La Religión Crística a la luz de las enseñanzas originales de Jesús El Cristo (Parte I) (página 2)
Enviado por JOSE ANTONIO BONILLA CASTILLO
Hay un factor fundamental para comprender algunos aspectos relacionados con la religión judaica. Según los historiadores, el fundador de la misma, Moisés, es el autor de por lo menos gran parte de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento (Pentateuco). ¿Y quién era Moisés? Según se cuenta en Éxodo, capítulo 2, Moisés nació de padres judíos de la familia de Levi; condenados a muerte todos los bebés varones por el Faraón, su madre lo salvó colocándolo en una canasta en el río. Encontrado por la hermana del Faraón, esta lo adoptó. Sin embargo Schuré (3) según versiones de historiadores antiguos como Manethón y Philón, lo presenta con el nombre original de Hosarsiph, hijo de la princesa real y por lo tanto sobrino de Ramsés II.
Esto no es muy importante, pero en cambio sí que siendo hijo natural o adoptivo de la princesa, Moisés tuvo acceso a la Escuela de Misterios egipcia y allí forjó la grandeza de su alma. Porque percíbase que a diferencia de los grandes líderes espirituales anteriores (Rama, Krishna, Hermes, Zoroastro o el propio Buda) que habían creado religiones para los pueblos; Moisés tuvo como proyecto crear un pueblo para la nueva religión, que él imaginaba eterna.
¿Y qué bases tendría esa religión? Un siglo antes ya habían sido levantadas por el gran Aquenaton y después arrasadas por los corruptos sacerdotes egipcios. La piedra angular era la existencia del Dios Único, condimentada con la elevada sabiduría de un alto iniciado en la rama de la Gran Fraternidad Blanca que se había instalado en las tierras egipcias.
Le falta apenas la fuerza interna, la galvanización capaz de hacerlo llevar adelante, contra viento y marea su hercúlea misión. Pero estando en el Horeb, alcanza la Conciencia Cósmica, "habla" con Jehová, el eterno YO SOY.
Es cierto que para posibilitar la creación de la nueva religión, al misticismo egipcio de Moisés se combina con una fuerza importantísima: la adoración de los hebreos por su dios particular, su Elohim que hizo tratos con el patriarca Abraham muchas generaciones atrás. Ahora Jehová se transforma en el Elohim, el Señor de los israelitas. Pero monolatría no es monoteísmo. En efecto, los israelitas admiten la existencia de otros dioses nacionales; sólo que ellos adoran a su dios; en verdad se trata de una forma muy especial de politeísmo. Sólo con la llegada de los profetas es que la religión judaica se transforma en realmente monoteísta.
En verdad, Moisés no era un patriota (probablemente él no era judío y sí egipcio,) y un místico del primer rayo, un domador de pueblos. Sus designios no se limitaban a Palestina. Israel era apenas un medio: el crisol donde iba a fundir la religión universal, que era su verdadero objetivo.
En el Deuteronomio (18: 18-19), Moisés agonizante, promete la llegada de un nuevo profeta, que es el estabón indispensable para crear la religión universal (o sea la Religión Cósmica): Moisés en su clarividencia de agonizante percibe que el péndulo de la Voluntad férrea que lo orientó durante toda su vida, oscilará en el futuro para su opuesto, el Amor perfecto, que encarnará el nuevo profeta: Jesús el Cristo. Así el Plano Divino se cumple, etapa por etapa, recorriendo gradualmente los diferentes niveles de la conciencia humana; doce siglos pasarán para que la visión de Moisés se concrete. Así los Diez Mandamientos son sustituidos por los Evangelios.
Una vez más, percibimos en esta religión que su creador, el Avatar Moisés también poseía la Sabiduría Eterna (la Religión Cósmica).
Del mismo modo, también la poseían los grandes profetas de Israel (Isaías, Jeremías, Amós, Oseas, Zacarías, etc) que cubren un importante período (siglos IX a V A.C.) Ellos se destacaron nítidamente por dos conceptos que volverán a manifestarse en el Maestro Jesús: la justicia social. Renán (10) dice que ellos fueron "publicistas fogosos que hoy llamaríamos de socialistas y anarquistas"), y que su objetivo era transformar el dios de Israel, Jehová, en el Dios Único, válido para toda la Humanidad.
Esto es un verdadero monoteísmo. Véase: "Así dice Jehová Dios, Creador de los Cielos y el que los despliega; el que extiende la Tierra y sus productos; el que da aliento el pueblo que mora sobre ella y espíritu a los que por ella andan" (Isaías 42:5). (Ahora, "el pueblo" no es apenas Israel y sí todos los habitantes del planeta)
En el naciente y verdadero monoteísmo judaico, el nombre de Jehová conserva un significado más específico, diríamos es la faceta nacional de Dios; Él ahora en su sentido universal es designado simplemente por Dios o Señor (Adonai). Así, por ejemplo el Salmo 42 que data del Siglo VI A.C. comienza así: "Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas; así clama por ti, Oh Dios, el alma mía; mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo".
Será necesaria la llegada del Maestro Jesús, el Cristo, para que la rigidez y austeridad de la religión mosaica sea suavizada lo suficiente para que Adonai (el Señor) pueda ser el Dios Universal, mediante la gracia divina del Amor. En este marco referencial, la difusión del secreto de la Resurrección y la Vida, pasa a transformarse en un aspecto fundamental.
