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Historia Argentina: Los gobiernos de Perón

Enviado por latiniando


    Objetivo: Conocer y comprender las características ideológicas, políticas, económicas, sociales y culturales de la década y estar en condiciones de realizar un balance de la misma con el fin de alcanzar una visión profunda del período.

    Contenidos: El ascenso de Perón. El 17 de octubre de 1945. El primer gobierno. Política social y económica. Política internacional. Segundo gobierno. La crisis. Revolución Libertadora.

    Este trabajo tratará de introducir al lector a una época que marco una etapa fundamental en la política argentina.

    Una década 1945-1955, en la cual Juan Domingo Perón llevó la riendas hacia una nueva Nación. Perón era el nuevo caudillo, y como todo líder tuvo la gente que le fue fiel y la gente que se oponía a su política.

    Justamente este es el tema base de este trabajo el cual espero sinceramente les deje todas las ideas acerca de Perón muy claras. Para esto pasemos la hoja y continuemos con la lectura de la investigación.

    ¿Quiénes apoyaron y quiénes se enfrentaron a Perón?

    esgraciadamente las instituciones políticas de la nación no estaban equipadas, en ese momento, para absorber grandes grupos de nuevos participantes políticos. Las estructuras, los programas y los dirigentes de los partidos políticos existentes no eran capaces de ofrecer nada de valor a la clase trabajadora. Hasta 1940 el Congreso estuvo dominado por los conservadores, que parecían totalmente indiferentes a los problemas de los trabajadores; durante los tres años siguientes los radicales utilizaron su mayoría parlamentaria para poner en dificultades al Presidente e impedir la aprobación de cualquier tipo de programa.

    Éste era el escenario en 1943 cuando los jefes de las fuerzas armadas asumieron nuevamente el papel protagónico y depusieron al gobierno conservador. En el gobierno militar que surgió del golpe, el poder se fue concentrando gradualmente en las manos de un coronel destinado a dominar el curso de la política argentina durante los 30 años siguientes: Juan Domingo Perón.

    Perón fue uno de los pocos hombres de la revolución que percibió que había algo que satisfacer en el pueblo y que hacerlo iba a ser el elemento legitimador de la revolución. Perón uno de los hombres del G.O.U (Grupo de Oficiales Unidos) quien desde los cargos que ocuparía en progresivo ascenso sabría "oír" las necesidades del pueblo argentino y comenzar a planear un movimiento de opinión.

    Después de que Rawson y Ramírez pasaran fugazmente por el sillón presidencial hubo un cambio importante, el tono gremial del Gobierno cambió debido a que el coronel Perón, secretario del Ministerio de la Guerra, asumió la jefatura del Departamento Nacional de Trabajo, que un mes después se transformaría en Secretaría.

    Perón fue el único dirigente militar que pareció haber visto el potencial político del movimiento obrero, algo que lo ayudo a descubrirlo fue su relación con los gremialistas . Desde una posición de importancia secundaria en el gobierno de la revolución inició una campaña para obtener el apoyo de la clase trabajadora. Apoyó la formación de nuevos sindicatos y una gran expansión de los que ya existían y le eran favorables. La acción de Perón se enderezó a promover una serie de medidas laborales y previsionales tendientes a satisfacer los reclamos y necesidades de los trabajadores.

    Farrell fue nombrado presidente a causa de la renuncia del actual; Farrell, ex jefe, amigo y aliado de Perón lo nombró a este ministro de Guerra con retención de la secretaría de Trabajo. El control del ejército y de la fuerza obrera quedaban en sus manos.

    La vicepresidencia de la nación estaba vacante y por este motivo la oficialidad del ejército, puesta en asamblea, votó a los candidatos y ganó, por escaso margen, Perón contra Perlinger. Perón fue designado vicepresidente con retención de sus dos cargos anteriores. La suma del poder se encontraba en sus manos.

    En los primeros meses del 45, Perón debía computar ciertas limitaciones políticas: los nacionalistas lo odiaban; lo consideraban un traidor. De los partidos tradicionales no había llegado nadie, salvo algunos socialistas que estaban cerca del oficialismo en función de sus responsabilidades gremiales.

