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Análisis sobre Crisis Asiática

Enviado por salvador aparicio


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Desarrollo
  3. Causas internas
  4. ¿Cuál fue el impacto mundial de la Crisis de los mercados asiáticos?
  5. ¿Qué efectos tuvo en la economía chilena la Crisis de los mercados asiáticos?
  6. Conclusiones
  7. Bibliografía

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Introducción

Cuando se inicia la crisis financiera de los mercados asiáticos, conocida mundialmente como "Crisis Asiática", se pensó que sólo afectaría a los países de ese continente, siendo poco probable que afectara a Chile debido a la distancia geográfica que lo separa de esos mercados. La realidad a los pocos meses fue otra en todo el mundo, ya que la crisis expandió sus efectos negativos a todas las latitudes, causando serios problemas en las economías de los países.

La crisis financiera que estalló inicialmente en Tailandia en julio del año 1997, se extendió a nivel regional y global. La crisis provocó serias repercusiones económicas, políticas y sociales principalmente e inicialmente en Corea, Indonesia, Malasia, Tailandia e incluso, aunque en menor medida, en Japón. La crisis asiática tuvo una severidad tal, que a nivel global generó una caída importante en el crecimiento económico mundial y afectó la estabilidad del sistema financiero. Las repercusiones fueron muy severas en los países de América Latina debido principalmente a su dependencia por tratados comerciales internacionales con los países originalmente afectados demostrándose su impacto con un freno en el crecimiento y con el aumento del desempleo.

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Figura N° 1: Desesperación en las Bolsas de Comercio asiáticas ante cambios negativos en los índices económicos.

Hasta su repentina caída en desgracia en 1997, los países más afectados por la crisis financiera de Asia, Corea, Indonesia, Malasia y Tailandia, eran objeto de admiración en todo el mundo por sus logros económicos y despertaban gran interés en los inversionistas extranjeros. ¿Qué pasó entonces? Y, ¿existe alguna receta para reducir el riesgo de que sobrevengan otras crisis en el futuro?

La crisis financiera iniciada en Tailandia se extendió rápidamente a otros países asiáticos ya mencionados (Malasia, Indonesia y Filipinas), los cuales presentaban una canasta exportadora muy similar a la tailandesa, así como algunas de sus debilidades económicas. Luego se expandió a Corea del Sur, donde adicionalmente se habían financiado aumentos de su capacidad instalada con créditos a plazos relativamente cortos. Los bancos extranjeros comenzaron a rehusar el financiamiento de las líneas de crédito a los bancos y holdings coreanos, detonando la crisis en ese país.

Por otra parte, el yen japonés, el dólar de Hong – Kong y el nuevo dólar taiwanés también estuvieron bajo fuertes presiones.

Desarrollo

A mediados de 1997 estalla en Asia (Corea, Indonesia, Japón, Malasia y Tailandia) una de las crisis financieras y económicas de mayor profundidad que se han observado desde la Segunda Guerra Mundial, "la crisis asiática".

La crisis asiática sorprendió y repercutió en el mundo entero. Las perspectivas de crecimiento para la región afectada fueron desfavorables. El crecimiento estimado para 1998 fue:

  • -18.5% para Indonesia,

  • -7% para Corea,

  • -5.8% para Malasia,

  • -7% para Tailandia y

  • -1.9% para Japón.

Los analistas financieros esperaban que en 1999 el crecimiento en la región continuara siendo negativo. Adicionalmente, las proyecciones en cuanto a crecimiento mundial se ajustaron a la baja en un 1% como consecuencia de las crisis de Asia. Por lo general, las crisis en esos países son distintas y obedecen a un gran número de factores que se mezclan y retroalimentan.

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Figura N° 2: Evolución del tipo de cambio.

