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El Salvador cultura del guanaco (página 3)

Enviado por carlos

Partes: 1, 2, 3

Dos payasos subieron a vender dulces y a la misma vez hacían su número de entretenimiento, empezó uno hablar de forma afeminada y dijo, "yo no vengo de Mariona, sino que acabo de salir de cárceles de mujeres hayyyyyy, son bromas papi", el otro le dice, "firme", y le responde "firme hay", "¿por qué dice hay?" "porque a dónde le firmo", y continúan con las ocurrencias, los pasajeros ríen, los payasos pasaron por los asientos ofrecieron los dulces, luego los payasos se ponen a reír, aplaudieron y en coro dijeron, "me sacan todas las cosas de valor porque nosotros a robar hemos venido", los pasajeros asustados, los payasos empezaron a despojar a la gente de sus pertenencias y, hasta al motorista que se había reído de las payasadas le robaron la caja donde depositó el dinero del pasaje que le pagaron los usuarios al entrar al bus.

En el salón de profesores

Marta después de haber escuchado a diez vendedores, haber sido asaltada por los payasos ladrones y acosada sexualmente por varios pasajeros del bus, sobrevivir a la conducción temeraria del motorista, violatoria de todas las leyes de tránsito, por fin, llegó al Centro Escolar, se dirigió a la sala de profesores.

El salón de profesores es un pequeño cuartito, sin ventilación, oscuro, mal oliente, sucio, "amueblado" con unas sillas viejas y una mesa desvencijada, al entrar saluda a sus colegas, descansa unos cinco minutos, solo para agarrar fuerzas, luego sale, busca una mesa y una silla, se sienta y escribe un rótulo, "matrícula 7º Grado", utilizó el cartoncillo y plumón que ella compró, en la escuela no hay material didáctico.

Los padres de familia con las fichas en mano esperan a la profesora, para inscribir a sus hijos, al ver que Marta llegó, hacen fila para lograr el cupo e irse temprano, cuando son las diez de la mañana, la profesora había matriculado cuarenta alumnos, es la capacidad que tiene el aula con sus respectivos pupitres.

Marta fue a la oficina del director, le informó que había terminado de matricular, él sin ver su rostro ni dar las gracias, entre dientes le contestó, "está bien".

Se quedó sentada, cuando de repente entró una señora; enfrente de la escuela hay una comunidad controlada por la mara, es un lugar de venta de droga y objetos robados, ella reside ahí.

Señora – Vengo a matricular a mi hija a séptimo grado en el turno de la mañana. Marta – Fíjese señora que lamentablemente el cupo de matrícula para el turno de la mañana terminó, pero en la tarde se la pueden inscribir.

Señora – Mi hija en la mañana ha estudiado y me la tienen que matricular viejas (palabras soeces), ya van a saber quién soy yo.

La señora salió intempestivamente y se fue a situar debajo de unos árboles de almendras, sacó el celular, marcó un número y comenzó hablar.

Señora – Mirá, fíjate que estas viejas (palabras soeces) no me quieren matricular a mi hija, y yo quiero que vengas ya a la escuela, para que le exijas a este viejo (palabras soeces) del director y a estas viejas (palabras soeces), pero te venís ya.

Al rato entran tres jóvenes mareros, cada uno traía un arma de fuego, sus caras perecían pizarras manchadas, sin saludar y con gran prepotencia ingresaron a la dirección y uno de ellos con la mano en el revólver gritó:

Marero – Quiero hablar con el director (palabras soeces) y con los profesores (palabras soeces) que no quieren matricular a la hija de ella.

Director – Cálmense jóvenes, siéntense y tranquilos.

El director mandó a llamar al profesor de séptimo grado de la tarde. Marero – Soy el jefe de la mara, no quiero discutir (palabras soeces) con ustedes viejos (palabras soeces), ustedes tienen que matricular a todos los que yo mande, sino en bolsas de plástico aparecerán desmembrados, no me importa cuántos tengan en la lista de matrícula, es una orden.

El director, Marta y el otro profesor los invadió el pánico y el nerviosismo, y les tocó nada más que responder que sí. Marta la matriculó.

Marero – Es más me van a matricular a otros.

El marero agarró su celular hizo una llamada, y a los minutos entraron dos mareros sin documentos para que los matricularan.

Señora – Así quieren estas viejas (palabras soeces), que se les obligue. Marero – Desde hoy en adelante matricularán a todo el que mande, de lo contrario ya se los dije.

