Introducción
En este trabajo monográfico nos ocupamos de investigar el tema de "La forma de expresión de los jóvenes durante el ultimo Proceso Militar."
En él desarrollamos puntos fundamentales que nos ayudaran a sacar conclusiones sobre el tema.
Para analizar dicha temática, comenzaremos por definir el marco histórico en que se desarrollaba la vida de los jóvenes de los ’70. Es, en el segundo capítulo, donde profundizamos las características más relevantes de estos jóvenes, y sus ideologías, entre otras cosas.
En el tercer capítulo se centra la base de nuestra investigación. Es el que se refiere a la forma de expresión de los jóvenes durante esa época, de que manera se expresaban, con qué fin.
La violencia de los ’70 es el cuarto capítulo y se refiere al método utilizado por el gobierno de facto para atemorizar a la población, la represión que ejercían frente a las personas que tenían una ideología diferente a la del Estado y sus consecuencias.
En ultimo lugar, debemos considerar y evaluar la imposibilidad de ejercer el derecho de libre expresión ante la ausencia de un Estado de derecho.
A partir de tales análisis, intentaremos realizar una síntesis de los conceptos abordados con el objeto de responder a la siguiente afirmación hipotética: "La forma de expresión de los jóvenes del ’70 se vió limitada por la represión del Estado".
1.1- El golpe militar ’76
El 24 de marzo de 1976, la Junta de Comandante es en Jefe de las Fuerzas Armadas integrada por el gral. Jorge Videla, el almirante Emilio Massera y el Brigadier Hector Agosti se hizo cargo del poder, dando comienzo al Proceso de Reorganización Nacional.
Las diferencias fundamentales entre este gobierno de facto y los que le antecedieron fueron, en las metodologías y en las políticas que se utilizaron para lograr el disciplinamiento de la sociedad argentina. Este gobierno ejerció una violencia sistemática y generalizada, donde se utilizó la fuerza de las armas y la anulación de los derechos de los ciudadanos, incluso, el mas básico, el derecho a la vida.
Para conseguir rápidamente la aprobación de la sociedad y evitar la presión internacional, la retórica del Proceso mantuvo la idea de que iban a seguir aplicándose los principios jurídicos y morales propios de una república. En la proclama con la cual anunciaron el 24 de marzo de 1976 que las Fuerzas Armadas habían derrocado el gobierno de María Estela Martínez de Perón y asumido el poder, afirmaban:
"…Nuestro pueblo ha sufrido una nueva frustración. Frente a un tremendo vacío de poder,(…) a la falta de una estrategia global que, conducida por el poder político, enfrentara a la subversión, (…) las Fuerzas Armadas, en cumplimiento de una obligación irrenunciable, han asumido el poder y desarrollaran, durante la etapa que hoy se inicia, una acción regida por pautas perfectamente determinadas, por medio del orden, del trabajo, la observancia plena de los principios éticos y morales, de la justicia, de la organización integral del hombre, del respeto a sus derechos y dignidad. Así la República llegara a la unidad de los argentinos y a la total recuperación del ser nacional.
A partir de este momento, la responsabilidad asumida impone el ejercicio severo de la autoridad para erradicar definitivamente los vicios que afectan al país. Por ello, a la par que se continuará combatiendo sin tregua a la delincuencia subversiva, abierta o encubierta, y se desterrará toda demagogia, no se tolerara la corrupción ni la venalidad bajo ninguna forma o circunstancia, ni tampoco cualquier transgresión a la ley u oposición al proceso de reparación que se inicia.
Las Fuerzas Armadas han asumido el control de la República. Quiera el país todo comprender el sentido profundo e inequívoco de esta actitud, para que la responsabilidad y el esfuerzo colectivo acompañen esta empresa que, persiguiendo el bien común, alcanzará con la ayuda de Dios la plena recuperación nacional".
Teniente General Jorge Rafael Videla
Almirante Emilio Eduardo Massera
Brigadier General Orlando Ramón Agosti
1.2- El contexto de Argentina del ’76
Seria un error creer que el golpe de Estado fue resistido por la sociedad. Fue aceptado, a veces con resignación, otras con entusiasmo, por casi todas las fuerzas políticas y la Iglesia, y con alivio por el sector más poderoso del empresariado.
Los empresarios estaban atemorizados por la violencia dentro de sus fábricas y por la situación económica que combinaba control de precios y alta inflación. A mediados de 1975, en una reunión privada con Videla, sugirieron que las Fuerzas Armadas asumieran el poder. El compromiso que tomaron los principales empresarios fue que uno de ellos, José Alfredo Martínez de Hoz, fuera el responsable de la gestión económica del nuevo gobierno militar. Los sectores con poder económico resolvían así sus dos problemas principales: ellos arreglarían las finanzas del país, mientras los militares ponían orden eliminando a la subversión.