Se puede señalar que la crisis de Tailandia y en menor medida la de Corea, se explican por una política económica insostenible. En esos países las autoridades establecieron un régimen de tipo de cambio predeterminado. La garantía cambiaria incentivó un excesivo endeudamiento externo, en particular de corto plazo. La problemática descrita aumentó debido a una regulación y supervisión financiera inadecuada que permitió a los bancos y otras instituciones financieras asumir riesgos cambiarios y crediticios elevados. Además, la debilidad de la economía japonesa y el deterioro de los términos de intercambio de los países descritos contribuyeron al deterioro de su situación económica. La crisis en Indonesia fue más profunda dado que la crisis financiera desembocó en una crisis política. Se trata de un país que inicia la crisis financiera en un entorno en que las instituciones se debilitan con la incertidumbre política, alimentada en un inicio por el deterioro de la salud del Presidente Suharto; una sequía devastadora que empobreció a la población rural y una sociedad fracturada por el resurgimiento de conflictos étnicos. Además, Indonesia sufrió una importante disminución en sus ingresos por la caída en los precios del petróleo. La crisis de Malasia se explica en buena medida por el contagio de las crisis de los países vecinos. Malasia es un país que a raíz de la crisis que experimentó a mediados de los ochenta, adecuó a estándares internacionales buena parte del marco regulatorio y de supervisión financiero. Además, como resultado de la inestabilidad financiera del exterior, Malasia se vio perjudicada por un deterioro en el precio de sus productos de exportación. Sin embargo, la crisis financiera podía convertirse en una crisis política debido a la renuncia del Gobernador del Banco Central Ahmad Mohamed Don y del Subgobernador Fong Weng Phak, así como la destitución y encarcelamiento del Ministro de Finanzas Anwar Ibrahim. Adicionalmente, el efecto de la imposición de controles de capital y de la transición a un régimen cambiario rígido fue muy incierto.

Antecedentes de origen

Las causas de la crisis en los países del Sudeste Asiático se pueden dividir en:

  • Macroeconómicas.

  • Microeconómicas.

Los orígenes macroeconómicos son tanto de índole interno como externo. Entre las causas externas, la más importante es el efecto contagio y el gran endeudamiento externo de corto plazo por parte de bancos y empresas. Entre las causas macroeconómicas internas, la más importante es la gestación de burbujas en precios de activos (bienes raíces y acciones) que, junto con una deficiente regulación y supervisión del sistema financiero, contribuyó al endeudamiento excesivo y a una inadecuada diversificación de la cartera de los bancos. Aunado a lo anterior, varios países en Asia sufrieron una creciente inestabilidad política que culminó en cambios de gobierno en Indonesia y Tailandia durante 1997 y en Japón durante 1998. En particular, en Indonesia la situación política y social se deterioró drásticamente, siendo éste el principal factor que explica la magnificación de la crisis financiera. Esta inestabilidad tuvo el efecto de mantener las tasas de interés en niveles elevados, y de retrasar la adopción de medidas para enfrentar la crisis.

La parte microeconómica se puede dividir en una desregulación financiera que vino acompañada de una supervisión y regulación inadecuada y en una mala administración interna de los bancos.

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Figura N° 3: Devaluación en los países en que comenzó la crisis.

Causas externas:

Efecto contagio

El efecto macroeconómico común a los países analizados es el efecto contagio. Tras un ataque especulativo sobre el baht, Tailandia deja flotar su moneda en julio de 1997. A esta devaluación siguieron episodios similares unas semanas después en Malasia e Indonesia.

Indonesia decide abandonar la banda cambiaria el 14 de agosto de 1997 tras un ataque especulativo contra la rupía. A medida que se conocen las debilidades del sector financiero y el alto endeudamiento externo e interno de las empresas, los participantes en el mercado cambiario y de dinero corren en contra de la moneda local, lo que ocasionó una mayor devaluación. En Malasia, entre julio y agosto de 1997, el ringgit se deprecia en un 50%. Esta situación se complica con la caída de la bolsa de valores de Hong Kong en octubre de 1997, lo cual desató presiones especulativas sobre el won de Corea y el yen japonés. Entre octubre y diciembre de 1997, el won se deprecia 30% y el yen pierde contra el dólar un 10% de su valor (ver gráficas 1 y 2).

Endeudamiento externo

El endeudamiento externo de corto plazo es un problema para todos los países analizados, aunque para Japón y Malasia este problema se presenta en menor medida. Los agentes económicos no cubrieron sus posiciones ante posibles cambios abruptos en el valor de la paridad. Además, la amortización acelerada de dicha deuda que exigieron los acreedores externos al inicio de la crisis generó problemas serios de liquidez en las empresas y en el sistema financiero.

Los orígenes del excesivo endeudamiento externo se pueden encontrar en una visión internacional demasiado optimista de los "Tigres Asiáticos", en una desregulación inadecuada de la cuenta de capitales y del sistema financiero6 y en políticas cambiarias que otorgaban una garantía implícita sobre el valor de la moneda que incentivaron al sector privado a endeudarse fuertemente en moneda extranjera sin cubrir el riesgo cambiario.

