- Introducción
- Teóricos y teorías en psicología de la educación
- La motivación en el aprendizaje
- Creación de ambientes de aprendizaje
- Conclusión
- Bibliografía
INTRODUCCIÓN
La psicología de la educación es una rama de la psicología que se especializa en el estudio del proceso enseñanza–aprendizaje en ambientes educativos. La finalidad de la psicología de la educación, es que los maestros apliquen las estrategias de enseñanza adecuada a los educandos, lo cual ha sido posible gracias a los estudios que se han realizado en desarrollo humano, de esta manera, es factible que se conozca los procesos cognitivos que intervienen en el aprendizaje
Diversos son los autores que han centrado su atención en la manera de aprender del individuo, y de esta manera surgen posturas donde la cognición y el ambiente intervienen directamente en el aprendizaje.
Existe una estrecha relación entre el aprendizaje y la motivación, es por eso que, es preciso, que los maestros conozcan sobre las maneras de aprender de los alumnos y así, propiciar ambientes de aprendizaje viables, con base a las características de cada uno, para que adquieran los conocimientos necesarios, y desarrollen habilidades y actitudes, en una palabra, competencias.
Las aportaciones que han hecho los teóricos, y que se siguen haciendo, coadyuvan a que el proceso enseñanza-aprendizaje, sea lo más eficaz posible, ya que éste involucra una serie de pasos que va desde una planeación bien fundamentada, hasta una evaluación acorde a los contenidos y, obviamente, a esa planeación donde se establecieron los objetivos, por lo que, si el maestro realmente quiere formar individuos competentes, necesita conocer la manera de diseñarlos, pero sobre todo, de ejecutarlos, lo cual logrará con la comprensión que tenga de dichas aportaciones.
TEÓRICOS Y TEORÍAS EN PSICOLOGIA DE LA EDUCACIÓN
Para comprender el desarrollo de la psicología de la educación, que, como ya se mencionó previamente, es parte de la psicología, es básico hacer un recorrido por el tiempo y conocer las aportaciones de los autores que se interesaron por el estudio de la misma, aplicando sus conocimientos psicológicos a esta área específica.
Santrock (2006), en su libro Psicología de la Educación, menciona que tres fueron los pioneros destacados:
William James
La manera en que James contribuyó a la psicología educativa, es que, después de publicar su libro "principios de la psicología", explicó cómo se puede aplicar la psicología en la educación de los niños, a través de conferencias dirigidas a los maestros. Desde la perspectiva de James, la manera de expandir la mente de los niños, era iniciar sus lecciones un punto más allá de su nivel de conocimientos y comprensión.
Tomando en cuenta el método de James para explicar la mente humana, que debemos tomar en cuenta su funcionamiento, creo que es aplicable este aspecto, porque como él lo manifestaba, la mente es plástica, adaptable, si al alumno, le damos un poco más de su aparente capacidad, se moldea a esto y va creando un hábito que le hará cada vez mejor.
John Dewey
La aportación de Dewey a la psicología educativa fue aplicar sus principios psicológicos a la educación, tales como considerar que el niño es un ser activo, así, se establecieron las bases para hacer que el niño aprenda haciendo, y además que hay que considerarlo como un todo, por lo que se debe tomar mucho en cuenta el contexto en que se desenvuelve, educarlo integralmente. Cuando el niño, sobre todo de preescolar y primeros grados de escolar, aprende haciendo, no solo refuerza sus habilidades cognitivas, también motrices y por ende, a socializar, de esta manera, la estancia en la escuela no le resulta un tedio, va con gusto, y asimila mejor. Desafortunadamente, aun persisten casos donde los maestros no permiten la actividad en los niños, porque consideran que es libertinaje, y lo más sorprendente, porque lo he visto, es que algunas maestras, que han sido mis experiencias directas, son jóvenes, pero su mentalidad es antigua.
Ahora bien, la postura de Dewey, aunque él habló de niños, es aplicable en todos los niveles, y en mi experiencia docente, que se desarrolla a nivel licenciatura, mucho más, porque a los futuros profesionistas no solo se le debe proveer de conocimientos, sino que desarrollen habilidades y actitudes para que se desenvuelvan convenientemente en el mundo laboral, donde sobresale el más competente; si sólo nos abocamos a vaciar contenidos, y esperamos a que lleguen al final para aplicarlos, se les dificultará mucho, porque la teoría dista de la práctica, por eso, desde que están estudiando, es nuestro deber como guías en este maravilloso mundo del saber, que combinen teoría con práctica, además que sean críticos, reflexivos, para lo cual en clase, desarrollar actividades donde comenten, discutan, analicen en plenaria o pequeños grupos, casos reales, que propongan soluciones, que creen; y esto desde sus inicios, no esperar a que estén más adelantados, sino que poco a poco se vayan introduciendo en lo que harán finalmente, si se hace esto, recordemos que la práctica hace al experto, por lo tanto, así lo irán haciendo mejor, aprendiendo de sus errores y mejorando lo que les sale bien. También a este nivel he podido observar que algunos maestros, los cuales aún tienen la idea que ser maestro es transmitir conocimientos, no permiten dichas acciones en sus alumnos, tienen la firme convicción que solo ellos saben, y no permiten la libre expresión, erróneamente consideran que ya hasta que tengan el "conocimiento" claro, entonces podrán aplicarlo… quienes no tiene el conocimiento claro, porque no saben lo que significa ser maestro, son ellos, ya que no son capaces de extraer lo más valioso de acuerdo a la capacidad de cada alumno para evaluarlos, quieren "perfección", pero esto no es más que una manera de cubrir su incapacidad para conducir apropiadamente el proceso educativo.