Otras religiones antiguas
Challaye (5) nos habla de otras importantes religiones pré-cristianas, de elevado nivel espiritual, entre ellas:
== Taoísmo: Es oriundo de Lao-Tse, profundo pensador chino, que vivió en el siglo VI A.C. por lo tanto bastante contemporáneo de una pléyade de mensajeros espirituales del más alto valor como Buda, los Profetas hebreos, Zoroastro, Pitágoras, etc.
El taoísmo enseña que el Universo proviene de la unión de dos principios opuestos pero complementarios: el Yang y el Yin (Esa idea es la base de "la moderna visión holística (ver Bonilla, 2). Los fenómenos son simples apariencias, por detrás de las cuales viven las Realidades.
El Tao es el orden del mundo, el principio eterno del cual proceden todos los fenómenos. La Unidad es la esencia, la multiplicidad es la manifestación. Estos conceptos muestran que el Taoísmo es una religión que surgió de la Religión Cósmica, adaptada a las características de un pueblo específico (el chino).
Challaye (5) nos dice que se conoce poco de Taoísmo en Occidente, pero que "parece incontestable haber sido una metafísica profunda antes de tornarse una religión popular" (Este desgaste parece inevitable, pues las grandes masas no pueden comprender los principios místicos contenidos en las altas enseñanzas de los Iniciados; es por eso que siempre fue necesaria la existencia de círculos internos, que el cristianismo abandonó hace bastante tiempo).
== Zoroastrismo. Esa religión tuvo origen en Irán y fue divulgada por su profeta Zoroastro, también conocido como Zaratustra. Su cronología es incierta, aceptándose generalmente que vivió en los siglos VI e VII, A.C. Ya Clemen (11) lo retrotrae a 1000 A.C.
Algunos autores dicen que hubo varios Zoroastros en ese período. El libro básico de esta religión es el Zend-Avesta, en él se expone una moral de alta elevación y se adora un Dios Supremo, conocido como Ahura-Mazda u Ormuz. Hay aquí, una vez más, un hilo conector con la Religión Cósmica.
Como lo hizo el llamado Cristianismo, el Zoroastrismo precisó crear (por lo menos para las masas) un opuesto a Ormuz, al que llamaron de Ahriman, como quien dice "el Diablo".
Es interesante señalar algunas profecías de Zoroastro, según Challaye (5): "En cada milenio aparecerá un nuevo Salvador, nacido milagrosamente de una virgen… En el tercer milenio, el último de estos Salvadores, llamado "Saoshyant", conducirá lo que podríamos llamar de Juicio Final, separando los justos de los injustos".
Fuera de su grandiosa visión espiritual, el zoroastrismo se preocupa con la vida terrena, estipulando deberes del ser humano como piedad, sinceridad (según Kreglinger "no hay pueblo que deteste más la mentira que el persa"), condenación de la calumnia y del robo, cumplir las promesas. La mencionada piedad no tiene origen en bondad y sí en rectitud y justicia; por lo tanto ella es prohibida a los seguidores de Ahrimán.
También Zoroastro preconizaba una reforma económica y social, con un fuerte impulso a la agropecuaria, aboliendo sacrificio de animales.
== La Religión Griega
Esta religión, llena de una legión de dioses y diosas, ha sido reconocida históricamente como politeísta, pues cada elemento de la Naturaleza era deificado. Esto la llevó a ser despreciada por muchos como una religión atrasada (lo mismo ocurrió en Egipto, con sus dioses con cabeza de animal.)
Las religiones griegas, que variaban en detalles, de ciudad a ciudad, eran – en su origen – femeninas, en las que se adoraba la Naturaleza, representada por una diosa: Hera, Artemisia, Erechtea, Isis (oriunda de Egipto), transformada en Deméter, la Astarté fenicia era ahora Afrodita, etc.
Los dioses masculinos tenían poca importancia, pero en la medida en que los dorios de la Tracia salvaje comenzaron a dominar la Grecia, el papel de aquellos creció y comenzó una lucha terrible entre aquellos (dioses solares) y las diosas (lunares).
El mundo, en esa época (siglo XIII A.C.) vivía una situación caótica: la tiranía babilonia asolaba los pueblos de la región; el Egipto, aún resistía bravamente; Israel todavía no había conocido su Avatar, Moisés.
En esa situación histórica, nace Orfeo, el Avatar griego, de la casa real de Tracia, que permaneció 20 años en Egipto, donde participó – con seguridad – de la comunidad mística que el faraón Aquenaton había creado en Tell-El-Amarna.
Orfeo, es también conocido como Dionisio. Aquí la politeísta religión griega se transforma por obra de la Religión Cósmica. Resumamos su mensaje: "Voy a revelarte el secreto de los mundos: un solo ser reina en el cielo profundo y en el abismo de la Tierra: Zeus… Zeus es el gran Demiurgo y Dionisio su hijo, su verbo manifestado… Luego describe (como en el mito de Osiris) su muerte y después agrega:
"Dionisio entero resucitará más vivo que nunca… Ahora escucha: los hombres rectos son la carne y la sangre de Dionisio y los hombres desgraciados son sus miembros esparcidos, que se buscan retorciéndose en el crimen y el odio, en el dolor y el amor, a través de millares de existencias"… "Cuando las almas vuelven a la luz, vuelven con manchas, que son todas las faltas de su vida. Y para borrarlas, es preciso que expíen y que vuelvan a la Tierra".
