para que ella se alimente
de tu néctar-leche.
Para que ella descubra
los perfumes de los sueños
los colores de la vida.
Y tú, como una flor,
le mostrarás que hay
flores con espinas,
y espinas que ante el suave roce
se tornan pétalos,
que las imágenes que nos rodean
pueden ser bellas,
pero en la belleza puede haber dolor
y que el dolor
como las tormentas pasan
para que después
nazca de nuevo la flor.
Y lo más hermoso,
le enseñarás a abrir sus alas
para que aprenda volar,
para que un día,
como todos los días,
construya su propio refugio
y ella también se transforme
en Flor.
Un nuevo poema
Primero fue el grito,
un aullido
lastimero de dolor,
después el silencio
de la noche sin luna.
Cómo penetrar en él
sin perturbar la profundidad
del espacio creado;
caminé vacilante
como tratando de adivinar
el próximo paso
el próximo crujido,
el nuevo olor.
No se puede ser sol
cuando se busca la luna.
Entrecerré los ojos,
respiré profundo,
una imagen surgió,
luego otra y otra,
el espacio se fue poblando
de imágenes etéreas,
de todas ellas
tenía que formar una,
síntesis y contenido,
figura y sentido;
y la luna salió
y después fue sol.
Tomé la lapicera
Un nuevo poema surgió.
La mejor flor de tu jardín
Para Shesada
En la distancia y en el tiempo
de tu vientre creciendo,
a la mujer con manantiales
en sus senos.
¿Cuántos sueños, cuántos miedos?
Y la dicha abrió los ojos,
con fuerza, con dolor,
trajiste una esperanza
arropada en la suave piel
de una niña.
Trajiste un mañana
de sol en los ojos,
en los tuyos y en los de ella,
trajiste ilusiones, alegrías,
pero…
también trajiste
noches de tormenta
viento y tempestad,
lágrimas por amores perdidos,
dolores por desencuentros….
No te asustes,
ya los has vivido,
ese es el camino
mostrarle que la vida es tiempo
y cada momento es un recuerdo
y que las lágrimas son
para que nos crezcan
jardines en el corazón,
jardines que nos alegran el alma
como ella que es
la mejor flor de tu jardín.
Menta-Miel
La calle era un mundo de gente,
ella trataba de no pensar
que desde hace unos meses,
se levantaba sola a desayunar.
Él iba cantando, tararear
le ayudaba a no recordar
que la suerte nunca lo había saludado.
ella iba al banco a pagar impuestos,
él iba al banco a pagar una deuda
del cual era garante.
La cola era larga,
una multitud se quejaba.
Ella miró la larga cola,
él miró la larga cola
y en un punto del vacío
sus miradas se encontraron.
Ella sintió que, los ojos miel de él
le endulzaban el alma,
él sintió que los ojos esmeralda de ella
le devolvían la esperanza.
Se estremecieron, un escalofrío
les recorrió la columna
y todo el mundo fue sombra gris,
solo quedó,
menta-miel, menta-miel.
Ella pensó en decirle,
"déjame calmar la amargura
de mi corazón
en la miel de tus ojos".
El se acordó de un cuento de García Márquez
una naranja dulce por fuera
con corazón de esmeralda.
Se miraron mientras la cola avanzaba,
ya no importaba.
Se amaron en silencio,
profundamente.
Ella, sonrió; él, se sonrojó,
y sin querer romper la magia
del encuentro, ella se marchó.
Ya no le importaban los impuestos,
no le importaba más nada,
había descubierto que, él que se fue,
no le llevó su corazón;
él la vio marcharse,
y se dio cuenta que, por primera vez
la suerte le había hecho un guiño de amor.
Nunca se hablaron,
nunca se conocieron,
no supieron sus nombres,
ni siquiera… rozaron sus dedos,
sin embargo, fue la historia de amor más profunda
que alguna vez existió.
Ella, Él, Ellos
(o viceversa, o no, o como quieran)
Para
Jorge Schusseim y Lía Jelín
Con toda mi admiración y cariño
Ella
Clavel del aire, recorriendo el espacio
en busca de tus orígenes, de tus raíces.
Aprendiste el leguaje del cuerpo.
Torre de Babel hecha de distancias
en tu mente los idiomas se confundían arremolinados,
idish – español; idish – italiano; idish – idish.
Y el lenguaje universal
fue la expresión corporal.
Como Campanita buscando su Peter Pan
aprendiste a sacar el alma de juego,
o el juego del alma en cada uno de tus actos.
Y jugando al juego de jugar
creabas mundos imaginarios donde amar.
Y creciste soñando y creciste volando,
siempre con el rumbo fijo, y la voluntad firme.
Siempre tratando de encontrar en la piel los afectos.
Y creciste volando y creciste soñando
siempre en busca de la libertad.
Él
Nació entre el estigma marcial de la Bielorrusia,
y el sentido de humor de los judíos,
(no pudo más que hacer humor en serio).
Creció en Argentina tierra más cambalachera no hay;
de toda esa mezcla de razas, sentidos y cultura
(no pudo más que ser ecléctico).
Se dio cuenta que la lengua servia para muchas cosas,
no solo hablar, sino también cantar,
(años después le encontró otra utilidad).
Se dedicó como un Leonardo del renacimiento
a bucear por todo lo que era humano,
(todo lo que era humano en el sentido judío).
Música, comer, publicidad, comer
teatro, restauran, canciones, restauran
(le aburre estar dos veces en el mismo lugar).
Explorador del alma, amante de la libertad sin límites,
quería conocer todo de todo, nada de nada le era ajeno
(terminó conociendo algo de todo y se cansa de nada).
