- La religión y la región
- El libro de los mormones: las 33 mujeres secretas de Joseph Smith
- La historia rodeada por lo secreto
- Motivos mixtos
- La poligamia en el derecho islámico
- Poliandria
- Bibliografía
Calouste Gulbenkian (1896-1972) — billonario petrolero a los 21 años de edad — autodidacta y filántropo, creía que para mantenerse joven a su tierna edad de 80 años, tenía que mantener, por lo menos, una amante de dieciocho años. (Véase: The Prize por D. Yergin).
Gulbenkian no estaba muy solo en sus creencias.
El hombre moderno iguala su virilidad, su valor y su sabiduría con el número de mujeres que puede obtener. La infidelidad la masculina (por supuesto) para muchos es un instinto y aun virtud — si se vive en la República Dominicana o, si se vivía en el Pleistoceno, donde fuera requerimiento cuasi ineluctable.
Quizás en los cinco millones de años que nos separan de nuestros precursores afarensis, era posible que se concibiera a las mujeres como seres de complexión y constitución inferior cuya dependencia en el hombre era extrema y que aceptaría que, para proteger a sus descendientes, fuera mejor admitir que el hombre la cargara con la compañía de otras concubinas para asegurar el soporte del mismo. Ahora bien, con la evidencia creciente de que la mujer moderna compite a la par con el hombre en todo, desde la corrida de maratones hasta los negocios más complicados. Esto hace que la posibilidad de que la poliandria también sea una opción para ellas — en un mundo más balanceado que aproxima la igualdad de los sexos en todos sus aspectos.
Ocurre en otras localidades
En el Tíbet y en algunas tribus esquimales, varones comparten entre ellos la misma mujer, debido a la escasez de tierra, de hembras y de recursos.
En otras palabras, la ecología en esos casos determina y controla el comportamiento sexual de las sociedades — como todo lo demás controla.
Pero, no ignoremos la semántica. En lo antedicho, expresamos que "hombres comparten" la misma mujer. No que la mujer acapara muchos hombres. Existe una diferencia que minimiza el poder de la mujer, manteniéndola en la condición de "ser compartida" — como un objeto de placer.
A. afarensis
La religión y la región
En nuestra cultura opulenta de los trópicos donde la proliferación de la flora y la fauna es ilimitada, ya que no existen las estaciones friolentas donde la reproducción cesa, aun algunas de las pacientes que sufren de la anorexia severa, mantienen sus períodos, saliendo embarazadas exitosamente a pesos ante-pubescentes. (Véanse mis ponencias al respecto y Female Fertility and the Body Fat Connection por R. Frisch).
Aquí es común que el hombre humilde abandone a varias mujeres después de haber completado su fecundación, o si es exitoso, que mantenga una caterva de amantes instaladas en la mejor de las condiciones, como prueba de su hombría y de su éxito económico/político/social.
Pero existen varias religiones en el mundo cuyos dogmas están basados en la poligamia — ya que ninguna promulga la poliandria.
El libro de los mormones: las 33 mujeres secretas de Joseph Smith
El asunto de la poligamia de Joseph Smith, fundador del mormonismo (conocido oficialmente como La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y hoy, inspiración de la serie Big Love) tiende a polarizar a los que se enfrentan con él. Y en verdad, es difícil quedar indiferente cuando se examinan los hechos. Un estudio histórico revela lo siguiente:
Joseph Smith tomó por lo menos treinta mujeres como esposas
Tuvo relaciones físicas y amorosas con todas ellas, bajo el pretexto de que Dios exigía ese comportamiento de él
Hizo todo lo posible para ocultarlo todo a su primera esposa Emma, a quien, obviamente temía, porque ella sabía que su marido era un charlatán misógino y estúpido
El libro de Todd Compton, titulado, In Sacred Loneliness: The Plural Wives of Joseph Smith [En Soledad Sagrada: Las Esposas Plurales de Joseph Smith], es un estudio que carece del sensacionalismo que tanto caracteriza muchas obras acerca de este tópico. El propósito de la obra es el de iluminar con la verdad y la razón este soez segmento de la historia mormona.
Para poder entender la poligamia de Joseph Smith, hay que ponerlo dentro de su contexto histórico. Esto lo hace Compton, un mormón dedicado, quien afirma que Joseph Smith fue profeta verdadero. Él trata con respeto el gran tesoro de fuentes históricas que utiliza resultando en una obra bien documentada. Como consecuencia no deja excusa para los quienes intentan defender o acusar a Smith a base de evidencia incompleta.