Es ilustrativo el hecho que Orfeo fue asesinado por las espadas de los jefes tracios, azuzados por la sacerdotisa lunar, Aglaonice.
Las corrientes telúricas de la Religión Cósmica parecen repetirse: Dios Supremo, el Hijo, la muerte violenta, el renacimiento, las enseñanzas…
El hecho es que tanto Moisés como Orfeo fueron iniciados en el Egipto, a partir de los mismos conocimientos místicos, en épocas bastante contemporáneas. Con todo, los pueblos que iban a recibir los misterios eran diferentes. Para Israel era necesario un místico adecuado, duro, capaz de hacer vagar a sus seguidores cuarenta años en el desierto; de ahí surge un Dios "masculino", oficiado por un sacerdocio cerrado en los templos. Ya en la Grecia era necesario otro tipo de mensajero, capaz de crear una religión, donde la Naturaleza, simbolizada por el Eterno Femenino, fuera practicada en lugares más abiertos y por un sacerdocio menos rígido.
De la misma manera que a la voluntad indomable de Moisés se siguieron, en Israel, los Profetas, en época similar en Grecia, a Orfeo siguió otro Avatar: Pitágoras**), más conocido por sus conocimientos científicos que místicos. Pero él surgió en un momento especial de la Humanidad**), en el cual no sólo los profetas aparecieron y sí Buda en la India, Lao-Tsé en China. Numa en Etruria (Italia), etc.
O sea, fue una época en la cual, en los países más desarrollados en términos de tradiciones místicas surgieron varios Avatares. Con seguridad, ellos aplanaron el camino para que pudiera surgir, varios siglos más tarde, el más avanzado Avatar que la Humanidad conoció: Jesús. Por lo tanto, él no era un ser carente de Historia, como aparece en la Biblia. Él era la coronación del esfuerzo y del sacrificio realizados durante muchos siglos por los hombres más evolucionados que habitaron este planeta, comenzando por el Melquisedec bíblico (Hebreos 7:3)
== Las religiones indo-americanas
De todas ellas, seleccionamos apenas una, la azteca y su divinidad suprema Quetzalcóatl, que fue traducido como "serpiente emplumada". Su historia resumida es contada por Tuck (12).
Quetzalcóatl habría nacido unos 50 años antes de Jesús. Su "padre" era Mixcoatl, jefe de los toltecas. Su madre, Chimalma, murió de parto, habiendo declarado – es claro que antes de que esto aconteciese – que su hijo había sido concebido por Dios (El nacimiento virginal se repite en la Religión Cósmica.)
Él estudió en la escuela religiosa en Xochicalco. Fue allí que recibió el nombre de Quetzalcóatl, debido a su sabiduría y temperamento elevado, propio de un sabio o un santo.
Al volver a la capital, Tula, asumió como nuevo líder de los toltecas, derribando a su tío, que había asesinado a su padre, Mixcoatl. (Interesante: también Krishna, el Avatar hindú fue perseguido por su tío.)
Quetzalcóatl fue un gobernante sabio y progresista, aboliendo los sacrificios humanos. Engañado por los sacerdotes que lo emborracharon, fue seducido por una mujer bonita. Al despertar al día siguiente se volvió consciente de que había quebrado su voto de castidad sacerdotal. Con remordimiento, abandonó el palacio y fue para el Yucatán, donde también fue venerado por los mayas, con el nombre de Kukalkan.
En esta historia, realmente extraña, hay un punto especial: cuando abandonó Tula (México) prometió volver en algún momento futuro. Y ese momento ocurrió 500 años después, cuando Colón ya había descubierto América.
En efecto, en 1513 llegaba a México Hernán Cortés, con la pesada misión de conquistarlo, con unos pocos cientos de hombres. Sin embargo, algo desconocido por Cortés, lo ayudó a obtener la victoria.
La promesa de Quetzalcóatl de que volvería, estaba registrada en el calendario maya, justamente para aquel año. El rey azteca, Moctezuma II, vaciló en enfrentar por las armas a Cortés y dejó que tomara el poder, al cual consolidó más tarde, contando con la india Malinche, que consiguió el apoyo de otras tribus indígenas, después del desastre de la "Noche Triste".
Sin embargo se preguntan algunos estudiosos ¿cómo los aztecas de piel aindiada, aceptaron un Quetzalcóatl rubio en la figura de Hernán Cortés (y de su segundo, Pedro de Alvarado)? La respuesta del antropólogo americano Downing, es que Quetzalcóatl era la personificación del mito solar (Osiris en Egipto, Mithra en Persia, etc.). Y el color sagrado del Sol era amarillo, así como la barba y los cabellos del Conquistador, uno de los pocos invasores con esas características, ya que la gran mayoría de ellos, siendo del tipo mediterráneo, tenían piel morena. Inclusive Tuck (12), nos habla de una "Trinidad" Quetzalcoatl.
