- Introducción
- Liderazgo ético vigente en las organizaciones de hoy
- Liderazgo en las nuevas organizaciones
- Liderazgo basado en el valor
- Reflexiones finales
- Referencias bibliográficas
Introducción
En la actualidad, hay quienes piensan que es posible hablar de liderazgo sin vincularlo a los valores. Por eso opinan que Hitler o Pablo Escobar fueron líderes. Desde este punto de vista se desprende el esfuerzo para distinguir entre líderes buenos y malos.
En la opinión de los investigadores o el líder tiene valores o no es líder. Podrá ser un conductor de masas, un tirano que logra dominar a su grupo y crear un conjunto frenético de seguidores, pero el resultado de su acción no beneficia a la sociedad, ni logra convencernos de que aquello sea auténtico liderazgo.
En las próximas líneas se realizara un análisis sobre una visión, que une el liderazgo a la conducta ética, a la participación y a la accesibilidad del mismo en muchas condiciones humanas (el estudiante, el ama de casa, el profesor, el empleado, el directivo de una organización, el deportista, el político, entre otros.
No poner el liderazgo como la culminación de una larga carrera de esfuerzos por conquistar metas muy altas, sino como el despliegue de un potencial que está en todos, con base en las oportunidades que se nos den de ponerlo en práctica. A pesar del desgaste que algunos le atribuyen al término, se cree que sigue teniendo vigencia como tema social no exclusivo del ámbito empresarial.
En este orden de ideas hay que tener en cuenta que cada persona enfrenta la resolución de problemas dependiendo del estilo de liderazgo que este puede ejercer, basada principalmente en su experiencia y en el orden de importancia que le de a los valores que cada individuo y organización posee.
Liderazgo ético vigente en las organizaciones de hoy
Para Yarce (2006) en las organizaciones de hoy día existen muchos líderes sin valores que con valores. Para el citado autor, lo primero es más fácil y más al uso de la terminología corriente. Basta desarrollar un tipo de habilidades físicas, emocionales,
cognoscitivas, de imagen y carisma para lanzarse tras el poder y la influencia y poderse llamar "líder" más por la popularidad que se consigue que por los resultados mismos en bien de los demás y de la sociedad. En ese sentido muchos famosos del deporte o del espectáculo, por citar sólo dos campos, se autoproclaman o los proclama el público como líderes.
El líder busca resultados, y si no los obtiene su condición se pone en duda. Pero esos resultados se manifiestan en un bien para los demás, o en que se acrecienta el bien común de un grupo, empresa, familia o sociedad. El líder con valores obtiene resultados y resuelve problemas precisamente porque no se limita a ejercer el poder como dominio o la persuasión como capacidad de convencimiento sobre otros para que lo sigan ciegamente o dominados por el áurea de una persona. Su liderazgo surge desde dentro, de su capa íntima de valores interiores que lo llevan a servir, a labrarse un prestigio con base en lo que es, no en lo que tiene.
En este mismo orden de ideas, Covey (2002), plantea que el liderazgo basado en valores y principios tendrá como consecuencia un buen trabajo en equipo, éste líder puede enfrentar situaciones difíciles durante su camino o decisiones difíciles de tomar pero lo sacará adelante siempre sus valores. Actualmente, tenemos en nuestro país un sin números de actores políticos, educacionales y religiosos que hablan de liderazgo llevando a su gente a la búsqueda de fines partidistas o propios, sin buscar el bien común.
Sin embargo, Silíceo (2006) afirma que cada día es más fácil observar que la sociedad pasa por una crisis de valores o mejor dicho por una inversión de la escala de valores. Es fácil observar que hoy se da más importancia a los valores científico-técnicos, económicos, pragmáticos, y utilitaristas, sobre valores como la democracia, la libertad, el bien común, y otros de igual o mayor rango como son aquellos relacionados con la dignidad humana y la espiritualidad, es decir derivados de la esencia misma de la naturaleza humana. Se puede resumir este cambio, como una revaloración del hombre y la sociedad donde prima lo material, los sentimientos egoístas frente a lo auténticamente humano, como lo espiritual, lo social, el bien común.
En este sentido se puede decir que se vive en una sociedad de masas donde el enfoque de consumo, cientificista, tecnócrata, han creado diversos factores alienantes, donde el hombre vive desplazado y estandarizado. Desde esta perspectiva, se concibe el desarrollo, no como un desarrollo integral sino parcial, y se entiende por desarrollo el tecnológico, el científico, el económico, el urbano, entre otros. Son pocos los que consideran el desarrollo integral en el que las prioridades las constituyen los valores humano-sociales a los que deben servir la ciencia, la tecnología, la economía, la administración y en general las ciencias aplicadas.