Edward L. Thorndike
Desde su perspectiva del aprendizaje, en donde considera que éste se presenta a través de una serie de conexiones entre un estimulo y una respuesta, Thorndike aporta, a través de su ley del efecto, importantes elementos para hacer el proceso educativo eficaz, ya que en esta ley nos menciona que si una conexión es realimentada positivamente (reforzada), se mantiene, y si es realimentada negativamente (castigada), se debilita esto es, aplicada al aula, si un alumno expresa una posible solución a un problema, o simplemente expresa una opinión, y se le acepta, se sentirá motivado a continuar, a seguir participando, por el contrario, si se le censura, su motivación decrecerá. Bien, desde esta perspectiva, nuestra labor como docentes, radica en que, cuando el estudiante manifieste una opinión ante una problemática que planteemos, lo conduzcamos hacia la respuesta correcta, si es que esta no fue la acertada, haciéndole saber que su respuesta es aceptable, pero invitándole a buscar más, que él tiene el potencial, además de que se motiva, se le fomenta el pensamiento crítico, porque cada respuesta que ofrece es reforzada positivamente y aprende más, aprendió por sí mismo, solo fuimos una guía. Por otro lado, si no se le acepta la respuesta porque no fue correcta o simplemente porque no "pensó" igual que nosotros, pues, obviamente, lo desmotivamos, pierde el interés por aprender, y algunos, definitivamente, no aprenden. Una de sus grandes aportaciones fue la de promover las habilidades de razonamiento en los educandos.
Otra de las grandes aportaciones del Thorndike, fue la de promover la medición y la evaluación en el proceso educativo, desde su perspectiva, la enseñanza y el aprendizaje debe ser tratados científicamente.
En cuanto a las teorías, indicaré dos perspectivas relevantes en la educación, mencionando a los autores que han influido en mí.
Perspectiva conductista
Thorndike influyó notablemente en Burrhus Frederic Skinner, uno de los principales precursores del conductismo, cuyo principal interés radicó en la forma de aprender del individuo. Con base a las aportaciones de Thorndike, en cuanto a los reforzadores, Skinner desarrolló su teoría del condicionamiento operante, en la cual, el sujeto responde a las consecuencias que provocaron su conducta, de acuerdo a la magnitud de éstas, ya sea positivas o negativas. Cuando son positivas, lo viable es que la conducta se mantenga o incremente, cuando son negativas, la conducta desaparecerá o decrementará.
En el aula se puede observar la presencia del conductismo, cuando el alumno ofrece una respuesta favorable, dicho de otro modo, cuando el alumno presenta conductas acordes a los lineamientos, y el maestro le recompensa, ya sea con un halago, o algún otro reconocimiento como una mención especial, éste se sentirá motivado a seguir por el mismo camino, o con el simple hecho de recibir una calificación equivalente a su desempeño, ya será un reforzador positivo. Por el otro lado, cuando el alumno manifiesta conductas inadecuadas, como no cumplir con tareas, no trabajar en clase, etc. aquí lo ideal, si realmente se quiere conseguir que esa conducta desaparezca, es que se apliquen reforzadores negativos, o lo que es lo mismo, castigos, cómo no salir al recreo, levantar reportes, etc.
Es muy importante que antes de aplicar cualquier reforzador, el maestro debe dejar en claro los lineamientos a seguir durante el curso, lo cual define, las reglas y a su vez las acciones que se harán ante el cumplimiento así como al incumplimiento de las mismas; cuando el estudiante sabe lo que se espera de él, es factible que su aprovechamiento sea más eficaz y se propicia un ambiente de aprendizaje agradable. Como puede verse, desde la planeación misma, estamos aplicando las leyes del conductismo, ya que, estamos definiendo las conductas esperadas, el educando lo único que necesita, es operar sobre este ambiente, para que a su vez, el maestro lo refuerce.