Palestina en la época del nacimiento de Jesús
En 166 A.C., los Macabeos independizan la Palestina, sacándola del yugo de los seleúcidas, dinastía oriunda de Seleuco, (general de Alejandro Magno, muerto en 281 A.C.), quien heredó una inmensa región en la parte oriental del imperio alejandrino.
Inicialmente, los Macabeos lucharon por su libertad religiosa, pero las victorias conseguidas los llevaron a ampliar sus expectativas hasta llegar a su independencia que duró un siglo, ya que en el año 63 A.C., el general romano Pompeyo, hace de la Palestina una provincia de Roma.
La figura más conocida en la época, es Herodes el Grande que comenzó a gobernar en 37 A.C. hasta 4 A.C. como Rey de Palestina, la cual estaba dividida en tres regiones: Judea, Samaria y Galilea, que era la más extensa, en el norte del país.
Los romanos permitían el culto judaico, centrado en la Judea, con su principal templo en Jerusalén. Los galileos y samaritanos no seguían en forma ortodoxa aquella religión, pues tenían sus creencias particulares, pero eran obligados a seguir sus normas generales, entre ellas la circuncisión especialmente después del año 103 A.C., en el reinado de Aristóbulo.
En la época del nacimiento de Jesús, la autoridad en Galilea era Herodes Antipas. Especialmente en la Galilea, desde la victoria de los Macabeos, vivían los esenios, comunidad de la cual no se habla en la Biblia. Alrededor del año 100 A.C. varios grupos esenios se separaron del Sumo Sacerdote Macabeo, por considerar que había abandonado la fidelidad a Dios y se instalaron en otros lugares, algunos de ellos desérticos.
Un lugar a donde fueron es Qumrán, que pasó a ser un nombre fundamental para comprender la vida de los esenios, a través de los Manuscritos del Mar Muerto hallados en 1947. Independiente de estos manuscritos, hay muchos otros registros (no muy conocidos) sobre los esenios de la época (Para mayor detalle ver Bonilla, 2).
Lewis (13) nos dice que los Esenios constituían una Fraternidad Mística (por lo tanto, seguidores de la Religión Cósmica). Uno de los dos principales centros estaba en Egipto, a las márgenes del lago Moeris, donde Morya – El (que sería el Rey Mago Melchor) instituyó el principio del bautismo como primer paso al proceso de iniciación espiritual. El otro centro estaba en Engaddi, en las proximidades del Mar Muerto, en Israel. Mas tarde se establecieron en un gran templo en el Monte Carmelo, donde conservaron los más valiosos manuscritos que habían traído de Egipto.
Afirma Lewis, reconocido autor por su elevación espiritual e Imperator de la Orden Rosacruz AMORC (1915-1939), que de esos manuscritos fue extraído la mayor parte del conocimiento exhibido en su libro y que incluye informaciones nunca vistas públicamente antes.
Una de estas informaciones, es fundamental en este momento y tiene que ver con Jesús. Él es considerado en la Biblia como judío de la Casa de David (Mateo 1:6; Lucas 3:32). Pero en el propio Mateo (4:15), se lee "Galilea de los gentiles**)").
Jesús hablaba aramaico (fuera del griego y del hebraico), que era un dialecto hablado en Galilea. El hecho es que hay varias palabras extranjeras usadas por Jesús en la Biblia. Por ejemplo: Marcos 5:41 ("Talita, cumi"); 7:34 ("Efata"); 14:36 ("Abba"), etc.
En realidad, los judíos reconocían fácilmente los galileos, pues ellos no podían pronunciar correctamente los sonidos guturales semíticos. Pedro, también era galileo y a quien le dijeron (Mateo: 26-73); cuando negó la tercera vez a Jesús: "verdaderamente tú eres uno de ellos, porque aún tu manera de hablar te descubre".
Veamos ahora comentarios rápidos sobre lo que nos dicen los manuscritos del Mar Muerto, de origen esenio y encontrados (los siete primeros rollos en 1947), por dos pastores beduinos, Juma y Mohamed, en la región de Qumrán (local situado a 12 km. de Jericó y 22 km. de Jerusalén.)
Estos documentos datan entre los años 250 A.C. y 66 D.C., estando entre ellos, los textos más antiguos que se dispone del Antiguo Testamento, de ahí su importancia singular.
Según el traductor de estos manuscritos para el español, García Martínez (14), hay un Proyecto entre la Google y la Autoridad de Antigüedades de Israel que tiene como objetivo digitalizar los 3000 documentos, divididos en muchísimos miles de fragmentos, los que estarán disponibles sólo en 2018..
Entre los manuscritos, se encuentran algunos libros del Antiguo Testamento, estudios sobre el mismo, desde un punto de vista esenio, manuales esenios, entre los que se destaca el "Documento de Damasco", así como textos considerados posteriormente como apócrifos, tales como el Libro de Enoch, el Testamento de los Doce Patriarcas, etc.