Los medios de comunicación mayoritarios también apoyaron el golpe. Incluso el diario considerado más progresista en la época, "La Opinión", publicó notas favorables al golpe, antes y después del 24 de marzo.
Resulta paradójico que esta percepción social de la gravedad del fenómeno guerrillero se produjera en el momento en el que la guerrilla estaba en franca declinación. Ya en 1976, los grupos guerrilleros preponderantes como E.R.P. y Montoneros, estaban politicamente aislados y solo convocaban a sus propios militantes que estaban en decadencia, desde el punto de vista militar ya que muchos casos debieron asilarse en otros países.
1.3- El terrorismo de Estado y la sociedad civil.
El terrorismo de Estado comienza cuando se utilizan, a las FF.AA. contra los ciudadanos, violando sus derechos fundamentales y recurriendo sistemáticamente al asesinato de muchos de ellos. Cuando esto ocurre, se quiebra un principio básico del estado de derecho, que consiste en que los ciudadanos acepten que el Estado es el único que puede utilizar las fuerzas y las armas, para garantizar la vigencia de los derechos individuales de la persona. El Estado se convierte en terrorista, cuando hace uso de la tortura, oculta información, crea un clima de miedo e inseguridad, margina al poder judicial, produce incertidumbre en las familias y confunde deliberadamente a la opinión pública.
Frente al terrorismo de Estado, los ciudadanos se sienten y además están totalmente indefensos y sujetos a la voluntad, arbitraria de quienes se apropian ilegalmente de la autoridad.
La alianza de fuerzas militares y civiles, que tomó el poder en 1976, consideró que, para disciplinar por completo a la sociedad no era suficiente con cambiar las leyes, por eso, se propusieron organizar un sistema represivo, que de manera sistemática aplicó un plan para aterrorizar al conjunto de la sociedad. La aplicación de esta violencia terrorista, les pareció el camino más efectivo, para eliminar físicamente a los opositores más temibles, a los que llamaron delincuentes subversivos y para inmovilizar al resto de los habitantes del país.
Desde 1976, el plan terrorista consistió en el uso de la violencia tanto desde las instituciones públicas, como desde estructuras clandestinas, creadas por el propio Estado, para hacer más eficientes la "lucha antisubversiva".
Para evitar cualquier tipo de resistencia, por parte de la sociedad civil, las fuerzas armadas eliminaron a las organizaciones guerrilleras y al sindicalismo combativo y persiguieron y neutralizaron a la mayoría de las organizaciones populares. El terror que provocaban las detenciones legales, los secuestros ilegales y los asesinatos y torturas que cometían las fuerzas represivas, paralizó durante mucho tiempo todo cuestionamiento a la dictadura militar.
Esta política terrorista del Estado, a la que los militares denominaron como "guerra contra la subversión", terminó por afectar de diferentes maneras a la totalidad de la población. La idea que los militares tenían de quienes eran sus enemigos, era tan amplia, que la gran mayoría de los ciudadanos se transformaba en una posible víctima de la represión.
Entre estas víctimas de la política terrorista, antes mencionada estuvieron los miembros y simpatizantes de las organizaciones guerrilleras, sindicalistas, dirigentes políticos, sacerdotes y monjas, empresarios, profesionales, periodistas, novelistas, estudiantes, niños, parientes o amigos de los secuestrados, un obispo, y hasta un embajador nombrado por el propio gobierno militar.
De este modo, el terror, no solo se difundió entre aquellos que realizaban una actividad pública, sino que penetró también en el mundo privado de todas las personas.
1.4- El nacimiento de la guerrilla
En 1968 nacieron los Montoneros y las demás organizaciones que propiciaban la lucha armada: las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), el Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP) y otros grupos más pequeños que luego se fundieron con algunas de las organizaciones mayores.
Comenzaba así el periodo anticipado por los teóricos militares argentinos y extranjeros y manifestándose públicamente al enemigo (la guerrilla marxista) para el cual venían preparándose las Fuerzas Armadas:.
Con excepción del ERP, la guerrilla argentina se formó con el aporte combinado de militantes que venían del marxismo y otros que habían militado en diversos grupos nacionalistas, peronistas y católicos. Este era el origen de Abal Medina, Carlos Ramus y Mario Firmenich, que habían empezado a prepararse para la lucha armada en 1967, cuando formaron el Comando Camilo Torres. Abal Medina partiría pronto a Cuba, en su primer viaje de adiestramiento. Allí se encontraría con Norma Arrostito, que había militado en la Federación Juvenil Comunista. De ese encuentro surgiría Montoneros.