Cabe destacar que el retiro de las líneas de crédito por parte de la banca comercial contribuyó al estallido de la crisis. Esto ocurrió particularmente en el caso de Corea, país en el que el fuerte endeudamiento externo de corto plazo no pudo ser refinanciado. Los bancos internacionales no renovaron las líneas de crédito a bancos y conglomerados industriales, lo cual generó problemas de liquidez. Este retiro de líneas de crédito pudo haber estado asociado al recrudecimiento de la crisis en Japón a mediados de 1997, ya que forzó a los bancos japoneses (uno de los principales acreedores de las empresas coreanas) a retirar créditos para cumplir con sus requisitos de capitalización.

Término de intercambio

En adición a los factores ya señalados, a partir de 1997 los países asiáticos citados también experimentan un deterioro en sus términos de intercambio. Durante 1997, Corea sufre un deterioro de 20% en sus términos de intercambio, el cual se debe en buena parte a la disminución en el precio de los semiconductores. Asimismo, los términos de intercambio de Indonesia tuvieron un fuerte declive ante la caída de 30% que registró en los precios del petróleo durante 1998. También, durante 1997-98, Malasia sufrió una baja en el precio de los productos electrónicos (una de sus principales exportaciones).

Cuenta corriente

La cuenta corriente no fue un factor importante para países como Indonesia y Corea, ya que tenían déficit en cuenta corriente relativamente pequeños. Este déficit como proporción del PIB para 1997 es de 2.9% para Indonesia y de 2.8% para Corea. Sin embargo, Tailandia y Malasia mantenían déficit en cuenta corriente elevados antes de la crisis. Para Tailandia, el déficit de la cuenta corriente como proporción del PIB en 1996 es de 7.9%, el cual se reduce a 3.9% en 1997. Malasia presentó un déficit de cuenta corriente de 10% del PIB en 1995, el cual se reduce a 4.9% en 1996; sin embargo, el déficit para 1997 volvió a incrementarse (5.8% del PIB).

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Figura N° 4: Índice de tipo de cambio.

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Figura N° 5: Índice de los mercados bursátiles.

Causas internas

Burbujas en precios de activos

El surgimiento de burbujas en precios de activos (acciones y bienes raíces) con anterioridad a la crisis se presentó en mayor o menor medida en todos los países. El rápido aumento en el precio de los activos tiene un doble efecto. Primero, ante las mayores ganancias en el sector (ya sea bienes raíces o acciones), los inversionistas y los bancos destinaron más recursos hacia ese sector.

Esto hizo que aumentaran aún más los precios y que el valor del colateral del deudor sea mayor y que de esa forma éste pueda obtener mayores créditos. El rompimiento de la burbuja tuvo consecuencias adversas sobre la calidad de los portafolios de los bancos y sobre la demanda agregada. Además, fue común que se mantuviera una concentración elevada de créditos en los sectores en donde se produjo dicha burbuja (típicamente construcción y bienes raíces).

Las burbujas en Tailandia y Malasia empiezan a partir de 1993. La burbuja en Malasia empezó en 1993 y se rompió en 1997; en el periodo 1994-1996, los precios de las casas aumentaron en 40%, y la bolsa de valores aumentó en 25% durante ese mismo periodo. En Tailandia se dio una importante burbuja especulativa a partir de 1993. Los orígenes de esta burbuja se están en un tipo de cambio que incentivó la entrada de capitales y el endeudamiento externo. Entre 1995 y 1996, el área permitida para construir en Bangkok se redujo en 60%, y la bolsa de valores aumentó 63.4% en el periodo 1993-95, para luego caer en más del 90% durante el periodo 1996-97.

Inestabilidad política

La inestabilidad política puede ser vista a la vez como causa y consecuencia de la crisis en Asia. Muchos de los choques políticos que se dieron sucedieron solo poco tiempo después de que empezó la crisis por lo que puede decirse que crisis e inestabilidad política marchan de la mano y se alimentan mutuamente, generando entre sí un círculo vicioso.

La inestabilidad política tiene el efecto de mantener elevados los niveles de las tasas de interés domésticas, retrasar la adopción de medidas estructurales para enfrentar la crisis, y prolongar el periodo en el que se adoptaron las medidas iniciales.

Hasta diciembre de 1997 el gobierno indonesio había logrado contener la magnitud de la crisis (la devaluación en el periodo de julio a diciembre fue de 40%). Sin embargo, en diciembre hubo un marcado deterioro debido a la pobre salud del presidente Suharto y dudas sobre la continuidad del régimen. Entre diciembre y enero la rupia se devalúo casi un 300% adicional.