Perspectiva cognoscitiva
Esta perspectiva curiosamente, es la más antigua pero a la vez, la más reciente, ¿por qué?, antigua porque ya desde los antiguos filósofos griegos se hablaba sobre la naturaleza del conocimiento y el valor de la razón; por ejemplo, Sócrates, quien mencionaba que todos poseemos el conocimiento, lo único que se tiene que hacer, es que un "experto" a través de preguntas bien estructuradas, vaya guiando al aprendiz hacia la respuesta correcta, esto es, Sócrates hacía pensar al individuo, a través de su famoso método mayéutico, lograba sacar ese conocimiento que el individuo poseía y que no lo sabía, y bueno, moderna, porque desafortunadamente esta postura no floreció, se interpuso el conductismo, tomó mucha fuerza y es ya relativamente reciente, que la perspectiva cognoscitiva ha vuelto a tomar auge. El principal interés de los cognoscitivas es la manera en los procesos mentales intervienen en el aprendizaje, ya que consideran que los seres humanos participan activamente en su propia cognición.
Pues bien, en la, podría decirse, nueva etapa de la perspectiva cognoscitiva, uno de los exponentes es David Ausubel, cuya postura del aprendizaje significativo, aporta un marco apropiado para diseñar estrategias educativas. Para Ausubel, el aprendizaje del educando, depende de sus conocimientos previos, por lo que es importante que se conozca qué es lo que el alumno sabe y a partir de ahí, iniciar con los nuevos contenidos. Cuando el maestro conoce la estructura mental del estudiante, esto es, conceptos, ideas, etc., es más fácil que planee sus clases y a la vez le facilite la misma al alumno, ya que lo único que tendrá que hacer, es relacionar los nuevos conocimientos con los que ya tiene.
Puede verse cierta relación entre la postura de Sócrates y la de Ausubel, aunque no se menciona en los textos, por lo menos no en los que he leído, que el primero haya influido en el segundo, yo puedo ver que hay una influencia, ya que esa conexión entre los conocimientos previos y los actuales, o dicho de otro modo, descubrir lo que el alumno ya sabe para que a partir de ahí, se de la nueva información, podría ser el conocimiento que logra sacar Sócrates de sus discípulos a base de preguntas; para ambos ya existe un conocimiento, y esta es la base para el aprendizaje; entonces en el aula se podría aplicar así: al iniciar un curso a través de una prueba diagnóstica, podemos detectar el nivel de conocimientos y así planear o replanear el curso con base a ello, ya que si damos por hecho que algunas cosas ya saben, lo más viable es que se frustren, porque sentirán que no están aprendiendo nada, la clase será confusa, no la entenderán, por otro lado, si ya conocen los contenidos que se están tratando se sentirán frustrados por no aprender "nada nuevo". Otra aplicación sería durante la ejecución del proceso educativo: en cada sesión, reactivar los conocimientos previos, esto es, lo adquirido en la clase anterior, independientemente que al término de cada clase se debe verificar la asimilación de contenidos, al iniciar la siguiente, como parte de la introducción, es conveniente cuestionar sobre lo tratado en la clase anterior, o plantear una situación problémica, y así, avanzar, o reforzar el contenido, dependiendo de la respuesta; y es precisamente aquí, donde encuentro la relación con Sócrates, cuando las ideas de los estudiantes son confusas, es labor del maestro orientarle a la aclaración, no decirle la respuesta, sino hacer que él la encuentre, porque está en su mente, solo que no la ha organizado, y si se le hacen preguntas bien estructuradas (preguntas productivas), su mente se aclarará, entonces como decía el gran Sócrates "da a luz el conocimiento" y a partir de allí, iniciar con los nuevos conceptos, porque ya se estará seguro que sí serán asimilados, ya que lo único que tendrá que hacer el estudiante es relacionarlos con los previos.
LA MOTIVACION EN EL APRENDIZAJE
Considerando que la motivación es pieza importante para que el aprendiz adquiera y asimile conocimientos, definamos primero que es la motivación: "estado interno o externo que activa, dirige y mantiene el comportamiento" (Woolfolk, 2010; Santrock, 2006 y Reeve, 2006).
Con base a esta definición podemos ver que existen dos tipos de motivación, la interna o intrínseca y la externa o extrínseca.
Cuando el alumno se encuentra motivado intrínsecamente es más fácil que rinda académicamente, ya que no necesita de incentivos externos para alcanzar sus metas, la tarea es atractiva por sí misma, busca y vence desafíos por sí mismo; de esta manera, a este tipo de estudiantes no necesita el maestro decirle lo que tiene que hacer, por si mismo busca, indaga, investiga, descubre, porque quiere saber; aquí el trabajo del maestro sólo radica en mantener esa motivación guiándolo por el camino del saber, encauzándole adecuadamente, para lo cual es necesario que siente las bases del aprendizaje, para que así el aprendiz sepa el camino a seguir, ya que, no porque su interés es nato, se le va dejar a la deriva, a que adivine lo que debe saber; lo que el maestro debe hacer, en una palabra es: planear. La planeación es básica, en el proceso educativo, cuando el maestro diseña sus estrategias de enseñanza y aprendizaje previamente, el alumno con motivación de este tipo, mantendrá su interés por el estudio.