    Lo peor para Perón era que el territorio político se le estaba achicando de manera alarmante. Las vagas declaraciones oficiales sobre elecciones debían concretarse cada vez más. Sin apoyo entre los partidos tradicionales ni de un movimiento popular nuevo, el tiempo de Perón estaba estrechamente vinculado a la duración de su control sobre el Ejército.

    En 1945, el gobierno peronista se veía cercado por una conjura vigorosa y audaz, que reunía en un solo impulso opositor a fuerzas tan diferentes como las grandes empresas, el estudiantado, la influencia de la embajada norteamericana, los partidos tradicionales, las asociaciones de comerciantes y ganaderos, los sindicatos ajenos a la órbita oficialista, la burocracia estatal, la Marina, un sector no despreciable del Ejército, los intelectuales, la justicia, la inmensa mayoría de los diarios… Frente a esta avalancha de fuerzas, sólo restaba a Perón el manejo del aparato represivo del Estado y sus propias huestes.

    La llegada del embajador norteamericano, Spruille Braden, radicalizó el proceso político interno y las fuerzas opositoras encontraron en el representante de Truman un verdadero jefe, cuya primera decisión fue suspender los acuerdos que se habían logrado semanas antes con una misión económica norteamericana. De allí en adelante, Braden y Perón se agredieron prolijamente. Se clarificaba rápidamente el panorama político y las dos grandes alternativas que habían de plantearse los argentinos en términos electorales redondeaban sus respectivas propuestas. De un lado, la democracia liberal, políticamente formalista y convencional, deseosa de retornar al sistema anterior a la revolución del 43 con las correcciones debidas. Del otro lado, un fervoroso caos popular que tenía a Perón por líder indiscutido y se abrigaba un profundo contenido nacional y una adelantada actitud en el campo social.

    Varios de los partidos políticos y diversas agrupaciones cívicas postulaban desde tiempo atrás la unión de todas las fuerzas democráticas para enfrentar al gobierno militar. La Unión Cívica Radical aprobará el 13 de noviembre de 1945 la formación de la Unión Democrática de Fuerzas Opositoras, con el lema: "Por la libertad contra el fascismo". Tras dicha unión, el radicalismo elige a José P. Tamborini y Enrique M. Mosca para integrar la fórmula que sostendrá en los comicios presidenciales de 1946. Le dan su apoyo los partidos Socialista, Democrático Progresista y Comunista; y también lo harán, aunque no oficialmente, numerosos distritos del Partido Demócrata Nacional.

    Las elecciones de 1946 habían dejado sorprendido a los partidos tradicionales. Las elecciones fueron, desde el punto de vista de la libre emisión del voto, las más impecables de cuantas se había realizado en el país.

    Todas las fuerzas políticas, ante el inesperado desastre, trataron de hacer autocrítica de sus errores y en casi todas empezaron a brotar movimientos renovadores. Al mismo tiempo, los partidos declinaron tácitamente la función opositora en el único que, pese a la derrota, mantenía un significativo bloque de diputados en el Parlamento: el radicalismo.

    Probablemente, quienes se sintieron más lesionados por las elecciones de 1946 fueron los socialistas. Ellos cuatro años atrás habían ganado la Capital Federal; ahora salieron terceros. No habían obtenido ningún diputado nacional, por primera vez desde la vigencia de la Ley Sáenz Peña. Habían sido los más constantes artífices de la Unión Democrática, se habían jugado en la lucha contra el gobierno de facto: el resultado les fue decepcionante. El socialismo sólo podía entretenerse en la confección de hojitas opositoras distribuidas casi exclusivamente entre los afiliados y tenían una clara posición: el peronismo era nazifascismo.

    En cuanto a los conservadores: se define el partido como "una fuerza liberal y progresista que aspira a acelerar la evolución del país pero cree que ningún avance social puede consolidarse y ser fecundo si no se apoya en el reconocimiento de la obra del pasado". Los conservadores estaban en una situación más afligente que otros partidos opositores. Con gran trabajo habían logrado reconstruirse orgánicamente, pero campeaba sobre ellos la sensación de carecer de destino político.

