Historia y ficción en la literatura latinomericana de la colonia (página 2)
Enviado por Altidoro Gallardo
El debido respeto no guardaban
Antes con más rigor por las espadas
Sin escuchar sus ruegos, Las pasaban;
No tienen miramiento a las preñadas,
Mas los golpes al vientre encaminaban,
Y aconteció salir por las heridas
Las tiernas pernezuelas no nacidas".
Las consideraciones que tuvo para escribir La Araucana fueron metódicamente escogidas y bien cuidadas en su escritura: usó el modelo renacentista de Italia y España para pintarnos un paisaje en Chile. Describió al araucano como flojo, pero a la araucana la presentó como trabajadora. El araucano era usado para la fuerza. Las mujeres araucanas fueron producto de la imaginación del autor, las idealizó con ojos azules, cabellos rubios y muy inteligentes. Y el paisaje en el que se desarrollaba el poema era otra obra de la idealización del autor.
Los elementos más importantes a tener en cuenta en esta obra, bien podrían ser:
. El tema principal, que es la presentación de la libertad, y que es defendida con guerra ante los españoles. Esta lucha se da a lo largo de la obra.
. La presentación de un marco escénico natural. Esta, es descrita de manera muy influyente en los encuentros bélicos. Se la presenta muy dinámica y viva, la espesura y verdor de la selva, la oscuridad profunda y pacífica de la noche, la frescura de los bosques, los fríos e interminables ríos, la altura majestuosa de las montañas, la inmensidad y bravura del mar, el cielo azul y nublado, son el escenario del campo de batalla, donde los caballos cabalgan nerviosos y arrasan con todo lo que encuentran.
. La causa de la obra es el deseo de España de colonizar Chile, doblegar al indígena y someterlo a su autoridad. Y la existencia de Lautaro, el indio que dirige su ejército para hacer frente a los españoles.
. La convivencia de Lautaro con los españoles, fue de gran importancia para él. Pues gracias a ello, aprendió a derrotarlos usando lo aprendido del arte de la guerra y sus estrategias. Y luego entendió que los españoles no eran dioses, y que no eran inmortales.
. Las creencias y supersticiones de los araucanos, influyen en su estado de ánimo, gracias a ello, determinan decisiones y acciones rápidas, pues consideran que son mandatos que sus dioses les dan.
Sor Juana Inés de la Cruz
Nació en San Miguel de Nepantla, México. Posiblemente en el año de 1648. Desde muy niña evidenciaba ser muy inteligente y prodigiosa. Es considerada por la crítica literaria, como la más grande poetiza del periodo Barroco, a través de su obra, se erigió como una gran defensora de la mujer y su derecho a su manifestación intelectual, y propugnaba por la igualdad entre hombres y mujeres.
Su obra está compuesta por una gran diversidad de géneros y basados en las corrientes en boga de entonces: el conceptismo y el culteranismo. La mayoría de su obra fue publicada en España, muchas de ellas dieron lugar a ediciones posteriores, por lo tanto, podemos afirmar, que fue muy conocida y leída en su tiempo. La temática de su obra está muy relacionada a las técnicas literarias de entonces, la filosofía, científicas y teológicas. Así mismo, no muestra su gran preocupación por el derecho a saber, donde hombres y mujeres se encuentren estudiando en plena igualdad, y sin dejar de lado, los grandes temas de América que preocupaban a sus habitantes y su gran amor a su patria.
Al analizar su obra, se puede apreciar de inmediato, su gran dominio de la poesía y su calidad para encausarla en sus respuestas a la realidad que vivía. Allí tenemos sus sonetos, donde trata el mal uso del arte para engañar, y mediante el cual se saca de la realidad las huellas del paso del tiempo, ya que la juventud eterna, simplemente no existe. Así mismo, tenemos el tema del paso del tiempo y la capacidad para disfrutarlo oportunamente, expone a la esperanza como algo negativo que mantiene las ilusiones humanas a perpetuidad. Trata y critica también acerca de la fidelidad, claro, siempre por parte de la mujer. Nos deja saber acerca de su pasión por el amor, la lucha por atrapar al ser amado y no ser ayudada por el poder mental. Y trata también acerca del tema del criollismo y del feminismo.
