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La retórica pro-imperial de los EE. UU., de la Guerra Fría al mundo post-soviético (página 2)

Enviado por Nadia P. Gonzalez


Partes: 1, 2

De acuerdo con Mc Namara, durante sus años como Secretario de Defensa del gobierno estadounidense, su país estuvo a punto de entrar en guerra franca con la Unión Soviética por lo menos en tres ocasiones; y aunque el gobierno norteamericano conocía su propia superioridad militar y nuclear, se creía que los soviéticos realizarían pruebas atómicas "detrás de la luna". Esto era parte del clima de inestabilidad que se vivía, o mejor dicho, se hacía vivir; ya que ante la población estadounidense, se presentaba a la U. R. S. S. como un peligroso adversario, no sólo en lo ideológico, sino también en el plano militar. Incluso, durante la crisis de los misiles de Cuba, dice Mc Namara, que muchos personajes de peso en EE. UU. pedían la invasión a Cuba; y agrega que, en esa misma ocasión, fue la suerte, y no la racionalidad de los dirigentes políticos, la que evitó una guerra nuclear.

     Además, a partir de lo planteado por Mc Namara, se puede deducir una clara y enorme importancia de la opinión pública sobre las acciones y decisiones del gobierno estadounidense; por lo cual, se miente ante la prensa, prefiere no dar su opinión sobre algunos temas y no responde muchas de las preguntas que se le hacen. En el discurso del ex Secretario de Estado, también son, por lo tanto, muy importantes los silencios o las cosas que no se dicen (estos puntos también podrán observarse con claridad en lo relacionado con la Guerra de Vietnam, sobre la que se habla más adelante).

     Por último, vale la pena agregar que, de acuerdo a lo que dice Mc Namara, uno de los factores que colaboró para que no se llegara a un choque abierto con la U. R. S. S., fue la posibilidad del gobierno norteamericano de establecer empatía con su rival; por ejemplo, en la ocasión de la crisis de los misiles cubanos, el gobierno estadounidense logró entender que la Unión Soviética no deseaba realmente entrar en un conflicto nuclear con los Estados Unidos, pero tampoco querían sentirse presionadas ni ser "humilladas", ante la comunidad internacional.

     Los planteos de Robert Thompson, son realizados a finales de la década de 1960, por lo que si bien coincide en varios puntos con lo expuesto por Mc Namara, Thompson no tiene una visión tan completa de los hechos como aquel (que habla más de veinte años después). En cuanto a la visión del mundo, se puede ver una postura muy similar a la de Robert Mc Namara, es un mundo dividido que estaba bajo el peligro del avance comunista por fuera de los límites fijados a través de los tratados firmados al concluir la Segunda Guerra Mundial. Como consecuencia de este peligro (más precisamente del avance soviético sobre Grecia), en 1947 el presidente Truman hizo unas declaraciones, que pasarían a transformarse en la Doctrina Truman, que planteaban el deber de  EE. UU. de apoyar y proteger a los pueblos que resisten cualquier intento de sometimiento. Esta Doctrina se convertiría en el pilar de la política exterior estadounidense durante la Guerra Fría, y fue seguida por el Plan Marshall (que ofrecía ayuda financiera y económica), en Europa, que promovió la decadencia de la influencia comunista en la zona. A través de lo expuesto por Thompson, se puede ver en su discurso la misma imagen del papel que Estados Unidos debía cumplir en el mundo que plantea Mc Namara.

     En cuanto a la visión que tiene del enemigo de occidente, la U. R. S. S., se puede ver que Thompson también la muestra, a comienzos de la Guerra Fría, como un gran peligro y con la posibilidad de avanzar sobre el terreno de occidente a través de la guerra revolucionaria. Aunque sabe que la Unión Soviética no estaba interesada en entrar en un conflicto armado con EE. UU, sus objetivos políticos implican la reducción de la influencia norteamericana, sobre todo en el continente euroasiático; por lo tanto -dice Thompson- la U. R. S. S. procurará mantener una inestabilidad controlada promoviendo conflictos a pequeña escala, mientras pueda evitar un enfrentamiento[1].

     Thompson además plantea que el comunismo soviético no aceptaba que otros países comunistas siguieran líneas de acción independientes a las planteadas por Moscú, por lo cual tiene conflictos con distintos países del bloque, pero surge un conflicto aún mayor con China por el liderazgo. A partir de esta situación, Thompson indica que es una insensatez decir que el comunismo es el camino hacia la paz mundial.