Por otro lado, cuando el educando se motiva extrínsecamente, hay mayor quehacer por parte del maestro, ya que este tipo de alumnos no se interesa por el contenido en sí mismo, sólo se centra en lo que pueda obtener o evitar, por ejemplo, obtener o perder puntos. Estos educandos únicamente se interesan en la calificación, no en aprender, pero bueno, el caso es que realizan sus tareas, pero exclusivamente por este interés, por el de obtener un premio o evitar un castigo; con base a esto es importante que en la planeación, al implementarse el sistema de evaluación se definan los criterios y el porcentaje que contendrá cada producto o evidencia, para que el alumno dirija sus esfuerzos a ello, a cubrir ese 100% que la mayoría anhela, sabe que si cumple con los criterios establecidos como recompensa a su esfuerzo recibirá su calificación aprobatoria, y si no los cumple, su castigo será no aprobar total o parcialmente la materia. Algo muy importante es que el maestro no pierda de vista lo estipulado en la planeación, ya que se ha visto casos en que en el trascurso, olvida o pasa por alto algunos aspectos y esto, lo que consigue es desmotivar a los que realmente se esfuerzan y fomentan el desinterés y apatía en los que no lo hacen.
Independientemente del tipo de motivación que manifieste el alumno, es conveniente que el maestro utilice reforzadores sociales, como el halago, el cual debe ser manejado adecuadamente, esto es, acorde a la situación, no sólo halagar por "ganarse" al alumno, o también para que sirva de ejemplo a los demás miembros del grupo, porque puede tener efectos contraproducentes; el elogio debe ser personal, además, basado en las acciones y evitar la evaluación, por ejemplo, si el alumno realizó un trabajo que incluyó todos los parámetros marcados, decirle: "me agrada que hayas realizado un buen trabajo cubriendo los requisitos estipulados", en lugar de indicarle "está muy bien tu trabajo", con esta última expresión, el alumno se entera que está bien, pero no por qué está bien, y es como si no se le dijera nada; por otra parte, supongamos que es la primera vez que el individuo presenta un buen trabajo, en esta situación evitar juzgar después del halago, por ejemplo: "me agrada que hayas realizado un buen trabajo cubriendo los requisitos estipulados, ojala así lo hicieras siempre", esto más que un halago, parece reproche, o tal lo sea, así que si lo que se quería lograr en el alumno satisfacción, lo más seguro es que se obtenga molestia y por ende resentimiento.
La explicación de cómo debe aplicarse la motivación al aprendizaje se puede encontrar en las diferentes perspectivas psicológicas:
Perspectiva conductista
Desde esta perspectiva la mejor manera de motivar a los educandos, es manejando incentivos, que pueden ser positivos o negativos. Entre los incentivos más comunes están el proporcionar puntos por aciertos o disminuir puntos por desaciertos, en caso de los pequeños, estrellitas, estar en el cuadro de honor, reconocimientos verbales o diplomas, en fin, cada maestro dispone de un menú amplio para elegir el más conveniente a la situación. En esta perspectiva lo que podemos ver es que con estos incentivos, reforzamos las conductas deseadas y disminuimos las indeseadas, ya que con la repetición, el individuo se crea hábitos, y así, la conducta forma parte de él, es por eso que se recomienda que se apliquen de manera responsable, para que realmente se logre el efecto anhelado. Esta perspectiva se manifiesta en la motivación extrínseca, ya que los reforzadores son externos.
Perspectiva humanista
Esta perspectiva hace hincapié en los factores intrínsecos de la motivación. Para los humanistas la mejor manera de motivar es activando los recursos internos del alumno: competencia, autoestima, autonomía y autorrealización (Woolfolk, 2010). Para Santrock (2006), la motivación destaca la capacidad de crecimiento y la libertad de decisión del alumno, lo cual está basado en la teoría de Maslow, en cuanto a la necesidad de autorrealización. Con base a esta perspectiva el maestro debe propiciar un ambiente de aprendizaje donde el alumno tenga la oportunidad de expresar libremente sus puntos de vista, sin que sea sancionado cuando no está de acuerdo con él, si al alumno se le permite que exponga lo que piensa, tendrá la opción, cuando se le conduce adecuadamente de darse cuenta si está equivocado o no; muchas veces los estudiantes se quedan callados, se abstienen de participar por temor a ser sancionados, ya sea por la descalificación del maestro o por las burlas de los compañeros, y esto no es recomendable, ya que éste no sabrá si está mal si no lo expresa, se quedará con la duda, o con lo que dice el maestro, y simplemente será un repetidor.
