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Desarrollo endógeno y la seguridad territorial


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. La crisis del modelo de desarrollo
  3. Qué es desarrollo endógeno
  4. Los contenidos del desarrollo endógeno
  5. Seguridad territorial
  6. Del desarrollo endógeno a la seguridad territorial
  7. Consideraciones finales
  8. Referencia bibliográficas

INTRODUCCIÓN

El modelo de desarrollo, se ha venido asumiendo como un resultado al cual deben llegar países y sociedades mediante la definición, de un proceso técnico, la utilización de medios para lograr un fin que se hace incuestionable. En este proceso donde la técnica prima por encima de cualquier otra expresión, se asume que la población constituye una variable más a tener en cuenta dentro de los análisis estadísticos biométricos; o en el mejor de los casos como la actuación de organizaciones en términos de intereses particulares, privados o sectoriales. Es así, como en este proceso de tecnificación del desarrollo, al ser humano se le transforma en una variable más, como un individuo con unas características biométricas y antropométricas, mientras que al colectivo se le asume con comportamientos racionales, calculados estratégicos donde buscan unos beneficios específicos.

Bajo estos esquemas de desarrollo, a la construcción de lo social se le imponen de manera imperativa un ordenamiento en función primordial y esencial, de lo económico para responder a los mercados cada vez más exigentes. Situación ésta que se ha fracturado en la última década , donde las ideas de progreso, de la supremacía de la técnica y la ciencia han sufrido grandes debacles.

La irrupción del Desarrollo Endógeno implica algo más que la actualización del discurso del desarrollo que continuamente apela a adjetivos para renovar su discurso. Términos como económico, industrial, humano, local, sustentable e, incluso, endógeno se van sucediendo para recobrar al desarrollo como la meta incuestionable de toda sociedad. El punto de partida, se centra en analizar la crisis del actual modelo de desarrollo, donde se privilegia que el desarrollo debe ser un proceso lineal y predecible, donde se imponen valores a un agente que desarrolla y otro que se le asume como objeto del desarrollo cuyos resultados se determinan por la relación causa-efecto.

Un segundo capítulo se centra en el concepto del desarrollo endógeno, donde se profundiza en que el desarrollo de una sociedad está relacionado con auténtico interrogar de aquello que constituye las potencialidades de una sociedad, ya no en términos de la noción de desarrollo, sino del despliegue de aquello que constituye y enriquece a la sociedad misma desde sus propias dinámicas. Dinámicas que por demás no están determinadas por agentes externos, sino por las mismas capacidades de las comunidades. En este sentido, se entiende el desarrollo endógeno no como algo cerrado y aislado sino como algo propio.

En el tercer capítulo se profundizan los contenidos del desarrollo endógeno, en lo que tiene que ver con la decisión local sobre las opciones de desarrollo, el control local sobre los procesos de desarrollo y la retención de los beneficios del desarrollo en la misma comunidad.

La seguridad territorial, se expone en el cuarto capítulo, entendida ésta como una estrategia de adaptación y recuperación de las comunidades para solucionar problemáticas locales que se les presente, ya sea de índole natural como terremotos, tsunamis, huracanes, etc., o sociales como los impactos que

deja, en los países conocidos como subdesarrollados, la globalización y sus expresiones del libre mercado y la acumulación de capitales.

Por último se trabaja en la relación entre desarrollo endógeno y seguridad territorial. Las reflexiones finales a las cuales se llega se recogen en el capitulo sexto y la bibliografía utilizada se pone al final del documento.

Palabras clave

Desarrollo, crisis, desarrollo endógeno, seguridad territorial, resistencia, resiliencia.

1. LA CRISIS DEL MODELO DE DESARROLLO

El desarrollo se le ha catalogado como un punto de llegada incuestionable al cual deben dirigirse todas las sociedades del planeta. El modelo a seguir está dado por los europeos y norteamericanos, los demás países deben necesariamente seguir y alcanzar esa dirección y esa meta para que se les catalogue como países desarrollados.

Pilonieta y Ochoa (2006), describen las características positivas de ese modelo:

1. El desarrollo es un proceso lineal y predecible.

2. Está condicionado por la imposición de valores asociados a un agente que desarrolla y otro que se asume como el objeto del desarrollo.

3. Los resultados del desarrollo están condicionados y limitados a la

relación causa-efecto

Bajo estos parámetros el hombre paso a ser un servidor más de la economía y no la economía al servicio y bienestar del hombre. Este proceso es continuo, se moviliza y facilita a través de los sistemas occidentales modernos de conocimientos y tecnologías. Los modelos educativos actuales y los sistemas de investigación actuales se basan en el conocimiento occidental y sus valores subyacentes.