Verborrágico, enérgico, distraído, desorganizado,
se involucra en cuanta causa perdida en aras de la libertad
(libertad como en los años sesenta era entendida)
y como es libre, así vive la amistad,
sin límites, sin reglas, ni condiciones,
(por eso lo considero, un amigo de verdad).
Ellos
Él disfrutaba haciendo que las voces
se transformen en coros celestiales.
Ella enseñaba que la poesía no sólo son palabras,
también con el cuerpo se pueden redactar.
En el medio de una escalera se encontraron
uno iba para arriba, otro para abajo o viceversa,
se miraron, fue un instante, en un segundo comprendieron,
que toda su vida iban a estar juntos en la misma escalera,
toda su vida caminando en distintos sentidos.
Los sesenta los juntó en el arte,
los unió en la libertad
y les regalo el estigma de ser contestatarios.
Él escribió canciones, guiones, recetas de cocina,
Ella creó movimiento, personajes , teatro,
Y de puro amor pasaron años difíciles,
Y de puro amor tuvieron un hijo.
Y de puro amor siguen en la misma escalera,
Y de puro amor caminando en distintos sentidos.
Pájaro Herido
Soy un pájaro herido,
que intentó volar
en el cielo de tus pupilas,
y se quedó varado
en la playa de tus ojos;
contemplando ese azul,
como contempló
una puesta de sol
en las playas de la isla de Pascua;
al Arco Iris que juega en los corales
de la gran barrera australiana;
al turquesa de los atolones
en la Polinesia.
Y como en un Aleph, en tu pupila,
las infinitas bellezas
se mostraban una tras otra,
y sólo las podía imaginar
desde la ribera de tus ojos.
Soy un pájaro herido
que no debe volar
en el cielo de tus pupilas,
que no puede respirar en tu espíritu,
y que trata de adivinar
desde la costa de tu alma,
la profundidad de tu ser.
Perdido
Perdido en el cielo,
sin estrellas guías,
me siento como Los Inmortales
a la orilla del río,
con un fastuoso palacio
totalmente vacío;
con una vida sin límite
pero sin sentido.
Perdido en el cielo,
cabalgando en las nubes
oteo el horizonte,
olisqueo en el aire,
buscando, buscando
y sólo veo en el cenit,
tus ojos,
como las puertas del paraíso,
y no me muevo,
las cadenas de lo imposible me atan.
Perdido en el cielo
sin estrellas guías
sólo tus ojos,
me salvan del hastío.
La luz de las estrellas
El otro día tuve un sueño, soñé que estaba en un desierto, nada me rodeaba, sólo en la lejanía se veían dos luces como faros. Me fui acercando despacio hasta que las luces tomaron forma, eran dos castillos inmensos de dura y sólida roca por cuyas alamedas se paseaban los iluminados, seres en cuyas cabezas brillaba una luz.
Unos, los de la derecha, eran los iluminados divinos, cuya luz era triangular y tenían el conocimiento de la divinidad. Los otros los del castillo de la izquierda eran los iluminados cósmicos, su luz tenía forma de Universo y poseían el conocimiento de la materia. Entre ellos no se miraban, no se hablaban, una barrera transparente y sutil les separaba.
A la vera de los castillos, sin separarse mucho de los muros se paseaban los seres-sin-luz, que miraban con admiración a los iluminados y detestaban con igual pasión a los otros seres-sin-luz, que admiraban a los otros iluminados.
Mire a los iluminados divinos caminando y hablando entre ellos, mire a los iluminados cósmicos y tenían la misma actitud, ambos giraban como estrellas en el firmamento. En ese momento sentí un rumor de pasos y vi una muchedumbre que deambulaba por la línea media que separaba a los dos castillos, confundidos miraban hacia ambos lados. Me uní a sus pasos, la incertidumbre y la indiferencia me dieron un ritmo medio. Todo era medio, no lo soporté, salí presuroso y volví mis pasos de espalda a los castillos, extrañaba a las estrellas.
Estaba de nuevo en el desierto cuando pensé: no será que tantas luces terrenas no nos dejan ver la luz de las estrellas.
Tú
Déjame entrar en tus sueños,
quiero ser la estrella fugaz
que te guíe hacia la primavera,
de las flores y los verdes árboles,
de los mirlos y los gorriones enamorados,
para que en ese prado juegues,
Tú.
Déjame conducirte, no tengas miedo,
aunque vaya con los ojos cerrados,
soy como la flecha que el Lama
lanza guiada por su mente,
a mí me guías, amor,
Tú.
Déjame ser de tu mundo,
aunque más no sea, el escritorio, la lapicera,
o el papel donde escribes
pensamientos, sentimientos, en síntesis,
Tú.
Pero, déjame ser, a tú lado.
Se existen todos los días,
pero una vez se vive,
y yo sólo vivo, cuando a mi lado estás…
Tú
¿Si nos hubiéramos encontrado?
¿Si nos hubiéramos encontrado?
Los rostros tendrían cara,
Los fantasmas se harían corpóreos,
las palabras escritas serían rumores armoniosos.
¿Si nos hubiéramos encontrado?
No serían los mismos el color de los ojos,
ni el sonido de la risa, ni el color de las lágrimas,
ni los gestos, ni las sombras
¿Si nos hubiéramos encontrado?
Todo sería igual, todo sería distinto,
espejos de letras dispersas,
reflejos de sentimientos
entredichos, entrelíneas, entre palabras,
¿Si nos hubiéramos encontrado?
El mundo de lo no presente,
se hubiera presentado solemne,
buscando el recuerdo del mundo imaginario,
o el mundo de lo presente, simplemente,
nos hubiera alcanzado
¿Si nos hubiéramos encontrado?
¿Estaría escribiendo esta absurda poesía
o estarías en mis brazos?
