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Gibara: significación y pontencialidades de su patrimonio. (página 3)


Partes: 1, 2, 3

  • PLAZA DEL DESENGAÑO: ubicada en la zona oeste, donde se encontraba la entrada principal de la villa, enmarcada por las calles Leyva, Independencia y Narciso López.

  • PLAZA DEL PRÍNCIPE ALFONSO: Ubicada en la zona norte, delimitada por las calles Calixto García, J. Agüero, Mariana Grajales y Jesús Del Sol.

Las ordenanzas de población disponían, tomando la antigua experiencia medieval, que la plaza y no sólo ella, sino también sus cuatro calles debían tener portales para mayor comodidad de las personas que a ellas concurrían. Esto fue aplicado parcialmente a la villa, ya que alrededor de las tres plazas principales (Plaza de la Fortaleza, Plaza Mayor o de Armas y Plaza de Colón) se construyeron portales, no así en las calles que de ellas parten. No obstante, también se construyeron portales a todo lo largo de la calle Ronda La Marina.

CEMENTERIO.

Siguiendo las costumbres de nuestro país hasta el siglo XIX de efectuar los enterramientos bien dentro de la Iglesia o en sus inmediaciones, el primer cementerio de Gibara estuvo localizado al lado de la primitiva Ermita en la Plaza Mayor. Las necesidades de la higiene, el mejoramiento de las costumbres y sobre todo, el desarrollo urbano, debido a la prosperidad económica, obligaron a que el mismo fuera ubicado en la que luego seria la Plaza de Colón. Allí permaneció hasta 1846, en que el incontenible crecimiento espacial de la ciudad demandó trasladarlo al lugar que ocupa en la actualidad.

Este cementerio posee gran valor histórico, pues guarda los restos de destacadas personalidades de la villa, como los del General Ricardo Sartorio Leal, General de la Guerra de Independencia, además de conservar panteones con esculturas de gran significación artística, en su mayoría de creadores italianos. Entre ellas está la Copa del Amor que une a sus relevantes valores estéticos, el de perpetuar una leyenda que forma parte de la literatura de trasmisión oral de la población gibareña.

MORFOLOGÍA ARQUITECTÓNICA.

El desarrollo arquitectónico en Gibara desde su fundación y hasta los primeros años del siglo XX, en que comienza a decaer el esplendor económico alcanzado por la villa, está caracterizado por tres períodos bien definidos que comprenden desde 1817 a 1850, de 1850 a 1902 y de este a 1930 aproximadamente.

A partir de 1817 y hasta mediados del propio siglo XIX, en correspondencia con el incipiente nivel económico, se desarrollaron los códigos arquitectónicos que se aplicaban desde hacía tiempo en el país con la influencia mudéjar fundamentalmente, cubriendo un repertorio temático amplio. Dentro de las técnicas constructivas se usó el muro de mampuesto o ladrillo, las cubiertas se realizaban con armaduras de madera cubierta de tejas criollas, el esquema en planta que prevalece responde al de la casa con patio central rodeada de galerías o colgadizos en dos, tres o cuatro de sus lados en dependencia de la forma de L, U, C o anular alrededor de todo el patio central, el puntal era pequeño. Se utilizó profusamente la madera tanto en interiores como en exteriores.

Desde la década de 1850 y hasta 1902 aproximadamente, irrumpen con fuerzas los códigos arquitectónicos del estilo neoclásico. Sin embargo, mientras la clase pudiente desarrolla obras importantes en la trama urbana dentro de este estilo, que la hacen predominante, los sectores populares seguirán realizando una arquitectura similar al período anterior.

La aplicación en la segunda etapa mencionada de los códigos neoclásicos estuvo diferenciada, ya que se construyeron nuevas obras que respondían a dichos códigos, como la Iglesia, el Teatro, el actual Museo de Arte e Historia, etc, pero en otras intervenciones se usaron elementos formales del neoclásico en obras ya construidas con anterioridad o sencillamente se sustituía la fachada y otros detalles decorativos y componentes, fundamentalmente en viviendas, donde se integraron los códigos formales del neoclásico con la arquitectura tradicional anterior, manteniendo la forma de la planta, los techos de tejas, asimilando sólo algunos elementos del nuevo estilo.