Perspectiva cognoscitiva
Desde esta perspectiva, el educando es considerado como un ser activo, los elementos que maneja de la motivación son los internos, de acuerdo con ella, son los pensamientos del aprendiz lo que lo motiva a hacer las cosas, esto es, dependiendo de cómo perciban el entorno, los alumnos se establecerán metas, tendrán la capacidad de planearlas y supervisarlas, es lo que se llama motivación de logro. La manera en que perciba los éxitos y fracasos, harán que el estudiante se esfuerce por alcanzas sus metas; desde esta perspectiva, el individuo está firmemente convencido de su capacidad y por ende, aboca todo su esfuerzo en la consecución de sus metas. Cuando el alumno es congruente con sus pensamientos, es más fácil que rinda académicamente, ya que cualquier "fracaso", le ayudará a mejorar, lo cual no pasaría con alguien que exclusivamente se mueve por el exterior, éste último, aunque esté consciente que no se involucró lo suficiente en la actividad, no se responsabilizará de su conducta, siempre buscará un culpable y, obviamente, éste será el maestro, por su parte, el motivado internamente, reconocerá su responsabilidad, revisará sus errores, los corregirá y aprenderá de ellos, y cuando tenga aciertos, de igual manera sabrá que es su esfuerzo el que está reflejado en él.
Perspectiva social
Esta perspectiva nos indica que el alumno mostrará interés por la escuela, cuando mantiene relaciones interpersonales satisfactorias; la necesidad de afiliación es lo que mueve a este tipo de estudiantes, por eso siempre están buscando agradarle al maestro. El principal objetivo de estos alumnos es establecer, mantener y en su caso, restablecer sus relaciones sociales, lo que lo mantiene interesado es estar con sus pares, solo así se siente productivo.
CREACION DE AMBIENTES DE APRENDIZAJE
Tener un manejo efectivo del aula, no es tarea fácil, pero tampoco imposible. Es sustancial que el maestro desarrolle estrategias para lograr el control de aula, ya que, de no hacerlo, se presenta el estrés y el cansancio que conduce al agotamiento emocional, lo que se conoce como "síndrome de agotamiento del docente" (Emmer y Stough, 2001, en Woolfolk, 2010). La experiencia y los conocimientos sobre el tema, es lo que logra que el maestro tenga ese control en el aula, no debe perderse de vista que existe diversidad de creencias, hábitos, conductas, metas, en fin, una gama de personalidades, donde se debe integrarlas, para lo cual, como ya se mencionó, es imprescindible, desarrollar estrategias didácticas que conduzcan a ello.
Las primeras semanas de clases son básicas para establecer el ambiente propicio, esta es la clave para manejar la complejidad del grupo; en este tiempo se deben establecer los lineamientos, hacer del conocimiento del alumno que se espera de ellos y a la vez conocer sus expectativas, el objetivo es lograr la cooperación de cada uno y que se involucren activamente en clases. Una regla básica es no prometer lo que no se pueda cumplir, en ocasiones las expectativas de los alumnos va más allá de lo académico, prácticamente lo que quieren es que solo se les ponga la calificación y listo, en lo particular, una de las peticiones fuera de lugar es la de no dejar tareas, y digo fuera de lugar porque es parte de su formación, el leer, investigar, buscar, todo lo que implica aprender realmente, es parte de su formación.
La idea que aún tienen algunos estudiantes es que, la escuela es informativa, es decir, que van a que el maestro "les enseñe", considerando que "enseñar" se limita a la simple transmisión de conocimientos y ellos tranquilamente absorbiendo todo como una esponja: "el pensamiento esponja" que nos menciona Jorge Alberto Negrete (2010) en su libro Estrategias para el Aprendizaje y Guillermo Michel (2008) en su libro Aprende a Aprender. En estos mismos libros, ambos autores hacen referencia al pensamiento crítico, donde el alumno piensa por sí mismo, analiza, juzga, interpreta, y lo consigue cuando se lanza en la búsqueda de información; hacer estudiantes competentes es la principal tarea, y en esto radica la esencia de la educación: la formación, y es lo que debemos inculcar en nuestro educandos, que no sólo vienen a informarse, también a formarse, y esta formación debe ser integral, como lo menciona Carlos Zarzar Charur (2006), en su libro Habilidades básicas para la docencia, al educando se le debe formar en la dimensión intelectual, en la humana, en la social y ya a nivel superior, en la dimensión profesional. Entonces ¿cómo lograr esta formación?… en la dimensión intelectual, es lo que precisamente se refiere la educación en su concepto más general, es donde se fomenta el pensamiento crítico, a través del diseño de tareas para el trabajo independiente; la dimensión humana a través del desarrollo de valores y actitudes, que sean responsables, honestos, respetuosos, entre otros, uno muy importante es la cooperación, que aprendan a trabajar de manera conjunta, y esto da la pauta para la tercera dimensión, la social, donde la lograremos si fomentamos en los alumnos el trabajo colaborativo, que reconozcan que no son individuos aislados, sino parte de un grupo con el cual comparten objetivos en común, esto puede conseguirse a través del diseño de estrategias de aprendizaje colaborativo, donde el alumno desarrolle un espíritu de pertenencia; y por último, pero no menos importante, la dimensión profesional, que como ya se mencionó, es aplicable en niveles superiores, porque aquí lo que se hace es fomentar actitudes y valores para la vida como profesionista, porque profesionistas somos muchos, pero profesionales, pocos, ¿Qué implica ser profesional?… conducirse con ética en el desarrollo de nuestras actividades. En la dimensión profesional, se conjuntan las primeras dimensiones, si manejamos cada una convenientemente, en esta lo único que se realiza es la integración de cada una de ellas.
