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La segunda guerra mundial (página 2)


Partes: 1, 2

En la Europa capitalista, en profunda crisis económica después de la guerra, arreciada en 1929, después del crack de la bolsa de Wall Street en Nueva York, la clase obrera víctima de una terrible desocupación sin precedentes, no podía dejar de contemplar a la Rusia socialista como una referencia y un modelo a seguir. Por eso es que los movimientos obreros en Europa fortalecieron a los partidos socialistas y comunistas, a la vez que profundizaron sus luchas reivindicativas adquiriendo cada vez mayores contornos políticos con el objetivo de la búsqueda del poder político y la instauración del socialismo. Desde esta perspectiva, se comprende porque surgieron también movimientos fascistas. Se trataba de movimientos antagónicos a los movimientos socialistas y surgieron justamente como una reacción al auge de la lucha del movimiento obrero. Las sociedades europeas fueron pues sociedades terriblemente polarizadas entre partidos socialistas inspirados en la revolución rusa y movimientos fascistas que intentaban contenerlos y enfrentarlos. Sólo así se comprende como movimientos tan extremistas como los fascistas pudieron crecer y fortalecerse tanto. El hecho es que recibieron el apoyo y financiamiento de los grandes industriales capitalistas por toda Europa para contener el avance del socialismo.

Por otro lado, este marco histórico general de la Europa de la década del 30 explica también cómo fue posible que las potencias vencedoras de Alemania en 1918, permitieran a la Alemania Nazi expandirse del modo que lo hizo violando el tratado de Versalles. La explicación que tradicionalmente se ha dado a este hecho no es satisfactoria, pues se dice que tanto franceses como ingleses estaban empeñados en conservar la paz y evitar la guerra y, por eso, fueron tan tolerantes con Hitler. La respuesta no es solvente porque simplemente lleva a otra pregunta ¿por qué, entonces, la dejaron armarse, también violando el tratado de Versalles?

El motivo real de porqué las potencias principales de Europa occidental, Inglaterra y Francia, permitieron a Hitler y a su Alemania Nazi fortalecerse y expandirse fue para que sirviera como un muro de contención contra la Unión Soviética, de la que temían su fortalecimiento industrial y su presumible pretensión expansionista y, por otro lado para que impidiera que la clase obrera alemana -sumamente radicalizada e influenciada por el socialismo- tomara el poder como lo hizo en Rusia[3]

Desde este punto de vista, la Segunda Guerra Mundial tiene un carácter distinto de la primera, que fue una confrontación de las potencias capitalistas por la expansión. En la Segunda Guerra Mundial, en cambio, hay una clara confrontación entre el socialismo y el capitalismo. Este carácter se ve claramente reflejado en el pacto anti-comintern que realizaron las potencias del eje (Alemania, Italia y Japón) con el explícito propósito de combatir a la Unión Soviética[4]

Desde otro punto de vista, ampliando la visión aún más, ya no sólo a Europa, sino al resto del mundo, la Segunda Guerra Mundial mantiene el mismo carácter de la primera guerra, pues también es una guerra inter-imperialista, es decir entre las potencias capitalistas en proceso de expansión. No se podría comprender de otro modo, la confrontación entre el Japón y Estados Unidos en el pacífico. Por un lado, Estados Unidos había realizado toda una expansión sobre el pacífico (Hawai, Filipinas, Alaska) con la idea de transformarlo en "una gran lago Americano". Por otro lado, el Japón también se ha expandido, durante la primera guerra a costa de las colonias alemanas, y durante la segunda lo hará a costa de las colonias francesas y británicas.

Este bosquejo de paulatina apertura de la visión desde la situación en Alemania, luego en Europa y finalmente en el mundo da una idea de lo complejo de la situación, así como de las variadas contradicciones que se presentaban antes del estallido de la guerra. Todas esas contradicciones llevarían a la conflagración bélica más grande y más destructiva de la historia de la humanidad. Comenzó con la invasión de Alemania a Polonia. Hitler -ahora se sabe- había provocado un incidente en la frontera para tener el pretexto de su invasión. Alemania, mediante el tratado de Versalles había sido, no solo mutilada, sino también cortada en su continuidad territorial, para permitir el acceso a Polonia de una salida al mar del norte. Más al oriente se encontraba la Prusia oriental y Hitler, esperaba unirla con el resto de Alemania. Fue el detonante de la guerra.

El desarrollo de la Guerra

La Segunda Guerra Mundial es un proceso complejísimo que se extiende en el tiempo desde septiembre de 1939 hasta agosto de 1945 y, en el espacio desde toda Europa, el norte de África, y prácticamente toda el Asia, así como el océano Atlántico, el pacífico, el mar mediterráneo y el mar báltico.

Para comprender este proceso conviene hacer un esquema general que comprende cuatro grandes frentes (el occidental, el oriental, sur de Europa y norte de África y finalmente el pacífico) y dos grandes etapas; la ofensiva de las potencias del eje Berlin-Roma-Tokyo y la contraofensiva de las fuerzas aliadas.

2.1. El frente occidental: La Guerra Relámpago.

Alemania realizó su invasión a Polonia inaugurando un tipo de guerra que nunca antes había sido experimentado, se trataba de la Guerra Relámpago (Blietz Krieg). Fue una clara muestra que, en términos militares, el alto mando alemán había evolucionado muchísimo en su estrategia de guerra, además de utilizar adecuadamente las nuevas armas que habían surgido desde la primera guerra mundial. Al finalizar la primera guerra, ya se habían comenzado a producir los carros blindados, pero todavía estaban en una fase de prueba, eran muy lentos y su blindaje no era del todo fiable. Para 1939, los alemanes habían perfeccionado estos tanques en velocidad, blindaje y potencia de fuego y los habían producido masivamente. En la mente de sus inspiradores estaba el gran trauma que significó para Alemania la guerra de trincheras, tan típica de la primera guerra mundial. Después de todo ese tipo de guerra, en última instancia, había significado la derrota de Alemania, pues había conducido a una guerra de desgaste en la que Alemania estaba condenada a perder puesto que sus rivales contaban con potencialidades humanas y de recursos superiores. Por eso la Alemania nazi estaba empecinada en no caer en la misma guerra, por eso debía, a como de lugar, evitar una guerra de desgaste en las trincheras. Había pues que romper el frente enemigo y Polonia fue la mejor prueba que pudieron tener para probar su nueva estrategia.

De este modo, cuando Alemania se lanzó contra su primer enemigo, lo hizo con una virulencia tal que arrolló completamente al débil ejército polaco cuyas principales fuerzas eran su infantería y su caballería. Miles de tanques avanzaron a gran velocidad por toda la frontera dirigiéndose hacia todos lados, a la vez que no se preocupaban por dejar a su paso restos del ejército polaco, pues la infantería alemana, que venía por detrás, terminaba por aniquilarlos. Todo el ataque era apoyado por una fuerza aérea que, cubría prácticamente todo el cielo, y bombardeaba hasta destruir los principales puestos atrincherados del ejército polaco. En una guerra de esta naturaleza se había perdido prácticamente la noción de donde estaba el frente de combate. Las divisiones blindadas alemanas estaban por todos lados, destruyendo todo a su paso. De este modo, le bastó un mes a Alemania para ocupar Polonia y derrotar completamente a su ejército.