La creación de estos grupos no afectó la aparente tranquilidad que había impuesto el régimen militar hasta que, en mayo de 1969, la supuesta calma se hace trizas con el "Cordobazo", una fusión de protesta estudiantil y movilización de sindicatos del automotor que convulsionó a esa ciudad y repercutió en todo el país. Los manifestantes decretaron un paro activo y entraron en el centro de la ciudad quemando coches y colectivos a su paso. Durante dos días hubo luchas callejeras contra la policía en pleno centro de Córdoba. Catorce muertos fue el resultado de aquellas jornadas.
La violencia ya no se detendría. A fines de junio de 1969 fue asesinado Augusto Vandor, quien era acusado de intentar organizar un peronismo sin Perón. En septiembre se produce el "Rosariazo", una reproducción de los conflictos de Córdoba en menor escala.
1.5- Conclusión
El capitulo primero, se basó en una introducción histórica sobre el contexto social y político que rodeaba al país durante la década del ’70.
En 1976, las fuerzas militares se hicieron a cargo del poder aludiendo que el país vivía una crisis económica producto de un "vacío de poder" y que asumían con la intención de reorganizarlo, de allí el nombre de "Proceso de Reorganización Nacional".
El golpe militar fue aceptado por gran parte de la población y apoyado por los sectores empresariales. Se suspende la actividad política y son intervenidas las universidades.
El objetivo del gobierno militar fue aniquilar las organizaciones guerrilleras, como el E.R.P. y MONTONEROS, las cuales llevaban una ideología socialista, estaban fuertemente armada y podian hacer peligrar la estabilidad del gobierno.
2.1- Conceptualización de jóvenes
¿Que es la juventud? ¿Existe una única definición? ¿Quienes forman una generación?
Habitualmente se considera como etapa juvenil, el período que va desde la adolescencia hasta la independencia de la familia, la formación de un nuevo hogar, la autonomía económica, elementos que definen la condición de adultos.
Desde un enfoque psicobiológico se define a la juventud como "el período de vida caracterizado por el desarrollo fisiológico y las reacciones psicológicas propias de esa etapa: maduración sexual reproductiva, inestabilidad emocional, crisis de identidad".
La perspectiva antropológica, en cambio, presta más atención a la influencia del contexto cultural.
Este enfoque remite a la idea de que los jóvenes forman parte de una generación, entendiendo que esta no es una simple coincidencia en la fecha de nacimiento, sino una verdadera hermandad frente al estímulo de una época, un tiempo compartido, un conjunto de acontecimientos que pueden narrarse en primera persona, como actor directo o como testigo contemporáneo.
La sociología centra su mirada en el proceso de incorporación de los jóvenes a la vida adulta. Estudia, por un lado, el ámbito donde el joven se desenvuelve: los grupos y las instituciones donde se lleva a cabo el proceso de socialización; por otro analiza los desajustes que se producen entre los deseos, las necesidades y/o expectativas del joven y las posibilidades reales de integración y participación en distintos espacios sociales.
El enfoque político social busca comprender el proceso de formación, los objetivos las formas de organización de los movimientos juveniles y su influencia en la dinámica social. Toma a la juventud como un "actor colectivo" y estudia las vicisitudes de los jóvenes en tanto sujetos sociales capaces de generar sus propias acciones en el marco de las organizaciones que tradicionalmente los representan: la juventudes de los partidos políticos o los centros de estudiantes y en las manifestaciones culturales como el rock nacional, por ejemplo.
Estas son algunas de las perspectivas desde las que se estudia a los jóvenes. A partir de ellas, se puede concluir que, si bien la biología impone ciertos limites, estos son laxos. Las condiciones históricas, la situación socioeconómica y las pautas culturales son las que van definiendo el cómo y el cuándo de los ciclos vitales.
2.2- Los jóvenes durante la década del ’70
Las generaciones que vivieron durante esa década, tienen características particulares y claramente diferenciadas con respecto a otras generaciones juveniles que vivieron en otro período histórico, la subcultura juvenil tenía como base, fundamento y punto de apoyo el concepto de libertad e igualdad.
Desde fines de la década del ’60 fue creciendo en la sociedad la imagen de una realidad atravesada por la violencia institucionalizada e indiscriminada que se expresaba en distintos niveles.