Además de la corrida sobre la moneda, también se observan corridas bancarias. Después de 30 años en el poder, la posible salida de Suharto crea un vacío institucional que se refleja en una gran incertidumbre sobre el futuro del país. La situación se vuelve a deteriorar con las revueltas en Jakharta, en las que salió a relucir un conflicto étnico entre la población general y la minoría prospera de origen chino. Los indonesios de origen chino sufrieron ataques a su persona y a sus propiedades. En estas revueltas murieron 1,200 personas, la mayoría de origen chino. Esto ha provocado una fuerte salida de capitales, así como la emigración de miembros de la comunidad china, con un alto nivel económico. El nombramiento del Presidente Habibie, en mayo de 1998, no brindó suficiente estabilidad, pues éste tenía fuertes nexos con el gobierno de Suharto.

En Japón, el Primer Ministro renuncia en julio de 1998 ante presiones por la falta de acción para solucionar el problema bancario. En ese entonces, la reciente elección del Primer Ministro Keizo Obuchi pudo coadyuvar a una solución del problema bancario. En Tailandia, a raíz de la crisis, el gobernador del banco central y el primer ministro tienen que renunciar. El nuevo gobierno entra en noviembre de 1997.

Otras causas:

Desregulación financiera y controles internos:

Desregulación financiera

La desregulación financiera, cuando no es acompañada de una supervisión más estricta y un marco regulatorio adecuado, es comúnmente citada como una de las principales causas de las crisis financieras. Este es el caso de países tan diversos como:

  • Estados Unidos (1982-1991),

  • Japón (1990- ) y

  • Suecia (1991).

En el caso de Asia, la desregulación financiera previa a la crisis

no fue un factor común a todos los países y presentó distintas modalidades.

En particular, cabe destacar la liberalización de la cuenta de capitales vía la desregulación de los controles de crédito de corto plazo o de los límites prudenciales al endeudamiento externo de los bancos. Este tipo de desregulación permite que los bancos ofrezcan créditos en moneda extranjera relativamente baratos a corto plazo. Tal fue el caso de Corea que, con la intención de apoyar al comercio internacional, durante 1993 eliminó los controles al crédito de corto plazo.

El resultado fue un endeudamiento corporativo de corto plazo en moneda extranjera excesivo.

En Japón, en 1984 se disminuyen los límites de las obligaciones que los bancos pueden incurrir en moneda extranjera. En Tailandia, los bancos podían ofrecer créditos en moneda extranjera a deudores domésticos. Esto explica porque en Tailandia la deuda externa corporativa no era tan alta pues la mayoría de las empresas se endeudaban con bancos tailandeses que prestaban en moneda extranjera. Cabe destacar que la regulación no obligaba a los bancos a cubrir sus posiciones en moneda extranjera.

Controles internos

Un problema común a todos los países bajo estudio tiene que ver con cuestiones de administración interna. Estos problemas provienen de un control de riesgos inadecuado y de la relación entre bancos y grandes conglomerados industriales.

La falta de un adecuado control interno de riesgos en los bancos y empresas provocó problemas de concentración de créditos, y la existencia de prácticas grises e incluso fraudulentas.

Usualmente, la concentración de créditos se da en el sector bienes raíces y en la compra de acciones. En Japón, la estructura de la organización de los bancos debilitó la función de auditoría interna. Además, en Japón no existía una adecuada evaluación y administración de los riesgos inherentes a los activos más riesgosos. Los bancos ampliaron su portafolio en bienes raíces que estos erróneamente consideraban de bajo o nulo riesgo. La concentración de créditos en el sector de bienes raíces y de acciones se observa también en Malasia y Tailandia. En Corea, la concentración crediticia no ocurrió tanto en el sector de bienes raíces, sino que más bien se trata de una concentración por cliente. La mayor parte de los bancos concentraron sus créditos en unos cuantos conglomerados industriales (chaebols); existían 59 chaebols, y se estima que las deudas de los 5 chaebols de mayor tamaño representaban el 40% del problema bancario y las deudas de los siguientes 10 chaebols otro 30% del problema.

Supervisión y regulación:

Supervisión

La inadecuada supervisión permitió que bancos con bajos niveles de capitalización siguieran operando. Las deficiencias en la supervisión también facilitaron la concentración excesiva de créditos, el otorgamiento de créditos relacionados y la falta de transparencia sobre la salud de los bancos. Como ejemplo de lo anterior, cabe destacar los casos de Indonesia y Japón.

En Indonesia, la regulación del Banco Central sobre préstamos relacionados, concentración del crédito y criterios para la evaluación de crédito se aplicaron inadecuadamente; dichas reglas se transgredían de manera recurrente sin sanción alguna. Antes del inicio de la crisis varios bancos se encontraban subcapitalizados, algunos de ellos se encontraban en una situación de insolvencia incluso. Al ocurrir la devaluación, la situación de estos bancos se volvió totalmente insostenible.