De allí que es a través del liderazgo que se puede aplicar estos valores humano-sociales a los problemas, lo que se traduce en calidad, productividad y relaciones fructíferas para todos. Covey (2002), sugiere centrar la vida y el liderazgo en valores que perduren en el tiempo. En este sentido, el liderazgo basado en valores tendrá como consecuencia un buen trabajo en equipo, éste líder puede enfrentar situaciones difíciles durante su camino o decisiones difíciles de tomar pero lo sacará adelante siempre sus valores. Actualmente, se tiene en Venezuela un número de actores políticos, educacionales y religiosos que hablan de liderazgo llevando a su gente a la búsqueda de fines partidistas o propios, sin buscar el bien común.
De lo anteriormente, se desprende que, el verdadero líder no enfrenta a su equipo de trabajo con otro, no cabe en él la imprudencia, antepone la razón sobre las cosas. Da ejemplo de su rectitud y su congruencia con su pensar. El verdadero líder busca el desarrollo de su grupo y a partir de ahí se lanzan a la conquista de sus objetivos, siempre como grupo, sin afectar los derechos humanos y civiles de los otros grupos.
En este sentido, sin lugar a dudas que las creencias y valores originan actitudes; es decir, que las actitudes de una persona son el resultado de sus creencias; entre ellas: sus valores. Las creencias son hechos o verdades aceptados sobre una persona, una cosa o un fenómeno, que se han producido por una experiencia directa o de una fuente secundaria. Mientras que los valores son escalas de importancia que una persona y/o una organización otorga a los factores propios y/o del entorno, que determinan las formas de ver la vida y son influenciados por los padres o los reemplazos físicos de estos líderes, por grupos de personas y de amigos, entre otros. Los valores tienden a guiar las acciones y los juicios de la gente en los diferentes escenarios en donde actúan. De acuerdo con estas ideas, los valores del mundo laboral de quien se desempeña allí se definen como los conceptos, principios, personas, objetos o actividades que él o ella consideran importantes. En el trabajo, factores como: la remuneración, el reconocimiento y el estatus, a menudo se clasifican como valores comunes.
De lo anteriormente planteado, algunos estudiosos del liderazgo basado en valores afirman que esos líderes fomentan las virtudes morales cuando buscan cambiar las actitudes y conducta de sus más cercanos colaboradores. También, el líder carismático tiene un complemento ético. Los líderes inmorales se inclinan a aprovechar su "carisma" para acentuar el poder sobre sus seguidores y dirigirlos hacia sus fines egoístas y despóticos. Se asume que los líderes morales deben poner su carisma al servicio de la sociedad y de los demás y no al contrario.
En este sentido, para los líderes que fundamentan su estilo basándose en valores, conciben a éstos con convicciones básicas de un modo peculiar de conducirse o de estado final de la existencia en lo personal, socialmente, preferible que su modo opuesto o contrario de conducirse o de estado final de la existencia. Sin lugar a dudas que contienen un elemento de juicio por cuanto incorporan las ideas personales sobre el bien, lo correcto y lo deseable. Los valores tienen atributos de contenido y de intensidad. El atributo de contenido asevera que un modo de conducirse o un estado final de existencia son importantes. El atributo de intensidad especifica qué tan importante es.
Por todas las ideas antes expuestas los presentes investigadores llegan a la conclusión de que el liderazgo no es ajeno a los valores. Por lo tanto, antes de juzgar que un líder es eficaz, se deben considerar los medios de que se valió para alcanzar sus metas y el contenido moral de éstos. Conclusión que tiene como soporte lo planteado por Handy (2005), quien plantea que el liderazgo exige tener presente algunos valores tales como:
Creer en uno mismo: es la única cosa que le da a un individuo la confianza en sí mismo para entrar en lo desconocido y persuadir a otros para que vayan donde nadie ha ido antes. Las empresas de hoy en día necesitan innovar y arriesgarse pues estamos en un ambiente de alta competencia y en la que todos estamos luchando por ser los primeros. Por tal motivo esas empresas que estén liderizadas por este tipo de personas serán las que se destaquen y se impongan como las autenticas.