Por corresponderse esta segunda etapa con la mayor prosperidad económica de la villa, las construcciones se caracterizaron por la majestuosidad y sencillez de la forma, permitiendo la continuidad y homogeneidad a lo largo de las calles. El uso de pórticos columnares-arquitrabados en las plazas y litoral, balconajes, molduras que separan los niveles, acentuaron la horizontalidad. Predominan las edificaciones de una sola planta con alto puntal, aunque existen construcciones de dos niveles muy importantes. Los portales y corredores que aparecen alrededor de las tres plazas y a todo lo largo de la calle Ronda La Marina enriquecen la expresión formal de las edificaciones y su entorno. La mayoría presenta techos planos (por tablas) y en algunos es interesante la presencia de pies derecho de madera de gran puntal con capitel también de madera con reminiscencias del arte jónico.

En el último período mencionado (1902-1930 aproximadamente) se aprecian algunos ejemplos significativos dentro del estilo ecléctico como la hoy Biblioteca Municipal, el Hotel Ordoño, etc, y en menor medida manifestaciones del Artdecó (Sectorial de Cultura actual), integrándose en un diálogo armonioso a través de similares expresiones compositivas, al mantener parámetros como: altura de vanos, puntales, pretiles, etc. En la inserción de esta parte de la arquitectura moderna ocurre algo semejante a lo sucedido con la entrada del neoclásico en Gibara, es decir que paralelamente a la construcción de obras se trasformaron algunas de las existentes, fundamentalmente a nivel de fachada y elementos componentes.

A partir de 1930 y hasta 1959 debido al colapso económico que sufrió la villa, se interrumpió el desarrollo constructivo que había alcanzado la misma, no hubo prácticamente nuevas intervenciones en este sentido, y la ciudad pudo preservar ese encanto colonial que la caracterizó.

REPERTORIO TEMÁTICO.

Construcciones domésticas (Algunos ejemplos importantes).

Se caracterizan por presentar cubiertas a dos y cuatro aguas terminadas en tejas criollas, alfarjes sencillos sin decoraciones en su gran mayoría; sólo separada de la saleta por arcadas, corredor en L que da al patio interior, en algunos casos con arcadas de medio punto, donde se localizan aljibes ornamentados en hierro que no alteran la sencillez del espacio y que da respuesta a la necesidad de agua de los habitantes de la villa; en edificios importantes encontramos valiosas fuentes y esculturas fundamentalmente de terracota y cuadros de mosaicos valencianos.

Fachadas de alto puntal y comuneras con grandes vanos protegidos por balaustres de madera o hierro y el empleo de rejas con ornamentación sencilla, se utilizan profusamente las jambas de albañilería, la carpintería a la española o clavadiza, de cuarterones con o sin postigos, aleros de tornapunta, tejaroz y sardinel. Por muy sencillo que sea el inmueble presenta lucetas de cristales de colores, así como hermosos vitrales en los de mayor prestancia.

Los pretiles son generalmente lisos con diferentes balaustradas, algunos con piñas de remate. En interiores y en algunas fachadas encontramos zócalos de mosaicos y azulejos siguiendo la costumbre mudéjar, decorados con motivos naturalistas, coloreados y esmaltados.

Los muros de mampuestos y de ladrillos de gran espesor o de madera, son usuales, también aparecen combinados los tres elementos. Para la terminación de los pisos se utilizó gran variedad de materiales, diseños y colores, la losa cerámica, la losa isleña, tanto en corredores exteriores como en las galerías de los patios interiores El tabloncillo y el mármol, formaron parte de los materiales utilizados, los entrepisos fueron construidos con tabloncillos y losa por tabla.

En las construcciones domésticas se utilizó la madera abundantemente. Poseen las mismas, en su mayoría, alto puntal, sus muros compuestos por piezas de tabloncillos, generalmente de 0.10 metros machihembrados, grandes vanos en su fachada así como la presencia de guardamalleta como remate de alero en algunos casos.

Dentro de este repertorio temático se inscribe el inmueble de alto valor ocupado actualmente por el Museo de Arte y el de Historia Municipal.

