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La educación del niño de edad preescolar en la sociedad cubana (página 2)


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Como se puede apreciar, los fundadores del marxismo ofrecieron grandes aportes para la interpretación científica de las relaciones entre los hombres y del hombre en sus principales contextos por lo que sus teorías en la actualidad poseen una absoluta vigencia para sustentar las aspiraciones que en cuanto a la educación familiar y comunitaria tiene nuestra sociedad. La concepción materialista- dialéctica expuesta acerca del condicionamiento histórico social de las relaciones entre los hombres y de su actividad en dicho sistema de relaciones, de la manifestación de los rasgos contextuales en las particularidades individuales y su importancia en la formación y desarrollo del individuo, así como de la significación de la subjetividad en toda la vida social constituyen fundamentaciones de gran valor para la interpretación de la educación familiar a la luz de una educación contextual institucional dirigida al desarrollo infantil.

En el sistema de educación cubano el primer eslabón lo constituye la Educación Preescolar que abarca a los niños y niñas de cero a seis años, es decir, desde su nacimiento hasta su ingreso a la escuela primaria. Este proceso es organizado en dos formas diferentes de aplicación en la práctica: por vía institucional y por vía no institucional con el fin de alcanzar el óptimo desarrollo en los niños y niñas de estas edades, lo que significa lograr el máximo desarrollo integral posible en cada uno. Las dos vías señaladas se concretizan de la siguiente forma:

  • La vía institucional, que se realiza en los Círculos Infantiles y en las aulas de preescolar para niños y niñas de cinco a seis años en las escuelas primarias.

  • La vía no institucional, mediante el Programa Educa a tu Hijo, el que esta dirigido a lograr el desarrollo integral de los niños y niñas que no asisten a instituciones infantiles, desde antes del nacimiento hasta su ingreso a la escuela, tiene un carácter comunitario y eminentemente intersectorial y toma como núcleo básico a la familia la que orientada, es la que realizan las acciones educativas con sus hijos desde las primeras edades en el hogar.

Existen múltiples teorías educativas y es válido decir que en última instancia, cada una responde a una concepción de la relación entre la educación y el desarrollo. Para unos, la educación debe esperar a que el desarrollo ocurra; para otros, es un proceso donde ambos ocurren simultáneamente; otros entienden que la educación antecede y guía al desarrollo. (Díaz Izaguirre, 2008)

La teoría pedagógica cubana actual, parte de un enfoque histórico cultural, sobre la base de las ideas de S L Vigotski, teniendo como premisa el carácter rector de la educación en su relación con el desarrollo. Partir de un enfoque histórico cultural es fundamentalmente, adoptar una posición humanística y optimista.

Sobre la educación del niño, L. S Vigotski apuntó que el proceso de crecimiento y diferenciación de las células nerviosas implica nuevos y sucesivos cambios funcionales, que determinen el surgimiento de nuevas facultades y cualidades psíquicas y señaló que al ejercer la educación su influencia sobre estructuras que están en franca formación y maduración, permite actuar directamente sobre los procesos y facultades que dependen de estas estructuras y, como consecuencia, accionan sobre el propio desarrollo humano.

Un concepto importante a ser considerado en la educación es la socialización. En la trama de relaciones y vínculos, interacciones e interrelaciones en que se mueve el hombre, que es un ser social desde que nace, se destaca la importancia de la educación como núcleo del proceso socializador, entendida como las acciones de preparación del individuo para la vida en los distintos ámbitos en que se desenvuelve y desarrolla.