La cooperación para el desarrollo muchas veces es parte de este proceso, ya que muchas de sus intervenciones de desarrollo favorecen la promoción de la tecnología externa, moderna y progresista a costa de perder los conocimientos propios en las comunidades locales. Este proceso logra su clímax en lo que hoy se conoce como la globalización; globalización que por demás está dada en la economía; los mercados adquieren una dimensión global, se compite en los mercados, se compite por tener el control de los mismos, lo que implica que se estén ajustando permanentemente los sistemas productivos de países, regiones y ciudades; cuando esto no pasa entran los organismo multilaterales a brindar ayuda a través de empréstitos de la banca: se endeudan los países con la idea de salir de la pobreza.

Más sin embargo, estos países, generalmente los catalogados como subdesarrollados, entran en un circulo del cual muy difícilmente pueden salir: los préstamos están enfocados no para solucionar los problemas estructurales al interior de los países, sino, para adecuar las economías locales a las demandas del mercado; se invierte en infraestructura vial, en la conectividad para que fluyan hacia los países desarrollados los bienes, servicios, materias

primas y mano de obra que son los principales reglones de exportación de los países subdesarrollados. Adicional como condicionante se les obliga a los estados en vías de desarrollo a enajenar los bienes de capital con que cuentan: venta de industria, de Hidroeléctricas, venta de empresas petroleras estatales, concesión de vías férreas y terrestres, venta y acceso ilimitado a los recursos de la biodiversidad, quedado el Estado sólo como un ente regulador y reducido en su accionar en el papel económico. En lo económico el papel del Estado se reduce a ser un espectador más, quienes fijan las reglas de juego son los mercados, la ley de la oferta y la demanda. Mercados que por demás, están controlados por multinacionales cuyas casas matrices están en los países desarrollados.

En palabras de Stiglitz, "en este proceso los países desarrollados se negaron a abrir sus mercados a los bienes de los países en desarrollo – por ejemplo mantuvieron sus cuotas frente a una multitud de bienes, desde los textiles hasta el azúcar– aunque insistieron en que éstos [los países en vías de desarrollo] abrieran los suyos a los bienes de las naciones opulentas; no fue sólo que los países industrializados continuaron subsidiando la agricultura y dificultando la competencia de los países pobres, aunque insistieron en que éstos suprimieran los subsidios a sus bienes industriales… El resultado fue que algunas de las naciones más pobres de la tierra empeoraran aún más su situación"(2002).

Situación que se agudiza cada vez que fracasan los proyectos diseñados con el asesoramiento del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional, los pobres del mundo subdesarrollado deben amortizar los empréstitos asumidos por las clases dirigentes de sus respectivos países, aumentando con ello el número de pobres en el planeta.

Vázquez Barquero; 2004, plantea de acuerdo con lo estipulado por Castells (1996), que: "la economía global es fuertemente asimétrica. A diferencia de lo que propugna el viejo paradigma Centro-Periferia, es policéntrica y además las categorías Norte y Sur han perdido capacidad analítica, ya que los centros y las periferias en el nuevo orden internacional no se sitúan simétricamente a ambos lados de la hipotética línea divisoria entre el "Norte" y el "Sur". Existen ciudades y regiones en el Sur articuladas a la economía global y existen ciudades y regiones del Norte que no lo están. Es más, la pobreza es una cuestión que no sólo afecta al Sur, sino que los bajos niveles de renta, la baja capacidad tecnológica y la injusta distribución de la renta caracterizan, también, a las ciudades y regiones del Norte, si bien los niveles de pobreza en el norte y en el sur no son comparables.

En definitiva, continúa Vázquez, la globalización y la reestructuración productiva afectan a los sistemas productivos de las regiones desarrolladas y las regiones retrasadas, las ciudades grandes y las ciudades medias y pequeñas. En un mundo cada vez más globalizado, hay ciudades y regiones que ganan y otras que pierden, en función de su dotación de recursos humanos, recursos naturales y su encardinación a la economía global, y no por su pertenencia a un Norte o a un Sur predefinido. (Vázquez Barquero, 2000)

Hoy, es evidente el fracaso de los estados para regular los procesos globales y la subordinación constante ante los países desarrollados y ante la inoperancia de los organismos multilaterales, para defender los derechos de los pueblos y de las personas. Ante este panorama, desde la década de los 80, se abre una puerta de esperanza, conocida como Desarrollo Endógeno.