Lo más importante de estos Manuscritos es:
a) Comprobar la existencia de una comunidad diferenciada, la de los esenios que vivían en la Palestina en el tiempo de Jesús y que son ignorados por la Biblia.
b) Hay un hilo evidente entre las enseñanzas de Jesús, como la narran los Apóstoles y los manuscritos esenios. Algunas semejanzas se brindan a continuación:
– La existencia de la Nueva Alianza, a través de la venida del "Hijo del Hombre" (Ver Mateo 19:28: "De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se sienta en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido, también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel")
– El sacerdocio de Melquisedec y su relación con el Mesías (Ver Hebreos 7-3).
– La cena sagrada de pan y vino.
– Condena el amor al dinero (Ver Timoteo I, 6:10) "Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron traspasados de muchos dolores".
– Humildad (Ver Mateo 5:3 – 4, 40).
– Rechazo a la venganza (Ver Romanos 12: 17,21) "No paguéis el mal con el mal, procurad lo bueno delante de los hombres": "No seas vencido por lo malo, sino vence el mal con el bien".
– Condena a las interpretaciones interesadas de la Palabra de Dios, que no debe ser sustituida por conveniencias humanas (Ver Mateo 15:3-9).
– Denuncia de la hipocresía de los fariseos y saduceos (Ver Mateo 16: 1-4; 23: 13-36).
– Creían en la resurrección (reencarnación).
– En el manuscrito 4 Q 521 se lee: "El Señor curará a los malheridos y a los muertos los hará vivir, anunciará buenas noticias a los humildes, calmará a los indigentes, conducirá a los expulsados y a los hambrientos los enriquecerá (Comparar con Lucas 4: 17-22 y Mateo 11:2-6).
Muy bien, hemos mostrado que los documentos esenios auténticos nos muestran una relación profunda con las enseñanzas de Jesús El Cristo (o sea con la Religión Crística). Y eso ¿en qué modifica las interpretaciones ortodoxas hecha por la Iglesia Cristiana, bastantes años después de la crucifixión de aquel?
La idea central es que Jesús era esenio, criado en una familia esenia, que vivía en la Galilea (región poblada por "gentiles" o no-judíos) y cuyo abuelo materno, Joaquín, era el Sumo Sacerdote de la Comunidad Esenia en aquella época.
En Bonilla (1) se explica este asunto con detalle suficiente. Sin embargo no se incluyen allí referencias a los Manuscritos de Qumrán, que ahora verifican para las personas en general, lo que antes era reservado a los discípulos de la Gran Fraternidad Blanca. .
Antes de todo, es necesario comprender que los Evangelios, aún en su extraordinaria grandeza, son insuficientes, para explicar muchos detalles de la vida del Maestro. Por ejemplo: su madre, María, aparece de repente en el relato como caída del cielo; entre otras cosas, nada se dice sobre algo tan importante como es saber quienes fueron sus padres. Otro caso: los Reyes Magos también aparecen de pronto en escena, adoran al niño después de cabalgar innúmeras leguas por el desierto y desaparecen sin dejar rastro. La infancia, la adolescencia y la juventud de Jesús están completamente ignoradas en la Biblia, a excepción del pasaje en que la sabiduría de éste, con 12 años, asombra a los altos sacerdotes (Lucas 2: 41-52).
Un asunto de vital importancia es el siguiente: el hecho de que estas informaciones no figuren en los Evangelios, no significa que ellas no existan, debidamente registradas. Para comprender esto, utilicemos apenas el sentido común: si a lo largo de la historia humana han surgido una serie de Avatares, ligados a través de una cofradía mística y sagrada, la Gran Fraternidad Blanca, es absolutamente lógico pensar que ésta – dirigida por Seres de altísimo nivel espiritual – tendría capacidad para organizar archivos y registros relativos a la vida de sus principales representantes.
Por lo tanto, es obvio reconocer la existencia de documentos verdaderos que hagan referencia a la vida de Jesús. Es claro que existe el problema de la autenticidad. Precisamos discriminar pues las autoridades competentes para hablar de estos asuntos.
Es obvio que tales documentos no están expuestos a curiosos; ellos fueron conservados en criptas, grutas y escondrijos secretos a través de los siglos por miembros de la Gran Fraternidad Blanca. Sólo los Altos Iniciados de ésta tienen acceso a este material, Uno de ellos, H. Spencer Lewis (13), (Imperator de la Orden Rosacruz, una de las ramas de aquella) nos informa, por ejemplo, que María era hija de Joaquín y Ana, siendo que Joaquín era el sumo sacerdote del templo de Helios, cerca de Jerusalén. Este no era un templo judaico y sí esenio, ligado a la Fraternidad. Fue en el seno de esta comunidad que creció María; también José era esenio.
Es interesante relatar aquí lo documentado en aquellos registros en relación a la elección de José como esposo de María: el sumo sacerdote Joaquín recibió un mensaje divino de convocar a todos los viudos de la fraternidad esenia para escoger aquel que debía proteger a María. Convocados en número de 144, el último a recibir el bastón sagrado fue José; al levantar cada uno su bastón como forma de saludar al sumo sacerdote nada aconteció. Sin embargo, cuando le tocó el turno a José, surgió del mismo una paloma blanca (el Espíritu Santo) que se posó sobre su cabeza.