    El Partido Comunista, la gran incógnita electoral después de décadas de vida clandestina, había resultado un fracaso: junto con los demócratas progresistas figuró en cuarto lugar en la Capital Federal; reunió solo 25.000 votos en Buenos Aires y no alcanzó a colocar sino tres diputados provinciales en Mendoza gracias al sistema proporcional que se aplicaba en la provincia andina. Sin embargo, este fracaso no desanimó a Victorio Codovilla, esa clase de Stalin local. Codovilla dijo – en el acto realizado el 1º de junio que se realizaba por la reanudación de relaciones diplomáticas con la Unión Soviética, que el gobierno de facto ya había decidido concretar, a pedido del presidente electo – "los comunistas nos colocaremos decididamente a la cabeza de las luchas de las masas por el cumplimiento de las promesas de Perón hizo al pueblo, y no nos dejaremos provocar por los alincistas y otros enemigos que están interesados en crear un estado de beligerancia entre los afiliados a nuestro partido y las masas obreras y populares que siguen a Perón. Sólo así se logrará unir la clase obrera en un poderoso Frente de Liberación Nacional y Social".

    Nadie , dentro de los partidos "democráticos" burgueses" tenía interés en asociarse a los comunistas. Para los peronistas, eran aborrecibles.

    Curiosamente, Perón mantuvo al Partido Comunista en la legalidad. Esto se da ya que los necesitaba para varias cosas: valorizar su Tercera Posición mostrando la independencia de una política que en plena guerra fría toleraba la actividad de un partido stalinista, señalar a los "oligarcas" una alternativa que podía ser mucho peor que la representada por el propio Perón, disponer de un enemigo visible para mostrar a la masas adictas el origen de las dificultades del régimen y atribuirle bombas y atentados.

    Los radicales podían acariciar la esperanza de ser la única alternativa política de Perón, los reemplazantes obligados. En la UCR, el partido opositor más vigoroso y el único que disponía de posiciones importantes, la actividad seguí moviéndose en dos direcciones: externamente, la lucha contra el régimen peronista, pese a todas las limitaciones; internamente, el pleito entre intransigentes y unionistas.

    Los intransigentes no veían al fenómeno peronista con la histérica sensibilidad del "unionismo" radical, sino como una etapa que se agotaría a corto plazo y cuya secuela debía ser, necesariamente, un radicalismo que ofrecería al pueblo, desengañado de Perón, una nueva propuesta.

    Hasta que ese momento llegara, los radicales seguían luchando desde todas las tribunas y particularmente desde el Congreso. Los anales parlamentarios argentinos no registran una bancada tan brillante como el "bloque de los 44" de los años 1946/48. Este bloque disponía de individualidades aptas para la más diversas luchas: el sarcasmo y la ironía, la denuncia resonante, el debate económico, político o internacional, y sabía usar eficazmente cada uno de sus elementos. Presidía esta temible concentración Ricardo Balbín, de 42 años en ese entonces. En el Congreso cada vez más tormentoso de esos años. Arturo Frondizi aguardaba el momento de su aparición. Pero ambos estilos personales marcaban entre Balbín y Frondizi algo más de n diferencia de modalidad: eran dos maneras inconciliables de concebir la política.

    El "bloque de los 44" fue un testigo peligroso y un enjuiciador implacable de las impovisaciones económicas y los desbordes políticos del régimen peronista. No es de asombrar, pues, que rápidamente se tornara densa la atmósfera de la cámara joven – la única donde existía oposición -, pues el Senado era unánimamente oficialista. En 1950 el propio Balbín fue despojado de sus fueros parlamentarios para ser sometido a juicios por desacatoque lo llevaron a la cárcel durante casi un año.

    No obstante todo esto y la forma arbitraria con que la mayoría conducía la mecánica parlamentaria, el bloque radical (sensiblemente disminuido en número a partir de 1952 por una mañosa reforma de la ley electoral) siguió ejercitando una implacable función opositora que muchas veces, hay que reconocerlo, atendió a sus propios dividendos políticos y siempre sacó partido de la inexperiencia o ineptitud técnica que campeaba en el bloque oficialista.