2. QUÉ ES DESARROLLO ENDÓGENO

Desde la década de los 80, la teoría del desarrollo endógeno comienza a ser construida como cuerpo teórico en base a esas recientes experiencias históricas (especialmente en Europa, USA y el mundo desarrollado) y ha asimilado sus conceptos, aunque como todo nuevo paradigma presenta importantes espacios que completar e investigar (Vázquez Barquero; 2004).

Hoy día dado su importante capacidad explicativa, el nuevo paradigma comienza a ser aplicado a la realidad de regiones periféricas, incentivando a comunidades, tomadores de decisión públicos y privados, ONGs y otros agentes territoriales a una acción colectiva a partir de sus propias capacidades y potenciales locales (Vázquez Barquero; 2002).

Es así, como el desarrollo endógeno se basa en la gestión de los propios recursos, estrategias e iniciativas propias, así como en la aplicación de conocimientos y sabidurías campesinas en el proceso de desarrollo. Estas soluciones desarrolladas a nivel popular incluyen las dimensiones materiales, socioculturales, así como espirituales, y se basan tanto en sistemas no monetarios como también en sistemas de mercado monetarios.

Las acciones para el desarrollo endógeno pueden plantearse desde las bases sociales para apoyar el proceso de desarrollo reforzándolo con las habilidades locales, e integrarlo con los elementos externos seleccionados para este propósito. La meta es el desarrollo basado sobre necesidades y capacidades locales, a fin de ampliar las opciones disponibles para la gente, sin idealizar sus visiones y prácticas locales.

De este modo, se trata de la búsqueda de mecanismos que permitan descentralizar el desarrollo con respecto a lo económico y formularlo en torno al hombre. Se postula entonces, una concepción antropocéntrica del desarrollo, y en consecuencia, se requiere atender el modo como se constituye histórica y culturalmente el sujeto del desarrollo

Para Vázquez Barquero, existe una serie de características que le dan una configuración específica al concepto de desarrollo endógeno

– Hace referencia a procesos de acumulación de capital en localidades y territorios concretos.

– Se trata de procesos de desarrollo difuso, que se caracterizan por una forma específica de organización de la producción, que ha ido surgiendo de forma

espontánea, como lo muestran las investigaciones realizadas en los países del sur de Europa.

– Se aleja de aquellas interpretaciones que piensan en términos del desarrollo concentrado, que le consideran una utopía o que se refieren, tan sólo, a la

estrategia y política de desarrollo.

– Se produce gracias a la utilización específica del potencial económico local

que permiten las instituciones y mecanismos de regulación que caracterizan a cada territorio.

– Su senda específica está determinada por la forma de organización

productiva, las estructuras familiares y tradiciones locales, la estructura social y cultural, y los códigos de la población.(1984 y 1988)

En este sentido, se puede decir de acuerdo con Romero de García, (2002), que el desarrollo local endógeno es un proceso de crecimiento económico y cambio estructural que conduce a una mejora del nivel de vida de la población de la localidad y en el que se pueden identificar, al menos, tres dimensiones:

la económica: caracterizada por un sistema específico de producción que permite a los empresarios locales usar eficientemente los factores productivos y alcanzar niveles de productividad suficientes para ser competitivos en los mercados;

la sociocultural: caracterizada por los rasgos específicos de la estructura socioeconómica, cultural y medioambiental de los diferentes territorios existentes en un país que sirven de base al proceso de desarrollo;

la político-administrativa: caracterizada por la participación de las administraciones públicas territoriales y entidades empresariales, financieras y sociales de la zona para la creación de componentes del entorno innovador favorable a la producción y al desarrollo sostenible.

En este contexto el desarrollo endógeno se torna como un proceso que toma sentido en el territorio, convirtiéndose en una forma de organizar las sociedades a través del sistema de ciudades, como espacio preferido de los sistemas productivos locales (Ferrao, 1995). No obstante, no parece existir aún suficiente consciencia sobre la importancia del mismo en los esquemas globalizadores.

En concordancia, Pilonieta y Ochoa plantean que: "Desarrollar es des-arrollar, es decir, permitir que lo que está oculto sea desplegado. Pero, ¿qué es lo que se despliega cuando se trata del hombre? Si reconocemos al hombre como una construcción histórico-cultural, entonces lo que se despliega no es un objeto previamente determinado ni las condiciones o potencialidades de una naturaleza específica del hombre. En realidad, lo que se despliega, lo que se desarrolla, son las posibilidades del quehacer social. Nótese que en la actualidad el quehacer social está limitado a la actividad económica relegando así, otros aspectos vitales para la sociedad. Superar la auto-legitimación de lo económico constituye entonces el primer paso para establecer una relación libre con la economía y permitir el despliegue de posibilidades, es decir, el desarrollo de la sociedad desde sus propias potencialidades y vocaciones (2006: 22)

