La necesidad de la Política en un contexto de fragmentación. Un espacio a Reconstruir
Enviado por Lic. Alicia Acquarone
Replantear el sentido de la política en tiempos de debilitamiento de lazos sociales y de sus fundamentos simbólicos, arrinconada por la lógica de un mercado del cuál sólo se puede esperar retos, pero no objetivos, la política a quedado reducida a la administración de lo cotidiano, abandonando con esto su meta de orientar los procesos sociales de transformación y es así como su referencia al orden colectivo se transforma el estéril.
La nueva función de la política debería estar encaminada a generar la necesariedad de la gente para la gente, en momentos que el valor intrínseco de la misma se ve constantemente devaluado por un medio que la excluye.
Será entonces indispensable la reconstrucción de mediaciones, nexos entre economía y cultura que permitan la articulación del "nosotros" como proyecto histórico.
Toda la Teoría Política moderna se desarrolla alrededor de la problemática construcción del consenso. Es así como los paradigmas muestran preocupación sobre el tema a la luz de particulares lecturas que hacen de la sociedad capitalista. Sus respuestas serán por lo tanto diferentes porque parten de visiones diferentes de la Sociedad Civil y del Estado. Unos analizan el grado de adaptabilidad del sistema frente a las tensiones que generan los conflictos, buscando ahondar en la modelación de las conductas, por vía de la socialización o del fortalecimiento de las pautas del sistema cultural(Funcionalismo). Otros lo abordarán desde la problemática histórica de los valores y su correlato en el tema de la legitimidad ( Historicismo) y finalmente, el Materialismo Histórico analizará la tensión estructural a través de las complejas relaciones entre la clase fundamental y sectores y/o clases subalternas.
En un escenario democrático, el consenso se transforma en medio y sustento de las relaciones de poder de una sociedad conformada por sujetos "distintos ", definidos como formalmente libres.
El contractualismo moderno nace del cambio de una concepción general y orgánica de la sociedad, a la idea de que el punto de partida de todo proyecto social de liberalización es el individuo con sus pasiones, con sus intereses, con sus necesidades. Un Estado de individuos aislados que tienden a unirse en sociedad para salvar la vida y la libertad.
De esta forma la "sociedad política" es un proyecto a construir y reconstruir continuamente.
La evolución paralela que experimentaron el pensamiento liberal y el ideal democrático encuentra su punto culminante cuando se instala hegemónicamente en Occidente el "Estado liberal democrático", siguiendo a Dahl, cuando se consolida el elemento democrático dando lugar a lo que él llamó "poliarquía"; al mismo tiempo capitalista y democrático.
Coincidimos con Offe cuando plantea que la relación problemática entre capitalismo y democracia…" necesaria pero necesariamente modificada"- es estructural y no coyuntural. Este tipo de relación surge de las diferencias radicales entre un gobierno que distribuye poder y estatus en forma relativamente equitativa y una economía que reparte la propiedad y el ingreso de manera relativamente inequitativa. " (1)
"Precisamente la falta de opciones sustitutorias e incluso la irreversibilidad de unas estructuras de compromiso por las que fue necesario luchar, son las que hoy nos sitúan ante el dilema de que el capitalismo desarrollado no pueda vivir sin el Estado social y, al mismo tiempo, tampoco pueda hacerlo con él." (2)
Son sociedades en las que gran parte de las decisiones colectivas son tomadas mediante negociaciones que culminan en acuerdos, haciendo del contrato social un instrumento de gobierno de uso continuo, abandonando su origen de "hipótesis racional".
En realidad, habría que preguntarse a qué contrato social nos estamos refiriendo: Uno en el cual los individuos contrayentes piden a la sociedad política solamente protección; o un nuevo contrato social, como se pregunta Bobbio, en el que se vuelva objeto de contratación algún principio de justicia distributiva.
Todas estas teorías de larga trayectoria se sustentan en supuestos comunes:
–El desarrollo y valorización de la política como práctica universalizadora.