    La dureza del oficialismo respecto de la oposición no se daba solamente en el plano parlamentario. A lo largo de 1948 el gobierno fue apoderándose de la radioemisoras privadas, lo que le negaría a la oposición expresar o difundir sus criticas hacia el gobierno; en la campaña 1945/46 algunos discursos de la Unión Democrática alcanzaron a radiarse. A esta clase de censura hay que sumarle la clausura del semanario socialista La Vanguardia y del radical Provincias Unidas, así como las restricciones postales a la circulación de diarios como La Prensa y La Nación. Hacia 1950 ya se había estructurado un aparato de propaganda, coacción y represión tan perfecto, que parecía proteger al Estado peronista.

    No toda la oposición se sentía representada por los partidos. En distintos sectores de la sociedad argentina persistía una actitud de rechazo al régimen por distintos motivos y con diferentes características.

    Tampoco debemos olvidar que el principal partido opositor, la UCR, era quien, ante el llamado a elecciones en 1951, proclamó una fórmula que se opuso a los nombres de Perón – Quijano, compuesta por Balbín – Frondizi, la que fue votada por todos los sectores antiperonistas en una virtual unión contra el gobierno peronista.

    Perón había tratado de tomar contacto con dirigentes universitarios y empresarios. Decidió usar con los estudiantes -el sector más activo de la oposición- los métodos de persuasión que había usado con los obreros. Fue uno de los errores más grandes que cometió dentro su carrera política. Dirigirse a los estudiantes ya era un error, porque ellos constituían un frente totalmente impermeable al oficialismo. Intentar seducirlos era una fantasía y su intento estaba condenado al fracaso.

    Pero tiempo más tarde la Confederación General de Trabajo (CGT) organizó por primera vez un acto de apoyo a Perón. Cabe destacar una curiosidad: aquellos obreros no pensaban en el problema presidencial. Simplemente sentían que Perón les había dado lo que no les había dado nadie y venían a gritar su apoyo.

    ¿Quiénes formaban filas al lado de Perón?

    Como en el caso de la oposición, también aquí coincidían la venalidad y el idealismo. Disponiendo de los recursos del poder, Perón ganó a su causa a muchos elementos políticos y sindicales a base de prebendas que fueron comprometiendo a dirigentes de diversos sectores. En ese movimiento carente todavía de organización, de nombre, de ideología y de medios de expresión, militaba gente llegada de todos los partidos populares. En 1945, ser peronista no era fácil: era zambullirse en una aventura política que, si fracasaba, dejaría el tendal de hombres aniquilados. Por lo tanto, hasta entonces casi ningún argentino denominaba como un "peronista".

    Por consiguiente, los que apoyaban a Perón fueron constituyendo un movimiento muy heterogéneo. Había radicales del viejo cuño yrigoyenista, formados en la tradición del liberalismo político; sindicalistas de todas las tendencias y orígenes; nacionalistas que estaban con Perón por un sentimiento visceral de rendimiento ante el hombre fuerte, el líder, el nuevo caudillo. Todos tenían la intuición de que al alcance de su mano, dirigidos por ese extraordinario conductor, un país nuevo se ofrecía para ser modelado sin limitaciones de ninguna clase.

    En 1947 se aprobó la ley que extendía a las mujeres el derecho a elegir y ser elegidas, duplicando así el número de electores y volcando hacia al oficialismo una masa de votantes que serían, por definición, adictas al régimen por vía de la mujer que les había posibilitado esa conquista: Eva Perón.

    PERON REPRESENTABA LA VOLUNTAD HISTÓRICA DE LA MASAS ARGENTINAS Y FRENTE A ESE DESIGNIO TRASCENDENTE TODOS LOS OBSTÁCULOS, POR RESPETABLES QUE PARECIERAN, DEBÍAN ALLANARSE.

    Un hecho singular para señalar durante el gobierno de Perón es el siguiente: en el momento de la elección presidencial de 1946, Perón contaba ciertamente con el apoyo de la mayor parte de las fuerzas armadas, entre otras razones porque la única alternativa era un retorno al ejército del poder por los desacreditados políticos civiles. Durante toda la primera época de su gobierno, los programas de Perón le permitieron conservar este apoyo. Sin embargo, para 1951 un apreciable segmento de los militares había dejado de estar dispuesto a seguir su liderazgo. Durante los cuatro años siguientes el descontento dentro de las fuerzas armadas aumentó gradualmente y en 1955 los opositores a Perón habían llegado a ser suficientemente fuertes para derrocarlo.