Los mareros salieron de la escuela con pose exhibicionista, con las manos en las armas y caminaron con estilo de negro neoyorkino del Bronx, con los pantalones sin cincho, tan abajo que enseñaban los calzoncillos con figuras del ratón Mickey.

Los profesores se quedaron tensos porque saben que están literalmente solos e indefensos, es por gusto poner denuncia a la policía, los profesores y el director le preguntaron al ordenanza de la escuela sobre las personas que acaban de salir, y con lo que él les contó aumentó el pánico y el nerviosismo.

Los profesores de la escuela, desde ese momento, han sido controlados por los pandilleros, están bajo amenazas y aceptan jóvenes que son enviados por el jefe marero, ellos dan las órdenes y obedecen lo que mandan.

La señora llega y entra a la escuela a la hora que le da la gana, a exigir que se le ponga la nota que ella quiere para su hija, y si la profesora no le hace caso la amenaza, "ya me la va a pagar (palabras soeces), he estado en la cárcel, pero ahí, más me tardo en entrar que en salir".

Ella se siente muy fuerte porque conoce a los pandilleros del lugar desde que eran bebés, hasta cuidó a varios que son hijos de sus vecinas. Una hija de esta señora está acompañada con un pandillero y tiene un hijo con él. Ahora cuida a su nieto, un futuro pandillero.

Los alumnos de tercer ciclo oscilan entre las edades de 13 a 16 años, y son miembros de pandillas, nuestro trabajo de profesor es de alto riesgo, tenemos el peligro constante de ser asesinados por nuestros alumnos o sus padres, y como tenemos necesidad de trabajar, no podemos renunciar.

Algunos niños pandilleros utilizan signos diabólicos, llegan drogados, armados desde cuchillos hasta con armas de fuego, extorsionan con un dólar semanal a los alumnos de la escuela, asimismo les roban celulares, bolsones, zapatos y objetos de valor, los niños víctimas no los denuncian ante las autoridades, porque temen por sus vidas y la de sus familias.

Los niños pandilleros amenazan y reclutan a otros niños bajo intimidación de muerte, nosotros como profesores callamos todo lo que vemos y sabemos, sin poder hacer algo.

A estos niños no les interesa la educación, por eso ocasionan inestabilidad, es necesario que en cada aula al profesor le proporcione seguridad un policía, para impartir la clase sin perturbaciones.

La deserción de alumnos se incrementa cada año, contábamos el año pasado con mil cien alumnos entre niñas y niños, y a la fecha tenemos seis cientos cuarenta y cuatro, debido a la situación crítica que vive la comunidad, pues el asecho de los pandilleros es una amenaza para poder desarrollarse con libertad.

Es un mensaje claro, la muerte nos acecha diariamente, cómo aprender a convivir con el miedo, ya no sabemos qué hacer.

No obstante, si una persona encuentra a los niños en la calle vestidos con el uniforme de la escuela, fácilmente los puede considerar inofensivos y hasta agradables o adorables, ignora que algunos de ellos han asesinado a más de una docena de personas.

Impartimos la clase con cuidado, para no tener problemas con los pandilleros ni con la comunidad, cuando a los alumnos les llamamos la atención, responden "coma mierda vieja puta".

Nosotros como profesores atendemos a niños mareros y también a hijos de pandilleros, es decir, la segunda generación de jóvenes delincuentes, que igualmente fueron alumnos de esta escuela, también a niños que son hermanos, sobrinos o tienen afinidad consanguínea o afectiva con pandilleros.

Algunos de los padres y madres de familia son personas que se dedican a la delincuencia, prostitución, venta de drogas, entre otros, los hijos reflejan esas conductas de obtener dinero fácil sin trabajar honradamente, sin interesarles las consecuencias, ni el daño que le ocasionan a terceras personas, con el fin de lograr el beneficio propio.

Son niños sin aspiraciones ni metas, viven el momento y de manera intensa, porque lo que continúa es cárcel, hospital, cementerio o la emigración hacia los Estados Unidos.

Dentro de todo este panorama hay una realidad, que no podemos ocultar, los niños ya tomaron la decisión que consiste en dar la vida y el todo por la pandilla, la consideran más que su familia, el entorno en el que viven diariamente los absorbe, por ejemplo la forma de hablar, caminar, vocabulario, vestuario, gesticulaciones, señales de mano, saludos secretos, códigos de palabras y otra serie de conductas que son imitadas por los alumnos y que va en aumento cada año.