Se trata de concebir al desarrollo desde el interior de la misma sociedad e involucrar a todos los actores, interesados y afectados, sobre una determinada forma de definir y alcanzar lo que se considera bueno para esa sociedad. La condición interna hace referencia a la necesidad de poder descubrir y comprender aquello que hace posible o imposible, la definición de lo que es

común para todos a partir del despliegue histórico de cómo se ha llegado a ser y cuales son las posibilidades que se revelan y aquellas que se ocultan. Estas condiciones constituyen un cierto modo de ser cultural, el cual permitirá a la sociedad poder proyectar los espacios de intervención para realizar lo que se propone como expectativas comunes y en base a lo que puede llegar a ser, sin tener que apelar a la imitación de las formas culturales dominantes en otras sociedades y que se imponen como buenas para todos, tal como lo planteaba el modelo desarrollista de mediados del siglo XX (Fuenmayor, 2000).

3. LOS CONTENIDOS DEL DESARROLLO ENDÓGENO

Pilonieta y Ochoa, exploran los contenidos que debe tener una propuesta de desarrollo endógeno pensado desde lo local, donde el contexto, se torna como un componente fundamental de dicha propuesta. Para ellos el contorno lo conciben como: "… por entorno entendemos al espacio de relaciones espaciales, materiales, culturales, políticas y económicas en donde el hombre construye sentido colectivamente, es decir, donde el hombre hace mundo. (2006: 24)

En este sentido, el desarrollo endógeno presenta una propuesta de ejercicio soberano sobre el territorio que plantea, no sólo interrogantes sobre las formas de concebir ese ejercicio, sino incluso, pone sobre la mesa de discusión la pertinencia de la soberanía en un mundo cada vez más entendido como un enorme mercado global con rezagados en los países que aún propician accesos diferenciados y selectivos al mercado.

La vinculación entre ciudadanía, territorio y Estado es entonces replanteada. No se trata de una vinculación abstracta fundada en el mercado, sino de una asociada con las peculiaridades de un determinado territorio y la configuración que de él se hace a partir de los modos como los ciudadanos asumen su vida, su quehacer social, en ese territorio; con el Estado como garante de los espacios de concertación necesarios para el proceso de desarrollo.

Bajo estos alcances Pilonieta y Ochoa (2006), definen tres componentes esenciales del desarrollo endógeno, donde el proceso de desarrollo debe estar orientado al despliegue de las potencialidades del hombre en su entorno, es decir, del quehacer social:

1. La decisión local sobre las opciones de desarrollo.

2. El control local sobre los procesos de desarrollo.

3. La retención de los beneficios del desarrollo en la misma comunidad.

La explicación de cada uno de estos tres componentes la desarrollan de la siguiente manera:

1. La decisión local sobre las opciones de desarrollo.

Parte del despliegue de las potencialidades del hombre tiene que ver con aquello que se busca desplegar. Es condición del bien – estar humano la posibilidad de construir el mundo en el cual habita. Esta construcción implica decidir el qué hacer y cómo hacerlo. Para ello es necesario que el hombre en

comunidad pueda:

a. Reconocerse como sujeto y objeto del desarrollo. Colectivamente se presentan, discuten y deciden sobre las actividades orientadas a alcanzar las opciones de desarrollo y la incidencia de esas opciones de desarrollo, positiva o negativa, en la comunidad y sus miembros. Lo cual implica el acceso a la información sobre las potencialidades económicas de la comunidad; la identificación de las bondades y peligros para el quehacer social de la comunidad de estas potencialidades; la divulgación de las formas de quehacer social valoradas socialmente en la comunidad y la vinculación y articulación entre las prácticas económicas y sociales.

b. Crear y desplegar las opciones de desarrollo en la comunidad. Apropiarse de su quehacer social. Se trata de identificar las mejores prácticas y quienes la realizan en función de hacer suyo el quehacer social. En este sentido, es necesario, la formulación de escenarios posibles para la comunidad según las opciones de desarrollo potenciales; evaluar estos escenarios en términos de la pertinencia para preservar el quehacer social no perturbado; identificar los recursos necesarios para la realización de esas opciones; formular los requerimientos en términos de recursos endógenos y exógenos para la realización de la opción de desarrollo y definir estrategias de asimilación social y cultural de los recursos exógenos a la comunidad.

c. Comparar las opciones de desarrollo de la comunidad con actividades similares o complementarias que ocurran en los ámbitos regional, nacional e internacional, para lo cual es necesario: Identificar el impacto y relevancia de las opciones de desarrollo con respecto al espacio de influencia de la comunidad; identificar otros ámbitos con similares opciones de desarrollo y establecer vínculos de cooperación estratégica; incorporar aliados estratégicos para los procesos de producción y promoción de los productos de las opciones de desarrollo en ámbitos externos a la comunidad; identificar formas de divulgación de los productos en otros ámbitos fuera de la comunidad;

d. Evaluar el impacto de las opciones de desarrollo para que el quehacer social sea cónsono con la cultura de la comunidad.

e. Seleccionar las opciones de desarrollo adecuadas.