En Japón, la supervisión y las auditorías no se ajustaron a la rapidez de la desregulación y de la expansión del mercado de créditos (actividades más riesgosas de los bancos fueron poco supervisadas). La efectividad de las auditorías externas era muy limitada debido a que eran consideradas sólo como una formalidad. Desde el inicio de la crisis en 1990, se ha acentuado la desconfianza general sobre los resultados que arrojan estas auditorías, lo que indujo a reformar el esquema de supervisión en 1998.

Además en Indonesia y Japón, las autoridades de supervisión no tenían facultades claras de intervención y suspensión de entidades financieras insolventes. En Malasia, ocurre lo contrario, ya que la ley de Bancos e Instituciones Financieras le otorga la supervisión de las entidades de crédito al Banco Central, quien además tiene amplios poderes para intervenir y recapitalizar a las instituciones financieras

Las distorsiones a la toma de decisiones de los bancos se acentúan ante la inexistencia de un seguro sobre depósitos explícito y bien estructurado, lo cual ocurre en todos los países con la excepción de Japón. No existe un esquema de seguro explícito para los depósitos, sólo garantías gubernamentales implícitas. Al estallar la crisis los gobiernos se ven forzados a anunciar una garantía al 100% sobre los depósitos. En Corea, la ausencia de un seguro sobre depósitos explícito provocó incertidumbre entre los depositantes al inicio de la crisis. En Indonesia, para contrarrestar las corridas bancarias, en enero de 1998 el gobierno anuncia que los depósitos serían garantizados al 100%. A principios de 1998, Japón también se ve en la necesidad de ampliar la cobertura del seguro de depósitos al 100% hasta el año 2001 (la cobertura del seguro de depósitos original era de 10 millones de yenes por depositante). El esquema de garantías gubernamentales a los depositantes multiplicaron el riesgo moral y la toma indebida de riesgos por parte de los bancos. Esquemas de seguros de depósitos adecuadamente capitalizados y con primas ajustadas a los riesgos asumidos por los bancos por parte de entidades nacionales o extranjeras independientes habrían fortalecido la supervisión y evitado buena parte de los excesos.

Regulación

Dentro de la regulación cabe distinguir entre la regulación concerniente a las operaciones de los bancos y la referente a la contabilidad. Por lo general, las reglas de clasificación de créditos, de aprovisionamiento de créditos malos, y de publicación y divulgación de información eran inadecuadas. Para la mayoría de los países analizados, estas reglas no se adecuaban a los estándares internacionales. Las reglas de contabilidad también eran inadecuadas ya que no permitían conocer la situación real de la institución. Lo anterior dificulta la vigilancia de los bancos por parte del mercado y de la autoridad. Los países en los que estos problemas eran particularmente graves fueron Indonesia, Japón y Tailandia. Una excepción fue Malasia, país en el que a raíz de la crisis bancaria de mediados de los ochenta (1985-1988), la supervisión y la regulación fueron significativamente mejorados, por lo que sus sistemas de regulación y supervisión eran más sólidos que los del resto de los países de la región. Ejemplos concretos de mala regulación y prácticas contables inadecuadas son lo siguientes:

  • En Corea, los bancos asumieron en sus operaciones fuera de balance una alta exposición a derivados en monedas extranjeras. La autoridad no obligaba a los bancos a exhibir la totalidad de sus operaciones fuera de balance, por lo que dichas obligaciones en dólares no fueron reportadas.

  • En Indonesia, la regulación y la supervisión del sistema financiero era insuficiente. En particular destaca un sistema inadecuado para la calificación de créditos que impedía conocer la situación real de las instituciones. Por otra parte, las reglas contables y de aprovisionamiento de cartera no se adecuaron al desarrollo del sistema bancario por lo que no fueron útiles como un mecanismo de alerta temprana.

  • En Japón, la regulación sobre la divulgación de información de las operaciones de los bancos era inadecuada. No se exigió a los bancos que hicieran pública la información sobre su cartera vencida sino hasta 1993. Además, la definición de cartera vencida era más laxa que la definición internacional (180 días de vencido el pago en vez de 90 días, situación que se corrige en 1998). También era inadecuada la regulación de la información que los bancos debían hacer disponible sobre la administración de riesgos y sobre el valor de mercado de sus activos. Los principios contables no se adaptaron al cambio económico. Mientras que la valuación de los activos financieros a costo de adquisición era una práctica contable conservadora cuando los precios de los mismos subían, una vez que se rompió la burbuja esta práctica contable fue un instrumento para disfrazar pérdidas no realizadas. No existía un sistema regulatorio de acción correctiva temprana que permitiera a las autoridades forzar acciones adecuadas en los bancos.

