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Pensamiento Político en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Inicios del siglo XX) (página 2)


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La segunda etapa de Riva Agüero corresponde luego de su viaje a Europa. Al parecer Europa convirtió al joven universitario en un aristócrata; por esos años el fascismo estaba en su apogeo y Riva Agüero en 1931 hizo pública su conversión al antaño positivismo evolucionista. Pasó a convertirse al catolicismo. Cuando llega a San Marcos se encuentra con la sorpresa de que la Universidad se ha politizado. La existencia de grupos políticos como el Aprismo y el Comunismo hacen que Riva Agüero no vuelva a enseñar en San Marcos y más bien decide irse a la otra Universidad vecina: la Católica. Pero esto no acaba allí, Luis Alberto Sánchez nos dice la enigmática actitud de Riva Agüero con respecto a su decisión de donar su biblioteca a otra Universidad y no a San Marcos:

"Cuando lo hacen obedecen a impulsos, entre ellos pasiones personales, prejuicios políticos y rara vez, devociones religiosas. El caso de José de la Riva Agüero donando todos sus bienes a una Universidad que no era la suya, pero sin duda a una Universidad, no encuentra par" (1)

Al final, Luis Alberto Sánchez justifica esa decisión, porque todas las obras de Riva Agüero irán al fin y al cabo para la cultura, para la Universidad. Riva Agüero concluye su vida como un hombre tradicional (o al menos es así como se le está considerando), en un mundo en ebullición hacia los inevitables cambios sociales.

Víctor Andrés Belaúnde hizo sus primeros estudios en el colegio San Vicente de Paúl de Arequipa, luego en una Universidad local para finalmente pasar a San Marcos. Obtuvo sus grados con la tesis "La filosofía del derecho y el método positivista".

Desde aquellos escritos se estaba perfilando para dar consistencia a lo que en un futuro llamaría peruanidad. Fue alumno de Alejandro Deustúa y admiró a Miguel de Unamuno. En la cátedra universitaria sostuvo la necesidad de institucionalizar el estado de derecho. En un ambiente de profunda meditación académica rechaza la filosofía positivista y se plantea un espiritualismo influenciado por el pragmatismo. Víctor Andrés escribió:

"El Positivismo universitario no fue entonces un sistema o una bandera para conocer nuestra realidad; fue simplemente un positivismo exegético, un positivismo explicativo" (2)

Para Víctor Andrés Belaúnde el Positivismo no produjo todos los efectos que debió producir; es decir, sólo sirvió para citar autores y referir en los trabajos históricos algunos hechos. Además, el Positivismo los alejó completamente de sus propios hechos y fenómenos y puso al pensamiento universitario de la primera mitad del siglo XIX a espaldas de la realidad, de la realidad nacional. Desde sus primeros años fue un orador nato que el correr del tiempo lo convertirían en un maestro de la elocuencia, quizás exorbitante, pero brillante. Raúl Porras Barrenechea dijo que el maestro Víctor Andrés era más orador que escritor y Estuardo Núñez afirmó que su verbo tuvo más sugestión que estilo llano de sus escritos.

Cuando Mariátegui publica sus "Siete Ensayos de la Realidad Peruana", Belaúnde refuta el marxismo aplicado a la realidad nacional propuesta por el Amauta. Para Belaúnde sólo hay un tema en su agenda: la regeneración del Perú.

Belaúnde quiso y amó a su universidad, pero ante todo, al Perú. A través de sus escritos estimula a que se estudie al Perú, el Perú profundo y no lo extranjero.

Belaúnde amó a su institución:

"Unos dirán, ya lo sé, que soy un poco duro en mi crítica contra la Universidad… otros dirán… tú no amas a la universidad. Criticar señores es amar, aunque parezca paradoja; porque criticar, ¿qué es? Criticar es reflejar sobre la realidad un ideal, criticar es contemplar esa realidad a través de un ideal; y querer para la realidad-ideal es la forma suprema del amor. Yo quiero para la Universidad el más alto ideal; me la imagino como la institución suprema, me la imagino, creádmelo, como la forjadora y directora de la nacionalidad…" (3)

Finalmente, no sólo fue presidente de la XIV Asamblea General de la ONU, sino que suscribió la carta de San Francisco que fundaba el organismo internacional en 1945. Pero ya en sus memorias confiesa que habría cambiado todo lo que logró en su vida por realizar su más grande sueño: ser rector de la Universidad de San Marcos, cargo que por coyunturas políticas fue descartado.