Este edificio responde a la estructura de casa-almacén; el primer nivel destinado a almacenes y el segundo a la vivienda, con la particularidad de constituir una casa gemela con igual comportamiento formal y espacial. Construido aproximadamente en la década del 60-70 del siglo XIX su estilo es básicamente neoclásico. La fachada presenta un alto puntal, cuatro puertas, tres de ellas clavadizas o a la española y la otra, la de acceso al nivel superior, hecha de cuarterones; zócalos de azulejos decorados, pilastras corridas, jambas de albañilerías, balcón corrido, pretil liso, uso de la herrería fundida y forjada en los pasamanos de escalera y barandas de balcones interiores y exteriores. En su interior y segunda planta aparecen lucernarias de gran valor, sus vitrales son los de mayor dimensión de la villa y clasifican entre los mayores de la isla, además de tener bellas mamparas.

La Casa Da" silva es una de las construcciones domésticas más interesantes de la villa. Esta edificación fue construida en el sitio donde se presupone existió la primera construcción oficial gibareña. Es un ejemplo único por su rara estructura dual. Tiene techo de cuatro faldones de tejas españolas sobre entablado ancho, alfarje escuadrado y tirantes dobles con motivos decorativos. Posee portal en colgadizo al frente y lateral izquierdo, polícromos pisos y zócalos, pies derechos de madera y barandas de madera trabajada.

La carpintería es de ensambladura con postigos y balaustradas de madera torneada. Interiormente tiene arcos de madera de medio punto y posee lucetas rectangulares de vivos colores, los cuales suponemos que fueron ejecutados en 1906 cuando la casa fue ampliada pero conservando las características originales.

En esta edificación hay un alto predominio interior del uso de la madera y en las paredes de la galería del fondo tiene tres cuadros de mosaicos valencianos de alto valor ornamental; sus patios interiores protegidos del fuerte aire marino sugieren calma y sosiego. En ella vivió el Vicecónsul de Portugal, aunque en remodelaciones posteriores se incorporó en su interior el arco y vitral, característicos en Gibara en la segunda mitad del siglo XIX, no se transformó en una construcción del neoclásico cubano.

Como un ejemplo curioso de eclecticismo colonial, en este inmueble se mezclan los más diversos motivos decorativos, sin embargo, da una imagen homogénea de conjunto que lo convierte en una joya arquitectónica.

Una edificación de dos plantas que desde el punto de vista arquitectónico e histórico tiene gran valor en nuestra villa, es el ubicado en J.Peralta esquina a Independencia. Se terminó de construir en 1902. Aunque aparecen en él códigos del estilo neoclásico, en los interiores hay una marcada influencia morisca, especialmente en los arcos trilobulados que aparecen al fondo, así como muestra otros elementos de la arquitectura ecléctica, que denotan que fue con este edificio con el que se introdujo ese movimiento arquitectónico en Gibara. Posee además una valiosa vidriaría en los arcos ojivales, así como bellos mosaicos que aún conserva en su planta alta, paisajes trabajados posiblemente con losas valencianas.

En la fachada presenta combinación de balconaje corrido y aislado, con bello trabajo de herrería que se evidencia tanto en los balcones como en las rejas del primer nivel. Las ventanas de cuarterones se combinan con persianería francesa y lucetas de cristal.

En este inmueble, en su segundo nivel, funcionó la Escuela Pública y el 12 de mayo de 1947 se desarrolló una huelga que alcanzó repercusión nacional, iniciada por sus estudiantes.

Junto a edificios con códigos coloniales situados en la Plaza Mayor, aparece un majestuoso edificio de dos plantas terminado en 1925 y que se inscribe dentro de los códigos eclécticos (Actual Biblioteca Municipal). Su función original fue vivienda. Espacialmente está compuesto en la primera planta por sala, saleta, habitaciones y un patio y en la segunda por habitaciones y una terraza que tuvo una pérgola en su época. La cubierta es de tejas francesas de cuatro faldones, falso techo de yeso con decoración simple. La carpintería es de cristal rematada en un arco de medio punto con vitrales. Interiormente tiene columnas de orden clásico específicamente Corintio. En la fachada tiene un portal que da a la plaza con una arcada de medio punto, rematada en un pretil con balaustrada. El recubrimiento exterior está trabajado con un almohadillado sencillo.

En la actualidad en este edificio está la Biblioteca Pública Municipal "Armando Leyva" y en el piso del portal se conserva grabado y sólo visible desde algunos ángulos, una hoz y un martillo al parecer hechos durante la construcción de la residencia y que sugiere la filiación política del constructor o constructores, por lo que el inmueble tiene un valor histórico agregado.