Los estudios sobre el comportamiento del sujeto en el medio social, y relativos a la socialización del individuo, fueron iniciados por G. Tarde, E. Durkheim, J. Piaget y H. Wallon, entre otros. La permanente búsqueda de explicaciones acerca de cuándo se producen los intercambios del individuo con la sociedad sentó bases importantes para contar hoy en día con conocimientos sistematizados sobre el problema de la socialización. (AMEI, 2008)

Se considera que la referencia a planteamientos expresados por Vigotsky sobre los trabajos iniciales del Piaget permite ganar en claridad en este análisis. El autor señala que los distintos aspectos de la actividad psíquica no pueden ser entendidos como hechos dados de una vez y para siempre, sino como producto de una evolución filo y ontogenética, entrelazándose con el desarrollo histórico cultural del hombre.

Para Vigotsky, el instrumento cultural se integra en la psique del sujeto, es parte fundamental de esta: todas las funciones psíquicas superiores son relaciones de orden social interiorizadas, base de la estructura social de la personalidad. La cuestión es que la socialización, su valor, radica no solo en hacer del individuo un ser social, sino cómo, mediante la interacción social, se forma el individuo; es decir, cómo se conforma la psique.

La educación, como fenómeno social históricamente desarrollado, como núcleo del proceso socializador, ejerce una influencia decisiva en la formación del hombre a lo largo de toda su vida, y debe prepararlo tanto para el logro de una incorporación personal y social activa, como para el disfrute y plenitud que se derivan de ella.

Es importante destacar el nexo que se establece, por un lado, entre la educación y los objetivos sociales a que debe dar respuesta, y, por otro, la contribución que debe brindar al desarrollo individual, como dos polos de una cuerda en tensión que representan los puntos de llegada y de partida respectivamente en el trabajo educacional. En este nexo es donde más se aprecia la relación socialización-educación, ya que, mientras la primera se produce espontáneamente, la educación impregna una dirección hacia los objetivos sociales a tales procesos, puesto que no solo se da en la escuela, sino también en otros ámbitos: la familia, la comunidad, la sociedad.

Al respecto Jurado Jurado (2002) expresa que la educación en la actualidad se ha reconfigurado, convirtiéndose en una práctica cultural que compromete todos los lugares y edades de las personas, y que ya no sólo es potestad exclusiva de la escuela. Desde esta perspectiva la educación infantil ya no es concebida como una antesala de la escuela (educación pre-escolar), sino como un proceso específico y propio de la edad infantil (educación inicial), que debe ser abordado desde enfoques integrales y de Desarrollo Humano logrando cierta independencia del clásico sistema escolar.

En el criterio de este autor como resultado de la globalización, la educación, que antaño era monopolio exclusivo de la escuela, se ha convertido en una práctica cultural que impregna todos los procesos y espacios sociales de la sociedad contemporánea. La escuela ha sido desbordada y la educación ya no tiene como escenarios exclusivos la familia y la escuela, por el contrario, se encuentra dispersa y ubicua en los procesos de socialización y desarrollo que logran ser bastante complejos y cambiantes en la actualidad. Por tanto, es perceptible que el problema de la educación cobra gran importancia, pues los nuevos paradigmas culturales tornan central el problema de la formación humana. (Jurado Jurado, 2002)

El Círculo infantil como institución educativa

La indiscutible importancia de las edades comprendidas entre 0 y 6 años para todo el desarrollo integral de la infancia hace que en las políticas educativas de los diferentes países se haya entrado seriamente a valorar cómo y por qué vías sería posible estimular el desarrollo general infantil: emocional, intelectual, físico, motriz, social.

En este sentido, la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea de las Naciones Unidas en noviembre de 1989 y ratificada por 191 países, declara como 7mo principio que "El niño tiene derecho a recibir educación, que sea gratuita y obligatoria, por lo menos en las etapas elementales. Se dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a ser un miembro útil de la sociedad"

El centro de Educación Infantil, tal y como hoy se concibe, ha de ser la piedra angular donde se produzca la educación del niño y la niña en las primeras edades, a la vez que sirva de referente para la formación de los padres en las propias tareas educativas. (AMEI, 2008)

Al respecto Martínez Mendoza (2008) plantea "El centro infantil, por su propia esencia, ha de ser un lugar en el cual los niños y niñas encuentren las condiciones para una estancia feliz y un sano desarrollo de su personalidad. Esto sucede así cuando en el centro se realiza un trabajo educativo técnicamente bien dirigido, y en el cual sus necesidades básicas de afecto, estimulación y socialización son plenamente satisfechas."

