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Estudios socio–antropológicos de la puna catamarqueña

Enviado por Maria Isabel Tort,

Partes: 1, 2

    Prefacio

    PREFACIO

    Este informe de investigación presenta los resultados de varios años (1980–1992) de trabajo en un área de la Puna catamarqueña (Laguna Blanca – departamento Belén) donde se ha producido una importante intervención por parte de las autoridades de la provincia: la creación de una reserva de vida silvestre.

    Desde entonces, la intención de nuestro trabajo fue seguir el proceso de estas y otras intervenciones para evaluar su impacto en la población residente, la que hasta entonces había vivido en gran aislamiento y en condiciones de marginalidad.

    La reserva natural de vida silvestre de Laguna Blanca fue creada en el año 1979 mediante el decreto 495–D–15688/78. Comprendía una superficie de 770.000 ha. que, posteriormente, se amplió a 952.625 ha.

    El 12 de agosto de 1982 fue declarada reserva de la biósfera, pasando a formar parte de la red internacional del programa MAB (Hombre y Biósfera) de la UNESCO.

    La reserva se encuentra ubicada en el departamento de Belén encontrándose su centro geográfico, aproximadamente, entre los 26º40'5 y 67º30'0.

    Limita al Norte con la provincia de Salta, al Este con las Sierras de Chango Real y Hombre Muerto, al Oeste con el Nevado de Laguna Blanca y al Sur con una línea imaginaria que une Chango Real con Culampajá (hoja 2766 del IGM).

    En Laguna Blanca habitan 90 familias.

    El presente informe de investigación está compuesto de los siguientes trabajos:

    – "Laguna Blanca, una comunidad de pastores de llamas en la Puna Catamarqueña". Floreal Forni

    – "El establecimiento de una Reserva de Vida Silvestre en una comuunidad de pastores de altura (Laguna Blanca – Departamento Belén – Catamarca)". Floreal Forni, María Isabel Tort y Leonor Pessina.

    Ambos surgen de informes de trabajos de campo.

    – Una monografía, elaborada por las Licenciadas Dora Jiménez y Leonor Pessina, que sintetiza cuatro años de investigación intensiva sobre el terreno, con visitas repetidas, combinando entrevistas y una encuesta efectuada en noviembre de 1988.

    Esta monografía está centrada en un intento de evaluación del impacto que ha producido la creación de esta reserva –en la medida en que se puede, en un "experimento mental", aislar tal impacto de los producidos por la apertura de la ruta, comunicación, etcétera– en la población, especialmente en los residentes de La Lomita que son los principales afectados.

    El trabajo se ubica en una doble tradición, por un lado la de evaluación de procesos de cambio en comunidades aisladas y por otro en la lógica de supervivencia de poblaciones ubicadas en situaciones límite sobre ecosistemas frágiles.

    Sobre este último punto el estudio representa un intento, exploratorio pero muy sugerente, sobre categorías de análisis centradas en la noción de escasez (la idea de trueque, por ejemplo).

    Un último aspecto que está presente en esta monografía, que representa, también, una apertura a futuras investigaciones, es la relación de esta población con los recursos naturales renovables, punto central para considerar el tema de las reservas de vida silvestre que abarcan población humana, incluídas sus actividades económicas

    Floreal Forni, Buenos Aires, agosto de 1993.

    I. LAGUNA BLANCA, UNA COMUNIDAD DE PASTORES DE LLAMAS EN LA PUNA CATAMARQUEÑA*

    Floreal H. Forni

    1. Introducción

    La reserva ubicada en la Puna Catamarqueña (Dto. Belén) se extiende por una pampa de alrededor de 600.000 ha en una zona de gran aislamiento recién interrumpido por la apertura (en 1979) de una ruta entre Belén y Antofagasta de la Sierra que pasa por su margen. De todos modos el tráfico por esa nueva ruta es escaso, y no hay abastecimiento de combustibles ni negocios a partir de Villa Vil hasta Antofagasta.

    La pampa ubicada a 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar, rodeada de altas cumbres, presenta una marcada aridez (200 mm anuales), apenas atenuada por la presencia de aguas subterráneas originadas en los deshielos y que emerge en vertientes, por la propia Laguna Blanca y por los terrenos de base húmeda (vegas) (1) donde crecen pastos duros pero abundantes. La combinación de estas áreas más húmedas y fértiles, con la utilización de pastos de los cerros fundamenta un antiguo (acreditado por ruinas de construcciones indígenas) asentamiento humano de base ganadera en el lugar. La ganadería comprende llamas, ovejas, burros salvajes y escasos equinos y vacunos.

    No he podido indagar aún la historia más inmediata de este asentamiento aunque existen sin dudas fuentes disponibles en el archivo provincial, registros parroquiales (Belén), etc. La presencia de un antiguo templo (mediados siglo XIX) señala la importancia del lugar, posible punto intermedio para arreo de ganado y producción de mulas para Chile y Bolivia.

    2. El aislamiento

    Existe una amplia literatura sobre comunidades rurales aisladas (2) y las consecuencias de ese factor sobre el desarrollo económico, la integración social y la vida cotidiana de sus habitantes.

    Creemos que ese es el caso de Laguna Blanca. Obviamente el aislamiento no es sólo un dato físico y corresponde al estadio de desarrollo, a la tecnología de transportes dominante y al tipo de relaciones de la población del área con la región circundante y el resto del país.

    El aislamiento de esta área, y su pérdida de importancia relativa, ha sido inversamente paralelo al proceso de desarrollo del país (incluyendo su vuelco hacia la región pampeana y la interrupción de corrientes comerciales con Chile y Bolivia a través de puna y cordillera) y a la estructuración de una red de transportes que la excluyó.

    A partir de esa situación se fue estructurando un sistema de relaciones desiguales con el exterior, basada en a) la comercialización de la producción de rebaños y los tejidos de lana de oveja o llama (sea como arrendatarios o herbajeros, o a través del trueque por un limitado conjunto de mercancías) siendo el lomo de burro la forma de transporte predominante, y b) en la emigración (temporaria y gradualmente cada vez más definitiva) de sus habitantes.

    Sobre la base de un desequilibrio entre posibilidad de producir (capacidad de pastaje y producción animal con la tecnología disponible) y una población de alta fecundidad, la migración de los jóvenes es un proceso ya antiguo de varias décadas.

    El valor declinante de la propia producción (siempre mediada por mecanismos de comercialización muy imperfectos) y el aumento de las necesidades que introduce la sociedad global sobre una economía en buena medida de autoconsumo (visible en objetos eléctricos y competitiva en el terreno de telas) son también factores crecientes de desequilibrio.

