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La educación del niño de edad preescolar en la sociedad cubana


Partes: 1, 2

    1. El Círculo infantil como institución educativa
    2. La familia del preescolar y su influencia en el desarrollo del niño o niña
    3. Bibliografía

    En la vasta obra de José Martí se encuentra un sólido pensamiento pedagógico. La pedagogía martiana es muy original, se ajusta a las necesidades de los pueblos latinoamericanos y está íntimamente relacionada con su proyecto político- social cultural, que partía de un concepto muy amplio sobre la libertad y el papel de la educación en la formación de un hombre y de una sociedad nueva. El fin de la educación esta claramente perfilado en estas ideas: "La educación tiene el deber ineludible para con el hombre, no cumplirlo es un crimen: conformarle a su tiempo, sin desviarle de la grandiosa y final tendencia humana."[1]

    Para Martí la educación no debe estar encaminada a la adaptación mecánica del hombre a su medio social, ya que este puede perder su sentido trascendente. En otro momento señaló: "La educación, puesto es más que esto: La habilitación de los hombres para obtener un desahogo y honradez en los medios de vida indispensables en el tiempo en que existen sin rebajar por eso las aspiraciones dedicadas, superiores y espirituales de la mejor parte del ser humano."

    La filosofía martiana constituye una base fundamental para el desarrollo de las concepciones educativas cubanas en la actualidad. Consecuentemente con esto, la formación tiene que ser integral; debe presentarse al niño la unidad dinámica que existe entre los conocimientos útiles, el desarrollo del pensamiento creador, la responsabilidad de actuar para transformar el medio natural y social que le rodea y la formación de valores morales positivos de todo hombre virtuoso. El proceso idóneo para obtener esos objetivos lo percibía Martí en la conjunción dialéctica entre el conocer, el pensar, el actuar y el formar valores. La esencia de la concepción educativa martiana se afirma en el criterio que al enseñarle al niño a percibir estéticamente la naturaleza y la realidad social y a valorar las obras de arte, le da a su vida una especial dimensión.

    La filosofía marxista leninista por su parte es heredera de las mejores tradiciones del desarrollo social de la humanidad, es "forma teórica de aprobación práctico espiritual de la realidad" (Rodríguez, 1985), donde se da relación específica del hombre con el mundo, tanto en el plano teórico, como práctico a partir de la actividad humana que se da en el plano cognoscitivo, en el vocabulario y en la comunicación.

    A partir de ese criterio, se puede decir que la Filosofía Marxista- Leninista es el sustento de la obra pedagógica cubana y tiene sus principios y funciones, con ellos se proyecta el trabajo cotidiano de los educadores, tanto en el plano teórico como práctico. Para la pedagogía cubana, toda la sociedad es una gigantesca escuela y de ahí la coordinación de todos los factores en función del hombre a que aspiramos, con énfasis en la familia como célula fundamental donde nos desarrollamos.

    El marxismo, con base en el materialismo dialéctico e histórico, destaca el papel de las relaciones sociales en la formación de las personas considerando como fundamentales las relaciones de trabajo, la necesidad de comunicación y la propia comunicación de las personas. En este sentido, el hombre es portador de las relaciones sociales por lo que experimenta la influencia de las demás personas no sólo cuando se encuentra entre ellas sino también fuera de este contexto.

    El condicionamiento social del hombre, de su psiquis y de su dependencia de la psicología de la comunidad crea las condiciones favorables para la manifestación y desarrollo de la personalidad. Es decir, que las mayores posibilidades para el desarrollo y manifestaciones de las peculiaridades individuales se dan en la comunicación colectiva; pero esta ocurre en niveles más altos cuando se logra la comunicación en un colectivo como comunidad de intereses para la solución de los problemas de una comunidad, el hombre encuentra capacidad para la acción, energía, actividad y fuerza de voluntad.

    Significativo también es el planteamiento acerca de que los rasgos de nacionalidad (rasgos contextuales) se manifiestan en las particularidades de la modelación del carácter y del temperamento de las personas.

    En sus concepciones tomaron en cuenta el papel determinante de los factores subjetivos (necesidades, intereses, estados de ánimo) de la personalidad en las relaciones sociales, expresando que la actividad afectiva juega un importante papel en los fenómenos socio psicológicos a partir de considerar los estados de ánimo como fuerza motriz capaz de ejercer una influencia significativa sobre la dinámica de las relaciones sociales. Refuerzan lo expresado, el valor que poseen las tradiciones y las costumbres, no sólo en la vida social sino también en determinadas expresiones de la conducta como el estímulo para la acción, la aspiración y la animación.

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