Cuando Francia e Inglaterra se anoticiaron de la invasión a Polonia, le declararon la guerra a Alemania, pero no hicieron nada por socorrer a la víctima. De todos modos, el estado de guerra estaba ya abierto entre las principales potencias europeas.

En esta situación, Alemania estando decidida a evitar que se repitiera el bloqueo comercial que le produjo tantas penurias durante la primera guerra mundial, comprendió que era vital abrirse paso hacia el atlántico norte para evitar quedar encerrada en el mar báltico. Por eso, antes de iniciar su campaña contra Francia, arremetió primero contra Dinamarca, a la que tomó sin resistencia, y luego invadió Noruega apoderándose además de sus codiciadas reservas de acero que tan útiles le resultarían para su industria bélica.

De este modo, Alemania se encontraba lista para su campaña contra Francia. El hecho de que Francia esperara el ataque Alemán, sin tomar la iniciativa, se debe a que esperaba generar una nueva guerra de trincheras en la que esperaba poder vencer a su tradicional enemiga. El hecho de que Alemania atacara se debe a que sabe que sus rivales tienen mayores recursos potencialmente, por eso debe destruirlos antes que puedan movilizarlos. Sin embargo, ambos contendientes saben que el ataque alemán no puede producirse directamente por la frontera franco-alemana, pues allí los franceses han construido la famosa línea Maginot, que es una fortaleza considerada inexpugnable, pues está acorazada y se extiende a lo largo de toda la frontera. Por eso el ataque alemán, se producirá por el norte, por Bélgica, al igual que durante la primera guerra mundial.

Inmediatamente al norte de la frontera franco-alemana se extienden las Ardenas, en territorio Belga, que es una ribera considerada, por los franceses, no apta para el ataque, pues no creen que los blindados alemanes puedan pasar por allí. Por eso, los franceses, así como el ejército belga y la fuerza expedicionaria británica esperan el ataque alemán más al norte, donde se extiende una llanura.

La estrategia alemana es, sin embargo, nuevamente sorprendente. Haciendo uso de una nueva forma de guerra, fuerzas de paracaidistas aereotransportadas fueron ubicadas en los puentes y reclusas de Holanda, al norte de Bélgica, para impedir que sus puentes sean volados y de este modo, dar paso a sus divisiones de carros blindados, así que uno de sus ataques a Bélgica venía por el norte. Por otro lado, los franceses habían subestimado completamente, la capacidad de maniobra de los blindados alemanes que si pudieron pasar por las Ardenas, al sur. De este modo, dos fuerzas envolventes, por el sur y por el norte harían pedazos al ejército belga y a las fuerzas auxiliares francesas y británicas y las empujaron hacia el mar. En las playas de Dunkerke el ejército ingles fue evacuado, en medio de un feroz bombardeo, por su flota para evitar su destrucción. [5]

De este modo, el ejército alemán, habiendo ya ocupado Bélgica, tenía el camino libre hacia Francia. Allá lo esperaba el grueso del ejército francés, pero estaba desconcertado, pues jamás esperaron que la campaña de Bélgica fuera tan desastrosa. Nuevamente se desata la guerra relámpago y las divisiones de blindados alemanas avanzan rápidamente por Francia, destrozando todo a su paso, apoyados por su fuerza aérea que debilita los puestos de resistencia para que sean arrasados luego por los tanques. Si queda algo de resistencia es batido por la infantería que viene por detrás limpiando todo lo que queda por someter. El ejército francés colapsa totalmente y el 14 de junio de 1940, París cae en manos del ejército Alemán.

Entonces se presentan dos líneas en Francia. Unos, al mando del Mariscal Petain se rinden y deciden colaborar con los alemanes, formando un gobierno títere en la ciudad de Vichy. Los otros, a la cabeza del general De Gaulle y ante la imposibilidad de continuar la resistencia escapan a Gran bretaña, donde forman un gobierno en el exilio.

De este modo, con la caída de Francia, la situación se presenta increíblemente favorable para los alemanes. Tienen en su poder Dinamarca, Noruega, Holanda, Luxemburgo, Bélgica, Francia y todos los recursos naturales e industriales de estos países. La situación es completamente diferente de lo que fue durante la primera guerra mundial. En este momento ya no sería posible el bloqueo comercial a Alemania que tanto daño le causó en aquél entonces. Al occidente solo quedan las islas británicas.

Este es uno de los momentos de mayor éxtasis para Hitler. Ahora puede soñar con el tercer Reich Alemán que, en su fantasía, debía durar mil años. Por eso debía conquistar también a Gran Bretaña.

Sin embargo, los alemanes saben que Inglaterra es un hueso duro de roer, así lo experimentó Napoleón, siglo y medio antes, cuando intentó conquistarla. Saben que el desembarco en las islas sería imposible si no se batiera antes a su poderosa flota y a su fuerza aérea. Por eso, antes de iniciar el desembarco, deben destruir a esas dos fuerzas. Para ello, han diseñado la operación "León Marino" dando inicio a lo que se ha denominado la Batalla de Inglaterra. De este modo, la Luftwaffe (la fuerza aérea alemana) se lanza contra los principales puertos y aeropuertos de la parte sur de Inglaterra con el fin de, sino aniquilarlos, por lo menos inutilizarlos.

Sin embargo, los adelantos tecnológicos del momento le han permitido a Inglaterra contar, ya a estas alturas, con radares que pueden detectar a tiempo la embestida de los aviones alemanes. Entonces, los cazas de la RAF (Royal Air Force) Inglesa pueden enfrentar con solvencia a la Luftwaffe y defender sus posiciones con una tenacidad insospechada. La lucha entre las fuerzas aéreas alemana e inglesa es colosal y aunque los ingleses sufren terribles bajas, está claro que no cederán en su tenaz resistencia.

Al comenzar el otoño, Hitler, convencido ya de la imposibilidad de vencer a la RAF, decidió estrellar su furia contra las ciudades inglesas. Para ello, los alemanes han introducido un nuevo tipo de arma, las bombas V-1, verdaderos precursores de los misiles. Por su parte, Winston Churchill, el recién designado primer ministro Inglés, ha prometido no capitular en la batalla contra Alemania estimulando el temple del pueblo ingles para la resistencia contra los bombardeos germanos que, noche tras noche, bombardean sin cesar Londres y otras importantes urbes inglesas, causando enormes bajas entre la población civil. El 29 de diciembre, los bombardeos habían causado 1.500 incendios en Londres sólo esa noche. La ciudad estaba en ruinas y las muertes ocasionadas llegaban a 40 mil[6]

Pese a todo esto, Inglaterra no pudo ser tomada y Hitler pensó en castigarla sometiéndola a un bloqueo cortándole sus rutas marítimas por el Atlántico. Se desató, entonces la batalla del Atlántico en la que buques de guerra y submarinos alemanes enfrentaron a la poderosa flota inglesa. Esta batalla se prolongará prácticamente durante toda la guerra, sin otro objetivo que el de intentar entorpecer el aprovisionamiento ingles.