Estrategias de enseñanza para un buen inicio
Algunas estrategias (Emmer, Evertson y Worsham, 2003, en Santrock, 2006) para el inicio son:
1. Establecer expectativas del comportamiento y resolver dudas de los estudiantes: es común que los primeros días el alumnos se muestre ansioso porque no saben que esperar de la clase, y por consiguiente del maestro, lo más seguro es que sus expectativas estén basadas en sus experiencias con otros maestros, por eso es imprescindible que se establezcan las reglas, requisitos, procedimientos, todo lo que conlleva el desarrollo adecuado de la clase, para que el alumno sepa qué esperar, es importante que no sólo se centre la atención en los contenidos, sino también en el comportamiento, porque finalmente, es a través de éste, que se logrará la comprensión de los contenidos.
2. Asegurarse que los estudiantes tengan éxito: en las primeras semanas es conveniente que las tareas que se diseñen sean accesibles, prácticas, ligeras, para que el estudiante las consiga todas, de esta manera el alumno adquiere confianza, desarrolla una actitud positiva y están listos para resolver tareas más difíciles, las cuales se recomienda graduarlas poco a poco.
3. Permanecer visible y disponible: es importante demostrarle al alumno que se pueden acercar a uno sin ningún temor, que siempre se estará dispuesto a apoyarlo en sus dudas; algunos maestros "aprovechan" las actividades en grupo o individuales para solucionar pendientes, se sientan en su escritorio y se olvidan de los alumnos, si éstos son responsables, cumplirán con su tarea, pero si no, harán de todo menos trabajar, y después viene el regaño por parte del maestro, sin considerar que el único responsable de esta situación es él mismo; para evitar dicha situación, y además porque es su labor, es conveniente que el maestro camine por el aula supervisando el progreso de los estudiantes, despejando dudas, apoyándoles, ¡esto es ser realmente un maestro!, esto debe hacerse cuando queremos que nuestros educandos tengan formación, no confundamos que el hecho que sean activos y autónomos signifique abandonarlos por completo, somos y seguiremos siendo sus guías, somos el puente entre ellos y el conocimiento.
4. Permanecer en el mando: es común, que a pesar de haber establecido claramente las reglas y aún entregadas por escrito, habrá quienes las olviden o pretendan poner a prueba al maestro para ver si en realidad las administrará, por eso no hay que perder de vista lo estipulado y cada vez que sea necesario, aplicarlas, siempre, en cada momento establecer los límites entre lo aceptable y lo no aceptable dentro del aula.
Reglas necesarias
Las reglas es conveniente se presenten por escrito, y en los niveles primarios de la educación, donde al maestro le pertenece el aula y de hecho en cualquier nivel donde solo un maestro esté ella, colocarse en lugares visibles, donde el alumno las tenga presente. Las reglas además de ser claras y precisas, deberán ser congruentes con las de la escuela y los principios de aprendizaje, porque así no le generaran confusión a los educandos, de lo contrario, se preguntará qué regla debe acatar, ya que cada uno tiene sus propios lineamientos.
El reglamento se hará con base a la atmósfera que se quiera generar, de este modo, si queremos que los alumnos sean activos, críticos, creativos, que piensen por sí mismo, entonces establecer reglas flexibles, donde se limiten conductas que impiden el buen desarrollo de la clase, como no distraerse, comer en clase, platicar temas irrelevantes entre compañeros, pero no impedir que hablen cuando estén comentando sobre el tema, porque esto en lugar de perjudicar la clase, la enriquece; propiciar la discusión es una buena estrategia para fomentar el pensamiento crítico. Uno de los principios de aprendizaje es que cuando el alumno explica su trabajo a los compañeros, aprende más, por lo que una regla que prohíba esto, sería incongruente. Ahora bien, si existe el temor que los alumnos sobrepasen la autoridad del maestro, esto es, que se pierda el control, pues entonces las reglas deben ser rígidas, donde no se permita la mínima interacción entre compañeros, que adopten una actitud pasiva al aprendizaje, mejor dicho, que no exista esta palabra, solo la enseñanza, donde su obligación es atender y "entender" lo que dice el maestro; obvio que esto no es recomendable, ya que los estudios han demostrado que la mejor manera de aprender de los alumnos es propiciarles un ambiente donde sean autores principal de su aprendizaje. "Ayudar a los alumnos a pasar más tiempo aprendiendo y menos en actividades no dirigidas a una meta" (Santrock, 2006) es labor del maestro.