La pasión por el trabajo: proporciona la energía y el enfoque que impulsa a la organización y que sirve de ejemplo para otros; pero esto también tiene que combinarse con lo opuesto, con la conciencia de que existen otros mundos y otras creencias. En las organizaciones de hoy en día deben existir líderes apasionados y exploradores, liberales y con deseos de experimentar y conocer otros ideales.
Es así, como los líderes hacen cambiar de opinión a las personas y las impulsan desde las preocupaciones egoístas hacia el servicio al bien común, esto requiere la aptitud para orientar a las personas. Los líderes pueden cambiar el enfoque de la energía de las personas con intervenciones directas o hacerlo de manera indirecta ajustándose a los sistemas de manera que las personas cambien de manera natural hacia la dirección necesaria. De tal manera, que existen ciertos métodos de liderazgo directos que incluyen las órdenes, las decisiones acerca de los recursos y ascensos y la orientación personal de los individuos y los equipos. Cuando las organizaciones se hacen más grandes y más complejas, las intervenciones directas por los líderes de categoría superior pueden tener una menor influencia.
Liderazgo en las nuevas organizaciones
En las organizaciones de hoy en día, los líderes deben actuar y pensar como animadores para que su equipo de trabajo despegue a gran velocidad hacia el éxito. Mucho se dice acerca de la visión de los empresarios pero no se toma en cuenta la energía que estos utilizan para poner en práctica los enfoques que crearán su cultura organizacional y que determinará su imagen corporativa y su posición en el mercado. Ésta energía emana de las convicciones, conocimientos, valores y principios que lo motivan a vivir y a trabajar. Estas personas infunden vida en la organización. De allí que se debe usar la palabra animador, de tal manera que una vez que la organización tiene el potencial para vivir y sobrevivir, las convicciones, los valores y las suposiciones básicas del empresario se transfieren a los modelos mentales de su equipo de trabajo.
De manera que, si una organización tiene éxito atribuible a sus líderes, la entera personalidad de estos se incorporan a la cultura organizacional. Los verdaderos líderes son los individuos con visiones y compromisos y una aceptación que va más allá de las habituales preocupaciones de la dirección. Ellos configuran niveles más altos de preocupación social que los que requieren las destrezas fundamentales de la dirección. En conclusión, el nuevo liderazgo, o mejor dicho el liderazgo de las organizaciones de hoy en día deben adoptar seriamente los valores y principios que son inherentes a una sociedad diversa.
Covey (1992) en su libro Liderazgo basado en principios citado por Alemán (2002), afirma que el verdadero poder de liderazgo emana de poseer un carácter honorable y del ejercicio de ciertas reglas y principios del poder. La mayoría de las teorías sobre el tema explican por qué surgió y sobrevivió determinado líder pero no ayudan a prever futuros líderes ni a cultivar la capacidad de dirigir. Hay un enfoque más fructífero: observar a los partidarios de los líderes, y valorar el liderazgo preguntando por qué razón hay quienes les siguen, para ello Covey (1992) explica tres tipos de poder por las cuales se sigue a los líderes, pero se las puede examinar desde tres perspectivas diferentes:
Poder coercitivo: La motivación es el miedo. Las personas temen lo que puede suceder si no obedecen lo que se les pide. O temen perder algo bueno. Así el partidario finge lealtad, pero su compromiso es superficial y su energía puede transformarse rápidamente en sabotaje y destrucción cuando nadie lo ve o cuando la amenaza ha desaparecido. El líder también actúa por temor a no obtener sumisión. Se trata del enfoque de "mano dura" que pocos defienden en público pero muchos están dispuestos a usar, bien porque les parece justificado frente a otras amenazas más graves, o porque parece funcionar bien en ese momento. Pero su eficacia es mera ilusión. A menudo moviliza las energías de los seguidores para unirse y resistir por medio de formas tan creativas como descontroladas. Alienta la sospecha, la mentira, la deshonestidad, y a largo plazo la disolución.
Poder utilitario: Se sigue a los líderes por los beneficios que se pueden obtener de ellos. La motivación es el intercambio útil de bienes y servicios: los seguidores tienen algo que el líder desea (tiempo, talento, dinero, recursos personales, apoyo, etc.) y el líder posee algo que ellos quieren (información, dinero, posibilidades sociales, camaradería, seguridad, oportunidades. Los seguidores actúan creyendo que el líder podrá y querrá hacer algo por ellos, si ellos cumplen con su parte. La relación se mantendrá mientras los seguidores sientan que se les retribuye equitativamente, lo que otorga gran preeminencia al sistema judicial. Fomenta una forma de ética situacional en la cual los individuos deciden continuamente qué es lo bueno, lo correcto y lo equitativo, careciendo de valores organizacionales compartidos. Gran parte de lo que sucede en las organizaciones (empresas, familias) está regido por este poder.