El sistema cubano de educación preescolar se sustenta en bases integrales que posibilita a los menores, más eficiencia y calidad de vida en su instrucción. Ejecutivos de la organización mundial de educación preescolar significaron que en Cuba los niños de cero a seis años cuentan con un proceso educativo de primer orden.

El círculo infantil es la vía institucional de la Educación Preescolar responsabilizada con lograr el máximo desarrollo posible de los niños y niñas comprendidos en las edades de cero a seis años matriculados en dichas instituciones (Silverio, 2002).

Como centro cultural y metodológico más importante de la comunidad en la Educación Preescolar, posee la misión de promover condiciones educativas favorables para el pleno desarrollo infantil, así como de su contexto familiar y comunitario y a la vez, ejercer una labor sistemática de orientación pedagógica y metodológica en las aulas de preescolar de las escuelas primarias y hacia el Programa "Educa a tu hijo" como vía no institucional para la atención integral a las niños y niños de estas edades.

El programa de educación preescolar consta de orientaciones metodológicas para su materialización en la práctica pedagógica, y que constituyen sugerencias a seguir por los educadores en su aplicación. El programa se plantea como principio fundamental el situar al niño como eje central de todo el proceso educativo para que encuentre por sí mismo las relaciones esenciales, sobre la base de los elementos que el educador organiza de manera propicia, a su vez que enfoca la educación preescolar en contacto directo con el medio circundante, la coeducación desde las más tempranas edades y la interrelación estrecha entre la educación familiar y la social. (OEI, 2008)

La igualdad de derechos y oportunidades para todos los grupos sociales, sin distinción de edad, sexo, color de la piel, de las características socio-clasistas y territoriales; permite acometer la educación como una tarea de todos, o sea del Estado y de la población, a través de las organizaciones e instituciones.

El círculo infantil posee todas las condiciones técnicas, humanas, materiales, para satisfacer una estancia plena y feliz del niño(a) y un proceso de educación dirigido a su desarrollo cualitativamente superior, apoyado por los familiares.

La familia del preescolar y su influencia en el desarrollo del niño o niña

La familia es el grupo humano primario más importante en la vida del individuo, la institución más estable de la historia de la humanidad. El hombre vive en una familia, aquella en la que nace, y, posteriormente, la que él mismo crea. Es innegable que cada persona, al unirse como pareja, aporta a la familia recién creada su manera de pensar, sus valores y actitudes; trasmite luego a sus hijos los modos de actuar con los objetos, las formas de relación con las personas, las normas de comportamiento social, que reflejan mucho de lo que cada uno de ellos, en su temprana niñez y durante toda la vida, aprendió en sus respectivas familias, para así crear un ciclo que vuelve a repetirse. (AMEI, 2008)

Históricamente, la familia ha devenido como una institución social que en estructura, funciones e integración social, regula determinadas necesidades y motivaciones sociales y personales. Las formas típicas de interrelación y funcionamiento familiar han ido evolucionando en dependencia de las formaciones económico- sociales y de las relaciones de clases imperantes en una sociedad concreta.