¿Si nos hubiéramos encontrado?
Ven pura y serena
Ven pura y serena
a recorrer conmigo
las distancias en el tiempo,
ven, pues ya es tarde,
la rosa esta marchita
y no hay tiempo de espera,
el río ha dejado de fluir.
Ven pues compañera,
hagamos a la flor
y con sus pétalos
las paredes de nuestro hogar;
hagamos que los pájaros muertos
vuelvan a cantar,
y que el mundo vuelva a creer;
hagamos la inocencia
de la risa de un niño.
Ven, pues, compañera,
y transformemos nuestra fe
en amor y paz
Patria
Estaba en mi cuarto
cuando golpearon la puerta
corrí presurosa a ella
y antes de abrir pregunté:
¿Eres tu Patria?
Nadie respondió.
Volví a preguntar
Y esta vez una voz escuché:
Yes, I am
Córdoba 1979
Corazón Roto
Una vez caminando por la calle Deán Funes, al frente de la cámara de Senadores, había una persona parada, que gesticulaba y gritaba, me paré para escuchar que era lo que gritaba y si vendía algo, pero no vendía ni estaba actuando, estaba gritando que el tenía un número de Documento y que tenía un documento y con ese documento los había votado y lo tenían que escuchar.
Prácticamente los gritos se confundían con el llanto y la forma típica de hablar del que está un poco borracho, seguí caminando porque nada se podía hacer salvo que los dos termináramos presos por destruir la propiedad pública, cosa que como todos saben está mal, por lo menos destruirla abiertamente, porque muchos han destruido la mayor propiedad pública, que es el Estado, y en vez de arrestarle le han felicitado.
Pero algo iba hacer, y sentado en un bar, con una birome en la mano, un papel en blanco y una botella de cerveza en la mesa, hice una de las pocas cosas que se puede decir me salen bien, escribir unos versos, éstos versos.
La luz ya alcanza a iluminar
toda tu casita,
aunque todavía no ha amanecido,
pero es tan chica y son tantos
entre chicos y mujer
hacemos el equipo,
once,
para jugar el partido
al hambre.
para lo único que alcanza.
Y te vas antes del desayuno,
preferís no estar
cuando entre todos se reparten
ese boyo de pan
que tu mujer como Cristo,
multiplica vaya saber como.
Tomás tus herramientas,
la pala de punta,
el pico, la pala buchona,
cargás las cosas en el bolso
y salís para ver si en alguna obra
necesitan peón por horas.
Pero ya no se trabaja
como antes,
las changas son cada vez
más escasas,
y con tanto chiquerío
no te quieren tomar,
como dice la patronal,
"el salario familiar vio",
además ya nos sos un pibe
y no se quieren arriesgar.
"a ver si te pasa algo y te tenemos
que pagar como bueno".
Y pasan las obras
y pasan los capataces
y de tanto rebotar
ya te sentís pelota,
y de tanto rebotar
te sentís inútil.
Y cuando ya llega la tarde
se te ha hecho un nudo
en la garganta,
y no podes ni siquiera respirar,
y en el centro
cerca de la terminal
ves al politiquerito ese
que pasó por tu casa
prometiéndote que todo iba a cambiar.
Iba en un auto que no era
el que fue a tu casa,
esta vez iba en uno de lujo,
y no diste más,
para no terminar preso
terminaste en el bar
pidiendo ese vino por centavos,
que disuelve los nudos
que te disuelve hasta las tripas.
Pero no, este nudo no lo disolvió
era fuerte,
eran los chicos y el boyo de pan
era tu mujer
cada vez más flaca,
era tu cuarto-casa,
y así como estabas,
corazón roto,
te paraste frente
de la casa de los que prometieron
y te pusiste a gritar.
Gritastes de tus hijos,
de tu flaca mujer,
de la falta de trabajo,
de la falta de pan,
de lo que te prometieron,
de lo que no te dan,
del hambre,
gritaste, gritaste,
pero, corazón roto
no grités más.
Tras esas paredes
nadie escucha,
sólo hay
cerebros cuenta votos,
sólo hay mentes de calcular
y, a un corazón roto,
a un corazón roto
hermano,
sólo otro corazón lo puede escuchar.
Seamos Humanos
En una aldea que incluía a todas las aldeas, en la región del Medio cerca del Oriente, se destacaban dos casitas cuyos fondos eran colindantes. Una pertenecía a un descendiente de Abraham, la otra a un seguidor de Mahoma. No se destacaban por su belleza, que lo eran, ni por su armonía de construcción, se destacaban porque la medianera que servía de límite era una frontera de guerra.
Cualquier excusa era buena para pelear, que el perro del palestino cruzó la empalizada y orino el huerto del judío, que los perros del judío comieron las aves del palestino, que uno le cortaba el agua al otro, que el otro le ponía petardos en la puerta de la casa, y así por siempre.
Algunos vecinos de la aldea ya estaban cansados, de tanto ruido, de tanto humo, de tanta pelea que además no entendían y veían sin sentido. Por eso se reunieron y le encargaron al vecino más próximo que fuera a hablarles, que ellos lo respaldarían. Y así sucedió, fueron a hablarles encabezado por ese vecino que al llegar a la puerta llamó primero al Judío e hizo llamar al Palestino y les dijo:
– Porque no van a ver al maestro de Petra, quizás él en su sabiduría pueda resolver vuestro problema y así todos podremos descansar de una buena vez.
Como ambos vieran que toda la aldea se había reunido para apoyar el pedido, asintieron, prepararon sus cosas y partieron. El Judío iba adelante, con pasos enérgicos, el Palestino lo seguía con recelo. Hasta que llegaron a Petra, recorrieron la ciudad santa y perdida, hasta que de una cueva vieron que surgía un resplandor, entraron, primero el descendiente de David, después el adorador del Profeta, cuando estaban llegando al final de la cueva, vieron una fogata y sentado frente a ella un anciano con los ojos cerrados y larga barba blanca que caía sobre su pecho dividida en dos.