La mara nos han impuesto la extorción semanal, incluido al director, nos han dicho que si queremos vivir les debemos pagar veinte dólares todos los viernes, esta es una situación de vida o muerte, estamos impotentes, a merced de estos grupos, urgen medidas para evitar estos hechos delictivos.

La preocupación de los profesores ya no es el proceso de enseñanzaaprendizaje sino evitar ser asesinados.

Las promociones son automáticas, por miedo a represalias de los alumnos, nosotros sabemos perfectamente muy bien que estos niños pandilleros pertenecen a redes organizadas a nivel nacional e internacional, conectados con efectivos de la policía, altos funcionarios del gobierno y con dirigentes de partidos políticos, entre otros.

El profesor de séptimo grado del turno de la tarde, aconsejó a una pareja de jovencitos por llegar tarde a clases, terminó la jornada matutina y los alumnos se retiraron a sus casas, ya era hora de salida, dos de estos alumnos, uno el novio de la alumna y otro que lo acompañaba regresaron a la institución y se colocaron gorros pasamontañas en sus rostros, se acercaron al parqueo de la escuela, se dirigieron al carro del profesor, y armados de sendos garrotes golpearon el carro, hicieron añicos los vidrios, y lo dañaron lo más que pudieron, minutos después otro alumno le fue avisar al profesor lo sucedido. El compañero fue a ver y se puso muy mal, pero al preguntar por lo sucedido, nadie vio ni escuchó.

La escuela ha sido clasificada como de alto riesgo y está incluida en el programa de escuelas seguras, por tal razón hay presencia de policías, están ahí decorativamente, sin tomar control de la situación, es probable que sean cómplices de los pandilleros o tienen miedo.

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Existen escuelas que no son controladas por la pandilla, pero igual sufren, es un fenómeno nacional, que las autoridades tratan de minimizar o invisibilizan, para que la ciudadanía no se entere de lo que realmente está sucediendo a diario al interior de las escuelas públicas, incluso hasta en colegios.

Un profesor de una escuela vecina me contó de forma impotente lo siguiente: "Los pandilleros entraron a la escuela, nos pusieron boca abajo y con armas de fuego nos apuntaron en la cabeza, temblábamos de miedo. Qué podíamos hacer, uno a uno nos despojaron de todas nuestras pertenencias, hasta los zapatos nos quitaron, lo que nos queda es pedir traslado, un permiso o huir del país, no sabemos qué hacer".

Varios jóvenes tienen que acceder a las peticiones de los pandilleros, por miedo a ser asesinados, solo denunciar las acciones de estos delincuentes representa la muerte y, en vez de eso prefieren callar y en el peor de los casos ser parte de la estructura criminal.

Los jóvenes ven la muerte con naturalidad, asimismo lastimar o matar a personas inocentes y trabajadoras, que en la mayoría de los casos ni conocen, por el simple hecho de no pagar la extorsión llamada "renta".

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Nosotros los hemos visto crecer, por eso causa consternación observar a los jóvenes, que fueron alumnos en la escuela desde preparatoria; a los que llevábamos con ruegos al aula porque lloraban los primeros días que se presentaron a la escuela, con otras compañeras los abrazábamos, eran unos niños encantadores y hoy son peligrosos delincuentes, ¿dónde estuvo el quiebre? Universidades, centros de investigaciones académicas, institutos de opinión pública, analistas, políticos, periodistas, sacerdotes y pastores, entre otros, argumentan con diferentes variables que el origen de la delincuencia juvenil en El Salvador, es a consecuencia de la desintegración familiar, emigración, vagancia, falta de trabajo, bajos salarios, irresponsabilidad de los padres de familia, castigo divino, esnobismo, violencia intrafamiliar, falta de comunicación y de interés de los padres de familia hacia sus hijos, marginación social, falta de valores, deportaciones de los EE.UU. hacia El Salvador, falta de incentivos escolares, no inculcar principios religiosos, búsqueda de identidad y pertenencia, etapa de rebeldía de los adolescentes, haber recibido maltrato infantil y abandono, malas amistades, etc.

Todas las supuestas causas son efectos y constituyen distractores, para ocultar el hecho de que la oligarquía salvadoreña no paga los impuestos que como clase social le corresponden, tampoco se le pone tributos a las ganancias producto de las inversiones en el extranjero. Evaden y eluden impuestos en forma legal.

La oligarquía es una clase blindada, intocable, con privilegios e impunidades, han saqueado el país, vendido legalmente a las transnacionales los recursos naturales y el patrimonio, también, es la culpable del reciente conflicto armado de El Salvador.