Muy valiosos fueron los aportes de Marx y Engels sobre la familia como relación social; en esta concepción exponen el doble carácter de dichas relaciones: una primordialmente biológica y otra, en esencia, social constitutiva de las relaciones de cooperación entre los miembros y de cuidado y educación de los hijos, o sea, de educación social

Muchas de las posiciones del marxismo, como filosofía orientadora del proceso educativo en nuestro país, aparecen reflejadas en trabajos de Patricia Ares al abordar el desarrollo familiar a un macro nivel y a un micro nivel. Dicha autora considera en un nivel macro la evolución de la familia en un contexto histórico amplio, es decir, en calidad de institución social en la cual se reflejan las particularidades propias de una sociedad, en una etapa histórica concreta del desarrollo; y en un segundo nivel, micro, considera a la familia como grupo social que está determinado por un tipo específico de relaciones familiares, conformadas precisamente en el marco de un sistema social dado y con un determinado funcionamiento en correspondencia con sus propias regularidades internas. Estos postulados favorecen la fundamentación de la implicación de la familia en el contexto y la significación del contexto en las particularidades familiares y del desarrollo infantil.

Desde la antigüedad los pedagogos han destacado el papel de la familia en la educación de sus hijos. J. A. Comenius (1592-1670) planteó la importancia de la educación desde los primeros años de vida, destacando el valor de la educación, el rol de los padres y la necesidad de orientarlos para enfrentar la tarea de la educación de los hijos. Destaca en su periodización del desarrollo el valor extraordinario que tiene el papel de la familia y en particular de la madre en la etapa de 0-6 años. Su obra "La escuela materna" (1631) se recoge en la historia esta obra como el primer programa de educación preescolar a través de la familia, es decir, como vía no institucional o no formal.

Se destacan también pedagogos como J. E. Pestalozzi (1746-1827) que concedía tanta importancia a la familia y al vinculación hogar-escuela que las aulas que creó para niños de 4-5 años, las organizaba y estructuraba de forma semejante a la vida familiar.

Posteriormente, F. Froebel (1782-1852), creador de la primera institución preescolar propiamente dicha, refiere en su concepción sobre la edad preescolar que un salón de clases para estas edades debe ser como "una familia feliz" y enfatiza en el papel de los educadores (incluyendo los padres) en la atención a las particularidades individuales de los niños. Explica además, la significación que posee la educación de la familia como vía para mejorar la sociedad.

Otro aporte de Froebel a la educación familiar fue introducir en las familias los materiales didácticos que creó para satisfacer las necesidades de los padres y los hijos mediante vías que podrían ser consideradas de carácter comunitario; incluyendo en dichos materiales el lenguaje y los aspectos fundamentales para desarrollar el intelecto de los preescolares.

En los inicios del siglo XX redestacan los aportes de María Montessori (1880-1952) a la educación familiar preescolar. Aún cuando centra su atención en la educación preescolar institucional, considera que las guías elaboradas para tales fines debían también tener referencia para los padres y sugerencias a partir de las interpretaciones que realiza la educadora de lo observado en los niños y de esta forma potenciar en el hogar las fortalezas que poseían sus hijos.

En la actualidad, la investigación sobre la familia y su papel en la educación de los menores, se ha desarrollado considerablemente desde diversas disciplinas como la psicología, la sociología y la pedagogía. Muchos trabajos debaten el controvertido tema acerca de quién tiene la responsabilidad mayor, la institución educativa o la familia?

Es importante establecer que la familia es el primer educador de los hijos, es el modelo por excelencia, y la institución educativa refuerza esa educación con conocimientos, valores, etc., que tienen un carácter de mayor intencionalidad, y son expresados en un currículo que, al mismo tiempo, conduce a los Programas Educativos de Centro y no formal.

Si se asume que el núcleo del proceso socializador es la educación y se reconoce que la familia es la primera escuela del hombre, en la cual sin aulas, ni pizarras todo educa, pues forma sentimientos, actitudes, valores, de la que solo egresa el individuo cuando va a constituir la suya propia; se ha de estar de acuerdo en que es necesario incidir en los padres y los primeros maestros, con vistas al perfeccionamiento de su función educativa, de la acción socializadora que a esta célula básica de la sociedad le corresponde. (AMEI, 2008)

La familia, como modelo que trasmite valores sociales, es un modelo social, el cual depende mucho de la sociedad donde está establecida, de los valores sociales históricamente formados acerca del matrimonio, la maternidad, las funciones familiares, la educación de los hijos, etc. Pero trasmite también valores morales que son imitados, acerca de las normas y reglas de conducta, regidas por las llamadas pautas de crianza.