–La construcción del escenario de lo público –La creación de un imaginario colectivo que contiene y redefine la diferencia del mercado, posibilitando el "nosotros", instancia de comunión entre el hombre libre del mercado y el ciudadano igualitario de lo público. Todo esto viabilizado por una amplia red de Instituciones que contienen y articula la participación y las demandas de la sociedad civil Las reflexiones postmodernas se presentan como esbozos enfrentados a los conceptos de sistema y totalidad. Por ello sus producciones se exhiben en forma de enfoques específicos a ciertas cuestiones de la realidad social conformando en su conjunto un gran mosaico, sin lograr superar la instancia de la particularidad, especificidad de lo microsocial.
En lo social surgen nuevas visiones del concepto de lo individual acompañadas con visiones apocalípticas.
En la postmodernidad parece surgir un individuo que vive en apatía selectiva y ausente de un compromiso respecto de los otros. Se renuncia al pasado y al futuro, se vive al día en busca, casi exclusiva, de la satisfacción emocional. El contenido del mensaje se hace secundario y se codifica en fórmulas y signos binarios los conocimientos. Los medios de comunicación se constituyen como única ventana a la realidad mostrándonos un mundo de "miradas fugaces" donde se muestran muchas sin especificar los contextos. Nada impulsa a la acción.
Los precursores de la postmodernidad redefinieron las épocas y rupturas de la modernidad. Los postestructuralistas se volvieron en contra de las teorías radicales sobre todo contra el marxismo. Comienza la esterilización de la política y con ello la reclusión a lo privado. Todo esto sobre el suelo del consumismo volviendo a constituirse el mercado como el único espacio que abarca a todos.
La consistencia ideológica dejó de ser una virtud. Siguiendo a Féher podríamos decir que la ciencia empezó a disfrazarse de arte. Esto no necesariamente incrementó las posibilidades del arte y de la ciencia. Es decir, "mal arte a la ciencia magra". La vaguedad de los problemas políticos es un gran peligro del postmodernismo. Amenaza con un rápido vaciamiento de los símbolos de los que se ha abusado.
Ahora bien, mucho ha cambiado de la visión de la ciencia de la sociedad y de la cultura. Pero esto ¿Llega a suponer la dilusión de los conflictos básicos del capitalismo como la relación economía política, la cuestión de la centralidad del Estado, la legitimidad y el orden, la configuración de los colectivos?
Siguiendo a Von Beyme, seis rasgos parecen caracterizar especialmente el pensamiento de la postmodernidad:
1 – La revolución del concepto de tiempo y la conciencia de vivir en una etapa de transformación histórica.
2 – La acentuación de la irreligiosidad de la modernidad.
3 – La distancia irónica y el placer por lo lúdico.
4 – La aceptación de la sociedad de consumo posindustrial.
5 – El abandono del concepto de sociedad.
6 – El rechazo de una relación instrumental con la naturaleza.
El pensamiento fragmentado de la postmodernidad, opuesta a las teorías integradas, decreta la pérdida por parte de la política de su importancia central. Por lo tanto no puede producir una teoría general. Se avanza sobre algunos puntos como:
1 – Desustancialización del poder.
2 – Profundización en la crítica a las tecnocracias.
3 – Profundización del concepto de pluralismo.
4 – Fin de la Revolución.
5 – Revalorización de las minorías.
6 – Fin de las teorías de legitimidad.
Lo que sí es indiscutible es que el capitalismo sigue siendo el fundamento de la sociedad posmoderna y por tanto, más allá de las sustanciales diferencias de la "globalización económica" desde el punto de vista político, en principio, pareciera subsistir iguales o mayores urgencias a la hora de resolver los múltiples conflictos característicos de una sociedad de "distintos", donde las relaciones de poder y la consiguiente búsqueda del sentido del orden siguen siendo condición de su reproducción.
La postmodernidad se nos presentan como una superación de la modernidad.