El pobre no debe pagar impuestos como rico ni la oligarquía como pobre, por tal razón, no hay dinero para invertir en los rubros sociales; la educación y la salud están en pésimas condiciones, independientemente de las cifras, datos estadísticos u otras argucias presentadas por los funcionarios del gobierno, los de abajo sabemos la verdad porque aquí en la llanura vivimos, y sufrimos las injusticias producto del modelo económico y del sistema político.

Las pandillas son el resultado del capitalismo salvaje salvadoreño, hay una juventud que no tiene futuro, que para sobrevivir recurre a la delincuencia, si sabemos la respuesta, simplemente democraticemos a El Salvador, aquí no hay necesidad de otra guerra, sino mejorar las condiciones económicas, sociales y políticas de la población en general, pero particularmente la de los jóvenes, olvidémonos del discurso trillado que la juventud es el futuro del país, cuando condenamos a nuestros jóvenes a que se conviertan en pandilleros o emigrantes en lugar de exitosos profesionales o empresarios.

Conclusión

La cultura del guanaco o posmodernismo, es un relato tejido de fuentes orales y escritas, con el propósito de conocer de mejor forma la cultura salvadoreña.

La cultura de los salvadoreños se ha tratado desde la poesía, novela, teatro y la sociología, entre otros, los abordajes han sido desde lo académico, cómico, humillante, burlesco y descrédito.

El salvadoreño es obvio que no va actuar como un ciudadano alemán, inglés o francés, sino tal y como fue educado y como resultado del entorno.

Si el salvadoreño es sucio, deshonesto y delincuente no es por su nacionalidad, sino por el resultado de las estructuras sociales, económicas y políticas, para comenzar tenemos un sistema educativo nacional de pésima calidad.

El sistema educativo en lugar de ser transformado, ha sido mantenido con el bajísimo nivel, con el agravante de ser neoliberal.

El sistema educativo nacional público y privado con honrosas excepciones está comercializado, en donde lo que importa es el negocio, business are business.

Las preguntas a plantear son las siguientes:

1. Si un gobierno de izquierda accedió al poder político en el 2009, por qué razón mantuvo un sistema educativo neoliberal.

2. Por qué permitió la corrupción en la educación privada desde parvularia hasta la universitaria.

3. Por qué coexistió un gobierno de izquierda con un modelo económico neoliberal.

Las repuestas podrían ser hipótesis, ejemplo:

La izquierda:

1. Se corrompió.

2. Es ignorante.

3. Los líderes de la izquierda ahora pertenecen a la clase económicamente alta.

4. Ninguna de las respuestas anteriores.

5. Todas las respuestas son correctas.

Es difícil transformar el modelo económico injusto por uno equitativo, el sistema político autoritario por uno democrático, y así podemos continuar con los Poderes Judicial y Legislativo, si los magistrados, jueces, ministros y diputados son productos de las estructuras corruptas, es axiomático que para ellos lo injusto es lo normal y natural en su modo de vida cotidiana y laboral.

Cómo le podemos pedir a un ministro de educación que estudió en una dis que universidad, que las instituciones de educación superior las convierta en verdaderas universidades, si eso es lo que esa persona conoce como universidad porque ahí adquirió el título, de la misma forma podemos continuar con los demás ministros del gobierno; significa que los "profesionales" graduados de esas instituciones son los que están al frente de las instituciones del gobierno, entonces es comprensible la corrupción generalizada en el Estado salvadoreño.

Los jóvenes salvadoreños no le tienen confianza a los políticos ni a los altos funcionarios públicos, en especial a los diputados, magistrados y jueces, por considerarlos corruptos, han convertido a las instituciones del Estado en botín y en fábrica de empleos para sus familias y amigos.

Los salvadoreños no solo tienen de enemigos a la oligarquía nacional sino que a toda esta lacra de individuos que se han convertido en parásitos del erario público.

Los partidos políticos en El Salvador, prácticamente son carteles y sus secretarios generales capos, no permiten que haya democracia al interior de los partidos, por tal razón no existen elecciones primarias por municipio para elegir a candidatos a alcaldes, ni departamentales para elegir candidatos a diputados y tampoco a nivel nacional para elegir candidato a presidente, porque de lo contrario, los capos y sus cortesanos serían desplazados.

La mejor escuela de corrupción y antidemocracia son los partidos políticos; en El Salvador con esta clase de partidos y de dirigentes no puede existir una Asamblea Legislativa democrática ni una Corte Suprema de Justicia proba.