El anciano abrió los ojos los miro y les hizo seña de que se acercaran.
El Judío se acerco le saludo y le contó el problema que los había hecho llegarse hasta allí, el maestro escuchó. Habló el Palestino y el Maestro escuchó. Cuando terminaron de acusarse mutuamente, el Maestro hizo un largo silencio y luego dirigiéndose al Israelí le preguntó
– ¿Qué eres tú?
Con asombro y orgullo le respondió.
– Yo, yo soy judío
– Bien, dijo el Maestro
Y volviendo la vista al otro le preguntó
– ¿Qué eres tú?
Con orgullo respondió
– Yo, yo soy Palestino
Bien, dijo el Maestro, ahora id los dos y pensad, Tú, señalando al Israelí, piensa como Jehová creó el Universo y Tú, mirando al Palestino, como Ala creó todo lo que existe. Al decir Ala el Palestino murmuró: Santo es su nombre.
– Ahora id, y volved mañana.
Al otro día entraron, el Maestro volvió a preguntar y se repitieron las respuestas, y el Maestro les volvía a decir: Id y meditad.
Al cuarto día el Palestino cansado le preguntó
– Pero. ¿Qué tenemos que meditar?
– Meditad sobre la creación, dijo el Maestro
Ambos se retiraron.
El quinto día se repitió igual
Al sexto día el judío le pregunto.
– Pero, ¿Qué debemos meditar sobre la creación?
– Meditad como os crearon.
Ambos se retiraron.
Al séptimo día entraron cabizbajos, se pararon adelante del Maestro, que repitió las preguntas, primero al Hebreo.
– ¿Qué eres tú?
Hubo un silencio y respondió
– Soy humano
– Bien, dijo el Maestro. Y tú, ¿qué eres? Le preguntó al Palestino.
Este suspiró y respondió
– Soy humano
– Bien, habéis encontrado un punto en común, ahora está en Uds. recorrer el camino de ser humanos, es un camino duro lleno de obstáculos, obstáculos que sólo podrán superar si actúan en armonía y unión, no hay premios, no hay recompensas, por lo menos no para Uds., si para vuestros hijos y los hijos de estos, pero al final del camino estaréis tan unidos que nada podrá destruirlos, con tanta fuerza que nada podrá doblegarlos.
O bien podéis seguir los caminos que han recorrido hasta ahora, separados y dirigidos por intereses ajenos, a los cuales les conviene que Uds. no estén unidos para poder seguir haciendo sus negocios, este camino está lleno de halagos y triunfos, pero al final tiene el sabor de la derrota y os encontraréis dominados y destruidos, viendo como los que les indicaban desde afuera, festejan y brindan con las riquezas que Uds. tontamente le han ido dando durante las batallas. En Uds. está la elección. Ahora id en Paz.
El Maestro vio como se alejaban se dio vuelta me miró y pregunto.
– Oiga, ¿Ud. cree que con un cuentito se cambia algo?
Lo mire, suspire y dije
– Soy humano, Maestro, soy humano.
"Quien quiera oír, que oiga"
Generación X
Nací en los sesenta
entre senos desnudos
de mujeres liberadas
que proclamaban el amor libre
con el dulce aroma de Maria Juana.
Aborreciendo las injusticias
entre a los setenta,
con el puño izquierdo cerrado,
con bronca joven
quería vencer enemigos viejos;
pero amigos que se fueron
para nunca saber donde están
y amigos que se quedaron,
cambiando los ideales
por dólares en el mercado
me hicieron comprender
que la verdadera revolución
no es cambiar el mundo
sino que el mundo no te cambie.
En los ochenta me quisieron comprar
como a un electrodoméstico más
todo se compra, todo.
Deme dos.
Pero de tanto comprar
Nadie sabía que hacer
El mundo estaba comprado
y había que venderlo.
Los noventa nos vende
el mundo entre mailing
marketing y servicios.
Todo bien envuelto
en un pakenging de lujo.
Y aquí estoy entrando
al nuevo milenio
tratando de encontrar
lo más simple y sencillo,
sin perder los viejos ideales,
un buen amigo
para compartir sueños
para compartir un buen vino
junto a la mujer amada
Los ojos de la muerte
Una noche de pesadilla,
donde el sueño se transforma en dolor,
donde los ojos se mueven
mirando hacia el interior,
agitaba mis brazos revolviendo sábanas,
agitaba mi mente buscando respuestas.
Como un torbellino mi alma se elevó
y me vi en la cama, agitado mi cuerpo.
Mi cuerpo que en el sueño se transformó.
Pájaro de grandes alas
que volaba en un cielo de utopías,
con un gran sol y una enorme luna,
y volaba con la línea
divisoria del día y la noche
en la medianía de mi cuerpo,
como un deleite de mis anhelos
mi ala derecha en la oscuridad,
mi ala izquierda brillando en la luz.
Fui torbellino, fui deseo
y sin saber a donde ir
mi vuelo se dirigió
al mar azul.
Vi una aleta, vi una cola enorme,
era una ballena,
vi sus grandes ojos negros,
escuché su canto, llamando,
vi también al barco ballenero,
los ojos de los pescadores
que anhelaban la presa,
los ojos de la ballena
llenos de incomprensión,
Ojos negros,
de golpe una explosión,
ojo rojo con un dedo de metal,
y el canto de llanto,
y mi graznido de impotencia.
los ojos ansiosos de los pescadores,
los ojos muertos de la ballena,
y en esos ojos opacos
vi unos niños,
siempre más sabios,
con lágrimas en los ojos,
eran los hijos de los balleneros
que lloraban por la última ballena que moría,
por el hambre que debían esperar,
y los ojos de los niños,
los ojos de los pescadores,
los ojos de la ballena,
mis ojos,
los ojos de la muerte.