2. Para el segundo pilar relacionado con el control local sobre los procesos de desarrollo, Pilonieta y Ochoa (2006), plantean:

Suponen la articulación de los medios apropiados para alcanzar las opciones escogidas en armonía con el quehacer social de la comunidad. En este sentido se espera que la comunidad pueda:

a. Identificar los medios (procesos, herramientas, capital social) con los cuales cuenta para alcanzar las opciones de desarrollo escogidas; donde se debe recabar y actualizar la información sobre las capacidades instaladas en la comunidad; definir estrategias para la capacitación de los miembros de la comunidad en las actividades específicas de la opción de desarrollo y aquellas otras áreas que se consideren claves para la preservación del quehacer social

no perturbado, e Identificar mecanismos para prolongar la sustentabilidad de la opción de desarrollo en el tiempo.

b. Identificar los mecanismos de acceso y asimilación para aquellos medios con los cuales no se cuenta en la comunidad, para lo cual es necesario; formular estrategias para la captación de los recursos escasos en la comunidad para el despliegue de la opción de desarrollo; identificar potenciales aliados en virtud de su pertinencia económica y social para participar en la opción de desarrollo escogida; formular estrategias a largo plazo para el desarrollo de las capacidades generadoras de los bienes necesarios para el desarrollo de una determinada opción en el ámbito local correspondiente.

c. Articular los medios en función de garantizar la continuidad del quehacer social, para lograrlo es necesario una formulación de los escenarios de impacto de las nuevas relaciones que se incorporan en el quehacer social de la comunidad; la identificación de mecanismos de asimilación de estos medios para la colectividad y la formulación de los mecanismos de articulación de los medios autóctonos y exógenos para garantizar la continuidad del quehacer social o, al menos, garantizar medios de corrección a efectos secundarios de la opción de desarrollo.

d. Ejecutar la opción. Para ejecutar la acción se hace necesario: una formación permanente de los actores del proceso de desarrollo, y la realización de la actividad correspondiente.

e. Hacer seguimiento de los planes, para lograrlo se necesita: recabar información sobre los resultados de las opciones de desarrollo en los distintos ámbitos identificados en la comunidad; identificar otros posibles impactos de la opción de desarrollo en la comunidad y formular instrumentos de medición de impacto directo e indirecto.

3. En lo que respeta a la retención de los beneficios del desarrollo en la comunidad, , entendiendo que estos beneficios del desarrollo no se limitan a los objetos de intercambio en el mercado de bienes materiales, se pretende que algunos de los beneficios de las opciones se reproduzcan en ventajas para seguir desplegando las actividades consideradas claves para el sostenimiento y mejoramiento de las opciones de desarrollo de la comunidad. En este sentido, Pilonieta y Ochoa (2006), plantean, plantea que la comunidad debe ser capaz de:

a. Evaluar los resultados de las opciones de desarrollo ejecutada en los distintos ámbitos del quehacer social, lo que implica, realizar proceso de evaluación en función de los instrumentos de medición de impacto; formular posibles escenarios prospectivos de acuerdo a las tendencias identificadas e identificar aspectos críticos según los escenarios propuestos.

b. Determinar los requerimientos necesarios para la continuidad de las opciones de desarrollo y la mejoría en su ejecución. Para lograrlo se necesita evaluar el nivel de desarrollo alcanzado en la opción e identificar posibles escenarios para garantizar su continuidad y mejoría; realizar la evaluación del

desempeño en otras comunidades con similares opciones de desarrollo e identificar fortalezas y debilidades. (mejores prácticas) y, establecer vínculos de cooperación estratégica en los distintos ámbitos que corresponda.

c. Identificar los beneficios directos e indirectos de la actividad en el quehacer social de la comunidad. En este sentido, se necesita formular criterios para la medición de los beneficios alcanzados; evaluar los beneficios y, formular escenarios posibles del desempeño de los beneficios en el tiempo.

d. Reforzar aquellas otras actividades que promueven la opción de desarrollo como viable, deseable y sustentable en la comunidad. Para lograrlo es necesario formular los criterios de viabilidad y sustentabilidad de la opción en la comunidad; evaluar las actividades según los criterios identificados y formular estrategias para el reforzamiento de las actividades beneficiosas y control de aquellas que pudieran ser nocivas para la comunidad.