La función educativa de la familia ha tenido siempre un interés particular para aquellos que se ocupan de la educación y desarrollo de los niños, especialmente en los seis primeros años de la vida, en que su influencia es determinante. Arés (2008)[2], señala que el proceso educativo en la familia, de ser estimulado por la sociedad en sentido general, responde también a un sistema de regularidades propias para cada familia, determinado en gran medida por las normas morales, valores, tradiciones y criterios acerca de qué debe educarse en los niños.

Es imprescindible comprender que la función educativa de la familia no es algo dado por su simple existencia, sino que requiere de todo un proceso de formación en los padres, en sus familias de origen y en el medio social en el cual se desarrollaron, a lo que se une las posibles transformaciones acaecidas en el sistema de relaciones familiares y sociales, a partir del momento en que tienen una nueva descendencia que les obliga a asumir el papel de primeros educadores de los hijos que acaban de crear.

La personalidad infantil se estructura en la relación con los otros, y del predominio de lo positivo o lo negativo va a depender la consolidación de lo que habitualmente se denomina como madurez y equilibrio. De ahí que haya que plantear una reflexión sobre los distintos modelos de ambientes familiares y la influencia que estos pueden tener en los niños.

Se puede observar en el siguiente cuadro (Fig. 1) las consecuencias que ejercen sobre los pequeños los diferentes ambientes familiares, los cuales han sido extraídos de la experiencia clínica habitual:

Familias rígidas

Tienen por fin imponer a sus hijos sus ideas y opiniones. Existe en ellas una tendencia general a no querer tener en cuenta las particularidades de los otros. Las ventajas que presenta son las de proponer puntos de referencia muy precisos que pueden ayudar a la toma de conciencia del exterior. Pero cuando la rigidez se combina can una estrechez de miras y una restricción de intereses, conduce muy a menudo a los niños a actitudes de infantilismo o de abandono y, más tarde, a una pobreza de la personalidad.

Climas bohemios

La consecuencia de su anarquía es muy frecuente, y destaca una cierta forma de abandono de los hijos, que si bien no es un abandono efectivo, sin duda, implica una falta de presencia que provoca un abandono moral. A los niños les hace falta puntos de referencia en la vida y bases suficientes que puedan garantizarles un sentimiento de seguridad.

Padres ansiosos

Si su actitud va acompañada de perfeccionismo, como suele ocurrir a menudo, hacen que sobre los hijos graviten bastantes tensiones; este se siente espiado, estrechamente vigilado, cada uno de sus gestos hace nacer el temor. La ansiedad de los padres provoca la ansiedad de los hijos.

Padres infantiles

Se niegan a tomar conciencia de sí mismos en cuanto padres y retroceden ante toda toma de responsabilidades, son a menudo producto de padres posesivos. En estas circunstancias, les será muy difícil a los pequeños situarse con relación a las figuras de sus padres, corriendo el riesgo de no encontrar su propia identidad ni la de los demás. En algunas ocasiones se ha dado el caso de que los niños asumen demasiado pronto responsabilidades, en contraposición a sus padres, convirtiéndose en pequeños adultos.

Padres incoherentes

La incoherencia de los padres deja a los infantes desprovistos de defensas, presentando reacciones de desconcierto total, que se manifiestan muy a menudo en una agitación absolutamente improductiva.

Padres demasiado indulgentes

Proporcionan a los hijos todo lo que desean: el resultado de este tipo de reacción es en general catastrófico, ya que el niño o la niña no soportarán ningún tipo de frustración.

