Enseñar científicamente las ciencias naturales. Los programas: lo preceptuado y lo practicado
Enviado por Eduardo Campos Vener
Resumen.
Dado el sentido de independencia del ser humano en lo relativo al "saber", la verdad debió siempre asentarse sobre una autoridad que avalara su discurso, cualquiera fuera su campo. Quién accede a una validación autoritativa ostenta el poder del saber. Ese poder fue siempre útil para el dominio del vulgo, sustento de la clase dominante, lo que propició un concubinato permanente entre ésta y los "sabios".
La experiencia dio, en sociedades patriarcales en particular, ese poder a los ancianos de la comunidad. El contacto con la divinidad dio ese poder a la clase sacerdotal o al brujo o hechicero, así como la exclusividad en el uso de la razón se lo dio a los filósofos griegos, cuyo lugar toma la religión de la Cristiandad.
El vacío creado luego, con el destronamiento del aparato religioso como "fuente" o administrador del saber válido, hizo surgir la necesidad de encontrar "leyes generales inmutables" (Prigogine, I.) que mantengan el orden en el campo del saber, a las cuales someter para validación todo intento de producción de nuevos saberes. Un nuevo dios con un nuevo sacerdocio: la CIENCIA y los CIENTÍFICOS. Se empieza a gestar el Método Científico. (Laso, 2000)
Las consecuencias de esta última etapa del drama del saber justifican el análisis del método científico y del rol, en este escenario, del docente, último eslabón en la inculcación del conocimiento en el niño (eufemismo: socialización), personaje especialmente desprotegido en la Enseñanza Inicial y Primaria.
Prólogo
Al reanudar los estudios magisteriales en el año 2007, luego de un intervalo de 52 años, quien produce esta monografía experimentó lo que estima ser su más enriquecedora sorpresa en el campo del conocimiento. Ocurrió al comenzar a hojear, en el primer año, el libro de texto "Física y Química para Magisterio", y encontrar la siguiente declaración y las citas que la fundamentan; resumo:
"La idea según la cual la ciencia se desarrolla siguiendo un método riguroso -el método científico- fue puesta en entredicho hace ya varias décadas.
"Chalmers (1982) denomina inductivismo ingenuo a la concepción según la cual la ciencia comienza con la observación y la experimentación.
"Karl Popper (1959), ha negado que la ciencia se desarrolle de ese modo: Popper considera que la ciencia comienza con el enunciado de problemas relacionados con los fenómenos del universo, y sostiene que la observación depende de la teoría, y por lo tanto, es posterior a ésta.
"Thomas Kuhn (1962)… ha prestado especial atención a las conclusiones de la psicología actual sobre la percepción, en el sentido de que "lo que una persona ve, no depende sólo de lo que mira, sino también de aquello que su experiencia conceptual previa lo ha preparado para ver."
"Por lo que, afirmaciones tales como que "la ciencia es objetiva, ya que ni la experiencia personal, ni los marcos de referencia, ni las respuestas emocionales, deben influir en lo que el observador científico ve", constituyeron "el mito que se ha vendido como método científico generación tras generación." (Novack;1985)
"Feyerabend (1970), niega que exista un método que gobierne el proceso de descubrimiento científico, especialmente en su fase más creativa.
"En opinión de Charlmers: "…la versión del método científico a la que normalmente se recurre, es una tosca versión empirista o inductivista. Esto es especialmente aplicable al campo de la teoría social, en el que se defienden como científicas, teorías que sirven para manipular… en lugar de servir para comprender mejor la sociedad y ayudarnos a cambiarla a un nivel más profundo." (Albino et alter, 1998: 7, 8)
Estos francos enunciados, en el comienzo de un libro destinado a enseñar CIENCIA a los futuros maestros, me llevaron a tomar el tema Una reflexión epistemológica sobre los métodos de validación en ciencias naturales para el 2º Parcial de Teoría del Conocimiento y Epistemología (Segundo Año de Magisterio,), en el cual baso el presente trabajo.
Introducción
Dado el natural sentido de independencia que siempre tuvo el ser humano en lo relativo al "saber", ninguna verdad se ha aceptado, sólo porque alguien lo dijo. Se requería una autoridad que avalara el discurso. Una validación autoritativa. Quién la tiene, ostenta el poder que otorga el saber.
La experiencia dio, en sociedades patriarcales, ese poder a los ancianos de la comunidad. El contacto con la divinidad se lo dio a la clase sacerdotal. De igual forma el uso exclusivo de la razón se lo dio a los filósofos griegos. Poder sumamente útil para el dominio de la población, sustento de la clase dominante y que propició un concubinato permanente entre ésta y los "sabios".