Bajo estos planteamientos, el Desarrollo Endógeno Sustentable se presenta como una condición para impulsar procesos de transición hacia una sociedad orientada por la comprensión de su propio quehacer; la puesta en cuestionamiento del modo como ha alcanzado la situación en la cual se encuentra actualmente; y las posibilidades que esa situación comporta para el florecimiento de las capacidades humanas de sus miembros.

Es precisamente desde la revisión de los fundamentos sobre los cuales una sociedad se intenta re-pensar a sí misma, que la endogeneidad se convierte en motor de nuevos procesos de definición del bienestar para la sociedad. En este sentido, trasciende al dualismo de la globalización vs. localismo, para referirse al ámbito de cómo pensar una sociedad justa desde la reconstitución histórica de sus propias raíces y el reconocimiento de su quehacer social

4. SEGURIDAD TERRITORIAL

La seguridad territorial es un concepto que ha venido trabajando el investigador y ambientalista colombiano, Gustavo Wilches Chaux, como una estrategia de adaptación para la Gestión Integral del Riesgo y ante los efectos del cambio climático. Esta propuesta viene haciendo carrera en los círculos de la gestión del riesgo y en los escenarios de cambio climático como una de las estrategias adaptativas de las comunidades.

Wilches Chaux, Et, al. (2009), reflexiona respecto a varios interrogantes que le permiten exponer en detalle la estrategia de seguridad territorial. Esta estrategia está contenida en el articulado de la Constitución Política de Colombia de 1991. A continuación se presenta cada uno de los componentes de la estrategia de seguridad territorial y su expresión en el articulado constitucional colombiano.

1. ¿De qué depende que un territorio1 pueda ofrecernos a sus habitantes las condiciones necesarias para que en él nos sepamos y sintamos integralmente seguros?

2. ¿De qué depende que el territorio del cual formamos parte pueda garantizarnos la permanencia en el espacio y en el tiempo de las condiciones que posibilitan la vida?

Para dar una explicación coherente a los interrogantes, Wilches Chaux plantea lo siguiente:

a. "La capacidad del territorio para ofrecernos los bienes y servicios ambientales que requerimos. A esto vamos a llamarlo seguridad ecológica. Al hablar de bienes ambientales nos referimos a elementos como el agua y el aire con la calidad y la cantidad necesarias para que puedan ser utilizados por los seres humanos, o a suelos fértiles, capaces de producir alimentos. Y por servicios ambientales nos referimos, por ejemplo, a la estabilidad de esos suelos, para que podamos habitar o producir sobre ellos sin peligro de deslizarnos; a la capacidad de los bosques para absorber gas carbónico y producir oxígeno; o al servicio de sombra –o de absorción de ruido– que nos prestan los árboles.

Este aspecto es conocido normalmente como recursos naturales. Donde los bienes y servicios ambientales son medios para alcanzar los objetivos de las comunidades.

Desde ese punto de vista el concepto de recurso natural es válido, pero es necesario hacer una lectura más crítica puesto que tradicionalmente, entre los recursos ambientales y quienes los utilizan se establece una relación de explotación, no de convivencia, ni mucho menos de simbiosis, es decir, de beneficio mutuo.

Más sin embargo, los ecosistemas no son solamente depósitos proveedores de recursos, sino que son seres vivos, con su propia dinámica y con su propia capacidad de autorregulación, que equivale al sistema inmunológico de los animales, incluidos los humanos.2

Así como afirmamos que el concepto de seguridad territorial es de doble vía, así sucede con cada una de estas "seguridades parciales", a través de las cuales intentamos analizar el concepto global: la seguridad ecológica no solamente depende de que los ecosistemas nos ofrezcan los bienes y servicios que necesitamos, sino también de que nosotros no pongamos en peligro ni su integridad, ni su diversidad, ni su capacidad de autorregulación.

Para el caso colombiano, la seguridad ecológica está consagrada en la

Constitución Política de 1991, que en sus artículos 79 y 80 al tenor dicen:

ARTICULO 79. Todas las personas tienen derecho a gozar de un ambiente sano. La ley garantizará la participación de la comunidad en las decisiones que puedan afectarlo. Es deber del Estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de especial importancia ecológica y fomentar la educación para el logro de estos fines.