Otra carencia de la regulación es la falta de una ley de quiebras adecuada que permita la pronta adjudicación de los bienes otorgados como garantía y que permita la reestructuración eficiente de empresas en problemas. Una ley de quiebras deficiente tiene el efecto de propiciar el incumplimiento por parte de los deudores de sus obligaciones, ya que no se les puede obligar a cumplir con los contratos de crédito. Si las garantías que otorgan los deudores como colateral de su crédito no son cobrables, ya que no hay vías legales propicias para que los bancos se adjudiquen esas garantías, entonces se complica y alarga el proceso de la venta de cartera vencida por parte de los bancos o por parte de la agencia encargada de vender los activos bancarios adquiridos a través de esquemas de compra de cartera. Esto incrementa el costo y los plazos para la resolución de las crisis financieras.

La ley de quiebras debe contemplar los mecanismos para la pronta y eficiente reestructuración de empresas en quiebra. Esto es necesario no sólo para el cobro de créditos a cargo de estas empresas, sino también para la venta de la empresa o la liquidación de sus activos en caso de que pasen a manos del gobierno vía la adquisición de su cartera. Las deficiencias en la ley de quiebras fueron notables en Corea, Japón, Malasia, y Tailandia.

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Figura N° 6: Cambios en los índices económicos de los Mercados Asiáticos.

¿Cuál fue el impacto mundial de la Crisis de los mercados asiáticos?

Gracias a la globalización, el mundo cada vez está más conectado y las fronteras o límites físicos, son minimizados por los tratados y acuerdos económicos. Regiones completas hacen convenios para establecer mercados comunes y monedas únicas. Generalmente los países del mundo se ven afectados cuando algo le ocurre al vecino, por lo que podemos afirmar de que "el Mundo es un mercado".

Producto de la Crisis de los Mercados Asiáticos, conocida también como "efecto dragón" caen las bolsas de valores de los países de Latinoamérica sin entender los motivos. Esto debido a que los inversionistas norteamericanos también tenían intereses en los países asiáticos y desde el inicio de la crisis descuentan por anticipado las pérdidas que van a sufrir sus subsidiarias. Pero a los países emergentes también les afecta en la bolsa de valores aunque no lo aparezca. Y nuevamente la globalización hace lo suyo, los inversionistas norteamericanos desinvierten en los países emergentes ante la duda de que si en Tailandia sucede ese descalabro, esto bien podría suceder en América Latina.

También cayeron las bolsas de países industrializados como la de los Estados Unidos (Dow Jones).

Las consecuencias mundiales por el "efecto dragón" se hicieron presentes en la productividad de los países de distintos continentes. El crecimiento de los países es lo que más se vio afectado con la crisis y que provocó el aumento del desempleo.

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Figura N° 7: Incertidumbre por cambios en las Bolsas de Valores.

Uno de los principales efectos que tuvo la crisis financiera que sufrieron los países del sudeste asiático fue un cambio significativo en los flujos de comercio internacional cuyo origen o destino eran los países afectados.

Así, ante la fuerte caída de las monedas del área cabe esperar una importante contención de las importaciones de dichos países y un aumento significativo de sus exportaciones.

En este sentido los efectos sobre el resto de economías van a suponer, en conjunto una reducción de su crecimiento, por efecto de la contención de exportaciones y aumento de importaciones, a la vez que van a experimentar una reducción en sus precios tanto de importación como interiores. En el gráfico que presentamos a continuación se recoge de forma esquemática esta secuencia de efectos.

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Figura N° 8: Efectos de la Crisis Asiática en los mercados asiáticos y resto del Mundo.

Una vez plantados cualitativamente los efectos esperados de la crisis asiática parece necesario realizar una cuantificación de dichos efectos para determinar de forma más precisa los efectos reales sobre el resto de economías y fundamentalmente sobre las economías desarrolladas. En una primera aproximación y considerando el volumen total de comercio con origen o destino en dicho países podemos comprobar que, a pesar de haber aumentado sensiblemente, las exportaciones de los países del sudeste asiático en su conjunto no llegan al 14% del total mundial, mientras que las importaciones se sitúan ligeramente por encima de 10%.

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Figura N° 9: Participación del Comercio Mundial, balanza comercial.