Estrategias de enseñanza para incrementar el tiempo de aprendizaje
"Las estrategias para incrementar el tiempo de aprendizaje académico incluyen mantener el flujo de actividad, minimizar el tiempo de transición y responsabilizar a los estudiantes" (Weinstein, 1997, en Santrock, 2006):
1. Mantener el flujo de actividad: es típico que los alumnos se distraigan en clase, ante esta situación, los maestros ineficaces interrumpen el flujo de la clase para hacer observaciones sobre el comportamiento inapropiado del alumno, o invierten un buen tiempo con un discurso de cómo debe ser en general la conducta en la clase, estos cambios bruscos, descontrolan a los alumnos, no adquieren nada nuevo, lo mismo de siempre, algo que se supone se marcó desde el inicio; lo ideal para llamar la atención del alumno distraído es hacerle preguntas sobre el tema tratado, no preguntar, ¿a ver qué dije?, que es una pregunta común entre los maestros cuando están molestos por la actitud del alumno, sino realizar preguntas productivas, que despierten el interés del alumno, la clase tipo conferencia realmente es tediosa, lo mejor es hacerla interactiva, independientemente de si el estudiante pone o no atención. Otro error en que caen los maestros ineficaces, es que, como no planean su clase, se presentan a ésta y la van llevando a como se presente, por lo que no hay lógica entre las actividades, y suelen pasar de una a otra sin ninguna congruencia. Otras veces pierden el tiempo en explicaciones excesivas cuando el alumno ya comprendió perfectamente, lo recomendable aquí, es ir verificando la comprensión y así se hace más amena la clase.
2. Minimizar el tiempo de transición: el paso de una actividad a otra provoca que los educandos manifiesten conductas inadecuadas como gritar, golpearse entre ellos, etc. para evitar esto, es necesario que se establezcan rutinas de transición, preparar a los alumnos para ello y definir claramente los limites de cada una.
3. Responsabilizar a los estudiantes: cuando el alumno se responsabiliza de las actividades, es factible que se involucre mas y lo haga con agrado, para esto es preciso que las indicaciones de lo que deben hacer y por qué, sean claras, cuando el educando tiene conocimiento de ello aumenta su responsabilidad; también es importante mencionarles el tiempo con el que cuentan y que pueden acudir al maestro cuando lo requieran. Ayudar a los alumnos a establecerse metas, a planearlas y ejecutarlas, aumenta su responsabilidad, claro está que no hay que perder de vista que responsabilizarlos no significa dejarlos completamente solos, siempre requerirán de la supervisión para que estén conscientes de sus progresos, o, que corrijan errores en caso que los presenten.
Mantener buen manejo en el aula, coadyuva a que los alumnos no presenten problemas académicos ni emocionales, y fomenta el aprendizaje significativo. Las aulas manejadas eficazmente, mantienen a los estudiantes ocupados y activos, no hay lugar para el desgano y la apatía, al contrario, se sentirán motivados y siempre dispuestos a aprender mas, pero reitero, para ello es preciso que se planteen actividades idóneas que les motive a aprender y a involucrarse al 100% en la clase.
La comunicación en el manejo correcto del aula
Las habilidades comunicativas son básicas en cualquier relación, y la de maestro-alumno no queda exenta de ella. Tres aspectos de la comunicación son dignos de considerar: habilidades para hablar, habilidades para escuchar y el manejo de la comunicación no verbal.