En el ámbito político, luego del derrocamiento por la fuerza del presidente Arturo Illia, comenzó un período de censura, represión, encarcelamiento, persecuciones, tortura, asesinatos de estudiantes, obreros, artistas, y de intimidación permanente, mediante uso de arbitrariedad y de fuerza. En el ámbito social y económico se modificaron las condiciones de trabajo de muchos obreros, se cerraron la mayoría de los ingenios de la provincia de Tucumán, se instalaron ollas populares en el norte del país, se cerraron fábricas, se recortaron los presupuestos para atender la salud y la educación, se intervinieron las universidades, los sindicatos, las organizaciones gremiales y estudiantiles.
2.3- La politización de los jóvenes
Las expectativas de una transformación de una sociedad capitalista por otra en la que prevalecieran los criterios de justicia e igualdad llevaron a muchos jóvenes a interesarse por la acción política. En los barrios, en los centros urbanos, en los colegios y en las universidades, los jóvenes se reunían y se organizaban para resistir el avance de las políticas autoritarias. Los militantes del centro de estudiante y las agrupaciones políticas realizaban actividades de ayuda en los barrios pobres y en las villas miserias. Estas actividades resaltaban la solidaridad, la equidad social, y el esfuerzo comunitario, valores trascendentes que los identificaban como generación.
Esta politización juvenil, tiene su bases en diferentes movimientos socialistas que triunfaban en otras partes del mundo, tales como las rebeliones de trabajadores, movimientos como el "Mayo Francés", o la victoria militar del pueblo vietnamita frente a las tropas estadounidenses. Estos diversos hechos fueron grandes influencias para los jóvenes argentinos.
En la década del ’70, los jóvenes y los intelectuales cuestionaron y reflexionaron sobre esta realidad social y política. Con errores, con limitaciones, con poca experiencia de prácticas democráticas, la juventud que había crecido en años de autoritarismo y dictadura, respondió a la violencia, tomando en sus manos la decisión de luchar por la justicia, proponiéndose transformar la realidad, de acuerdo con sus criterios e ideas.
Testimonios, recuerdos, cartas de lectores, son algunos elementos que nos permiten reconstruir valores, actitudes, modelos de identificación, practicas políticas y sociales de aquellos jóvenes y, al mismo tiempo, conocer su propia mirada sobre el tiempo que les tocó vivir.
Por ejemplo, Matilde Herrera, relata la historia de su hijo, un joven que en los años setenta formó parte de una organización guerrillera y que luego fue secuestrado y asesinado por la dictadura a los 23 años de edad.
"En el año 1968, José tenía catorce años:
Martín compartía su habitación con su hermano. La pared que correspondía a José estaba adornada por: una foto de Federico García Lorca sentado al piano; un afiche con la imagen del Che; la fotografía de un joven combatiente vietnamita con un fusil al hombro, los Beatles tomados desde distintos ángulos, el facsímil de un bando del General San Martín dirigiéndose a su ejército; una reproducción de una obra de Paul Klee; un dibujo de Diego Conti y un dibujo de Oski".
Asi describe el "clima" Matilde Herrera, en el libro "José":
"…Los adolescentes vivían un estado de represión permanente. El antiguo decreto de De La Torre, en plena vigencia durante esos años, les impedía toda asociación juvenil a los estudiantes secundarios. Debían asistir al colegio casi rapados, con saco y corbata. No podían circular en la calle después de la diez de la noche; cualquier agente que le pidiese documentos estaba autorizado a llevar a los menores de dieciocho años a la comisaría. En los liceos de señoritas se les prohibía a las chicas encontrarse con muchachos a la salida de la clase. Películas y espectáculos públicos eran casi todos prohibidos para los menores de dieciocho años, en especial los de contenido social y políticos. La idea de que existiera un lugar para que los jóvenes pudieran reunirse, escuchar música o ir a bailar, era como una quimera futurista".
En las reuniones políticas o en las manifestaciones, que fueron permanentes durante esos años, los jóvenes aprendían a compartir sus vidas y sus ideas, así como también compartían los peligros y la represión. Chicas y chicos, codo a codo, escapaban corriendo frente a la policía que avanzaba. Se sostenían unos a otros llorando y vomitando como consecuencia de los gases que se lanzaban contra toda manifestación pública. También aprendieron los adolescentes el camino de la clandestinidad. Todo estaba prohibido como consecuencia, aquello que intentaran hacer, ya sea reunirse, expresar sus ideas, conocer o cuestionarse siempre sería clandestino.