Si bien, la batalla de Inglaterra no concluyó con el propósito deseado por Hitler de conquistar las islas británicas, sabe que su rival esta terriblemente debilitada y que no podrá, en el futuro próximo intentar un desembarco sobre Europa occidental que la tiene completamente ocupada. En este momento, ya podía Hitler comenzar a mirar hacia otros objetivos.

2.2. El frente del sur de Europa y norte de África.

Al concluir su conquista de Europa occidental, Hitler había conseguido ya evitar la guerra de dos frentes que tanto temía. Se sabe que entonces ya estaba dispuesto a poner en marcha su invasión a la Unión Soviética. Sin embargo, en este momento, ocurrirán acontecimientos que le obligarán a dirigirse hacia otro lado y postergar su ataque hacia el oriente.

Benito Mussolini, el Duce italiano aliado de Hitler, sabiendo que durante la primera guerra mundial, las potencias occidentales habían condenado a Italia a no tener parte en la repartición de territorios por haber sido una potencia de segundo orden, se decidió a intervenir, aprovechando el debilitamiento que habían sufrido con el sorprendente ataque alemán. Es así que en septiembre de 1940, las fuerzas italianas acantonadas en Libia cruzan la frontera con Egipto y atacan a las fuerzas británicas que están resguardando el apetecido canal de Suez. Del mismo modo, un mes después, en octubre, fuerzas italianas penetran en Grecia con la finalidad de sentar bases en la estratégica zona de los Balcanes.

En ambas invasiones, la suerte fue adversa a las armas italianas, pues la resistencia griega, apoyada por fuerzas británicas, fue tan dura que al poco tiempo los ejércitos griego y británico habían desocupado a los italianos de Grecia y estaban entrando en Albania desde donde había partido el ataque italiano. En el norte de África, la campaña italiana resultó también un fiasco, puesto que los británicos realizaron una contraofensiva de tal envergadura que hicieron retroceder a los italianos a Libia, penetrando a la vez en este territorio.

Las maniobras de Mussolini, encolerizaron a Hitler que tuvo que cambiar completamente sus planes. No podía permitir que el ejército inglés estuviera en tierra firme europea amenazándolo por el sur, con la retaguardia cubierta por un dominio total del norte de África. Los pedidos de ayuda de Mussolini tuvieron que ser atendidos.

En febrero del año 41, dos divisiones acorazadas del ejército alemán, bautizadas con el nombre de África Korps, desembarcaron en Libia y comenzaron una nueva contraofensiva para empujar a los ingleses nuevamente hacia Egipto.

En Abril, los alemanes intentaron lograr la alianza de Yugoslavia para penetrar por su territorio hacia Grecia. Como el nuevo gobierno de ese país se declarara neutral, la invasión a Grecia tuvo que ser precedida de una invasión a Yugoslavia. Nuevamente se desataba la guerra relámpago de los alemanes que arrasaron con el ejército yugoslavo, primero, y ya en Grecia hicieron lo mismo con los ejércitos griego y británico. Aunque la lucha en estos países no hubo cesado, porque en ambos casos se desataron guerrillas de partisanos contra la ocupación alemana, esas fuerzas fueron empujadas hacia los montes, mientras que los ejércitos regulares eran destruidos y sus sobrevivientes tuvieron que evacuarse hacia la isla de Creta. Tampoco estaría contento Hitler con la presencia de fuerzas enemigas tan cerca de sus conquistas, así que en un sorprendente y masivo ataque de fuerzas paracaidistas, inédita hasta ese momento en la historia de las guerras, los alemanes lograron conquistar Creta en el mes de mayo.

Mientras tanto en el norte de África, el África korps empujaba a los ingleses cada vez más cerca del canal de Suez, en una guerra con características muy particulares. Las grandes distancias en un paisaje tan monótono como el desierto, hacen que la guerra acá se asemeje a la guerra en el mar. No tiene mucho sentido ocupar territorio, es más pertinente destrozar a las fuerzas enemigas no importando mucho donde se lo haga. Por eso es que la guerra en esta región se desarrolló con una gran movilidad de las fuerzas, lo que a la larga daría la ventaja a quienes tuvieran el combustible y los recursos suficientes para resistir la campaña. De todos modos las ciudades portuarias, como Tobruk en Libia y El Alamein en Egipto, eran naturalmente de valor estratégico y la contienda se centró entonces sobre ellas y los alemanes tuvieron cercada mucho tiempo a Tobruk hasta que finalmente la tomarían en junio de 1942 y en julio asechan terriblemente sobre El Alamein.

2.3. El Frente Oriental: La Operación Barbarroja.

Cuando la campaña del sur de Europa y el norte de África se presentó nuevamente favorable a las fuerzas del eje, Hitler pudo ya comenzar a ejecutar su largamente acariciado plan de invasión a la Unión Soviética: la Operación Barbarroja.

Se trataba naturalmente del proyecto expansionista más grande de Hitler. Sabía que la guerra estaría decidida a su favor, si lograba vencer al coloso ruso. Por eso, destinó la mayor parte de su ejército para realizar la invasión. De las 167 divisiones que tenía el ejército alemán, 146 fueron destinadas al ataque contra la Unión Soviética[7]Además Hitler exigió a sus aliados, italianos, rumanos, húngaros, etc. que aportaran a la invasión con todas las fuerzas que pudieran. En conjunto formaban una impresionante fuerza de más de 4 millones de hombres, con 3.350 tanques, 7 mil cañones de campo, 2 mil aviones[8]en la invasión militar más grande que ha habido en la historia de la humanidad.

La Invasión dio comienzo el 21 de junio de 1941, a lo largo de toda la frontera soviética con Europa, desde al mar báltico al norte, hasta el mar negro al sur, cubriendo una extensión de 1.500 kilómetros. Las fuerzas invasores se dividieron en tres grandes grupos de ejércitos. Unos iban hacia el norte con destino a Leningrado; otros iban por el centro con destino a Moscú; finalmente, los ejércitos del sur tenían como objetivo apoderarse de Kiev, la capital de Ucrania, estratégica zona de producción agrícola, para luego dirigirse al Cáucaso y apoderarse de las enormes reservas petrolíferas de la Unión Soviética.

La Unión Soviética fue sorprendida, pues si bien su líder, J. Stalin, sabía que la invasión llegaría tarde o temprano, había calculado mal el momento en que se iniciaría. También habían tenido que dispersar fuerzas y una gruesa parte de su ejército se encontraba al otro lado, en el Asia, esperando un posible ataque japonés.