    La apertura de la ruta Belén–Antofagasta de la Sierra si bien rompe relativamente el aislamiento físico (se trata de una población que no dispone de medios de movilidad) va a acentuar sin dudas las dos tendencias señaladas. Sin abrir juicios todavía sobre el óptimo poblacional y productivo del área es manifiesto que el equilibrio alcanzado hasta ahora es uno que se refleja en una población de muy bajo nivel de vida, exportadora de ganado de baja calidad, lana, tejidos rústicos y, sobre todo, de mano de obra poco calificada. Pero, a su vez, la nueva ruta abre perspectivas de mejoras productivas. La ganadería que se ha ido refinando en otras áreas marginales del país, de mejorarse en pasturas, genética y técnicas de manejo (y aun de esquila para los ovinos) permitiría aumentar considerablemente el valor del producto.

    Obviamente, esto abre el interrogante sobre la capacidad y posibilidades de esta población –dada su situación de tenencia y capitalización– para aprovechar esas oportunidades. Si la respuesta fuese negativa la consecuencia sería el marginamiento o expulsión definitiva de la misma.

    Un análisis del aislamiento debe completarse con el de las formas de articulación de estas comunidades con la sociedad circundante; históricamente ellas han sido las relacionadas con la tenencia de la tierra y las formas de comercialización. Nos hemos referido al "trueque", en realidad los procesos de comercialización del área de la Puna (y los procesos de itinerancia entre zonas más agrícolas, salares, zonas de pastoreo, etc.) merecen una investigación detallada. Especialmente cuando la introducción de nuevas técnicas de transporte van a alterar este elemento esencial de la vida económica y tejido social. (3)

    3. Población

    Actualmente la población reside dispersa (dada la naturaleza pastoril de su actividad) pero organizada en tres áreas sobre el extenso territorio (Laguna Blanca, Corral Blanco, Aguas Calientes). Totalizan en cantidades equivalentes unos 90 hogares y entre 450 y 500 personas. (4)

    Un primer análisis de la distribución por edades de esa población revela un marcado índice de dependencia (47,2% de menores de 15 años y 13,6% de mayores de 50) lo que se explica por la migración de jóvenes (en apariencia ligeramente superior por parte de los varones, pero marcada para ambos sexos) y la alta natalidad para la población residente (son comunes familias con 6 y más hijos). El tema de la familia no ha sido aún profundizado, pero el examen de los datos de registro y la opinión de informantes revelan la existencia de formas de organización en que los abuelos crían (a veces coexistiendo con la crianza de los propios hijos menores) nietos –especialmente de sus hijas–; hijas residiendo con sus hijos en la casa paterna y hogares cuyos jefe es una mujer. El gran número de casos de madres "solteras" nos hizo pensar en un acentudado desequilibrio de sexos, pero el examen de la pirámide de edades y de tasas específicas de masculinidad en las edades más propensas a la reproducción no confirmó la hipótesis (TN general= 94; entre 15 y 40 años = 84). Si bien existe el desequilibrio, la elevada "ilegitimidad" no encuentra su única explicación en el mismo. Hay sin duda una valoración de la reproducción (y normas referidas a la actividad sexual de las jóvenes) que legitiman esa forma de organización de la comunidad doméstica. La conformación de parejas estables debe relacionarse, pensamos, con la posibilidad de cierta independencia económica en el complejo sistema de rebaños familiares. Este es otro punto que requiere una investigación detallada. Dado lo aislado del área las redes de parentesco son pocas y extensas.

    4. La economía

    Como hemos dicho, la producción del área es básicamente pastoril y extensiva. Se organiza en algunas estancias mayores (una ocupa más de la mitad del territorio) y pocas propiedades de menor dimensión. En estos establecimientos mayores la producción de parte de la superficie se organiza a través de puesteros, y otra (esto involucra a la mayor parte de la población) se arrienda en contratos de herbaje (pago por cabeza). (5) Obviamente, las superficies en sí son de poca importancia en este extenso territorio cuasi desértico. Importan aquellos espacios privilegiados por agua y pasturas, y la medida de la riqueza es otorgada por la magnitud del rebaño. Las estaciones imponen un ritmo al pastoreo y desplazamiento de los animales. Las tareas mayores (ej. marcada) están pautadas culturalmente y comprenden trabajos comunitarios o de ayuda recíproca en el marco de una clara explotación individual.

    La consideración de la actividad económica de esta población está estechamente ligada a su organización familiar y concepción cultural, temas que deben ser profundizados en esta investigación. De todos modos cabe señalar que a través de informantes aparece que en cada familia hay a su vez rebaños menores pertenecientes a diferentes miembros (ej. hijos) y que esto afecta sin duda la lógica de la explotación.

    Las horas muertas del invierno, y aun los períodos de cuidado del ganado, son tradicionalmente dedicadas al tejido de hilado, el que está también sujeto a las formas de explotación ya señaladas. (Se practica una mínima agricultura en "chacritas" cercadas de piedra y regadas o irrigadas).

    Los déficit alimentarios son complementados con trueques con las zonas "bajas" (ej.: las áreas a más o menos 2000 a 2500 mts. de altura entre la quebrada de Belén y la de Randolfo).

    5. Cultura

    Como se ha dicho, se trata de una típica población puneña cuya cultura (de raíces probablemente muy antiguas) se articula en torno a la actividad pastoril. Viven sometidos a un clima riguroso y en el contexto de una gran escasez de bienes con un estilo de vida muy austero. El esfuerzo físico, incluso de los niños, es considerable. Esta austeridad se rompe sólo en ocasión de fiestas y acontecimientos. En los hombres estas ocasiones se acompañan de ingestiones exageradas de alcohol, y hay presunciones de que el alcoholismo y la procreación entre familiares cercanos afectan el caudal genético de esta población. De todos modos queremos rescatar este rasgo de escasez para definir luego su actitud frente a la naturaleza.

    Toda su vida social y cultural está articulada por la actividad de pastoreo y sería necesario realizar detallados estudios de casos (monografías sobre el trabajo y vida cotidiana de familias) para disponer de un conocimiento adecuado del conjunto de normas, valores y actitudes que organizan este "estilo de vida" en que los ciclos vitales del rebaño y de las comunidades domésticas se entrelazan estrechamente (6) .

    Una primera hipótesis a partir de este bosquejo somero es que en el precario equilibrio que sostienen con el medio tan hostil tienden ancestralmente a apreciar la fauna circundante como una oportunidad de aumentar su dieta proteínica o aumentar sus ingresos, y que por lo tanto tendrían, a partir de nuetra actitud conservacionista del medio natural, conductas predatorias difíciles de erradicar. A partir de su inserción precaria en la sociedad más vasta, la caza de vicuñas, zorros colorados, etc., ha representado un recurso que permite superar la mera economía de subsistencia. Este recurso es requerido por agentes externos, por otro lado, estrechamente vinculados a la red de intercambios de la puna. Retirar estos recursos implica pues una privación para una parte de la población que no tiene elementos para aceptar la legitimidad de una acción conservacionista. Otra hipótesis es la referida a su relación con el ganado. Pensamos que estos pastores evalúan positivamente más la cantidad que la calidad (al estar la cantidad –en economía de trueque tradicional– asociada con poder) y serían renuentes a la tecnificación. Ambas hipótesis deben ser exploradas en el contexto del complejo cultural del que hablamos. Un cambio planificado que quiera contar con la adhesión de esta población deberá tener en cuenta el difícil equilibrio, con la naturaleza y la sociedad externa, en que ha subsistido y lo poco flexible de la cultura emergente.