Poniendo a la poligamia en su contexto
El libro, En Soledad Sagrada, ubica la poligamia mormona en su lugar debido, y donde mejor se entiende —– dentro del contexto de las vidas de los hombres y mujeres que la vivieron en el siglo XIX. Para lograr esto, Compton provee un atisbo a la práctica de la poligamia del punto de vista de cada una de las mujeres que llegaron a ser esposas de Joseph Smith. También incluye las reacciones de las familiares de estas mujeres. Dedicando un capítulo entero a cada mujer, y empezando el relato antes de su nacimiento, incluyendo en la narrativa su niñez, sus familiares, y las reacciones de la mujer y su familia cuando Joseph le convide ser su esposa y vivir "el principio" —– un término para la poligamia usado por los mormones fieles.
Dado que una mayoría de los mormones y sus vecinos no-mormones consideraban a la poligamia algo inmoral, el hecho de que Joseph Smith lo practicaba en secreto produjo unas reacciones muy fuertes. Por ejemplo, el autor provee la siguiente respuesta de Benjamin Johnson cuando Smith le pidió la mano de su hermana, Almera. Smith dijo que Dios le estaba mandando que tomara aun más esposas.
Benjamin expresó su reacción:
"Sus palabras me asombraron, y por poco me quitan el aliento — me senté por un rato y quedé estupefacto, y casi listo de reventarme de emoción… En casi una agonía de sentimiento… le miré directamente a la cara, y dije: "Hermano Joseph, esto es algo que nunca anticipé y que no comprendo, ¿tú sabes si esto es correcto? Yo no. Yo quiero hacer tal como me dices, y bien trataré. Pero, si en cualquier tiempo llego a saber que has hecho esto para deshonrar y seducir a mi hermana, te mataré tan seguro como vive el Señor"".
Emma Smith
El poder de la sugestión. Nunca Benjamín "pensó" que Joseph fuera engañoso, porque para él mismo, la poligamia era atractiva.
Convencidos de que Joseph era profeta, Benjamin y Almera consintieron al matrimonio, y en abril del 1843 Almera se hizo esposa número 21 de Joseph Smith. Joseph tenía 38 años y Almera los 30 en ese entonces. Benjamin provee detalles de la ceremonia que muy pocas veces fueron inscritas, cuando escribe, que después de la ceremonia, "el profeta me pidió que llevara mi hermana a que ocupara el Cuarto no. 10 en la Casa Mansión de Joseph durante su tiempo en la ciudad". Más tarde en su narrativa Benjamin escribió, que tres semanas después de que él [Benjamin] y Almera regresaron a casa, "El profeta otra vez vino y estando en mi casa, ocupó el mismo dormitorio y la misma cama con mi hermana, que él había ocupado un mes anterior con la hija del ya difunto Obispo Partridge como esposa". No se sabe si esto refiere a Emily Dow Partridge quien tenía 19 años, o a su hermana Eliza Marie Partridge de 22 años, pues Joseph había tomado a ambas como esposas plurales los días 4 y 8 de marzo, respectivamente. Inicialmente, ninguna de las dos sabía que Joseph se había casado con su hermana, pues todo esto lo hacía Joseph Smith secretamente.
La obra de Compton demuestra imparcialidad, precisión y sobre todo balance. No se desvía por los aspectos sensacionales de la poligamia de Joseph –— como, por ejemplo, el hecho de que once de sus esposas tenían menos de 20 años. Pero Compton también rehúsa ignorar u ocultar los hechos, tan inquietantes como sean. Sus observaciones e interpretaciones del material asumen que Joseph Smith era verdaderamente profeta, pero no procura soslayar el material histórico que pone en duda el carácter de Smith. En su comentario, el autor provee entendimiento y perspectiva que ayuda a que sus lectores lleguen a sus propias conclusiones.
Compton emplea citas extensas tomadas de cartas, revistas, diarios, recuerdos familiares, y documentos legales, para cumplir con su meta de hacer vivir a cada mujer, "dando al lector una muestra de la manera en que ella hablaba, pensaba, sentía y creía, evocando humor y la humanidad de cada uno, algo que muchas veces es ignorado cuando se trata de una persona controversial o sobre-idealizada". Estas fuentes de información permiten que el lector siga la vida de cada mujer hasta el punto de y al pasar por medio del trauma del asesinato de Smith, y también los cambios en su vida por ser viuda, y la difícil migración al valle de Salt Lake que muchas hicieron.
Para la mayoría de estas mujeres, la poligamia sería un constante modo de vivir, ya que muchas de ellas se hicieron esposas plurales de otros líderes mormones como Brigham Young y Heber C. Kimball.
