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El Fundamentalismo como Identidad

Enviado por sion20


    Indice1. Introducción3. Algunas Preguntas4. Bibliografía

    1. Introducción

    Las formas de cohesión política de las naciones en el siglo XX parecen haber entrado en la moda de la posmodernidad: el desencanto por los ideales modernos es el fracaso de la democracia y la mirada secularizada de la religión en la vida pública (CASANOVA, 1995) es el fracaso del laicisismo. Siguiendo o no las teorías que hay sobre la religión en la posmodernidad (¿diría mejor la posguerra?), ésta juega un papel importante en el escenario político de hoy. La aparición o reaparición de movimientos fundamentalistas que promueven la identidad de una comunidad en base a la pertenencia a una secta o grupo religioso toma, en la década de los noventa, una dimensión doble: en el debate político y en las prácticas sociales. Generando miedo algunas veces y compasión otras, los fundamentalismos religiosos van a apelar siempre a ideales espirituales que respalden sus aspiraciones políticas. En los países musulmanes con Estados Islámicos y en los países de Occidente con gran cantidad de inmigrantes musulmanes, una crisis política se convierte en una oportunidad para proclamar el gobierno de Alah (KEPEL, 1995a). La inquietud para este trabajo parte del planteamiento acerca del fundamentalismo como forma de identidad política, que hace el profesor Carlos Patiño en el segundo capítulo de su libro, Política e Identidad en el comienzo del siglo XXI.

    2. Breve vedemécum del fundamentalismo

    El término "fundamentalismo" tiene su origen en una serie de panfletos publicados entre 1910 y 1915 en Estados Unidos. Con el título "Los Fundamentos: un testimonio de la Verdad", los panfletos escritos por pastores protestantes en Estados Unidos, se repartían gratuitamente entre las iglesias y los seminarios, en contra de la pérdida de influencia de los principios evangélicos en América durante las primeras décadas del siglo XX. Era la declaración cristiana de la verdad literal de la bíblia. Estas personas se consideraban guardianes de la verdad. Hay distintas definiciones y sinónimos para el fundamentalismo religioso. Para Ernest Gellner, "la idea fundamental es que una fe determinada debe sostenerse firmemente en su forma completa y literal, sin concesiones, matizaciones, reinterpretaciones ni reducciones. Presupone que el núcleo de la religión es la doctrina y no el ritual,y también que esta doctrina puede establecerse con precisión y de modo terminante, lo cual, por lo demás, presupone la escritura". Esta definición se aplica tanto para cristianos, judíos y musulmanes como para distintas sectas que cuentan con su propio texto sagrado. Aunque está en muchas religiones, el fundamentalismo está en su apogeo en el islam (GELLNER, 1994). El término "integristas" se usa como adjetivo de ciertos movimientos fundamentalistas que usan el terrorismo y la violencia como medio de acción política. Aunque su uso es indiscriminado en ocasiones, se puede hacer referencia a su origen: Integrismo es el nombre de un partido político español fundado a fines del siglo XIX y basado en el mantenimiento de la integidad española. El objetivo del fundamentalismo se puede resumir, a grandes rasgos, en la definición que de él dan Jeffrey Hadden y Anson Shupe : el fundamentalismo es la proclamación de una autoridad reclamada sobre una tradición sagrada que debe ser reinstaurada como un antídoto para una sociedad que se ha desviado de sus legados culturales. Otra anotación importante de estos autores es la respuesta a la presencia del funadamentalismo en tantas partes del mundo: la globalización. Un tercer término es fanático: "Que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento, creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas. Preocupado o entusiasmado ciegamente por una cosa." (CABRERA, 1997)