Por este motivo, el ataque alemán, durante los primeros meses, es un ataque demoledor, avanza arrolladoramente y es terriblemente cruel pues se ensaña contra la población civil. Sin embargo, la enorme extensión del frente determina que la pretendida reedición de la guerra relámpago no tenga precisamente las mismas características de las anteriores campañas. El avance inicial ha sido evidentemente rápido, pero la resistencia del ejército soviético también ha sido tenaz y los enormes bolsones, que las divisiones blindadas alemanas dejaron a su paso sin dominarlas, han servido para que significativas unidades del ejército rojo de la Unión Soviética, las utilice para generar una guerra de guerrillas que hostigan a las divisiones de infantería alemana e impiden que éstas puedan seguir el ritmo de las divisiones acorazadas. Por otro lado, el ejército soviético ha desmontado una buena parte de sus industrias en la Rusia Europea y las ha trasladado hacia el interior del país. También, en su retirada han quemado campos de cultivo para que no puedan servir para alimentar a las fuerzas invasoras.

Estos contratiempos desatan la cólera del alto mando militar alemán que una y otra vez destruye pueblos y pequeñas ciudades arrasándolas completamente. 70 mil de éstas pequeñas localidades fueron completamente destruidas. Además varias unidades del ejército rojo han sido rodeadas en operaciones de cerco y aniquilamiento y así caen prisioneros centenares de miles de soldados soviéticos que son inmediatamente trasladados a campos de concentración, donde son utilizados como fuerza de trabajo forzada.

El 18 de septiembre, después de duras luchas, cae la ciudad de Kiev en manos de los alemanes, dando fin a la batalla de Ucrania. 600 mil prisioneros logran los invasores en una de las derrotas más significativas del ejército rojo. Una ves cumplido este objetivo, los alemanes parten hacia el Cáucaso para tomar las reservas de petróleo soviéticas.

Paralelamente, los ejércitos alemanes del norte se han abierto paso hasta Leningrado a la que comienzan a cercar con la decidida intensión de tomarla. De este modo, comenzará una de las epopeyas más grandes de la guerra, pues los continuos intentos de asalto a la ciudad son rechazados una y otra ves por el ejército rojo que defenderá la ciudad del asecho alemán durante casi 900 días. El cerco de Leningrado será terriblemente cruel pues dejará sin abastecimiento del exterior a una enorme urbe de 5 millones de habitantes que racionan su alimentación hasta extremos inauditos. Se alimentan de perros y gatos, viven entre escombros y sobre todo luchan tenazmente para no ceder la plaza al enemigo. Leningrado no caerá en manos de los alemanes, pero tendrá un martirio durante tres años.

Finalmente, los ejércitos invasores del centro, habiendo tomado ya la ciudad de Smolensk, comienzan a divisar Moscú en noviembre y se lanzan desesperados a tomarla, chocando con la resistencia férrea del ejército defensor de la ciudad que comienza a recibir refuerzos de los ejércitos del este del país. Hitler había calculado mal su avance por Rusia. Pensó que su demoledor ataque llegaría en tres meses hasta Moscú. Esperaba una y otra vez que las serias derrotas del ejército rojo, tarde o temprano llevarían a su colapso total. Sin embargo, ese colapso no llegaba nunca y el ejército rojo mostraba una capacidad increíble de reponerse de sus derrotas y volvía nuevamente a emprender su resistencia. Por eso, cuando las tropas alemanas divisaban ya Moscú a lo lejos y sabían que la resistencia sería durísima, comenzaban a darse cuenta de la terrible suerte que les esperaba. El invierno llegaba y no habían sido preparados para una campaña invernal. Por eso, arremetieron con una furia extraordinaria para tomar la ciudad lo antes posible. Sin embargo, los ataque alemanes eran repelidos consecutivamente por la resistencia feroz del ejército y la población soviética que sabía que todo estaría perdido si Moscú caía en manos alemanas. Era como estrellarse contra un muro insalvable. Mientras los días pasaban, el frío arreciaba, la nieve hacía el terreno intransitable, los carros ya no se movían, las armas se congelaban y las tropas invasoras carecían de aprovisionamiento y abrigos de invierno. Finalmente, los soldados comenzaban a morir de congelamiento. El martirio había llegado esta vez a los invasores.

Pese a la contrariedad de Hitler, comprendieron que Moscú no podría ser tomada ese invierno y había que esperar a que llegue la primavera. Pero también sabían que eso daba tiempo a los soviéticos a reforzarse con nuevas tropas. Ocurriría algo que disiparía completamente el temor que tenía Stalin de una agresión japonesa en el extremo oriente, lo que le daría la posibilidad de traer a este frente, todas las fuerzas que tenía allá.

2.4. El frente en el Océano Pacífico.

Durante la década del 30, el Japón había reiniciado su política expansionista invadiendo Manchuria y, luego, China, donde tuvo que hacer frente a las fuerzas del Kuomingtan y a las del Partido Comunista de China.

Una crisis económica, una población crecida hasta los 71 millones de habitantes y un proceso de industrialización en vías de estancamiento habían puesto al Japón nuevamente en movimiento expansionista. Cuando estalló la guerra en Europa, y en virtud del pacto con las fuerzas europeas del eje, el Japón aprovechó el debilitamiento de Francia tras la ocupación alemana para tomar todas las colonias francesas en Indochina. Esta agresión fue respondida por parte de Inglaterra y de Estados Unidos con un embargo de las exportaciones de petróleo, tan requeridos por la economía japonesa.

De este modo, las tensiones entre las potencias que se disputaban la hegemonía en el pacífico llegaron a su clímax máximo antes de entrar en guerra. Cualquier otra expansión japonesa llevaría a la guerra con la potencia americana.

Para el Japón, la disputa contra Estados Unidos por la hegemonía en el pacífico se presentaba a primera vista como desventajosa, puesto que el coloso norteamericano era, naturalmente, superior al Japón en recursos, así como en población. Es esta consideración la que iba a determinar la actitud japonesa. Pensaba Tojo, el gobernante japonés, que un golpe sorpresivo y contundente a Estados Unidos, podía retrasar la movilización de su flota y darle tiempo a tomar mayores posesiones en el Asia, accediendo de este modo a mayores recursos, para enfrentar luego a Estados Unidos en mejores condiciones, compensando la desventaja inicial que se le presentaba.

Por eso es que la marina japonesa lanzará, aquel 7 de diciembre de 1941, un ataque demoledor contra Pearl Harbor en las islas Hawai, la principal base naval norteamericana en el pacífico. Una nueva arma hizo su entrada en la historia de las guerras: los portaaviones, verdaderos aeropuertos flotantes. No era el Japón la única potencia que los tenía en aquellos momentos, pero si la primera en hacer uso demoledor de ellos. De este modo, cientos de cazas se dieron a la tarea de destruir a la flota norteamericana anclada en la base. Como el ataque fue completamente sorpresivo, los aviones norteamericanos no tuvieron tiempo ni siquiera de despegar y fueron sometidos a un intenso bombardeo durante casi dos horas y finalmente destruidos junto con los barcos de guerra americanos.

Si bien es cierto que el ataque a Pearl Harbor fue un verdadero éxito para las armas japonesas, pues dañó seriamente a la flota norteamericana, tampoco habían logrado exactamente sus objetivos, pues los portaaviones norteamericanos, que eran el principal objetivo del ataque, no se encontraban en la base en el momento de la agresión. De este modo, Estados Unidos, no iban a tardar tanto en reponerse.