Una muestra de su talento y originalidad literarios, es su obra muy conocida: Respuesta a Sor filotea (1690). Aparece publicada una carta, en la que Sor Juana critica el sermón del jesuita portugués, Antonio de Vieyra. Es publicada por el obispo de Puebla con el título de "Carta atenagórica", esta publicación teológica es acompañada por una carta firmada por Sor filotea de la Cruz, seudónimo que usa para ocultarse el obispo de Puebla. La carta es muy crítica para Sor Juana, se le cuestiona por su preocupación por las ciencias no sagradas y la temática mundana de su poesía, y se le pide categóricamente, que se preocupe más por los temas relacionados a Dios. Luego de tres meses, Sor Juana escribe su respuesta a Sor Filotea, en ella, defiende su condición de mujer y sus impulsos por "saber", y donde cuestiona: "¿Qué podemos saber las mujeres, sino filosofías de cocina?"(Pág. 4).
Así mismo, en muchas otras partes del relato, hay confesiones íntimas, donde se nota la gran soledad de la poetiza, la dualidad de los que la aplauden y critican que la desgarra, de sus ansias por investigar, saber y cuestionar, y la rigidez de sus votos religiosos que la obligan a mantener la respuesta de que Dios es el origen de todas las cosas. En su forma narrativa, podemos observar un estilo que le ayuda evitar hablar banalidades, atacar a la injusticia. Se aferra a patrones de composición y expresión explotando la figura masculina. Hace un uso extraordinario de las técnicas del barroco. Tiene mucha capacidad y dominio para combinar la biblia, el sermón, los géneros literarios, y los dirige a una tradición de humanidad y moralidad. Y en cuanto a lo retórico, es claro que sabe usar muy bien las reglas y conversiones, teológicas, textos bíblicos y epistolares. Se nota también, un discurso político dentro de la composición de su obra.
Inca Garcilaso de la Vega
Nació el 12 de abril de 1539, sus padres fueron el capitán español Sebastián Garcilaso de la Vega y la palla o princesa inca, Chimpu Ocllo. Garcilaso es nombrado por toda la crítica literaria y académica, como el cronista oficial y genial, que se convierte en autoridad histórica universalmente decisiva para las letras hispanoamericanas de la colonia. Y además, es el primer escritor mestizo peruano, que en cuya obra edificó el espíritu de haber rescatado y valorado la simiente indígena del antiguo Perú. El autor establece una autoridad textual basada en el testimonio. Tal como el mismo lo dice en su obra: Comentarios Reales de los Incas (1609) "le dijeron muchas cosas de las que pasaron, pero imperfectas, y yo las oí en mi tierra a mi padre y a sus contemporáneos, que en aquellos tiempos la mayor y más ordinaria conversación que tenían era repetir las cosas más hazañosas y notables que en sus conquistas habían acaecido" (Pág. 87). De la misma manera, se puede leer en su obra repetidamente: "yo vi", "yo fui", "yo oí", "yo estuve", etc. Y en efecto, se nutrió de las fuentes directas que le daría el relieve impresionante a su obra histórica, una concepción bien concebida de la vida inca, haciendo uso de un excelente estilo narrativo unipersonal, y por todo ello, se le considera el primer historiador del Perú.
Otra forma de definir su autoridad textual, es gracias a su conocimiento de la lengua indígena, el quechua y también, la de los españoles. Es decir, nadie como él, para realizar la traducción perfecta, y desde luego, la construcción verdadera de la historia. Tal como lo dice en el proemio: "que mi intención no es contradecirle, sino servirles de comento y glosa y d intérprete en muchos vocablos indios, que, como extranjeros en aquella lengua, interpretaron fuera de la propiedad de ella" (Pág. 77). La otra forma de expresar su autoridad, se da a través de la fe, es decir, la religión para hacerse más creíble. Ya que evoca en muchos pasajes de la obra, el respeto y religiosidad por la iglesia católica. La composición y uso de todos los elementos arriba detallados, los redondea con la manifestación declarada de respeto por la corona.