2.4- Conclusión
Las generaciones juveniles que vivieron en la década del ’70 reflejaban en sus actos una ideología basada en la libertad, independientemente de la educación la posición social, los ingresos y demás factores. Todos los acontecimientos que tenían como protagonistas a los jóvenes daban testimonios de esa unión que se establecía a causa del objetivo común, que era la libertad.
La generación del ’70, estaba impregnada de ideales y de utopías. Vivieron en un período de censura, represión, encarcelamientos, persecuciones y torturas. Tenían "aires" de cambio, y se sentían identificados con modelos revolucionarios como por ejemplo el "Che" Guevara.
3.1- Análisis descriptivo de la expresión juvenil.
Durante la época del proceso hubo una característica común a la gran mayoría de los jóvenes, la intención de contribuir a transformar una sociedad que consideraban injusta.
En la Argentina, los jóvenes tuvieron un gran protagonismo y se identificaron con los deseos de transformación social. Amplios sectores (universitarios y obreros) de la sociedad compartían ideales revolucionarios y se manifestaban con un tono crítico frente al orden establecido. Cuestionaban la sociedad del consumo y la vida burguesa de las generaciones anteriores.
Estas actitudes de ruptura se desplegaron en el campo político, artístico y en la producción de los intelectuales. Casi ningún ámbito de la vida cultural estuvo ajeno a ese espíritu cuestionador y de transformación de todo lo existente, en el que se entremezclaban las influencias, procedentes del exterior, con posiciones que reivindicaban las raíces nacionales y también las populares.
Una de las formas de expresión estaba conformada por las caminatas y/o manifestaciones que se desarrollaban en las distintas partes de las ciudades en las cuales se expresaba su disconformidad mediante carteles, pancartas, cánticos. Una generación de jóvenes rockeros, folckloristas, artistas de vanguardia, escritores de ficción, ensayistas, y militantes políticos, fueron la expresión de esos anhelos de cambio y utopía.
Este tipo de actos, en la mayoría de los casos, eran sofocados por la fuerza policial, la cual mediante gases lacrimógenos, por ejemplo terminaban con cualquier intento de expresión que fueran en contra de la autoridad del momento. Otros jóvenes con los mismos ideales de justicia, de solidaridad, de ayuda, de generosidad, eligieron caminos distintos de participación. No querían estar al margen. Desde los centros urbanos, las comisiones gremiales, la catequesis en las villas y los barrios marginales tenían esa intención de contribuir a transformar el orden injusto.
Consideramos que dentro del marco institucional en el cual se encontraban encasillados los jóvenes, se sintieron con la necesidad de hacer saber su punto de vista sobre la realidad del país, quizás al ver que la represión era demasiada violenta, optaron por el arte en muchos casos como medio de expresión gran cantidad de personas jóvenes en su mayoría se vieron identificados con esos movimientos artísticos.
A esa relación que se estableció entre los jóvenes y el arte, podemos atribuirle la aparición de ese movimiento musical tan significativo al que se denomino rock nacional, en cuyas canciones expresan las ideas de dichas personas.
3.2- El arte como medio de expresión
Música
A medida que se fue acentuando el clima de lucha social, al comienzo de los años 70’, algunos compositores comenzaron a incorporar en sus repertorios canciones con connotaciones políticas de carácter testimonial, a las que se llamó "canciones de protesta".
Las más representativas del clima político y social de Argentina de aquellos años fueron:
HOMBRES DE HIERRO
Larga muchacho tu voz joven
Como larga la luz el sol
Que aunque tenga que estrellarme
Contra un paredón
Que aunque tenga que estrellarme
Se dividirá en dos.
Suelta muchacho tus pensamientos
Como anda suelto el viento.
Hombres de hierro que no escuchan la voz,
Hombres de hierro que no escuchan el grito,
Hombres de hierro que no escuchan el dolor.
Gente que avanza se puede matar
Pero los pensamientos quedarán.
Puntas agudas ensucian el cielo
Dile a esos hombres que traten de usar
A cambio de las armas su cabeza.
Autor:
AYER NOMAS
Ayer nomás,
En el colegio me enseñaron
Que este país
Es grande y tiene libertad.
Hoy desperté, y vi mi cama y mi cuarto
En este mes
No tuve mucho que comer.
Ayer nomás
Mis familiares me decían
Que hay que tener
Dinero para ser feliz.
Hoy desperté,
Miré la calle y ví la gente.
Y es todo gris y sin sentido
La agente vive sin creer.
Ayer nomás
Tuve una chica en mis brazos
Y la besé sin fundamento
Hoy la chica ya no está.