En relación con los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, eran tres altos Iniciados de la Gran Fraternidad Blanca, que naturalmente no viajaron centenas o hasta millares de kilómetros por el desierto abrasador, a lomo de camello, sólo para adorar el Niño recién nacido y después, abandonarlo a su suerte. Esto es absurdo. Lo cierto es que ellos estuvieron siempre atentos y vigilantes a su desarrollo, siendo sus instructores. En especial, parece que Melchor – también conocido como El Morya o Moria–El, fue su iniciador, antes del bautismo en el Jordán, hecho por Juan Bautista.
En relación con la juventud de Jesús, sus instructores prepararon un "plan de estudios" que enfatizaba el conocimiento de las principales religiones existentes, lo que implicó en viajes a regiones distantes, comenzando con la India. Allí también hizo valioso aprendizaje de los métodos terapéuticos hindúes, con el mayor conocedor de los mismos en aquellas regiones, Udraka. Durante su permanencia en la India recibió la noticia de la muerte de José e inclusive una carta de Jesús, consolando a su madre es mantenida en los registros.
De la India pasó al Tíbet y de aquí volvió al Occidente, comenzando por Persia, después Asiria y luego Caldea. De ahí pasó para Grecia, donde conoció a Apolonio de Tiana. Finalmente pasó por Alejandría hasta ser instalado en Heliópolis, donde completó su instrucción, antes de aparecer en el Jordán y ser bautizado por Juan.
Esta larga explicación es hecha para alertar a los lectores que la vida de Jesús no puede ser comprendida apenas con los escasos datos existentes en los Evangelios; estos en verdad refuerzan la idea generalizada de que el advenimiento del Maestro Jesús es un acontecimiento absolutamente impar sin ningún punto de referencia en el pasado.
Toda la argumentación presentada – que no es nuestra y sí procedente del misticismo auténtico y confirmado por los Manuscritos del Mar Muerto – muestra lo contrario: la encarnación del Cristo es un hecho que debió ser larga y prolijamente preparada por Altos Iniciados o Avatares que en cierta forma fueron sus predecesores. Por lo tanto, la llegada del Mesías no era apenas una profecía de videntes; era conocimiento de individuos con elevado desarrollo espiritual.
Ahora, entrando de lleno en otro asunto fascinante: la doble personalidad de Jesús y de Cristo, podemos resumir las cosas de este modo: Jesús era el hombre más desarrollado, más evolucionado en términos místicos que existía en aquella oportunidad en este planeta, y el tiempo era llegado; la era de Piscis mostraba su aurora sobre la Humanidad. El Principio Cósmico del Amor, el Cristo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Hijo, precisaba encarnar sobre la Tierra, después de paciente espera para que la Humanidad estuviera en condiciones de recibirlo, incluyendo un cuerpo físico capaz de resistir las altísimas frecuencias vibratorias de Aquel.
Jesús ya había sido iniciado y ungido en el templo por los hombres (la fraternidad esenia), inclusive le fue otorgado el título de Cristo. Pero esto si bien necesario, era sólo preparación, pues la Verdadera Iniciación no es humana y sí divina. Es en este momento que saltamos a los Evangelios, por ejemplo el de Mateo. Allí se dice: "Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos fueron abiertos, y vio el Espíritu de Dios que descendía como paloma y venía sobre él. Y hubo una voz en los cielos que decía: "Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia" (Mateo 3:16-17).
A pesar del lenguaje bíblico ser en general bastante velado, en este caso es casi explícito, ya que la expresión "el Espíritu de Dios" es apenas más impresionante que decir "Principio Cósmico". De cualquier forma, el maestro humano Jesús pasó a incorporar en ese momento aquella Chispa Sagrada y se transformó en el Cristo, el Maestro Divino, pronto para cumplir su Misión en la Tierra.
Durante tres años, este ser extraordinario, Jesús el Cristo, divulga sus enseñanzas impregnadas de sublimes mensajes de Amor. En ocasión de la crucifixión, aquel Principio Cósmico, el Cristo es liberado, ya que su Misión ha terminado. No podemos ser más explícitos ni extensos en este punto, porque en verdad en los registros de la Fraternidad, la "muerte" de Cristo aparece contada en forma totalmente diferente a la aceptada generalmente.
De modo que en el momento, apenas nos referiremos a los versículos bíblicos. En verdad, uno de ellos es suficiente: "Más Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu". En primer lugar es muy extraño que un moribundo tenga energías y capacidad pulmonar para dar un gran grito. En segundo, la palabra "Espíritu". Si leemos los Evangelios, por ejemplo ella aparece en la forma de "Espíritu Santo" en relación a la concepción de María (Mateo 1:18); como "Espíritu de Dios" en el bautismo de Jesús (Mateo 3:16); como "Espíritu" que llevó a Jesús al desierto a ser tentado por el diablo (Mateo 4:1).
Es obvio que en ese contexto, "Espíritu" no es equivalente e fuerza vital o vida. "Entregar el espíritu" y sobre todo después de dar un grito potente, significa devolver al Espacio Infinito, el Principio Cósmico que estaba alojado en aquel cuerpo.
En realidad, este asunto no es muy importante para los objetivos de este texto. En efecto, la verdadera naturaleza de Jesús, del Cristo y de Jesús el Cristo, no es un tema cuyo conocimiento cabal influya en gran forma en nuestra evolución, por lo menos en las fases que estamos recorriendo, pues se trate de uno, dos o tres Seres, lo importante es lo que simbolizan: el Amor. Y este sí es nuestro gran objetivo.