Poder centrado en principios: Los seguidores siguen al líder simplemente por qué eso es lo que desean, quieren creer en ellos y en sus causas, desean hacer lo que el líder decida. Estos líderes son personas en las cuales se confía, y a las cuales se respeta y se honra. No se trata de fe ni de obediencia a ciegas; es por el contrario un compromiso consciente, de todo corazón y totalmente libre. Casi todos hemos experimentado como seguidores este tipo de poder en nuestras relaciones, con alguien que ha influido profunda y significativamente en nuestras vidas. Puede haber sido alguien que nos brindó la oportunidad de triunfar y destacar, o nos alentó cuando lo veíamos todo negro. Lo que hizo, lo hizo porque confiaba en nosotros, y se lo retribuimos con respeto, lealtad, compromiso y voluntad casi incondicional. El poder centrado en principios se origina cuando los valores de los seguidores coinciden con los del líder. Es la marca de calidad, distinción y excelencia en todas las relaciones. Se basa en el honor: el líder honra al seguidor, y este opta por colaborar porque también honra al líder. Este poder estimula el comportamiento ético. La ética se sustenta en el compromiso de hacer cosas correctas porque estas son valoradas y ejemplificadas por el líder, y sancionadas por la visión que éste comunica.
De lo anteriormente planteado, se desprende que la opción esencial del liderazgo es decidir cuál será la base de su poder: coerción, utilidad o principios. Si un líder carece de habilidades interactivas bien desarrolladas, o de la capacidad de permanecer fiel a valores bien arraigados cuando se está bajo presión, o de una trayectoria de integridad y confianza, es prácticamente imposible que al encontrarse frente a una crisis, no recurra a la fuerza.
Por otra parte, las acciones tácticas para aumentar las opciones utilitarias del líder, pueden ser utilizar la pericia, buscar puestos de mayor status, acumular conocimiento e información, o acercarse al máximo a sus seguidores simplificando mecanismos para crear relaciones funcionales. De tal manera que, si un líder quiere aumentar su poder centrado en valores debe adoptar un compromiso a largo plazo. No se puede fingir sinceridad por demasiado tiempo ni la confianza puede ser fabricada. Más allá de lo que puede hacer por sus seguidores, la profundidad del poder está determinada por lo que son. Mas aun, cuanto más honrado, respetado y genuinamente considerado sea un líder, más poder legítimo tendrá respecto de los demás. Ser honorable equivale a tener poder. Las siguientes sugerencias aumentarán el honor y el poder del líder sobre los demás:
La persuasión: Incluye el compartir las razones (el porqué y el cómo), defendiendo con firmeza su posición pero manteniendo un auténtico respeto por las ideas y perspectivas de los seguidores. Comprometerse a mantener el proceso de comunicación hasta alcanzar beneficios mutuos y resultados satisfactorios.
La paciencia: con el proceso y con la persona. Mantener una perspectiva a largo plazo y el compromiso de ser fiel a sus objetivos, a pesar de los errores e inconvenientes causados por los seguidores, y a pesar de los obstáculos y contratiempos inmediatos.
La delicadeza: En oposición al rigor, la dureza y la presión extrema, cuando se debe afrontar los puntos vulnerables, los desplantes y los sentimientos de los seguidores.
La disposición a aprender de los demás: Actuar con el supuesto de que uno no tiene todas las respuestas, ni todos los datos. Valorar los diferentes puntos de vista, juicios y experiencias que puedan tener los seguidores.
La aceptación: No juzgar a otros, sino otorgarles el beneficio de la duda. No exigir que presenten pruebas de su desempeño, como condición para afirmar su alta autoestima.
La bondad: La sensibilidad, la preocupación y la consideración para con los demás. Tener presentes las pequeñas cosas o detalles que son importantes en una relación.
La actitud abierta: Mostrar plena consideración por las intenciones, deseos, valores y objetivos de los seguidores, y no concentrarse en su comportamiento. Detectar sus perspectivas y en que pueden convertirse, respetando en todo su valor lo que hoy son.