     Por último, podemos agregar, sobre algunos de estos puntos, las cuestiones planteadas por George Kennan; de quien poseemos el punto de vista en dos momentos bien distintos: 1947 y 1985. En 1947, la visión que tiene Kennan del mundo se enmarca y asimila a la de los portavoces de la retórica anglosajona que ya mencionamos; pero agrega algunas consideraciones sobre la U. R. S. S. y el rol y deber de EE. UU. frente a esto. Sobre el poder soviético, muestra que nada de la ideología original había sido descartado (mantenían la idea de la maldad del capitalismo, de su inevitable destrucción, etc.), pero agrega que se puso especial énfasis en la posición del régimen soviético como el único socialista verdadero del mundo. Estas cuestiones tienen implicancias en el accionar político de los países, por que significa que, entre ambas potencias, al menos por un largo tiempo (o mejor dicho, hasta que se modifique la naturaleza del poder soviético) no podría haber una verdadera coincidencia de objetivos. Por otro lado, indica cómo esta estructurado el comportamiento soviético y cual debe ser la base de cualquier actitud de EE. UU.: la contención de sus instintos de expansión; pero (al igual que Mc Namara) agrega que no se debe presionar a la U. R. S. S., ya que si bien es flexible ante muchas situaciones, le interesa no perder el prestigio (lo cual la puede llevar a afrontar algunas situaciones si su imagen está siendo dañada).

     Sobre el papel de EE. UU., indica que depende de su gobierno que se vaya agotando el poder e influencias soviéticas; ya que Estados Unidos si puede mostrarse a sí mismo como una potencia firme, que posee las fuerzas y capacidad de sobrevivir entre las corrientes ideológicas más adversas, a Rusia le costaría cada vez más mantenerse, porque una de las piedras fundamentales del comunismo es la inevitable inoperancia del sistema capitalista, con su final crisis. Y agrega que su seguridad como nación depende de que se mantenga unido y acepte las responsabilidades del liderazgo moral y político que claramente le asignara la historia[2]. Nuevamente, al igual que en lo planteado por Mc Namara y Thompson, puede verse la idea de una misión trascendental de los EE. UU. en la historia mundial, responsable del mantenimiento de un determinado orden.

     En 1985, Kennan realiza algunas aclaraciones sobre el concepto de contención que había presentado casi 40 años antes; indicando que se refería a contener la influencia ideológica-política de la U. R. S. S., ya que para el año 1946, la Unión Soviética no le parecía una amenaza militar para EE. UU., pero sí representaba una amenaza político-ideológica (ya que, entre otras cosas, Moscú poseía el control de los partidos comunistas de los países fuera de su órbita de control y estaba en condiciones de dirigirlos hacia el blanco que quisiera). Sin embargo, indica que para la década de 1980, esa percepción que tenía de la Unión Soviética se había invertido totalmente, es decir, que ya no veía una amenaza político-ideológica, no creía que el bloque soviético pudiera conseguir nuevos e importantes aliados; pero sí le preocupaba en el terreno militar por la carrera armamentista que estaba llevando a cabo. Es decir, que la U. R. S. S. no era una preocupación sino por su carrera armamentista que incomodaba a muchos aliados de Estados Unidos y por el peligro que cualquier error cometido podía implicar. Se puede ver, que por relativamente poco tiempo se consideró a la U. R. S. S. como una verdadera amenaza; y siempre fue en un plano diferente al militar.