Construcciones civiles, (ejemplo importante).

En la calle Ricardo Sartorio, esquina a Luz y Caballero, se encuentra el Teatro Casino Español, hoy en proceso de restauración. Es una construcción de tres niveles, con predominio del estilo neoclásico, culminada el 13 de septiembre de 1890. Su interior está formado por la clásica herradura italiana destinada a palco, platea y paraíso en sus tres plantas.

Sus muros de mampuestos tienen 0.40 metros de espesor; en su fachada aparecen pilastras corridas y el típico frontón rectilíneo, la cubierta es de tejas criollas. En su escenario actuaron importantes figuras del arte nacional e internacional.

En la época republicana el nombre del teatro "Casino Español" fue sustituido por el "Unión Club".

Arquitectura religiosa, (ejemplos importantes).

De la primera Iglesia con que contó la villa, nos llegó la información a través de la descripción que de ella hace Herminio Leyva:

"Contaba dicho templo de un solo cuerpo, de tablas y tejas del país, groseramente construida. Tenía aproximadamente de 7 a 8 metros de frente y como 14 á 16 de fondo, con la fachada principal mirando a la calle de San Fulgencio. Al fondo en su ángulo S.0 salía fuera del cuerpo principal un pequeño rectángulo como de 4 metros de lado, también de tablas y tejas, que servía de sacristía. Frente á esta como á distancia de unos 2 metros, y en dirección á la calle de la Fortaleza, se eleva el campanario montado sobre 4 pies derechos en forma de palomar.

Todo el ornamento de aquel modesto templo consagrado al culto católico se componía de un altar y púlpito, ambos de madera de pino, pintado de blanco con filetes dorados, un tanto destruido el oro por la acción del tiempo, pues así el altar como el púlpito eran despojos de la parroquia de San Isidoro de Holguín [……] Había también en la Ermita de Gibara algunos bancos pintados de oscuro, todo de muy pobre aspecto.

Se hallaba situada dicha ermita en el centro próximamente del espacio que media entre la calle de la Fortaleza y la Iglesia actual, más cerca á la calle de San Fulgencio que á la de los Felices.

A los 20 años dicha ermita estaba tan deteriorada que fue necesario trasladar el culto á una casa de madera de Don Antonio Casacó y Medrano, sito en la calle de los Felices á medianía entre la Fortaleza y Dolores.

Se repara la Ermita y presta servicios hasta el año 1853, cuando se construye la parroquial, con donación de Doña Victoriana de Ávila".

Iglesia Parroquial.

Fue proyectada y dirigida por el arquitecto catalán Don Juan Pons, quien esculpió la mayor parte de las imágenes que figuran en sus altares. Su construcción se inició el 13 de septiembre de 1850 y fue bendecida el 11 de junio de 1853.

Este templo se levanta en una planta rectangular de 18 metros de frente por 33 metros de fondo, cuyos muros de mampuesto poseen un espesor de 0.58 metros aproximadamente. Este rectángulo se divide en tres naves: la central, donde se haya el coro, mide 8.36 metros de ancho. Sobre ella se levanta una hermosa cúpula construida primero en madera y yeso la cual fue reparada en 1867, al sufrir deterioro dichos materiales, siendo sustituida por ladrillos. Esta cúpula deja pasar a través de sus ventanas de vidrios de colores, la luz que ilumina hermosas pinturas murales de los cuatro evangelistas que aparecen en sus pechinas.

Al fondo del presbiterio se encuentra la sacristía. Sobre las naves laterales y justo en su fachada principal se levantan dos torres.

En sus fachadas aparecen pilastras corridas, resguardando tres portones en la entrada principal y dos por los laterales, además aparecen los típicos elementos decorativos de frontones rectilíneos.

Iglesia "Los Amigos".

Perteneciente a la rama protestante fue fundada el 14 de noviembre de 1900. Sus miembros también se denominan "Cuáqueros". Tuvieron su origen en Inglaterra e iniciaron su movimiento a principios del siglo XVII, llegando a Cuba procedente de los Estados Unidos.

Para su fundación se alquiló una casa en la Plaza de la Fortaleza, luego se trasladan hacia otro punto en la calle J. Agüero, frente a la Logia "Unión Fraternal", y posteriormente, entre 1901 y 1902 compran un terreno en esta misma calle donde se construye la Iglesia, el colegio y la casa pastoral.