Sin embargo, la operación japonesa había sido meticulosamente planificada. El mismo día del ataque a Pearl Harbor, tropas japonesas atacaron a Malasia y a Tailandia, colonias inglesas, avanzando los siguientes meses hasta la ciudad de Singapur, donde estaba la principal base inglesa, a la que terminaron tomando en febrero de 1942.

Simultáneamente, también el mismo día del ataque a Pearl Harbor, los japoneses atacaron las bases norteamericanas en Filipinas y después de fuertes combates contra los estadounidenses, lograron apoderarse de todo ese territorio. Luego seguirán siendo ocupadas Birmania, Borneo, Java, Timor, Sumatra, es decir todo el sudeste asiático.

De este modo, la campaña japonesa por todo el extremo oriente ha sido espectacular. En solo unos meses se habían apoderado de prácticamente todo el extremo oriente, generando un gigantesco imperio habitado por 400 millones de personas y lo hicieron con un ejército de no más de 400 mil soldados de ocupación. En este momento el Japón ya cuenta con los recursos naturales e industriales suficientes para enfrentar a Estados Unidos, además de un enorme perímetro defensivo[9]

2.5. Los puntos de quiebre.

Para 1942, las potencias del eje habían logrado experimentar las victorias más espectaculares y tenían dominio de prácticamente toda Europa, toda Rusia occidental, prácticamente todo el norte del África, y todo el extremo oriente. En este momento, las perspectivas de su triunfo son evidentemente muy favorables, pues con sus conquistas han logrado compensar la inicial desventaja en recursos que tenían frente a las potencias aliadas. Sin embargo y por su parte, las potencias aliadas, especialmente Estados Unidos y la Unión Soviética, todavía no habían logrado desplegar toda su potencialidad, y en este momento, se veían plenamente urgidas de hacerlo. Con estas consideraciones se comprende que, en este año, la guerra había llegado a su clímax más elevado. Por eso es que las batallas decisivas de este momento, decidirían, a la postre, el resultado de la guerra. Se trata de los puntos de quiebre de la ofensiva de las potencias del eje y del comienzo de la contraofensiva de las fuerzas aliadas.

El primero de estos puntos de quiebre se presentaría en el frente del pacífico, con la batalla de Midway. Los japoneses habían tendido una maniobra distractiva, atacando las islas Aleutianas, en el pacífico norte, para que los portaviones norteamericanos se dirigieran allí a defender sus posiciones y sorprenderlos con un ataque masivo en medio Océano. Los portaviones norteamericanos, se mantuvieron sin embargo, detrás de su flota, a distancia considerable del ataque japonés y cuando se produjo el ataque sobre Midway, los portaaviones estadounidenses descargaron sus aviones sobre la flota japonesa. Fue uno de los combates más terribles de toda la guerra en el pacífico durante los días 4, 5 y 6 de junio en el que los japoneses llevaron la peor parte, perdiendo 4 portaaviones, además de varias otras embarcaciones.

A partir de este momento, los norteamericanos tomarían la iniciativa, aunque lenta y penosamente, por reconquistar palmo a palmo todas las islas ocupadas por los japoneses. Otra batalla significativa fue la de Guadalcanal, en el pacífico sur, en la que fuerzas norteamericanas comenzaron a expulsar a las fuerzas japonesas de los territorios ocupados.

El segundo punto de quiebre llegaría en el norte de África con la batalla de El Alamein en octubre del año 42. Las fuerzas británicas habían recibido significativos refuerzos con el objetivo de lograr control de una vez por todas sobre el mediterráneo. Los alemanes por su parte se vieron sin los refuerzos correspondientes dado que la invasión de Rusia había llevado a Hitler a priorizar esta campaña. Por este motivo, la ofensiva británica tuvo la fortaleza suficiente para infligir una derrota significativa a los alemanes y obligarlos a retirarse. Por otro lado, en noviembre fuerzas aliadas, británicas y australianas, mediante la llamada Operación Torch, desembarcarían en Marruecos y Argelia, derrotando a las fuerzas francesas leales al gobierno colaboracionista de Vichy. De este modo, Rommel y su África Korps se encontraban en retirada por Libia, desde Egipto. Pero tenían las espaldas amenazadas con la nueva maniobra de las fuerzas aliadas. Los alemanes terminaron refugiándose en Túnez y solicitaron a Hitler una retirada para evitar ser destruidos. Como la solicitud a Hitler no fuera aceptada, las fuerzas de Rommel tuvieron que capitular dejando libre al África de tropas del eje y el control de este territorio por las fuerzas aliadas.

El tercer punto de quiebre, Stalingrado en el frente soviético, sería el más espectacular de todos, por la dimensión de la batalla y lo dramático de su desarrollo.

Después de que los alemanes hubieron abortado su ataque sobre Moscú en diciembre de 1941, decidieron no retomarlo cuando llegó la primavera el año 42. Suponían que el invierno había dado tiempo a los soviéticos a reforzar su resistencia sobre la capital, pensaron, entonces que la batalla sobre Moscú podría emprenderse con mejores perspectivas si es que primero se tomaban los campos petrolíferos del caúcaso, donde el ejército alemán se dotaría de combustible. Los ejércitos del sur que habían tomado Ucrania ya se dirigían hacia allá y había necesidad de reforzarlos. Por eso es que los movimientos del ejército alemán, el año 42 se dirigieron hacia el sur.

Los contingentes alemanes tuvieron dos objetivos; uno el mismo Cáucaso, el otro la ciudad de Stalingrado para cortar el paso de posibles refuerzos soviéticos a las zonas petrolíferas. En el sur se desarrollaron batallas en la península de Crimea hasta que los alemanes finalmente tomaron Sebastopol y luego marcharon hacia las zonas petrolíferas sin lograr tomarlas, sin embargo. Los acontecimientos en Stalingrado cambiarían todo el rumbo de los acontecimientos.

El asedió sobre Stalingrado comenzaría en septiembre y como la resistencia soviética fuera bastante fuerte, los contingentes del sexto ejército alemán, al mando del general Von Paulus, se reforzaron con la intensión de decidir finalmente la batalla. Durante los próximos meses, el empuje alemán sería realmente tenaz hasta comenzar a penetrar en la misma ciudad. Por eso la batalla de Stalingrado es única en su género. Los combates comenzaron a desarrollarse dentro de la misma ciudad. De este modo, cada calle, cada edificio era motivo de encarnizados enfrentamientos entre las fuerzas contendientes. La ciudad se había convertido en un gigantesco escombro de ruinas, por los arrasadores bombardeos. Irónicamente los mismos alemanes habían generado un tipo de guerra que les impedía obtener ventaja de sus divisiones blindadas. Las ruinas se habían convertido en gigantescos obstáculos que impedían su paso. Entonces, la infantería tuvo que incursionar en aquél laberinto en el que cada casa, cada edificio, cada esquina eran una trampa mortal. Por otro lado, el ejército alemán había flanqueado la ciudad por ambos lados con la finalidad de rodearla, sin percatarse del movimiento que tendía el ejército soviético.