1. Habilidades para hablar: como ya se ha mencionado anteriormente, cuando se proporciona información, ésta debe ser clara y precisa, pues bien, esto es parte de la habilidad para hablar, la claridad al hablar es esencial para una buena enseñanza. Florez, (1999, en Santrock, 2006) nos proporciona algunas estrategias para hablar con claridad:
a) Uso correcto de la gramática
b) Seleccionar vocabulario comprensible y apropiado para el nivel de los educandos
c) Aplicar estrategias como resaltar palabras claves, parafrasear o supervisar la comprensión de los estudiantes, para mejorar la capacidad de comprensión a lo que se dice
d) Manejar un ritmo adecuado de voz, ni muy rápido ni muy lento
e) Evitar vaguedades
También es importante que los mensajes que se envíen sean del tipo "yo" no "tú", por ejemplo, si el alumno se niega a realizar una actividad, un mensaje "tú", seria: "¿por qué eres tan irresponsable?", o "eres irresponsable", con este tipo de mensaje estamos censurando, criticando, juzgando al alumno, se le está resaltando sus aspectos negativos sin tomar en cuenta nuestros sentimientos, lo que se logra con esto es una actitud defensiva por parte del estudiante y a grados extremos un conflicto irreconciliable. Para evitar la confrontación lo correcto es enviar mensajes "yo", en este tipo de mensaje lo que le estamos comunicando al alumno es que su comportamiento está afectando el desarrollo de la clase y además está despertando una emoción en uno, el mensaje "yo" a la negativa del alumno seria: "no hacer la actividad me molesta porque siento que no te interesas en tu aprendizaje", esto da viabilidad a que el individuo evalúe su proceder y reconozca su responsabilidad en el acto y así mismo lo revalore, no se siente agredido, sino apoyado, porque se da cuenta que su maestro realmente se preocupa por él.
Es muy bien sabido que cuando utilizamos frases que conllevan critica, insultos y etiquetas, amenazas, lecciones de moral o incluso consejos, deteriora la comunicación, estas son barreras que deben vencerse si queremos que el proceso educativo sea efectivo.
2. Habilidades para escuchar: los buenos escuchas lo hacen de manera activa. El escucha activa es una habilidad donde se centra toda la atención en el interlocutor tomando en cuenta aspectos intelectuales y emocionales. Escuchar activamente implica, como ya se dijo:
a) poner atención al alumno con el que se está hablando, para lo cual es importante mantener contacto visual, así le informamos que nos interesa lo que dice.
b) Otro aspecto importante es el parafraseo, o lo que es lo mismo, validar el mensaje, el cual consiste en decirle al interlocutor lo que entendimos, para no dejar lugar a dudas, en ocasiones se comete el error de dar por hecho las cosas y quedarnos con lo que creímos entender, por eso es importante que corroboremos, además, también le damos oportunidad al hablante que se sienta seguro que si le comprendemos, utiliazando frases como "¿quiere decir que…", o "creo entender….
c) También es básico sintetizar, ya que a veces el alumno divaga, entonces resumirlo, utilizando frases como: "algo que has mencionado varias veces es…" o "recapitulemos lo tratado…"
d) Realimentar de manera competente, usando frases como: "supongo te sentiste molesto…" o "debió ser duro para ti…"
Tan importante es el hablar como el escuchar, recordemos que para que sea realmente una comunicación, deben existir dos personas y un intercambio de mensajes, de lo contrario solo será información.
3. Comunicación no verbal: desafortunadamente, la mayor parte de los mensajes los enviamos y recibimos de esta manera, es por eso que debemos centrar la atención en cómo nos conducimos en este aspecto, porque muchas veces con palabras decimos algo, pero con nuestros gestos, actitudes y ademanes decimos lo contrario. Fruncir el entrecejo, levantar una ceja, cruzar los brazos, levantar los hombros, con todo eso estamos comunicando inconformidad, escepticismo, indiferencia, rechazo, etc. aunque bueno, también podemos enviar mensajes positivos como sonreír, indicamos aceptación, aunque claro, con la sonrisa se debe tener cuidado porque habrá veces es que con esta mostremos rechazo, ironía, etc. creo que es la más peligrosa.
Sea como fuere, si es conveniente que tomemos en cuenta ambos tipos de comunicación para que podamos establecer un ambiente propicio de aprendizaje, ya que esta es básica en cualquier relación, y la áulica es primordial en la formación del individuo.
CONCLUSION
La psicología educativa se aboca a estudiar los factores que intervienen en el proceso enseñanza- aprendizaje, para lo cual realiza estudios y así encontrar o determinar los elementos esenciales para que éste sea conducido adecuadamente.
Las teorías han realizado grandes aportaciones y gracias a ellas, cuando queremos, podemos conducir eficazmente el proceso enseñanza-aprendizaje, aplicando los aportes que cada una hace, a la situación adecuada, ya que no todos los educandos son iguales, existe diversidad de ellos, por lo que, nuestros esfuerzos deben dirigirse a encontrar las formas más viables para que el alumno aprenda, diseñando estrategias de enseñanza que lo hagan participativo y activo en su propia adquisición de conocimientos, tomando en cuenta los procesos cognitivos que intervienen en el mismo.
Cuando el maestro interpreta adecuadamente las aportaciones y las aplica satisfactoriamente en el aula, realmente consigue que sus alumnos sean personas críticas, reflexivas y competentes, porque logró desarrollar en ellos, habilidades y actitudes, aunado a los conocimientos que fueron construidos por el alumno con la guía del maestro, obteniendo un aprendizaje significativo.
Celia Trujillo Martínez
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