    II. EL ESTABLECIMIENTO DE UNA RESERVA DE VIDA SILVESTRE EN UNA COMUNIDAD DE PASTORES DE ALTURA (LAGUNA BLANCADEPARTAMENTO BELENCATAMARCA)**

    Floreal H. Forni, Leonor Pessina y María Isabel Tort.

    1. Introducción

    Esta comunicación da cuenta de una experiencia en curso. Se trata del establecimiento de una reserva de vida silvestre localizada sobre una extensa propiedad privada donde residen pastores de altura en hábitat disperso (Flores Ochoa, Jorge A., 1977, Castro Lucic, Milka, 1982). Esa población aparece hasta fines de los años '60 reducida a un extremo aislamiento, (7) lo que se manifestaba en la autosuficiencia con respecto al consumo (alimentos y vestidos de acuerdo al uso local), y en la no recepción de prácticamente ningún tipo de servicio exterior ni de los medios de comunicación masivos. Desde entonces se puede señalar un debilitamiento de la base económica ganadera de muchos hogares y una fuerte dependencia de la actividad del hilado por parte de los más pobres, y especialmente de aquellos a cargo de mujeres. Pero los impactos de cambio más significativos se producen a comienzos de la década del '80. La apertura de un camino que conecta el área con el resto de la provincia (8) , la declaración de reserva (que hace efectiva la prohibición de caza de una especie muy valiosa, la vicuña), la instalación de una estación (en el sector accesible del área) periódicamente visitada por técnicos, que, en una decisión poco común, emplea a unos 20 miembros varones de la misma parte del área como guardafaunas y auxiliares.

    Igualmente se iniciaron acciones de extensión respecto a la actividad ganadera.

    Estas decisiones partieron de criterios técnicos y políticos, y no contaron con ninguna participación de la población afectada. Ellas causaron, sin duda, en el grupo más involucrado, y probablemente en el resto de las familias, efectos importantes.

    En esta comunicación se pretende, en primer lugar, efectuar una primera evaluación de ese impacto, y luego presentar la experiencia comenzada hace tres años, (9) con apoyo externo, de convertir esta acción –iniciada con fines conservacionistas– en un proyecto participativo de organización de la comunidad para controlar y optimizar sus recursos.

    Finalmente se discutirán algunos puntos relevantes para el desarrollo futuro de la experiencia y estrategias de investigación que pueden contribuir a sus fines principales, con respecto a una utilización racional del medio ambiente, la calidad de vida y participación de la población en las decisiones sobre su propio desarrollo.

    2. La reserva de Laguna Blanca: medio ambiente y población; su historia y situación (10)

    Laguna Blanca es una reserva provincial de vida silvestre (11) ubicada en la parte sur de la Puna catamarqueña (Dto. Belén), que se extiende en una pampa de alrededor de 973.000 ha (12) . De las especies allí protegidas, la vicuña es la más significativa. (13)

    La pampa ubicada a 3.500 m. de altura sobre el nivel del mar, rodeada de altas cumbres, presenta una marcada aridez (200 mm anuales) apenas atenuada por la presencia de aguas subterráneas originadas en los deshielos y que emergen en vertientes por la propia Laguna Blanca y por los terrenos de base húmeda (vegas), donde crecen pastos duros pero abundantes. La combinación de estas áreas más húmedas y fértiles con la utilización de pastos de los cerros ha permitido el asentamiento humano. Esto está atestiguado por antiguas ruinas de construcciones indígenas y por la existencia actual de una población básicamente ganadera (con transhumancia), que acredita varias generaciones de residencia. La presencia en Laguna Blanca de un viejo templo (mediados del siglo XIX) señala la antigua importancia del lugar, posible punto intermedio para arreos de ganado y producción de mulas para Chile y Bolivia.

    Actualmente la población, de unos 90 hogares de entre 400 y 500 personas (14) , tiene patrón de asentamiento disperso organizado en tres áreas sobre el extenso territorio. Laguna Blanca, Corral Blanco y Aguas Calientes. Ese patrón responde a razones ecológicas (la distribución de vegas y pasturas), a la actividad pastoril predominante (llamas, ovejas y en menor medida cabras), acompañada de "chacras" con agricultura de subsistencia (papas, habas, maíz, cebolla de verdeo) y a la organización en estancias, que impone la figura de puesteros, actuales pastajeros.

    Un rasgo característico de esta reserva es que está asentada sobre propiedad privada. Una parte menor, en Laguna Blanca, corresponde a una familia que ha fraccionado su propiedad por herencia. Pero la mayor parte integra una antigua estancia que en 1970 fue adquirida por un ex trabajador, convertido con los años en importante comerciante, quien no reside en el lugar, aunque lo visita frecuentemente en su condición de comerciante y que ha mantenido las relaciones existentes con los pastajeros. El efectuó años después una donación de tierras en Laguna Blanca (1.500 ha, aproximadamente), sobre la que se instaló la Estación Experimental de Altura.

    La declaración de reserva y el establecimiento de la estación experimental coinciden en el tiempo (alrededor de 1980) con la construcción de la ruta Belén–Antofagasta de la Sierra, que rompe el extremo aislamiento de esta área. La veda de caza de una especie tan valiosa como la vicuña afectó sin duda la economía de algunos de los pobladores; otro rasgo característico de esta reserva es el haber incorporado como guardafaunas asalariados –de hecho los únicos responsables de la conservación de la fauna silvestre– a unos 20 pobladores (todos hombres) de Laguna Blanca. En el sector cercano a la estación esto operó como una compensación por la pérdida, si bien la medida no alcanzó a los pobladores más alejados.

    Estos hechos, como veremos posteriormente, han determinado algunas de las contradicciones del proyecto, que deben ser tenidas en cuenta para la mejor continuación del mismo.

    3. Características sociales y culturales: los cambios en las condiciones objetivas de vida

    A principios de siglo estos valles y pampas cordilleranos cumplían una función importante en el traslado de ganado. Por entonces la mayor parte de la actual Puna recién había sido transferida a la Argentina. El área de Laguna Blanca parece haber sido un centro de intercambio y actividad. (15) Había abundantes alfalfares y una agricultura diversificada, incluía quinoa, trigo y maíz. Las vicuñas constituían otro importante recurso.