El ícono emblemático de esta situación es el Tribunal Supremo Electoral (TSE), en donde los magistrados por ley deben ser miembros de partidos políticos, en cualquier país democrático y civilizado se sabe que estos tribunales son para proteger a la ciudadanía precisamente de los abusos de los políticos.

Ese Tribunal es lesivo a los intereses de los ciudadanos porque únicamente defiende los intereses de los políticos, el TSE electoral debería ser presidido por ciudadanos notables que no pertenezcan a ningún partido político, incluso se ha llegado al extremo que las contrataciones del personal en el TSE se han hecho por cuotas partidarias.

En derecho existe la máxima siguiente, nadie puede ser juez ni parte, solamente en El Salvador y por ley.

Es de hacer notar, que cuando el partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) estuvo en la oposición criticó esta situación, pero ahora que un dirigente de ese partido lo preside, se terminó la diatriba, es decir, son democráticos y revolucionarios cuando están en la oposición.

Con esta situación no es sorprendente que el joven no le dé importancia a los estudios, porque sabe que no es la capacidad, el nivel académico ni profesional, los determinantes para obtener un trabajo en la gestión pública, sino la corrupción, a través del compadrazgo político, familiar o de amistad.

Es más importante hacer méritos en un partido político que obtener buenas notas en los exámenes, al final el título es un requisito formal para legalizar y legitimar la plaza.

El joven se refugia en los aparatos electrónicos, tienen una vida virtual, alejados de la realidad nacional, nacieron en el país, pero no conocen la geografía ni mucho menos la historia nacional..

Las actuales generaciones son obras y artes de las élites políticas y económicas, todo se articula.

Por tal razón, no hay cambios, todo encaja muy bien: instituciones del Estado, partidos políticos y universidades.

El triángulo…

Del mismo autor: Oscar Martínez Peñate

El Salvador Democracia y Autoritarismo, San Salvador, Editorial Nuevo Enfoque, 1996.

El Salvador del Conflicto Armado a la Negociación 1979-1989, San Salvador, Editorial Nuevo Enfoque, 1997.

El Salvador la Asamblea Legislativa, San Salvador, Editorial Nuevo Enfoque, 1998.

El Salvador Sociología General (coord.), San Salvador, Editorial Nuevo Enfoque, 1999.

El Salvador Diccionario —personajes, hechos históricos, geografía e instituciones—, (coaut.), San Salvador, Editorial Nuevo Enfoque, 2000.

El Salvador la Ingobernabilidad, San Salvador, UFG-Editores, 2002.

El Salvador Historia General (coord.), San Salvador, Editorial Nuevo Enfoque, 2002.

El Salvador Mundo Laboral y Sindicatos (coord.), San Salvador, Fundación Friedrich Ebert (FES) y Confederación Holandesa de Sindicatos (FNV), 2003.

El Salvador Violencia Intrafamiliar (testimonio de un grito silencioso) (coaut.), San Salvador, Editorial Nuevo Enfoque, 2005.

El Salvador Acuerdos de Paz y el Informe de la Comisión de la Verdad (comp.), San Salvador, Editorial Nuevo Enfoque, 2007.

El Salvador el Soldado y la Guerrillera, San Salvador, UFG-Editores, 2008.

El Salvador los Acuerdos de Paz, Informe de la Comisión de la Verdad y el Informe del Grupo Conjunto, (comp.), San Salvador, Editorial Nuevo Enfoque, 2010.

El Salvador las Negociaciones de los Acuerdos de Paz, San Salvador, Editorial Nuevo Enfoque, 2011.

edu.red

El Salvador: Ministerio de Obras Públicas (MOP), cultura de la transparencia, San Salvador, Inédito, 2013.

edu.redOscar Martínez Peñate, nació en Santa Ana, El Salvador, Centro América. Realizó estudios de B.A. y Lic. en Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Centro América, Costa Rica, y M.A. en Ciencia Política en L´ Université du Québec à Montréal, Canadá. Docente, investigador y editor universitario.

Primera Edición 2013

edu.red En la portada fotografía: Sitio Arqueológico El Tazumal, El Salvador, Centro América.

Derechos de publicación reservada © por Oscar Martínez Peñate Derechos reservados al autor © Copy Right Según la Ley de Propiedad Intelectual Los datos de este libro se pueden citar, Siempre que se mencione la fuente.

Publicado y distribuido por la Editorial Nuevo Enfoque EDITORIAL NUEVO ENFOQUE San Salvador, El Salvador, Centro América.

 

 

Autor:

 

Oscar Martínez Peñate

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