La edificación presenta una cubierta de cuatro faldones de techos de tejas francesas, la fachada al estilo neoclásico con pretil liso, la carpintería es de cuarterones, el campanario está erigido sobre un pórtico con columnas del orden toscazo y sufrió una modificación sustituyéndose el original en forma de pináculo por el que posee actualmente.

Arquitectura militar, (ejemplos importantes).

La triste experiencia producida en América por las repetidas guerras con la nación inglesa, cuyas expediciones encuentran indefensas las costas cubanas dada la escasez de fortificaciones militares; la preocupación del gobierno español sobre la posible influencia en Cuba de las luchas de los territorios hispanoamericanos por mantener su independencia recién conquistada; la afluencia de corsarios sobre nuestras costas, motivan la necesidad de fortificar los puertos. Bajo estas circunstancias, el 16 de enero de 1817 se coloca la primera piedra de la Batería que llevaría el nombre de "Fernando VII" y que terminaría de construirse el 2 de junio de 1818, con un costo inicial de 10 073 pesos y 4 reales.

Esta fortaleza se construyó insinuándose al mar, franqueando la boca de la bahía de donde se podía hacer fuego a las embarcaciones desde que éstas se encontraban mar afuera, en una zona de la costa donde se hacía difícil el desembarco por ser muy abrupta y batir el mar con gran fuerza.

La Batería "Fernando VII" se encuentra separada de la tierra por un foso y el acceso es a través de un puente de madera. La construcción se pronuncia hacia el mar protegida por un parapeto circular formada por dos muros de mampuesto de 0.50 metros cada uno, separados entre sí por un relleno de 0.80 metros de tierra y piedra.

Los muros de mampuesto de las naves que forman dicha construcción tienen 0.50 metros de espesor. Sus techos son en colgadizos, con alfardas de madera, encima presenta un entablamento, terminando el mismo en tejas criollas. Sus puertas y ventanas son a la española, estas últimas están protegidas por rejas de hierro.

En ella se emplearon tres cañones de hierro calibre 24.2, con proyectiles de a 8 y uno del calibre 4, los que miraban hacia el mar, además de poseer un cañón calibre 12, que estaba dirigido hacia la tierra. Este armamento no llegó hasta nuestros días.

En 1988, esta construcción militar se restauró, eliminándose las variaciones que a través de más de cien años se le hicieron y otorgándosele su aspecto original. Un nuevo proceso restaurativo se le practicó en el inicio del siglo XXI, donde se le incorporó portal a las dos naves interiores producto de la investigación y hallazgo del proyecto original, encontrado en el Museo Militar de la Coruña, en España.

Los Cuarteles.

Desde que se establecieron por primera vez los destacamentos gibareños, con tropas de línea, el de artillería en 1820 y el de infantería en 1824, como consecuencia del desarrollo que va adquiriendo el poblado y en sustitución de las milicias del país que cubrían el servicio de la plaza, estas tropas se alojaban en casas particulares alquiladas por el estado, generalmente en la casa de madera situada en Buena Vista (hoy Avenida Rabí), esquina a Dolores (actualmente calle Ricardo Sartorio), que no se conservó para la posteridad.

En 1854, los vecinos más acaudalados de la villa se reunieron para cubrir el presupuesto con vistas a la construcción de un Cuartel donde se alojara el destacamento de infantería y posibilitar así la permanencia de una compañía armada en el pueblo. Ese cuartel se empezó a construir en las alturas de La Vigía, pero al verlo el entonces Capitán General de la Isla (1855) Don José Gutiérrez de la Concha, consideró que la altura de la loma donde se había ubicado el Cuartel resultaba perjudicial para la salud de los soldados, por las fatigas que ocasionaba el ascenso y en consecuencia, ordenó la suspensión de la construcción. Hasta hoy nos han llegado sus ruinas. Consta de un bloque principal de planta rectangular y un martillo lateral, sus muros son de mampuesto; el ladrillo se utilizó como elemento estructural en arcos, columnas y huecos de ventanas, todo a vista. Su acceso principal está conformado por tres vanos en arcos de medio punto.