Cuando la religión organizada de la Cristiandad pierde el rol de transmisora indiscutida de la VERDAD tanto en lo espiritual como en lo material, se crea un vacío que requirió la búsqueda "leyes generales inmutables" que mantengan el orden en la Sociedad para que ésta pueda progresar. Se seguía requiriendo una validación que lo haga poseedor de la autoridad que ningún hombre como individuo puede alegar.
Se levanta un nuevo dios con un nuevo sacerdocio (sustitutivos de los anteriores): la CIENCIA y los CIENTÍFICOS, y como subproducto, la tecnología. Había que formular el camino (Laso, 2000) que debía conducir a la nueva casta de sacerdotes al descubrimiento de las inmutables leyes generales. Se gesta así y finalmente se da a luz al Método Científico.
A partir de estos antecedentes abordamos nuestra reflexión sobre los métodos de validación en ciencias naturales y su enseñanza. Acompañamos para ello a Eduardo Laso en su análisis conceptual del Método Científico en Los Métodos de Validación en Ciencias Naturales.
Desarrollo.
El hablar del método científico nos enfrenta a la primera dificultad. Se expresa Laso: "Es científico aquel conocimiento que se produce y justifica siguiendo los pasos de ese método" (Laso, 2000). ¿Dónde yace la dificultad?
¿Quién resolvió que el método es científico? Los científicos. Esta usurpación de la autoridad del saber reina en la enseñanza de nuestros días. El programa de Biología para 2° año de Magisterio lo explica en sus fundamentos: "…de alguna manera trabajamos con conocimientos, presentados en ocasiones por investigadores y textos, como un saber acabado y preciso, que no contempla cuestionamientos, si no provienen de otros sabios o publicaciones igualmente reconocidos en el mundo académico. Esto puede provocar en muchas ocasiones, que pensemos en una transposición didáctica que prioriza el entendimiento de esos conocimientos, por parte del alumnado, sin la posibilidad de mayores cuestionamientos".
Congruentemente, el programa de esa materia, luego de lo preceptuado en cuanto a las teorías evolucionistas, el origen de la vida, etc., pide la consideración de "Críticas a la teoría de la evolución". Lamentablemente, en mi experiencia al menos, esas críticas hicieron mutis por el foro.
En vez de desmitificar a la ciencia, seguimos recibiendo la inculcación de que esta es la fuente de verdad absoluta, muy especialmente en las Ciencias Naturales, tan cargadas de ideología. Luego oímos a profesores, maestros, estudiantes, divulgando, como hechos establecidos, "científicamente", por supuesto, meras hipótesis, o teorías en el mejor de los casos, que están sometidas a fuerte discusión en el mismo ambiente científico por quienes se atreven, los hay, a desafiar al paradigma prevaleciente. Pero esto no se sabe, porque no se enseña, pese a que el Programa así lo estipula. El resultado es la naturalidad aceptación en silencio por los estudiantes con una actitud de "no hagas olas", "no discutas". Y así nos limitamos a aceptar el ser inculcados por, y aprendemos a ser inculcadores de, porque "pensar ni equivocado" -dijera la famosa letra de tango– porque "al final corrés el riesgo de que te bauticen gil" (Gorrindo, 1937), o en otras palabras, de que no te exoneren o que no apruebes el examen.
El aceptar a los científicos, como validadores de un nuevo saber que, como requisito, no debe contradecir al paradigma de turno, es definido por Laso en forma muy generosa como "una aparente circularidad". (Laso, 115:4)
La visión mística del papel de la Ciencia se basa en la convicción de que el método científico es seguido pulcra y meticulosamente por los investigadores. Podemos resumir el camino a seguir, el método científico, como partiendo de una
–Observación de una parte limitada del universo o población, o de la recurrencia de un hecho, y la consecuente anotación de lo observado para producir una generalización, que permita la formulación de una
–Hipótesis que explique los hechos ocurridos (observados). Este paso intenta explicar la relación causa-efecto entre los hechos. La hipótesis debe estar de acuerdo con lo que se pretende explicar y no contradecir otras hipótesis ya aceptadas. Debe tener matices predictivos ya que dichas
–Predicciones serán instrumentales para validar o refutar la hipótesis.