    Otro hecho para destacar durante la presidencia de Perón es el papel de la Iglesia en un principio y las causas de su variación.

    Cabe mencionar que la relación entre Perón y la Iglesia fue confusa, llena de conflictos y, principalmente, del festejo al alejamiento. Perón utilizó variadas actitudes para obtener el apoyo de la Iglesia. Por tal manera, es que la Iglesia, viéndose favorecida por Perón, "ordenó" a los creyentes que votaran por la fórmula que integraba Perón. Y es así que Perón le otorgó diversos privilegios a la Iglesia durante su gobierno. Aunque tiempo más tarde la Iglesia se dio cuenta de que el gobierno peronista se encontraba realmente utilizándola como un instrumento para obtener el apoyo de las masas populares. Para llegar a tal conclusión simplemente deberíamos recordar los principales hechos que produjeron la variación de la Iglesia: se suprimieron feriados correspondientes a celebraciones litúrgicas, se aprobó la apertura de "prostíbulos" y se realizó un acto en contra de la posición de la Iglesia, que se destacó por ser espiritista y anticatólico. Consecuentemente, se efectuaba la definitiva ruptura de Perón y la Iglesia, cuando esta última dispuso finalmente la excomunión mayor de Perón, luego de que dignatarios eclesiásticos fueran expulsados del país.

    Curiosamente, tales actos fortalecieron a la oposición y dejaron disminuido y quebrado al régimen. Por eso es que después del incendio de las iglesias porteñas, realizado por parte de seguidores peronistas durante el conflicto entre Perón y la Iglesia, todo católico era un militante contra el gobierno y las fuerzas políticas, tonificadas por la tácica incorporación de la Iglesia al frente opositor, brindaban su experiencia y su organización para vehiculizar un sentimiento que arrancaba del fondo de los corazones creyentes.

    BALANCE DE LA DÉCADA

    Perón asumió y con él se terminó un período corto de Gobierno Militar. Al acceder al poder la Argentina se encontraba en una situación delicada y esta debía mejorar, las palabras del General parecía convencer a muchos. Se prometía la implantación de la justicia social sobre la base de la soberanía política y la independencia económica. Todo esto se cumpliría y la Nación alcanzaría una etapa casi idílica, que produciría un cambio total, para hacer del actual otro país. Cuando se habla de una Argentina nueva, hablamos de un pueblo nuevo, de una patria nuevo, de una patria nueva. La Nueva Argentina de Perón.

    Durante su primer presidencia todo fue por el buen camino, la nación creció de forma notable, el país vivió una etapa de industrialización, de nacionalismo económico que le permitió desarrollarse y evitar la dependencia de otros países. La primera etapa presidencial se caracterizó por ser una etapa tranquila sin ninguna alteración alarmante. Perón llamó a todos al trabajo por la Patria, a quien él respetaba netamente. Siempre se mostró como un gran patriota cuya causa era la causa del pueblo y su guía era la bandera. "Todo parecía reabrir la antigua edad de oro, y Perón reflejaba exactamente ese generalizado estado de espíritu".

    Los obreros fervorosos levantaban en alto sus manos, su alegría era incontenible, eran los apoyados por Perón, que dejaba de lado a la clase alta porque ellos pertenecían a la oposición. Su gobierno estaba bien organizado. Surgiendo nuevos planes de desarrollo y aquí es cuando surgió el Plan Quinquenal que fue adoptado luego por los demás gobiernos y fue un paso importante tomado por Perón. Los años fueron pasando y las cosas se iban desarrollando de una manera positiva, algo se no se debe olvidar que el derroche de capital era incalculable. Perón estaba acabando con los bienes estatales, dejando los fondos vacíos. La gente no podía ver esto, solo podía contemplar un país que crecía que se industrializaba y se fortificaba. Los trabajadores eran beneficiados por el gobierno, y el país se lanzaba al mundo.

    Perón no dudaba que su reelección era posible ya que las grandes masas lo apoyaban. Con la reforma de la Constitución que tuvo su oposición por parte de los radicales y otros partidos. Perón se presentaba como el gran candidato para una nueva presidencia. La nueva Argentina quería a ese presidente, aquel que había logrado que el país creciese, que amaba la patria, que valoraba todo lo que en nuestro país se producía ya que no deseaba lo importado; aquel que quería producir y consumir sin comprar al extranjero.