Mi alma escapó del horror
de la impotencia,
y volvió al cielo,
pero no era un cielo
era un río, un río negro de basura,
con orillas donde vagaban figuras humanas
buscando una gota de agua pura,
con gargantas secas,
donde los que podían conseguir agua
la vendían,
y los que podían comprarla pagaban
con su alma.
Y vi ojos resecos,
cuencas vacías
donde antes había ojos,
ojos opacos,
los ojos de la muerte,
y con un graznido de dolor me alejé.
El cielo volvió a ser cielo
y respiré el aire puro
de la noche día,
pero el cielo,
se hizo techo,
y vi una cama
donde una persona yacía,
personas de blanco
pedían cosas que no podían conseguir
y la persona que yacía respiraba entrecortado
y las personas de blanco gritaban,
y en sus ojos vi impotencia,
y en sus ojos vi dolor,
y la respiración se cortó,
los ojos se opacaron
antes que los cubriera la sabana blanca.
Los ojos se llenaron de bronca,
los ojos de los médicos, mis ojos,
los ojos de muerte.
Busqué una ventana por donde escapar
y salí al cielo celeste y negro,
y miré hacía abajo y vi
un desierto,
una gran selva,
una construcción,
era un hospital,
y arrastrándose hacía la puerta
una niña,
su cuerpo dejaba ver los huesos pequeños,
sus ojos pedían ayuda sin hablar,
un buitre se posó a su costado,
lo único que tenía que hacer era
esperar.
Un fotógrafo salió del hospital,
nada podía hacer
sólo fotografiar el horror.
De pronto recordé
una foto premiada,
¿acaso se puede premiar la muerte?
y vi los ojos de la niña
y grazné de impotencia, de dolor
y desee no ser ave de rapiña de dura carne,
ser ave de blanca y blanda carne
para que ella clave sus dientecitos
y calme su hambre.
Pero no pudo ser.
Y los ojos de la niña
el ojo de la cámara,
los ojos del fotógrafo
los del jurado,
mis ojos impotentes,
los ojos del buitre que espera,
los ojos de la muerte,
los ojos de la muerte.
Me elevé violentamente
hacia el cielo
celeste y negro
tan fuerte era mi aletear
que me elevaba sin noción de altura,
tan fuerte era mi aletear,
que mi ala izquierda se unió
a mi ala derecha
y todas las plumas armonizaron.
Elevé mis ojos,
y todo mi horizonte se vio cubierto
por unos grandes ojos,
profundamente bellos,
que lloraban,
que gemían de pena,
y comprendí.
Eran los ojos de Dios
que lloraban, lloraban
por tantas muertes,
tantas muertes
que se hubieran podido evitar,
y los ojos de Dios,
los ojos de la ballena,
los ojos de los niños,
los ojos de los hombres,
los ojos de la muerte.
Letanías del mar
Para los que el hambre
los hace doblar de dolor,
y la única esperanza
es la caridad.
Las lágrimas que caen, caen en el mar.
Para aquel que salvaba vidas,
de corazón al corazón,
y cuando el dolor
y la impotencia lo superó,
con una bala destrozó
su corazón ya aniquilado.
Las lágrimas que caen, caen en el mar.
Para la estúpida situación
de las grandes potencias que necesitan,
enemigos para existir,
aliados para subsistir.
¿Y cuándo no haya aliados,
porque todos se han vuelto enemigos?
¿Y cuándo no haya enemigos,
porque todos han sido destruidos?
¿Los grandes se van a autodestruir?
Las lágrimas que caen, caen en el mar.
Para aquel cuya angustia y dolor
le hizo buscar la salida
en el ojo de una cámara
y lo único que encontró
fue el caño hueco de un arma.
Las lágrimas que caen, caen en el mar.
Para los que esperan que la justicia
cambie la gasa transparente que cubre su ojos
por una cinta oscura y negra;
cambie su túnica repleta de bolsillos
por una lisa sin lugares para ocultar.
Las lágrimas que caen, caen en el mar.
Para aquellos que esperan
con los ojos hambrientos
y el estomago vacío.
Con el estomago hambriento
y los ojos vacíos.
Las lágrimas que caen, caen en el mar
Para los desterrados, los abandonados,
los exiliados, lo que padecen injusticias,
los que viven bajo la bota militar,
los que viven con una bota militar
los que para vivir necesitan matar,
los que mueren para que otros vivan.
Los discriminados, y los que discriminan
que al final se terminan discriminando solos.
Las lágrimas que caen, caen en el mar
Pero algún día, de tantas lágrimas
el mar se desbordará
y las aguas saldrán de su cauce
limpiando la superficie de la tierra
de tanta mugre, de tanta maldad,
de tanto odio, de tanta crueldad,
porque las lágrimas que caen
caen y rebalsarán el mar.
Cárceles
Hay cárceles construidas
con gruesos muros de piedras
y grandes alamedas.
Con duros barrotes de acero.
Con guardia armados,
armados con armas de muerte.
En su interior se pasean
figuras altaneras, arrogantes
que han perdido el lenguaje cotidiano
para hablar un nuevo lenguaje.
Figuras cuyas sombras
se acurrucan en un rincón
temblorosas, asustadas, anhelantes.
Hay cárceles construidas
con calles y veredas,
con árboles y perros que mueven la cola,
con gruesos muros de corrupción
y grandes miserias.