La Guerra de Vietnam dentro del conflicto global

     De a cuerdo con lo planteado con Mc Namara, a principios de la década de 1960, el gobierno estadounidense planea sacar todos sus efectivos de Vietnam para el año 1965, pero entonces se produce un golpe de estado en Vietnam del Sur, por lo que tanto Kennedy como Mc Namara sintieron que su gobierno era responsable de lo sucedido, idea que puede enmarcarse en la Doctrina Truman. El presidente Jonson (que asume el cargo debido a la muerte de Kennedy) sigue la idea de esa Doctrina, o mejor dicho, la plantea ante la opinión pública; diciendo que se tiene un compromiso con la libertad de los vietnamitas, y que si se retiran, la zona caería bajo dominio de los comunistas. Es decir, que hay un claro ocultamiento de las razones y realidades de la situación; aún cuando ésta era muy desfavorable para los norteamericanos, el gobierno estadounidense seguía diciendo a la prensa que el envío de tropas evita que se pierda la guerra (además de lo favorable  del supuesto impacto psicológico que podía causar la llegada de los marines en la población y tropas vietnamitas). Sin embargo, la situación en Vietnam empeora debido a que, según Mc Namara, los vietnamitas malinterpretan las intenciones del gobierno estadounidense creyendo que EE. UU. pretendían reemplazar a los colonos franceses y querían someter tanto a Vietnam del Norte como del Sur. Mientras, según Mc Namara, su misión e interés principal en Vietnam, mantener la seguridad y libertad de los survietnamitas; y Vietnam representaba una pieza más del gran rompecabezas de la Guerra Fría.

     Sobre esto, Thompson indica que la guerra, con las consecuentes muertes de miles de norteamericanos, se libraba por el pueblo survietnamita. La Guerra de Vietnam, entra en lo que Thompson llamaba, guerra revolucionaria; la U. R. S. S. no tenía interés alguno en que el conflicto terminara, ya que puede ser considerado dentro de los conflictos a pequeña escala que les servían a los soviéticos para mantener una inestabilidad con la que los norteamericanos tuvieran que lidiar. Y si bien, luego del conflicto de Vietnam, la U. R. S. S. no tuvo más oportunidades para librar una guerra de este tipo, Thompson indica que la importancia de este conflicto radica en que existió la posibilidad  de haber conducido a la sociedad norteamericana (y a la Alianza Occidental) a su destrucción; por lo que esa guerra revolucionaria pudo ser una de las más decisivas de la historia.

Trasfondo y refuncionalización del discurso estadounidense

     Una vez presentado el discurso hegemónico occidental, trataremos de ver, a través de los análisis de Perry Anderson y Noam Chomsky, algunos significados que pueden hallarse detrás de los planteos imperiales de EE. UU.

     Para empezar, una de las premisas que Perry Anderson toma en cuenta, es la de la continuidad de las líneas políticas estadounidenses de la actualidad con las que se utilizaron en el período que se inicio a finales de la Segunda Guerra Mundial. Desde ese momento, EE. UU. se trazó dos objetivos principales (que el mundo fuera seguro para el capitalismo y establecer la primacía estadounidense en el seno del capitalismo mundial) en función de los cuales realizó todas sus operaciones políticas y militares. Durante el período que duró el enfrentamiento con la U. R. S. S., estos dos objetivos de la política estadounidense pudieron desarrollarse y convivir sin problemas; pero cuando el bloque soviético finalmente colapsó en la década de 1990, por un lado, la primacía estadounidense ya no se presentó como necesaria para los países aliados a EE. UU., mientras que por otro, Estados Unidos quedó instaurada como la única superpotencia militar mundial, dejándola sin contrapeso alguno. Los conflictos bélicos de la década de los "90 ocultó esa falta de consenso (pero exceso de fuerza) que poseía EE. UU.

     Luego de la Guerra Fría, la nueva y única potencia hegemónica comienza a implementar una nueva forma de presentarse ante el mundo, ahora vinculaba no sólo la libertad de mercado y la democracia, sino que se sumaba la importancia de los derechos humanos y su defensa, lo cual podía significar una intromisión en la soberanía nacional de cualquier país que no respetara esos preceptos. Durante la década de 1990, el escenario interno y externo de EE. UU. fue propicio ara el desarrollo de estas políticas.

     Pero para el 11 de septiembre de 2001 el escenario cambió radicalmente, los atentados sufridos por la población estadounidense brindó al gobierno de Norteamérica la oportunidad de cambiar el rumbo de sus políticas con algunas partes del mundo. Para poder operar libremente, el gobierno estadounidense debía contar con un gran apoyo popular y de los votantes, y el atentado del 11 de septiembre brindó la herramienta perfecta para conseguirlos: la existencia de una amenaza exterior de la cual el gobierno no sólo debía defender a su población, sino también eliminar cualquier posibilidad de ataque.