La resolución de la batalla tuvo lugar mediante una maniobra extraordinaria diseñada por Zhukov, el comandante de las tropas soviéticas. Se habían traído refuerzos frescos desde la Siberia. Sus movimientos fueron encubiertos por el camuflaje de sus uniformes y el amparo de las noches ya invernales. Cientos de miles de hombres en preparativos de una contraofensiva por detrás de la ciudad no pudieron ser descubiertos por las tropas de Von Paulus empecinadas en tomar Stalingrado. Se comenzó entonces a tender un cerco, por el norte y por el sur sobre las tropas sitiadoras de la ciudad. Cuando ellas atacaron, los alemanes comprendieron lo que ocurría pero ya era tarde para revertir su situación. Von Paulus consultó con Hitler la retirada de su ejército, pero ésta le fue denegada con la orden de resistir hasta el final.

Ese final llegó en enero de 1943, cuando sus tropas estaban en camino de ser completamente aniquiladas. Von Paulus contrariando las órdenes de Hitler finalmente se rindió. Entre 250 mil y 300 mil soldados del eje fueron tomados prisioneros. Entre muertos y presos, desde septiembre hasta enero, en las batallas de Stalingrado y zonas adyacentes, las fuerzas invasoras perdieron más de medio millón de hombres. Fue la derrota más catastrófica de Alemania hasta la toma de Berlín.

Hasta ese momento, Alemania no había experimentado una derrota significativa durante la guerra. Por eso, Stalingrado demostraba que el ejército alemán no era invencible. A partir de ese momento, las tropas alemanas comenzarían a retroceder y las soviéticas empezarían a empujarlas fuera del país.

De este modo, Midway, El Alamein y Stalingrado fueron las batallas más importantes de la guerra porque cambiaron el curso de la misma, marcando el fin de la ofensiva de las fuerzas del eje y el comienzo de la contraofensiva de las fuerzas aliadas.

Por otro lado, el frente occidental no experimentaría un cambio de orientación el año 42, como lo hicieron los otros frentes. Stalin había pedido desesperadamente que británicos y norteamericanos reabrieran ese frente, desembarcando tropas en Francia, para obligar a Hitler a trasladar tropas del frente oriental al occidental. No lo hicieron cuando el gobernante soviético lo requería. Lo harían recién a mediados de 1944, cuando los soviéticos ya avanzaban sobre Alemania.

2.6. La Contraofensiva Aliada.

La derrota de las fuerzas del eje en el norte de África, les permitió a los aliados tener control sobre el mar mediterráneo y, desde allí comenzar un ataque a Italia. Las presiones de Stalin para que las potencias occidentales abrieran un nuevo frente en Europa los llevaron a dirigir sus miradas hacia Italia. No era, sin embargo, lo que los rusos requerían en ese momento, pues un nuevo frente al sur de Italia sería un frente secundario[10]que no amenazaría significativamente a Hitler y, por lo tanto, no le impondría mover tropas del frente oriental. Otra cosa, hubiera sido la apertura del frente occidental en Francia, donde necesariamente, Hitler se hubiera visto amenazado con la consiguiente necesidad de reforzar sus tropas allí y desviarlas de otros frentes.

La operación fue, de todos modos, iniciada en Julio del año 43, cuando tropas norteamericanas y británicas desembarcaron tropas en Sicilia sin encontrar una resistencia especialmente dura. Más que un éxito militar, la maniobra tuvo efectos políticos, pues algunas esferas de poder en Italia, concretamente el Rey Víctor Manuel III y el Comandante italiano Badoglio, estaban ya temerosos de que la guerra se definiría a favor de las fuerzas aliadas. Por eso decidieron deponer y arrestar a Mussolini y entrar en conversaciones con las fuerzas aliadas, llegando incluso a firmar una rendición. Sin embargo, la situación en Italia estaba lejos de estar definida, pues al enterarse de los nuevos acontecimientos, las fuerzas alemanas estacionadas en Italia dieron un contragolpe, ocupando Roma y liberando a Mussolini de su cautiverio. De este modo, el Rey y sus adherentes tuvieron que huir dejando nuevamente el poder de Italia en manos de las fuerzas nazis y fascistas. Es así que la guerra en Italia tuvo que reiniciarse por parte de las fuerzas aliadas que desembarcaron fuerzas en Tarento, al extremo sur de la isla. Las operaciones avanzaban, sin embargo muy lentamente pues la resistencia de alemanes e italianos había recrudecido, entonces los aliados tuvieron que volver a desembarcar tropas esta vez en Anzio, ya cerca de Roma en enero de 1944. A partir de allí, las fuerzas aliadas irán paulatinamente ganando territorio a las fuerzas del eje, tomando Roma en julio y siguiendo hacia el norte. En abril de 1945 partisanos italianos tomarán preso a Mussolini y lo ejecutarán. Las fuerzas del eje terminaran rindiéndose en Mayo.

Paralelamente, Gran bretaña había desembarcado tropas en Grecia en Octubre de 1944 y después de un mes las fuerzas de ocupación alemanas en ese país levantaron las armas. En Yugoslavia, las fuerzas guerrilleras de partisanos que resistían la ocupación alemana terminarían expulsando a los invasores y formando un gobierno propio en Marzo del 45. Fue el desenlace del frente del Sur de Europa

Mientras tanto, la guerra en la Unión Soviética había llegado a otro punto crucial en julio del año 43. Cuando los soviéticos, después de su victoria en Stalingrado, comenzaron a avanzar desocupando paulatinamente de sus posiciones a los alemanes, y habían logrado recapturar la ciudad de Kursk en febrero. Los alemanes, estaban sin embargo, lejos de ser completamente derrotados y todavía tenían fuerzas para lanzar contraofensivas. Así lo hicieron en julio en Kursk. Como tenían la firme voluntad de que su maniobra fuera exitosa para revertir, de este modo, el nuevo curso de las operaciones en el frente, concentraron la mayor parte de sus divisiones blindadas en al ataque a esta ciudad. La operación, empero, no había sido planificada con la característica sorpresa de sus anteriores operaciones. Los rusos, estaban, por lo tanto, muy concientes de sus intensiones, así que concentraron también sus tanques en la defensa de esa ciudad. De este modo, estuvieron dadas las condiciones para el enfrentamiento de tanques más grande que hubo durante toda la guerra. La batalla fue colosal y estuvo decidida por la superioridad bélica que para estos momentos ya habían logrado los soviéticos.

La principal importancia de la batalla de kursk radica, más allá del rechazo de la contraofensiva alemana, en la destrucción de una buena parte del poderío blindado del ejército alemán. A partir de allí, las fuerzas alemanas, cada vez en constante retroceso, ya tenían perdida la guerra contra la Unión Soviética. De este modo, el ejército rojo comenzará una gran ofensiva sobre Ucrania en agosto y a principios de noviembre recapturará Kiev. En septiembre habían hecho lo mismo con Smolensk y en enero de 1944 lograrán liberar a Leningrado del cerco alemán. Para mediados de ese año, ya lograron llegar a sus fronteras de 1941 habiendo liberado ya totalmente el territorio soviético e iniciando su incursión en los países de Europa oriental.