Con duros barrotes de pobreza.
Con guardias armados,
armados con armas de indiferencia.
En ellas se pasean
tristes figuras harapientas,
con el cuerpo doblado por el hambre
con la cabeza gacha
y el espíritu lleno de tristeza.
Tanta tristeza que aún convirtiéndose
en altaneras y arrogantes,
sus sombras se acurrucan
en un rincón temblorosas, asustadas
anhelantes.
Entre ésta cárcel y aquella
entre aquella y ésta
no veo diferencias
ninguna diferencia.
Para que no mueran las flores
Para sentir en el aire el perfume de las flores.
hagamos que los valles sean bellos jardines,
que la mísera sequía de paso a la rica lluvia.
Para que no mueran las flores;
construyamos cercos que impidan que el viento,
el viento del hambre, arranque los capullos,
antes que se puedan convertir en flor.
Para que no mueran las flores,
Empecemos ya, rápido, a des-especular el jardín,
que el verde musgo no ahogue los retoños,
que el verde musgo no parasite las hojas.
Para que no mueran las flores.
Abramos los diques donde se guarda la savia,
para que esta corra entre los tallos, penetre en la tierra,
llegue hasta las raíces y revivan las plantas moribundas.
Para que no mueran las flores.
Que el rojo, el amarillo, el azul y el verde
convivan todos en paz y armonía en el gran jardín
para construir despacio y sin pausa la Patria Grande.
Para que no mueran las flores.
¿Dónde está la salud?
Don Nicasio tosía
y se sentía mal,
cuando lo vio su mujer
lo llevó al hospital
para que lo puedan curar.
Lo tuvieron que dejar adentro
Estaba muy mal.
El tiempo pasaba y la cura no llegaba.
Los técnicos culpaban a los bioquímicos,
los bioquímicos a los administrativos,
los administrativos a los de limpieza,
los de limpieza a los técnicos
y Don Nicasio que tosía.
Los enfermeros culpaban a los fisioterapeutas,
los fisioterapeutas a los médicos,
los médicos a los jefes de guardia,
los jefes de guardia a los jefes de sala,
los jefes de sala a los directivos del Hospital,
los directivos al Ministro de Salud
y Don Nicasio que tosía
y se preguntaba:
¿Dónde está la salud?
El Ministro de Salud culpaba al de Acción Social,
el de Acción Social al de Desarrollo e Industria
el de Desarrollo e Industria al de Economía,
el de Economía al Presidente,
y éste al final
a la baja recaudación impositiva
y que el pueblo no pagaba
lo que correspondía,
y Don Nicasio que tosía
y se preguntaba:
¿Dónde esta la salud?
Y se respondía:
la salud está en el cielo,
el lugar donde todos los enfermos
se curan de verdad.
Delirios (en Ojalá)
El tiempo transcurrido
va andando en bici,
y tu amor va caminando
por un andamio,
haciendo equilibrio
entre la luz y la sombra.
Equilibrista no bajes la vista
puedes caerte al no ver por tanta oscuridad.
y vago por una letra
que no dice nada
y sigo cantando:
¡Aleluya, Aleluya!
Pero, ¿Dónde está Dios?
Está pegando carteles
de la nueva promoción:
"Una vida eterna,
por una mortal sin pecados"
"Vaya a la Casa de Dios, la oferta es limitada."
"Atención por nuevos cupos en el cielo.
Atención por la instalación de nuevas nubes
en sector preferencial
se abre esta oferta."
Pobre Dios no sabe
que ya nadie se preocupa
y que el nuevo Dios se llama
Dólar .
Ahora ya es tarde,
quiero volar
quiero volar
quizás mañana
pero hoy llueve,
y la lluvia moja mi pelo;
y todo rima aunque
no haya un sentido.
Eso no importa,
el sentido se perdió
en algún zaguán
con el primer beso.
Dame tu mejilla,
dame tu alma.
Quizás haya alguna luz
que me pueda decir:
¿Qué hora es?¿Qué día es?
Y sin embargo, no puedo,
no puedo escribir,
y la muerte anda de blanco
porque la vida anda de negro;
y sin embargo no existo.
Sigo corriendo
sigo corriendo,
quizás algún día
las luces queden encendidas
frente al espejo
de una montaña
tan blanca, tan blanca,
que sólo el pollo
la podrá ver.
Vean que blancura
Dirá él – pero la gente
Sólo verá su alma negra.
Nadie lo entenderá.
Y su muerte ya no podrá
ser retenida en el canto
de algún pájaro,
en el amanecer quieto
de una mañana de abril.
Y sólo me quedan
cuatro palabras
que ya no están escritas,
pues de tanto escribirlas
la pluma gasto las letras
y la tempestad mojo la tinta;
no existen, se diluyeron;
Vida – Muerte.
Infinito – Dios.
Que realidades oscuras,
incomprensibles para el hombre.
¿Qué realidad?
Realidad.
Ya no te encuentro
¿Dónde estás?
Muy cerca,
pero no me busques,
quizás la noche sepa.
La abstracción del problema,
quizás Dios no exista,
quizás la muerte sea ilusión.
quizás todo es vida.
Pero Dios y la muerte
se entienden en una sonrisa;
y la vida y el infinito
se pelean a oscuras
Trato de entender
¿Qué he hecho con tanto amor?
¿Qué he hecho?
Nada
Y vuelvo a empezar …
equilibrista deja ya tu alma
no mires
cuidado
te caes.
Y cierro lo ojos, otro mortal
cruza con Dios el nuevo camino
¿Dónde está?
¿Dónde?
¿Dónde?
Filosóficamente hablando
Filosóficamente hablando,
Tales da vueltas intranquilo
en una playa,
mientras ve lo que hacen
con su primer principio;
Anaxímenes sentado
en una chimenea,
ve tras las lágrimas
su pneuma originario.