    Existe una amplia literatura sobre comunidades rurales aisladas (16) y las consecuencias de ese factor sobre el desarrollo económico, la integración social y la vida cotidiana de sus habitantes. Creemos que ése es el caso de Laguna Blanca. Obviamente el aislamiento no es sólo un dato físico y corresponde al estadio de desarrollo, a la tecnología de transportes dominantes y al tipo de relaciones de la población del área con la región circundante y el resto del país. El aislamiento de esta área y su pérdida de importancia relativa ha sido inversamente paralela al proceso de desarrollo del país (incluyendo su vuelco hacia la región pampeana y la interrupción de corrientes comerciales con Chile y Bolivia, a través de puna y cordillera) y a la estructuración de una red de transportes que la excluyó.

    A partir de esa situación se fue estructurando un sistema de relaciones desiguales con el exterior basada en: a) la comercialización de la producción de sus rebaños y los tejidos de lana de oveja o llama (sea como arrendatarios o herbajeros, o a través del trueque por un limitado conjunto de mercancías), siendo el lomo del burro la forma de transporte predominante; y b) en la emigración (temporaria y gradualmente cada vez más definitiva) de sus habitantes. Sobre la base de un desequilibrio entre posibilidad de producir (capacidad de pastaje y producción animal con la tecnología disponible) y una población de alta fecundidad, la migración de los jóvenes es un "proceso ya antiguo de varias décadas".

    Una "expedición científica" realizada en 1955 (17) acredita lo difícil del acceso desde Belén y la práctica autosuficiencia de la población para su consumo, tanto en alimentos como en vestidos. En ese momento señalan la importancia del lugar como centro del tráfico de cueros de vicuña, tanto los obtenidos localmente, como los de mejor calidad traídos desde Chile. Esta función de mercado articuló tempranamente, sin quebrar el aislamiento, al área con Belén–Catamarca centro del tejido artesanal.

    Esta articulación hacia el sur se refuerza con la transferencia de la propiedad de la gran estancia que adquiere el mencionado comerciante (residente en una localidad intermedia), la disminuación de la vicuña y la prohibición de su caza (más o menos implementada hasta el establecimiento de la reserva); la presión del número sobre los rebaños de ganado doméstico y como consecuencia un gran proceso de vuelco hacia el hilado. De hecho la organización laboral corresponde a una relación de tipo "cottage industry" (18) con el propietario y más recientemente también con otros comerciantes, que operan a través del trueque, pero adjudicando un calor económico a lo intercambiado en función del valor del producto del hilado. Aun los muy pequeños pastores entran en relación con vecinos de mayor rebaño hilándoles la lana "al partir". En muchos hogares, dado el tamaño reducido del rebaño, el hilado (y en menor medida el tejido) es la principal fuente de recursos. Esta actividad tiene la particularidad de ser compatible con las tareas pastoriles, de no establecer diferencias por sexo y casi por edad, y una primera observación de la población revela que a partir de la primera infancia "todo lo que se mueve hila". Esta mercantilización de las actividades tampoco quebró por sí misma el aislamiento, pero hizo abandonar tareas incompatibles con la dedicación al hilado, como algunos cultivos, especialmente trigo, maíz y quinoa (19) , y muchas de elaboración de autosubsistencia (por ejemplo el tejido de picote, prácticamente abandonado).

    Al producirse, en los alrededores de 1980, la construcción del camino, por el cual los vehículos pueden acceder a Laguna Blanca, y la instalación de la estación, aparecen, al menos en la parte del área más abierta a contactos, las condiciones que posibilitan la ruptura del aislamiento. (20) De todos modos, el tráfico por la nueva ruta es escaso, y no hay abastecimiento de combustibles ni negocios a partir de Villavil hasta Antofagasta.

    Desde 1982 la reserva provincial inició una experiencia inédita al emplear como guardafaunas y auxiliares a veinte hombres del paraje Laguna Blanca (una parte considerable de la población masculina del lugar y buena parte de los miembros de la red de parentesco de pequeños propietarios independientes). Esto implicó para este grupo la introducción a una economía monetaria del ingreso fijo, a una diversificación en el consumo (de alimentos, de vestimentas, la introducción de objetos), y a una alteración de los ritmos y horarios de trabajo.

    El acceso a este empleo y sueldo en este lugar significa un real privilegio desde el punto de vista de los ingresos. La estratificación, medida hasta entonces básicamente por el tamaño del rebaño, presentaba unos pocos casos de propietarios de rebaños realmente importantes (varios cientos de llamas y más de mil ovejas), pocas decenas de "unidades económicas" (alrededor de 100 llamas y más de mil ovejas) y el resto poseedores de muy pocos animales. A estos niveles de rebaño corresponden diferentes estrategias (en término de dedicación a diferentes actividades), de acuerdo también con la composición por edad y sexo de los hogares (Forni, Floreal y Benencia, Roberto, 1985).

    Queremos relacionar así esta estratificación con la observación que habíamos hecho con respecto a la dependencia de muchos hogares de la actividad del hilado. El examen de los datos de registro y la opinión de informantes revelan la existencia de formas de organización en que los abuelos crían nietos –especialmente de sus hijas–, a veces coexistiendo con la crianza de los propios hijos menores; hijas residiendo con sus hijos en la casa paterna y hogares cuyo jefe es una mujer. (21) Justamente es en estas situaciones donde el hilado tiene el mayor peso con respecto a los otros elementos del presupuesto familiar.

    ¿Cuales serían, pues, los principales cambios que el establecimiento de la reserva y la estación implicaron para esta población?

    En general hay una mejora evidente en accesibilidad y servicios. Pero desde el punto de vista económico para el conjunto que no ha accedido a los nuevos salarios, sin duda, las prohibiciones respecto a la fauna (y uso de armas) son vividas como pérdidas. Como se ha dicho, se trata de una típica población puneña cuya cultura (de raíces probablemente muy antiguas) se articula en torno a la actividad pastoril. Viven sometidos a un clima riguroso y en el contexto de una gran escasez de bienes con un estilo de vida muy austero. El esfuerzo físico, incluso de los niños, es considerable. Esta austeridad se rompe sólo en ocasión de fiestas y acontecimientos. En esas ocasiones se realizan comidas especiales, que en los hombres se acompañan de ingestiones abundantes de alcohol. De todos modos, queremos rescatar este rasgo de escasez para definir luego su actitud frente a la naturaleza. Una primera hipótesis a partir de este bosquejo somero es que en el precario equilibrio que sostienen con el medio tan hostil tienden ancestralmente a apreciar la fauna circundante como una oportunidad de aumentar su dieta proteínica o de aumentar sus ingresos, y por lo tanto tendrían, respecto de la actitud conservacionista en que está basada la reserva, conductas predatorias difíciles de erradicar.