Padres excesivamente unidos

Es el caso de aquellas parejas en las que su vocación de pareja es mucho más fuerte que la de padres. Los niños se pueden sentir frustrados, prescribiéndose en ellos una nostalgia por un contacto más íntimo con los adultos, nostalgia que puede transformarse en agresividad contra ellos.

Padre dominante

Los hijos de este tipo de padre se muestran a menudo tímidos o inhibidos, incapaces de decidir por sí mismos, dificultando su madurez. O, por el contrario, puede dar lugar a niños rebeldes y autoritarios.

Madre dominante

Sucede cuando se da el caso de que la madre sea dominante y el padre infantil. Los hijos encontrarán sin duda dificultades para equilibrar su personalidad. Las hijas, al identificarse con la madre, tienen el peligro de hacerse dominantes; los hijos faltos de un modelo apropiado de identificación tendrán tendencia a la indecisión y augura cierta blandura.

Figura 1: Estilos de comportamiento familiar e influencia en los hijos.

Fuente: Enciclopedia on-line de AMEI

La relación familia institución

La Educación Infantil tiene la expectativa de que la familia constituye su agente educativo principal, y espera de ella apoyo, coordinación e intercambio comunicativo; es por eso, que, como parte de su quehacer pedagógico, organiza a los padres, los educa, los capacita mediante numerosas vías. Al mismo tiempo, los padres mantienen una expectativa del centro de Educación Infantil, o de la vía no formal en caso de no asistir a un centro, que ayude a desarrollar a sus hijos, que los socialicen, que los encaminen intelectualmente. En este doble sistema de expectativas entre la familia y la Educación Infantil, los niños son los vínculos que unen ambos agentes educativos, y sobre la base de su formación y educación, se concibe todo el sistema mutuo de interrelaciones. (AMEI, 2008)

En la medida en que la institución se vincule a la familia, irá tendiendo un puente que posibilitará la vinculación de los padres a las actividades que ella convoque. El trabajo con la familia favorece la relación educador-educando mediante el conocimiento de la composición familiar, formas de crianza, valores, costumbres, normas, sentimientos, estrategias de solución de problemas del entorno familiar.

Al respecto, González Rey (1991) expresa "Le corresponde a la escuela la continuación y el complemento primeramente de la educación recibida por el niño en el medio familiar y en muchas cosas debe compensar déficit importantes en la educación familiar"

Por su parte, M. V. Peralta (1998), refiriéndose propiamente a la educación preescolar institucionalizada enuncia que "el kindergarten no sólo tiene la tarea de apoyar o complementar la educación de la casa, sino influir en lo que sea necesario indirectamente en las familias, ¡aún directamente con mucho tino!"

La vinculación familia- institución presupone una doble proyección: la institución, proyectándose hacia la familia para conocer sus posibilidades, necesidades, condiciones reales de vida y orientar a los padres para lograr en el hogar la continuidad de las tareas educativas: la familia, ofreciendo a la institución información, apoyo y sus posibilidades como potencial educativo. Sobre esto opina López Hurtado (2001) que debe lograrse la coherencia en la dirección de estas dos influencias, de forma tal que se conjuguen armónicamente y una refuerce a la otra.

Un criterio similar es declarado por Núñez Aragón (1999) al explicar que las familias están indisolublemente ligadas a los centros educacionales en la consecución de su objetivo principal: educar a los hijos y que a pesar de que ambas instituciones poseen sus especificidades en cuanto a los objetivos, métodos, procedimientos educativos, contenidos, etc., estos deben realizar una labor educativa coherente de una manera que constituyen (familia y educadores) similares ejemplos y patrones de conducta a imitar por los pequeños en el proceso de su formación.