Por lo tanto, no se preocupe mayormente si los conocimientos emanados de la Sabiduría Eterna o de la Religión Cósmica son chocantes o antagonizan con aquellas ideas que la mayoría de las personas aceptan, simplemente porque algún sacerdote las expresó como verdaderas. Con todo, vale la pena meditar sobre este punto.
En (Bonilla, 1), fue introducido el concepto de la Religión Cósmica ("el mensaje olvidado de Einstein"). Como explicado en esa oportunidad, aquella expresión resume el conocimiento espiritual que a través de los milenios nos han ofrecido los mensajeros Divinos, también conocidos como Avatares.
Y estos mensajeros, los mayores, son pocos: Melquisedec, Rama, Krishna, Zoroastro, Buda, Orfeo, Hermes, Jesús… Ellos no vinieron a imponer una doctrina o religión a los pueblos y sí a presentar, según las características, experiencias e idiosincrasias de las naciones, las Verdades Superiores.
Si eso fuera cierto, tendríamos que disponer de comprobación de este parentesco espiritual. Y no hay duda de que este parentesco existe. Apenas algunos ejemplos.
- El "nacimiento virginal" no es propiedad del cristianismo. En la India, Krishna habría nacido de una virgen llamada Devaki, así como Buda de otra, llamada Maia. En la China, Lao-Tse es conocido como nacido de una virgen negra. En Grecia, Platón era considerado como un Hijo de Dios, cuya madre se llamaba Perictione, casada con Aris, un antecesor de San José. Hasta en la América India, Quetzalcoatl era reverenciado como Salvador del mundo, hijo de una virgen purísima.
Tampoco lo es la Navidad, pues hay registros que en la China, la India, en Persia, en Egipto, en Grecia y aún en culturas menos desarrolladas como los germánicos y los escandinavos, así como en Gran Bretaña y en México, se celebraban a cada 25 de diciembre, fiestas en honor del "Nacimiento del Dios Sol" y el "Parto de la Virgen Celestial". Por más detalles ver Bonilla (2).
Lo expuesto, suficientemente documentado, no significa desprecio por los contenidos bíblicos (que serán analizados en los Capítulos III, IV, V, VI, VII y VIII de este texto) y sí que los grandiosos acontecimientos narrados en aquel libro sagrado, no se limitaban a un pueblo elegido (¿o auto-elegido?). Ellos eran, son y serán patrimonio de toda la Humanidad, junto con otros libros sagrados, oriundos de la India, de la Persia, del Egipto y otros países.
Esta concepción nos acerca más, mucho más, a una comprensión amplia de los Mundos Superiores, dejando claro que existe un fundamento básico, de origen divino, que fue comunicado gradualmente a los diferentes pueblos. Lamentablemente, el ser humano, en general, por incomprensión, ignorancia e interés propio, deformó los excelsos mensajes recibidos.
Obviamente si Dios es Único, su Sabiduría es Única (la Religión Cósmica) y "el camino" es uno solo, independiente de las apariencias con las que se le quiere adornar. La historia humana muestra una infinidad de religiones conflictivas entre ellas y dentro de ellas (recordar la Inquisición, la Noche de San Bartolomé, etc.)
Pero el espíritu humano en el albor del Tercer Milenio, comienza a arrancar las máscaras que lo oprimían y empieza a deslumbrarse por una nueva y fascinante visión, que nos lleva a la comprensión absoluta de que la gigantesca figura de Jesús El Cristo, no es un meteoro deslumbrante, que apareció de repente en las tierras de Palestina, y sí el Ser más evolucionado que pisó este planeta, después que su llegada fue cuidadosamente preparada por los Avatares anteriores. Es por eso que escribimos este libro.
Por este motivo, para simplificar el texto, en lugar de Religión Cósmica (que viene del fondo de la historia humana), hablaremos de Religión Crística que es la coronación de aquella con el nuevo concepto del Amor, que en lenguaje más moderno (holístico) es llamado de principio integrativo (ver Bonilla, 2).
Alice Bailey (15) en su libro "O Reaparecimiento do Cristo" es sumamente crítica con las organizaciones religiosas autodenominadas de cristianas: "La presentación de la Verdad Divina, tal como fue enseñada por las Iglesias en Occidente y por los instructores en Oriente no se mantuvo a la altura del desarrollo intelectual del espíritu humano. El ser humano se apartó de la simplicidad del pensamiento y de la vida espiritual de los cristianos primitivos". Esto es explicado con bastante detalle en Bonilla (4).
En efecto, el maquillaje al que fueron sometidas las enseñanzas del Maestro Jesús El Cristo, es asustador. La flor vibrante que llevó a los cristianos a morir en la boca de leones hambrientos, a las crucifixiones y más tarde a la hoguera (Inquisición), está hoy marchita. La gente va a las iglesias a hacer sociabilidad o a pedir beneficios divinos, pero poco palpita en el seno de ella, el sentimiento espiritual auténtico, aquel que se perdió sin saber bien donde, en los oscuros callejones de los siglos.
