, aún los nuevos economistas "conductuales" utilizan y aplican el modelo mecánico del poder y la "sabiduría de los mercados", todos concurren en que los viejos sistemas son insuficientes para continuar aplicándolos del modo que antes se hiciera.

Los viejos sistemas, como hemos visto en algunas de mis tesis acerca de los economistas, se pueden describir como si fueran ejemplos de una "economía imaginaria" (o "especulativa") si se prefiere.

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Un paradigma económico

Veamos el modo cómo esto procede

Algún economista se sienta en una oficina y garrapatea un esquema imaginario para abordar una situación específica. Estudiando el esboce, la persona se entusiasma acerca de lo logrado, lo comparte con colegas y consigue que se publique en algún órgano científico, aunque — en realidad — no tenga nada que ver con los contextos que en la actualidad existen.

Una vez obtenida aceptación, un nuevo sistema ha nacido, necesitando su aplicación universal.

A este método el primer presidente Bush, lo llamaría, cuando en medio de campaña política: "Economía vudú."

Si la nueva concepción se acepta y se adopta, un cambio de paradigma se evidenciará, corroborando las teorías de Thomas Kuhn. (Véanse mis ponencias al respecto.)

Modelos, así concebidos, resultaron en contribuciones efímeras a las "ciencias económicas", siendo reemplazados a su vez — como círculos viciosos — por nuevos prototipos.

Por las razones susodichas, la economía como disciplina (incluyendo para el organismo que otorga su Premio Nobel) se considera, de manera justificada, mucho arte y poca ciencia.

Nace una nueva especie de economistas: Nace Homo economicus

En la actualidad, lo que la nueva estirpe de economistas, pretende lograr es poner los seres humanos en el epicentro de una ciencia monetaria neurocientífica, que adentre el cerebro, para medir lo que sucede en este órgano cuando las decisiones, que afectan sus deliberaciones, se hacen.

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La evolución del H economicus

La relevancia de la confianza básica para las economías exitosas

Cerca del tiempo en que estos factores se vislumbraran — se intuyó que el desarrollo monetario en países que son escasos en la confianza que existe entre el gobierno y los ciudadanos en general — es exiguo. Lo que determina la diferencia entre los pueblos que permanecerán pobres y los que serán ricos.

Los negocios: caminos de dos vías

En teoría, toda transacción financiera necesita satisfacer ambas partes, y ello llama por la existencia del elemento de la mutua confianza.

Lo que se aleja enormemente de los principios de la economía clásica.

Veamos en qué consiste la noción hipotética del Homo economicus

La disciplina de la ciencia económica se ha erigido en los hombros de una especie ficticia, conocida como Homo economicus.

En contraste con su "tío", Homo sapiens, H economicus es inquebrantablemente racional, totalmente egoísta, siendo capaz (en teoría) de resolver sin esfuerzo aún los más difíciles de los problemas de optimización fiscal.

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Übermensch

H economicus aproxima, en un sentido filosófico el Übermensch de Nietzsche.

Este paradigma racional serviría muy bien — por algún tiempo — al campo de la economía, suministrándole una estructura coherente para ajustar al comportamiento humano y al de los mercados.

Sin embargo, por todas sus características "sobrehumanas", un movimiento en el campo de la economía ha decidido reemplazar H. economicus, con "alguien" que actúe de manera más "sensible".

Esta rama insurgente de esta disciplina se conoce como la "economía conductista", que propone que el comportamiento real de los miembros de nuestra especie se desvía del modelo racional en maneras predecibles.

Incorporando esas características dentro de los métodos de operación existentes — sus proponentes argumentan — resultaría en mejorar nuestra capacidad de explicar las conductas que observamos, cuando hacemos decisiones económicas, llevándolas a un nivel más enfocado.

Nature vs Nurture

Muchos investigadores especularon que debería haber una razón biológica para la existencia de este sentimiento, esencial, de confianza básica.

Lo que no sabían era desde dónde ésta provendría.

La oxitocina parecería ser la hormona candidata para este rol como, en seguida, veremos.

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Nature vs Nurture

La oxitocina aumenta la Confianza — bajo ciertas condiciones

Los investigadores reportan que los efectos positivos en la confianza que ejerce esta hormona se anulan cuando un participante, en cualquier interacción, se percibe como siendo deshonesto. Lo que elimina, de manera gratuita e inexplicable, un sinnúmero de importantes variables.

Lean aquí la historia: "Oxytocin Increases Trust — Under Certain Conditions"

Para explicarlo, numerosos científicos, estudiando los ratones de la montaña y los de la pradera, encontraron diferencias mayores en las concentraciones de oxitocina entre los cerebros de estos roedores, y, asimismo, determinaron que las concentraciones coincidían con diferencias de comportamientos.