La historia rodeada por lo secreto
Mientras Compton nos lleva tras las vidas de cada mujer, su tesis emerge con notable claridad. Por un lado, estas mujeres reverenciaron la poligamia como una obligación sagrada, pero por otro lado lucharon con el desanimo y la soledad que tanto resultaba. El autor admite que difícil es su tarea de presentar un retrato completo y correcto, diciendo, "Como la poligamia inicial fue secreta y no oficialmente documentada, hay muchas inseguridades en aun una descripción conservadora y cuidadosamente documentada de la familia extendida de Smith". El caso del matrimonio de Joseph con Sarah Ann Whitley que tenía apenas 17 años, es buen ejemplo del secreto en extremo que rodeaba la poligamia de Joseph. Pero también muestra la maestría de Compton en usar el record histórico para reconstruir los eventos en cuestión.
Bringham Young con sus 21 esposas…
En la primavera del 1842 Joseph Smith fue en privado a su buen amigo Newell K. Whitney, un hombre quien Smith había puesto como Obispo Presidente. A este hombre y su esposa, Smith presentó su doctrina de matrimonio plural. Después de esto, Smith, ya de 36 años, les explicó que Dios le había mandado a que casase con su hija mayor, Sarah, la cual tenía 17 años. Joseph produjo una revelación que prometía salvación eterna para Newell y su esposa si obedecen este nuevo mandamiento. La revelación decía:
"De cierto, así dice el Señor a mi siervo N. K. Whitney, la cosa que mi siervo Joseph les ha hecho saber a ti y a tu familia, y del que se han puesto de acuerdo está correcto en mis ojos y os será galardonados sobre vuestras cabezas con honor, inmortalidad y vida eterna para toda su casa".
La revelación continuó con las palabras para la ceremonia, incluyendo la siguiente proclamación, "Ahora pues, doy a ti, Sarah A. Whitney, mi hija, a Joseph Smith, para ser su esposa, para observar todos los derechos entre ambos que pertenecen a esa condición".
Compton comenta:
Esto fue un matrimonio para el tiempo y la eternidad. Las referencias a un "posterioridad" y los "derechos" de matrimonio sugieren que el matrimonio tendría una dimensión física, consistente con la evidencia para los otros matrimonios de Joseph.
Curiosamente, aunque el padre de Sarah había autorizado su matrimonio con el profeta, Joseph percibió que Horacio (el hermano mayor de Sarah) estaría opuesto a ello, así que [Joseph] lo mandó al Este para cumplir una misión: "Pero Joseph temió revelar (su matrimonio a Sarah Ann), creyendo que los hermanos Higbee dispondrían a Horacio en contra suya, pues ya habían causado problemas serios, y por esta razón él [Joseph] favorecía la idea de que fuera lejos". Esta es una referencia importante, ya que demuestra que Smith podría usar los llamamientos a una misión para los varones de la familia para así quitar la posibilidad de oposición a sus matrimonios plurales.
Cerca de un mes más tarde, Smith escribió una carta a los Whitneys pidiendo que les viniera a visitar en secreto y traer a su hija, pero también precaucionó: "la única cosa en que hay que tener cuidado es el de saber cuando viene Emma (la primera esposa de Smith) pues entonces no puedes estar seguro, pero cuando no esté ella, entonces hay perfecta seguridad…
"Solamente cuídense de escapar observación, tanto sea posible, yo sé que es un esfuerzo heroico; pero tanto la mayor amistad, y la mayor alegría, cuando os veo, les diré todas mis planes, pero no puedo escribirlas en papel, por lo tanto quemen esta carta tan pronto la lean; mantengan a todo encerrado dentro de sus pechos, en ello mi vida depende. … Concluyo a mi carta, pienso que Emma (su esposa) no vendrá esta noche si no llega, no fallen en venir esta noche, les os subscribo su obediente, cariñoso compañero y amigo, Joseph Smith".
Joseph Smith
Observa Compton, "La atmósfera clandestina de esta carta es típica de la poligamia de Nauvoo" (Nauvoo, Illinois, próxima a Saint Louis era la ciudad donde, en el comienzo, vivían Joseph Smith y sus seguidores).
Unos nueve meses después Joseph arregló una boda fingida, en el cual él ofició para casar a Sarah Ann y Joseph Kingsbury para ocultar su propia relación polígama con ella.
Compton escribe:
Historiadores de poligamia bien recordarán a Sarah Ann Whitney Smith, Kingbury Kimball como un participante en la única bien documentada boda "fingida" que orquestó Joseph Smith para ocultar su propio matrimonio polígamo –— un interesante ejemplo de lo extremo a que iría Smith para preservar lo clandestino del matrimonio plural. Su sellamiento [el de Sarah] a Smith tiene significado también en que demuestra un matrimonio dinástico clásico entre Smith y una familia importante de la iglesia, un matrimonio que aseguraba para los Whitneys bendiciones eternas y una conexión importante al profeta mormón en esta vida.
Templo en Nauvoo
Templo en Salt Lake City
Motivos mixtos
Si hay algún aspecto del trabajo de Compton que no cumple, sería la facilidad con que atribuye principalmente una motivación social a los matrimonios plurales de Smith y la manera en que evita el asunto de inmoralidad sexual. En los casos de Sarah Ann Whitney (17 años) y Helen Mar Kimball (14 años), donde Smith buscó las hijas de los primeros líderes de la iglesia mormona, Compton rápidamente identifica un interés dinástico por parte de Joseph. En otras palabras, Joseph procura establecer una relación profunda y perdurable con los parientes y unirlos a sí mismo. Casarse con su hija joven, es el medio de conseguir ese fin. Mientras Compton presenta algo de la evidencia que los padres entendieron este aspecto dinástico y hasta apreciaron una relación más personal con el profeta como resultado, existe poca prueba que sugiere que los padres entendieron esto como el fin de Joseph en vez de un resultado natural del matrimonio entre Joseph y su hija. Además, hay otra prueba que indica en contra de una motivación dinástica, pues Compton afirma que "no hay evidencia en otro lugar que Smith se casó solamente por eternidad, sin incluir el tiempo presente". En su favor, Compton no elimina como motivo de Joseph Smith el deseo sexual. Después de revisar los datos respeto a las edades de sus esposas plurales de Smith, Compton reconoce que:
"Estos datos sugieren que una atracción sexual formó parte importante de la motivación para la poligamia de Smith. De hecho, el mandato de multiplicar y llenar la tierra fue parte de la teología de la poligamia, así que un matrimonio no-sexual por lo general no fue parte del programa poligamita tal como lo enseñara Smith".
Todo esto revela una imagen de Joseph Smith, muy distinta a la que es presentada a los adeptos de la iglesia mormona. Y en algunas partes hasta se ha comenzado, convenientemente, a negar que Joseph Smith practicó la poligamia. Esto ocurre especialmente en países donde no se habla el inglés y donde no se tiene acceso a la documentación histórica. Pero la evidencia es abundante y es clara — Joseph Smith utilizó su posición e influencia como profeta para casarse clandestinamente con mujeres jóvenes y disfrutar de relaciones sexuales con ellas, haciendo todo lo posible para ocultarlo de su primera esposa. ¿Acción de un verdadero profeta de Dios?
Ahora avanzamos a otra religión polígama
La poligamia en el Derecho islámico
El propósito de esta lección ha sido llegar a conocer con mayor profundidad el ejercicio de la poligamia en el Derecho islámico. Consta de una primera parte en la que se revisa de manera muy general el hecho del matrimonio islámico para luego adentrarnos, primero desde una posición histórica, en las posibles causas de la aparición de la poligamia.
Acto seguido, se pasa a dar una visión, siempre desde la perspectiva del islamista, sociológica del porqué y posibles beneficios de su legislación. Finalmente, desarrollo la figura de la poligamia desde su perspectiva más jurídica, que es como está recogida en el Corán.
El matrimonio Islámico
No se puede concebir la vida social sin regular de algún modo la conducta humana y, dentro de ella, el comportamiento sexual. Bajo la urgencia del impulso sexual el ser humano puede comportarse de modo que amenace las relaciones de cooperación sobre las que resta la vida social. Así pues, el sexo es crucial para la pervivencia social y para el desarrollo individual, ya que encierra profundas gratificaciones psicológicas. Por esta razón el Islam pone un gran énfasis en el matrimonio, fuera del cual no se autorizan las relaciones sexuales, por el amplio número de fines que persigue:
• Gratificación sexual y emocional.
• Procreación legítima.
• Situación social.
• Abordaje de alianzas intrafamiliares.
• Solidaridad de grupo.
• Cumplimiento de un acto religioso.
Sin embargo, el matrimonio no es un sacramento, puesto que la idea de sacramento surge donde hay un cuerpo eclesiástico establecido y se concibe el matrimonio como una especie de sentencia moral. Además, la distinción entre lo que es sagrado y lo que no lo es nunca se ha explicitado en el Islam, antes al contrario, toda acción o transacción tienen implicaciones religiosas. (Véase mi ponencia: La Ley Natural… en monografías.com).
El matrimonio posee una naturaleza contractual, requiere el mutuo consentimiento, está abierto a condiciones adicionales que se pueden negociar, puede disolverse y sus términos pueden alterarse dentro de los límites legales. Es una institución divina que tiene elementos del Din arábigo y del contrato civil.
Condiciones del matrimonio
La normativa para establecer un matrimonio carece de complicaciones, como se puede comprobar en la siguiente enumeración de requisitos:
• Una propuesta y una aceptación claras y explícitas, oralmente si la pareja está presente o por escrito.
• Un firme compromiso ante Allah, ante uno mismo y entre sí.
• La entrega de una dote por parte del marido.
• La presencia de dos testigos, como símbolos de la sociedad.
De hecho la publicidad diferencia las uniones legítimas de las ilegítimas. Por esta razón se anima a celebrar las bodas y se favorecen las fiestas en tales ocasiones.
Los derechos de la mujer
Puesto que el Corán y la Sunna del Profeta ordenan bondad hacia la mujer, es responsabilidad del marido convivir con su mujer de forma bondadosa y justa. Una consecuencia específica de este mandato divino es que el marido es responsable del mantenimiento de la mujer, una tarea que ha de cumplir gozosamente, sin reproches o malos temperamentos.
Una de las más viejas costumbres es el reconocimiento del derecho a dote a la mujer por parte del hombre con motivo del matrimonio. El derecho de la esposa a la manutención queda establecido por la autoridad del Corán, la Sunna, el acuerdo unánime de los juristas y la razón y el sentido común. A este respecto es indiferente que la mujer sea musulmana o no, rica o pobre y, joven o mayor, sana o enferma. Adquiere este derecho por estar entregada a la compañía del marido y permanecer apegada a su hogar, o por la simple razón de ser esposa. Sin embargo, la manutención no es una pura ecuación matemática o una transacción comercial calculada. La esencia del matrimonio es compasión y el marido ha de cumplir con sus obligaciones financieras de forma generosa y desprendida. Además de los derechos materiales, la mujer tiene el derecho de ser tratada con equidad, a que se respeten sus sentimientos y se le trate con bondad y consideración. Como una extensión de esto se infiere que el marido no debe retener a la mujer con la intención de hacerle daño o limitar su libertad. Si no tiene amor o simpatía por ella o ella quiere emprender un nuevo camino, no debe interponerse.
Desde el sexo y el afecto, con sus manifestaciones, que es lo más íntimo de las relaciones hasta la economía, que es lo más externo y determina la ubicación social, el grado de bienestar y el estilo de vida, pasando por la comprensión y la aceptación, ambos, marido y mujer, tienen roles que han de desempeñar con reciprocidad. El equilibrio entre estos factores —sexo, comunicación, proyección social— se baraja como criterio de idoneidad de la pareja, a la que se le exigen o de la que se esperan determinadas respuestas en estos campos.
Los derechos del marido
La principal obligación de la esposa es contribuir al éxito y bendición del matrimonio en la medida de lo posible. Estar atenta al bienestar del marido, no ofenderle ni herir sus sentimientos. De aquí derivan el resto de las obligaciones: obedecer, lo que Allah manda que obedezca, no permitir a ningún otro hombre el acceso a la intimidad sexual ni estar a solas en compañía de otros sin el permiso del marido, para evitar celos, habladurías y sospechas.
La cuestión de la obediencia al marido es, con toda probabilidad, la que más debates suele originar. Queda establecido que la mujer no ha de obedecer al marido, sino que debe obedecer lo que Allah manda, es decir ha de obedecer lo lícito: que no reciba visitas y/o regalos de otros hombres, que no abandone la casa si el marido no lo juzga conveniente y que le siga si decide cambiar de domicilio.
La base textual de la obediencia en el Islam son dos versículos del Corán (4:34) y (2:228).
En éstos se afirma que los hombres están un grado por encima de las mujeres y son sus guardianes y protectores. La interpretación de varios ulemas y exegetas del Corán nos dicen que este grado superior se refiere a la mayor responsabilidad del hombre, y esto se interpreta así por la frase coránica "por lo que gastáis en ellas", meramente comercial. Por otra parte se dice que Dios ha destacado a unos sobre otros y de aquí se ha llegado a veces a la idea de que "todos" los hombres están sobre "todas" las mujeres, probablemente como reflejo de las condiciones sociales del momento y de las disposiciones mentales dominantes. En realidad del versículo sólo puede extraerse que en efecto, los hombres son guardianes y protectores de las mujeres, y tienen un grado mayor de responsabilidad en cuanto al sustento de la familia.
Por supuesto, las leyes del Corán fueron redactadas por hombres — y débiles…
El hecho de que, dentro de la familia, el hombre detente el poder instrumental y financiero no significa que sea superior en todos los ámbitos. Los hombres desempeñan mejor ciertas tareas y las mujeres otras, es la cualidad de nuestra especie. La autoridad del marido no es despótica, está limitada por los principios éticos del Corán y se basa en la equidad, en la compasión, la responsabilidad y la conciencia, que son los principios que subyacen a la relación entre los esposos en el esquema islámico.
Poligamia
Perspectiva Sociológica
En la mayoría de las sociedades humanas, hay un número mayor de mujeres que de varones.
En Estados Unidos hay, por lo menos, ocho millones más de mujeres que de hombres. En un país como Guinea hay 122 hembras por cada 100 varones. En Tanzania, hay 95.1 varones por 100 hembras. ¿Qué debe hacer una sociedad ante una proporción tan desequilibrada entre los sexos? Hay varias soluciones: algunos sugieren el celibato, otros preferirían el infanticidio de las hembras; lo cual todavía sucede en algunas sociedades de nuestro tiempo, como China. Otros pueden pensar que la única salida es que la sociedad tolere todas las modalidades de diferencia sexual: la prostitución, el sexo fuera del matrimonio, la homosexualidad, la bisexualidad, y otras. Para algunos grupos, como la mayoría de las sociedades africanas de hoy, la solución más honorable es permitir el matrimonio polígamo como institución cultural y socialmente aceptada.
Un punto que a menudo suele malinterpretarse en Occidente es el hecho de que las mujeres de otras culturas no necesariamente ven la poligamia como un signo de degradación. Por ejemplo, muchas novias africanas jóvenes, cristianas, musulmanas o de otra creencia, preferirían casarse con un hombre casado que haya demostrado ser un marido responsable — de ahí vienen las queridas. Muchas esposas africanas instan a sus maridos a que consigan una segunda esposa para no sentirse solas. Un estudio de más de seis mil mujeres, de edades comprendidas entre los 15 a los 59 años, realizado en la segunda ciudad más grande de Nigeria, mostró que el 60 por ciento de estas mujeres estarían contentas si sus maridos tomaran a otra esposa. Sólo el 23 por ciento expresó enojo ante la idea de compartir a su marido con otra esposa. El setenta y seis por ciento de las mujeres –– en un estudio realizado en Kenia –– considera positivamente la poligamia. En un estudio emprendido en la Kenia rural, 25 de cada 27 mujeres consideraron que la poligamia es mejor que la monogamia. Estas mujeres sienten que la poligamia puede ser una experiencia feliz y beneficiosa si las esposas cooperan entre sí.
El problema del desequilibrio en la proporción de los sexos se torna verdaderamente problemático en tiempos de guerra. Las tribus de los aborígenes americanos sufrían graves desproporciones entre los sexos a causa de las bajas que se producían tras las batallas. Las mujeres de estas tribus, que de hecho disfrutaban de un estatus bastante alto, aceptaron la poligamia como la mejor protección frente a la alternativa de ser excesivamente tolerantes en materia sexual. Los colonos europeos, sin ofrecer a cambio ninguna alternativa, condenaron esta poligamia del indio como 'salvaje' — aunque ellos seducían en serie cuantas mujeres pudieran.
Después de la segunda guerra mundial había en Alemania 7, 300,000 más mujeres que hombres (3.3 millones de ellas eran viudas). Había 100 hombres de entre 20 a 30 años por cada 167 mujeres de esa misma edad. Muchas de estas mujeres necesitaban un hombre no sólo como compañero sino como proveedor de bienes para la casa en un tiempo de miserias y penalidades inconcebibles. Los soldados de los Ejércitos Aliados victoriosos se aprovecharon de la vulnerabilidad de estas mujeres. Muchas muchachas jóvenes y viudas mantuvieron relaciones con miembros de las fuerzas de ocupación. Muchos soldados americanos y británicos pagaban sus placeres mediante cigarrillos, chocolate, y pan. El mundo de hoy posee más armas de destrucción masiva que nunca y las Iglesias europeas podrían, más tarde o más temprano, verse obligadas a aceptar la poligamia como la única solución. (Véase el estudio más autoritativo en este asunto: The Sexual History of the World War por M. Hirschfeld).
Malthus no estaba del todo equivocado. Véanse mis artículos al respecto.
En nuestros días, la poligamia sigue siendo una solución viable para alguno de los males sociales de las sociedades modernas. Las obligaciones comunitarias que el Corán menciona en relación con la licitud de la poligamia son en la actualidad más factibles en algunas sociedades Occidentales que en África. Por ejemplo, en los Estados Unidos de hoy, hay una severa crisis de este tipo en la comunidad negra. Uno de cada veinte varones negros jóvenes puede morir antes de alcanzar los 21 años. Para los que están entre los 20 y los 35 años de edad, el homicidio es la principal causa de muerte. Además de que muchos varones negros están en paro, en la cárcel, o sumidos en la drogadicción. Como resultado, una de cada cuatro mujeres negras de 40 años nunca se ha casado, en comparación a una de cada diez entre las mujeres blancas. Es más, muchas negras jóvenes son madres abandonadas antes de los 20 años y se encuentran necesitadas de provisión.