Inobjetable. La parcela de conocimiento así producida estará "científicamente" establecida, siendo "confiable, racional y justificada". Podemos comprar tranquilos el producto "científicamente" comprobado, ya ideológico, ya comercial, como pasivos consumidores que hemos delegado en otros el privilegio de investigar, pensar y decidir, deshumanizándonos cada día más. Y, luego, como docentes, en vez de dotar a los alumnos de los instrumentos para construir su conocimiento, convencidos de que la enseñanza no puede o no debe ser, o al menos no lo es, neutral, seguimos practicando en nuestros niños, que no tienen aun las herramientas para ofrecer resistencia, una mera inculcación. Para eso se inventó el rol docente, para "socializar" al niño, para asegurar la reproducción de la ideología predominante en la sociedad, es decir la de la clase dominante, sea cual sea y en el tiempo que sea.
Dado que, si muchos saberes científicos no se obtuvieron cumpliendo con el Método en su elaboración, deberíamos por lo menos, enseñar la Ciencia, "científicamente", sin prejuicios, como lo que es, un producto de humanos de carne y hueso, con todo lo que ello implica.
Sigamos a Laso en su razonamiento crítico del método en sí en las páginas 116 a 119 del texto que venimos analizando.
Considerando la inferencia de que el método propone la divulgación del conocimiento de forma que otros puedan convencerse, mediante su capacidad de interpretar las razones y evidencias, validándolo por y para sí mismos, Laso señala a la complejidad y especialización del discurso científico como una limitación. Es decir que los científicos vuelven a ser juez y parte, ya que sólo ellos están en capacidad de entender el metalenguaje de la profesión que mantiene al vulgo fuera de la escena. Viene al caso la apreciación de Carlos Muñoz Gutiérrez de que "el científico se ha convertido en el sacerdote del mito, en aquel que poseía un saber oculto y complejo que al resto de los mortales le resultaba inalcanzable." (Muñoz, C.)
En resumen, quien evaluará lo científico del nuevo conocimiento es otro científico, que convencido o no, está en la obligación de no oponerse al paradigma científico vigente. "Roma ha parlato".
Nos recuerda luego Eduardo Laso que todavía somos humanos y vemos las cosas con el color del cristal con que miramos el mundo. Los enunciados observacionales ya están teñidos de parcialidad. Desde la observación hasta la interpretación de los hechos seleccionados para registro y la formulación de la hipótesis, estamos influenciados, conscientemente o no, por una teoría que precede a todo el proceso, convidada de piedra en cada paso del "camino", plantado allí por la comunidad científica en consideración a lo ya "legitimado como conocimiento sólido" (Laso,2000).
Se refiere luego Laso a la "tradición cientificista" en contradicción con el concepto socializado de la ciencia que da por sentado que los enunciados observacionales son neutros, objetivos. Según él se ha entronizado "de esta manera en el seno de la práctica científica un determinado marco teórico empirista y naturalista desde donde se interpretan los hechos y se validan o rechazan teorías." (Laso, 2000)
Estas realidades van filtrándose lentamente. Un ejemplo concreto que plantea la necesidad de ver con cautela las nuevas propuestas "científicas" en el marco del paradigma evolucionista, es el resumen del artículo "La realidad como interpretación de la realidad", en la edición de diciembre de 1991 de la revista Pensamientos (en hebreo) editada y distribuida por la firma IBM Israel, que concluye, en la página 2:
"Estas aproximaciones nuevas a la evolución hacen surgir una pregunta curiosa: ¿ellas revelan hechos nuevos o solo presentan interpretaciones sustitutivas? Los fósiles que descubrió Charles Doolittle Wallcot en 1909 en las canteras de Burgess se examinaron de nuevo por Harry Whittington en el año 1971. Se trataba de los mismos fósiles, pero recibieron, de los dos, interpretaciones contradictorias. Esto significa que, lo que le da al fósil (y a todo otro hallazgo) su significado e implicancia, no son sus características objetivas, sino la teoría que yace detrás de él. Pero, si el conocimiento de la realidad depende de la interpretación, y si esta está influenciada por las teorías, por ideas preconcebidas, se entiende que la realidad está impregnada del peligro constante de un entendimiento equivocado."
En el segundo párrafo de la página 116, ya introdujo Laso la cuestión "de si en la práctica científica hay un método en particular o hay más de uno". Luego, señala a dos modos de entender el método científico desde la concepción epistemológica. En ambos marca la dislocación existente entra la teoría y la práctica.
1) El Método como modelo.- Vendría a ser un reglamento consensuado que se ha instalado para preservar el orden en el campo de juego. Es el ideal a que se ha llegado a través de una práctica científica con rasgos constantes y comunes: ha llegado a ser El método; su aplicación impide las desviaciones regulando las acciones. Pero este ideal no se ajusta a la realidad. "No es" concluye Laso, "que el método proponga un tipo ideal de la práctica científica existente sino que más bien crea la ficción de una práctica científica que no coincide plenamente con la realidad."