Los ratones de la pradera — gregarios, pero monógamos — poseían receptores en abundancia para la hormona, mientras que los montañeros (que son, por tendencia, promiscuos) tendrían muy pocos receptores para la misma.

Monógamo = fiable. Promiscuo = indigno de confianza.

La teoría fue puesta a prueba en humanos, adaptando un número de experimentos, y utilizando escalas que predicen la generosidad de individuos sujetos al método investigativo. Lo que — en ojos de los científicos — suministró la, evidencia necesaria, de que la oxitocina posee un papel esencial en las transacciones que involucran sentimientos de confianza.

Los experimentos se basaron en la confluencia de los significados de la confianza y la generosidad, los que, no necesariamente coinciden como tales en la mente humana.

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Ratón de las praderas

Además de que, en términos de la teoría económica, hablar de confianza y generosidad contradice lo que Adam Smith describiera en su obra maestra La Riqueza de las Naciones (la biblia de los economistas), en la que el autor recomienda que los individuos actúen en sus propios intereses, llegando al punto de que, en un sentido darvinista, todos somos adversarios potenciales. (La Naturaleza Roja en diente y Garra. Alfred, Lord Tennyson)

O la supervivencia del más idóneo parafraseando a Herbert Spencer.

Muchos autores oponen mientras que otros defienden lados de esta moneda, ya que no todos están de acuerdo en el factor determinante que la oxitocina — actuando en los protagonistas de la acción — ejerce en el comportamiento de los mercados y en los movimientos de las economías nacionales.

Examinamos aquí algunas de las razones discrepantes

  • Las ciencias económicas y las psicológicas, confrontan preguntas diferentes, utilizan abstracciones distintas y examinan variedades disimilares de evidencias empíricas.

  • La validación neurocientífica no puede confirmar o refutar modelos económicos porque estos últimos no formulan hipótesis ni derivan conceptos basados en la fisiología del cerebro.

  • De similar manera, que las ciencias de la mente no pueden afectar las económicas, porque carecen del vehículo con qué descifrar sus modelos.

En ese sentido, la noción que Zak y sus colaboradores proponen para utilizar la oxitocina como la "hormona del comercio" a nosotros nos parece ser exagerada.

Para leer una descripción detallada de los experimentos que Zak condujera, vayan a: http://www.miller-mccune.com/business-economics/the-best-fiscal-stimulus-trust-20005/

En resumen

Yo he publicado artículos acerca la oxitocina en varios organismos científicos.

Basado en mis observaciones y experiencias, la oxitocina — como todos los otros neurotransmisores — no puede ser extendida en sus funciones y aplicaciones clínicas para que se adapte a actividades hipotéticas para las que no está diseñada.

La oxitocina, repetimos, posee muchas funciones regulatorias para la preservación de la vida.

Pero, tratar de dilatarla a explicar aspectos de las economías sería exagerar el ámbito natural de sus funciones específicas y adaptadoras para nuestra especie.

Fin de la lección

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Bibliografía

  • Larocca, FEF: La Nueva Ciencia de la Neuroeconomía: Visión General de una Disciplina Incipiente en monografías.com

  • Larocca, FEF: La Regla del DNA en monografías.com

  • Larocca, FEF: Los Paradigmas, la Sociobiología, la Consiliencia y el Futuro del Pensamiento Científico en monografías.com

  • Larocca, FEF: El Enigma de la Obesidad: Sus Causas en monografías.com

  • Larocca, FEF: Anandamida en el Útero: Su Significado y Aplicaciones Clínicas en monografías.com

  • Larocca, FEF: Los Economistas y la Economía de los Gobiernos Dominicanos en monografías.com

  • Larocca, FEF: Los Economistas en los Gobiernos Sudamericanos en monografías.com

  • Larocca, FEF: Postmortem del Fallo de la Economía Global y de sus Resultados Psicológicos en monografías.com

  • Larocca, FEF: Nature vs Nurture: El Yin Yang de la Teleología Aplicada a las Ciencias del Comportamiento Humano en monografías.com

  • Larocca, FEF: La Malnutrición Hace que el Pobre Sea Menos Productivo: Consejo Gratuito a los Gobernantes de este Hemisferio en monografías.com

  • Chauvet, M, Levy, B et al: Precursors of Mesotocin and Vasotocin en Birds, Chicken, Goose and Ostriches Bioscience Reports Vol 6, 4 1986

  • Levitt, S, & List, J: Homo Economicus Evolves Science 15 February qoo8: Vol 319, 5865, pp. 909-910

  • Persky, J: Retrospectives: The Ethology of Homo Economicus in The Journal of Economic Perspectives Vol 9, 2 1995

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca