Interrogante sobre la identidad del "yo" en el pasado, en la niñez, en la época de las certezas
Era entonces en San José de Costa Rica…En el Barrio Amón, y en la misma esquina de tu casa,de tu casa con barandas…Ahora ya de lejos,toda la ciudad cabe en tu pequeño nombre.Y por eso, hasta las cosas más pequeñas, todo,lo tomo y lo empujo hacia ti para que brille.Me refiero a las vueltas alrededor del parque,a los discos en moda de ese tiempo;a las interminables partidas de ping pongen el asueto de los sábados por la tarde.A tus vestidos con un barco bordado en la bolsa,y a los paseos en bicicletapor los alrededores de la capital…Cosas que no valen la pena,pero que yo las canto -y lo hago ardientemente-porque en torno de esto hay algo tuyo que se reúne:un desprendido pétalo que llega de tu cielo.Un pedazo de espuma caído de tu espuma.Un resto de palomas, una pelusa de alma.Pero es el caso que yo no me conformo con eso.Que ninguno de nosotros puede conformarse con eso.Porque tú no eres únicamenteesa niña que juega ping pong, sonríe,y se vuelve manzana cuando cumple quince años.Hay algo más en ti. Esa tu otra túque te aguarda en el sueño de tu desnudo puro.Y a esto es, precisamente, a lo que vengo:vas a emprender un viaje que nunca habías hecho.Conmigo. Tú y yo, solos. Nosotros dos, volandohacia los otros dos nosotros que nos esperanallá, sobre las nubes de luz fría,entre un camino de lámparas, paseándose,altos, eternos y definitivos
Desde el punto de vista técnico, hay pocos elementos que reconcilien con lo que tradicionalmente se entendió como poesía, es decir, como tiradas de versos. Sin embargo, hay un elemento subyacente y continuo que recorre todo el poema y que significa la esencia de la poesía: el sentimiento, la conmoción espiritual. No es este un poema armónico que inspire mera contemplación placentera, sino un apasionado retrato del pasado, sumergido en el lamento de recobrar el paraíso; en eso radica, precisamente, El Paraíso Recobrado.
La lírica es el género menos adecuado para hablar de fuerza ilocutiva (siguiendo la terminología de Searle), pero sí se puede considerar que el presente poema equivale a relatos de fragmentos de historia íntima, permitiendo la licencia de hablar de un contrato o pacto del poeta con el lector para concluir que, aceptadas tales premisas, predomina la fuerza ilocutiva que ya observadas anteriormente, es decir, el equivalente a un acto ilocutivo expresivo de función expresiva y modalidad epistémica. Recorre la totalidad del poema, en general, una presuposición agazapada o subyacente por la que el enunciado se convierte en un acto de habla de deseo (se busca oponer resistencia a los efectos del tiempo, dominarlo para que deje de ser vehículo del drama del hombre). Pero también equivaldría -y esto sería lo novedoso de la interpretación– a un acto de habla ilocutivo de naturaleza directiva. Desde este punto de vista, cualquiera de los pasajes del texto equivaldría a un "imaginad" al yo poético bajando por una pendiente, olvidando si había sol, dando pasos con cuidado… un acto directivo tan explícito
"Y, entonces, yo,
al no hallar qué hacer con mi amor,
hice de él una canción".
Hay que tener en cuenta que hasta los "enunciados de ficción son aserciones fingidas, pero ello no excluye que sean, al mismo tiempo, otra cosa" (Searle). La teoría de la fuerza ilocutiva del poema:
Día y noche golpeaba el pie de tu sonrisa.
Pero tú no me oías. Te llamé con abejas…
y nada. Con gorriones… tampoco. Con caballos…
y tu pecho seguía cerrado.
que aquel puede llegar a ser un acto de habla declarativo. Así, podría decir con Genette algo parecido a: "Yo, autor… adaptando las palabras al mundo y el mundo a las palabras, y sin cumplir ninguna condición de sinceridad (¿Cuál sería en estos casos el efecto perlocutivo. Según Genette, sería de índole estética, es decir el efecto perlocutivo sería el poiein" aristotélico (producir la obra) para (unamos la teoría de Genette con la función de Jakobson) conmover, extrañar, sorprender o deleitar.
Y, entonces, yo,
al no hallar qué hacer con mi amor,
hice de él una canción.
La encontré buena. Y me la aprendí de memoria
para mi propio recreo y deleite;
y para decirla ante un grupo de amigos
que con cierta frecuencia me piden que recite.
Dice así la canción…
Todo va configurando lo que se denomina el estilo del escritor. Por eso, es necesario recordar algunos de los rasgos más característicos del mismo: claridad expositiva, plenitud de significación conceptual, sencillez expresiva, honda emoción y carácter existencial de los pensamientos.
Pero dicha claridad no está reñida con la profundidad del pensamiento ni con la gravedad de las emociones. Precisamente, el tono evocador de aquello que se perdió (el tiempo, parte de la vida) queda intensificado por la sencillez expositiva: el poema se lee como una historia triste de ausencias, comprensible por todas las sensibilidades e inteligencias.
Si tuviéramos que recurrir a lo que Umberto Eco denomina enciclopedismo (intertextualidad), no resultaría difícil observar el tono evocador de otros autores como Marcel Proust, T. S. Elliot.
Para expresar su sentimiento más íntimo, el poeta adopta en este poema una postura de aparente distanciamiento, sobre todo, al presentar mediante la descripción y la narración las distintas etapas pasadas de la vida (no tanto en las preguntas ni en las referencias al tiempo como fenómeno universal). Esa actitud de distanciamiento, sin embargo, es engañosa, pues el autor no es espectador ni testigo de cuanto se dice, sino protagonista. El poema, por tanto, se convierte en un fragmento de autobiografía valorativa.
En definitiva, el poema presenta unas reflexiones ceñidas a unos versos de hondo lirismo y contagiosa emoción, de versificación libre en combinación de composiciones estróficas.
Figuras literarias.
Símil
Fue leve, como un zarpazo de violeta,
como un puñetazo de abanico. Pero sonó la aldaba,
rechinaste… te fui abriendo toda,
como una puerta, y penetré en tu nombre.
El clavel que en el tallo se enciende como un fósforo
Por él vamos, Yadira, y te miro
como un gorrión saltar de estrella a estrella.
Y como en la bandera, que en la mañana
sube… sube, y hasta que ha llegado al término
Metáforas
y el pájaro que sueña atornillado a un trino.
Yadira, aquí me tienes:
solo, como los monogramas en los pañuelos.
Húndete en esta casa que te hice, y habítala.
Y bébete esta copa de agua con golondrinas.
Alegorías
El paisaje que espera en el fondo del vaso
dar de beber al ojo lo que no bebió el labio.
El frutero en donde cabe todo el verano,
y el sofá dentro de una pecera con violines.
La fuente donde el líquen sueña sus catedrales.
El clavel que en el tallo se enciende como un fósforo
y el pájaro que sueña atornillado a un trino.
sube…y sube, y hasta que ha llegado al término
se despliega y se entrega de lleno al azul puro;
Personificación
El paisaje que espera en el fondo del vaso
dar de beber al ojo lo que no bebió el labio
Pon el oído en esa rosa, y oye lo que su olor te dice.
Mira la inmensa noche azul llena de temblorosos ojos.
Paradoja
Conmigo. Tú y yo, solos. Nosotros dos, volando
hacia los otros dos nosotros que nos esperan
Imagen auditiva
Allá, en la América del Sur, lejos, en Colombia.
Donde el Magdalena corre ancho y solemne,
y el Tequendama se alza
como un río que se puso de pie
para mirar de lejos el mar;
al norte, en el Puerto de Cartagena.
Frente al escándalo de las olas,
y bajo los suntuosos cocoteros;
en medio del paisaje marino
con el muelle, los barcos, las gaviotas…
vive una niña.
Día y noche golpeaba el pie de tu sonrisa.
Pero tú no me oías. Te llamé con abejas…
y nada. Con gorriones… tampoco. Con caballos…
y tu pecho seguía cerrado.
Apóstrofe
se me ocurrió llamarte a ti contigo misma.
Ostentación
porque el Espíritu de Dios empolla sobre las aguas.
Antítesis
Día y noche golpeaba el pie de tu sonrisa
"..muchos textos producen dos tipos de lectores,
En un primer nivel uno que entienda semánticamente
lo que le texto dice,
En segundo nivel, el crítico, que aprecia el camino,
donde el texto dice más allá".
Umberto Ecco, Límites de interpretación.
El amor nunca deja de ser todo lo sufre, todo lo espera, todo lo soporta[13]Cuando se ama desmedidamente todo lo que está alrededor se ve de forma diferente a la realidad que se vive. El amor es un sentimiento puro que Dios dejó para compartirlo con los demás, haciendo referencia al enunciado inicial de este texto, es importante el esfuerzo que el ser humano hace cada día por amar, el amar a alguien implica muchas cosas entre ellas dejarlo todo, comenzar de nuevo, correr el riesgo de ganar o perder en el camino, y otra es la entrega sin condición porque ello conseguiría la felicidad y libertad que se necesita para amar y ser amado.
El amor es una fuente de inspiración de seguir y de construir algo nuevo, buscando lo que tanto se anhela, encontrar el verdadero significado de la felicidad y realmente se encuentra en el interior del ser cuando verdaderamente se aprende a amar. Así como Hegel dice amar es una dialéctica, uno se pone en el lugar de otro y ocupa el lugar de otro, y el otro ocupa el lugar de uno y es uno, pero ambos son diferentes y son uno solo, así lo muestra en su libro Fenomenología Del Espíritu, donde el ser transforma su esencia hasta lograr lo más puro, y para ello el ser humano necesita sentir el dolor, ya que este muestra la esencia del ser.
Así, para construir, Carlos Martínez Rivas en su poemario El Paraíso Recobrado primero debe demoler. En este aspecto, el sujeto de esta contemplación endógena, es un sujeto fragmentado entre su herencia, lo que fue, lo que posee y lo que será. Es un sujeto que evalúa las referencias de su contexto, por ende, entra en crisis. Su voz, su discurso, se configuran en la segmentación de esa transición finisecular, que se devela como un proceso especular donde el individuo mira su interior para luego mirar el exterior, la cual posibilita una metamorfosis íntima en su relación con los discursos sociales circundantes, ¿Quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy? Son interrogantes fundamentales para un sujeto, sea individual como Martínez Rivas, Milton, Garcilaso. Ante estas interrogantes, el sujeto se vuelve reflexivo sobre su principio fundamental de pertenencia, de identificación y entra en crisis.
Y evidencian una relación directa con el poema, pues justifican y adelantan no sólo la temática relacionada con la diégesis, sino con respecto a un punto relevante: la cuestión identitaria. Ante la pregunta esencial ¿quién soy?, la conciencia del ser humano busca permanentemente una respuesta vital, la identidad, en un marco existencial dotado de adversidad y desilusión. De tal manera que las delineaciones de la crisis quedan asentadas.
El peso psicológico de este yo está marcado por el reconocimiento de su pertenencia, encarnada en los nexos familiares, es decir, por un olvido que no logra aprehender, que ha tratado de olvidar y que ha recobrado después de años de olvidos, de anticipados olvidos. Después de todo sólo tiene la memoria. La memoria y la culpa. Pero uno aprende a vivir con la memoria y con la culpa.
Elementos purificadores por excelencia, desde la perspectiva humana espiritual, ya que produce una destrucción que reconstruye (Milton-Génesis-Garcilaso), representando la vida misma del protagonista, así como el Abel de Blake, el camino de Carlos Martínez Rivas es nostrodómico, directo al centro del ser del humano, que es, por sí mismo y en sí mismo, la respuesta existencial a todos los terrores e interrogantes existenciales del hombre. Realiza una evocación a su amada, invitándola a crear un nuevo paraíso, pero lo hace en un proceso genésico, en una progresión de lo pequeño a lo más grande, utiliza elementos analógicos para lograrlo, permitiéndole una dualidad entre un estado perdido y el recuerdo mediante la recreación del momento perdido que lo logrará realizar en tres pasos. Intentará recuperar mediante la actividad poética el recuerdo, haciéndolo propio, en busca del tiempo perdido que pasa por la remembranza de los olores de la infancia con la posibilidad de revivirlo o mantenerlo por siempre. En el prólogo se explica como el amor se convierte en materia poética:
Y, entonces, yo,
al no hallar qué hacer con mi amor,
hice de él una canción.
Y dado el epígrafe de San Juan de la Cruz utilizado por el poeta, remite a una lirica hecha canción, como el Cantar De Los Cantares.
En la primera escala, antes del aire hay un inicio desde el mismo título, y presenta el más puro romanticismo como Byron, impregnándolo con un poco de misterio:
Día y noche golpeaba el pie de tu sonrisa.
Pero tú no me oías. Te llamé con abejas…
y nada. Con gorriones… tampoco. Con caballos…
y tu pecho seguía cerrado.
En esta escala se desarrolla una imagen del amor llamando al amor, porque para el poeta ella es simple y sencillamente el amor, solo a través de él la puede llamar y penetrar en ella:
se me ocurrió llamarte a ti contigo misma.
Y por medio de ti llegar a ti. Y di en el clavo.
Para Carlos Martínez la mujer es el eje que supera todo acontecimiento humano y la comparación tan sutil hacia Venus hace que esta primera escala también sea parte de una evocación de la mujer en sus términos de ser, sentir y actuar. Ese amor del que habla el escritor se refiere a ese pensamiento de un ser tan amado, se podría decir que es un estado del pensamiento poético:
Un pedazo de espuma caído de tu espuma
Un resto de palomas, una pelusa del alma.
En términos religioso la mujer es considerada como la causante de la revelación de la desnudez humana: "Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer y tomo su fruto y comió" (Génesis capitulo 3,6) en la mitología Griega Venus era considerada como "La manzana de la discordia" (Roy Willis (2007). Mitología del mundo). Si se unen ambos términos es notorio que Rivas hace una referencia a Venus desde el aspecto de su nacimiento utilizando el termino de "espuma" que es de ahí que nace y dando unificación a las atribuciones negativas de la mujer pero que se complementan al razonamiento humano a través de la existencia de una divinización a la mujer en términos religiosos y en aspectos de la vida resaltando su belleza inigualable que en todo ser persiste.
Las expectativas del escritor lo hacen ser un duelo entre el pensamiento de hombre, religioso y escritor, ligados a un solo tema del amor de mujer.
Estos términos mitológicos lo llevan al acontecimiento de invitar a su amada a volar:
Conmigo. Tú y yo, solos. Nosotros dos volando
Hacia los otros dos nosotros que nos esperan
Allá, sobre las nubes de luz fría
Entre un camino de lámparas, paseándose
Altos, eternos y definitivos
Es un viaje sideral en el cual sólo hay cavidad para dos personas, sin dudas Rivas revela una verdad que no es real, sino ficticia, la invitación a un viaje sideral a un encuentro en el que simplemente se define la preparación de la entrada a un paraíso tal vez ya vivido, pero que se desconoce por los nuevos acontecimientos que sólo los revela en la continuidad de las escalas o que tal vez como lector se irán formando a través de los pensamientos ideológicos de la sucesión de los hechos.
En el pensamiento humano todo lleva una concordancia, Carlos Martínez durante la invitación de este viaje sideral da una coexistencia:
Prepárate. Iguala
Tu reloj de pulsera con el reloj del aire
Se hace notar una sincronía entre un tiempo limitado pero a la vez fugaz y sin precedentes, se definiría como un tiempo que no es exacto, es decir, que este viaje es sin un límite y que sólo está para vivirse, la racionalidad de pensar en un tiempo tal vez existente o simplemente ficticio es el auge de un sinnúmero de acontecimientos inevitablemente reales.
Esta escala es un juego mental entre lo que ya se tiene determinado y lo que podría suceder, en el que un pequeño detalle conlleva a incontables hechos que se van revelando poco apoco con el paso de un tiempo casi indefinido y a la misma vez limitado por las estancias del razonamiento de lo que sucederá o que si se logra acoplar el amor con el viaje sin descanso.
Segunda escala, en el aire, es la escala con más fuerza en todo el poemario, dado que se conforma una divina etérea trinidad y allí mismo plasma el significado de aire en el epígrafe de San Juan de la Cruz, no existe corporeidad, escasamente llegan a tener cuerpo:
así tú, Yadira, has ido avanzando hacia la belleza.
Pasando de muchacha a estrella.
De estrella a remolino; de remolino a brisa,
y de brisa
a sosegado, claro, ilustre aire.
Porque, en verdad, la carne se hizo aire.
Y el aire se hizo carne y habitó entre nosotros.
Escribe la palabra cuerpo ya después de la transmutación efectuado por poder del amor, para crear una imagen de transparencia de un cuerpo de dimensiones cósmicas:
Por eso, a través de tu cuerpo
puedo contemplar todo el cielo
y el mayor alcance cósmico se denota en esta hipérbole:
Y de tu corazón, en vez de sangre,
sale un río astronómico y celeste, que en orden
y de pies a cabeza te recorre.
Enumera las constelaciones, que es meramente el cuerpo cósmico de su amada y ella se torna el eslabón más débil del poema, y la hace necesaria para hacer un preludio e invitación al sueño del último paso para recuperar el paraíso, y la transfiguración que realizarán es un misterio de la divinidad, en el texto lo logran los dos seres evocados divinizados por el amor y es el misterio transparente del amor y de la poesía hecha amor. Un escritor con exaltaciones cósmicas, es sinónimo de haber sobrepasado los límites estacionales del pensamiento, es decir, que no sólo se limita al mundo que le rodea sino que la belleza de la mujer a la que describe sobrepasa a las estancia de lo cósmico, cada parte del cuerpo es definida por términos tan diferentes, pero que se unifican en ese "rio astronómico" que da continuidad a lo más sublime y recóndito.
Tercera escala, después del aire, es un paso previo al retorno, llegando más allá de lo inefable, es un juego metafísico entre el todo y la nada:
Estamos ya más allá de todo.
Ahora ya no queda nadie.
Nada.
Este juego metafísico conlleva a un amor idealizado:
Más allá de los cumpleaños y de los pequeños obsequios
A los que cuidadosamente les borramos el precio
Más allá de la cadena de oro y el anillo
Dados a guardar a alguien
Más allá de las radiantes fotografías, en grupos,
Tomadas en las playas, debajo del verano.
Es una explosión de razonamientos que conlleva a reflexionar sobre lo que más vale en las ocasiones de la vida, Rivas hace una estancia en la realidad y la denota con esa reflexión que a pesar de tantos detalles hay otros más por los cuales suspirar, soñar o tal vez realizar.
Después del aire, de ese paraíso ya nuevamente experimentado, pero con una infinidad de relevantes hechos, el amor que se siente no cambia en segundos, sino que da más continuidad a lo que se desea, pero que a la misma vez se sabe que es imposible.
La idealización del amor no se limita a palabras metafóricas, sino que trasciende a una transfiguración de lo humano a lo cósmico y del corazón al razonamiento reflexivo, de lo que se desea más que lo aconteció y lo indeseado que ya ha sucedido.
Para la física cósmica el universo es susceptible y es producto de una dialéctica entre el todo y la nada, es esta dialéctica más la fe en la potencia del amor que lo induce a escribir:
Sino el espacio
y un hombre y una mujer.
La nueva creación apoyada en nosotros
En esta escala se desarrolla el discurso poético más radical y feminista y su grandiosa capacidad de crear:
La mujer es de nuevo una mujer.
Y tú tienes la palabra.
La mujer es anterior a la vida.
La mujer es anterior a Adán.
La mujer es anterior a la mujer.
Porque antes, mucho antes
de que Eva naciera del costado del hombre,
cada árbol, cada flor, cada fruta,
toda la Creación era una mujer.
Tú tienes la palabra.
El Paraíso Recobrado es una metáfora mística del poder del amor cristiano, así encontramos en Juan 4,16,: "Dios es amor". El hombre de fe es tentado por la herejía, aunque eso sea su muerte.
El infierno y el cielo es un proceso "vital" en el que está inmiscuido toda la psique así en un momento dado de ese proceso de "conocimiento" poder estar en el infierno que sería justo cuando se hace consciente de algo negado, por ejemplo: ser conscientes de una manipulación, si ésta ha sido obra de un amigo de pronto se siente que el mundo se viene encima poco antes estaba en el paraíso, tenía un amigo, era feliz y ahora, de pronto, todo es arrebatado pero si se tiene el coraje de seguir viviendo por un tiempo en ese infierno, o sea, de no negar nada, de quedar solo, pero con la verdad al cabo del tiempo será superado y vendrá el verdadero Paraíso.
Muchos esperan la venida de ese paraíso anhelado, sin percatarse que la definición de ese paraíso es el que se logra vivir cada día, simplemente que no se logra llegar a complementar y es ahí que se quiere construir de nuevo en espacios ya limitados.
El Paraíso Recobrado va más allá de lo que se siente, supera las expectativas del razonamiento y permite ver el amor no de una manera superficial, sino tan susceptible y expandible que permita la reflexión existencial del ser humano, que sin dudas con la complementación dialéctica lo verdaderamente infinito no se encontrará limitando a los acontecimientos, sino definiendo lo ideal, es decir, pensar más, actuar con persistencia y siempre hacer un pensamiento conlleva a otros acontecimientos sean los pilares de subsistencia en los paraísos que se construyen y aquellos que se recobran con poner el sello ideológico de no permanecer en un solo momento, sino dándole una continuidad en escalas de tiempos tal vez limitados, pero nunca negados.
No hay un perfecto paraíso, pero si hay amores cósmicos y razonamientos expandibles que permiten recobrar la existencia en términos complejos y seguros de vida.
Este trabajo de investigación es el resultado de poco más de seis meses, basándose en la recopilación de información, principalmente a través de la revisión, estudio y selección de bibliografía relacionada al tema analizado.
El Paraíso Recobrado es un poema en tres escalas y un prólogo en donde el poeta muestra su insólita manera de vivir, sentir, padecer e interpretar críticamente la realidad en su concreta dimensión dicotómica de cielo e infierno, de ángeles y demonios, inocencia -hipocresía, poder -indefensión, deshumanización y solidaridad del ser humano en su más sublime transformación.
El poeta hace referencia de la primera historia del hombre y la mujer (Adán y Eva), que viven en un paraíso, y él se traslada a ese paraíso con la fuerza de su amor. Carlos Martínez Rivas hace uso de la dialéctica en el tiempo y la historia, retoma esa historia, la hace propia desde su perspectiva del amor, la transforma en recobrar el paraíso a través del amor que confiesa a su amada.
Se basa en el amor de Dios que espera haya entre el hombre y la mujer, el uno para el otro, siendo uno, pero al mismo tiempo siendo cada uno. Va más allá de lo que siente, supera las expectativas del razonamiento y permite ver el amor de una manera susceptible y expandible que permite la reflexión existencial del poeta.
La idealización del amor no se limita a palabras metafóricas, sino que trasciende a una transfiguración de lo humano a lo cósmico y del corazón al razonamiento reflexivo. Carlos Martínez Rivas un poeta con exaltaciones cósmicas, sinónimo de haber sobrepasado los límites estacionales del pensamiento, ubicando a la mujer como eje de todo, clave hermética de la vida.