En el campo de la ciencia y especialmente de las teorías políticas, rara vez se confía únicamente en el mercado, la historia ha demostrado que difícilmente se pueda decretar la muerte de un paradigma o la superación de una teoría ya que ésta frente a tal afirmación experimenta un renacimiento como demuestran numerosos neo-movimientos.
La tendencia acerca de la internacionalización de la actividad teórica pareciera indicar una disminución de las influencias de las necesidades teóricas nacionales. La universalización de las formas democráticas occidentales reduce la demanda ideológica de teorías especiales.
Los desafíos presentes y futuros de la política real son y serán probablemente de otra naturaleza: catástrofes, oleadas migratorias de gran magnitud, colapsos económicos, etc …
Hay acuerdo con los enfoques posteriores a la modernidad en que ya no es posible transmitir un consenso desde arriba. La cuestión de la legitimidad vuelve a presentarse como desafío. Las nuevas teorías del consenso de la "legitimidad por el procedimiento" deberán ser capaces de hipotetizar para suscitar consenso en el ámbito de lo normativo, y esto presupone, a nuestro entender, poner en cuestión la "la ingenua afirmación" del fin de las ideologías.
Cuando comenzamos a trabajar la conflictividad de la relación entre lo público y lo privado presuponíamos que esta radicaba en el avance de la esfera privada sobre la esfera pública, es decir, parecía haber cierto recorte de la esfera pública frente al fortalecimiento de la esfera privada, sumando a esto un descreimiento el la eficiencia del hacer de la clase política.
Esta lectura se mostró errónea a la luz de los resultados del trabajo "Visión de ciudadanía y participación de los jóvenes rosarinos en el contexto de crisis paradigmática y dilución de sentidos", según el cual el ámbito de lo privado se mostró no efectivo al momento de resolver los conflictos personales, acompañado de una alta adhesión a los valores democráticos que mostraban una indiscutida constitución del espacio público.
En su oportunidad esto no fue tomado en términos de contradicción, sino que fue evaluado como un corte importante que merecía su estudio en función de descubrir ejes articuladores, recursos y/o representaciones simbólicas de los jóvenes rosarinos en el espacio de la sociedad civil. Lo privado más que ineficiente se mostró desvanecido dejando a los espacios de lo personal y lo universal sin recursos para cohesión y reproducción.
Ya que el capitalismo exige para su reproducción la estructuración de un campo simbólico que le permita la articulación del nosotros como proyecto histórico y en constante redefinición, el espacio de lo político fue la instancia para la construcción de dichas representaciones. En la actualidad el mismo estaría invalidado por el debilitamiento de aquellos nexos que eran condición de reproducción y por lo tanto de viabilidad. El América Latina a diferencia del resto de Occidente, el proceso de reestructuración económica, en el marco de la globalización no se desarrolló el un escenario avanzado sino que coincidió con un camino de transición democrática. Al decir de Offe … "la democracia sufre bajo un segundo fenómeno que es el de la absoluta hegemonía de las políticas neoliberales que abre las fronteras entre los países y traen consecuencias sociales muy graves, porqué de alguna manera lo que esta globalización ha logrado es que la política se declare incapaz de responsabilidades: si todo es resultado de fuerzas económicas en el mercado mundial, ¿Qué responsabilidad le compete al político?" (3)
Se plantean como contradictorios los valores seguridad y eficiencia. En este nuevo régimen el valor privilegiado es la eficiencia haciendo de la inseguridad el terreno natural de la vida cotidiana del individuo.