Garcilaso de la vega siempre se sintió orgulloso de llevar en su sangre la paridad indígena y española, acentuó a su raza como un símbolo digno de la verdad testimonial histórica. El, funda en su obra el tema del Perú, su prosa nos da a saber el desgarramiento de su condición de peruano que nunca posterga, y que nos dio muchas más luces en el entendimiento de su obra. De este modo, Garcilaso de la Vega representa la lealtad a sus antepasados, al exaltar su glorioso florecimiento, y a la vez, nos va anunciando el concepto de nacionalidad. Garcilaso, siempre conviviendo con sus recuerdos, construye la historia, en la misma que se consagra como un literato de estilo original y muy depurado. Rinde tributo a la forma de vida de los indios peruanos, armoniza sus conceptos espiritualmente para lograr la integración de su raza, y así, se convierte en el iniciador de la verdadera literatura peruana escrita en español.
Felipe Guamán Poma de Ayala
No se sabe a ciencia cierta el año y lugar de nacimiento de Guamán Poma. Sin embargo, se cree que probablemente fue en San Cristóbal de Sandondo, ubicado en el Virreinato del Perú. El, nos afirma, que nació de una noble familia de Huánuco. Se presume que su padre fue Martín Guamán Mallqui y de la noble descendiente de Túpac Yupanqui, Juana Chuquitanta o Cusi Ocllo. Se crio con los españoles, recorrió por mucho tiempo todo el Perú, y así, pudo escribir su famosa obra: Nueva Crónica y Buen Gobierno (1615). Este libro se convirtió en el libro más original de la historiografía mundial.
La Nueva Crónica es una obra que consta de 1180 páginas, donde se incluyen 397 dibujos. En él, da una visión indígena de lo que realmente es el mundo andino, gracias a ello, nos permite reelaborar en detalle todos los aspectos de la estructura de la sociedad en el Perú de esos años y después de la sangrienta conquista. Así mismo, gracias a los dibujos, podemos ver ilustrada la genealogía de los incas explicada en textos escritos en castellano del siglo XV, y en la lengua indígena, el quechua general. Esta obra es dedicada al rey Felipe III, y fue enviada a España, por largo tiempo se mantuvo en condición de extraviada, pero finalmente, hoy sabemos, que se encuentra muy bien conservada en la Biblioteca Real de Copenhague.
Guamán Poma, al igual que Garcilaso, plantea su autoridad textual, pero lo hace de forma muy diferente. Al interpretar la escritura y sus dibujos, vemos que nos pone en escena a un capitán o general, que lleva adelante la conquista y la destrucción de los indios en servicio del rey. Ante la injusticia manifestada, decide establecer un diálogo ficticio con el rey, basado en el interés de informar la realidad de la conquista en el imperio incaico. Para este diálogo, usa un método iconográfico, dibuja muchos cuadros donde los ilustra con las costumbres del indio, sus castigos, el abuso de los conquistadores, etc. Así mismo, nos presenta un sincretismo cultural, ya que tiene doble audiencia, la local y la occidental, además, usa tres lenguas: el aimara, el quechua y el español. Según el autor, los dibujos transmiten conocimientos ocultos a quienes puedan interpretarlos adecuadamente. Dice también, que las imágenes ayudarán a sensibilizar a los conquistadores, y la corona pueda proponer su restauración. Con ello, pretendía salvar al indio de la extinción y el abuso desmedido.
Conclusión
Para concluir, se podría manifestar que, siempre quedará espacios para discutir acerca de la legitimidad de la relación: Historia-Ficción en la literatura latinoamericana. Sin embargo, ya se han establecido los criterios literarios académicos para conceptualizar la narrativa histórica y ficcional.