La consecuencia final de estas trágicas circunstancias es que un número creciente de mujeres negras está comprometida con lo que se denomina un 'hombre compartido'. Es decir, muchas mantienen relaciones con hombres casados. Las esposas ignoran frecuentemente el hecho de que están 'compartiendo a sus maridos' con otras mujeres. Algunos analistas de lo que se denomina 'la crisis del hombre-compartido' recomiendan enérgicamente a la comunidad afro americana una poligamia de consenso como solución temporal a la escasez de varones negros hasta que se emprendan las necesarias reformas en la sociedad americana a más largo plazo.
Belleza africana
Aquí esta condición, existe de facto…
Por poligamia de consenso ellos entienden una poligamia que sea asumida por la comunidad y en la que todas las partes involucradas estén de acuerdo, en lugar del secreto que normalmente envuelve al sistema de hombre-compartido que resulta perjudicial tanto para la esposa como para la comunidad en general. El problema del hombre-compartido en la comunidad afro americana fue el tema de una mesa redonda que tuvo lugar en la Temple University de Filadelfia el 27 de enero de 2005. Algunos de los participantes recomendaron la poligamia como remedio potencial para la crisis. También sugirieron que la poligamia no debería estar prohibida por ley, particularmente en una sociedad que tolera la prostitución y las amantes, como sucede en nuestro país.
Philip Kilbride, antropólogo americano de formación católica romana, en su provocativo libro, El matrimonio polígamo en nuestro tiempo, propone la poligamia como gran solución a algunos de los males de la sociedad americana. Defiende que el matrimonio polígamo puede ser en muchos casos una alternativa potencial al divorcio, evitándose así el impacto perjudicial que ejerce el divorcio sobre muchos niños. Mantiene que, en la sociedad americana, muchos de los divorcios son consecuencia del desenfreno en las relaciones extra-conyugales. Según Kilbride, resolver un asunto extra-conyugal mediante un matrimonio polígamo en lugar de con un divorcio, es mejor para los hijos, "Los hijos recibirían mejor un aumento de la familia que la opción que sólo les ofrece separación y disolución". Es más, sugiere que otros grupos también se beneficiarían de matrimonio polígamo: las mujeres maduras que sufren una escasez crónica de hombres y las afro-americanas que están viviendo la fórmula del 'hombre-compartido'.
En 1987, una encuesta dirigida por el periódico estudiantil de la Universidad de Berkeley, en California, preguntaba a los estudiantes si ellos estaban de acuerdo con que la ley debía permitir a los hombres tener más de una esposa como solución a la evidente escasez de hombres solteros en California. Casi todos los estudiantes estuvieron de acuerdo con la propuesta. Una estudiante incluso declaró que un matrimonio polígamo podría satisfacer sus necesidades emocionales y físicas, al mismo tiempo que le daría más libertad que una unión monógama. De hecho, este mismo argumento también es usado por las escasas mujeres mormonas fundamentalistas residuales que todavía practican la poligamia en los Estados Unidos. Ellas creen que la poligamia es la forma ideal para que una mujer tenga una profesión e hijos, ya que las esposas se ayudan entre sí para cuidar de los hijos.
Hemos de añadir que la poligamia en el Islam es un hecho de mutuo consentimiento. Nadie puede obligar a una mujer a que se case con un hombre ya casado. Además, la esposa tiene el derecho de estipular que su marido no se case con otra mujer como segunda esposa.
Debemos resaltar que en muchas sociedades musulmanas contemporáneas la práctica de la poligamia es rara, allí donde la diferencia entre los miembros de ambos sexos no es grande. Podemos afirmar con seguridad que la proporción de matrimonios polígamos en el mundo musulmán es mucho menor que la proporción de relaciones extra-conyugales en Occidente. En otras palabras, los hombres en el mundo musulmán contemporáneo son, en sentido estricto, más monógamos que los hombres occidentales.
El Islam ha permitido la poligamia como una solución a los males sociales y ha permitido un cierto grado de libertad a la naturaleza humana, pero sólo dentro del marco estrictamente definido de la ley. Los países cristianos hacen un gran alarde de monogamia, pero en realidad practican la poligamia. Nadie ignora el papel que juegan las amantes en la sociedad occidental. En este sentido, el Islam es una religión fundamentalmente honesta, y permite a un musulmán casarse con una segunda esposa si puede, pero prohíbe estrictamente todas las relaciones amorosas clandestinas como medio de salvaguardar la probidad moral de la comunidad.
Es interesante destacar que muchos países — tanto no musulmanes como musulmanes — han proscrito la poligamia en el mundo de hoy. Tomar a una segunda esposa, incluso con el consentimiento libre de la primera, es una violación de la ley. Por otro lado, engañar a la esposa sin su conocimiento y consentimiento, es absolutamente legítimo hasta donde la ley lo permite. ¿Es una paradoja moral o legal o es ambas cosas?