Este será el momento en que las fuerzas occidentales de los aliados decidan, por fin, abrir el frente occidental con el desembarco de Normandía en Francia. La operación fue una de las más grandes de la guerra, pues fuerzas combinadas de norteamericanos, británicos, australianos, canadienses y franceses constituirán un enorme ejército de varios millones de hombres que tomarán las playas de Normandía a partir del 6 de junio de 1944.

Los alemanes esperaban la invasión. Sabían que el desarrollo de la guerra había llegado a un momento en que sus enemigos debían intentar abrir un nuevo frente en Francia. Naturalmente, no sabían exactamente cuando y exactamente donde se realizaría el desembarco, así que se prepararon a lo largo de prácticamente toda la costa francesa. Este era naturalmente un factor en contra de ellos, puesto que las fuerzas de desembarque lo harían de modo concentrado, mientras que ellos estaban obligados a esparcir sus tropas para cubrir casi toda la costa francesa. Además eran ya algo común en esta guerra las operaciones distractivas, así que el movimiento de tropas enemigas en un punto determinado no podía llevarlos a movilizar rápidamente sobre ese punto todas sus fuerzas. Por eso es que la preparación de las trincheras que iban a enfrentar el desembarco, debían ser especialmente resistentes, puesto que encontrarían una concentración de fuego muy grande. Entonces pusieron obstáculos enormes de hierro en las playas, trincheras de metrallas al frente de éstas, además de minar las playas y protegerlas con artillería pesada y apoyo aéreo.

Por su parte, los aliados, prepararon una operación distractiva al norte de Normandía, en el paso de Calais; bombardearon inmensamente los días anteriores los parapetos alemanes a lo largo de toda la costa, además de las vías de comunicación que unían las playas con el interior del país, para obstaculizar el paso de refuerzos. Finalmente, lanzaron fuerzas de paracaidistas en las espaldas de los defensores. Todo esto preparó el camino para las tropas de desembarco que, en consecutivas oleadas, fueron tomando paulatinamente las playas las regiones adyacentes[11]

De este modo, el desembarco de Normandía fue una de las operaciones más grandes de la guerra y llevó a la apertura del frente occidental. Un gran cerco comenzaba a tenderse sobre Alemania: por el este avanzaban los soviéticos y por el oeste, las potencias occidentales.

Por su parte, los soviéticos habían llegado en agosto y septiembre a Bulgaria y Polonia. Cuando las tropas rusas se acercaban a Varsovia, los judíos de los ghetos de la ciudad se sublevaron y fueron terriblemente masacrados por el ejército alemán que aunque ya se derrumbaba, no pudo evitar dejar el último testimonio de su odio racial. En octubre entraban los rusos en Prusia oriental y en diciembre estaban combatiendo al ejército alemán en Hungría. A su paso por Europa oriental llegaban a los campos de concentración, descubriendo estupefactos la horrible tragedia que envolvía a los prisioneros. Cientos de miles de judíos rusos, polacos, eslavos estaban en el extremo más espantoso de miseria, eran espectros cadavéricos que atestiguaban el horrendo proyecto de exterminio que habían diseñado los nazis. Millones de hombres, mujeres y niños murieron en sus cámaras de gas.

El avance soviético a comienzos del año 1945 era ya imparable. Las órdenes de Hitler a su ejército eran determinantes: había que resistir y no ceder terreno al enemigo. Esto había determinado que los contingentes alemanes caían encerrados en enormes operaciones de cerco y aniquilamiento y mientras transcurría esta guerra el ejército alemán iba siendo paulatinamente liquidado.

Las fuerzas occidentales, por su parte, una vez consolidada su posición en las playas de Normandía comenzaron a expandirse por toda Francia y ya en Agosto del 44 llegaron a Paris liberándola después de cuatro años de ocupación nazi, y en septiembre esas tropas estaban penetrando en territorio belga.

Sin embargo, en este frente, los alemanes tuvieron capacidad de realizar una fuerte contraofensiva. En diciembre, los alemanes habían incursionado por las Ardenas, en el mismo lugar que cuatro años antes habían hecho colapsar la resistencia de fuerzas occidentales. Esta ves la contraofensiva fue de tal envergadura que las fuerzas aliadas tuvieron que retroceder y fuertes contingentes estuvieron a punto de ser aniquilados.

No podría, empero, sostenerse la contraofensiva alemana. El poderío aliado era ya muy superior, así que concentraron fuerzas y nuevamente empujaron a los alemanes. En este esfuerzo los alemanes habían perdido 120 mil hombres, 600 tanques, 1.600 aviones. Fue el último gran esfuerzo de la Alemania nazi.

A partir de este momento, a comienzos del año 45 comienza una carrera desenfrenada de las potencias occidentales por el oeste y las soviéticas por el este para llegar a Berlín, entrando en territorio alemán y destruyendo paulatinamente sus líneas defensivas. Los bombardeos sobre toda Alemania son feroces, se destruyen industrias, vías de comunicación y todo queda en escombros. Hitler había ordenado a sus generales pelear hasta el final y no rendirse, cuando todo era ya inútil. Testimonios cuentan que ya había perdido todo el sentido de la realidad. Esa resistencia significaba solamente la destrucción total. Pero así lo había querido Hitler. Las ciudades alemanas van cayendo una a una en poder de las fuerzas aliadas.

En abril, fuerzas soviéticas entraban en Berlín y Hitler finalmente se suicidaba. A principios de mayo los generales alemanes que habían logrado sobrevivir firmaban la capitulación incondicional. La guerra había terminado en Europa.

En el frente del pacífico, la confrontación duraría todavía unos meses más. La guerra allí se había desarrollado, a partir de las batallas de Midway y Guadalcanal en 1942, con la paulatina recaptura de las islas y territorios dominados por los japoneses.

Durante el año 43, las fuerzas norteamericanas se concentraron en liberar el archipiélago de Nueva Guinea, con la clara estrategia de avanzar hacia el norte para cortarle al Japón el aprovisionamiento de todos los recursos que obtenía de sus dominios conquistados.

A fines del 44, en octubre, se encontraron preparados los norteamericanos para terminar con el dominio japonés en Filipinas y concentraron su flota para una confrontación decisiva en el golfo de Leyte en el mar de Filipinas. Sabiendo los japoneses que la recaptura norteamericana de Filipinas significaría el fin de su imperio, enfrentaron el reto y se produjo la batalla naval más grande del frente del pacífico. En conjunto participaron 282 naves en la batalla. En vista de la enorme superioridad estadounidense que contaba con 17 portaaviones y más de mil aviones, la victoria estaba ya predeterminada para los Estados Unidos. En un acto de desesperación, los japoneses lanzaron pilotos suicidas (Kamikazes) sobre las naves rivales para intentar revertir su inferioridad. Sin embargo, el esfuerzo fue inútil[12]Los japoneses perdieron sus portaaviones, además de otras naves de combate. Posteriormente, los norteamericanos se dieron a la toma de Filipinas.