2.3. Novecientos. Balances: críticas y aportes.

A) Aportes:

El mensaje global que querían transmitir los novecentistas fue inaugurar con firmeza en el Perú contemporáneo, los estudios nacionales. Y el puente para lograr tal ardua misión era la Universidad. Ellos proclamaban a viva voz palabras como "necesidad de síntesis", "identidad peruana", "dos legados: el andino y el hispano", "sociedad y cultura unitarias"; fueron un abierto reconocimiento a la proyección del Perú en tanto colectividad humana. Todo esto es eb¿n contraste con la actitud positivista. La crítica que se le hace al novecentismo de "Arielista" es inadecuada. El "Ariel" de Rodó que se difundió en nuestro medio postula al idealismo en contraposición al realismo y en última instancia como especulación retórica, desprovista de realidad. Riva Agüero puede ubicarse de algún modo con la filiación arielista, pero no un arielista propiamente dicho. En el libro "Carácter de la Literatura del Perú Independiente" (1905), Riva Agüero lanzó una severa requisitoria contra Rodó. El mismo Luis Alberto Sánchez escribe:

"Riva Agüero, a quien cité al comenzar, era uno de los menos conformes con la acentuación de Ariel…. Decía yo -y creo que algo parecido dijo Riva Agüero- que Rodó era más estilista que ideólogo…. Hoy me ratifico de ello" (4)

Finalmente, no parece apropiado mantener como sinónimo del novecentismo peruano la condición de arielista. Si bien ellos asumen algo del arielismo, no podemos afirmar que eran arielistas. Hay otra cosa que los mantenía más preocupados, era su devoción por los estudios nacionales. Ellos frente al positivismo de sus maestros, defendieron el aporte del mundo andino, reconociéndolo como elemento central de nuestra nacionalidad. Aquellos que hicieron suyo en las aulas universitarias el planteamiento positivista sin percatarse de las contradicciones esenciales que encerraba esta Nación cultural con la Nación real que pedía la integración. Plantearon el problema indígena, y la plantearon como problema fundamental. Esta reivindicación y su formulación como problema nacional, trajo consigo la creación de la Asociación Pro-indígena fundada en 1904 por el Centro de Estudios de San Marcos. Ahí se encontraba Víctor Andrés Belaúnde, Riva Agüero, José Gálvez, Oscar Miró, entre otros.

B) Críticas:

El mayor crítico de esta generación del 900 la encontramos en Luis Alberto Sánchez, en su obra "Balance y Liquidación del 900" se pregunta si tuvimos maestros en América. Todo el texto de Sánchez habla de autores del 900 de toda Latinoamérica, aquí sólo nos centraremos en el novecientos del Perú y específicamente en Riva Agüero y Belaúnde. Luis Alberto dice del novecientos o también llamado arielista (por ser seguidores del Ariel de Rodó) que se había adueñado de las cátedras universitarias y que mantuvieron un criterio estético, pero egoísta, erudito, pero ajeno a nuestra realidad. Es decir, la promoción arielista se conmovió más con las inquietudes estéticas que con el reclamo social. De Riva Agüero dijo que, tal fue su filofacismo de 1937 (después de volver de Europa) y su antidemocratismo de 1931, propone a la ciencia intereses de casta. Además dice que después de la tesis de Riva Agüero, "La historia en el Perú", se esperó de él una verdadera historia de la Nación, pero debido a su infortunio viaje y posterior viraje político, bastó para asfixiar en él todo empeño científico.

"Riva Agüero regreso al catolicismo pública y desafiantemente en 1932; identificó su credo religioso con el fascismo político" (5)

Entonces nos preguntamos ¿a qué se debía esta especie de exilio intelectual que sufrían en su propia patria los novecentistas? ¿Por qué sus libros se guardaban y no se editaban? ¿A qué se debió ese veto tan poderoso del cual no parecían ajenas las propias Universidades? ¿Quién le colocó esa sepultura perpetua a uno de los más grandes pensadores que tuvo el Perú? ¿Por qué ese cementerio sobre sus ideas? ¿Será cierto acaso la acusación de fascismo que pesa sobre ellos contra lo que nadie parece responder? Al 900 (especialmente Riva Agüero y Belaúnde) se le discriminó en las generaciones futuras.

Es necesario difundir sus pensamientos, que su mensaje cale en los jóvenes universitarios. En Belaúnde, su estilo fue confrontar ideas, argumentos y razonamientos. Su refutación a los siete ensayos queda como ejemplo. No se trata de quedarse silenciosos, ni tampoco asumir una postura de rechazo para un grupo que no pensaba como nosotros. Nuevamente en el caso de Belaúnde, la confrontación de ideas (escribió) oxigena el ambiente intelectual y nos aproxima a la verdad de los hechos.

3. EL APRISMO EN SAN MARCOS

3.1. Víctor Raúl Haya de la Torre y la Universidad de San Marcos

La vida de Haya de la Torre encierra profundas enseñanzas y se desenvuelve en una época convulsionada por apasionantes acontecimientos e importantes cambios sociales que de alguna u otra manera han contribuido a modificar la imagen que el mundo tenía anteriormente de América Latina. Los temas están en los libros de Haya, indispensable material para el conocimiento de la realidad Latinoamericana o Indo americana (como decía). Al iniciarse el año 1917 Víctor Raúl tuvo la decisión de viajar a Lima para continuar sus estudios en la Universidad de San Marcos, pues el ambiente de Trujillo no colmaba sus expectativas. La política tomó un giro diferente con la elección de José Pardo y Barreda el 18 de agosto de 1915. El Partido Civilista había postulado inicialmente la candidatura de Javier Prado, destacado intelectual y profesor de la Universidad de San Marcos, sin embargo discrepancias surgidas con los más conspicuos oligarcas del partido, ocasionaron la renuncia de Prado.