Filosóficamente hablando,
Pitágoras se maravilla
de los malabares
que hacen los contadores.
Protágoras festeja,
viendo en el mundo actual
el triunfo de la sofistica,
mientras Sócrates va cabizbajo
buscando un amante del saber.
Filosóficamente hablando
Platón lo busca a Demiurgo
con un hacha en la mano;
Aristóteles piensa que su materia
entró en proceso de descomposición;
en la vereda del frente
Epicuro los mira con sorna;
mientras Plotino va canturreando
meditativo, un tango de Discépolo.
Filosóficamente hablando
Santo Tomás piensa:
"Estos no entienden nada".
Descartes esta protestando
por el plagio de Marx,
mientras éste metódicamente duda:
¿El proletariado tiene
o no tiene el poder?
Hegel repite que es cristiano
y llora viendo quienes lo leen.
Filosóficamente hablando
se escuchan voces que dicen:
Estoy aquí – grita el ser-
¿Dónde? – Pregunta Heidegger –
Aquí, aquí – grita por último el ser –
Heidegger busca la pregunta
que le indique el camino del Ser,
mientras el Ser al final del camino,
jugando al solitario, aburrido,
espera el conócete a ti mismo
que tanto pregona el Da-sein.
Por otro lado,
filosóficamente hablando,
Sartre se encuentra entre el Ser,
tratando de llegar a la nada;
escribiendo con la izquierda
sus grandes obras de teatro
Y aquí me encuentro
viendo al mundo que corre,
sin saber a dónde;
tratando de unir las cosas,
sin saber lo que son las cosas
filosóficamente hablando
Miro al mundo
Miro al mundo con ojos
sin asombro, sin vida,
como pájaro que abandonado
en su nido no se anima a volar.
La libertad encierra el compromiso
de que en todo momento
estoy frente a un espejo, solo;
porque la soledad es espejo
y no le importa lo que refleja,
simplemente muestra la imagen
que tiene delante.
¿por que necesito tanto de los demás?
¿será que estoy tan vacío,
que como el vórtice de un huracán,
necesito absorber para tener algo?
¿En que momento perdí mi corazón?
Sentado en la cima de una montaña,
dejo caer mi vista hacia el valle
que se extiende a lo lejos.
Hay un vacío que me atrae,
(hacia él),
hay un vacío que me repele,
(desde mi).
Y en ese juego de imán,
lo único que quiero es entender,
entender por qué cuando abandonaste el camino,
mi alma se fue contigo
y nunca más volvió.
La Paz
Muy buscada
poco alcanzada.
Muy pedida
siempre despedida.
Muy aclamada,
muchas veces venerada.
Muy rogada,
siempre destruida.
Árbol de mi tierra
Árbol de mi tierra,
tus raíces penetran hondo,
pero no sirven para asegurar
el futuro que vendrá.
¿Es que te falta abono,
o una persona que te siembre?
Árbol de mi tierra,
que tus ojos no lloren,
tu no tiene la culpa,
solo no te puedes sembrar.
Árbol de mi tierra,
hay un viento huracanado
y nadie te puso un palo guía
para que seas derecho en tu vida.
Árbol de mi tierra,
el Pocho te echo se su Pampa,
y la Yegua Madrina
comió tus raíces a falta de pan,
el que baja de las cataratas
te corrió de la tierra
que esta entre los ríos,
y la soledad del frío,
te alejo del domino
del gran pingüino.
Árbol de mi tierra,
Niño de mi patria
que Dios te asista.
Dunas
Dunas grises me rodean,
dunas de personas, miles.
Un desierto de multitudes,
el sol golpea fuerte en mi cabeza,
hasta que en el horizonte
asoman tus palabras,
tus palabras que dibujan un oasis;
tus palabras que dibujan manantiales
con flores de colores,
con escaleras que abren puertas
y que cierran miedos.
En la embriaguez de mis esperanzas
me acerco y te alejas,
me alejo y te acercas.
Como un juego sutil de deseos
y de cuerpos anhelantes.
Hasta que me acerco
tanto a tus palabras,
que nada más veo.
Hasta que me acerco
tanto a tus palabras,
que sólo queda tinta.
Hasta que me acerco tanto
que el oasis es un cartón pintado
y las flores de colores
pierden sus pétalos de plástico.
Nada es, nada fue, nada será.
¿Qué son los espejismos?
¿Ilusiones creadas por el mundo que nos rodea?
¿Qué son los espejismos?
¿Nuestros anhelos
reflejados en el espejo de la realidad?
Nada es, nada fue, nada será.
Solo un espejismo, solo eso,
Nada más
Resistiré en la esperanza
Resistiré en la esperanza,
hasta que la tierra a mis pies
sea tan vieja que casi no haya árboles,
que por los ríos no corra agua
y que una sola paloma
por los aires quede volando.
Resistiré en la esperanza,
hasta que los vientos huracanados
desgarren mi carne en jirones como bandera,
desgranen mis huesos como tierra fértil,
como lluvia mi sangre llene los ríos
y una paloma por el cielo
vuele buscando su nido.
Resistiré en la esperanza
hasta que mis pies sean raíz,
mis piernas tronco de árbol
y copa repleta de verdes hojas
sean mi cuerpo y mis brazos,
para que en esas ramas, la paloma,
de tanta búsqueda, repose sus alas.
Resistiré en la esperanza,
porque lo único que nos queda es resistir,
resistir a la orden de matar,
resistir al ruido de las armas.
Resistir, resistir, resistir,
hasta que la paloma, perdida y desamparada,
pueda encontrar en la tierra su hogar
Mujer – Mujer
Su rostro en tus ojos,
tus pupilas llenas de ella.