     Hubo un segundo factor que propició el cambio de rumbo del discurso norteamericano, que fue la existencia de una notable y muy importante desigualdad a nivel del armamento y tecnología militar (el cual se hizo muy evidente luego de la guerra de los Balcanes). Estos dos elementos, se vieron seguidos de un cambio ideológico en el discurso del gobierno norteamericano: mientras en la administración se Clinton se hablaba de la causa de la justicia internacional y de la construcción de la paz democrática, el gobierno de Bush se pronunció como en guerra contra el terrorismo[3]. A partir de entonces, la guerra contra Irak se inscribe con ese significado; siendo este país parte del eje del mal, se necesitaba un ataque preventivo al mismo.

     Al igual que durante la Guerra Fría, mediante un discurso defensivo de valores humanitarios, EE. UU. esconde sus objetivos imperialistas, de luchas por una mayor porción del poder. Se utiliza exactamente el mismo principio que durante la Guerra de Vietnam: es deber de los EE. UU., como estado civilizado, extirpar toda forma de opresión, con el objetivo de hacer del mundo un lugar más seguro y pacífico.

     Noam Chomsky también critica el discurso norteamericano, indicando que los planteos realizados por el gobierno estadounidense durante la Guerra de Vietnam sobre la situación de la zona eran totalmente falsos. De a cuerdo con este autor, el gobierno norteamericano pretendía llevar a cabo una contrarrevolución en la región de Indochina, por lo que se puede inferir que las conclusiones que los vietnamitas habían sacado sobre las intenciones estadounidenses no estaban erradas (como decía Mc Namara). Además, dice que aún cuando las fuerzas norteamericanas no podían vencer en la batalla a los revolucionarios (tanto vietnamitas como de otras naciones de Indochina), se oponían a la aceptación de los países como libres frente a la comunidad internacional y obstaculizaban todos los recursos que estaban a su alcance.

     Durante este período, juegan un rol fundamental los intelectuales y los medios masivos de comunicación, que en todo momento colaboraron a difundir el "mito" de que EE. UU. no estaba atacando la región de Indochina, sino defendiéndola. Además se mostraron totalmente leales a las doctrinas que planteaba el estado y veían los acontecimientos desde el punto de vista del gobierno estadounidense. A esta situación, le ha sido útil la inexistencia de una oposición de izquierda bien organizada que puede hacer frente a esas lecciones adoctrinadoras. Es gracias y a través de los intelectuales que están al servicio del gobierno que se produce todo una gran complejo des-informativo y de lavado de cerebro a la población norteamericana; que sirve para sustentar el accionar político estadounidense, con el apoyo que requiere.

 Bibliografía

·         Anderson, Perry: Fuerza y consentimiento, en

www.nodo50.org/reformaenserio/articulos/octubre2006/fuerzayconsentimiento.pdf

·         Chomsky, Noam: Después del cataclismo, en

·         Chomsky, Noam: Democracia y mercados en el nuevo orden mundial, en

http://kamita.com/misc/nc/textos/democ02.html

·         Chomsky, Noam: Una superpotencia bravía, en

http://kamita.com/misc/nc/textos/eeuu05.htm

·         Hobsbawm, E.: Historia del Siglo XX, Crítica, Barcelona, 1995.

·         Kennan, George: Las Fuentes de la Conducta Soviética, en Módulo de Historia Contemporánea, 2007.

·         Kennan, George: Los orígenes de la contención, en el Módulo de Historia Contemporánea, 2007.

·         Loth, W.: Cap. 1, Europa después de 1945: la formación de los bloques en Benz,W. y Graml, H. El Siglo XX. Europa después de la Segunda Guerra Mundial, 1945-1982, Historia Universal, Siglo XXI, tomo 35/1, México, 1986.

·         Thompson, Robert: Guerra revolucionaria y estrategia mundial 1945-1969, Paidos, Buenos Aires, 1970.

 

 

 

 

 

Autor:

Nadia P. González

Materia: Historia Contemporánea

Cátedra: Pipkin

Comisión: Lunes de 21 a 23 hs.

Segundo Cuatrimestre de 2007

[1] Thompson, Robert: Guerra Revolucionaria y Estrategia Mundial. 1945-1969. Paidos. Buenos Aires. 1970. Pág. 161.

[2] Kennan, George: Las Fuentes de la Conducta Soviética, en Módulo Historia Contemporánea, U. B. A., 2007. Pág. 59.

[3] Anderson, Perry: www.nodo50.org/reformaenserio/articulos/octubre2006/fuerzayconsentimiento.pdf. pág. 13.

Partes: 1, 2
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