Esta construcción, aunque inconclusa, es la mayor de carácter militar colonial de nuestra villa. Su ubicación en lo alto de la elevación le confiere un gran valor paisajístico y constituye un punto mirador desde el cual se observa gran parte de nuestra ciudad.

La Muralla y sus respectivos fortines.

La construcción de la muralla de la ciudad de Gibara y sus respectivos fortines obedeció a razones políticas y económicas. La necesidad que tenían los vecinos de la villa de proteger sus bienes e impedir la entrada de los mambises en la llamada "España Chiquita", fueron argumentos decisivos.

La construcción se inició en los primeros años de la década de 1870 y fue concluida alrededor de 1875.

La muralla comenzaba desde la orilla del mar en la parte norte del litoral, lugar que aún se conoce como Punta de Muralla; continuaba subiendo por delante de los Colgadizos hasta la Vigía (parte más alta del pueblo), pasaba por detrás del cementerio hasta terminar pegada a la costa por el otro lado, donde se encontraba la antigua estación del ferrocarril Gibara-Holguín.

El muro construido tenía más de 2 000 metros de longitud, dos metros de altura y 61 centímetros aproximadamente de espesor. De tramo en tramo estaba reforzado por pilares interiores en sus ángulos salientes.

Los muros y pilares interiores, así como los fortines se construyeron con sillarejo y los techos y pisos de los últimos eran de madera, usando además tejas en las cubiertas.

Inicialmente, la muralla contaba con 5 fortines y dos tambores de defensa. Entre 1875 y 1895 se le construyen dos nuevos fortines.

De esta manera lograron los vecinos de Gibara ponerse a cubierto de cualquier sorpresa, pues se hacía guardia permanente, tanto en los tambores de defensa como en los fortines, por soldados de la propia guarnición de éstos y con ayuda de los voluntarios.

Aunque hasta nuestros días no han llegado documentos que lo confirmen, la información oral transmitida de generación en generación afirma que a las seis de la tarde se disparaba un cañonazo que indicaba el cierre de las puertas de la ciudad.

Debe decirse que este tipo de fortificación está dentro de la tipología militar usada en nuestro país a partir de la segunda mitad del siglo XIX y que obedece a los cambios ocurridos en la poliorcética. Gibara fue una de las dos ciudades amuralladas de Cuba (la otra fue la capital del país).

Durante el gobierno del General Ricardo Sartorio Leal, (primer alcalde que tuvo la villa en el período republicano) se ordenó demoler la muralla para el relleno de las calles y ensanchamiento de la ciudad. Aún quedan los restos como testigo de una época.

Centro Histórico actual

En aras de la conservación del Centro Histórico Urbano de Gibara, en 1989, durante la Tercera Sesión del V Período de Mandatos de la Asamblea Municipal del Poder Popular, se aprobó el Reglamento del Centro Histórico de la Ciudad, elaborado por las Delegaciones Municipal y Provincial de Monumentos y la Dirección Provincial de Planificación Física, donde se demarcaba el área a conservar como tal.

En el año 2003 dicho Reglamento sufrió una leve modificación, aprobada por los organismos correspondientes, en cuanto a la delimitación del Centro Histórico Urbano de Gibara, donde se definió el mismo a partir de la evaluación de la zona de alto valor histórico, arquitectónico y ambiental y mayor grado de conservación, definida por:

  • El norte: la calle Mariana Grajales.

  • El sur: la calle Francisco Vicente Aguilera.

  • El este: el litoral costero.

  • El oeste: la calle Maceo.

EVALUACIÓN DE LA CONSERVACIÓN DEL CENTRO HISTÓRICO URBANO.

El Centro Histórico de Gibara ocupa 40 manzanas, abarcando un área de 27.2 hectáreas que representa el 15.6 % del total de área urbanizada de la ciudad (173.7 hectáreas) y el 14.3 % del área total (190 hectáreas). En ella se asientan 3394 habitantes, o sea el 19.7 % del total de habitantes (17240) del núcleo, teniendo una densidad de 124.8 habitantes por hectáreas y 4.8 habitantes por viviendas.

Los resultados del inventario de localización reflejan que del total de inmuebles contabilizados 828, el 62.2 % pertenecen al siglo XIX y el 37.8 % al siglo XX.

De acuerdo a la función original de las edificaciones hay predominio de las construcciones domésticas, 88.6 %, aún cuando en la actualidad no todas se usen para esta función.