Su corazón en el tuyo,
tu alma en su corazón.
Mujer – Mujer,
despiertan en el aliento
de un beso apasionado,
entremezclando los sonidos
en el lenguaje sin palabras
de la adoración.
Cuando el amor se hace olvido,
cuando el amor se hace perdón
no hay barreras, no hay límites,
sólo queda el deseo salvaje
de su cuerpo en tu cuerpo
tu cuerpo en el suyo,
amalgamados,
para culminar en el sublime instante,
en que todo se hace luz
y de tu alma y la suya
brota un Arco Iris redentor,
llenando de luz la vida,
llenando las almas de sol.
Fui confidente de ese sublime momento
por la dicha del tiempo,
por la esperanza de los sueños.
Amigas, hermanas, amantes,
gracias por llenar mi alma de color.
Palabras
Palabras, palabras, palabras.
Tanta palabras dichas,
tantas palabras por decir,
tantas palabras que se dicen.
Y discursos serios que defienden,
discursos serios que atacan,
discursos serios que nada.
Palabras, palabras, palabras.
Y conferencias serias que explican,
conferencias serias que complican,
conferencias serias que nada.
Palabras, palabras, palabras.
Y charlas de café que discuten,
charlas de café que ríen,
charlas de café que nada.
Palabras, palabras, palabras.
Tanta palabras dichas,
tantas palabras por decir,
tantas palabras que se dicen.
Tantas palabras y ninguna sirvió.
Nada valieron, nada explicaron,
frente a ese niño pequeño,
que en una calle de Basora
lloraba desconsoladamente
de hambre, de sed, de miedo,
de soledad por su padres
que ya no estaban.
Y palabras, palabras, palabras
que de nada sirven,
que nada valen
frente a un solo hecho,
a una sola lágrima.
Y palabras, palabras, palabras.
Canciones de Cuna
Para
Espíritus desolados
Canción de cuna para el soldado
Duerme, duerme mi soldado,
acurrúcate en las estrellas,
que el frío de la trinchera
no te deja dormir.
Duerme, duerme mi soldado,
que la batalla resuena a lo lejos,
ya no hay cañones, ni fusiles,
que no te dejan dormir.
Duerme, Duerme mi soldado,
que el ángel de la guarda,
con sus alas te está abrigando,
porque ni el rocío ni el barro
te dejan dormir.
Duerme, duerme mi soldado,
acurrucado en la trinchera,
tu cuerpo ya no tiembla,
acurrucado en las alas del ángel
tu alma ya no tiembla.
Duerme, duerme mi soldado.
Canción de cuna para un huérfano
Duerme, duerme, almita solitaria,
angelito sin dios, que esperas
con esperanza, que te arropen
por las noches en tu cama.
Duerme, duerme, ojitos de muñeco,
que mañana el sol te mostrará
en un mundo bello y mágico,
un desayuno con papá y mamá.
Duerme, duerme, huerfanito,
no pienses en el día que pasó,
piensa en el mañana, que te promete
los brazos cálidos de un hogar
Duerme, duerme angelito de la soledad
Canción de cuna para un amigo
a Horacio S. in memoriam
Duerme, duerme, hermano
que el calor de la selva
y el canto de los pájaros
son arrullos para tus oídos.
Duerme, duerme, alma de niño
en cuerpo de gigante,
que en tus ojos brillan
los soles de muchas tierras
y la luna de todos los mares.
Duerme, duerme, amigo
que el viento seca de tus ojos,
lágrimas de sangre
y la lluvia no logra apagar
el fuego que consume tu carne
Duerme, duerme Horacio,
que este profundo sueño te regale,
todo lo que despierto
supiste ganarte
Canción de Cuna para la mujer
Que espera el amor
Duerme, duerme mujer que espera
que las estrellas brillan
y el viento en los árboles
le cantan a la vida.
Duerme, duerme, solitaria
corazón que espera
en un cuerpo que anhela,
a ese príncipe azul
que ya se acerca en blanco corcel.
Duerme, duerme y sueña
que fuertes brazos te abrigan,
brazos que una vez despierta,
alejas de tu vida.
Por eso
duerme, duerme, mujer,
que sólo en el mundo de los sueños
los príncipes azules pueden existir
Canción de cuna para Jorgito
Para Jorgito, del pabellón 6
Duerme, duerme mi pequeño
corazón de aserrín, corazón de juego,
que aunque la vida nunca jugo contigo
tú con ella siempre te has divertido.
Duerme, duerme mi pequeño
inocente, inconsciente, perdido
en un mundo que no te quiso recibir
pero poco le importó a tus ganas de vivir.
Duerme, duerme pequeño
dale paz a tu cuerpo dolorido
dale libertad a tu mente,
y que el cielo te compense
todo lo que en este mundo has sufrido.
Duerme, duerme pequeño amigo.
Canción de cuna para mi Esperanza
Duerme, Duerme pequeña esperanza,
que afuera hay gente mala
que en ti quiere tomar venganza
de las cosas que le pasan
Duerme, duerme, criatura de mis sueños,
arrúllate en la música de una zamba,
que te describe, que te canta.
no dejes que ruidos disonantes
te despierten antes del alba.
Duerme, duerme, futuro anhelado
refúgiate en el mundo onírico
ya llegará el momento
en el que los reglamentos funcionarios
te den luz a la vida
y no, como ahora, a la muerte.
Duerme, Duerme, mi esperanza.
Fin
Dedicado a la memoria de mi Padre, que tanto creyó en mi poesía
Autor:
Orlando José Biassi
Córdoba
Argentina, 2005.
ISBN N°: 987-43-9252-5
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