Dentro de las expectativas de los padres con relación a los centros de Educación Infantil es que ofrezcan a sus hijos una educación esmerada, que los ayude a seguir creciendo en la espiral de la vida, con afecto, cuidados y atención. Por otra parte, muchos padres esperan que los educadores de sus hijos, especialistas en el difícil arte de educar, les ofrezcan orientaciones y métodos concretos sobre cómo educarlos de la mejor forma; también los elementos necesarios para conocer los requerimientos psicopedagógicos de cada nuevo nivel escolar sobre las regularidades y características de la etapa del desarrollo en que se encuentran sus pequeños.

Es evidente que han de ser los centros de Educación Infantil el punto de confluencia de padres, hijos y maestros, por ello se afirma que educar es cosa de tres. El objetivo común de la familia y de la institución educativa es, de manera indiscutible, conseguir la formación integral y armónica de los niños. Ambas vías de actuación han de incidir en una misma dirección para garantizar la estabilidad y el equilibrio, factores indispensables para su adecuado desarrollo.

Es reconocido como principio pedagógico el carácter activador que corresponde al centro en sus relaciones con la familia, para influir en el proceso educativo intrafamiliar y lograr la convergencia de las acciones sobre el educando. No obstante, se debe tener en cuenta que la familia cumplirá su función formativa en la medida en que las condiciones de vida creadas por la sociedad, las relaciones sociales instauradas y el desarrollo de la conciencia social, contribuyan a la formación de un determinado modo de vida hogareño. Hay que enfocar el proceso educativo familiar como la actividad de un grupo socialmente condicionado, y comprenderlo en sus referencias socioclasistas.

El desarrollo de la psicología y la pedagogía, al revelar elementos del proceso de la formación de la personalidad en el seno de la familia, hizo posible el surgimiento de la educación a padres como actividad pedagógica específica. Esta consiste en un sistema de influencias psicológicamente dirigido, encaminado a elevar la preparación de los familiares adultos y estimular su participación consciente en la formación de su descendencia, en coordinación con los centros de Educación Infantil. La educación a la familia suministra conocimientos, ayuda a argumentar opiniones, desarrolla actitudes y convicciones, estimula intereses y consolida motivaciones: contribuye a integrar la concepción del mundo en los padres. Una eficiente educación a la familia debe preparar a los padres para su autodesarrollo, de tal forma que se autoeduquen y se autorregulen en el desempeño de su función formativa con sus hijos.

La educación familiar, con un carácter intencional y dirigido, se realiza mediante diferentes vías. Entre las más usuales y productivas se encuentran:

  • Las escuelas de padres.

  • Las consultas de familia.

  • Encuentros individuales.

  • Las visitas al hogar.

  • Las reuniones de padres.

  • La participación en el aula: talleres, encuentros, etc.

Como se aprecia, el centro infantil puede contribuir decisivamente a la elevación de la cultura de la familia; no obstante, esta potencialidad de la institución, se dimensiona cuando incluye en estos propósitos a la comunidad más cercana, cuando utiliza las posibilidades educativas de esta, sus recursos materiales y, fundamentalmente, humanos; cuando detecta aquellas personas que por su autoridad, prestigio, experiencia y preparación pueden participar en los propósitos de lograr la educación familiar.

Es por ello que evaluar la efectividad de las acciones que se realizan con la familia reviste una capital importancia a los fines del trabajo y la función social que tiene el centro infantil, pues ello repercute de modo directo en la consecución de los objetivos que se plantea la institución infantil en la primera infancia.

El círculo infantil recibe a los niños y las niñas al año de nacidos o posteriormente, le compete entonces a dicha institución, ejercer sus funciones de centro metodológico y cultural de la Educación Preescolar en la comunidad, y en especial, con las ejecutoras del Programa "Educa a tu hijo" para garantizar la preparación de las familias previo ingreso de sus hijos(as) a dicho centro infantil. Le corresponde además, mantener las interrelaciones con las restantes agencias educativas de la comunidad para en conjunto y de forma permanente, proyectar acciones con el objeto de fortalecer la labor educativa hacia las familias y con carácter recíproco, de la institución y de la comunidad.