    A partir de su inserción precaria en la sociedad más vasta, la caza de vicuñas, zorros colorados, etc., ha representado un recurso que permitía superar la mera economía de subsistencia. Este recurso era requerido por agentes externos estrechamente vinculados a la red de intercambios de la Puna. Retirar estos recursos implicó una privación para una parte de la población que no tiene elementos para aceptar la legitimidad de una acción conservacionista, (22) ni información suficiente sobre las posibilidades de un futuro uso racional de cuyos beneficios podría participar.

    Para los que han ingresado como agentes en la estación ha habido una compensación efectiva, que ellos retribuyen con una eficaz vigilancia. Percibir regularmente un ingreso monetario (que ha atraído vendedores al área) les ha permitido una diversificación del consumo (fácilmente detectable en la ropa y otros objetos, y también en la alimentación). Tomando algunos casos típicos se elaboraron presupuestos familiares, lo que permitió obtener "perfiles alimentarios" y comentarios muy significativos sobre los cambios de este rubro. Hay que señalar que el acceso más fácil desde el exterior y acciones estatales, como los comedores escolares y las cajas de PAN (recibidas prácticamente por todos los pobladores), han introducido en general cambios en los hábitos alimenticios. (23)

    4. Algunas contradicciones planteadas por el proyecto

    Una evaluación del impacto causado por estas acciones pone de manifiesto que las mismas afectan en distinto grado y con distinto sentido a los miembros de la población, beneficiándolos en algunos casos, causándoles perjuicios que son sólo algunas veces claramente percibidos, en otros. Por otra parte, la experiencia ha avanzado en función de intereses conservacionistas, científicos y decisiones políticas, sin resolver algunos problemas fundamentales, desde el punto de vista de la población residente.

    – Un problema básico es que la reserva está ubicada sobre tierras privadas, que son a su vez puestas en valor por pastajeros, a los que las prohibiciones respecto de la fauna silvestre limitan. Si bien ésta es una contradicción importante, no es insoluble en términos de la explotación adecuada del recurso –futura utilización racional de la vicuña–, en la medida que posibilite que la población pueda negociar en igualdad de condiciones con el Estado y el propietario. Por otra parte, es evidente que toda acción que mejore el medio, si bien es aprovechada por los pobladores, beneficia y valoriza más directamente al propietario.

    – Si bien es un hecho positivo la contratación de personal local eficiente para las funciones requeridas, lo cierto es que en un medio tan pobre un número limitado de personas con ingresos fijos (y estatus de "empleado público") acentúa la desigualdad. Por otro lado, esas formas de ingresos, horarios, etc., los divorcian de su estilo de trabajo y vida campesina.

    – Otro problema surge de la concentración de acciones y salarios en el área restrigida de Laguna Blanca, debida en buena medida a la contradicción generada por la gran propiedad que cubre buena parte de la reserva y por la dificultosa accesibilidad al interior de la misma, para difundir las acciones en el resto de la población.

    – La selección exclusiva de personal masculino para el trabajo en la reserva desequilibra un sistema de relaciones en una población donde las mujeres cumplen un rol económico muy importante.

    5. Estrategias de desarrollo social

    De los puntos anteriores se hace evidente que hay en esta experiencia problemas básicos de no fácil resolución porque involucran intereses contradictorios. Pero que hay también hechos positivos que pueden imputarse al proyecto y que benefician, dentro de la desigualdad señalada, al conjunto de la población: mejoramiento del ganado a través de reproductores, sanidad animal. (24) Estas acciones significaron empezar a cambiar el antiguo valor de la cantidad de cabezas de ganado, propio de una población pastoril, por la unión de calidad más cantidad. En una economía caracterizada por la escasez –como ya se señaló– casi el único valor económico de atesoramiento es el ganado, que brinda carne, leche, grasa, lana. Con el desarrollo del proyecto, y al estar configurándose como un elemento más importante el hilado (por la prohibición de la caza), los aumentos de rendimiento por animal en la esquila, junto con la calidad de la lana, aparecen como nuevos valores para la población.

    Pero el hecho positivo fundamental es la posibilidad de organización y contacto que ha tenido la comunidad más cercana a la Estación Experimental. A partir de esta posibilidad se inició con la misma, hace tres años, la promoción de un proyecto en el marco del Programa Regional de Tecnología Apropiada para la Mujer Campesina, promovido por la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de Estados Americanos. Con una metodología participativa, (25) se determinaron las necesidades sentidas por la población y, consecuentemente, las acciones a emprender en los límites del proyecto.

    Los problemas y soluciones planteados por la población fueron: sanidad animal de los rebaños de ovejas y llamas; mejoramiento y ampliación de pasturas para lograr incrementar y mejorar dichos rebaños; manejo del agua para asegurar su disponibilidad; mejora de la nutrición humana a través de huertas comunales; incremento de los ingresos familiares por medio del mejoramiento de la producción y comercialización de los hilados y las artesanías que producen; aumento de la interacción entre la población, facilitándola a partir de la construcción de un centro de reuniones y depósito de productos artesanales, semillas y vacuna; mejoramiento sanitario de la alimentación mediante la instalación de un salón para faenamiento de los animales de consumo.

    Para implementar este programa se contó con un presupuesto, una promotora de la provincia que visitó repetidamente el área y una promotora local. Se formaron comisiones con las mujeres de la población para implementar estas acciones. Más allá de los logros objetivos, los resultados de mayor valor han sido:

    – participación asociativa; (26)

    – verbalización colectiva de las necesidades y medidas para solucionarlas;

    – autovaloración como personas.

    A partir de esta experiencia, la comisión (y de hecho toda la población involucrada) ha participado en la elaboración de un nuevo proyecto, (27) que incluye la construcción de una pequeña represa, la utilización de fuentes no convencionales de energía y la producción y conservación de alimentos.

    Estos objetivos, aunque limitados, son logros valiosos dada la situación de partida. Aún se está lejos de alcanzar con la acción al conjunto de la población, desarrollar formas organizativas adecuadas y estar en condiciones de negociar con las partes intervinientes el futuro del área y la disposición de sus recursos. Pero de todas maneras el proceso que ha tenido esta experiencia ha permitido hasta ahora incluir a esta población como un actor significativo en la mejora de sus condiciones de vida y tenerla en cuenta en la toma de decisiones.

    III. EL IMPACTO DE LA RUPTURA DEL AISLAMIENTO EN UNA POBLACION DE PASTORES DE ALTURA

    Dora Jimenéz y Leonor Pessina * * Dirección de Flora y Fauna Silvestres – Subsecretaría de Recursos Naturales Renovables.

    1. Introducción

    En este trabajo vamos a analizar el proceso de cambio provocado por un conjunto de acciones de instituciones estatales sobre una comunidad con un importante grado de aislamiento físico y que, además, sufre un alto nivel de marginación con respecto a la sociedad nacional.