En una convención de partidos que se celebraba en el salón general del convento de Santo Domingo, fue elegido José Pardo quien ejercía el rectorado en San Marcos. Haya llega a Lima cuando el ambiente político estaba muy agitado. Víctor Raúl palpo esa candente situación y se sintió defraudado por el ambiente que se respiraba en la Universidad de San Marcos, colmada de la oligarquía civilista. Había necesidad de reformarla íntegramente. Fue acogido por amigos y entre esas visitas conoció a Gonzáles Prada. Sostuvieron un breve diálogo en el que Gonzáles Prada se interesó por su interlocutor y se expresó en forma despectiva de la universidad, aún cuando puso de manifiesto su admiración en la juventud.

Al fallecer Gonzáles Prada, Haya acudió al cementerio y adquirió el compromiso de recoger su herencia y cumplir la obra reformadora por él planteada. En 1918, Haya se incorpora a la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Políticas para cursar el segundo año en la Universidad de San Marcos. Entre sus obras preferidas se encuentra las de Marx, Renán y González Prada. Víctor Raúl se dedica a estudiar los problemas sociales y tomó la determinación de interesarse por los problemas de la clase trabajadora. En 1917 fue creada la Federación de Estudiantes del Perú (FEP). Uno de los dirigentes fue Haya de la Torre, quien rápidamente se convirtió en el principal gestor para la consolidación de la Alianza entre los trabajadores y los estudiantes. En octubre de 1919 Haya fue nombrado presidente de la FEP y una de sus primeras acciones fue convocar al primer Congreso Nacional de Estudiantes, cuya reunión estaba prevista para 1920. En la época de Leguía insurgió el movimiento estudiantil de la Reforma Universitaria que ejerció gran influencia sobre Haya de la Torre en su época de líder estudiantil.

La Reforma Universitaria surgió en los claustros de la Universidad de Córdova (Argentina) en 1918. Haya dijo que la Reforma Universitaria fue el primer gesto de emancipación del coloniaje mental. Muy pronto se origino un conflicto en la Facultad de Letras de San Marcos, debido a la tacha de alumnos a un profesor de Historia. Los decanos se negaron a atender las demandas estudiantiles. Entonces se formó el comité de huelga que consiguió el apoyo de otras Facultades y el conflicto se generalizó a toda la Universidad. El conflicto se prolongó y cuando asumió sus funciones el nuevo gobierno a cargo de Augusto B. Leguía, los estudiantes recurrieron a él a través de un memorial pidiéndole la supresión del sistema de listas, representación estudiantil en los consejos directivos de la Universidad y tachas a los malos profesores. El gobierno acogió algunas demandas y dictó que se declarasen vacantes las cátedras de los profesores tachados. Así acabó la huelga de estudiantes. En 1919, con Víctor Raúl como presidente de la FEP, asumió sus funciones con el objetivo de consolidar lo logrado en la Facultad de Letras. Fue así que surgió el Conversatorio Universitario, con el propósito de estudiar, discutir e interpretar la historia del Perú. Se organizaron entonces el primer Congreso Nacional de Estudiantes en Cusco, donde se expresa los siguientes puntos: Extensión Universitaria, Cátedra libre, representación estudiantil en el gobierno de la Universidad, derecho de huelga universitaria, acercamientos de los estudiantes a los obreros y creación de las universidades populares.

3.2. Luis Alberto Sánchez y la Ciudad Universitaria

Escritor, político, periodista, historiador, narrador y maestro. Estudió en el colegio La Recoleta y luego en la Universidad de San Marcos. Se graduó como doctor en Letras con la tesis "Nosotros". Bachiller en Derecho y un año después optó el título de abogado. Alumno declarado y maestro muy requerido en las distintas cátedras que dirigió, L.A.S. amó su alma mater y junto a Raúl Porras Barrenechea y Jorge Guillermo Leguía integraron el "Conversatorio Universitario" fundado en 1919 con la participación de Víctor Raúl Haya de la Torre, Jorge Basadre, Carlos Moreyra, Ricardo Vegas y José Luis Llosa. El conversatorio tuvo como tema la reflexión del Centenario de la Independencia del Perú. Basta señalar que el maestro Sánchez fue tres veces decano de la Facultad de Letras y rector de San Marcos, y durante su gestión se construyó la Ciudad Universitaria, organizó la imprenta de San Marcos, la Escuela de Periodismo, entre otras importantes obras. Y como algo adicional, siendo legislador tuvo un papel activo en el Congreso de la República siendo presidente interino en el gobierno aprista de 1985 a 1990.

Notas:

(1) Sánchez Luis Alberto. "La universidad no es una isla". Pág.: 114

(2) Belaúnde Víctor Andrés. En: Revista Nueva Democracia. Junio 1923

(3) Ibíd.

(4) Sánchez Luis Alberto. En "Mundial" N. 256, junio 1925. Pág.: 2 – 3

(5) Sánchez Luis Alberto. "Balance y Liquidación del novecientos". Pág.: 165

 

 

 

 

Autor:

Efrain Nuñez Huallpayunca

Estudiante de la carrera de Historia en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

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