Comentario Legal sobre la Poligamia en Islam
El Corán contiene sólo una aleya o versículo (ayat) que regula con claridad las condiciones de la poligamia. Es aquel en que dice:
"…Si teméis no ser equitativos con los huérfanos, casaos con la que os guste de las mujeres, dos, tres o cuatro. Pero si teméis no obrar con justicia, entonces con una sola o con vuestras esclavas. Así evitaréis mejor obrar mal. (Corán, surat 4, ayat 3).
Este ayat establece con claridad las condiciones y la legalidad de la poligamia y es un exponente de la sabiduría (hikma) de la Ley (Shari´a). Las condiciones que se extraen del generoso ayat son dos:
a. El número de las esposas no será superior a cuatro.
b. Exigencia de igualdad en el trato de las esposas.
De estas condiciones se deduce que en la legislación coránica no se permite el matrimonio con más de una esposa si el marido teme no poder dispensar a éstas un trato equitativo. La igualdad supone la equidad en el trato de las esposas y es obligatoria en todos los aspectos en que pueda ser exigible una igualdad absoluta, distributiva o numérica. La exigencia coránica de igualdad absoluta en el trato de las esposas es tajante en aquellas áreas susceptibles de reparto material, como la distribución del sustento familiar, los regalos, la cohabitación nocturna, etc. Y no es exigible en las áreas de la naturaleza humana que no pueden ser sometidas a control ni son susceptibles de reparto mecánico, como por ejemplo el amor o las relaciones sexuales. Para que se dé esta condición el marido tendrá la capacidad de cumplir sus obligaciones y la capacidad para satisfacer los derechos matrimoniales de cada una de las esposas. Tanto es así que, si el marido no tiene esta capacidad, debe casarse con una sola esposa: "… entonces con una sola."
¿Por qué fue permitida la poligamia en el Corán?
Para los musulmanes la Ley Islámica (Shari´a) es Sabiduría (hikma) y se basa en el principio de velar por los intereses del individuo y de la sociedad. A pesar de que los musulmanes, por su naturaleza humana, por su experiencia y conocimientos limitados, no puedan abarcar todos los significados que Dios ha dado a la Ley, un análisis detenido de la misma nos revela varias razones que explican la legalidad de la poligamia. El ayat 3 del surat 4, An-Nisa, viene a corregir la incapacidad de la sociedad (umma) a la cual se dirige, para ser igualitaria o justa con los huérfanos y a defender los derechos de éstos como miembros de aquélla: "Si teméis no ser equitativos con los huérfanos, entonces (casaos)…" y aquí el término "si teméis" es condicional del término "casaos" y el término "temor" implica, en el contexto de este ayat –según la doctrina legal que han elaborado los comentaristas del Corán– imposibilidad de ser justo con los huérfanos. De ahí surge de forma automática la pregunta siguiente: ¿Cómo se resuelve la contradicción entre la doctrina legal que permite la poligamia y la que afirma que no se puede ser justo con los huérfanos? El gran jurisconsulto coránico Ibn Yarir aporta cuatro comentarios legales para explicar esta aparente contradicción.
Primero: teniendo en cuenta todo lo que hemos dicho antes, puede entenderse que el ayat contiene sabiduría en el establecimiento de la poligamia, además de una respuesta a la pregunta que suscita la contradicción. Es la siguiente: el Islam ordena a la sociedad (umma) que trate con justicia a los huérfanos y proteja sus derechos. La sociedad no puede conseguirlo con la parte material solamente ni con la parte que puede resolverse económicamente, ni lo puede lograr estableciendo orfanatos, porque la protección real de los derechos de los huérfanos sólo es posible si en esa sociedad se establecen oportunidades efectivas de encontrar un nuevo padre que sea un educador y un eficaz sustituto del suyo y pueda proporcionarles un ambiente familiar de iguales características y reemplazante del anterior. Ambas exigencias no son normalmente posibles, salvo en aquellas sociedades que practiquen el matrimonio con viudas. La sociedad que ofrece estas oportunidades es una sociedad que permite la poligamia. Sólo en este tipo de sociedad polígama aumenta la demanda de varias esposas por parte de los hombres. En ella, cada mujer tiene una nueva oportunidad de volver a casarse, de contraer un nuevo matrimonio, incluso teniendo huérfanos a su cargo.
El estatus de las madres de huérfanos en el Islam es el siguiente: En relación al hijastro del nuevo matrimonio, Islam establece una estrecha vinculación entre el marido y los hijos huérfanos de un matrimonio anterior de la esposa, con los mismos caracteres que una relación paterno-filial, hasta el punto de declarar prohibido (haram) el matrimonio entre el marido y las hijastras. Por esto dispone el Corán, al regular los efectos de los vínculos de parentesco que impiden el matrimonio:
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