Al decir de Lo Vuolo, este tema merece ser estudiado ya que se evidencian al menos dos contradicciones: "por un lado, el nuevo modelo reclama la máxima seguridad para el capital financiero y para el capital físico, lo que se llama seguridad jurídica. Pero para el capital humano reclama incertidumbre. La segunda contradicción es ésta: se supone que hemos progresado en términos de tener más recursos disponibles y de tener una formación humana y axiológica mejor que en el pasado. Sin embargo, no podemos poner toda esta tecnología al servicio de la gente". (4) Esta situación obligó al individuo a recluirse a lo intimo, generando la fragmentación del vínculo social y un recelo hacia el otro. Desde una visión de lo político como encuentro del nosotros colectivo, se acordará que en la tríada de lo universal, lo común y lo personal, el espacio de lo común, de lo privado (es decir el espacio de la concreción de la comunidad y su organización en sociedad basado en la solidaridad) es el espacio de producción axiológica y por lo tanto condición para la contextualización de lo universal y de lo personal: lo personal sin lo común no tiene proyección, lo universal sin lo común no puede reproducirse.
Tal reproducción estaría orientada a reconocer las nuevas vías de reconstrucción del espacio de lo común.
Esto presupone tener que repensar el sentido de la política ya que la misma está acotada a la lógica del mercado, el cual solo puede plantear retos pero no objetivos. La política sólo se queda con el manejo de lo contingente, abandonando con esto su meta de conducir los procesos sociales. Su referencia al orden colectivo se transforma en estéril.
La nueva función de la política debería estar orientada a generar la necesariedad de la gente para la gente. Ya que el valor intrínseco de la misma se ve constantemente devaluado por un medio que la excluye.
Será entonces necesario la reconstrucción de mediaciones, nexos entre economía y cultura, el universo tecnológico, el mundo financiero, los mercados y fundamentalmente el ámbito de las identidades, creencias y comunidades.
Según Lechner " hay una crisis de los mapas políticos ideológicos que impediría estructurar los intereses y valores, preferencias y miedos de los ciudadanos en identidades colectivas. Dicha crisis de representación tiene por consecuencia la ausencia de elementos ordenadores de los procesos sociales". Es el este sentido que nosotros hablamos de desvanecimiento de la esfera privada y la dilución del nosotros colectivo. (5)
"El actual clima cultural es ciertamente poco propicio para la política. Nos encontramos en un período de transición, caracterizado por la ambivalencia .
La idea clásica de la democracia presupone una comunidad de valores y creencias compartidas que la actual fragmentación pone en entre dicho".
Si bien esto supone una reestructuración de los partidos políticos dentro de la esfera pública, también requiere un proceso de desburocratización y transparencia de las distintas distancias de articulación que han subsistido para lograr el fortalecimiento de la sociedad civil actual. Es interesante repensar el planteo que Bobbio nos hace a la luz de los acontecimientos de Italia:…"se trata de ver si desde una misma concepción individualista de la sociedad, que es irrenunciable y utilizando los mismos instrumentos seamos capaces de contraponer al neocontractualismo de los liberales, un proyecto de contrato social diferente, que incluya entre sus cláusulas un principio de justicia distributiva y por tanto sea compatible con la tradición teórica y práctica del socialismo". (6)
ÍNDICE DE CITAS
- Claus Offe " Las paradojas y los dilemas de la democracia liberal ".Revista Internacional de Filosofía Política. N0 6 1995 Pág. 16.
- Jürgen Habermas " Escritos Políticos" Ediciones Península. Barcelona 1988 Pág. 124.
- Claus Offe " Las democracias están el peligro" Diario Clarín 10/9/95 Rubén Lo Vuolo " Es evidente un dekiberado proceso de división social " Diario Clarín 12/7/98.
- Norberto Lechner " La democracia entre la Utopía y el realismo" Revista Internacional de Filosofía Política N0 6 1995.
- Norberto Bobbio " El futuro de la Democracia" Fondo de Cultura Económico. Pág. 100.
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Primera Jornadas de Teoría y Filosofía Política 21 al 22 de agosto 1998 – Facultad de Ciencias Sociales
Ponentes: Lic. Alicia Acquarone Lic. Silvina Caleri Lic. Silvia Gómez Lic. Guillermo Molina
Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. UNR Riobamba y Beruti, Monoblok N 1 CUR. 2000 Rosario. SF. Te: (041) 808521- 808522- 851857-FAX: (041)808520
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