Vivió en un su mundo poético como ningún otro, muy intenso, valioso, importante, y total, pero todo es conforme le vaya a su situación y a su mundo donde él se movía. Aunque todo ese sucedió en su mundo de él, un mundo puramente poético, de una poesía hermética e inabordable; tiene también mucho de sus elementos vitales, de su vida, de su mundo, de sus experiencias y de su país, que es su mundo de él, pero lleno también de este mundo.
Resulta innegable que la poesía, penetra en lo intrínsecamente humano por medio de la sensibilidad figurativa, contenida en la expresión y fluidez de la palabra, El lenguaje metafórico garantiza la captación verídica en el movimiento dialéctico de la realidad (trascendentalidad y empiricidad, red de significados apriori y vitalidad a posteriori), así conviene decir junto con Herlin: "Lo que dura, lo fundan los poetas.
Libro base
Martínez Rivas, Carlos, El Paraíso Recobrado, Editorial Amerrisque.1 edición, Managua 2011.
Otros autores
Austin, John Langshaw. How to Do Things With Words. Cambridge (Mass.) 1962 – Paperback: Harvard University Press, 2nd edition, 2005.
Belic, Oldrich (1983). Introducción a la teoría literaria. La Habana, Cuba: Editorial Arte y Literatura.
Hegel Friedrich Georg Wilhelm Fenomenología del espíritu, Sexta reimpresión, en España, 1985. Traducción de: Wenceslao Roces con la colaboración de: Ricardo Guerra
Searle, John. Speech Acts: An essay in the Philosophy of language, (1969) (Actos de habla, Ed. Cátedra, 2001)
Diccionario
Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2003. © 1993-2002
Diccionario
IBALPE 6ta ed. Alba Americana de ediciones Bogotá, Colombia.
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www.quedelibros.com/…/Los-Limites-De-La-Interpretacion
Autor:
Audeli Borge Alvarado
[1] Persona que obra de forma independiente de la religi?n, ello no significa oposici?n.
[2] El para?so perdido de JOHN MILTON es un libro laber?ntico, magistral, poema compuesto de 10.565 versos divididos en doce libros, Es una vasta composici?n, tan ?pica como ditir?mbica, en el que introduce a una visi?n particular, compleja y gloriosa de la creaci?n, partiendo del escueto relato del G?nesis, en que la Musa es identificada por el poeta con el Esp?ritu Santo, y plantea como objeto de la obra: la explicaci?n del origen del mal en el mundo y los problemas esenciales del ser humano: el conocimiento y la decisi?n. No obstante, a medida que se adentra en el texto, ese aparentemente claro prop?sito parece desvanecerse porque seg?n William Blake la raz?n por la cual Milton escrib?a en grilletes cuando se refer?a a los ?ngeles y a Dios, y en libertad cuando lo hizo acerca de los Diablos y el Infierno es porque ?l era un verdadero poeta y estaba de parte del Diablo sin saberlo?. John Milton compuso su obra totalmente ciego; seg?n describe en la misma, dictaba de ma?ana los versos que recib?a por la noche. As? aparece representado en el cuadro de Munkacsy, as? lo recuerda el imaginario.
[3] Proust Marcel, En busca del tiempo perdido.
[4] Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Muerte de L?zaro (43:11:1 – 43:11:16
[5] Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Nacimiento de Jes?s (42:2:1 – 42:2)
[6] Metamorfosis; Publio Ovidio Nas?n
[7] Critica del juicio, Emmanuel Kant.
[8] Santa Biblia, Lc 22,19-20
[9] Fenomenolog?a del esp?ritu, Georg Wilhelm Friedrich Hegel
[10] El Cantar de los nibelungos es un poema ?pico de la Edad Media, escrito sobre el siglo XIII, an?nimo, de origen germano.
[11] Fromm, Erich, El arte de amar. http://es.wikipedia.org/wiki/Amor
[12] NEMER IBN EL BARUD. Aceptar el dolor. [En l?nea] Argentina : CoCrear, 2005. [Consulta : 13 de octubre 2011]
[13] 1Corintios cap 13, Santa Biblia.
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