Orar no es repetir automáticamente palabras que pueden tener sentido realmente, más que en un corazón indiferente no significan nada. Es preciso comprender el fondo de este asunto, y él es sorprendentemente simple: Ni Dios, ni Cristo, ni nadie nos va a "salvar". La única "salvación" viene de dentro, de nuestro Cristo Interno, el Paracleto que Él nos dejó. Esto está clarísimo en Juan 14: 16,26: "El Padre os dará otro Consolador, para que esté con vosotros siempre"… "Él les enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho".
O sea, debemos reconocer al Cristo Interno que vive dentro del corazón humano, a quien precisamos invocar, no para que nos "salve", haciendo aquello que nosotros, por pereza o indiferencia no queremos hacer, y sí para que nos ayude a ser cada vez mejores, cada vez más integrados (dentro de la biodiversidad de cada uno), para que podamos ser auxiliares del Creador.
Agrega Bailey (15): "La Humanidad experimenta necesidades angustiantes que deben ser satisfechos. Solamente grandes y fundamentales principios de Vida, que abarquen el pasado y el presente, y sean capaces de proveer un programa constructivo para el futuro, podrán satisfacer las ardientes innovaciones humanas".
Es necesario, pues, que se difunda la Luz a raudales, que se quiebren los dogmatismos, los fundamentalismos, la arrogancia de los que dicen ser los propietarios de la Verdad. Para esto se necesita de algo especial: un impulso cósmico, capaz de elevar nuestras frecuencias vibratorias a un nivel suficientemente alto como para iniciar la construcción de La Gran Utopía (Ver Bonilla, 3).
Ese impulso cósmico es discutido en el Capítulo IX de este texto y será comparable apenas al que ocurrió hace casi 2000 años, cuando la Paloma Blanca del Espíritu Santo derramó Energía Divina de tal magnitud que hizo encarnar un Principio Cósmico en el cuerpo del hombre más evolucionado del planeta, Jesús.
El Principio Cósmico ya vino y nos dejó el Consolador (el Paracleto). Sólo que él es bastante ignorado por el corazón humano, pues el hombre está todavía centrado en agotar sus experiencias con la materia física. Sin embargo, ese impulso cósmico (que parece estar muy cercano) hará coronar el hoy ignorado Paracleto, como nuestro Ser Divino. Este es el gran paso que espera a la Humanidad y que no exige ninguna elaborada explicación teológica.
El impulso cósmico (ver Monografía 4), emergerá en el momento cierto, cuando los seres humanos más evolucionados cierren el correspondiente circuito electrónico (y sustentados por el Creador; por el Supremo Instructor de los Ángeles y de los Hombres, Jesús el Cristo; por los Reinos Arcangélicos y por la venerable cofradía de los Maestros Cósmicos), hermanados en las Enseñanzas Crísticas, sean capaces de abrir el espacio necesario para el inicio de una nueva Edad de Oro.
Lo que acabamos de decir no son especulaciones aéreas ni sueños de una noche de verano. Es la Sabiduría que desde el fondo de la Historia nos recuerda nuestro origen divino. Una vez más, aquí, debemos citar al Maestro: "Vosotros sois dioses" (Juan 10:34). ¿O seremos apenas "pecadores", condenados de antemano por el "pecado original?
1). BONILLA J.A. La Religión Cósmica – El Mensaje olvidado de Einstein. (Texto disponible on line. 2011, 153 p.)
(2). EINSTEIN A. Como vejo o mundo. Rio de Janeiro: Nova Fronteira. 1981, 213 p.
(3). BONILLA J.A. El Cambio de Verdad: La Gran Utopia se transforma en Realidad. Montevideo: Nordan. 2006, 254 p.
(4). SCHURÉ E. Los Grandes Iniciados. México: Editores Mexicanos Unidos. 1982, 644 p.
(5). CHALLAYE F. As Grandes Religiões. San Pablo. Ibrasa (sin fecha) 287 p.
(6). MASPERO M. Histoire ancienne des peuples de l"Orient. Paris: Hachette,1892.
(7). SAVITRI DEVI. Filho do Sol.. Rio de Janeiro, Renes. 1981, 307 p.
(8). SODERBLÖM N. Manual d"Histoire des Religions. Paris: Leroux. 1925, 294 p.
(9). BONILLA J.A. La Revolución que Falta: la Revolución Integral de las Conciencias. Montevideo: Nordan. 2007, 274 p.
(10). RENAN E. Historia du peuple de Israel. Paris: Hachette.1860.
(11). CLEMEN M. Las Réligions du Monde. Paris: Payet. 1930, 250 p.
(12). TUCK J. El Quetzalcoatl Trinidad. (www.mexconnet.com.articles) Accesado en 14.01.11 (5 páginas)
(13). LEWIS H.S. La Vida Mística de Jesús. Rio de Janeiro: Renes. 1979, 253 p.
(14). GARCIA MARTÍNEZ F. Textos de Qumrán. Madrid: Trolta. 2009, 295 p.
(15). BAILEY A. O Reaparecimento do Cristo. San Pablo: Pensamento (sin fecha), 173 p.
Autor:
Prof. José Antonio Bonilla Castillo
(Universidad de la República, Uruguay; Universidad Nacional de Tucumán, República Argentina, Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil) ?????
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