Los relatos históricos, a través de la tradición oral, las crónicas, la intervención literaria de los mestizos, han permitido conocer los hechos acaecidos en la época del descubrimiento de América, la conquista, la colonia, y mientras duró las guerras por la independencia. En este escenario, existieron muchos matices literarios a la hora de escribirse la historia: la visión estereotipada del conquistador acerca del indígena, a quien consideraban "guerrero valiente", "bárbaro" y "sin alma". Así mismo, la descripción de la geografía y sus existencias del Nuevo Mundo, fueron alteradas de su realidad, la necesidad de acomodar, maquillar y justificar sus largos y costosos viajes, los animó a exagerar la riqueza y exotismo de las tierras americanas. Entonces, entre la historia real y la historia contada escrita se presenta un gran espacio, ese espacio es llenado por la imaginación del escritor, que dicho sea de paso, éste, no era de oficio, y termina por convertirse en una historia con claros elementos de ficción. Existen numerosos ejemplos: empezando con los informes creados en gran parte por la imaginación de Cristóbal Colón, la mitificación en La Araucana, la imaginación y ficción en El Naufragio, la invención del diálogo imaginario lleno de ficción entre Guamán Poma y el Rey, los distintos y múltiples mitos y ficciones de la literatura sobre la conquista y colonia en México, como es el caso de la figura histórica de La Malinche, etc. A propósito de este personaje histórico muy controvertido, la escritora mexicana Laura Esquivel, autora de la novela Malinche (2005), quien en su afán de realizar la reconstrucción histórica de este personaje, usa su imaginación para lograr un diálogo con la verdad histórica, que finalmente nos entrega una visión ficcional de la historia. Nos dice: "El terror se apoderó del mandatario y su mente fabricó a gran velocidad una serie de imágenes de castigos ejemplares: agujas de maguey que atravesaban la lengua y el pene; agujas sangrantes que hablaban de culpa, de la gran culpa que Moctezuma cargaba sobre sus espaldas porque su pueblo, el de los aztecas, había traicionado y deformado los principios de la antigua religión tolteca" (Pág. 49).
La reconstrucción histórica, su organización, y su ficcionalización de la realidad del pasado de Latinoamérica, se han realizado a través del uso de la extratextualidad. Los lectores encontraran la presencia sutil de la ficción en los conflictos armados, la destrucción de pueblos y sus habitantes, y muchos temas más que son abundantes en la historiografía sobre el descubrimiento, conquista, colonia y la lucha por la independencia. Lo sustantivo de la ficcionalización en la literatura de estos tiempos, es que los autores utilizan estrategias narrativas que les permite personalizar y subjetivizar lo histórico, teniendo en cuenta su objetivo de crear alguna ilusión emanada de la lectura.
En la mayoría de la temática de los relatos de estas épocas, lo histórico se relaciona con los acontecimientos amorosos donde se involucra a los españoles con los indígenas. Estos elementos de ficción de la narrativa histórica se diferencian de la narrativa puramente histórica. Por ello, es fácil construir y contar acerca de la vida trivial de las familias, que transcurrieron a la par con los grandes acontecimientos históricos. Y las historias de amor, donde siempre aparece un personaje de la historia, un español, y junto con otro personaje ficticio, que es una mujer indígena. Es una figura literaria que permite atar a dos mundos, el español y el americano, y forjar mediante ello un gran espacio para enriquecer la temática y su profundización de la historia a través de sus elementos infaltables de ficción.
Bibliografía
Ercilla y Zúñiga, Alonso. La Araucana. Madrid: editorial Castalia, 1979.
Esquivel, Laura. Malinche. Madrid: Ediciones Generales, 2007.
Fuentes, Carlos. El espejo enterrado. Madrid: Santillana Ediciones Generales, 2005.
Garcilaso de la Vega, Inca. Comentarios reales de los Incas. Perú: Editores Importadores, 2004.
Guamán Poma de Ayala, Felipe. Nueva Crónica y Buen Gobierno. USA: Fondo de Cultura
Económica, 2005.
Núñez Cabeza de Vaca, Alvar. Naufragios. USA: Plaza editorial, 2010.
Reyes, Alfonso. El deslinde: Prolegómenos a la teoría literaria. México: Fondo de Cultura
Económica, 1983.
Sor Juana Inés de la Cruz. Obras completas. México: Editorial Porrúa, 2004.
Respuesta a Sor Filotea. México: Red ediciones, 2011.
Autor:
ALTIDORO J. GALLARDO
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