ARTICULO 80. El Estado planificará el manejo y aprovechamiento de los recursos naturales, para garantizar su desarrollo sostenible, su conservación, restauración o sustitución. Además, deberá prevenir y controlar los factores de deterioro ambiental, imponer las sanciones legales y exigir la reparación de los daños causados. Así mismo, cooperará con otras naciones en la protección de los ecosistemas situados en las zonas fronterizas.

b. El segundo componente que propone Wilches Chaux, está relacionado con la seguridad y la soberanía alimentaria. "Este es otro de los componentes en los cuales se sustenta o de los cuales "cuelga" ese tejido o telaraña que llamamos seguridad territorial, y está estrechamente ligado con la seguridad ecológica. La seguridad y la soberanía alimentaria hacen referencia a la capacidad del territorio para ofrecernos los alimentos que requerimos los seres humanos para crecer integralmente, no solamente por su valor estructural o energético, sino también por su significado.

Cualquiera de los alimentos que consumimos -por decir algo: una piña- son unos "paquetes" que, por una parte, encierran fundamentalmente energía solar, agua, gas carbónico y nutrientes del suelo, y por otra parte toda una historia cultural que permite que esos productos lleguen a nosotros. La cultura humana está presente en cada uno de esos alimentos: desde los procesos que condujeron a seleccionar las variedades de frutas más dulces y/o más grandes, hasta las redes de mercadeo que las ponen al alcance de los consumidores que no las cultivamos. Y así, en general, con todos los productos que utilizamos.

Nuestra seguridad y nuestra soberanía alimentarias dependen entonces de la estabilidad de ciclos naturales como el del carbono, el del nitrógeno o el del agua, y también de la estabilidad de la cultura en sus distintas expresiones: desde la conservación en la memoria colectiva de las recetas tradicionales, hasta la estabilidad de las cadenas de comercialización y la seguridad de sus distintos eslabones o actores, al igual que su capacidad para responder adecuadamente a los complejos retos que les impone el mercado.

Plantea el autor que la soberanía alimentaria es, también, la posibilidad que tenemos los habitantes del territorio de contar con esos alimentos, sin

depender de decisiones que se tomen en otros centros económicos o de poder, por fuera de ese territorio. En este sentido, se articula muy estrechamente con el concepto de desarrollo endógeno expuesto antes. Como ejemplo plantea: " un campesino cultivador de maíz está en capacidad de seleccionar las mejores mazorcas de su última cosecha y de conservarlas para que sirvan como semillas de la próxima, está ejerciendo su soberanía alimentaria (y a través de él, la comunidad entera asegura su seguridad y ejerce su soberanía).

Pero cuando, como les sucede a millones de campesinos del mundo, [que] por causa de la hambruna se ven obligados a comerse hasta el último grano de maíz, sin conservar las semillas, están perdiendo seguridad y soberanía alimentarias.

Y cuando las variedades de maíz son tratadas genéticamente, de manera que los campesinos no pueden dejar para semillas sus mejores mazorcas, sino que obligatoriamente deben comprarles las semillas a los dueños de las patentes o a los laboratorios que las producen, ahí si que la comunidad y su territorio pierden –perdemos- seguridad, soberanía y autonomía alimentaria. (Ídem, p.

29)

La expresión de la seguridad y soberanía alimentaria están contemplados en La Constitución Nacional de Colombia en los artículos 44 y 65, que hablan específicamente del derecho a la alimentación y de la seguridad alimentaria, y en artículos como el 7 y el 16, que resaltan la importancia de la diversidad étnica y cultural, y el libre desarrollo de la personalidad (que está estrechamente ligada al territorio al que pertenecemos y a los alimentos que consumimos).

c. Seguridad social. hace referencia a factores que la Constitución Nacional consagra como el derecho a la salud (artículo 49), el derecho a la vivienda (artículo 51), el derecho a la recreación (artículo 52) y el derecho a la educación (artículo 67).

Las relaciones entre las posibilidades reales de ejercer estos derechos y las demás articulaciones que se puedan tejer ente las distintas seguridades.

Wilches Chaux, profundiza el análisis al plantear que es imposible ejercer el derecho a la salud o el derecho a la vivienda, en un entorno donde no se cuente con una seguridad ecológica; puesto que para ejercer cada uno de estos derechos se depende de que el territorio esté en capacidad de brindar entre otros bienes y servicios: agua potable, suelos firmes.

d. Seguridad económica. Hace referencia a las posibilidades que les ofrece un territorio a sus habitantes, de generar los recursos y los excedentes económicos que les permitan acceder a los bienes y servicios que no producen directamente, sino que tienen que conseguir en el mercado. (Ídem, p. 30)

La Constitución colombiana contiene una serie de artículos relacionados con este aspecto de la seguridad territorial, como el derecho al trabajo (artículo 25), el derecho a la propiedad privada con función social y ecológica (artículo 58, que además lanza un lazo explícito entre la seguridad económica y la

ecológica), los artículos 60 y 64 que establecen el acceso a la propiedad y a la tierra rural como derechos, y los artículos 333 y 365, que hablan sobre la libertad de empresa y la finalidad social del Estado y los servicios públicos.

e. Seguridad jurídica e institucional. que se puede resumir en lo que normalmente se conoce como la existencia de un Estado de Derecho (que cuando se "amarra" al clavo de la seguridad social, se convierte en un "Estado Social de Derecho").