    La más relevante de esas acciones ha sido la creación de una reserva de vida silvestre que ha cambiado la estrategia, laboral y de subsistencia, de una parte de los habitantes de estas pequeñas comunidades de "pastores de altura".

    La literatura antropológica se ha ocupado siempre de las comunidades aisladas, pero algunos de estos trabajos no han tenido en cuenta las articulaciones que las vinculaban con la sociedad mayor en la que estaban contenidas (por ejemplo, las primeras investigaciones de Redfield). De esta forma se simplificaba el análisis, ya que su objeto de estudio quedaba bien delimitado y se le podía adjudicar, sin dificultad, una lógica interna que permitía dar respuesta a todos los interrogantes.

    Con el correr del tiempo, y con la profundización de las investigaciones, variaron los enfoques de los científicos que comenzaron a tener en cuenta los factores externos que afectaban la vida de la comunidad. Por otra parte, fueron desapareciendo los grupos aislados y autosuficientes que hacían las delicias de los antropólogos de la primera mitad del siglo.

    Se comienza, entonces, a ver a estas comunidades como segmentos de sociedades complejas.

    Es prácticamente imposible ocuparse de un grupo, por más pequeño que sea y aislado que parezca, sin ubicarlo dentro de un contexto más amplio en relación con el cual se pueden observar corrientes fluídas de elementos que se intercambian. Steward equipara a las instituciones nacionales con "el esqueleto y el sistema nervioso que recorre la totalidad de la sociedad manteniéndola unida y afectándola en todos los puntos" (Steward, J., 1955, pág. 58).

    Si bien esta corriente es más fuerte en un sentido que en el otro ya que hay "una aceleración e intensificación de los impulsos que van del centro a la periferia" (Pearse, A., 1979, pág. 61) no se puede negar que los pobladores de estas regiones aisladas cumplen determinados roles en la economía de los sistemas nacionales, ya sea como mano de obra ocasional o como proveedores de materia prima barata.

    En el caso del que nos ocupamos, el aislamiento físico es importante, ya que los caminos abiertos recientemente son malos; la población local no tiene automotores, no hay líneas telefónicas y el único equipo de radiocomunicación funciona en forma deficiente.

    A pesar de eso y de que, como veremos más adelante, no era común que la gente del lugar saliera para ir a trabajar a la zafra o a otras cosechas, no podemos, en relación con la historia de este lugar, hablar de incomunicación total en ningún momento.

    Partimos así de un aislamiento relativo, que se fue modificando en distintos períodos de su historia para llegar al momento actual en que la Nación interviene en la región para recomponer las poblaciones de vicuñas que habían sido diezmadas.

    Paradójicamente, esta acción que trata de volver –en lo que hace a la fauna silvestre– a un estado de cosas anterior trae aparejada una serie de cambios que afectan la vida de los habitantes de la zona.

    Intentaremos ver cuáles han sido los puntos de articulación de la comunidad con la sociedad nacional, a través de los cuales se ha producido el intercambio de elementos culturales, haciendo hincapié en el proceso de transformación que se está desarrollando en la actualidad.

    Este trabajo es parte de una continuidad de estudios realizada en el área (Ver Prefacio, supra).

    Se basa en seis visitas realizadas al terreno, por períodos de quince días cada una, en un lapso de tres años.

    Durante estas visitas recorrimos el territorio de la comunidad y efectuamos entrevistas a informantes calificados y a pobladores.

    En el año 1988 realizamos una encuesta a treinta familias de la localidad La Lomita sobre aspectos: demográficos y de su vida familiar, laboral y productiva.

    2. Medio ambiente

    2.1. Rigurosidad del medio

    El medio ambiente en el que se encuentra la población de Laguna Blanca presenta elementos que conforman un patrón difícil para la vida humana.

    Su altura –superior a los 3000 m.– y su ubicación dentro del altiplano puneño argentino establecen una serie de características comunes a otras áreas.

    Las precipitaciones son escasas y estacionales, produciéndose casi todas durante el verano, en los meses de diciembre a marzo. El promedio anual está comprendido entre los 100 a 250 mm. (Cajal, J.L., l988).

    A la limitada oferta biológica natural se suma un balance hídrico negativo para todos los cultivos, los que se pueden realizar exclusivamente con riego suplementario aun en el estío.

    Los cursos de agua, en su mayor parte, recorren sólo cortas distancias y son de carácter temporario, no obstante lo cual han desempeñado y desempeñan un papel importante en la localización de las poblaciones. Todos estos ríos y arroyos deben su caudal a las lluvias y granizadas que en verano condensan en la cima de los cerros, pues en el fondo de las cuencas las precipitaciones son siempre escasas.

    La temperatura tiene oscilaciones diurnas que se acentúan en el invierno. Durante esta última estación se registran marcas por debajo de los –15 grados centígrados. Las heladas son frecuentes en siete meses del año y casi diarias entre abril y agosto. Con respecto a los vientos, los más comunes soplan desde el Oeste y el Sur. Estos últimos son más frecuentes durante el invierno, ocurren diariamente y prácticamente sin interrupción. Los del Oeste, por lo general, comienzan a soplar después del mediodía. (Cajal, J. L., 1988).

    Estos factores ambientales limitan las posibilidades agrícola– ganaderas de la región y, por ende, afectan la calidad de vida de sus habitantes.

    "Acá, en invierno, hace mucho frío, cada vez está nevando" (Informante Nº 31). "En agosto y septiembre todavía hace mucho frío" (Informante Nº 40).

    Aun en el verano los fuertes vientos limitan las actividades que se desarrollan al aire libre, como el tejido. "Cuando el zonda está muy fuerte no podemos tejer" (Informante Nº 31)

    La hostilidad del clima no impide la existencia de numerosas especies animales, particularmente aves y mamíferos. Entre los mamíferos autóctonos descuellan los camélidos americanos: llama (Lama lama) doméstica y vicuña (Vicugna vicugna) silvestre. Otros mamíferos son los carnívoros como los zorros, colorado (Dusicyon culpaeus) y gris (Dusicyon griseus), y el puma (Felis concolor) que en esta área es el mayor depredador de animales domésticos y silvestres. Se encuentran, además, aves y roedores.

    "La vegetación es de tipo estepa y la tasa de cobertura fluctúa entre 15% y 70%. Predomina una vegetación leñosa baja: tola (Lepidophyllum quadrangulare). En los sectores más secos, que anuncian la puna árida, las asociaciones de "yareta" (Aizotella yareta), plantas en cojines muy duros y crecimiento muy lento, constituyen un combustible muy apreciado. En sectores con más agua predomina la champa, asociación de gramíneas (festucae, poas, bromeliaceae, etcétera). Parte de este tapiz de gramíneas crece en la estación de lluvias y desaparece al comenzar la estación seca, valorizando por tal razón a la vegetación de las depresiones húmedas, higro–morfas, los apreciados 'bofedales' del ganado vacuno y camélido" (Dollfus, O., 1981, pág 42).