    Así se presentó a las elecciones del ‘51 y triunfó esta vez por amplio margen, a pesar de esto se gobierno no sería el mismo, en este período el espíritu de tiranía se había apoderado del primer mandatario. Todo pareció empezar con tranquilidad, pero el Presidente mostraba tener un carácter más severo, el concepto de libertad empezó a esfumarse de su mente. Poco a poco fue siendo temido por muchos aunque eran muchos más los fanáticos de Perón.

    En su segundo mandato, Perón se apoyo en políticos que pertenecían a la masonería (comunistas) y ellos eran los que provocaban la separación del presidente del clero y por lo tanto de los cristianos. Este segundo período presidencial fue muy diferente al primero, la fuerza era el arma para solucionar los problemas, la gente de la oposición comenzó a ser arrestada y llevada a la cárcel, la libertad de prensa deja de existir, por orden de Perón se cierran varios diarios, de radios y de sectores de la Acción Católica. La característica que resalta de esta etapa es el exceso y abuso del poder.

    Este Gobierno severo y tirano ya había sido anunciado con anterioridad al primer período presidencial por intermedio de varios obispos.

    El país se encontraba con una gran crisis económica, no había fondos estatales.

    Hay dos etapas que se ven claramente en el momento que Perón era dueño del "poder": la etapa democrática y la de un gobierno tirano. Este ultimo llevó a Perón a su derrota personal

    DIEZ IDEAS FUERZA CARACTERIZADORAS DE LA DÉCADA.

    1. El peronismo llegó al poder exhibiendo un pensamiento político debido casi exclusivamente a su líder. Perón venía exponiendo sus ideas desde 1943. Su ideología condensó influencias que iban desde el nacionalismo y las encíclicas papales de acento social hasta su admiración por la Italia fascista. El nuevo presidente contaba con la incondicional adhesión de grandes sectores populares, sustentada a través de una sensibilidad popular marcada y una especial aptitud para manejar un lenguaje directo como uno de los rasgos políticos más sobresalientes de su personalidad.

    2. El ascenso de Perón.

      Sin duda alguna este es el día más importante de nuestra historia contemporánea porque señaló la falencia de los partidos tradicionales y de los factores de poder vigentes hasta entonces, para exaltar un elemento que todos habían invocado siempre, pero que no existía como hecho físico concreto: la masa, el puro pueblo, el hombre común que rompió los esquemas de sus dirigentes, aun de los más respetables, para imponer su voluntad. De allí en adelante queda abierto el camino de Perón hacia el triunfo electoral.

    3. El 17 de octubre de 1945.

      No puede desestimarse la seguridad, el regocijo, la exaltación con que el alma nacional se vistió en aquellos años. Las grandes mayorías argentinas confiaban en Perón y en Eva Perón. Pero no solamente les agradecían los bienes materiales a que habían accedido en pocos años. Era una nueva dignidad la que sentían: y por eso mismo, porque su gratitud no tenía fundamentos venales, siguieron agradeciendo y añorando durante muchos años ese tiempo irrepetible.

    4. El primer gobierno.

      Es en este ámbito donde pueden contabilizarse algunos de los logros más perdurables del gobierno justicialista.

      Con la intención de realizar una más equitativa redistribución del ingreso se planearon mejoras sociales que implicaron mejores salarios y el reconocimiento de conquistas obreras, algunas de vieja dada y de inspiración socialista que se reactivaron: legislación laboral, indemnizaciones por despido, salario familiar, vacaciones pagas, etc.

      Uno de los más importantes méritos del peronismo reside justamente en estas medidas. El gobierno insistió con su política de reformas sociales (sobre todo en la primera presidencia) constituyéndose en un verdadero portavoz y defensor de la clase obrera.

    5. Política social.

      El gobierno encaró una política económica que incluyó la nacionalización de importantes empresas de servicios públicos y la creación de otras, lo que produjo el apoyo de diversos e importantes sectores de la población, entre ellos cabe destacar a abundantes grupos pertenecientes a las fuerzas armadas. También se advirtió el apoyo dado a la industria liviana. En el plano social, esta política se complementó con una legislación laboral que contempló las reales necesidades de los sectores obreros. En cuanto al campo, se propiciaron leyes que beneficiaron al trabajador rural.