En cuanto a la integridad el 89.6 % corresponde a las edificaciones sin transformación o poca transformación. Estos índices se corresponden con transformaciones a nivel de fachada en la carpintería, vanos y techos, a nivel de planta al dividirse y subdividirse los inmuebles tanto por particulares como por el Estado, como resultado de insertar en edificaciones, sin estudio previo, nuevas funciones, para las que no fueron creados los mismos. La falta de mantenimiento ha dado lugar a la perdida de elementos característicos de la ciudad: pretiles, corredores alrededor de las plazas, piñas de remate, aleros, herrería y otros elementos de decoración, así como la población, ante la imposibilidad de restaurar y conservar su vivienda, tiende a sustituir y crear nuevos elementos que le son más factibles de realizar, llegando inclusive a alterar la línea de fachada al introducir el medio portal, marquesina, etc.

De la valoración integral realizada en relación con la conservación de elementos originales y su significación cultural se concluye que el 57.7 % de construcciones consideradas, corresponden a los grados de protección I y II y el 41.5 % a los grados III y IV.

PROBLEMÁTICA ACTUAL DEL CENTRO HISTÓRICO URBANO.

EVALUACIÓN URBANÍSTICA.

La ciudad mantiene su estructura urbana original, conservando una imagen de alta calidad, aunque se han edificado algunas construcciones carentes de estudios de integración con las tipologías existentes en el área, los colores aplicados a los inmuebles tampoco se corresponden con las características y época de las construcciones y no existe un mobiliario, ni gráfica urbana que armonice con el entorno, todo lo que indudablemente afecta desde el punto de vista estético formal y ambiental la imagen de la villa.

La red vial se encuentra pavimentada, aunque en los últimos años ha sufrido deterioro. Como la frecuencia de uso no es alta, no existe contaminación sónica por este concepto, ni graves congestionamientos, con excepción de la calle Independencia que al ser una arteria vehicular principal del núcleo y la zona de comercio más importante, genera cargas y descargas de mercancías, a lo que se suma la estrechez de sus aceras, interrumpidas además por postes del alumbrado eléctrico, trayendo por consecuencia que el transeúnte utilice la calle como medio de circulación.

USO DE SUELO, EQUIPAMIENTO DE NIVEL DE CIUDAD Y FRECUENCIA DE USO.

El territorio que analizamos de acuerdo a las funciones predominantes está conformado por una zona central cuyo carácter es polifuncional y una zona periférica que bordea a la anterior donde la función predominante es la residencial, la que representa el 86 %.

El carácter polifuncional del área central que coincide con el centro de ciudad y el centro tradicional, se debe a que en el mismo coexisten instalaciones con diferentes usos y funciones como son: de servicio, comercio, gastronomía, turismo, cultura, educación, Salud Pública, administración, deporte, etc. Existen además instalaciones productivas, talleres y almacenes, algunos de ellos incompatibles con el centro, pues establecen relaciones inarmónicas o indeseables tanto con las construcciones como con la funcionabilidad del área.

Según el programa mínimo de infraestructura social para este asentamiento existe un déficit en el equipamiento requerido a instalar en el centro para dar servicio a la población del núcleo, tal como consultorios médicos, círculos infantiles, bar, hotel, cabaret, óptica, palacio de matrimonio, lavandería de autoservicio, áreas deportivas, entre otros.

Además, en la trama urbana no están distribuidos los servicios de acuerdo a un balance de actividades que permita una animación de toda la zona central, así como tampoco de horarios, lo que hace que su frecuencia de uso sea fundamentalmente diurna.

ESTADO TÉCNICO CONSTRUCTIVO.

La tipología arquitectónica, que en su mayor número corresponde a la arquitectura cubana del siglo XIX y principios del XX, crea una situación compleja a la hora de intervenir en los inmuebles debido al deterioro propio por su antigüedad, el escaso trabajo de mantenimiento durante años y la complejidad de las técnicas constructivas antiguas que requieren. Las cifras indican que el 42.6 % del total de edificaciones están en buen estado, el 33 % en estado regular y el 24.4 % se encuentra en mal y pésimo estado. La situación más difícil está relacionada con las cubiertas al ser éstas de madera (material muy deficitario) recubiertas de tejas y la carpintería, también de madera.