    Según un informe del licenciado Alfredo Reca, las áreas de aptitud muy alta para el pastaje representan sólo un 20% de la superficie total de la reserva y se notan en muchos sectores indicios de sobrepastoreo y de que se está llegando al límite del soporte ecológico en relación con la carga animal.

    3. El Aislamiento

    3.1. Primeras ocupaciones

    Pese al cuadro adverso descripto en el punto anterior, se tiene conocimiento de antiguos asentamientos en el área. Una expedición científica realizada en 1955 encontró una casa semisubterránea con la "conchana" o fogón redondo en el centro y aberturas a los costados para la salida del humo, características de antiguas construcciones (1).

    Los antecedentes históricos más antiguos señalan la propiedad de parte de la actual reserva, como producto de antiguas mercedes reales. Mencionan una Hacienda de Calchaquí o Encomienda de Pulares o Tonocotés, otorgados en encomienda en el año 1698 al maestre de campo Diego Diez Gómez, heredada por su hija María Magdalena, casada en segundas nupcias con Domingo de Isasi Isasmendi. La hacienda se extendía desde las propiedades de la Marquesa del Toxo por el Norte (Ciénaga Redonda o Carachi Pampa) hasta los altos de Belén y Santa María, con 80 leguas de largo por 32 de ancho (2). En su jurisdicción posteriormente se creó Antofagasta de la Sierra (3).

    No se tienen otros antecedentes de ocupación humana hasta el siglo XIX, de la que queda como recuerdo, un antiguo templo. La tardía incorporación de la llama en el lugar (4) –unos cincuenta años atrás aproximadamente– y el hecho de ser éste un camélido doméstico propio de las poblaciones puneñas, podría aseverar la hipótesis de un último poblamiento proveniente de valles inferiores. Un anciano de setenta años señaló que sus abuelos "han sido de la provincia de Salta, San Carlos" (5),"un lugar lindo para criar hacienda; lo que no se daba eran papas y habas. Tenían vacas, ovejas y cabras" (Informante 39).

    3.2. La ruptura del aislamiento

    En tanto aquí se ha considerado el aislamiento no solamente como un dato físico, sino como el tipo de relaciones que establece una comunidad con su entorno y con el resto del país, pueden determinarse dos períodos en el proceso de ruptura del aislamiento de Laguna Blanca. El primero comienza con las primeras décadas del siglo y finaliza en el año 1979. El segundo, que llega hasta el presente, está signado por los efectos que ocasiona la creación de la reserva de vida silvestre.

    3.2.1. Primer período. Comercio, escuela y servicio militar.

    En esta etapa uno de los factores que produce un quiebre del aislamiento es el tráfico comercial que establece dos vertientes, una hacia Bolivia –y probablemente Perú– y otra hacia Chile. En Bolivia, donde se abastecía a la zona minera que demandaba animales de carga, el intercambio económico para los habitantes de Laguna Blanca era la cría y venta de burros y, en menor medida, de mulas. "Para Bolivia se llevaban burros y mulas. Yo fuí hasta mitad de camino, hasta San Antonio de los Cobres (6).Le poníamos ocho días de camino; íbamos por caminos de herradura nomás, por serranías. En San Antonio de los Cobres vendíamos y seguían otros, los que compraban allá, para Bolivia" (Informante 39).

    Si bien hay referencia de que los animales se vendían por dinero boliviano de plata que representaba muchas veces importantes sumas (7), no se ha registrado, hasta el momento, esta forma de pago para Laguna Blanca, sino el trueque por coca, que consumían y cuyo excedente cambiaban en Belén por bienes de consumo. Quizás el pago en especies y no en dinero se debía a que la venta no se hacía directamente sino a intermediarios que eran los que llevaban los arreos a Bolivia.

    Las ventas a Chile probablemente eran para las compañías mineras inglesas que se establecen al finalizar la Guerra del Pacífico, adquiriendo fundamentalmente ganado en pie. "Venían de Chile a comprar 300, 500 corderos, así, chilenos. Compraban vacunos y los 'ojoteaban' en las patas para el arreo, para que no se despeñen" (Informante 39). El comercio con Chile era realizado desde allí a Laguna Blanca y el pago por la hacienda se hacía en dinero y también en especies, "algunos traían cueros de vicuña, de chinchilla" (Informante 39).

    Las necesidades de animales –mulas y burros– de los centros mineros del altiplano boliviano y el tráfico ganadero hacia Chile contribuyeron a activar la economía de esta área de la Puna y, en cierta medida, disminuyeron el aislamiento al aumentar los contactos (8).

    Este comercio con el exterior brindaba insumos para el aprovisionamiento, que se hacía desde Belén. El trayecto llevaba cuatro días a lomo de mula de ida y otro tanto de vuelta (9). Estos contactos –pautados en el tiempo– eran un rito de pasaje en los jóvenes, cuando sucedían antes del enrolamiento para el servicio militar. "Salí de la laguna por primera vez a los catorce años, ayudando a llevar cargas para traer la manutención, trigo, maíz, arroz, de Belén. Arreábamos burros y nosotros a mula" (Informante 39). "Bajábamos con tropas de burros mansos para traer cosas, para traer la proveeduría" (Informante 31). Para pagar los alimentos que compraban, especialmente maíz, arroz, yerba, azúcar y telas para confeccionar la ropa interior, llevaban coca, cueros de chinchilla (10), de vicuña y lana. Los cueros de vicuña provenían del lugar y también de Chile. La vicuña chilena era preferida por la calidad de la lana, "la lanita de la vicuña de aquí era ordinaria, bajita, la chilena era muy linda, altita así" (Informante 18).

    El valor que la vicuña tenía –dentro de los animales silvestres– en la economía del lugar era notorio y resaltado por los informantes, que indicaron que no solamente llevaban a Belén y Villavil los cueros de vicuña, sino que desde distintos parajes subían compradores (11).

    La coca aparece como otro elemento importante, dado que se recibe como pago. Por ser Laguna Blanca una zona carente de ella, actuaba como distribuidora de la misma hacia localidades de más abajo.

    El comercio ejercido por los habitantes de Laguna Blanca reitera las formas de trueque tradicionales en las relaciones interétnicas prehispánicas, aunque seguramente ya subsumidas dentro de las relaciones asimétricas de intercambio establecidas actualmente.

    El intercambio comercial, especialmente con Chile, continuó hasta avanzado este siglo, teniéndose referencias de la continuidad del mismo hasta 1955 (12).

    Probablemente, de los contactos con otros lugares y también de las necesidades que planteaban las transaciones comerciales, se establece otro elemento que contribuye a resquebrajar el aislamiento: la escuela. Parecería que el primer maestro que estuvo en el lugar era boliviano y fue llevado por los padres de familia, quienes le pagaban. Esto ocurría alrededor del año 1924 y rotaba, enseñando tres meses en Corral Blanco y tres en La Lomita. Habría sido este maestro quien gestionó y obtuvo la creación –en 1950– de la escuela Nº 450 de La Lomita. En 1968 se inaugura la escuela de Corral Blanco.