Tratando de concretar aún más los efectos de las crisis sobre las economías occidentales, y obviando inicialmente las implicaciones sobre la economía japonesa, cuyas relaciones con estas economías en crisis fueron mucho más complejas, hemos analizado las relaciones bilaterales de los países de la Unión Europea y Estados Unidos con los siete países que en mayor medida se vieron afectados por la crisis financiera (Filipinas, Corea del Sur, Hong Kong, Singapur, Tailandia, Indonesia y Malasia). Así, tal como se recoge en los gráficos que presentamos a continuación, los países más afectados en la contención de sus exportaciones con destino al sudeste asiático fueron Estados Unidos, que destinaba el año 96 más de un 12% de sus exportaciones a dichos países, seguido de Finlandia con cerca del 6% y el Reino Unido e Italia con aproximadamente un 5%.

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Figura N° 10: Exportaciones de principales economías del Mundo.

Por el lado de las importaciones será nuevamente Estados Unidos el que se vea más afectado por la ganancia de competitividad de los países del sudeste asiático, ya que en el mismo año 1996, algo más del 11% de sus importaciones procedía de dicho área. En cuanto a las economías europeas, van a ser Irlanda, el Reino Unido y Holanda, por ese orden, las que en mayor medida se van a ver afectadas por esta crisis.

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Figura N° 11: Importaciones de principales economías del Mundo.

A la vista de estos datos iniciales ya podemos extraer como primera conclusión que el impacto directo de esta crisis fue algo reducido o menor a nivel europeo y algo más amplio en los Estados Unidos, siempre y cuando dicha crisis no se extendiera a otros países del área como China y los impactos inducidos a través de la economía japonesa no fueran especialmente amplificados sobre las economías occidentales ya que las relaciones comerciales con estos dos países, sobre todo Japón, fueron significativamente mayores.

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Figura N° 12: Balanza de pagos de la UE y EEUU.

Efectos sobre el crecimiento del PIB y la inflación:

Una vez comprobado el peso relativo del comercio exterior del sudeste asiático vamos a tratar de establecer el impacto que tuvo la crisis financiera sobre el crecimiento del PIB real y la inflación en los países occidentales como consecuencia de los cambios en los flujos de comercio.

Para realizar este análisis es preciso determinar, además de los pesos relativos del comercio con esto países los siguientes parámetros:

  • Elasticidad precio de las exportaciones e importaciones de los países del sudeste asiático.

  • Participación sobre el PIB de las exportaciones e importaciones.

En una primera aproximación, podemos determinar las elasticidades mediante un modelo de regresión simple en el que la variación de las importaciones se explica en función del crecimiento del PIB real y la variación en los precios de importación.

Para el análisis realizado, cuyos resultados se recogen a continuación se han considerado los siete países anteriormente mencionados en los gráficos, España, el conjunto de países de la Unión Europea y los Estados Unidos.

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Figura N° 13: Elasticidad de las Importaciones.

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Figura N° 14: Balanza Comercial de países del Mundo al momento de estallar la crisis. Se observa una considerable disminución de ésta y sus índices negativos.

¿Qué efectos tuvo en la economía chilena la Crisis de los mercados asiáticos?

En 1997 más de un tercio de las exportaciones chilenas tuvieron como destino el mercado asiático, y durante el primer cuatrimestre del año 1998 dichas exportaciones disminuyeron en más de un 28% en relación a igual período del año anterior, lo que significó US$ 609 millones de dólares menos.

Los países que más disminuyeron sus importaciones de productos chilenos fueron Indonesia y Tailandia. Se observó un aumento de nuestras exportaciones a China, aun considerando en conjunto a China y Hong Kong. En relación a nuestras importaciones, aproximadamente un 15% provino de Asia durante 1997 y en el primer cuatrimestre del año ellas aumentaron en un 33%, equivalentes a US$ 277 millones. Por tanto, el saldo de la balanza comercial con Asia se deterioró, reduciéndose en un 69% durante los primeros cuatro meses de 1998.

Adicionalmente, el fuerte poder comprador que representa Asia influyó para que el precio internacional de las exportaciones chilenas se redujera y sus términos de intercambio hayan empeorado. El deterioro de los términos de intercambio y del saldo de la balanza comercial, significó que el país recibió menores ingresos y tuvo disponible una menor capacidad de gasto con recursos propios. Por lo anterior es que, en busca de un nuevo equilibrio macroeconómico las autoridades económicas impulsaron un proceso de ajuste para restringir el gasto y aumentar el ahorro.

El Banco Central aplicó una política monetaria restrictiva, la que se tradujo en un aumento de la tasa interbancaria. Al mismo tiempo, intervino en el mercado cambiario para frenar el aumento del tipo de cambio, todo esto con miras a mantener controlada la inflación.