    6. Política económica.

      Nada define mejor la parábola recorrida por Perón durante su gobierno como el análisis de su política internacional. El triunfo de 1946 había sido la victoria del sentimiento nacional herido por la intromisión del Departamento de Estado en nuestra política interna. La política internacional de Perón se movía dentro de límites cada vez más estrechos a medida que la situación del país tendía a deteriorarse.

      En suma, Perón se movió con toda la relativa independencia que le permitían las relaciones coyunturales del mundo, en el contexto del pico más álgido de la "guerra fría". En el campo de la política internacional quedó como saldo el mantenimiento del principio de autodeterminación de los pueblos y la solidaridad con los pequeños países, que contribuían a fortificar la conciencia nacional e individualizar la posición argentina en el mundo.

    7. Política internacional.

      Perón encontró una eficaz colaboradora en su esposa María Eva Duarte. Desde la Fundación que llevaría su nombre supo granjearse la simpatía y el agradecimiento de los sectores más desvalidos: niños, ancianos y especialmente el de las mujeres, por quienes bregó hasta conseguir el reconocimiento de sus derechos cívicos.

      Evita desarrolló una fuerza arrolladora que convocó a millones de argentinos hasta convertirla en un polo de poder tan grande como el del propio Perón.

      La prematura muerte (26 de julio de 1952) de Evita – tenía 33 años – renovó los sentimientos de adhesión al peronismo y fue motivo para la expresión de un auténtico dolor en vastos sectores populares de nuestra sociedad.

    8. Eva Perón.

      Con la iniciación del segundo régimen, la política peronista comenzó a poseer una conducta más demagógica y propagandista, adjudicándose todo el respaldo posible, interesándose por la masa popular y entregando una determinada percepción e imagen.

    9. Segundo gobierno.

      En el segundo año se advirtieron algunos signos de inquietud en la tendencia general de la economía: falta de reservas monetarias, pérdida del crédito exterior, inflación..

      En una concentración de homenaje al presidente estallaron bombas; por lo cual entre las filas opositoras fue tomando cuerpo la idea de un golpe armado para superar la situación. El oficialismo se presentaba débil y la oposición fortificada.

    10. La crisis.
    11. Exilio de Perón: hechos concretos.

    En el terreno de los hechos concretos dejaba a la clase obrera con una clara idea de su poder, organizada en poderosos sindicatos comprometidos con los intereses de sus integrantes, pero también con el interés nacional, así como una industria apta y experimentada que no permitiría el retroceso del país a la economía pastoril.

    Finalmente, cabe concluir destacando a quienes fueron realmente los que apoyaron y los que se opusieron a Perón: Perón llegó originalmente al gobierno con el apoyo de la Iglesia, las fuerzas armadas y los sindicatos. Pero en 1955 tenía la oposición de todos los partidos políticos no peronistas (Unión Cívica Radical, Socialista, Democrático Progresista, Comunista, Demócrata Nacional), de la Iglesia, de los estudiantes, de los terratenientes, muchos de los cuales estaban dispuestos a jugarse la vida en un intento para derrocar el régimen, y su apoyo sindical había declinado. Pero lo más importante es que un gran sector de las fuerzas armadas había decidido que Perón debía dejar el poder.

    La bibliografía utilizada para la elaboración de este trabajo práctico fue la que se señala a continuación:

    * CD Clarín

    * HOROWICZ, Alejandro. Los cuatro peronismos; Buenos Aires; Hyspamérica; 1986.

    * LUNA, Félix. Argentina, de Perón a Lanusse (1943 / 1973); Buenos Aires; Planeta; 5ª edición; mayo de 1990.

    * LUNA, Félix. El 45; Buenos Aires; Ed. ; 19 .

    * Nuestro Siglo – Historia de la Argentina (de Crónica); Buenos Aires; Hyspamérica; 1992.

    * SNOW, Peter G. Fuerzas políticas en la Argentina; Buenos Aires; Emecé; 1983.

    * SANTOS MARTINEZ. La Nueva Argentina; Colección Memorial de la Patria (1946-1955); Buenos Aires; La Bastilla; 1990.

    Trabajo realizado por:

    Ezequiel D. Masoni