REDES TÉCNICAS.

El área es abastecida en su totalidad por la red de acueductos y electricidad. La zona evacua sus residuales mediante fosas, ya que carece de alcantarillados, lo que provoca contaminación en el nivel freático subterráneo.

INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS.

La Dirección Provincial y Municipal de Planificación Física y las Delegaciones Municipal y Provincial de Monumentos en aras de obtener criterios que apoyen los estudios destinados a garantizar la conservación del Centro Histórico y sus monumentos, realizó una investigación a través de encuestas cuyos resultados mostraron que la población tiene una actitud positiva ante la preservación de la ciudad y sus habitantes esperan que Gibara se desarrolle como centro de arte y cultura y que puedan materializarse todas sus potencialidades turísticas.

PLAN DIRECTOR.

El Plan Director, como instrumento del Gobierno del territorio que posibilitaba planificar, coordinar y regular el proceso de desarrollo y transformación del municipio e ir poniendo en práctica gradualmente las políticas de desarrollo definidas. Fue confeccionado en 1987.

Debido a la reorientación que se ha tenido que realizar en el país en el orden económico, perdió actualidad y eficacia para continuar su aplicación y tomando como base las nuevas condiciones económico-sociales por las que atraviesa el país, se culminó el Plan de Ordenamiento Territorial por parte de la Dirección Provincial de Planificación Física. Sin embargo consideramos que el mismo no ha tenido una correcta aplicación por parte de las autoridades administrativas del territorio en lo referente a la conservación del área con valores patrimoniales declarada Monumento Nacional.

Estrategia para la conservación del Centro Histórico

La preservación de los valores del Centro Histórico, la riqueza de sus formas arquitectónicas y su trama urbana, plantean problemas complejos, cuyas soluciones habrá que buscarlas en primer lugar, en el respeto a la identidad histórico-cultural, por tanto será mucho mejor definir su rol en un contexto socioeconómico distinto al que fue creado. Se trata de determinar un proyecto de revitalización de un conjunto urbano con notables valores culturales que ya no tiene las funciones que motivaron su nacimiento y desarrollo e insertarlo en las nuevas condiciones socioeconómicas que viven el territorio en particular y el país en general.

Potencialmente este proyecto tiene valor histórico cultural relevante pues está encaminado a proteger las fuentes objetivas del conocimiento histórico y garantizar la permanencia de la significación del monumento, pero adquiere además una importancia económica por los ingresos que le puede generar su utilización y un efecto social, dadas las fuentes de empleo que admitiría en una ciudad donde actualmente existe un gran desbalance entre la población de edad laboral y el número de puestos de trabajo, lo que ha traído consigo un gran potencial de fuerza laboral disponible.

El Centro Histórico de Gibara requiere un programa integral de recuperación enmarcado en los planes económicos-sociales de la ciudad, que integre y propicie la solución de los problemas que afectan a la comunidad que la habita, al tiempo que se trabaje en la revitalización cultural, social y turística, hasta convertirlo en un atrayente foco de interés dentro de las proyecciones nacionales e internacionales del país.

El programa debe concebirse previo estudio y revisión de la estructura técnico-constructivo y administrativo que pueda materializarlo, del potencial cultural, natural y humano que existe y teniendo en cuenta la efectividad económico-social del mismo.

Como premisa, se enfatizaran los trabajos de conservación que permitan prolongar la vida útil de la mayor cantidad de inmuebles y utilizarlos adecuadamente, reservando la restauración exhaustiva para las edificaciones de valor excepcional.

Debe preverse de forma gradual planes dirigidos hacia aquellas plazas, zonas, ejes o edificios de más alto valor monumental o ambiental, creándose progresivamente circuitos o polos de animación.

Incorporar el patrimonio cultural intangible a esa trama urbana y arquitectónica, de manera que la recitación de las tradiciones sea viva y no escenografita, es prioridad insoslayable.

Por último, debe concebirse una poderosa y bien estructurada campaña con relación a la protección del Centro Histórico, que involucre a todas las autoridades, organismos, instituciones y pueblo en general, en el empeño de que Gibara pueda renacer y ocupar el lugar que le corresponde, como excepcional sitio de atracción histórica, cultural, científica y turística.

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Autor:

Alberto Mora Reynaldo

Partes: 1, 2, 3
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