Esto es, la existencia de una sociedad con unas reglas de juego jurídicamente preestablecidas, que consagren los derechos humanos, económicos, sociales y culturales de sus integrantes, y con unas instituciones (cuyo conjunto es el Estado) encargadas de hacer cumplir y respetar esos derechos y de prestarle a la comunidad los servicios que requiere.

Este nudo articulatorio, se materializa en la plena vigencia de la Constitución Nacional, y nos merecen especial atención dos de los artículos de los cuales depende que ese Estado de Derecho se refleje en la práctica. Uno, el artículo

29 que establece el llamado "debido proceso" que se debe aplicar a todas las actuaciones judiciales y administrativas que se lleven a cabo en el país. Y el

otro, el artículo 209 que consagra los principios que deben regir la función

administrativa, es decir, la actuación del Estado, a saber: igualdad, moralidad, eficacia, economía, celeridad, imparcialidad y publicidad.

En el esquema siguiente se ve gráficamente como cada una de estas estrategias constituyen un todo interrelacionado y su expresión en los artículos constitucionales colombianos

edu.red

Adaptado de Wilches Chaux, 2007

Para poder cumplir plenamente con la estrategia de Seguridad territorial es

necesario que exista una información de calidad, de tal manera que permita que todos los actores puedan ejercer plenamente sus derechos.

Para lograr que la información sea de calidad y que permita a una eficaz participación, Wilches Chaux (2007) propone algunas de las características que debe tener la información:

a. Oportunidad: La información necesaria para garantizar un verdadero proceso de participación, debe estar disponible para los actores sociales cuando (con la anticipación necesaria para lograr su difusión, comprensión y discusión) y donde se necesita.

b. Calidad: En su contenido, la información debe ser rigurosa y veraz y, reflejar distintas ópticas alrededor de un mismo problema. En su forma, debe ser clara y comprensible para quien la requiere, sin que por ello pierda ni profundidad ni rigor conceptual.

c. Accesibilidad: Quienes requieren la información deben tener posibilidad de acceder a ella y hacer efectiva dicha posibilidad.

d. Retro-alimentación: La información, como proceso interactivo y de doble vía, debe facilitar que el usuario sea a su vez generador de nueva información que realimente el proceso a través de los diálogos de saberes y de los diálogos de ignorancias (valoración del saber del otro y reconocimiento de las limitaciones de los saberes propios).

En este sentido, toda la información que alimente un proceso participativo debe cumplir con esos requisitos esenciales, lo que permite contribuir a que ese proceso se convierta en una experiencia educativa, no solamente para quienes participan desde las comunidades sino también para quienes lo hacen desde las instituciones.

Y cuando ese proceso de información-participación-educación se convierte en movilización ciudadana (en acción política en el sentido más profundo de la palabra), puede convertirse también en educación para los tomadores de decisiones, lo cual nos acerca a una respuesta a la pregunta que ya nos hemos formulado antes en este mismo documento: ¿Cómo "educar" a quienes toman las grandes decisiones en el sector público y en el privado?

Tanto los medios de comunicación como la educación en sus distintas modalidades, tienen la posibilidad y la responsabilidad de ayudarnos a los ciudadanos y ciudadanas del común, al igual que a las clases dirigentes del país, a entender las señales explícitas e implícitas que de manera permanente emiten la naturaleza y la comunidad. Es decir, a reestablecer o a mejorar la calidad de una verdadera comunicación entre las dinámicas de la naturaleza y las dinámicas humanas; comunicación que, cuando se interrumpe, reduce la sostenibilidad o seguridad integral del territorio y genera las condiciones para que surjan desastres.

Una parte esencial en la comunicación, depende de la función pública, en el

sentido que no se puede ejercer de manera oculta ni secreta y que las razones que la mueven deben estar expuestas al escrutinio y a la controversia por parte de los ciudadanos y las ciudadanas. Esto forma parte esencial del sistema democrático; mal podrá la administración pública ejercerse con sentido pedagógico, y no sólo como práctica autoritaria, si no se observa de manera cuidadosa el principio de publicidad.

Partes: 1, 2
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