Es así que a comienzos del año 45 ya sólo separaban las islas de Iwo Jima y Okinawa a las fuerzas estadounidenses del Japón. Sin embargo, no fueron objetivos fáciles dado que constituían las últimas líneas defensivas del imperio del sol naciente y entonces estaban fuertemente atrincheradas. Por eso, el desembarco y posterior toma de estos reductos durante los meses de marzo hasta julio fueron batallas realmente duras donde Estados Unidos perdió la mayor cantidad de efectivos, pero finalmente logró controlarlas.

El siguiente paso fue el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima el 6 de agosto con la finalidad de terminar la guerra abruptamente. El terrible efecto de esta bomba fue relatada luego por un testigo ocular en los siguientes términos:

"Súbitamente apareció sobre el cielo el resplandor de una luz blanquecina rosada, acompañado de una trepidación monstruosa que fue seguida inmediatamente por un viento abrasador que barría cuanto se hallaba a su paso. En cosa de pocos segundos, los miles de personas que se encontraban en las calles y jardines del centro de la ciudad, quedaron calcinadas por una ola de calor agostador. Muchas quedaron muertas en el acto, otras yacían retorciéndose en el suelo, clamando en su agonía por el intolerable dolor de sus quemaduras. Cuanto se hallaba en pie al paso de la onda explosiva, muros, casas, fábricas y otros edificios, quedó aniquilado y sus residuos fueron arrasados hacia el cielo en medio de un torbellino. Los tranvías eran levantados y volcados como si carecieran de peso y solidez. Los trenes eran descarrilados de sus vías como si fueran de juguete. Los caballos, los perros y el ganado sufrieron idéntico destino que los seres humanos. Toda cosa viviente quedó petrificada en una actitud de indescriptible sufrimiento. Ni siquiera se libró la vegetación. Los árboles se elevaban ardiendo, las plantaciones de arroz perdieron su verdor y la hierba se quemaba en el suelo como paja seca…"[13]

100 mil personas murieron en el acto y jamás se sabrá cuantos lo hicieron posteriormente como efecto de la radiación y las quemaduras. Como la esperada rendición no llegó inmediatamente, se procedió a lanzar una segunda bomba atómica en Nagasaki el 9 de agosto con efectos similares a la primera. Los japoneses terminaron entregando su rendición incondicional. La guerra había terminado.

Se ha debatido mucho acerca del porque Estados Unidos lanzó la bomba atómica. El Japón estaba ya destrozado. Su flota era ya prácticamente inexistente. Ya no contaba con dominio alguno en el sudeste asiático (que fue recapturado por los ingleses) y en el pacífico que le pudiera dotar de recursos. Por si fuera poco, La Unión Soviética había declarado sin efecto el tratado de neutralidad que habían firmado ambos países durante la guerra, en una clara señal de que su próximo paso sería la declaración de guerra, pues a eso se había comprometido Stalin una vez que los alemanes fueran derrotados. Entonces ¿Por qué someter a una población civil a semejante catástrofe? La versión oficial de los Estados Unidos ha consistido en que se quería terminar la guerra cuanto antes para evitar una mayor pérdida de vidas de solados estadounidenses. Sin embargo, ante la evidencia de la inminente derrota japonesa está claro que también hubo otros propósitos en la detonación de las bombas atómicas.

Ya estaba claro que las potencias occidentales y la Unión Soviética tendrían serios problemas en la postguerra. El bosquejo de la nueva correlación de fuerzas estaba en juego y, por eso, Estados Unidos tenía la necesidad de demostrar su poder.

¿Y después?

La segunda guerra mundial fue la mayor catástrofe que ha experimentado la humanidad a lo largo de toda su historia, ya que se llevó la vida de la asombrosa cantidad de aproximadamente 60 millones de personas.

Las consecuencias directas de esta gran conflagración fueron la guerra fría y la descolonización de Asia y de África. El mundo esperaba paz. Era lo que menos tendría.

Bibliografía

  • Artola, Ricardo. "La Segunda Guerra Mundial".

  • Pizarroso Quintero, Alejandro. "El Estado Corporativo Fascista".

  • Mandel, Ernest. "El significado de la Segunda Guerra Mundial".

  • Cardona, Gabriel. "La Guerra relámpago. 1939-1942".

  • "Historia gráfica de la Segunda Guerra Mundial". Vol. II, El bloqueo.

  • "Historia Gráfica de la Segunda Guerra Mundial". Volumen IV. La Victoria.

  • Beevor, Anthony. "Stalingrad".

 

 

 

 

 

 

Autor:

Carlos Alberto Echazú Cortez

[1] Ver, por ejemplo Artola, Ricardo. "La Segunda Guerra mundial". Pág. 13.

[2] Pizarroso Quintero, Alejandro. "El Estado Corporativo Fascista". Pág.104.

[3] Mandel, Ernest. "El significado de la Segunda Guerra Mundial". Pág. 11. Esta interpretación tiene mucho sentido cuando, ya en media guerra, se revelan las proporciones del ataque alemán a la Rusia Soviética y, por otro lado, la renuencia de las potencias occidentales para abrir el frente occidental y desviar de este modo parte de las tropas alemanas del frente oriental al occidental.

[4] Algo que parecería contradecir esta interpretación es el pacto Molotov-Ribbentropp, firmado entre la Unión Soviética y Alemania, poco antes del estallido de la guerra. Sin embargo, no se trataba de una alianza, como en el caso del pacto anticomintern, sino de un pacto de no-agresión. Está en la misma esencia de un pacto de no agresión que los que lo firman son potenciales enemigos que se comprometen a no agredirse, de lo contrario firmarían una alianza y se comprometerían a defenderse. Tanto Alemania como la Unión Soviética firmaron ese pacto por motivos tácticos, esperando ganar tiempo. Alemania intentaba evitar una guerra de dos frentes. Esperaba batir primero a las potencias occidentales y luego dirigirse contra la Unión Soviética, como efectivamente lo hizo. Por su parte, La Unión Soviética esperaba ganar tiempo, pues también temía una posible guerra de dos frentes; al occidente contra Alemania y al oriente contra el Japón. El pacto anti-comintern motivaba completamente esos temores.

[5] Cardona, Gabriel. "La Guerra relámpago. 1939-1942". Págs. 18-24.

[6] "Historia gráfica de la Segunda Guerra Mundial". Vol. II, El bloqueo. Pág. 34.

[7] Artola, Ricardo. "La Segunda Guerra Mundial". Pág. 62.

[8] Beevor, Anthony. "Stalingrad". Pág. 27.

[9] Historia Gráfica de la Segunda Guerra Mundial. Volumen II. El Bloqueo. Pág. 207.

[10] Artola, Ricardo. "La Segunda guerra Mundial". Pág. 109.

[11] Historia Gráfica de la Segunda Guerra Mundial. Volumen IV. La Victoria. Págs. 8 – 28

[12] Artola; Ricardo. "La Segunda Guerra Mundial". Pág. 145.

[13] Testimonio de un japonez anónimo realizado a Marcel Junod, representante de la cruz roja. Historia Gráfica de la Segunda Guierra mundial" Volumen IV. La Victoria. Pág. 204.

Partes: 1, 2
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