El Gobierno también redujo su gasto, aun cuando sin sacrificar las políticas sociales, postergando inversiones, lo que se tradujo en una reducción del 3% en el presupuesto. Se tomaron distintas medidas para fortalecer la presencia chilena en el mercado internacional. Se desarrolló un plan de apoyo y diversificación de mercados, para ayudar principalmente a empresas que exportaban productos con mayor valor agregado a los países asiáticos.

La Crisis Asiática aumentó el desempleo en Chile frente a la disminución de las exportaciones hacia países de Asia, por lo que las empresas debieron reajustar sus costos fijos y variables frente a la crisis y a no poder vender todas sus producciones, motivo por el cual comenzaron a despedir a sus empleados.

La situación de la economía chilena antes de las medidas adoptadas por el Gobierno para frenar la crisis

Entre 1987 y 1997, la economía chilena tuvo lo que se llamó su década de oro. La tasa de crecimiento promedio del Producto Interno Bruto (PIB) fue de un 8 % anual, con un incremento acumulativo en el periodo de un 130% en términos reales. Las tasas de crecimiento anuales del PIB se muestran en el siguiente figura:

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Figura N° 15: Tasa de crecimiento anual del PIB

Al estar creciendo el Producto a tasas sostenidas que el país no había conocido previamente, la cesantía se fue reduciendo consecuentemente. Desde las tasas superiores al 10% que se habían observado hasta 1988, en diciembre de 1997 la desocupación alcanzó sólo al 5,3%; una tasa cercana a lo que podría calificarse técnicamente como una situación de pleno empleo.

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Figura N° 16: Tasa de desocupación.

La inflación se encontraba en un franco descenso en los preámbulos de la Crisis Asiática. Si observamos la tasa de inflación en un período largo, vemos diversos escenarios. Para una mejor comprensión, en la figura N° 17 se indican las principales fases históricas del período analizado.

Inmediatamente después del plebiscito del año 1988, la inflación aumentó desde un 11% hasta un 24% anual, que es la tasa con la cual el Gobierno Militar entregó el poder el año 1990. Claramente la inflación estaba siendo contenida artificialmente. El nuevo gobierno logró revertir la tendencia acelerada del crecimiento de los precios sólo después de 6 meses en el poder y cuando ya se alcanzaba el 30%.

Desde finales del año 1990 la inflación bajó sostenidamente aunque con una desaceleración cada vez menor, hasta alcanzar el 6% a fines de 1997. El problema de la inflación de la economía chilena, que nos había angustiado desde la mitad del siglo, por fin parece dominado y se considera que el país ha encontrado una senda similar a la de los países desarrollados a este respecto.

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Figura N° 17: Tasa de inflación.

No todo era color de rosa, se observaban situaciones que podrían ser complejas. La Crisis Asiática en pleno apogeo no sólo había traído una caída en el ritmo de crecimiento de las exportaciones chilenas, sino también mostraba un panorama en que hasta los "tigres" podían tener caídas; lo que también le podría pasar a nuestra floreciente economía.

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Figura N° 18: Balanza comercial.

El país empezó a ver cómo su balanza comercial se deterioraba y pasaba a ser deficitaria. A fines del año 1997 este déficit alcanzaba a la suma de US$ 2.500 millones anuales, algo realmente preocupante. Si miramos este deterioro desde el lado de las exportaciones, vemos que después del vertiginoso crecimiento experimentado desde principios de la década, éstas se habían estabilizado en los US$ 16 mil millones anuales hacia finales del año 1995, debido fundamentalmente a una tendencia decreciente en los precios internacionales; evidenciando ya los efectos de la Crisis Asiática. Por el lado de las importaciones, el mayor ingreso disponible de los chilenos los estaba impulsando a requerir cada vez en mayores cantidades los bienes y servicios importados. En la figura N° 19 se muestran las importaciones y exportaciones de cada uno de los 12 meses anteriores.

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Figura N° 19: Importaciones y exportaciones.

Este desequilibrio en la balanza comercial se vio acrecentado por la evolución del tipo de cambio real, consistentemente a la baja. En la figura N° 20 se observa el tipo de cambio real de paridad medido en pesos de diciembre de 2001.

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Figura N° 20: Tipo de Cambio real de Paridad ($ Diciembre de 2001).

El déficit de la balanza comercial llevó aparejado que la cuenta corriente del país empezara a mostrar un déficit que causó gran preocupación a las autoridades económicas. En la figura N° 21 se presenta este déficit, mostrando en cada trimestre el resultado de los últimos 12 meses.

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Figura N° 21: Déficit por trimestre 12 meses por trimestre (Millones de US$).

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