    3. Algunas Preguntas

    ¿Cuál es la línea que divide a los fundamentalistas y a los integristas? ¿Acaso los fines? Los unos son espirituales y los otros políticos, pero ¿cómo definir 'la espiritualidad' de esos grupos? ¿acaso por lo que dicen sus profetas, imanes o gurus, o por su violencia o pacifismo? Conforme al ideal moderno la religión es un asunto privado y no tiene porque mezclarse con lo público (=político). Pero como afirma José Casanova, la religión se ha convertido en un asunto de interés público. Según él, debido a cuatro acontecimientos: la Revolución Islámica en Irán; la aparición de la "Solidaridad" en Polonia; el papel del Catolicismo en la revolución Sandinista y en otros conflictos a lo largo de América Latina; y el resusrgir público del Fundamentalismo Protestante como una fuerza en la política americana. En esta línea de interpretación podemos decir que la religión no acepta el papel de extra que le da la modernidad, quiere ser protagonista. ¿Pero esta actitud viene desde su interior o es empujada por la sociedad? ¿es su protagonismo expresado sólo en la violencia y la intolerancia? ¿es el comunitarismo una amenaza para los intereses de los nacionales en los países donde se establecen comunidades con una identidad religiosa? Parece que el término fundamentalismo se ha convertido en una expresión peyorativa y generalizante para cualquier expresión no relativista, materialista o "secular-racionalista". Sin embargo, la realidad es más compleja. De las obras de Gilles Kepel (Ver bibliografía) se desprende una particularidad en cada movimiento político-religioso: pluralidad de características y procesos, cosmovisiones antagónicas e irreconciliables muchas veces. Identidades distintas. ¿Cómo se forma esta identidad? Se podría decir que por medio de la adoctrinación que hacen los sacerdotes o los imanes. Sin embargo, no es tan sencillo. La militancia de los jóvenes en el islam no resulta de un simple proceso de adoctrinamiento y le da una fuerza especial en su expansionismo. Casos como el de una joven de origen argelino, Schérezade que "reencontró" el islam cuando vivía en Francia y se convirtió en el foco de un conflicto entre el Estado francés y las asociaciones musulmanas en Francia, al negarse a quitarse el velo (que las mujeres musulmanas deben llevar) en el colegio. Asímismo, el afán del Frente Islámico de Salvación (FIS) para ganarse el apoyo de los jóvenes argelinos y la generación joven alentada por Malcom X en Estados Unidos, son hechos que divergen en fenómeno social. Sus consecuencias prácticas también dicen mucho a la sociedad occidental, aunque a veces son contradictorias: la reducción de la drogadicción en los suburbios con mezquitas vs. Las reacciones violentas en el caso de la novela de S. Rushdie, Los versos satánicos. La identidad política en occidente se vuelca a minorías que crecen cada año y que se nutren de los excluidos, de los pobres, p.e., la Nación del Islam o Black Muslims, que comenzó en los años treinta en un gueto de negros en la ciudad de Detroit (KEPEL, 1995ª). En ese caso, la identidad no se forma por la apelación a una tradición sino por la formación de mitos de origen y de profecías de superación: El Mensaje al Negro en América, de Elijah Muhammad, líder de la Nación del Islam, es un relato sobre la creación de la raza negra (pura y original) y su caída bajo el dominio de la raza blanca, "los diablos blancos" (Véase KEPEL, 1995ª, pp. 42 – 51). Gellner muestra que en el islam el fundamentalismo no era exclusivo de las comunidades pobres, sino que estaba dividido en dos. Un alto islam, de los doctos y un bajo islam, del pueblo. En sus diferencias se encuentran los rasgos fundamentales que cada parte necesita para formar su identidad. Por supuesto que no puede ser la misma.

    Los integrantes del alto islam eran burgueses doctos con los gustos y valores de las clases medias urbanas. Su militancia religiosa les daba autoridad frente al Estado y un status social considerable: razones suficientes para generar su identidad a partir del islam. El bajo islam le ofrece a los pobres rituales místicos y mágicos que le ayudan a llevar su desdicha, que son un consuelo para su miseria. Cada cuál adapta la identidad a su cultura y situación social: en cierta manera, el fundamentalismo es flexible. Gellner describe el poder de la identidad religiosa en los países islámicos: "El fundamentalismo islámico es un movimiento socialmente fortaleciente, enormemente simple, poderoso, terrenal, a veces cruel, absorbente, que ofrece un sentido de dirección y orientación a millones de hombres y mujeres, muchos de los cuales llevan vidas de amarga pobreza y que están sujetos a una opresión cruel. Les permite adaptarse a una nueva sociedad de masas identificándose con la vieja y bien establecida "alta cultura" de su propia fe, y explicando su propia privación y humillación como un castigo por haber abandonado el verdadero camino, y no como una consecuencia de no haberlo encontrado jamás; el desbarajuste y la desorientación se reconvierten, de este modo, en un ascenso social y moral, en la conquista de una identidad y una dignidad." Históricamente, en el Tercer Mundo, los pueblos de mayoría musulmana, después de una experiencia colonial llena de desastrosas secuelas, expresan el deseo, o la necesidad, de volver a su más culta e inmediata forma de vivir, que es el Islam, para afrontar los tremendos retos que les plantea nuestro tiempo con las necesarias referencias. Concluyen que el Islam es la forma que garantiza la evolución de sus sociedades, el modelo que les asegura su progreso (CABRERA, 1997). La realidad de los fundamentalismos (débase a la globalización o no) en el mundo contemporáneo es una fuerte tensión para la estabilidad política en los Estados modernos. No basta con la libertad de cultos y el reconocimiento constitucional de la pluralidad religiosa. Cada vez más, surgirán grupos fundamentalistas reclamando nuevos derechos, mejores conseciones y proclamando su supremacía moral sobre los demás y por qué no, un final apocalíptico para la sociedad. ¿Quién dice que no pueden hacerlo? ¿Quién dice que sí?

    4. Bibliografía

    CABRERA, Hashim Ibrahim. Fanatismo y religion: El Islam ante el fanatismo (Ponencia del Director de Verde Islam, Revista de Información y Análisis. Seminario «Libertad religiosa», celebrado en Córdoba los días 26 y 27 de julio de 1997). Documento de Internet: www.webislam.com CASANOVA, José. Dimensiones Públicas de la Religión en las modernas sociedades occidentales. En: Iglesia Viva, No. 178-179, julio/octubre de 1995, pp. 395 – 410. GELLNER, Ernest. Posmodernismo, razón y religión. Ediciones Paidós Ibérica S.A., Barcelona, 1994. KEPEL, Gilles. Al Oeste de Alá, La penetración del Islam en Occidente. Ediciones Paidós Ibérica S.A., Barcelona, 1995ª. KEPEL, Gilles (Dir.). Las Políticas de Dios. Grupo Anaya & Mario Muchnik. Madrid, 1995b. PATIÑO, Carlos. Política e Identidad en el comienzo del Siglo XXI. Editorial UNIVERSIDAD PONTIFÍCIA BOLIVARIANA. Medellín, 1998.

     

     

     

    Autor:

    Diego Pineda