La confrontación compasiva: Reconocer la equivocación y la necesidad de que los seguidores corrijan el rumbo, en un contexto de auténtico tacto y calidez hacia ellos. Hacerles sentir que pueden arriesgarse a tomar iniciativas sin deterioro de su seguridad.
La consistencia: El estilo de liderazgo no es una técnica de manipulación que se pone en juego cuando las cosas no se hacen como uno quiere, o se enfrenta una crisis. Por el contrario se convierte en un marco de valores, en un reflejo del propio carácter, de quién es y en qué se está convirtiendo uno mismo.
La integridad: Armonizar honestamente las palabras y los sentimientos, con los pensamientos y los actos. Tener la aspiración de hacer el bien a los demás, sin el menor deseo de engañarlos, de aprovecharse de ellos, manipularlos ni de controlarlos. Revisar constantemente la propia congruencia.
Muchos piensan que estos valores, principios e ideales solo se pueden hallar en líderes sobresalientes como Mahatma Ghandi, pero que son difíciles de encontrar en la vida cotidiana. Ghandi respondió a esta preocupación así: "No tengo dudas que cualquier hombre o mujer podría haber logrado lo mismo, si hubiera hecho el mismo esfuerzo, y sostenido la misma esperanza y la misma fe que yo".
El líder que opera sobre la base del poder centrado en principios, descubrirá que es más cuidadoso en lo que exige a los demás, pero que tiene más confianza en hacerlo. A medida que aumente su entendimiento de la relación entre el poder y el liderazgo, crecerá su capacidad para dirigir e influir en otros sin forzarlos. Y experimentará la poco habitual paz mental que emana de ser un líder más sabio y eficaz.
Siguiendo a Covey (1992), citado por Alemán (2002), también se señalan las características distintivas de los líderes centrados en principios, de acuerdo a Ser Humano y Trabajo, comunidad de aprendizaje permanente, que tales características serían: aprenden continuamente, tener vocación por servir, irradian energía positiva, creer en los demás, dirigir sus vidas de forma equilibrada, ver la vida como una aventura, ser sinérgicos y ejercer para la autorrenovación.
De allí, que los verdaderos líder obran en función no tanto en pro de su proyección personal, de sus propios intereses, deben saberse integrar en función de los intereses de los demás, de su comunidad. Aprovechar su potencialidad de conducción de guía, de tal forma que mantenga siempre motivado a sus seguidores, actuando, produciendo, generando resultados, jamás hacer uso del poder como amenaza, saber influenciar, persuadir y despertar en cada uno de sus seguidores su creatividad, ese potencial que sea capaz de generar transformaciones. Para los verdaderos líderes, este rol no es un trabajo que les traerá satisfacción monetaria, es un modo de vida, es una actitud, la cual estará llena de recompensas y satisfacciones en todos los ámbitos.
Liderazgo basado en el valor
Hoy en día el término liderazgo debe ser uno de los más usados en el mundo de los negocios. Hay cientos de diferentes denominaciones los diferentes estilos de líderes y liderazgos. Donde entran los valores y que significa el Liderazgo basado en Valores? ¿Quién es un líder? No es la persona que te dice lo que tenéis que hacer. Alguien que te dice que hacer es un jefe. Un líder es aquella persona a quien quieres seguir, no a quien debes seguir. En esta sociedad la autoridad es necesaria como un componente esencial de la vida y del trabajo, pero para formar un líder la misma no es suficiente. El significado original de la palabra liderazgo es hacer un viaje en compañía de otros. Por lo tanto cuando un líder se dirige hacia algún lugar, ya ha establecido su objetivo y visión. Ellos atraen, agradan e influencian a otros. Quienes se unen a ellos en el viaje, confían en que conocen el camino.
Entonces, ser líder proviene de la lucha humana y natural para poder reinventarse a uno mismo. Significa desarrollarse e inspirar a otros en el camino, y para esto se necesita la habilidad de ver más allá, como así también de prestar atención al lugar en el cual uno se encuentra. La autoridad nace por si sola, pero el liderazgo necesita ser ganado. De lo anteriormente expuesto se puede desprender dos paradojas sobre liderazgo basadas en valor. La primera consiste, en que el liderazgo puede ser dado pero no tomado. Una persona puede tener poder y autoridad, pero esto no es lo mismo que liderar. La gente sigue a un líder porque quiere, no porque debe. Un líder sin gente que lo siga, es como el sonido que se produce cuando alguien aplaude con una sola mano. La segunda paradoja consiste en que la persona que es líder debe inspirar a otros, si es que no pueden inspirarse a si mismos.