2) El Método como marco normativo.- Este punto de vista no considera al método científico como resultado de las prácticas científicas, sino como la imposición que regula la práctica científica para asegurar la producción de un "saber" confiable y racional que pueda validarse como conocimiento científico. "…en su práctica el científico debe aferrarse a él escrupulosamente". Le plantea a los científicos cómo proceder en su práctica para que la misma dé a luz un conocimiento con certificado de cientificidad implícito. Su objeción es que la aplicación estricta del método tampoco garantiza per se la producción de un conocimiento racional. ¿Por qué? El factor humano. La aplicación del método siempre estará conjugada con productos de la mente humana: hipótesis, conceptos, valores…y son éstos, y no el método, que determinan el producto final llamado "conocimiento científico". Según las conclusiones de la psicología, de que la conducta humana es explicable "en términos de procesos de estímulo-respuesta que pueden pautarse y reproducirse", esto orientaría todo el proceso.
Hasta aquí llegamos con Eduardo Laso, limitándonos a la crítica del método científico en sí, como el instrumento para la validación actual del conocimiento en ciencias naturales.
Nuestra visión, cargada por supuesto de ideología, concuerda con la de Agustín García Calvo, que parafraseamos: ´la Ciencia ha llegado a ser parte del aparato de dominación, y con el avance del dinero (Capital) y del poder público (Estado) progresa al mismo paso la utilización de la ciencia por el aparato empresarial y el estatal´. Lo que sigue es cita textual: "Viene a ser así la Ciencia reemplazante de otras formas de fe más primitivas, las míticas primero y luego las teológicas". (García Calvo, 1988)
Conclusión
Debemos advertir del peligro de caer en una demonización de la Ciencia, como se hizo con la Religión, en forma genérica. Recordemos que errar es humano, no necesariamente demoníaco. Baste por ello, con colocar a la ciencia y a los científicos en el papel que nunca debieron abandonar, el de humanos, con todas sus virtudes y todos sus defectos, y liberarnos así de la nueva tiranía que se nos impone. Podremos entonces permitirnos ser "yo" y, como futuros docentes, ayudar a nuestros alumnos a hacer lo mismo.
Allan F. Chalmers expresa: "Aunque uno de los objetivos de mi libro es impedir los usos ilícitos de las categorías de ciencia y método científico, espero también a que contribuya a contrarrestar las reacciones individualistas o relativistas radicales contra la ideología de la ciencia." (Chalmers, 1981:235)
Junto con la satisfacción de ver que se ha desarrollado un marco teórico para legitimizar la humanizante actitud del denominado "pensamiento complejo", propongo a mis jóvenes compañeros estudiantes de Magisterio a no esperar a recibirse para resolver la cuestión de ¿Qué clase de Maestro quiero ser? Si te atreves a otorgar a los niños la misma libertad que deseas para ti, empieza a ser ese maestro ahora, ya, como practicante. Arriésgate. El ser persona, ser humano, no robot, es requisito para ser maestro. Vale la pena, para ti y para el niño, que debe ser respetado por encima de todo otro factor integrante de la comunidad educativa. Él es la razón de ser de la Educación.
Bibliografía
Albano, Milton; Culazzo, María del Rosario; dos Santos, María Rosa; Lahore, Alberto; Nieto, Manuel; Rodríguez, María del Carmen; Scarone, Claudia; Vilizzio, Cristina; Zilli, Mirta; Física y Química para Magisterio. Monteverde, Montevideo. 1998
Chalmers, Allan; Que es esa cosa llamada ciencia . Siglo XXI Editores de Colombia, Bogotá pág. 235 2ª edición 1981
García Calvo, Agustín; "Ciencia", en "Conceptos en torno a la Ciencia", Autores Varios, en Reyes, R. (1988): Terminología Científico-Social. Barcelona: Anthropos padron.entretemas.com/…/concept_en_torno_ciencia.htm
Gorrindo, Francisco, Tango Las Cuarenta www.todotango.com › … › Letras › Francisco Gorrindo-
IBM, "La realidad como interpretación de la realidad". Revista Pensamientos N° 62 Diciembre 1991 págs. 42-67.
Laso, Eduardo, Los métodos de validación en ciencias naturales, en Díaz Esther, "La Posciencia", Ed. Biblos, Bs. As., 2004.
Muñoz Gutiérrez, Carlos El Conocimiento Científico: Orígenes, Método y Límites www.ucm.es/info/pslogica/filosofia/tema2.pdf (pág. 2)
Prigogine, Illya "Una lectura de Illya Prigogine" Revista Herramienta N° 2 1996
www.herramienta.com.ar/…/una-lectura-de-illya-prigogine
Autor:
Eduardo Campos Vener