    La escuela supone una relación que pone en contacto a alumnos, padres y maestros, no sólo como medio educativo, sino a través de su función social y de cooperación comunitaria. Desde estos aspectos, la escuela actúa como un elemento que interviene en la ruptura del aislamiento. Es a partir de ella, y de las fiestas que tradicionalmente allí se realizan así como del trabajo comunitario de refacción de los edificios, que los habitantes de los distintos parajes pueden reunirse.

    El tercer elemento que aparece como interruptor del aislamiento es el enrolamiento y el servicio militar, en el caso de los varones (…) "pudimos observar las caras de alegría de varios muchachos próximos a los 18 años de edad cuando nos contaban que debían bajar pronto a Belén para el "enrole". Esa alegría mezclaba la oportunidad de salir del pago cuanto a exteriorización de un nuevo status" (13). El recuerdo del año pasado fuera de Laguna Blanca permanece en la mayoría de los más ancianos "el servicio militar lo hice en Catamarca, estuve un año; fue un año lindo" (informante Nº 39). El servicio militar, además, era muchas veces el paso previo a una partida temporaria o definitiva: la emigración en busca de fuentes de trabajo.

    Hasta la creación de la reserva –año 1979– y la desaparición del último obstáculo al concluirse la ruta que atraviesa la cuesta de Randolfo, la mayoría de la población que tenía contactos con el exterior –saliendo de Laguna Blanca– eran varones; en cambio, las mujeres recibían los contactos a través de comerciantes, viajeros y maestros que pasaban por Laguna Blanca. En los varones la actitud hacia el contacto era activa, decisional, como en el caso del comercio o pasiva –impuesta desde afuera– en el servicio militar, pero siempre implicaba una salida del espacio físico y familiar. Las mujeres salían poco del lugar y la ruptura del aislamiento estaba dada por contactos con los que llegaban desde afuera; su papel era, por lo tanto, el de un receptor pasivo.

    Desde el punto de vista de la comunidad, las fuentes de ingreso de dinero o bienes obtenidos por trueque provenían de lugares fuera, no sólo del área sino de la República Argentina (14). Los contactos con el país adonde estaba asentada la población se limitaban a los viajes para aprovisionamiento y trueque con Belén, el servicio militar o la acción de la escuela.

    AQUI VA EL MAPA

    3.2.2. Segundo Período. La creación de la Reserva

    La interrupción de las corrientes comerciales con Chile y Bolivia sucedió en diversos momentos del período anterior. Esta situación produjo una pérdida económica en la comunidad, especialmente en la venta de burros y mulas, lo que derivó en el incremento numérico de los primeros, por lo que la comunidad, actualmente, considera excesivo su número.

    A esto le siguió la creación de la Reserva de Vida Silvestre en el año 1979. Con ella se producen más rápidamente los cambios. Con la apertura de la ruta comienzan a llegar los vehículos, con maestros, personal técnico y vendedores ambulantes. En el año 1987 esto culmina con el establecimiento de un servicio de ómnibus semanal que, ingresando en Laguna Blanca –sector La Lomita–, une Antofagasta de la Sierra con Belén y permite el transporte desde allí a Catamarca y otros lugares del país.

    Este servicio fue interrumpido durante unos años, pero actualmente ha sido repuesto.

    "Cuando yo llegué a Laguna Blanca, en 1978, los chicos no entendían lo que hablaba, había muchos que no conocían lo que era un auto" (Informante Nº 40).

    A su vez, esta vía de comunicación facilita o posibilita formas de emigración más rápidas y el contacto con otros lugares.

    El establecimiento de un número bastante importante de puestos rentados –dieciocho dependientes de la Dirección de Ganadería, uno de la Policía Provincial y otro de Salud Pública– conforma un núcleo privilegiado de familias que perciben un ingreso monetario permanente y cuyas posibilidades de acceso al exterior son mayores.

    En esta etapa la mayoría de los contactos económicos y sociales se establecen con Barranca Larga, Villavil y Belén, y llegan los lagunistas en sus emigraciones hasta el Sur de la provincia de Buenos Aires.

    La presencia de vendedores ambulantes modificó pautas de consumo, con introducción de nuevos alimentos y bienes duraderos (radios a transistores, relojes pulsera, cocinas a garrafa de gas). A su vez, la pérdida de ingreso económico que le significaba la vicuña, aun cuando su número disminuyera sin cesar por la presión de la caza, determinó la estructuración de relaciones cada vez más asimétricas con el exterior.

    En el año 1984, con la creación de la escuela de Aguas Calientes, se completa el establecimiento de centros educativos en los tres núcleos poblacionales. Sin embargo, es significativo el número de familias –especialmente en La Lomita– que envían a sus hijos a estudiar fuera de Laguna Blanca, lo que ahora se ve facilitado por el mejoramiento de las vías de transporte.

    Al igual que en el período anterior, el conocimiento de lugares más alejados se encuentra en mayor grado entre los varones, por influencia de la emigración y el servicio militar. Las mujeres más jóvenes superan a las mayores en la realización de viajes fuera de Laguna Blanca. Belén y Antofagasta son los centros urbanos más conocidos por las comunidades ubicadas desde La Puerta de Laguna Blanca hasta Corral Blanco. La población de Aguas Calientes y su área de influencia, aunque se encuentra más aislada, tiene contactos con el Departamento de Santa María (16).

    La ruptura del aislamiento con el exterior es visualizada como positiva por la población. "Antes de abrirse la ruta estábamos peor que ahora, porque no venía la proveeduría, había que ir a comprar comida" (Informante Nº 16).

    El quiebre del aislamiento de la comunidad global con el exterior no es acompañado por un comportamiento similar en lo interno. Las características de los asentamientos, por su alto grado de dispersión, dificultan las comunicaciones más allá de los vecinos o parientes ubicados en las cercanías. Las largas jornadas de trabajo son otros factores que contribuyen al aislamiento interno. Son poco frecuentes las "visitas sociales"; cuando éstas se hacen tienen un fin preciso, generalmente la adquisición o el trueque de bienes. Esto hace que las relaciones intrafamiliares se fortifiquen más, convirtiéndose así las familias nucleares o extensas en unidades de producción, consumo y distribución de bienes.

    Las fiestas vinculadas con el ganado, como la "señalada" o la de San Juan Bautista, patrono de Laguna Blanca y "abogado de las ovejas" (17), son las oportunidades, pautadas en el tiempo, en que se reúnen segmentos importantes de la población (18).

    AQUI VAN LOS CUADROS Nº 2 Y 3.

    Partes: 1, 2
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