Ahora, ¿Qué recursos deben implementar los líderes para que la gente quiera seguirlos? Recurren a las cosas importantes. Todos los líderes tienen una visión de cómo podría ser el mundo, todos tienen una visión individual, pero los líderes se enfrentan, además, con una visión en común. Ellos están en un viaje que es importante
para ellos. Cuando hablan acerca de lo importante, hablan de valores. Los valores son simplemente aquellos que es importante. Los valores te proveen de energía para levantarte de la cama a la mañana y el combustible para el viaje que debes emprender para alcanzar tu objetivo. Sin valores, el viaje no puede llevarse a cabo.
En síntesis, el liderazgo basado en valores puede provenir de cualquier nivel de la organización. Lo que puede asegurar es que si la gente que se encuentra en los cargos más altos no lo demuestra, sus empleados perderán respeto. La gente se volverá cínica ante los valores y se burlará de ellos. Luego empezarán a trabajar solo por dinero, y toda encuesta ha demostrado que si bien es fundamental pagar un sueldo justo, existen otros valores tales como el desafío, el respeto y el progreso que son valores más importantes que el dinero. A menos que un gerente lidere a su gente haciendo su trabajo de modo desafiante, respetando y haciéndose respetar, sus empleados dejarán su trabajo y llevarán su conocimiento, esfuerzo y especialidad a la competencia.
Reflexiones finales
El liderazgo basado en valores implica un estilo de dirección, pero supone también saber administrar bien.
El liderazgo basado en Valores, en último término, constituye el motor impulsador del desarrollo humano y organizacional concebido integral y dinámicamente.
El esfuerzo personal y los valores personales actúan como catalizador de los valores corporativos buscando que se orienten en la misma dirección.
Los valores hacen atractiva la tarea de mejorar cada día una empresa, como hacen atractiva la lucha de una persona por vivirlos a pesar de sus defectos.
El liderazgo basado en valores es un "liderazgo sin respuestas fáciles" (Heifetz) pero presenta una meta ambiciosa y prometedora para quien se empeñe en trabajar por él.
La práctica de valores hace que las personas realicen su trabajo mejor, sean más felices, rindan más, y que exista e n la empresa un clima humano de cooperación y entendimiento, de búsqueda de la calidad, como una meta constante de perfeccionamiento
Referencias bibliográficas
Alemán G. (2002). De la filosofía de la calidad al sistema de mejora continua: 37 Actividades Para Realizarlas En Su Negocio. Editorial panorama
Covey S. (1992). Liderazgo centrado en principios. Aportes vanguardia
Covey, S.(2003) 7 Hábitos de las familias altamente efectivas. Editor Grijalbo
Handy C. (2005). La organización, por dentro: por qué las personas y las organizaciones se comportan como lo hacen. . Editor Deusto.
Silíceo, A. (2006). Capacitación y desarrollo de personal. Editorial Limusa
Yarce, J. (2006). El poder de los valores en las organizaciones. Ediciones Ruz.
OTRAS FUENTES
http://www.gestiopolis.com/administracion-estrategia/liderazgo-basado-en-principios.htm.
http://www.articulosya.com/article/512/Liderazgo_Basado_en_Valores.aspx
http://www.exitoya.com/articulos/201_249/215.htm
http://gerenciaenaccion.com.ve/Liderazgo/lider59.htm
Autor:
Yajaira Alvarado
Doctora en Ciencias Gerenciales. Postdoctora Gerencia Pública y Gobierno. Profesora Titular de la Universidad del Zulia en el Núcleo Costa Oriental del Lago. Coordinadora del Despacho Decanal. Investigadora acreditada en el programa de estimulo al investigador. Nivel B.
Jorge Antunez
Especialista en Tecnologías Ferroviarias. Cursante de la Maestría Gerencia de Operaciones de la Universidad del Zulia. Profesor Agregado de la Universidad del Zulia en el Núcleo Costa Oriental del Lago. Secretario del Consejo de Núcleo. Investigador acreditado en el programa de estimulo al investigador. Nivel A.
José González
Cursante de la Maestría Gerencia de Operaciones de la Universidad del Zulia en el Núcleo Costa Oriental del Lago, Venezuela.
Xavier Pírela
Cursante de la Maestría Gerencia de Operaciones de la Universidad del Zulia en el Núcleo Costa Oriental del Lago, Venezuela.