La educación de las familias por las instituciones educacionales cubanas se ha enfocado de diferentes formas.

En el Programa de Educación Preescolar (MINED, 1994) se valora esta actividad como una interrelación que presupone al centro proyectándose hacia la familia, para conocer sus posibilidades y necesidades con vista a que los padres continúen en el hogar la labor educativa, y a la vez, la familia hacia la institución para ofrecer información, apoyo y todas sus posibilidades como potencial educativo.

En su criterio Rodríguez Barrera (2002) no considera que la proyección del centro hacia la familia sea solamente de continuidad, más que ello, se trata de preparar a la familia para que pueda desarrollar, con autonomía el proceso educacional con sus hijos en sus condiciones de vida pertrecharlas de las herramientas (métodos y procedimientos) para desarrollar con éxito dichos procesos. Por estas razones se hace necesario y pertinente organizar procesos de preparación de las familias desde el Círculo infantil, sustentados en métodos didácticos y participativos que favorezcan el enriquecimiento mutuo y las relaciones de bilateralidad familia-institución.

Bibliografía

  • AMEI (2008): "La familia y la comunidad en la educación infantil" Epígrafe 1: La familia en la sociedad. Enciclopedia on line de AMEI. http://www.waece.org/enciclopedia/index.php

  • Arés, P, "La familia como sistema" en Enciclopedia on-line de AMEI, 2008

  • Díaz Izaguirre, Y (2008) Folleto de preparación a la familia para su participación en el proceso de adaptación en segundo año de vida del círculo infantil. Tesis en Opción del Título Académico de Master en Ciencias de la Educación. Instituto superior pedagógico "Félix Varela" Villa Clara

  • González Rey, F (1991) La Personalidad, y su formación en la edad infantil. Material Fotocopiado. MES, UCLV, Cuba.

  • Martí Pérez, J (1975) "Obras completas" Tomo 8. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, pág. 281

  • Martínez Mendoza, F (2008): "La valoración de la conducta de los niños y las niñas." Enciclopedia online de Amei. http://www.waece.org/enciclopedia/index.php

  • MINED (1994) En torno al Programa de Educación Preescolar. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de la Habana, 1994. pág 2.Nuñez Aragón, E (1999) "¿Qué sucede entre la familia y la escuela? Mesa Redonda ¿En qué tiempo puede cambiarse la mente de un niño? Casa Editora Abril, Ciudad de La Habana, pág. 92

  • OEI (2008): Sistemas Educativos nacionales-Cuba. Capitulo 7: Educación preescolar.

  • Peralta, M.V. (1998) "Avances y desafíos de la educación inicial en América Latina en la perspectiva del siglo XXI" II Congreso Mundial de Educación Especial, La Habana, pág. 9

  • Rodríguez Barrera. N.A. (2002) Propuesta de un modelo de Educación Contextual Institucional dirigido a la preparación de las familias para su contribución consciente al desarrollo intelectual de preescolar. Tesis presentada en opción del título de Máster en Educación Preescolar ISP. Félix Varela. Villa Clara p. 81.

  • Rodríguez Pérez, M et al (1985) "organización y dirección del Circulo Infantil y el grado preescolar" MINED. La Habana. Cuba

  • Silverio. A.M. (2002) en busca de la calidad en la atención educativa (en linea) enero 2/2002. VRL disponible en: http:/www.worldbank.orglchildren/niño/básico/siverio.htm

 

Autoras:

Lic. Belkis Aymeé Fernández Mederos.

CI Hermanos Díaz. Santa Clara. Villa Clara. CUBA

MsC Gislena Mesa Contreras.

Universidad Central de Las Villas. Santa Clara Clara. Villa Clara. CUBA

[1] Martí Pérez, J (1975) "Obras completas" Tomo 8. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, pág. 281

[2] Arés, P, "La familia como sistema" en Enciclopedia on-line de AMEI, 2008

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